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Angy (una historia para adolescentes)

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Angy (una historia para adolescentes)

PREFACIO

* * *

Glodomiro y Pánfilo son dos jóvenes adolescentes y estudiantes preuniversitarios


descendientes de inmigrantes de piel oscura, que habitan una región del mundo tan
multicultural y multirracial como la ciudad frontera donde viven. Ellos son los
protagonistas de esta nueva historia que ahora os ofrezco y cuya estructura básica sigue
conteniendo el mismo sello de mis anteriores escritos.

Glodomiro es un joven con un perfil de marcada timidez, quién como compensación


cuenta con un acuse de altas notas escolares y gran aprecio por la lectura, y es por
ende la parte pensante y relatora de esta historia. Es quien razona y profundiza cada
parte de la lectura, siempre en una narrativa de primera persona que conduce al lector
como si fuera un guía que le ayudará a transitar y comprender los sentimientos de un
adolescente en pleno despertar de su sexualidad cuando a éste la vida lo somete a un
inesperado encuentro con una de las más extrañas realidades de este mundo.

En contraposición, tenemos a Pánfilo, quién en ausencia de un aporte mental de


profundidad, tiene la virtud de ser la parte imprudente y temeraria de esta historia. Es
el clásico primo que no siente miedo, y cuya misión parece ser la de servir como el
escudo de protección que brinda la seguridad que Glodomiro necesita para tomar
decisiones.

Ambos se encuentran inmersos en el ilusorio mundo de la diversión juvenil. Ambiente


en el que poco les importa su innegable origen afro debido a que se han desarrollado
en una cultura multirracial en la cual como todo adolescente sueñan con las aventuras
amorosas que tanto las diosas de la propaganda televisiva como las de las películas de
acción establecen como el casi imposible estándar de belleza femenina. Fantasías que
como tal, lucen inalcanzables para ellos, sobre todo en un mundo donde la imagen es
la segunda moneda de cambio.

Sin embargo, lo que están por experimentar en la vida es que casualmente todo puede
dar un giro modificando radicalmente la realidad que les tocó vivir. No obstante, con
ello aprenderán que la vida no regala nada, y que cuando esto sucede; hay que pagar
el precio, pues todo tiene un costo y un balance, de lo contrario nada podría existir.

Y desde luego que hay un tercer y verdaderamente oscuro personaje en esta historia,
el cual se irá desenvolviendo a modo de suspenso y sorpresa a través de cada evento
relatado. Siempre como parte de los más íntimos deseos de estos adolescentes cuya
incontrolada furia emocional ha logrado mover un comando de la realidad que los llevará
hasta el nivel pesadilla.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 1

( ANGY … ÁNGEL O DEMONIO )

Las casualidades no existen. Tu eres el mundo que percibes, todo lo que hay afuera de
ti; eres tú mismo, y todo se encuentra bajo tu comando. Aun y cuando no estés
consciente de ello … Aun y cuando no tengas ni idea de cómo se ejecuta esa función de
la mente.

* * *

Tras ponerle el mejor antivirus a esa computadora portátil que adquirimos a buen precio,
nos fuimos al garaje de la casa y empezamos a ver todo lo que nos interesaba,
centrando nuestra atención en esas páginas web prohibidas, hasta que finalmente
encontramos la que buscábamos y que tanto nos habían recomendado otros
compañeros del colegio. Era bastante organizada, con un servicio de chat donde
curiosamente no restringían la edad, aunque como bien sabíamos eso no es más que
un protocolo de protección para quienes administran la web.

En ese sitio todos ofrecían un relato como pantalla para ingresar. Relato que
normalmente era algún cuento sobre una aventura erótica para disfrazar el verdadero
objetivo de la página, que era la oferta de servicios sexuales. Así que el primer día solo
asistimos como observadores viendo con morbo que eso parecía ser, o mejor dicho era
un mercado, donde gente adulta compraba servicios sexuales de menores según la
oferta o la demanda. Lo único que pedían era qué si queríamos pertenecer a ese club y
poder obtener una oferta real, debíamos colocar fotos reales y no una ficticia. Esas fotos
no necesariamente eran de rostros sino de ciertas partes del cuerpo, o en su defecto;
cuerpos donde se ocultaba el rostro, pero todas con su etiqueta clave de oferta, y desde
luego que para conocer esas claves nos enviaron una lista desde un correo anónimo.

Por ejemplo, una chica de 14 años que ofertaba sexo oral sin protección, colocaba en
su foto la etiqueta: M 14 S.O. (SC) seguida de un bonito cuento donde relataba como
fue iniciada en eso por tal o cual familiar, sacerdote, maestro, o violador anónimo en
algún callejón, y rápidamente hacía una subasta contactándose con el mejor postor, y
por supuesto que las “M V” ofertaban esa “V” a un costo mucho mayor. Todo ello sin
faltar desde luego el score de calificación de los consumidores, tal y como lo hace cierto
sitio de videos, con el símbolo de manita arriba para “like” y manita abajo para “dislike”

En esa forma toda transacción era administrada por la página, simulando con eso la
compra venta de esas fotos, obteniendo desde luego su jugosa comisión con cada
operación. Un bonito juego en el que todos ganaban, excepto cuando las agencias
policiacas capturaban infraganti a la pareja en esa ilícita relación.

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Pero curiosos como éramos, navegamos por el mapa geográfico de la página hasta
ubicarnos exactamente en nuestra ciudad para saber cuánta actividad de esa página
había en ella, y quedamos realmente sorprendidos. Parecíamos ser el monte Everest de
esa actividad a nivel mundial. Cosa que sin duda se debía a la laxitud legal que la
oficialidad de nuestra ciudad siempre ha padecido.

En esa área la oferta y la demanda eran de tal nivel que se agrupaban en secciones o
grupos según su preferencia, por lo cual, y gracias a la magia tecnológica de la filtración,
decidimos internarnos en el de mujeres adultas que quisieran tener relaciones con
adolescentes de piel oscura como nosotros, grupo por cierto muy reducido, pues solo
había cerca de diez mil, de las cuales en el pequeño grupo de mil ciento cincuenta que
calificaban con optima referencia según los consumidores de nuestra región, una de
ellas parecía ser la más exigente, pues había rechazado ya varias ofertas, y de inmediato
nos interesó saber que era lo que quería, para lo cual recurrimos a su chat privado.

Su mensaje era muy claro, y lo podríamos resumir así: mujer adulta busca relacionarse
con adolescentes preuniversitarios en nuestra ciudad frontera, tipo preferente, nativos
de la región, piel oscura, buena condición física, dispuestos a seguir mis instrucciones
durante un mes; tiempo que me tardaré en visitar la ciudad. Oferta: S.O. en algún lugar
de la localidad, sin compromisos de ningún tipo. Y cuando decía sin compromisos, se
refería a que no ofrecía ningún tipo de remuneración a cambio. Pues ella no compraba
ni vendía, solo quería una relación de tipo amistoso.

Interesados como estábamos en ese tipo de oferta, seguimos tecleando para


preguntarle cómo era ella, y nos dijo que era rubia y de aspecto físico bastante
aceptable, pero que cuando visitaba nuestra ciudad usaba un arreglo de pelo artificial
de otro color sobrepuesto sobre su rubia cabellera, lo cual tenía por objeto mantener
un bajo perfil para no ser tan llamativa con ese aspecto de extranjera, y así poder lucir
como una más de nuestras compañeras preuniversitarias.

También nos aclaró que su segunda exigencia era que la orientación sexual de quien
contactara con ella fuera cien por ciento heterosexual, con un marcado gusto por las
mujeres de tipo caucásico, como lo era ella. Lo cual caía exactamente en nuestra
preferencia, pues a pesar de ser negros como el carbón, teníamos gran pasión por todas
esas películas de acción con mujeres blancas y de sensual personalidad, siendo nuestras
favoritas las tenebrosamente malas o villanas, esas peligrosas chicas que liquidaban
rápido y sin clemencia a sus rivales durante las escenas de acción, de entre las cuales
teníamos frente a nosotros en ese garaje el poster de la que casi considerábamos
nuestra diosa. Esa cuyo nombre tiene algo que ver con la luna, apuntando y disparando
hacia el frente con ese revolver que era tan letal como su felina mirada.

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Pero volviendo al tema de nuestro contacto en esa página. Ella no quería aportar
imágenes en ese sitio debido al alto perfil profesional de su trabajo, razón por la cual
solo mostraba una imagen móvil de su oferta.

Pero como insistimos en conocer su cuerpo como lo hacían en esa página, accedió a
enviarnos imágenes de su cuerpo a través de un correo anónimo, siempre que le
enviáramos lo mismo de nosotros, y que ella nos diría si nos aceptaba de acuerdo a lo
que viera.

Y el primer correo llegó, mostrando una imagen móvil que nos dejó en silencio, mientras
veíamos como lentamente acariciaba sus perfectos senos, al tiempo que sentíamos esa
tremenda cosquilla que hacen los testículos cuando un impacto visual presiona la
producción de semen.

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Unos segundos después llegó otro correo con una imagen más, en la que veíamos como
arqueaba su espalda, evidenciando la perfecta estructura de un femenino y juvenil
cuerpo, como los que solo habíamos visto en algunas revistas de cine o modelaje.

Quedamos boquiabiertos con las imágenes. Esa mujer parecía estar diseñada para
montarse en ella y no bajar nunca hasta morir. Pero asumiendo que tanta belleza era
una broma de la gente que asiste a ese sitio Web, decidimos contestar con uno de
nuestros juegos, y una vez que nos pusimos de acuerdo, decidimos responder a esa
comunicación enviándole un video donde le mostrábamos nuestros cuerpos de la cintura
hacia abajo, ejecutando la funcionalidad completa de una masturbación lanzada al lente
de la cámara, diciéndole que eso era lo que había provocado con sus imágenes, y que
queríamos que nos evaluara y nos calificara según su gusto. Y para nuestra sorpresa
nos respondió diciendo que éramos exactamente lo que ella buscaba.

Luego, nos dijo que estando en la página Web donde la contactamos, debíamos tener
claves especiales de comunicación una vez que nos diéramos de alta en ese sitio, pues
había agencias federales de varios países rastreando las comunicaciones de esa página,
razón por la cual, una vez que entráramos debíamos trasladarnos a una sección de esa
Web que usaba una tenebrosa obra de la tecnología llamada: “No me mientas Pinocho”.
La cual servía como detector de mentiras con una confiabilidad del 97% de acierto,
siempre que las preguntas fueran precisas, y las respuestas: Si o No.

Solo había que poner una mano sobre la pantalla táctil, y de inmediato aparecía la clave
que nos identificaba en ese sitio Web, después de eso, todo lo que escribiera la otra
mano en el teclado virtual de esa pantalla sería evaluado como verdad o mentira según
la pregunta. No había forma de hacer truco o cambiarse por otra persona, pues el
sistema reconocía si tanto la mano colocada como la que tecleaba eran de la misma
persona. En esa forma podíamos hacerle preguntas, y que ella nos las hiciera también,
para lo cual, ella se identificaba con el nombre clave: VLT 1970 Pero prefería que le
dijéramos “Angy”. Por nuestra parte, nosotros elegimos las claves: “Gansito” para mi
primo, y “Burrito” para mí.

Así que enseguida nos preguntó si estábamos listos para empezar. También nos advirtió
que si decíamos mentiras seriamos rechazados, y ya no podríamos volver a entrar a ese
sitio que podía identificarnos como usuarios no confiables.

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— !Pánfilo! … Tengo miedo … Esto ya se puso serio. — Le dije a mi primo. — Que tal si
es una trampa para secuestrarnos y llevarnos como esclavos al medio oriente. Esa
página web tiene fama de estar controlada por los iluminatis, los MKU o como se llamen.

— !Hay Glodomiro! No seas ridículo — Me dijo mi primo. — Para eso no necesitan tanto
rollo, solo tienen que agarrar al primer pazguato que vean en la calle … y como casi no
hay.

— !Pánfilo! … También puede ser una alienígena, y vamos a terminar como comida de
extraterrestres. — Le dije a mi primo.

— !Otra vez! … De seguro estuviste viendo esas películas para niños tontos. — Me dijo
mi primo. — Esos solo se llevan cosas buenas. El único negro al que agarraron los
extraterrestres no les gustó para nada, y no han vuelto a secuestrar otro.

Pero atendiendo a mi paranoia, mi primo volvió a teclear, poniendo como condición qué
si éramos aceptados por ella después de las preguntas, la cita debía ser en un lugar
público y seguro, y que iríamos los dos o no habría trato. Después de todo estábamos
jugando a ser unos duros negociadores con la parte que necesitaba de nosotros. Así
que luego de esperar un rato que nos pareció una eternidad recibimos la respuesta:

— Condición aceptada.

Con algo de temor nos decidimos, y una vez que nos dimos de alta en ese sitio Web,
empezamos, siendo mi primo Pánfilo el primero en preguntar.

— ¿Eres alguna modelo de revistas o televisión? — No. — Respondió ella.


— ¿Aeromoza? — No. — Respondió ella.
— ¿Deportista? — Si. — Respondió ella.
— ¿Famosa? — No. — Respondió ella.
— ¿Continente americano? — No. — Respondió ella.
— ¿Europa? — Si. — Respondió ella.

Al no ocurrírsele otra pregunta a Pánfilo, tuve que continuar yo, y desconfiado como
soy, decidí hacerle preguntas más difíciles de cubrir con mentiras.

— ¿Eres realmente tú la de las imágenes que enviaste? — Si. — Respondió ella.


— ¿Tiene alguna mala intención tu comunicación? — No. — Respondió ella.
— ¿Perteneces o has pertenecido a organizaciones criminales? — No. — Respondió ella.
— ¿Te excitas con adolescentes de piel oscura? — Si. — Respondió ella.
— ¿Y con adultos? — No. — Respondió ella.
— ¿Quieres que te demos una malteada como la del video? — Si. — Respondió ella.
— ¿Aparte de S.O. También haces S.A. — … Si. — Respondió ella, tardando un poco.
— ¿Tienes mucha experiencia en hacer todo eso? — Si. — Respondió ella.
— ¿Sientes vergüenza o culpa en tu actividad? — No. — Respondió ella.
— ¿Nos estas engañando en alguna forma con tus respuestas? — No. — Respondió ella.

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Y tras hacer mis preguntas, llegó el turno de ella.

— ¿Estarían dispuestos a abstenerse de esa actividad que vi en el video durante todo


un mes, hasta el día de nuestra cita? — Nos preguntó ella, a lo cual nos tardamos un
poco en responder, pues ni Pánfilo ni yo dejábamos de hacerlo a diario. Hasta que
respirando hondo nos pusimos de acuerdo respondiendo. — Sí. — Y el detector brincó
a Rojo: (Falso) … con ambos.

Derrumbados y pensando que habíamos arruinado nuestra mejor oportunidad … Luego


de un rato que nos pareció una eternidad, recibimos otro mensaje:

— Les voy a dar otra oportunidad chicos … Pero será a mi manera, … y es como sigue:
— Nos dijo ella.

Luego de cancelar la falla que habíamos tenido en nuestra respuesta, nos dijo que
dentro de un mes estaría en nuestra ciudad, y qué al llegar, nos preguntaría de nuevo
con ese detector de mentiras si habíamos cumplido con su encargo. Además, había otra
condición especial que debíamos cumplir, y era la de tomar cierta bebida nutricional,
cuya información encontraríamos en Internet, y que una vez preparada no tenía ningún
mal sabor. La cual serviría para energizar el cuerpo y enriquecer las hormonas que
producían las acciones del video que le enviamos. Mientras tanto, nos dijo que podíamos
platicar con ella por escrito, de computadora a computadora, pero tendría que ser
exactamente a las 3:00 AM hora local de nuestra ciudad, siempre a través de ese canal
seguro que ofrecía la página, y solo por un máximo de cinco minutos. Fuera de ese
rango de tiempo no era seguro.

Pronto nos dimos cuenta de que con ella podíamos platicar de casi cualquier cosa.
Astronomía, ciencia, tecnología, literatura, historia medieval europea, datos de nuestra
región de los que no teníamos ni idea, propiedades medicinales de las plantas,
psicología, aeronáutica y hasta recetas de cocina … Siempre tenía respuesta para todo,
como si fuera el mismo Internet el que nos respondiera, pero en forma personal … Así
que paranoico como soy, por un momento empecé a pensar que se trataba de una
inteligencia artificial, como la que presumiblemente tenían en esa página web, cosa que
no le mencione a mi primo para evitar otra reprimenda.

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CAPÍTULO 2

( EL ENCUENTRO )

Los deseos que aparentan ser regalos de la vida, casi siempre vienen envueltos en
espinas.

* * *

Y el gran día llegó, y contra todo pronóstico, hicimos lo que nos pidió, aunque realmente
no teníamos ni idea de la fuerza de voluntad que se requería para lograr esa hazaña.
Pues al tercer día la ansiedad era punto más que insoportable, supongo que como
cualquier adicción, por lo cual solo encontrábamos alivio al bañarnos con agua fría,
aunado a ejercicios mentales y de respiración, como ella nos lo indicó en sus escritos.
Y una vez que nos confirmó que su vuelo había llegado al aeropuerto nos dirigimos al
lugar que habíamos seleccionado para la cita en la hora pactada. Esta vez estábamos
decididos a no fallar el interrogatorio con ese infalible detector de mentiras.

El lugar que elegimos para la cita era en la biblioteca de la ciudad. Un lugar público y
perfectamente vigilado por ser parte del consulado norteamericano de la frontera, y
donde los cubículos privados para clientes que lo requerían estaban cerrados por un
cancel de vidrio que impedía cualquier interrupción o molestia del exterior, y persianas
que a discreción impedirían la vista hacia el interior. El lugar era perfecto para negocios
o clases particulares, y en nuestro caso para sentirnos seguros y empezar a conocerla.
La señal que nos dio era que estaría en uno de esos cubículos privados con unos
enormes lentes y un saco oscuro, el cual se quitaría en cuanto nos viera para colocar
un lápiz de color negro en sus labios.

El mes que pidió nos había parecido eterno, sobre todo por las condiciones que nos
impuso. Por nuestra parte, habíamos hecho nuestras propias apuestas acerca de su país
de origen. Estábamos casi seguros que era de España, pero por el tipo de escritura y
preguntas que nos hacía sobre nuestra cultura, no parecía ser de ahí, tampoco de
Argentina u otro lugar de América. Y cuando llegado el día nos comunicamos para decirle
que podía hacer sus preguntas en el detector de mentiras, solo respondió escuetamente
que las haría cuando nos viéramos a la hora pactada. Pero una vez que llegamos a la
biblioteca, y después de esperar como cinco minutos estábamos impacientes.

— !Pánfilo! … Ya esperamos casi cinco minutos y no parece que sea ninguna de las que
vemos. Vamos a preguntarle por el chat de esa página si ya llegó. — Le dije a mi primo.

— !No Glodomiro! — Me dijo mi primo — Ya sabes cómo son las mujeres. Nunca están
listas a la hora acordada. Además, recuerda lo que nos dijo acerca de que no nos
comunicáramos por ningún motivo, pues estamos muy cerca de la frontera
norteamericana, y hay agentes de la policía rastreando las transmisiones de los clientes
de esa página web … y buscar u ofrecer estas relaciones está tipificado como delito
mayor. Si nos agarran son cien años de calabozo.

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Pero después de esperar y esperar nos decidimos, y usando su clave de cliente en esa
página que la conectaba directamente a su móvil, nos comunicamos en código secreto:

— Lobo Lobito, ¿ya estás aquí? … — Le preguntamos por el chat.

— !Si! … Ya los vi calabazas. — Nos respondió por el chat. — Les dije que no hablaran.
Quédense en la biblioteca, estoy terminando algo y les doy la señal para que se
acerquen … y ya no hablen, o tendremos que abortar la operación. Ellos están en todas
partes … son como el “agente Smith” de esa película que me platicaron … y solo
necesitan tres transmisiones para triangular nuestras coordenadas GPS.

Así que para hacer tiempo simulamos buscar un libro mientras husmeábamos cerca de
los cubículos, pues según acordamos, ella llegaría para ocupar uno de esos exclusivos
lugares, y suponiendo que ella ya estaba en uno de esos lugares transitamos por ese
corredor hasta que de pronto, quedamos impactados con la alucinante imagen que
vimos a través del cancel de vidrio de uno de esos cubículos privados.

— !Pánfilo! … ¿Estás viendo lo que yo veo … o … estoy soñando? … ¿Crees que sea la
estrella de … ? — Le dije a mi primo ante el sorprendente parecido que esa chica tenía
con nuestra heroína de las películas.

— !Claro que no Glodomiro! — Me dijo mi primo Pánfilo. — Esta súper, y efectivamente


parece su doble, pero debe ser una de las gringas que trabajan en el consulado ... Deja
de soñar y mejor concéntrate en la que buscamos. Debe tener un saco oscuro y unos
enormes lentes … y con lo sabionda que es … no te sorprendas si tiene cara de
bibliotecaria … Así que mejor busca una que parezca búho con lentes.

— Pues hay solo tres chicas con saco oscuro en los cubículos. — Le dije a mi primo. —
Y solo dos traen unos enormes lentes como nos dijo, pero no veo que ninguna haga la
señal que esperamos, y con lo que estoy viendo se me está parando como no tienes
una idea. Mejor vamos a esa mesa o tendré que jalármela aquí mismo frente al vidrio.

— Bueno, está bien Glodo. Vamos a sentarnos frente a esa ricura, yo también quiero
contemplarla, pues con el puto “té de cebolla” que nos hizo tomar a diario durante el
mes de abstinencia, me haría tres seguidas cada hora. — Me dijo mi primo, cuando de
pronto vimos como esa ricura se ponía unos enormes lentes.

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Tragando saliva por la excitación y casi sin pensar nos dirigimos a la mesa que estaba
frente a ese cubículo, donde simularíamos leer los libros que tomamos, cuando de
pronto vimos cómo esa excitante dama levantaba la vista volteando hacia nosotros para
dirigirnos una mirada que casi nos derrite como cera en el fuego.

Luego, siguió con su trabajo, sin darle la menor importancia a nuestra presencia, en
tanto que disimuladamente nos sentamos en la mesa buscando la mejor ubicación para
quedar justo frente a ella … desde donde pudiéramos ver a nuestro completo antojo
esa excitante forma que atrapaba nuestra mirada como un imán atrapa al metal. Casi
rogábamos al cielo que fuera ella mientras simulábamos leer los libros.

— !Pánfilo! … Voltea para otro lado o se va a dar cuenta que la estamos viendo. — Le
dije a mi Primo.

— !Eso intento Glodo! … Pero es imposible. — Me dijo mi primo con sus dientes
apretados mientras simulaba tapar su cara con el libro.

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Y tan solo un momento después, vimos cómo ella se quitaba su saco para colocarlo a
un lado, luego lentamente se soltó el pelo y enseguida tomó un lápiz de color negro y
lo colocó en su boca … Quedamos boquiabiertos contemplando esa escena. Por fin, esa
era la señal, ya no teníamos la menor duda, solo que no esperábamos que lo que
contactamos fuera una dama de tal nivel … En persona era diez veces más atractiva
que en las imágenes que nos envió. Un verdadero caramelo de Dios cuya sola imagen
era una invitación para devorarla.

— !Apenas lo puedo creer Glodo! … !Es ella! … — Me dijo mi primo. — !Rayos! … Mira
como acaricia el lápiz con los labios, realmente tiene boca de mamadora.

— Pánfilo … ¿y será cierto lo que puso en sus preferencias acerca de que a ella solo le
interesan los adolescentes de piel oscura? … ¿Qué tan oscura? … ¿Le iremos a agradar
con lo gorditos que estamos? — Le pregunté a mi primo con incredulidad, pues ni en
sueños podía acomodar la idea de que nosotros hiciéramos pareja con ella.

— Glodo … Ya deja de mencionar esas calenturas o no voy a poder caminar … !Putísima


madre! … !Ya se me paró a todo lo que da! — Me dijo mi primo.

— A mí también Pánfilo. Creo que tendremos que cubrirnos la bragueta con estos libros
como lo hacemos en el autobús. — Le dije a mi primo mientras apretaba los dientes a
causa de la intensa excitación.

Sin embargo, ella no volteaba a vernos pareciendo estar más ocupada en el trabajo que
hacía en su laptop mientras mantenía ese lápiz en su boca. Razón por la cual aún no
estábamos seguros, pues por un momento nos pasó por la mente la idea de que todo
fuera obra de algún bromista que conocía los hábitos de esa chica. Un error que nos
haría quedar como los idiotas del mes.

Finalmente la vimos voltear de reojo hacia nosotros para vernos mientras deslizaba una
de sus manos por su pierna como si acariciara su piel.

Una inconfundible señal de coquetería que sin duda quería que captáramos para estar
seguros de que era quien buscábamos.

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Aun con miedo de cometer un error nos armamos de valor y decidimos entrar a ese
privado, lo cual hicimos mientras ella continuaba hacendosamente escribiendo en su
laptop con ese lápiz en su boca. Por un momento creímos que ni siquiera se había dado
cuenta que habíamos entrado al cubículo donde estaba, hasta que decidimos mencionar
los nombres clave que le dimos en la página donde la contactamos y que de hecho eran
nuestros apodos. Mi primo: “Gansito” y yo: “Burrito”. En ese momento ella se quitó el
lápiz de su boca y levantó su vista para vernos. Parecía como si no entendiera de que
le estábamos hablando.

— ¿What can I help you guys? — Nos dijo en inglés; dejándonos sin saber que decir al
darnos cuenta de que realmente habíamos metido la pata.

Y viendo que no decíamos palabra agregó

— The youth section is at the bottom of the hall … ¿Do you understand me? — Siguió
diciendo ella en su idioma con un claro acento británico.

— S s … sorry madam, this is … a … esto ha sido un error. — Le dije dirigiéndonos de


nuevo a la puerta de salida.

— Se dice “mistake” tarugo — Me dijo mi primo, corrigiendo mi inglés de juguete.

Pero en ese instante la dama se levantó rápidamente de su asiento cerrándonos el paso


para colocarse frente a la puerta de salida en una forma en la que parecía presionar la
puerta con su trasero.

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— ¿Adónde creen que van chicos? … Regresen y siéntense frente a mí ... !Ahora! — Nos
ordenó ella dejándonos congelados cuando vimos en un costado de su cinturón una
brillante placa oficial que decía algo así como N.S.A. U.S. Federal Bureau of ... y en el
otro costado de su cintura enfundada la terrible arma que complementaba la imagen de
nuestra peor pesadilla. (!Jesús, mil veces el chamuco! … !Ahora si estamos jodidos!)
Me dije a mi mismo en mi interior.

Apenas podíamos creer que una reina tan hermosa trabajara para la más oscura y
tenebrosa agencia que hay en el mundo … esa que desde hace mucho se dedica a hacer
en los límites de nuestra frontera el trabajo sucio de la central de inteligencia de nuestros
vecinos del norte con la completa anuencia de nuestras incompetentes autoridades.

Sabíamos bien que sin importar la apariencia que tuvieran, entre las filas de esa oscura
organización no existía el policía bueno, ni siquiera para convencer. Así que una vez
sentados, se colocó de pie frente a nosotros, mirándonos durante un rato, sin decir
palabra, con sus brazos cruzados, haciéndonos sentir que estábamos ante una autoridad
superior, o como ratones frente al gato, hasta que rompió el silencio.

Ni siquiera piensen en correr chicos … Hago blanco a cien metros con repetición de tres
tiros por segundo ... ¿Se sienten con suerte para comprobarlo? — Nos dijo ella tocando
con su mano esa terrible arma, por lo cual solo movimos nuestras cabezas diciéndole
que no, y entonces continuó. — Los hemos rastreado desde hace varios días y sabemos
muy bien porque están aquí. Así que debo decirles con toda claridad que se preparen,
porque se han metido en un gran lio chicos. Uno verdaderamente grande, y del que no
creo que vayan a salir bien librados. Este lugar es parte del consulado, así que, sin pasar
por las autoridades de su país, de aquí se irán directos a la grande … de donde nadie
vuelve. Y a menos que me digan la verdad toda la verdad y nada menos que la verdad,
haré una consideración con ustedes, de lo contrario, esto se va a poner bastante feo, y
créanme que conmigo no se juega. — Nos dijo tocando con sus dedos esa brillante placa
oficial, cuya bien ganada fama era la de ser una licencia para matar.

— ¿Tienen algún custodio en la policía? — Nos preguntó ella dejándonos confundidos y


con cara de “!whata fuck!”, por lo cual le dijimos que no había tal cosa.

— ¿A quién más informaron de esta actividad ilegal que pretendían realizar? — Preguntó
de nuevo, y de inmediato respondimos que solo nosotros lo sabíamos.

— ¿Han contraído alguna enfermedad contagiosa por andar en este tipo de actividad?
— A lo cual respondimos que no, pensando que sus preguntas tenían que ver con alguna
investigación sobre los temidos ataques epidemiológicos.

— ¿Han tenido relaciones sexuales de alguna clase? — Preguntó una vez más, y
rápidamente movimos nuestras cabezas diciendo que no.

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Angy (una historia para adolescentes)

— ¿Les pidió algo a cambio la persona que contactaron? — Preguntó ella, y respondimos
que solo quería amistad.

— ¿Algo más que haya pedido … en forma especial? — Preguntó ella, y mirándonos
entre nosotros le dijimos que había pedido un mes de abstinencia en el cual debíamos
tomar una infusión de té de cebolla a diario y en ayunas.

— ¿Lo hicieron? — Preguntó ella, y movimos nuestras cabezas afirmativamente.

Entonces, luciendo en su rostro una nerviosa expresión al tiempo que parecía


mordisquear uno de sus dedos; levantó el teléfono que estaba sobre su escritorio, y
oprimió un botón para establecer una tenebrosa comunicación:

— Si, es ella … está aquí … !Cierren todo y búsquenla! … !La quiero viva! … Pero si
consigue salir de aquí … !dispárenle a matar! — Dijo por teléfono al tiempo que extraía
de la parte trasera de su cinturón unas esposas y las colocaba sobre el escritorio junto
a su bolsa, y enseguida oprimió otro botón del teléfono.

— Yes sir … the boys are here … !What! — Mencionó ella volteando a vernos. — ¿Are
you sure? … !But! … Ok sir … I will. — Terminó de decir colgando el teléfono.

Luego tomó con su mano la perilla de la puerta para asegurarla, moviendo enseguida
la persiana de la ventana para impedir la vista hacia el interior, y entonces volteó para
quedar de nuevo frente a nosotros al tiempo que lentamente desenfundaba su arma
mientras con su otra mano empezaba a colocarle en el extremo un alargado cilindro
metálico, tan oscuro como su arma, enroscándolo con toda paciencia mientras nos
observaba sin ninguna expresión en su rostro.

No necesitábamos ser unos genios para saber de qué se trataba, lo habíamos visto
docenas de veces en el cine, pero jamás creímos que algún día íbamos a vivir ese horror
que solo nos divertía como fantasía. Y cuando vio que estábamos tan alterados que casi
queríamos llorar, de pronto colocó esa arma sobre el escritorio, y con cara de gran
preocupación se arrodillo frente a nuestros asientos sujetándonos de la pierna a cada
uno para hablarnos amigablemente.

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Angy (una historia para adolescentes)

— !No se crean chicos! … Solo estaba fingiendo para asegurarme. — Nos dijo ella. —
Soy yo … “Angy”, su contacto … y el teléfono estaba desconectado, no le llamé a nadie.
La placa es falsa y la pistola es de plástico, ¿lo ven? ... Pobrecillos … ¿Los asusté mucho?

— ! Respiren por favor ! … ! No soy la bruja odiosa que vieron actuar ! — Continuó
diciéndonos al tiempo que removía nuestras piernas con sus manos para que
reaccionáramos al ver que el susto nos había dejado como estatuas.

Por fin respiramos aliviados como si acabáramos de salir del agua, al saber que no había
nada de qué preocuparnos.

— !Angy! … !No tenías que hacer todo eso! … Casi morimos del susto. — Le dije con mi
voz sofocada y casi llorando.

— Lo sé cariño, y les ruego que me disculpen por ser tan grosera, pero tenía que estar
segura de que no era una trampa como las que pone la policía de mi país … de haber
sido así, casi todo lo que vieron sería una realidad. Pero créanme que los recompensaré
más allá de lo que se imaginan.

Nos dijo ella y enseguida se levantó para continuar.

— Durante el interrogatorio me di cuenta de que no había riesgo alguno, pero … debía


estar bien segura … Solo les recomiendo que sean más valientes cuando se enfrenten
a una gringa engreída que se cree la reina de Inglaterra, nunca demuestren temor, o
se los van a comer vivos.

En fin, volviendo a lo nuestro, supongo que los tres tenemos un interés en común, por
eso estamos aquí, para ponernos de acuerdo con los detalles.

Así que tú eres “Gansito” — Le dijo a mi primo dirigiéndose enseguida a mí. — Y tú


“Burrito”, que bellos apodos, como los muñecos de peluche con los que jugaba de niña.

Mi verdadero nombre es algo complicado, y no se diga mi apellido, pero sigan


llamándome “Angy”, para facilitarles la pronunciación.

Con nuestros corazones aun latiendo aceleradamente por el susto, escuchábamos todo
eso mientras pensábamos en lo tontos que fuimos. Luego de eso, nos presentamos con
nuestros verdaderos nombres, y tras un fino y social abrazo y beso en la mejilla, por fin
mencionó lo que esperábamos como música para nuestros oídos.

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Angy (una historia para adolescentes)

— Muy bien chicos, iremos a otro lugar para llevar a cabo lo que les prometí — Nos dijo
y pidió que uno de nosotros le regresara a la bibliotecaria los libros y revistas que le
prestaron para pasar el rato mientras llegábamos, para lo cual pidió de favor a mi primo
Pánfilo que los llevara, lo cual hizo dejándome solo con ella. Por fin, la merecida
recompensa de la larga espera y del no menos largo y angustiante susto parecía ser el
premio mayor, y en serie completa.

Una vez solos, ella tomó asiento en su escritorio y giró su silla para quedar frente a mí,
que en ese momento me encontraba de pie a un lado del escritorio, entonces ella se
inclinó para sacar del cajón una gorrita de invierno dejando a la vista la increíble forma
de esos perfectos senos que habíamos visto en la imagen que nos envió por correo.

Cosa que yo contemplaba absorto y con ojos de lujuria. En ese momento casi sentí que
una erupción de semen brotaba de la punta de mi rígido miembro, al cual ocultaba bajo
el libro que traía en mi mano.

— ¿Te gusta lo que vez Glodomiro? — Me preguntó ella sin voltear a verme, sabedora
del lugar en donde tenía clavada mi vista, y cuando finalmente levantó su rostro para
ver la cara de imbécil excitado que tenía al no saber que decir, extendió su gorrita y me
dijo. — ¿Es linda verdad? — Me dijo ella al tiempo que la colocaba en su cabeza.

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Angy (una historia para adolescentes)

— !He! … !Claro! … !Claro! … Pero claro que si … Es linda … es bella … es hermosa …


es perfecta — Le dije balbuceando como idiota mientras la veía acomodar su boinita,
con ese arreglo de pelo castaño que se ponía sobre su rubia cabellera … Aunque creo
que lo que quería decirle era: “chuponeable … como usted … Miss Francia y Miss
Inglaterra juntas no le harían justicia a una reina como usted”.

Enseguida ella se puso de pie colocándose frente a mí a escasos centímetros de mi


rostro, enfocando sus intensos ojos en los míos. Era como cuatro dedos más alta que
yo y mi primo. Lucía como la típica europea caucásica, frondosamente desarrollada, y
con una estructura física tan femenina que me inspiraba unas ganas irresistibles de
abrazar el talle de esa arqueada y perfecta espalda a la altura de la cintura y levantarla
del piso en apretado abrazo, con esos senos frente a mi rostro.

— Yo sé muy bien lo que quieres Glodomiro, y también entiendo cómo se sienten tú y


tu primo. Tengo el olfato de un animal, y desde que entraron pude captar que están
saturados de hormonas. — Me dijo ella dejándome prácticamente mudo mientras sus
hipnóticos ojos seguían clavando su mirada en los míos sin siquiera parpadear, lo cual
provocó que yo moviera mi vista hacia un lado, pero ella, con su dedo índice colocado
bajo mi mentón, me hizo volver a verla.

— ¿Deveras necesitas hacer todos los días lo que vi en el video que me enviaron? —
Preguntó ella. A lo cual respondí moviendo la cabeza afirmativamente al tiempo que
cerraba los ojos por un segundo, para evitar esa mirada que parecía atravesar todo
hasta ver mi alma. Pero al abrirlos de nuevo, ella continuaba mirándome con esos
intensos ojos que no me permitían mirar hacia otro lado, mientras sutil e
imperceptiblemente movía sus labios, como si saboreara lo que veía, y en el interior de
su boca acomodara la excesiva salivación.

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Angy (una historia para adolescentes)

— ¿Cuántos idiomas hablas Angy? — Le pregunté al no saber qué decir.

— Sin incluir arameo y latín … Tres … de hecho cuatro con el de ustedes, que es el
último que estoy aprendiendo, muy difícil, por cierto. — Me respondió ella, dejándome
mudo una vez más, pues nosotros éramos unos burros que ni el nuestro aprendíamos
como lo hacia ella.

Luego continuó observándome, como si estuviera memorizando la imagen de mi rostro


mientras mantenía su dedo índice bajo mi mentón, evocando en mi mente aquellas
películas de la segunda guerra mundial, en las que las oficiales de la Alemania nazi
acosaban con su mirada a quienes interrogaban en busca de judíos.

— Mmm … Así que este es el chico de las preguntas interesantes ... ¿eh? — Me dijo ella
y continuó. — Un fiero león en el chat … pero un manso gatito frente a mí.

Y continuó con ese juego mental que se prolongó otro par de segundos hasta que mi
primo volvió, y solo hasta ese momento ella me liberó de su felina mirada para sonreír
diciéndonos lo que debíamos hacer:

— Vamos a salir de aquí chicos. — Nos dijo ella y continuó. — Primero ustedes y luego
yo, caminaremos por la calle en banquetas separadas, como si no nos conociéramos,
me seguirán hasta llegar a ese cine de la avenida principal. Estamos a buena hora para
la función nocturna, sin intermedios y en un lugar exclusivo que se puede rentar para
tener una privacidad tan absoluta como la de este cubículo, pero alumbrados tan solo
con la mortecina luz de la pantalla. Un lugar público y seguro como lo pidieron.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 3

( LA REVELACIÓN )

Si tu deseo solo percibe la dimensión de la forma, el resto de los atributos serán el


balance o contrapeso de lo que consideras como lo más importante.

* * *

Hicimos lo que nos dijo, y mientras la seguíamos por la calle, nuestra atención solo
estaba enfocada en esa increíble figura que iba delante de nosotros. Habíamos visto
chicas bellas, tanto en las películas como en la televisión. Pero las que tienen esa forma
tan naturalmente provocativa de moverse al caminar, son una especie aparte, casi me
atrevería a decir que son de otro planeta.

La tarde de ese día era bastante fría, aunque extrañamente vimos que a ella eso no
parecía afectarle, y mientras caminábamos tras ella, en mi mórbida mente imaginaba
esa atlética y desarrollada figura de increíbles formas tranquilamente posada en una
butaca, iluminada tan solo por la tenue luz de la pantalla. Definitivamente esa era la
chica que siempre soñé llevar al cine para tocarla sin limitaciones.

Al llegar, en el lobby del cine tomamos asiento en unos amplios sillones de un apartado
lugar mientras anunciaban el inicio de la función, la cual empezaría en unos treinta o
cuarenta minutos, situación que ella había calculado para hablar con nosotros. Yo sabía
muy bien cómo eran esos cines donde exhibían películas europeas que no dejaban nada
a la imaginación, películas que para nosotros eran todo un mundo de ilusiones en el que
nos sumergíamos soñando con esas fantasías que para nuestra emocional naturaleza
eran sentidas como si formaran parte de nuestra realidad. Lugares en los cuales por un
módico pago pasaban por alto nuestra edad.

En el interior de esa iluminada estancia, ella lucía bellísima, muy blanca, con unos
intensos ojos, y un look en su pelo que me hacía recordar a las artistas de las películas
de acción y fantasía que veíamos, toda una dama adulta que realmente no le pedía nada
a las modelos de las revistas, y con la que nosotros solo podríamos soñar.

Ella nos dijo que era psicóloga graduada y que ejercía su profesión. Sin embargo, nos
aclaró que el mundo no es perfecto, y que aún ella tenía un vicio del cual ya estábamos
enterados por la correspondencia electrónica que nos envió en forma anónima. Vicio
por el cual en su país podría perder su carrera su prestigio y hasta su libertad.

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Angy (una historia para adolescentes)

Planteado eso nos explicó el asunto ese de la pedofilia de modo que pudiéramos
entenderlo, explicándonos la visible contradicción acerca de porque una mujer que por
su apariencia podía tener a cualquier hombre, se dedicaba a buscar adolescentes,
aclarándonos que en nuestro país una turista como ella no tendría ningún problema con
eso, pues conocía a gente de las autoridades de nuestra ciudad, pero que en el de ella,
algo así la enviaría a la cárcel un montón de años, y esa era la razón por la que venía
tan seguido a vacacionar a esta ciudad de la frontera, a donde acudía luego de haberse
contactado con alguien que le interesara su oferta, siendo los estudiantes la población
más fácil de contactar, y que contrario a lo que pudiéramos pensar, ella no era racista,
ni estaba interesada en la apariencia, aspecto, o color, sino en otras cosas que
tendríamos que vivirlas con ella para entenderlas. Luego nos hizo saber que en el interior
de ese cine había un área separada al fondo, a donde solo ingresaba el selecto publico
VIP que puede rentar esas áreas privadas, donde nadie nos vería ni nos interrumpiría.

Así que, ya entrados en confianza, y casi sin darnos cuenta, empezamos a platicar con
ella sobre esas terribles necesidades cuya acción ella había visto en el video que le
enviamos, pues curiosamente y casi sin notarlo, al hablar con ella nos sentíamos con tal
nivel de confianza que podíamos hablar libremente y sin el temor de la clásica censura
de una dama con la que hay que cuidar cada palabra, pues ella nos insistía en que
usáramos libremente nuestro ordinario y vulgar lenguaje de estudiantes, argumentando
que eso lo requería para su conocimiento del idioma, lo cual era excitante en extremo
para nosotros, por fin teníamos a alguien que escuchara lo que sentíamos y hacíamos
transmitiéndole esas emociones que visiblemente parecían deleitarle mientras las
escuchaba. En esa forma le comentamos con toda vulgaridad y detalle que nosotros ya
habíamos cumplido los 16, y que masturbarse a diario era algo que se estaba volviendo
complicado, razón por la cual buscábamos otra forma de desahogo, algo como lo que
ella nos ofrecía, un intercambio de servicios, sin riesgos ni costos en el que ambas partes
quedaran beneficiadas, aunque a espaldas de la ley, razón por la cual procedió a
explicarnos los beneficios de sustituir la masturbación por lo que ella nos ofrecía, y
mientras hablaba con esa femenina y seductora voz, era del todo perceptible la forma
como arrastraba ese sensual acento que evidenciaba su idioma natal, generando en
nosotros una especie de embriaguez emocional al amparo de la cual no importaba de
que hablara, solo queríamos seguir oyendo de ella lo que fuera. Si alguna vez
escuchamos la frase “La Aristocracia de la coquetería”, ese era el adjetivo ideal para ella

Hasta ese momento solo la tocábamos levemente tratando de poner alguna mano sobre
su falda, por lo cual nos tranquilizó diciéndonos que estábamos a escasos minutos de
hacer lo que nos prometió, y que ella estaba tan ansiosa de hacer eso como nosotros,
también nos aclaró que como estaba informada de que nuestra religión prohíbe el uso
de condones, ella estaba dispuesta a hacerlo “a cappella”, ya que éramos unos jóvenes
perfectamente saludables, y fue hasta ese momento de excitante acercamiento personal
que ella se separó un poco de nosotros y nos pidió que escucháramos con mucha
atención lo que tenía que comunicarnos, porque era muy importante para el futuro
desarrollo de la relación que íbamos a iniciar con ella.

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Angy (una historia para adolescentes)

Fue una breve, pero seguramente bien estudiada y calculada exposición en la que nos
hizo saber algo qué si bien ya era conocido por nosotros, jamás imaginamos que
conoceríamos a alguien así en nuestras vidas. Pues sin importar en qué forma se adorne
el argumento … el síndrome de nacer en el cuerpo equivocado para finalmente
transformarlo mediante cirugías en la impresionante anatomía que teníamos frente a
nosotros, fue algo que nos dejó helados.

Transexualidad, y cirugías para cambio de sexo parecían ser temas de algún lugar o
país muy lejano y completamente ajeno a nuestras vidas. Y ahora, con emociones
encontradas en nuestra mente, solo la contemplábamos boquiabiertos sin saber que
decir. Sencillamente habíamos entrado en un estado de negación … Sin embargo, algo
en nuestro interior trataba de convencernos de qué como toda bestia macho, lo único
que debía importarnos era la forma, y la que teníamos frente a nosotros superaba por
mucho nuestras más caras fantasías. Pues como bien nos dijo ella, con la nueva
tecnología que habían aplicado en su cuerpo desde la infancia; se necesitaría una
autopsia forense para reconocer esa condición.

Y como bien supimos después, ella tenía razones de peso para evitar el engaño, pues
algo que había en su experiencia de vida, la había hecho adoptar esa postura que la
liberaba mentalmente de toda carga. Sin embargo, y ante nuestro asombro, mientras
hacíamos comentarios sobre esa casi imposible apariencia, nos reveló su edad … nada
menos que cuarenta y ocho años.

Ante tan increíble dato nos explicó que en parte era por el tratamiento hormonal que le
fue aplicado desde los once años para mantener su forma femenina aunado a la
extirpación o castración que le fue autorizada por la corte de su país a los doce gracias
a una hermana que es abogada litigante, y a parientes que son cirujanos plásticos y
expertos en rejuvenecimiento.

Según nos dijo, quería que estuviéramos enterados de todo, pues no quería engañarnos,
y para eso nos mostró lo que ninguna mujer haría: Un breve video de cómo lucía sin
maquillaje ni arreglos, haciendo un giro completo de su cuerpo semidesnudo para que
lo apreciáramos en completa rotación. Cosa que no le restaba ni medio punto a la
presencia que teníamos personalmente frente a nosotros.

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Angy (una historia para adolescentes)

Luego otro de como lucía poco antes de los 12, cuando dieron inicio sus tratamientos
hormonales, a los 14 y finalmente a los 25 cuando terminaron sus cirugías. Cuerpo que
según nos dijo; desde entonces lo ha conservado prácticamente sin cambios, como
relajadamente nos mostraba sentada en ese cómodo sillón frente a nosotros, y
optimistamente pretende mantenerse así por lo menos otros quince, pues según nos
dijo, con la estructura ósea que había desarrollado forzando hormonalmente el diseño
para conseguir la óptima forma, aunada a las nuevas tecnologías de cirugía, su cuerpo
podía lucir tan natural que no hubo necesidad de recurrir a la tradicional silicona.

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Angy (una historia para adolescentes)

Atentos, casi hipnotizados, como si se tratara de una masturbación mental, veíamos con
ojos de lujuria el desarrollo de vida de esa dulce y femenina criatura que había luchado
por obtener lo que la naturaleza le negó. Sin embargo, internamente no dejábamos de
luchar contra nuestro instintivo deseo que solo la veía como su ansiada recompensa,
haciendo que nuestra mórbida mente no dejara de fantasear sobre la inimaginable
capacidad y experiencia que podría tener en su edad actual para hacernos gozar.

Pero luego de ver boquiabiertos durante un buen rato esas imágenes, nos dejó en claro
qué si nos sentíamos incomodos con lo revelado, estábamos en todo nuestro derecho
de negarnos, razón por la cual nos pidió a mi primo y a mí, que antes de entrar a la sala
de ese cine fuéramos al baño a tener una “plática de hombres”, y que regresáramos en
diez minutos para saber si íbamos a continuar con esto, agregando que en el peor de
los casos, ella cortésmente nos invitaría solamente a ver la película sin ningún
compromiso, y que al terminar nos despediríamos como buenos amigos, pues había
otros chicos de nuestro pueblo qué si la aceptaban, y a los que podría acudir en los días
siguientes.

Así que una vez en el baño, mi primo Pánfilo y yo hablamos “de hombre a hombre”

— ! Pánfilo ! … Metimos la pata … y en fea forma … Creo que debemos irnos. — Le dije
a mi primo, quien a pesar de ser el menos listo, siempre era el de la iniciativa.

— ! Claro que No Glodomiro ! … Después de todo por lo que pasamos te vas a echar
para atrás. Si la dejamos ir va a encontrar otros que no la van a soltar por nada del
mundo, y todo nuestro sacrificio de un mes terminará en la alcantarilla de un baño. —
Me dijo mi primo.

Y viendo que me mantenía pensativo e indeciso continuó.

— ! Pues yo si le entro Glodomiro ! — Me dijo mi primo Pánfilo. — Desde que la vi en la


biblioteca “el pájaro” no ha dejado de darme brincos … de hecho, desde que nos envió
su imagen por correo … ¿Acaso estás ciego? … el nivel de ese cuerpo ni siquiera cabe
en la escala de diez … debe ser doce por lo menos, y sin ningún arreglo … Tendríamos
que usar un microscopio para encontrarle algún defecto … A mí no me importa, debo
deslechar esta misma noche o moriré.

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Angy (una historia para adolescentes)

— Yo estoy igual Pánfilo, es solo que … no termina de caerme la idea. — Le dije a mi


primo casi llorando por las emociones encontradas de deseo, rechazo, admiración,
desilusión, y la inevitable y difícil decisión que debía resolver en ese tiempo límite.

— No seas remilgoso Glodo, además recuerda que está totalmente operada, y solo será
sexo oral como lo prometió en esa página web. Solo tienes que pensar que se trata de
una súper puñeta como la que tanto necesitamos. — Me dijo mi primo Pánfilo y continuó.
— Mira vamos a hacer lo siguiente: tu solo nos acompañas a ver la peli y ella y yo
ocupamos las butacas del otro extremo de la fila de ese oscuro privado. Estaremos como
a cuatro asientos de distancia que es lo que tienen esos privados.

Así lo acordamos, y yo acepté, tal vez porque inconscientemente quería seguir en la


atractiva orbita de esa criatura cuya sola sonrisa mordía mi alma como la letal serpiente
del deseo. Y en cuanto regresamos, ella estaba de pie. Lucía inquieta y nerviosa, como
si ansiara conocer nuestra decisión, por lo cual me adelanté para decirle que yo solo
vería la película atendiendo a su amable invitación, pero que mi primo Pánfilo estaría
con ella en el otro extremo de la fila. Enseguida noté que su nerviosismo descendió
volviendo a encenderse esa atractiva alegría en su rostro.

— Muy bien Glodomiro, respeto tu decisión. — Me dijo ella sonriendo con gran estilo y
coquetería. Como si intuyera que quedarme era una aceptación no declarada de la que
sabía muy bien cómo hacerse cargo.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 4

( LA FUNCIÓN )

Rechazar lo que ya has traído a la realidad, solo va a duplicar la fuerza con la que se
adhiere a ti.

* * *

La función estaba por empezar y el vigilante nos condujo hasta esos privados del cine,
donde todo parecía ser más íntimo y libre de cualquier mirada accidental. Pero al ir
caminando por esa área reservada para los privados, vi en uno de esos a una chica
blanca y muy rubia, que iba acompañada de un chico bastante joven de esta región.

Ambos entraron al privado y poco antes de cerrar la cortina; la chica reconoció a Angy
procediendo a saludarla en su idioma, intercambiando una breve plática con ella
mientras el joven que la acompañaba la tironeaba cariñosamente de la cintura en
ademan de apresurarla para que entrara, hasta que finalmente se despidió de Angy
diciéndole en su idioma algo así como: “Mi Romeo no me permite perder más el tiempo
contigo”.

Y una vez que llegamos a nuestro privado, Angy acercándose a nosotros nos hizo un
comentario en voz baja.

— Esa también es un “ave nocturna”, y yo la conozco. — Nos dijo Angy. — También


pertenece al mismo club. Quiero decir; que tanto ella como yo padecemos este mismo
vicio que la ley persigue. Es por eso que vino a trabajar en esta ciudad, como directora
de una escuela para adolescentes, y aquí es donde trae a sus trofeos de caza. La
diferencia es que ella si los engaña, incluso con su edad, pues tranquilamente tiene diez
años más que yo. — Terminó de decirnos, para luego mostrarnos en su teléfono las
imágenes con las que esa “ave nocturna” se presentaba en nuestra “página prohibida”
con la clave NDN 1960.

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Angy (una historia para adolescentes)

— ¿No está nada mal … Verdad? — Nos dijo Angy, y aclaró: — Pero yo voy a lucir mucho
mejor que ella, cuando tenga su edad.

Enseguida aseguramos la puerta de ese privado, y en cuanto le regresé el teléfono, se


me ocurrió preguntarle para que eran esas mangas blancas que vi en la primera imagen
que nos mostró de su amiga, y solo sonrió diciéndome en voz baja que eso significaba
S.A. y qué de acuerdo al largo de la manga, la máxima cornada que podía soportar su
cuerpo en esa forma podía medir desde su codo hasta la muñeca de su brazo, cosa que
era bastante común entre los jovencitos afro del colegio que ella dirige, quienes según
dijo, tranquilamente debían llegarle hasta la parte más delgada de su cintura. Respuesta
que dejó en mi mórbida mente imágenes que me provocaron una sensación que me
hizo latir el corazón con la misma fuerza que provoca una veloz carrera.

Luego nos dirigimos a tomar asiento en las butacas, tal y como lo acordamos, yo en el
extremo junto a la puerta, y ella con mi primo al final de esa fila como a cuatro lugares
de donde yo estaba.

Finalmente, las luces de la sala se apagaron, para quedar iluminados tan solo por la
débil luz de la pantalla, la cual en el área donde se encontraba ella con mi primo era
limitada por unas persianas con las que se cubrían casi totalmente para poder tener una
privacidad absoluta.

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Angy (una historia para adolescentes)

En esas condiciones solo alcance a ver como ella se liberaba de lo más superficial de su
ropa para quedar tan solo con su oscura blusa interior y una ligerísima prenda de
lencería.

Luego de un rato volteé a verlos de reojo, tratando de ver lo que hacían, pero entre la
sombra de las butacas y la mortecina luz de la pantalla, no era posible distinguir gran
cosa, y de inmediato regresé mi vista a la pantalla para seguir viendo la película.

Aunque eso de la oscuridad no era ningún impedimento, pues mi mórbida imaginación


se encargaba de completar esa imagen que me atormentaba, como si se tratara de una
envidia que me quemaba por dentro al imaginar el disfrute que ella le estaba dando a
mi primo, y al que yo había renunciado cuando la oferta de ese manjar de dioses estaba
en charola de plata. Cosa que la maldita película que estaba viendo no dejaba de
recordármelo.

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Angy (una historia para adolescentes)

Pero después de un largo rato, cuando todo pareció haber concluido en el extremo de
la fila donde ella estaba con mi primo, tomó asiento a un lado de él simulando ver la
película, tan solo para voltear repentinamente sorprendiéndome embobado en su
silueta, por lo cual devolví mi atención de inmediato a la pantalla.

Pero como si esa mirada me hubiera transmitido algo, sentí un escalofrió que recorrió
mi espalda seguido de una euforia que me provocó una incontrolable erección, y a pesar
de que el lugar estaba a una agradable y seca temperatura, mi frente se perlaba de
sudor y mi respiración se agitaba. Esa imagen relámpago había activado en mi mente
la instintiva reminiscencia de sentir al depredador que acecha en la oscuridad, solo qué
en vez de experimentar ese miedo ancestral, de algún modo esa emoción se había
convertido en una excitación tan terrible que mi mente insistía en huir antes de ser
atrapado por esa criatura.

Luego de un rato vi de reojo como ella se levantaba acomodando su blusa y su gorrito,


para luego encaminar sus pasos como si fuera a pasar para salir de la fila, pero en vez
de salir se sentó en la siguiente butaca, justo a mi lado. Y estando junto a mí, me miró
fijamente, tal y como lo había hecho minutos antes en la biblioteca, pero esta vez a una
distancia a la que casi podía oír su respiración … En ese momento podía intuir con toda
claridad que ella se encontraba saboreando mi aroma hormonal.

Sentía que el corazón me daba vuelcos mientras veía esa película que a cada momento
se volvía más y más excitante, sabiendo que ella tenía su mirada clavada en mí, como
felino al acecho, hasta que finalmente me decidí a voltear a verla, y cuando lo hice me
di cuenta de que con la escasa luz que había en ese lugar, ella parecía reflejar en su
blanca piel toda la luz del ambiente, sus ojos lucían encendidos como por un fuego
interior, y sus facciones me parecieron más juveniles y seductoras que antes. Apenas
podía creer que esa fuera la imagen de alguien que nos triplicaba la edad. Realmente
me resultaba imposible separar la mirada de sus ojos.
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Angy (una historia para adolescentes)

— Hola Burrito … Está linda la película … ¿Verdad? — Me dijo ella con esa suave y
femenina voz. Pregunta que evocaba en mi mente la estúpida forma como le respondí
en la biblioteca al no saber que decir. — Tiene bonitos senos esa artista … ¿Mmm? …
Delineados y turgentes, como a ti te gustan … Pero los míos tienen pezones en color de
rosa, muy tenue … como mis labios … y la endurecida y erecta forma de esos
chuponcitos que muerden los bebes … ¿Te gustaría ver cómo son?

El temor se apoderó de mi al darme cuenta que ella podía conocer mis debilidades con
solo verme a los ojos, y enseguida traté de levantarme, pues algo en mi interior me
decía que estaba ante un poder muy superior al que me había asustado en la biblioteca,
ahora si estaba seguro de que ella era el depredador y yo el final de la cadena
alimenticia, así que debía huir de ahí tan rápido como fuera posible, pero en cuanto hice
el intento por levantarme ella colocó su mano en el muslo de mi pierna para detenerme,
y en ese momento me sentí inmovilizado, como si una fuerza que no era la de esa frágil
y delicada mano me obligara a seguir sentado.

— ¿A dónde vas Glodomiro? … ¿Mmm? … Aun no se ha terminado la función. — Me dijo


con una voz tan sensual y cautivadora que parecía el murmullo de una gatita cariñosa.

— He … yo … bueno voy a la dulcería supongo que quieres algún refresco ¿Si? — Le


dije con voz jadeante al tiempo que ella se acercaba aún más, con esa intensa mirada
felina que me hacía sentir que ahora si no había escape posible.

— Puedo ver tus emociones Glodomiro, y sé que no sabes mentir … Quieres jugar
conmigo … ¿verdad? … pero tienes miedo. Pues no es necesario que hagas lo mismo
que tu primo. Tal vez, solo quieras abrasarme como deseabas hacerlo en la biblioteca.
Será un abraso de recompensa por lo mal que me porté al recibirlos. Podrás levantarme
del suelo como querías. — Me dijo ella mientras yo me mantenía boquiabierto al sentir
que ella prácticamente podía leer mi mente. — Te aseguro que en cuanto lo hagas te
vas a sentir mejor. — Terminó de decirme, sabedora de que un abrazo a ese cuerpo
que parecía estar diseñado para el placer, bastaría para establecer el punto de no
retorno. Así que ingenuamente traté de defenderme con una pregunta.

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Angy (una historia para adolescentes)

— ¿Por qué tuviste que revelarnos todo? … Para ti hubiera sido un juego de niños
engañarnos y seguir creyendo... — Le pregunté sin atreverme a terminar mi comentario.

— Pues … porque cuando saben la verdad, la morbidez que sienten al hacerlo multiplica
el placer que sienten. — Me respondió ella al tiempo que colocaba su otra mano sobre
mi espalda para acercarse a un costado de mi rostro diciéndome al oído: — Aunado al
hecho de que te sientes identificado con un ser que siente y necesita eso tan
intensamente como tú … Como ejemplo, tu primo Pánfilo esta ahora exhausto y
descansando, yo diría que en el paraíso. Por fin libre de esa pesada carga que lo
atormentaba, la cual ha sido entregada a quien sabe bien que la ha disfrutado en la
misma forma que él lo hizo. ¿Crees que se pueda conseguir eso con la simple
complacencia que ustedes me mostraron en el video?

Desde luego que el imbécil de mí, olvidó por completo que ella es psicóloga, y que la
pregunta que le hice contenía implícitamente el punto vulnerable que debía atacar para
vencer mi resistencia. Así que, habiendo captado con su astucia que su primera
embestida había dado en el blanco, se acercó aún más, rodeando mi cuello con su brazo
hasta casi pegar sus labios en mi oído para hablarme tan tenuemente como el sonido
de una respiración.

— !Ven acá chiquillo! … ¿Sabías que en la naturaleza la presa que huye es la más
apetitosa para los depredadores? … Es algo que tiene que ver con el sabor que el miedo
le otorga al cuerpo de la víctima. — Me dijo estirándome con suavidad para acercarme
a ella y continuó. — Pero te aseguro que yo no muerdo, ni soy ningún moustro, aunque
digas que me parezco a la vampira de tus películas favoritas. Sin embargo, irónicamente
si te puedo matar de placer. Pues mi intuición me dice que tú eres el doble de morboso
que tu primo. Eso lo sentí desde el primer momento que te vi en la biblioteca. Eres la
típica presa que huye del depredador, porque le es imposible enfrentarlo.

En ese momento mi corazón latía como tambor aunado a la sensación de sentir que por
mis venas circulaba fuego al tiempo que el abultamiento en mi pantalón delataba cual
fiel indicador el estado de excitación en el que me encontraba, y puesto que ella no
quitaba su otra mano de mi muslo, las cosquillas en los testículos empezaban a volverse
enloquecedoras al sentir la suave presión que hacía con sus dedos, como depredador
que se niega a soltar a la presa que consiguió sujetar con su garra. Fue en esas
condiciones que ella lanzó su más devastador ataque a mi resistencia:

— Tu primo me dijo que ustedes se hacen tres y hasta cuatro al día … ¿Te han hecho
alguna vez una con la garganta? — Me preguntó ella con su frente pegada a un costado
de mi cabeza y continuó. — Esa valiosa carga de semen que has conservado por un mes
bajo el férreo dominio de tu voluntad, no merece ser tirada al aire, porque está cargada
con esa mágica y enloquecedora ansiedad que tu sientes con la lujuriosa fuerza de tu
juventud, y esa erección que no puedes controlar es el poder de la naturaleza
exigiéndote que cumplas con esa entrega que tarde o temprano tendrás que hacer a
través de esa gloriosa y bestial función de tu cuerpo de la que yo me puedo hacer cargo
en su totalidad.

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Angy (una historia para adolescentes)

Con mi cerebro completamente embrutecido por la embriaguez hormonal, no pude


articular palabra alguna, y fue en ese momento que ella astutamente se separó de mi
con gran delicadeza dejando de abrasarme.

— Esta bien Glodomiro … No te sientas presionado … Si no quieres, puedo


comprenderlo. — Me dijo ella al tiempo que se acomodaba en su butaca para fijar su
mirada en la película. Su magistral estrategia era que yo siguiera siendo el dueño de
mis decisiones. Le estaba dando a un rival la oportunidad de rendirse cuando lo podría
apabullar con una ventaja de diez a uno.

Ahora era yo quien volteaba a verla con ansiedad, esperando que siguiera insistiendo
para convencerme, pero ella astutamente seguía con su atención en la película mientras
mi atención se centraba en esos abultados y sensuales labios, pensando en lo que me
había dicho al oído, y en el enloquecedor nivel de placer que eso significaba para un
adolescente que requiere de tres y hasta cuatro al día.

En ese momento movido por el instinto le tomé la mano para colocarla de nuevo en mi
muslo, y entonces ella sonrió sutilmente uniendo su costado al mío como una romántica
novia.

— Bueno Glodomiro. Pues volviendo al tema de los vampiros, estos no entran si no los
invitas. Así que, la palabra clave es: “Quiero” … Solo tienes que decirla. — Me dijo ella.

Así que tomándola de la cabeza con mi brazo para acercar su oído a mi boca; cerré los
ojos y solo pronuncié lo que ella dijo.

— Y … ¿qué es exactamente lo que quieres? … Glodomiro. — Me preguntó ella sonriendo


coquetamente, como si disfrutara al prolongar con eso mi tormento hormonal, y de
nuevo pronuncié en forma de petición todo lo que ella me dijo al oído, al tiempo que
notaba como mis palabras la excitaban como si le hiciera cosquillas en la oreja al hablar,
pues había agregado algo más a su oferta.

— Muy bien Glodomiro … Tus deseos son órdenes. — Me dijo ella.

Enseguida me entregó las esposas metálicas que habíamos visto en la biblioteca, y


entonces le aseguré una de sus manos.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 5

( CONTACTO )

¿Eres tu mi deseo hecho realidad … o soy yo el tuyo? … ¿Quién de los dos es realmente
el final de la cadena alimenticia? … Solo hay un modo de saberlo.

* * *

Lentamente se levantó de su butaca para ponerse de pie frente a mí, tapando la pantalla
con esa erguida e impresionante figura de súper modelo mientras levantaba sus brazos
para acomodar su boina.

Enseguida me levanté para quedar frente a ella viendo esos intensos ojos que quedaban
a la altura de mi frente, y le terminé de asegurar ambas manos con las esposas tras la
espalda, e inmediatamente la tomé de la cintura a modo de abraso, y enseguida la
levanté del suelo con mi mentón clavado en el centro de esos turgentes y ahora
descubiertos senos, oprimiéndola a modo de castigo.

— ! Auuugh! … !No! … !Tranquilo Burris! … !Por favor! — Se quejaba ella a causa del
castigo sin poder defenderse.

— !Ahora si cabrona! … Se acabó el burrito buena bestia que conociste en la biblioteca.


— Le dije mientras la apretaba. — Primero que nada: De aquí en adelante para usted
soy: “Sir Glodomiro” … y segundo: Si quiere algo conmigo, primero me va a respetar,
ya no somos sus esclavos, ni parte de sus colonias en el mundo.

— !Aoouuyyy! … !Claro que si Glodomiro! … !Lo que tú digas! … !Pero por favor! … !No
seas tan duro conmigo! … !Plis! — Seguía quejándose.

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Angy (una historia para adolescentes)

— Fuiste muy cabrona al asustarnos en la biblioteca Angy, y eso no me gustó para nada.
Absolutamente para nada. — Le dije.

— !haay! … !Lo sé mi amor! … Pero era del todo necesario … estaba asegurando la
operación, para que todo saliera bien ... Ufff — Me dijo ella.

— !Mientes! … Estabas gozando con el personaje de la bruja odiosa. Estoy seguro que
no aguantabas la risa mientras lo hacías … ¿verdad? — Le dije mientras la apretaba,
encontrando gran placer al prolongar ese castigo.

— !Auggg! … !Tienes razón amor! … No lo puedo evitar … Juro que no puedo … Pero
ya no seas malito por favor … Te aseguro que ya aprendí la lección, no volverás a tener
queja de mí ... !mua! — Me dijo ella mientras besaba una y otra vez lo que alcanzaba
de mi frente y de mi rapada y picante cabeza, al tiempo que yo en forma por demás
instintiva aplicaba furibundas caricias con mis labios a esos increíbles senos que estaban
frente a mi rostro, complementando con ese mordisqueo el castigo del apretado abrazo
que le estaba dando.

Finalmente la bajé, y de inmediato la tomé del cuello con ambas manos colocándome
su frente contra la mía para ver de cerca esos ojos imposibles mientras ella se mantenía
inmóvil y sin exigirme nada que no estuviera en mi voluntad, y enseguida metí mis
manos en su entreabierta blusa para tomar esos senos y acariciar con mis dedos
pulgares esos sonrosados pezones cuya perfecta forma y consistencia eran como ella
me dijo. Luego deslicé una de mis manos tras su nuca para sujetarla mientras que con
mi otra mano cerrada en forma de puño presionaba su rostro una y otra vez, simulando
con eso el castigo restante con el que la culpaba por mi frustración o desilusión, al
negarme a aceptar que lo que tenía frente a mí era como bien me dijo mi primo, una
chica que tranquilamente alcanzaría el nivel doce en la escala de diez, hasta que de
pronto me di cuenta de que ella ya se había quitado las esposas.

En todo momento lo pudo haber hecho, pero me dejó divertirme soportando el castigo
que le daba para que me sintiera satisfecho, hasta que finalmente, con sus ojos cerrados
tomó la mano que tenía empuñada contra su cara y colocó sus labios frente a mi puño
para darle besos repetidamente mientras me pedía una y otra vez que la perdonara.

34
Angy (una historia para adolescentes)

— Perdóname ya mi amor … por todo lo mal que te he hecho sentir, … dame la


oportunidad de que te demuestre lo mucho que te quiero y te necesito. — Me dijo ella,
haciéndome irresistible el impulso de abrazarla para aplicarle un beso en el cuello.
Acción que terminó por atraparme como pez que muerde el anzuelo, al probar la calidad
y tersura de ese cuello al que agasajaba con labios y lengua como si quisiera devorarla.

Así que, sin más preámbulos y excitado como bestia en celo, procedí a desabrochar el
cinto de mi pantalón quitándomelo completamente como lo hizo mi primo, luego mi ropa
interior, quedando sentado en la butaca tan solo con mi camiseta deportiva, aunque
cubriendo con la prenda interior mi robusto miembro. Luego tomé una de sus manos
para estirarla suavemente hacia mí invitándola a descender, y enseguida, con la sensual
y felina gracia de una desnudista, lentamente descendió hasta quedar de rodillas sobre
el alfombrado piso, justo frente a mí, luego desabrocho su blusa abriéndola para que
sus desnudos y bien formados senos hicieran el mayor contacto con mi desnudo cuerpo
acercándose hasta colocar sus brazos sobre mis extendidas y ahora descubiertas
piernas, entonces quité la prenda interior con la que estuve cubriéndome para dejar
frente a su rostro mi negra verga en un estado de erección tal que parecía brillar con
una tonalidad azabache.

— !Mmmm! … Glodomiro … !Qué bárbaro! — Dijo ella al ver el tamaño de verga. —


Esto es el cielo … Se ve tan tosca y tan salvaje como tú … Debe medir por lo menos
cuatro puños de tu mano … o cinco de la mía ... Puedo captar con mi olfato el aroma
del rabioso deseo que sientes ... Creo que esto me va a llegar hasta el corazón, y no
me refiero a la forma poética.

Acto seguido, de un frasquito que traía y que según me dijo, era un retardador con
aplicador de algodón, hizo unos pases con los que parecía limpiar los testículos. Luego
con sus ojos bien cerrados se dedicó a recorrer con su rostro todo el largo de mi negra
verga, tocando con su lengua y aspirando con su nariz cada parte, incluida una gruesa
blanca y pegajosa gota de semen que empezaba a aparecer en la punta, la cual tomó
estirando sus labios como si le diera un minúsculo beso a la punta, procediendo a
degustar la primera gota de ese néctar de juventud que visiblemente le provocaba un
extasiante deleite que disfrutaba con los ojos cerrados mientras respiraba
profundamente al sentir la potencia del poderoso deseo que lo había creado.

— !Mmmm! … Glodomiro … Tienes el sabor de las primeras puñetas … Excitantes …


Indomables … Irrefrenables como todo lo que tu sientes en tu juvenil y deportivo
cuerpo. Algo de lo que mi cuerpo carece, y que como castigo divino debo obtenerlo así,
para poder sentir un poco de lo que tú sientes. — Me dijo ella con una voz tan suave
que parecía gemir.

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Angy (una historia para adolescentes)

Luego de eso continuó lamiendo cada una de las gruesas gotas que seguían apareciendo
en la punta de mi larga y negra verga, hasta que se decidió a succionar la punta
facilitando con el vacío de su boca la salida de las erupciones lúbricas con las que
responde el miembro al ser excitado, luego de lo cual lo soltó un momento para hablar.

— Aún tengo en mi aliento el semen de tu primo … pero el tuyo … es salvajemente


especial … es tan pegajoso que podría hacer un globito, como los que se hacen con los
chicles … pero … eso siempre lo he considerado muy vulgar. — Expresaba extasiada.

— !Si … si! … !Hazlo! … haz un globito … quiero verlo. — Le dije excitado.

A lo cual ella, con un sutil y femenino gesto de desaprobación por mi morbidez, accedió
a mi petición, succionando una de esas blancas y pegajosas erupciones para hacer con
sus finos y rosados labios un pequeño globo que yo contemplaba con mórbida lujuria.
Luego de complacerme, lo regresó al interior de su boca con la lengua, y continuó con
ese ejercicio de succión que era lo que a ella le deleitaba.

— Mmmm … Glodomiro … déjame disfrutar otro par de minutos con esta delicia, antes
de ponerla a trabajar en serio. — Me dijo ella con ese gemir que seguía sonando como
el fino ronroneo de una gatita cariñosa.

Así continuó ella, jugando con los derrames de esa profusa espermatorrea, qué como
pequeñas erupciones, anunciaban no solo la calidad, sino la cantidad del desbordante
contenido almacenado, al tiempo que podía escuchar el casi imperceptible sonido que
hacía al entreabrir su boca con la pegajosa viscosidad de esas primeras muestras
lubricas.

Ni siquiera necesitaba imaginación para sentir que por fin tenía a mi artista favorita
haciendo eso, pues ella era prácticamente su gemela. Y tras jugar a besar lamer y
degustar el sabor de mi leche, de su bolso sacó una bolsita sellada que abrió con ayuda
de sus dientes para extraer una pelota de goma de color rojo intenso y la colocó en mi
boca para que la mordiera. Luego introdujo la hinchadísima endurecida y ahora lechosa
punta hasta hacerla llegar a su garganta, presionando con fuerza mientras hacía
movimientos circulares con su cabeza para tratar de embonar la amplia y endurecida
punta en un intento por hacerla pasar garganta adentro.

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Angy (una historia para adolescentes)

Con la verga de burro que tengo y parada a reventar creí que jamás podría introducirla
más allá de su garganta. No obstante, la habilidosa chica estaba usado la viscosidad de
los primeros derrames de semen para facilitar esa operación, y tras varios intentos en
los que no se daba por vencida, logró atravesar su garganta para engullirla dándole
entrada hasta la mitad.

En ese punto muy lentamente hizo los primeros movimientos a modo de prueba para
casi de inmediato volver a presionar en un esfuerzo por introducirla todavía más
avanzando hasta que pude sentir como pegaba esos abultados y sensuales labios contra
la peluda raíz de mi verga, sobre la cual ahora los restregaba como si estuviera dando
un artístico y apasionado beso de película. Todo el interior de esa chica se encontraba
tan dilatado y expandido como se lo ordenara la erección de mi larga anchurosa y negra
verga, la cual como bien dijo ella, había llegado el momento de hacerla trabajar en serio,
y fue en esas condiciones que empezó a mover su cabeza para copiar los movimientos
de una puñeta.

En una situación ordinaria eso me hubiera provocado una eyaculación de nivel bestia,
pero con el retardante que ella puso en mis testículos frenaba por completo esa
respuesta de mi cuerpo permitiéndome disfrutar las caricias que ella me hacía con toda
paciencia y sin ninguna prisa. En esa forma pude sentir la succión de sus labios, el
deslizamiento de su lengua y la excitante presión de su garganta en el medio tronco,
todo en conjunto dándome unas jaladotas que me mantenían tan inmóvil como la butaca
donde estaba sentado, con las piernas rígidamente extendidas, los dientes prensados
en la bola de goma, y mis manos crispadas en lo alto de sus brazos, sintiendo esa
tremenda y excitante tensión hormonal que incendiaba la sangre de mi cuerpo.

No necesitaba decirle cómo hacerlo, pues ella lo hacía a la misma velocidad y presión
de mis mejores puñetas, haciendo las pausas pertinentes que tenían por objeto retardar
el mayor tiempo posible la eyaculación. Hasta que finalmente el incontenible deseo por
culminar esa acción no pudo ser controlado por más tiempo, y apretándola de sus bien
torneados brazos mientras gruñía de placer; me impulsé hacia adelante con una
instintiva acción dorsal al tiempo que un prolongado caliente y grueso chorro de semen
fue liberado violentamente tan solo como preámbulo o apertura de la que sería una
interminable serie de chorros iguales.

La salida del semen era tan violenta como la urgencia por expulsarlo sin más limitaciones
que lo frenaran. Parecía que nunca iba a terminar de venirme, estoy seguro de que duré
casi un minuto aventándolos, chorro tras chorro. Tiempo en el cual ella se mantuvo
firmemente afianzada al peludo tronco raíz de mi verga, al cual no dejaba de succionar
con sus labios, pero tan quieta como una estatua. Y como era de esperarse, con una
abstinencia de un mes; la venida fue monumental.

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Angy (una historia para adolescentes)

Ni siquiera puedo decir que esa chica tragaba, pues le tenía la garganta completamente
atravesada mientras la lechaba, hasta que finalmente terminó la eyaculación ... Se los
mamó todos ... hasta la última gota ... y aún seguía haciendo con sus labios esa deliciosa
succión en el peludo tronco raíz de mi hinchadísimo miembro, posición en la que se
mantuvo hasta que cesaron por completo las enfurecidas pulsaciones que acompañan
a cada chorro de la eyaculación. Y como bien dijo mi primo Pánfilo cuando hablamos en
privado … esa había sido una “súper puñeta”

Luego de eso recorrió sus labios hacia el medio tronco desprendiéndola de su garganta
para sujetar con su mano el erecto tronco raíz, manteniendo una entrada a medias con
la cual pude sentir la doble succión que hacía tanto con sus labios como con su garganta,
dedicándose en un momento dado a hacer con su mano los movimientos característicos
de esas puñetas de adolescente, los cuales paulatinamente aumentaron de velocidad
hasta conseguir para mi asombro extraer lo que yo llamaría la reserva final de ese fuego
que me incendiaba las gónadas, y al cual ahora veía sobresalir por sus labios debido
tanto a la presión como a la abundancia con la que inundaba su boca con esta última
venida mientras ella hacía devoradores esfuerzos por evitar que algo se derramara,
hasta que todo terminó, momento en el cual pude sentir con toda claridad su agitada
respiración impactando contra mi abdomen, como si toda la excitación y complacencia
que yo sentí ahora estuvieran en ella.

No obstante, en esos momentos yo me encontraba sorprendido y desconcertado a causa


de esa tremenda erección que no menguaba en lo más mínimo, pues como bien supe
después, el contenido de ese retardante que ella había aplicado a mis testículos también
tenía el mismo efecto de esas pastillas azules. Sin embargo, y para mi mayor sorpresa,
no fue sino hasta después de tres o cuatro largos minutos en los que ella seguía
manteniendo esa succión de becerro recién nacido, que lentamente deslizó sus labios
desde el medio tronco hasta la punta para darle el último y succionante beso a mí
todavía erecto miembro.

Decir que esa chica había sido lechada seria poca cosa, pues estoy seguro de que había
quedado lechada, súper lechada, recontra lechada, y vuelta a lechar, por una cantidad
de semen que tranquilamente superaba la de tres o cuatro de mis más gloriosas y
superabundantes puñetas nocturnas, y vaya que cada una de mis puñetas son
auténticas lechadas de burro, razón por la cual debo hacerlas al bañarme, pues el
embarradero que dejo en las paredes tengo que limpiarlo, o en su defecto usar un trapo
al que también dejo escurriendo como trapeador, y luego tengo que lavarlo. Así que,
jamás me imaginé que esos delicados y finos labios, boca y garganta pudieran llevar a
cabo esa aparatosa acción que los adolescentes solo conseguimos con la mano
empuñada en el tronco, luego de violentas y enfurecidas jaladas como las que ella me
acababa de dar con esas partes de su cuerpo.

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Angy (una historia para adolescentes)

Pero tomando en cuenta que mi primo es igual que yo, apenas puedo imaginar la
cantidad de leche que le metimos entre los dos a esa chica, aunque esta vez ella había
sido nuestro trapo de puñetas, de no haber sido así, las butacas cercanas el piso y las
cortinas de la pared lateral, habrían quedado hechos una ruina y nos habrían cobrado
la limpieza. Luego de eso ella movió una palanca de la butaca para que me recostara
por completo, como si fuera una media cama, y en cuanto estuve completamente
acostado, procedió a limpiar con su lengua todo residuo viscoso desde la punta de mi
largo miembro hasta la base de este, incluidos desde luego mis colgantes y relajados
testículos hasta que quedé tan limpio y libre de viscosidades como si me hubiera bañado.

Pues como bien dijo ella, se había hecho cargo de todo, en forma total. Finalmente
alcancé a ver como nuestra rubia chica incluía con la limpieza de su lengua la parte de
la butaca que estaba bajo mis testículos, en la cual aún quedaban gruesos y viscosos
derrames de semen que habían resbalado de sus labios durante la última entrega,
mismos que nuestra delicada y hacendosa chica no podía permitir que quedaran como
groseras muestras de esas venidas de nivel bestia, que tan solo habían sido cambiadas
de un cuerpo a otro, sin ningún derrame o desperdicio.

Cosa bastante diferente a lo que artísticamente hacía la protagonista de esa película, a


la cual, en ese preciso momento y de acuerdo al guion de la película, luego de atraparla
por diversos delitos, a cambio de no arrestarla le estaban dando una fenomenal
mecateada, tan solo como la primera de una larga serie de exigencias que eran el tema
de la película. Y ahora, tras haberme venido como asno en celo; sentí que había quedado
deslechado a mas no poder, completamente inmóvil a causa de la brutal emoción, y sin
poder mover otro musculo que los que me hacían respirar oxigenando con urgencia mis
pulmones. Apenas podía asimilar en mi mente la alucinante capacidad y experiencia que
esa criatura tenía para hacernos gozar.

Después de esa experiencia que me había estrujado el alma, los sentimientos de culpa
y placer luchaban en mi interior haciéndome sufrir. Sin embargo, no podía culparla de
nada. Todo lo hice con pleno conocimiento y por mi propia voluntad. Así que, pensando
en lo que había hecho cerraba los ojos con fuerza sintiendo que estaba en un sueño en
el que veía mi negro rostro plasmado en esa obra de arte llamada: “El Grito”

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 6

( LA PERSONA )

Has invitado a entrar en tu mundo a una fuerza de la naturaleza que no puedes entender
y también has despertado a la opuesta.

* * *

Lentamente comprendí que tanto mi primo como yo habíamos aplicado todos nuestros
poderes preñadores en esa acción, y ahora una parte de nosotros estaba en el interior
de esa bella chica, formando parte de su cuerpo y de cada estructura celular de su
organismo. Prácticamente teníamos el privilegio de formar parte de ese cuerpo perfecto,
incluida la supuesta energía emocional que según ella podía sentir con su mente. Ahora
me quedaba más clara la idea de la presa y el depredador que ella mencionó. Solo que
en la naturaleza artificial en la que ella nos envolvió, tanto la presa como el depredador
disfrutaban la simbiótica acción de atrapar y ser atrapados.

Luego de eso, ella se levantó encaminándose hacia el otro extremo de las butacas y le
dio un beso en la mejilla a mi primo Pánfilo que aun yacía tan dormido como muerto,
con la pelota de goma aun en su boca, y volvió conmigo.

— Tu primo Pánfilo está profundamente dormido … cada chico reacciona en forma


diferente, así que será mejor dejarlo que duerma un poco … Y tú Glodomiro, ¿cómo te
sientes? … ¿Te gustó como lo hice? — Preguntó ella junto a mi oído con su
acostumbrada sensualidad.

Completamente desfallecido como Pánfilo y sin siquiera poder mover los brazos para
quitarme la pelota de goma que tenía en la boca, solo acerté a darle vuelta a mi mano
para levantar mi dedo pulgar en señal de aprobación. Entonces ella se acercó de nuevo
a mi oído.

— Yo te he sentido en el interior de mi pecho. — Me dijo al oído y continuó. — Te he


acariciado con mi corazón, y he sentido latir el tuyo … Tanto tú como tu primo me han
hecho gozar con la mente tanto como ustedes gozaron con sus cuerpos. No sé cómo
logran producir tal cantidad leche, eso solo lo he podido experimentar con los jovencitos
indígenas de este lugar del mundo … y en tu caso Glodomiro … me vas a perdonar la
expresión, pero … eres todo un hijo de vaca suiza … Si la carga de tu primo era para
gemelitos, cada una de las tuyas es para quíntuples … En verdad te digo que es increíble
la cantidad de placer que provocas. Tienes un gran equipo de perforación, y yo el cuerpo
que deseas … creo que voy a terminar siendo tu burra … y cuando lo hagas, seré yo la
que quedé tan inmóvil y muerta de placer como lo estas tu ahora … pero con la
diferencia de que tu si eres un abusivo salvaje y despiadado burro que no se conformará
con uno ni con dos, sino hasta que toda tu enardecida ansia de macho en celo haya
sido complacida, y los dos quedemos postrados en un mullido lecho, tan inertes como
macho y hembra tras haber cumplido con su bestial faena de apareamiento.

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Angy (una historia para adolescentes)

Con esa erótica verborrea pronunciada en mi oído, resultaba imposible que la terrible
erección cediera como normalmente debería ocurrir. Cosa que ella hacía con toda
intención, excitándome al oído con su cálida y femenina voz en cuanto veía menguar la
erección, siempre con ese fino y bien estudiado léxico del mas erótico estilo de nuestro
idioma, hasta que finalmente me dejó reposar. Y luego de un prolongado descanso en
el que ella mantenía el costado de su rostro sobre mi pecho, volvió a acomodar las
butacas en la posición normal, y yo seguí viendo la película, muy tranquilo y silencioso,
sin decir palabra. Solo veía la pantalla como zombi mientras ella como paloma
enamorada seguía unida a un costado mío, sin otro interés que mantener su frente
pegada en mi cara mientras yo sentía su tranquila respiración en mi cuello, aunado al
frecuente contacto de esos labios que nunca se cansaban de besar y acariciar, aplicando
en todo momento un posesivo abrazo que tenía por objeto fijar en mi mente la idea de
estar atrapado.

Una parte de mi seguía rechazándola, pues en mi intuición la veía como el depredador


que tranquilamente y sin prisas seguía alimentándose de la presa que había capturado,
controlando con habilidad cualquier estertor de defensa de su víctima haciendo más
firme el suave abrazo que me daba al cuello mientras continuaba deleitándose con el
enfermizo placer de aplicar esas succionantes caricias que sabía muy bien cómo hacer
con sus finos labios en mi negro cuello. Sin embargo, el hecho de haber gozado con
ella, me impedía apartarla de mí. Era como si ahora le perteneciera … por lo menos
durante el tiempo que tardara la función.

Y al tratar de mantener mi mente en blanco, las imágenes de esa película que a ella no
parecía interesarle en absoluto, hacían las veces de un sueño tan real como lo que veía
en esa pantalla, y la sensación era tan erótica que de nuevo sentí el efecto hormonal en
mi cuerpo, como si se llenara de energía en respuesta a esas artísticas escenas, o tal
vez a la influencia que ejercía sobre mi estar sentado junto a una dama cuyo cuerpo
estaba sediento de ese poder hormonal que nosotros generamos con extrema
abundancia, por lo cual procedió a tomar con su mano empuñada el tronco raíz de mi
endurecido miembro al darse cuenta que de nuevo volvía esa erección de burro que
reclamaba una vez más la adictiva complacencia que ya había probado.

— Tranquilo Glodomiro … relájate … descansa … respira hondo y no te apresures.


Todavía hay suficiente tiempo para otras dos, si así lo deseas … Tus gónadas están
presionando la producción de semen y eso te excita, pero se requieren unos minutos
más para que completes lo que ya descargaste. Mmm no quiero que te fatigues mi amor

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Angy (una historia para adolescentes)

— Me dijo ella, como si cuidara de mí, al tiempo que mantenía su mano empuñada en
el tronco raíz de esa descontrolada erección, haciéndome sentir que ahora ella era la
dueña de esa terrible acción que mi cuerpo necesitaba, la cual sabía muy bien cómo
administrar para que siempre diera su óptima respuesta, sabedora de que en esa forma
todas las masturbaciones orales que hiciera, serían exactamente iguales que la primera.
Y ahora, atrapado en esa forma, experimentaba la terrible sensación de que no había
forma posible de defenderme contra esa depredadora criatura que podía hacer conmigo
lo que quisiera, y solo se limitaba a si misma para no hacerme sentir mal.

Pues me sentía confundido al estar en compañía de esa mezcla de madre, novia amante,
alma amiga y … perverso demonio. Tal vez todo junto era la definición de “ángel caído”.
Sin embargo, mi cuerpo se sentía tan complacido y satisfecho con todo lo que hacía esa
criatura cuya experiencia en hacer gozar rebasaba por completo los límites de todo lo
que había imaginado, que en gratitud le permitía seguir unida a mí en esa forma
mientras sentía con toda claridad como mi cuerpo producía semen con extrema
urgencia, haciendo en los testículos esa tremenda cosquilla que me mantenía tan inmóvil
como una estatua al tiempo que ella ganaba terreno acercándose lentamente a mi rostro
sabedora de que siendo la viva imagen de mi artista favorita, no podía resistirme.

— Mmm … Glodomiro … ¿Me das permiso de tocar con mi lengua esos granitos que
tienes en la cara? — Preguntó ella con su tierna y cariñosa voz ... Lo cual hizo en cuanto
lentamente moví mi cabeza para aceptar, pero sin atreverme a ver esos ojos que me
atraparían como un poderoso imán atrayendo al metal.

— Son espinillas Angy. — Le dije mientras ella acariciaba esos feos granos con la punta
de su lengua, y continué: — Es la marca que dejan las puñetas … y todas son como la
que me hiciste con la garganta … Así que, ahora ya sabes cómo son las lechadas de
burro que doy, y porque necesito hacerlo a diario … no una ni dos veces, sino hasta
cuatro como ya te dijimos.

— Si … Lo sé Glodo. — Me dijo ella. — Y créeme que las probé con todos mis sentidos.
Me hiciste sentir la misma morbidez imaginativa que tú tienes en la mente, y la reflejas
en tu vigoroso cuerpo. Pero a diferencia tuya, el placer de esa tremenda eyaculación
que disparaste tan cerca de mi corazón, a mí me va a durar varios días en los cuales
voy a dormir sintiendo que aun jaloneo con mi garganta esa formidable parte de ti,
hasta provocarte ese desahogo que se introduce a brincos en mi interior, como si se
tratara de un pedazo de tu alma que a mí me hace tanta falta recibirlo como a ti
entregármelo. Pues en ausencia de una auténtica terminal nerviosa, masturbar con mi
boca sus largas engrosadas y lechosas vergas es la única forma que tengo de sentir
placer, y créeme que lo hago en un nivel que no es posible que lo puedas entender.

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Angy (una historia para adolescentes)

Esa descomunal descarga emocional que tú lanzas, me hace sentir por breves instantes
el mismo bestial placer que experimentas al hacerlo. Después de eso, la sensación se
mantiene en mi memoria, como una masturbación mental con la que mi cuerpo insiste
en volver a sentir eso una y otra vez como te sucede a ti, y esa es la razón por la cual
desde hace mucho me dedico a cazar a los adolescentes de piel oscura de tu ciudad, de
entre los cuales, sin mentirte, tu eres el que califica con el máximo nivel que he probado.

Glodomiro … tengo mucha experiencia con jóvenes como tú, y tal vez no fui muy exacta
al omitir decirles que realmente es muy, pero muy muy difícil para mí encontrar algo
que realmente esté a la completa altura de mi gusto. Y en tu caso, sé muy bien que tu
cuerpo está en pleno desarrollo. Así que, sin temor a equivocarme, puedo asegurarte
que con lo que te acabo de hacer, mañana despertaras sintiéndote como burro, con una
erección que no podrás controlar con nada. Pues haberte ordeñado hasta dejarte vacío
fue como podar una planta para que enseguida florezca todavía más. En los siguientes
días empezarás a producir cantidades exageradas de esa pegajosa y cada vez más
blanca leche, y su capacidad preñadora será tan alta como la ansiedad que vas a sentir
cuando se acumule por las mañanas.

Ahora puedo confesarte que la principal razón por la que me tardé tanto en recibirlos
en la biblioteca fue porque al verlos el corazón me latía como tambor por la emoción de
haber encontrado ese desahogo prohibido, y solo hasta que me tranquilicé lo suficiente
para poder actuar como una loba de absoluta autoridad, les di la señal, y durante
nuestra plática inicial, apenas podía soportar el deseo de derribarte sobre el escritorio.

Pues contigo he experimentado un orgasmo mental que quisiera poder sentirlo a diario
una y otra vez como lo hacen ustedes con sus cuerpos, pero solo dispongo de un fin de
semana cada mes, y te puedo asegurar que con ese mes de abstinencia al que yo
también me someto, la experiencia es tan enloquecedora como la que a ustedes los
atormenta, y esa es la razón por la cual aprender idiomas en forma continua, y estudiar
la literatura de esos idiomas, es lo único que me distrae, y evita el quemante deseo que
siento cuando estoy en casa revolcándome en mi cama, sin poder buscar lo que quiero,
porque mi vida es una prisión saturada de normas y leyes de todo tipo y al más alto
nivel, como algún día te explicaré.

Solo para que tengas una idea de lo que siento, hubo una ocasión en la que tuve que
atender en mi consultorio a un chico muy parecido a ti, al que tuve que transferir de
inmediato con otro terapeuta, porque cuando estaba con él me sentía como vampiro en
abstinencia. Trataba de no verlo … y mientras lo oía hablar de sus masturbaciones de
adolescente, me mantenía sujetando los barrotes de una ventana, con los ojos cerrados
y los dientes apretados, tratando de contenerme para no almorzármelo ahí mismo, lo
cual me hubiera metido en un lio legal en mi país.

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Angy (una historia para adolescentes)

Quedé absorto con ese relato en el que me imaginaba a la vampira de las películas
encerrada en una celda con una inocente criatura, mientras aullaba con los ojos
encendidos en una lucha por contener su instinto asesino al tiempo que suplicaba una
y otra vez que se llevaran de ahí a la criatura, hasta que completamente rendida por su
naturaleza depredadora, pedía perdón al creador antes de saciar su sed.

— Eres una continua seducción al hablar … ¿Verdad? … — Le dije mientras ella


continuaba extasiada besando cuanto le permitía de mi negro rostro y continué. — Eres
como un demonio que cautiva todos los sentidos, y estas acostumbrada al éxito total.
Desde el principio sabías que ni mi primo ni yo íbamos a poder escapar de ti, por eso
nos revelaste todo, y empezaste con lo fácil, con lo que sabías muy bien que no íbamos
a poder rechazar. Aprendiste muy rápido los vocablos de nuestro idioma con los que
consigues excitarnos, como si controlaras a un animal, pues decirme que soy un burro
y tu una burra, fue para provocar en mi la parte más bestial e instintiva de mi ser. La
carta mayor con la que aseguras tu victoria final.

— !Mhmm! … Pero que muchacho tan listo eres Glodomiro … Me atrapaste. — Me dijo
con su frente pegada al costado de mi rostro, y continuó. — Por fin encontré uno con
el que voy a divertirme de verdad … Eso lo supe desde que vi tus preguntas por el chat.
Pues no son muchos los que razonan como tú, y eso te convierte en el más preciado
trofeo de caza que voy a capturar, y créeme que lo haré. No hay forma humana de
escapar de mí, porque soy la suma de todas las habilidades en ambas polaridades.
Puedo sentir lo que tú quieres, por eso me ves como un demonio.

Así que … ahora no te será difícil intuir que lo del susto en la biblioteca fue para fijar en
sus mentes la idea de castigarme: “La imponente y poderosa bruja que me asustó ya
es mi prisionera, y ahora la voy a castigar”, y que la preferencia y vicio que tengo por
quienes son como tú, viene de la parte de mi cerebro que negó en mí el arquetipo que
tú representas para mí en su forma más primitiva, y que el servicio que te di es el pago
o retribución que entrego a la vida por haberme concedido manifestar lo opuesto. Todo
tiene un costo y un balance. Nada escapa a esta ley. Y en mi caso, haber adquirido el
aspecto y las habilidades que me convirtieron en una depredadora de nivel diez, tenía
que ser balanceado por un vicio de dimensiones incontrolables, como ya te diste cuenta,
pues la imagen física de mujer diosa, dadora de vida, es el arquetipo de sus mentes que
tiene el poder de mantenerlos atraídos aunque estén conscientes de la falsedad, y es el
equivalente de la mujer que se enamora perdidamente de lo que sabe bien que es un
falso amor.

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Angy (una historia para adolescentes)

Y en cuanto a revelarles todo de mí. Debo decirte qué como psicóloga, sé muy bien que
toda relación basada en la mentira siempre termina haciendo sufrir a ambas partes.
Podemos tener secretos, pero no engaños que traicionan la confianza con el único
propósito de obtener un beneficio. Lo cual bajo cualquier definición es un robo.

Durante tu vida, con toda seguridad te vas a topar con quienes, como yo, recibieron
desde la infancia este tipo de transformación. No hay forma física de detectar su
identidad original, pues la hormona que les correspondía jamás tocó sus cuerpos, ni
siquiera afectó su voz, o cualquiera de las características físicas. El único modo de
detectarlas es en la misma forma en que los espías alemanes eran capturados en
Inglaterra durante la segunda guerra mundial. Cuando infiltrados y con todo a su favor,
su única desventaja era que hablaban el inglés de un modo tan perfecto, que era
imposible que fueran ingleses.

Atento como estaba al escuchar esa hipnótica charla en la que ella estaba lanzando
sobre mi ese segundo nivel de seducción, lentamente se acercó hasta quedar inmóvil a
escasos centímetros de mi rostro, como si solo me observara, en una franca provocación
para que yo tomara la iniciativa … y sin poder resistir más, la tomé del cuello con ambas
manos para unirme a ella en apasionado beso, el cual recibió con sus ojos abiertos al
máximo, al parecer sorprendida, pero sin hacer el mínimo movimiento, manteniéndose
tan inmóvil como una estatua, tan solo abriendo su boca para tratar de acoplarse lo
mejor que podía con la mía, dejándome a mí la parte agresiva de esa acción, cosa que
abusivamente hice durante algo más que un buen rato, hasta que ella misma colocando
la palma de su mano en mi pecho, presionó poco a poco para separarme.

— !Ufff! … ¡Glodomiro!, cuanta pasión hay en ti … y que abusivo y dominante eres, pero
no sigas más con eso, o te vas a enamorar de mí, y créeme que eso no es nada bueno.
— Me dijo ella, como si esa hubiera sido una prueba para medir mis impulsos. Y a punto
estaba de volver a sujetarla agresivamente cuando de pronto me di cuenta de que
Pánfilo se había levantado de su butaca para venir a colocarse frente ella obstruyéndole
la visión de la pantalla con su cuerpo. Tenía ojos de lujuria, la respiración agitada y su
excitado miembro impúdicamente expuesto frente al rostro de nuestra bella
acompañante, y tan erecto que apuntaba al cielo. — !Aummm! … Así que mi Gansito es
un impúdico exhibicionista. — Le dijo a mi primo al tiempo que se echaba hacia atrás
con una coqueta sonrisa, en femenino ademan de apartarse del miembro de mi primo
quien excitado seguía acercando su miembro a ese bello rostro, y de inmediato Pánfilo
se abalanzó sobre ella montándose sobre la butaca para introducir su largo miembro en
la boca de ella, quien dócilmente le permitió hacer lo que parecía ser una “violación
oral”. Luego lentamente tomó el miembro de mi primo con su mano para hacer los
masturbantes movimientos que bien pronto le dieron a mi primo el alivio que necesitaba
haciendo con su otra mano la señal de que no se retirara hasta que dejara de salir
semen, evitando así cualquier derrame sobre el piso o las butacas mientras lentamente
hacía con su mano los últimos movimientos de esa masturbación, notándose claramente
que cada deslizamiento de su mano correspondía a las contracciones de la abundante
lechada que estaba recibiendo tanto por los gestos de succión como por los reflejos que
su cuello hacía con el acompasado sonido de tragar una y otra vez.

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Angy (una historia para adolescentes)

Así permanecieron ambos, unidos durante un rato en el que ella con los ojos cerrados
seguía haciendo el reflejo de tragar y succionar, hasta que luego de un rato Pánfilo pudo
extraer su miembro libre de residuos viscosos. Y en cuanto mi primo se retiró para volver
a acostarse en su butaca, ella volteó hacia mí con su frente perlada de sudor y la
respiración agitada por la excitación que le había provocado el ataque de mi primo,
haciendo con su cabeza un movimiento con el que me hacía la inconfundible señal de
que me autorizaba a montarme sobre ella para hacerle lo mismo que le había hecho
Pánfilo, lo cual hice de inmediato … Y de nuevo, en forma continua y sin desmontarme,
dos monumentales entregas quedaron en su interior, aunque esta vez hechas a modo
puñeta, frente a su rostro, y con una abundancia tan extrema que superaban por
completo lo anterior, luego de las cuales semi asfixiada y haciendo un último reflejo de
tragar mientras respiraba visiblemente excitada, me dijo: “Mmmj glub, ¡Oh my god!,
¡Glodo! … Creo que debo felicitarte, en serio te digo que eres un maldito semental, todo
un burro de preña como nunca había visto en mi vida”

Al terminar la función, el vigilante que ya la conocía y sabía lo que ella hacía en ese
privado; procedió a revisar nuestros lugares con gran minuciosidad comprobando que
todo estaba en orden y perfectamente limpio mientras sentada en otra butaca ella nos
sonreía guiñándonos un ojo al tiempo que limpiaba sus labios con la lengua.

Finalmente se levantó acomodando ese arreglo de pelo castaño sobre su rubia cabellera
para ponerse de nuevo su exquisito vestido, y luego de arreglarse hizo varios giros
frente al espejo, dejándonos embobados con esa forma que ni en nuestras mejores
revistas de sexy modelos habíamos visto.

— ¿Cómo me veo chicos? … ¿Creen que estoy bien? — Preguntó ella, ante lo cual solo
cabían halagos como: !Genial! … !Fantástica! … !Súper! … o !Divina! … Por no decirle
groserías como: “Nivel puñeta” … o “Como para atravesarte con todo y vestido muñeca”

Lo cual como posteriormente supimos, también eran halagos que no solo apreciaba,
sino que hasta la excitaban. Tal y como si su mente captara la esencia que los producía.

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Angy (una historia para adolescentes)

Luego la acompañamos hasta el hotel de cinco estrellas donde estaba hospedada.


Durante el camino noté que sus pezones estaban tan erectos como en sus mejores
fotografías al grado de ser visible esa condición por encima de su ropa, y poco antes de
despedirnos en el interior del elevador donde solo estábamos los tres, viendo como mi
primo se despedía de ella dándole una interminable y abusiva cantidad de besos
mientras la sujetaba del cuello con sus manos, tal y como yo lo hice cuando estuvimos
en el cine, sin poder soportar más la tentación, estando yo tras ella logré vencer mi
natural timidez y la abracé de la cintura para sentir de lleno la forma de esa
impresionante anatomía que no dejaba de atormentar mi mente.

Pero lejos de causarle una sorpresa, parecía ser que eso era lo que ella esperaba, ya
que se mantenía tan inmóvil como dócil y complaciente mientras yo la abrazaba con la
rabia del deseo, expresándole con mi boca pegada en su nuca todas las burradas que
su cuerpo me inspiraba, y que ahora salían sin freno de mi mente.

— Angy … Dime que te volveremos a ver. — Le dije y continué. — Quiero que seas
nuestra puñeta de cada día … nuestro desahogo lechero … y también el tuyo, como me
lo explicaste en el cine.

— Claro que sí mi amor … Creí que nunca lo ibas a pedir … Dispongo de tres días libres,
luego tendré que regresar a mi país, y en un mes más volveré, te lo prometo. — Me dijo
ella al tiempo que Pánfilo aprovechaba la situación para besuquearle el cuello haciéndola
levantar el rostro mientras yo seguía aferrado a su delgada cintura en apretado abrazo
dándole furibundos besos en la nuca y el cuello … Estando ella ligeramente más alta
que nosotros, podíamos acoplarnos manteniéndola en ese predicamento en el que
parecía ser que la habían encerrado en una pequeña celda con dos energúmenos cuyos
apretados abrazos difícilmente le permitían respirar … y ahora, visiblemente excitada,
echaba su cabeza hacia atrás para besar el costado de mi negro y lujurioso rostro
diciéndome en voz muy bajita: — Yo también quiero volver a ser tu puñeta Glodomiro,
ya eres dueño de esta boquita, y si lo piensas bien y te decides, mantengo vigente la
oferta de ser tu burra … con la que ambos podrán practicar esa cornada de profundidad
que su naturaleza de machos sementales les exige … quiero que me hagan rebuznar y
qué como buenos descendientes de salvajes y despiadados cazadores, me coloquen en
su sala de colecciones como el más preciado trofeo de caza que han logrado capturar.

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Angy (una historia para adolescentes)

No fue sino hasta que sonó la campana del elevador anunciando la apertura de la puerta
que Pánfilo se separó. Momento en el que yo instintivamente empezaba a hacer tras
ella esos caninos movimientos que simulaban el tipo de cópula que se me antojaba
practicarle en la posición en que nos encontrábamos.

— Suéltame Glodo. — Me dijo ella al tiempo que retiraba mis brazos de su cintura
cuando la puerta del elevador se abría para que otras personas entraran, y enseguida
se despidió de nosotros diciéndonos: — hasta mañana chicos … y gracias por traerme.

Luego de despedirnos quedé como zombi … Diez segundos más, y hubiera eyaculado
de nuevo … Si hubiera estado solo en ese elevador … me la hubiera jalado ahí mismo.

Al salir, mi primo y yo caminamos por la calle como hipnotizados … sin decir palabra.
Mentalmente seguíamos sintiendo su cuerpo, y en nuestra imaginación veíamos como
el rubor de su rostro al despedirse de nosotros seguía evidenciando el terrible estado
de excitación que entre los dos le habíamos provocado en el interior de ese elevador.

Esa noche no pude dormir hasta casi el amanecer, pues el solo recuerdo de ese abrazo
que le di a su cintura, me estuvo provocando una erección tan brutal como permanente,
la cual no menguaba ni bañándome con agua fría. Sentía enloquecer al recordar las
tremendas puñetas que esa angelical criatura era capaz de hacer con su boca y su
garganta hasta provocar esas lechadas de burro con las que normalmente puedo
alcanzar el techo de mi casa, sabedor de que ahora las cuatro de este día estaban dentro
de ella, provocándole con su recuerdo la misma ansiedad que yo sentía. Y como bien
me dijo ella en el cine: con nuestros cuerpos en crecimiento, y tras haber probado la
terrible excitación a la que fuimos sometidos, la hormona del deseo generada por
nuestras gónadas ahora presionaba al doble la producción de semen, dando por
resultado una descomunal erección que pronto agrandaría cada vez más nuestros ya de
por si desarrollados miembros.

Ahora empezaba a comprender porque me dijo que no había forma humana de escapar
de ella. Pues no solo eran las sensaciones físicas las que me atormentaban, sino el
recuerdo de todo lo que me dijo en ese cine, particularmente lo último que pronunció
en mi oído cuando la abrazaba en el elevador. Todo un despliegue de neurolingüística
que como psicóloga experimentada había perfeccionado hasta el nivel de la excelencia.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 7

( EL TROFEO )

Toda expresión de acercamiento a la perfección arrastra un balance de barbarie.


Civilizaciones cuyos logros aun nos asombran, también eran capaces de actos que no
tienen otra definición que crimen. A nivel individual, la personalidad también busca ese
balance, y como creadores, todo deseo traído a la realidad, también contiene esa
dualidad ... porque todo es mente.

* * *

Y puesto que ella vino a pasar todo el fin de semana en nuestra ciudad, tan pronto como
al día siguiente por la noche pudimos repetir la misma acción con ella, pero ahora sin
timideces, tan pronto como se aseguró la puerta del privado, nos la llevamos a las
butacas para dar inicio con ese novedoso desahogo que sustituía nuestras
masturbaciones diarias, para lo cual Pánfilo y yo decidíamos quien sería el primero con
nuestro clásico juego de piedra papel o tijera, luego de lo cual el ganador debía
acomodarse en la butaca para que ella hiciera ese artístico trabajo que sabía hacer con
la garganta.

Situación ante la cual habiendo sido yo el ganador de esa recompensa que recibiría tras
esperarla en la biblioteca hasta que se desocupaba de sus estudios, luciendo su
provocativo cuerpo tras el cristal de ese cubículo, y posteriormente seguirla por la calle
viendo su provocativa forma de caminar, me encontraba en un estado tal de ansiedad
que ni siquiera alcance a quitarme el pantalón, y arrodillada como la tenía en el
alfombrado piso me acomodé como pude para acoplarnos.

Y estando yo de pie mientras presionaba mi ombligo en su frente con apretado y


furibundo abrazo a su cabeza, hice los movimientos dorsales propios de una copula
deslechando casi de inmediato ante la lujuriosa mirada de mi primo Pánfilo, quien al ver
que terminaba retirándome exhausto para caer en una butaca; tomó su turno para
hacerle lo mismo sin siquiera darle tiempo de limpiar sus chorreantes labios.

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Angy (una historia para adolescentes)

Luego de eso, más tranquilamente repetimos cada uno nuestro turno cómodamente
recostados en nuestras butacas, y puesto que nos restaba poco más de una hora y
media de función, nuestras “cuatro de ley” sin dificultad alguna consiguieron romper su
record, habiendo llegado yo hasta seis, haciendo comentar a nuestra boquiabierta chica:

— ! Uuuuff ! … Niños … mis respetos para ustedes … son tremendos … si no estuviera


frente a ustedes … con esa presión que tienen … alcanzarían la pantalla de este cine.
— Nos dijo ella.

En posteriores visitas, todas las eróticas acciones que ya conocíamos siguieron


repitiéndose. Así que, a su llegada, lo que queríamos con ansia loca era poner los labios
de esa boquita puñetera en el tronco raíz de nuestros excitados miembros, para
entregarle con urgencia ese mes de abstinencia, el cual luego de la tercera visita, ya se
había convertido en un hábito, que como penitencia religiosa soportábamos contando
los días y las noches que faltaban para nuestro encuentro con esa criatura que había
puesto fin a ese feo habito de nuestra adolescencia. No obstante, nuestros vigorosos y
deportivos cuerpos en desarrollo exigían cada vez más de esa complaciente criatura, y
como una cosa conduce a la otra, tan pronto como pudimos, nos decidimos a tener con
ella una auténtica cópula, toda una labor de apareamiento, a la cual como machos en
desarrollo irresistiblemente nos sentíamos atraídos por ese cuerpo de hembra perfecta.
Solo que lo queríamos en la forma especial. Tal y como se lo habíamos preguntado por
el chat de la página donde nos conocimos. Para eso decidimos platicar con ella acerca
de cómo había sido su iniciación de closet, la cual según nos había dicho, solo se atrevió
a realizarla hasta los 14 años, cuando por fin libre de su sexo original, se sintió completa
y confiada para dar placer, sometiéndose a las crueles exigencias de quienes eligió para
hacer la primera entrega de su hasta entonces virginal cuerpo.

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Angy (una historia para adolescentes)

Así que luego de contarnos a detalle todo lo que esos chicos malos de su colegio le
hicieron en su primera experiencia. Completamente enardecidos por la excitación
hormonal, no resistimos la tentación de hacerle lo mismo. Solo que sin ser tan directos
únicamente le expresamos nuestra intención de intimar en otra forma con ella, y que
para eso primero queríamos inspeccionar su cuerpo, a lo cual accedió.

Para lo cual debimos ir a otro lugar más apropiado para esa acción, dándonos la libertad
de revisar todo lo que quisiéramos, para lo cual se recostó tranquilamente en una cama
mientras con libidinosas caricias descubríamos una a una sus prendas hasta llegar a esa
perfecta y femenina estructura sexual que convergía entre sus piernas, tan artística y
delineada que parecía estar presumiendo frente a nuestros rostros.

Y haciendo uso de una gran fuerza de voluntad, resistimos cuanto pudimos la viciosa
inercia de esas puñetas orales a las que nos tenía acostumbrados y a las cuales en todo
momento parecía invitarnos con su mirada al tiempo que movía sus labios inquietamente
como si los mordisqueara.

Luego Pánfilo tomó una de sus torneadas piernas para besarla desde la pantorrilla hasta
el muslo colocándola sobre su hombro, mientras yo comprobaba la calidad de esos
senos.

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Angy (una historia para adolescentes)

Y tras agasajar y masajear con manos y labios todas sus pudendas partes frontales, le
pedimos que girara su cuerpo con el pretexto de apreciar ese arco perfecto de su
espalda, y casi sin disimulos nos enfocamos en inspeccionar ese enfermizo anhelo que
teníamos por ella.

El cual era tan perfecto en forma color y contextura como todo en ese cuerpo, al grado
que mi primo Pánfilo no resistió el deseo de acercarse hasta hacer contacto con ese
delineado y sonrosado orificio para frotarlo con su picante mentón a modo de cepillo,
provocando en ella una tremenda contracción emocional que la hizo girar de nuevo su
cuerpo, ahogando en su garganta el femenino aullido que le fue arrancado por ese
asalto a su intimidad, y de inmediato se incorporó frente a nosotros sentada en una
postura semejante al medio loto del yoga.

Con su rostro enrojecido y la respiración agitada por la súbita excitación que le había
provocado Pánfilo con esa bárbara caricia de cepillo de alambre, nos miró mordiéndose
los labios, y en cuanto le expresamos nuestra brutal intención de recrear su relato, tal
y como ella nos contó que fue su iniciación de closet a los 14 nos inmovilizó con esa
mirada que parecía incendiar el lugar donde la enfocaba. Luego nos tomó con ambos
brazos de nuestros cuellos a modo de abrazo, atrayéndonos hasta pegar nuestras
frentes a la de ella.

— Con que eso es lo que quieren canijos burros ¿Mmm? — Nos dijo ella y continuó. —
Mi costosa operación, de la que ya se dieron cuenta que es perfecta, y está disponible
para ustedes, no es de su interés … ¿verdad? … Lo que realmente quieren es ese
sagrado relicario con el que podrán gobernar mi alma a su completo antojo … tal y como
sueñan hacerlo con la heroína de sus películas … quien por cierto, ahora les informo
que es mi prima … a la que algún día les presentaré … ! para que los muerda ! … cuando
sepa lo que le quieren hacer … pues no crean que es tan jovencita como se ve en las
películas … tiene mi edad, y muy mal carácter … Sin embargo, yo la podría convencer
para ustedes, pues cuando toma siempre termina haciendo eso que quieren, y no tienen
idea de lo caliente que es. Ella cumple con la medida de ustedes mejor que yo.

Y efectivamente, Angy era prácticamente un duplicado de esa actriz que nos traía de
cabeza, pero con un cuerpo que superaba por mucho a la original. Así que, tras evaluar
esa oferta, la sujetamos para atraparla con firmeza diciéndole que por lo pronto a la
que queríamos era a ella, pero esta vez expresándole en nuestras propias y vulgares
frases la forma en la que queríamos usar su cuerpo, siendo notorio para nuestra
intuición de machos ansiosos la sutil pero coqueta sonrisa nerviosa que nuestras
palabras cargadas de rabioso deseo le provocaban mientras fingía resistirse.

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Angy (una historia para adolescentes)

— !No! … !no! … !dije q u e nooo! … !Porffffiisss! — Nos dijo ella casi jadeando por la
excitación que le provocaba nuestra insistencia haciendo débiles y femeninos esfuerzos
por contener la agresiva pasión con la que la sujetábamos.

Fue entonces que empezamos a morderle el cuello las orejas y la nuca, exigiéndole que
debía cumplir con su promesa de ser nuestra burra al tiempo que ella trataba de
explicarnos que cuando lo dijo no se refería a eso, pero sabedores de que estaba
cayendo presa del desbordante placer que le provocaba forcejear con nosotros,
insistimos e insistimos, cada vez más agresivamente, hasta que finalmente la rendimos.

— !Esta bien! … !Esta bien, chicos! … Ustedes ganan … Lo haré. — Nos dijo dejando
caer sus brazos con una expresión en su rostro con la que parecía sentir por anticipado
los dolores que le causaríamos, y continuó diciendo. — No hay problema … solo
pónganse de acuerdo sobre quien será el primero.

Razón por la cual me apresuré para decirle que sería yo el primer toro de la tarde, y
estando tras ella, la sujeté más firmemente de la cintura en apretado abraso para unir
mi regazo a su trasero, haciendo de inmediato los furiosos movimientos dorsales con
los que simulaba el tipo de cópula que ansiaba practicarle … tal y como cuando
estuvimos en el elevador de ese hotel, haciendo realidad la viva imagen de la cornada
de profundidad que ella había plantado en mi imaginación, pero aplicada con salvajes y
despiadados movimientos que impactaban contra su trasero moviendo su hermoso
cuerpo como si montara a caballo.

— !Auuu! … !Auuu! … !No Glodomiro! … No seas malo … Así no … Por favor. — Me dijo
ella apoyando sus manos en mis brazos al tiempo que con sus piernas separadas echaba
su cabeza hacia atrás, como mirando al cielo mientras Pánfilo le aplicaba furiosos besos
en el cuello y yo hacía lo mismo en su nuca y su espalda. — Tranquiliza a ese toro
bravucón que llevas dentro Glodo. — Continuó diciéndome ella. — Moriré si haces eso
estando adentro de mi … pues contrario a lo que puedas creer … soy casi una doncella
para esas cosas.

Dicho esto, se tomó el trabajo de instruirme con las ondulaciones de su cuerpo sobre el
modo como debía hacerlo, muy delicadamente al principio incrementando lentamente
mi furia hasta hacerlo exactamente como ansiaba hacerlo, luego de eso nos dijo que
ese tipo de cópula desde siempre fue bastante dolorosa para ella, debido al ajuste casi
virginal que tenía, y aún en la actualidad, enfrentarse a machos tan jóvenes, ansiosos,
y agresivos como nosotros, con miembros tan bestialmente dotados, era algo para lo
cual debía preparar su cuerpo previamente, usando una faja que le protegía la cintura
y las costillas, así como un collarín especial que se ponía en ese fino y delgado cuello.

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Angy (una historia para adolescentes)

Asimismo, me instruyó sobre todos los cuidados y atenciones que debía tener,
dejándome en claro que introducir “eso” por completo, iba a tomar entre diez y doce
minutos, en los cuales debíamos tener gran paciencia y control … y puesto que lo íbamos
a hacer sin condones, nos dijo que debía hacer ciertos preparativos con su cuerpo o de
lo contrario, todos terminaríamos enfermos con ese tipo de prácticas.

Así dispuestas las cosas, finalmente me convenció para que la soltara de ese apretado
abrazo y le diéramos un par de horas para que hiciera esos preparativos en privado,
tiempo en el que aprovechamos que ella había dejado su teléfono, el cual siempre nos
permitía ver, puesto que tenía protegidas con password las funciones de envío y
recepción. Así que curiosos como éramos, empezamos a ver toda su galería de
imágenes. Queríamos ver de nuevo esa serie de fotos que nos había mostrado antes y
otras más que encontramos, de las cuales dos nos llamaron la atención. Una en la que
mostraba la forma criminal en que hacia esos ejercicios llamados abdominales, y otra
donde había una mención del servicio que había prestado durante su adolescencia a la
milicia de su país, en un escuadrón espacial conformado para su particular género.

En todas, sin importar los diferentes tipos de pelo o arreglo que usara sobre su rubia
cabellera, a través de todas sus edades hasta su gloriosa forma actual; tenía el porte
de una auténtica guerrera, como la heroína de nuestras películas favoritas. Un sello que
transmitía a toda su personalidad, posiblemente debido a la perpetua lucha que
representaba su particular condición.

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Angy (una historia para adolescentes)

Y habiendo hecho sus arreglos, se presentó ante nosotros, luciendo como siempre esa
impecable y proporcionada figura que cortaba la respiración.

No obstante, y habiendo visto donde tenía su equipo de seguridad, lo escondimos para


poder tenerla al natural, y cuando se dio cuenta que su equipo de seguridad no estaba
donde lo dejó, solo sonrío en forma nerviosa mientras retrocedía ante nuestro avance,
y antes de que dijera algo, nos lanzamos sobre ella como tigres hambrientos,
inmovilizándola para impedirle poner cualquier condición que limitara lo que exigíamos.

Y una vez que estuvo en nuestro poder, no perdimos la oportunidad de medir nuestra
dominante fuerza contra ella en una lucha cuerpo a cuerpo en la que nos divertíamos
atormentando ese cuerpo perfecto, al cual ante la mínima oposición o forcejeo le
aplicábamos los mismos sádicos tormentos de su iniciación, tratándola como si
lucháramos para vencer a una poderosa guerrera a la que simulábamos morder sin
piedad hasta domarla por completo, haciendo que aflojara todo su hermoso cuerpo, en
la misma forma en que ella nos contó su relato, y entre resuellos de excitación y con
una casi inaudible voz nos suplicaba de favor que no fuéramos tan rudos.

— ¡Ouu Ouu! … No sean malitos chicos … Cuando hacen eso siento que se me va la
fuerza en todo el cuerpo … ¿podríamos negociar una entradita a medias? … ¿Sí? —
Preguntó ella, a lo cual estando tan excitados que no podíamos articular palabra, solo
le respondimos sacudiendo nuestras cabezas en señal de NO mientras la besábamos
enfurecidamente gruñendo como bestias en celo con las cuales no se puede negociar lo
que ya cayó en su poder.

Aunque bien pronto caímos en la cuenta de que todo ese papel de delicada victima junto
con lo del relato de su iniciación, y lo del equipo de protección, nos lo había contado tan
solo para excitarnos, pues aun sin ese equipo que más bien parecía un atuendo de
lencería, podíamos apretarla de la cintura y tironearla cuanto nos ordenara nuestro
posesivo instinto durante el inevitable forcejeo al que la sometíamos con esas bestiales
cópulas con las que fue iniciada en su actividad sexual.

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Angy (una historia para adolescentes)

— Definitivamente, eres la chica con la que siempre hemos soñado Angy — Le dijo
Pánfilo con su excitada y ronca voz al tiempo que la besuqueaba impúdicamente en el
cuello junto a su oído y continuó diciéndole. — Así que … solo hasta los once fuiste
gallito … ¿eh? … Pues yo creo que aún en esas condiciones nos hubieras podido seducir.

— Lo sé Pánfilo. — Le respondió jadeante, y continuó. — Y te aseguro que esa chiquilla


que tanto les gustó, aún se encuentra aquí adentro. La diferencia es que ahora tengo
mucha más experiencia que ella para hacerte gozar. Puedo ser lo que tú quieras. La
chica de los anuncios … la modelo de tus revistas … y con tan solo un par de arreglos
… la pesada y presumida de mi prima, a la que sueñan con gancharla por el culo … así
que como de costumbre … tendré que ser yo la que pague los platos que ella rompe.

— !Así se habla mi cabrona! — Le dijo Pánfilo al tiempo que la sujetaba del cuello con
ambas manos para estamparle tremendo beso en los labios y continuó. — Pues primero
serás la burra de Glodomiro, y cuando siga yo … quiero que tengas lista para mí a esa
chiquilla. — Terminó de decirle Pánfilo con palabras que casi sonaban a una orden.

— Si … si … Todo lo que tu pidas Pánfilo … estoy lista para empezar a hacer lo que
pidieron, no me importa si muero. — Le respondió ella visiblemente excitada y con su
rostro enrojecido por la euforia hormonal que le provocaba Pánfilo con ese vulgar y casi
sádico vocabulario con el que claramente percibíamos que la estábamos haciendo gozar.

Y dando por hecho que la teníamos en nuestro poder, Pánfilo la tomó del pelo en señal
de dominio y la colocó de rodillas en el alfombrado piso. Y puesto que a mí me tocaba
ocupar el primer lugar, sin más preámbulos dieron inicio las labores de perforación
mientras Pánfilo la sujetaba del cuello bajo uno de sus brazos para evitar o mejor dicho
desanimar cualquier intento de defensa, de acuerdo al guion de su relato de iniciación,
razón por la cual Pánfilo todavía le preguntó que si así había sido su experiencia.

— !Sí! … !si! … !Eso es Pánfilo! ... Asegura bien a tu hembra … Apriétala si intenta
forcejear … demuéstrale quien manda ... convéncela de que no hay escape posible … y
no dejes de regañarla con esas burradas que usan ustedes en su lenguaje. — Le dijo
ella con su rostro enrojecido y sudoroso, presa de la terrible excitación que le provocaba
pánfilo al asegurarla del cuello con su brazo.

No obstante, y a pesar de la previa lubricación como de la pasiva cooperación de nuestra


inmóvil “víctima”, esa flor era bastante difícil de abrir, pues como bien dijo ella, esa era
“una doncella sin experiencia con burros como ustedes”, y cuando por fin el avance
empezaba a darse, la acomodamos en la mejor posición con su cara clavada en la
almohada y empujé resueltamente presionando una y otra vez hasta que sentí que le
atravesaba la parte más interna y resistente de su interior, pero fue en ese preciso
momento que uno de nuestros celulares vibró y mi primo lo tomó para responder.

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Angy (una historia para adolescentes)

Era uno de mis hermanos que festejaba su cumpleaños, y enseguida me puso el


auricular micrófono en la oreja para que respondiera. Así que, enardecido y bufando de
placer como estaba por el esfuerzo de la forzada penetración, solo acerté a decir con
un excitado resuello.

— Sorry brother … Lo siento, pero definitivamente no podremos ir … No para nada, todo


está bien … Lo que pasa es que en estos momentos estoy abriéndole el culo a … a mi
novia, si eso es … No, no es señorita, pero con lo vergudo que estoy me está dando el
mismo trabajo. Apenas llevo la mitad. — Le respondí a mi “brother” que celebraba su
fiesta, y para que me creyera tuve que mostrarle en la video imagen del teléfono un
costado del rostro de ella, que en esos momentos tenía la almohada prensada con sus
dientes para sofocar los sollozantes mugidos nasales que evidenciaban sin sombra de
duda la ardua labor de apareamiento en que se encontraba. Así que solo le pedí que
saludara a mi brother, a lo cual accedió dándole un besito rápido a la pantalla del celular
para enseguida volver a clavar su frente en la cama con los parpados apretados.

Luego de ser felicitado por el espectacular trofeo que tenía ganchado con mi lanza, nos
despedimos para que yo pudiera continuar con ese febril y laborioso esfuerzo de
perforación, el cual continué al tiempo que ella rugía presa del placentero dolor que le
provocaba la forzada penetración y apertura de su más sensible intimidad, ahogando su
queja con la boca pegada en la almohada, hasta que finalmente quedé convencido de
que ya no era posible adentrarse más con lo cual quedaba perfectamente empotrado
en ese apretado y firme conducto al que ahora mantenía tan expandido y dilatado como
se lo ordenara la brutal erección de mi larga y negra verga.

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Angy (una historia para adolescentes)

— !Mmmff! … !Cabrón burro! … Así que soy tu novia … ¿eh? … Pues ve haciendo los
preparativos para la boda, porque contigo es casi seguro que voy a quedar embarazada.
— Me dijo ella cuándo enardecido por la excitación que me provocaba oírla hablar así;
instintivamente hice los primeros movimientos de apareamiento. — !Auu! !Auu! !Auu!
!No, espera niño! … ¡Ten paciencia! … ¡Plis! … Tengo tu cabezota empujándome el
ombligo por dentro … Deja que se acomode todo en mi interior para que me haga más
elástica, mientras tanto puedes acostarte un rato arriba de mí para que te calmes, dame
un minuto como te dije, solo un minutito rey, respira hondo y descansa, luego podrás
moverte como quieres … Te dije que yo no soy de tu medida, y es la verdad, por eso
primero me tienes que convertir en burra, pero poco a poco … por favor.

Y sin entrar en más detalles, dejé caer mi cuerpo sobre su espalda para darle el tiempo
que requería ajustar la elasticidad de su interior a la del tamaño del burro que tenía
clavado hasta la raíz. Pues nuestras largas y engrosadas vergas al clavarse por
completo; tranquilamente debían llegarle hasta la parte más delgada de su cintura como
bien me dijo aquella vez en el cine.

— !Sí! … !Eso es! ... !Acomódate despacio! … !Auugg! … !Tranquilo burro! … plis … ya
me tienes como tu trofeo … no tienes porqué apresurarte … Me tienes bien atrapada,
no tengo forma de escapar ni de defenderme … ¿Recuerdas tu primera puñeta? … Pues
multiplícala por diez, y eso es lo que siente la doncella que tienes en tu tronco raíz … El
dolor es tan fuerte como el placer … Siento que se me va a reventar el alma de la
emoción. — Me dijo ella, sujetándome las manos con fuerza en un intento por atenuar
la rudeza de esos acomodos, hasta que dejé de moverme quedándome tan quieto como
estatua. Y ahora el mínimo empujón o movimiento de acomodo eran una sensación que
producía en ella esas explosiones de placer que la hacían revolcar su cabeza con los
parpados apretados emitiendo el agudo e inconfundible rugido de la hembra excitada.

58
Angy (una historia para adolescentes)

Me es difícil describir con palabras la emoción que experimentaba al sentir como ella
amoldaba la perfecta estructura ósea de su cuerpo como si fuera el más fino mueble
donde yo pudiera descansar al tiempo que me divertía besuqueando y mordisqueando
esas finas y blancas orejas mientras pronunciaba en su oído las más terribles y vulgares
frases de mi erótico y burdo vocabulario estudiantil. Aunque todo parecía indicar que
ella disfrutaba lo indecible mientras me escuchaba decir esas burradas, lo cual era del
todo evidente al ver cómo se mordía los labios mientras con una orgásmica expresión
en su rostro tallaba su frente contra el alfombrado mueble al tiempo que arañaba todo
lo que alcanzaba con sus manos.

Como es obvio, nuestras frecuencias cardiacas eran iguales, y en esa forma podía sentir
como nuestros corazones latían juntos, al mismo tiempo, completamente sincronizados,
con la misma furia y con el mismo nivel de excitación, como si en ese momento fuéramos
uno solo. Durante esos breves segundos de quietud pude sentir como con cada latido
de nuestros corazones el impacto de la presión ejercida parecía querer reventar nuestros
cuerpos de la emoción. Y ahora, sin prisas ni ansiedades, podía disfrutar el contacto con
cada curva de ese hermoso cuerpo en continuo acomodo, esforzándose por acoplarse
de la mejor manera posible a la pesada carga que tenía sobre su espalda, encontrando
gran placer al ver los gestos de placentero dolor que le provocaba con cada uno de los
inquietos acomodos con los que yo también me preparaba para dar inicio con mis
labores de semental, las cuales ejecuté enseguida, pero esta vez sin importar cuanto
chillara o se quejara nuestra rubia chica hasta que, como todo buen burro, completé mi
vigorosa faena, no una … sino tres veces consecutivas, al termino de las cuales los dos
quedamos tan inertes como si durmiéramos.

Luego de un rato, con su respiración aun agitada por la excitación, giró su cabeza para
besar mi negro y sudoroso rostro una y otra vez con la misma devoción de una mujer
enamorada hasta terminar por acariciarlo con su lengua en señal de agradecimiento,
acción que parecía ser para ella un éxtasis de adoración que hacía con los ojos cerrados.

Finalmente, y a pesar de la complicada posición en que se encontraba, pasó sus brazos


tras mi espalda para abrazarme con fuerza, y apoyando su frente en la alfombra accionó
su cuerpo con ondulaciones que mecían el mío con los movimientos propios de una
cópula, hasta que rendida por el esfuerzo dejó caer sus brazos y tuve que continuar yo.

— ¡Si! ¡Si!, eso es Glodo … hazlo sin piedad … quiero morir de placer. — Me dijo ella.

Y cuando todo terminó, murmuró en mi oído con una voz tan tenue como su respiración:

— Eres un maldito burro Glodomiro … Me hiciste gozar horrores … En serio te digo que
calificas para el matrimonio … y eso … aunque no lo creas … también está disponible
para ti … Pero por lo pronto, tienes una burra a tu completa disposición.

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Angy (una historia para adolescentes)

Posterior a eso, nos desenganchamos para que ella hiciera sus arreglos y se preparara
para Pánfilo, que en ese momento se encontraba viendo la tv con sus audífonos puestos,
dando para él una faena tan espectacular y artística como la que había hecho conmigo,
pero esta vez arreglada y maquillada con el look de la niña que vimos en su álbum de
fotos … realmente parecíamos unos abusadores al sujetarla acomodarla y tironearla
para que ahora se apareara con mi ansioso primo.

En las visitas siguientes nos quedó claro que para ella sentir dolor era parte de su
complacencia. Pues como bien nos dijo al hablar de ella en tercera persona: “Nunca le
pidas nada, solo tómala del pelo y acomódala como a ti te plazca … se va a quejar, pero
eso es lo que le place, porque la hace sentir la imperiosa necesidad que tienes de ella”.

Así que sin nada que nos frenara, podíamos desatar gran cantidad de fuerza contra esa
aparentemente endeble y débil criatura sin que llorara o se lamentara como una niñita,
pues poseedora de la resistencia de un demonio de gimnasio, aparentaba luchar y
resistirse, pero eso era tan solo una técnica para enardecernos, pues luego de complacer
nuestra instintiva necesidad de luchar como machos domando a su hembra, cedía
dejándonos ganar, como si realmente la hubiéramos vencido, terminando por aflojar
todo su hermoso cuerpo, lo cual le permitía disfrutar de toda la rudeza que le
aplicábamos como castigo por resistirse.

Tal vez esa era la otra parte del dantesco castigo divino al que ella se refería al hablar
de su condición, y nosotros sin duda éramos los demonios de su particular infierno. Pues
esa parecía ser nuestra función, la cual completábamos cuando finalmente, rendida,
orgasmada, y con evidentes signos de haber quedado complacida y satisfecha,
podíamos ponerle la “pata” sobre el rostro en señal de dominio, comprobando que aún
con esa última acción de su “relato de iniciación” conseguíamos remover los placenteros
remanentes del goce que seguía recorriendo su sistema nervioso.

Motivo por el cual seguíamos divirtiéndonos con esa acción, oprimiéndole el rostro y el
cuello para oírla chillar de placer, al tiempo que la veíamos arañar la alfombra y hasta
su propio cuerpo, comprobando con eso que se encontraba completamente embriagada
de lujuria por ese placer hormonal que habíamos dejado en su interior, el cual la hacía
sentirse como hembra en celo que se derrumba tras la aparatosa y monumental faena
de apareamiento con la que fue exitosamente preñada por los más feroces, salvajes, y
despiadados machos de la manada. Apenas podíamos creer que un par de burros como
nosotros estuviéramos haciendo gozar en esa forma a un cerebro como el de ella.

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Angy (una historia para adolescentes)

No obstante, para ella, quedar convertida en burra era el orgásmico deleite que
coronaba su victoria final sobre nosotros. Algo que agradecía con gritos y llanto al
terminar, por ser ese el único desfogue que la hacía sentirse parte de la naturaleza.
Nuestros incansables cuerpos pletóricos de vitalidad, y nuestras lujuriosas ansias por
gozar, la hacían sentirse como la hembra más deseada dando un servicio de nivel
paraíso a nuestra instintiva y natural función reproductiva, para finalmente recibir en
sus vacías y sedientas entrañas el mes completo de abstinencia al que nos sometía.

Y ahora sin importar lo que ella fuera, para nuestro natural instinto de bestia macho ella
era una real hembra con la que ejercitábamos la óptima respuesta de nuestra natural
función reproductiva de sementales en desarrollo, la cual exigía el pronto alivio que la
lujuriosa imagen de ese cuerpo perfecto nos provocaba, pues en esa forma fue como
ella nos trabajó la mente, excitando nuestro natural impulso con su actuación de víctima
indefensa, haciendo ese femenino y orgásmico escandalo al sentir nuestro lujurioso
proceder en el que la tratábamos como si fuera una muñeca que no tenía otra opción
que aguardar a que todo terminara al completo antojo y satisfacción de sus verdugos.

Cosa que para nosotros era un regalo traído del cielo, pues tomando en cuenta el
parecido que ella tenía con quien dijo que era su prima, para nuestra mórbida
imaginación todas esas acciones nos hacían sentirnos como los actores de una
versioncita porno de nuestras películas favoritas, donde la sensual e invencible heroína
era capturada por los feos monstruos, para aplicarle por fin el merecido castigo que en
los filmes oficiales jamás le podrían dar, obligándola a gozar contra su voluntad hasta
hacerla estallar en múltiples orgasmos que la hacían gritar y llorar de felicidad al sentir
que esos monstruos habían quedado adictivamente anclados a su cerebro y sistema
nervioso transmitiéndole de lleno todas sus bestiales emociones.

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Angy (una historia para adolescentes)

La excitante diversión que experimentábamos al estar con ella era tan perfecta que por
momentos tenía la impresión de que éramos parte de una elaborada coreografía
controlada por la mente de ella, y en mi imaginativa intuición sentía que estábamos en
presencia de una diosa extraterrestre divirtiéndose en un submundo virtual con las
criaturas que ella misma había creado para complacerse.

Pues envueltos en su aura de fantasía, ni siquiera recordábamos tener cuerpos. En esos


momentos de enloquecedora embriaguez hormonal, éramos espíritus divirtiéndose con
los cuerpos que ocupábamos, y en nuestra juvenil inocencia; difícilmente podíamos
darnos cuenta de que habíamos abierto con nuestras mentes un vórtice dimensional en
el que ahora nos encontrábamos jugando con el poder primario y bruto de la creación,
armando una realidad donde todas las piezas embonaban como un puzle o
rompecabezas.

Posterior a esas extravagantes experiencias que correspondían exactamente con


nuestra fantasía imaginativa, y tras poner en orden su cuerpo aseándolo con gran
pulcritud, caía en un sopor de tranquilidad que le daba una completa calma, dejándola
completamente desconectada de la realidad, durmiendo como un ángel al que no
osábamos molestar. Como si nuestra intuición nos dijera que en ese momento ella se
encontraba por fin libre, en un encuentro con la perfección de ese paraíso que irradiaba
desde su interior, y del que solo veíamos lo que podíamos entender.

Pues podíamos pasar horas contemplando absortos y en silencio esa nacarada imagen
que alumbrada tan solo por la mortecina luz de luna que entraba por la ventana, parecía
una obra de arte hecha en por escultores del renacimiento, al tiempo que sumábamos
a nuestro deleite la genialidad de Vivaldi, Mozart, y Rossini que tanto le agradaban a
ella, hasta que por fin era iluminada por los primeros rayos del sol y abría sus intensos
ojos con una sonrisa que parecía el amanecer, momento en el que sentíamos que
volvíamos a existir para seguir formando parte de su mundo, pues como si un chispazo
emocional se hubiera disparado en nuestro interior, nuestro cuerpo reaccionaba al
llamado de una incontrolable erección matutina que sujetábamos firmemente con la
mano empuñada al tiempo que nos esforzábamos por no hacer esos groseros
movimientos que provocan la eyaculación.

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Angy (una historia para adolescentes)

Y ahora, como tigresa hambrienta que ha sido despertada, caía sobre nuestros recién
aseados cuerpos aun envueltos en bata de baño y nos tumbaba en la cama para acariciar
nuestra negra piel con su sensual boca simulando mordernos con gran ferocidad desde
el cuello hasta el abdomen, para finalmente darnos el alivio matutino que a esa hora
nos hacía tanta falta como a ella. Pues según nos explicó, esa calentura matutina que a
nosotros nos provocaba esas terribles erecciones, se debía a la tremenda cantidad de
hormonas que producíamos a esa hora, calentura que en ella se manifestaba como una
imperiosa y adictiva necesidad de recibirla, pero no solo como substancia, sino como
complacencia a través de todos sus sentidos, tal y como se hace con el vino y el tabaco.

En cuanto a su profundo sueño nos explicó, que una vez que la soltábamos, su cerebro
tenía la necesidad de desconectarse por completo para descansar, debido a que los
orgasmos que le provocábamos eran tan terribles como una experiencia cercana a la
muerte. Pues según nos dijo, el largo de nuestros miembros coincidía exactamente con
el límite máximo que ella podía acoplar en su interior, y al ocupar una parte tan amplia
de su red nerviosa, nuestros ansiosos movimientos la hacían terminar con un orgasmo
tan enloquecedor y prolongado que parecía que no terminaría jamás.

Por nuestra parte, estábamos embelesados al ver como ella le prodigaba a esa parte
genital de nuestros cuerpos una devoción que rayaba en un éxtasis de adoración y
admiración tan intenso como el que nosotros sentíamos por la totalidad de ese cuerpo
de diosa que ella tenía, haciéndonos sentir como el mas humilde de los pescadores,
quien con su rudimentario y básico anzuelo, en un golpe de suerte inesperado logró la
captura de uno de los más codiciados y hermosos ejemplares de la naturaleza. Pues no
dejaba de parecernos un sueño que esa sola parte de nuestros cuerpos sumada a una
funcionalidad tan ordinaria, fueran las cadenas con las que teníamos atrapada a esa
increíble criatura para tenerla a nuestro servicio.

Y puesto que ella jamás mentía, nunca le volvimos a preguntar nada sobre su parentesco
con nuestro ídolo de las películas. Realmente ya no teníamos interés en conocer al nivel
diez, cuando teníamos con nosotros al nivel doce. Pues con el paso del tiempo nos dimos
cuenta de que en ella no solo teníamos a la amiga que cualquier adolescente quisiera
tener, sino también a una psicóloga del primer mundo, con impresionantes credenciales
académicas de la más exclusiva, prestigiosa, y emblemática universidad de su país, así
como el inevitable e importante trabajo de alto perfil que esto ameritaba, y transitar
social y profesionalmente por niveles que llegaban hasta la cumbre de la protocolaria y
acartonada realeza europea; donde el mínimo error haría rodar su cabeza por el pantano
del desprestigio, era para ella una especie de prisión social que la agobiaba, razón por
la cual buscaba ese escape que nosotros le proporcionábamos al amparo de este lugar
vacacional al que acudía una vez al mes, y en el que manteníamos una relación sin
límites, de la cual como bien nos advirtió, la única prohibición estricta que teníamos; era
la de enamorarnos de ella, pues en cuanto eso ocurriera, tendría que dar por terminado
todo contacto con nosotros. Cosa que como bien supimos, ya le había sucedido en
anteriores relaciones con chicos de nuestra región.

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Angy (una historia para adolescentes)

CAPÍTULO 8

( LA OTRA )

No todos los cuentos de hadas son para niños … Sobre todo, cuando estas se enojan.

* * *

Y aunque fuimos advertidos, con el tiempo, paulatinamente pasamos del sexo duro y
novedoso a la tranquilidad. Pues sin importarnos cuan tentador y complaciente luciera
ese cuerpo, adornado siempre con lo último en lencería, descubrimos que había un
placer mucho mayor al sentir su verdadera y magnética personalidad, ya que con ella
podíamos pasar un fin de semana en una de las cabañas de un club campestre al que
ella pertenecía viendo películas y documentales mientras permanecíamos recostados a
ambos costados de su cuerpo, sin aburrirnos, como si el tiempo se detuviera estando
en su compañía. Lo cual era evidente que ella lo podía captar, como si lo absorbiera de
nosotros, y continuamente tratara de evitarlo provocándonos como lo hacen los gatos.

Y aunque dócil como fiel mascota con nosotros cuando decidíamos usarla, solo una vez
vimos su lado oscuro, pues jamás se mostró celosa o posesiva si hacíamos vida social
con chicas de nuestra edad en ese campestre. Parecía no darle importancia a eso, pues
actuaba como si estuviera totalmente segura de que no eran competencia para ella,
excepto cuando se dio cuenta de que otra depredadora de la misma “condición” y nivel
de ella, pero mucho más joven, trató de atraparnos.

Al parecer, hija de cierto diplomático, la cual también asistía a las cabañas de ese
exclusivo campestre por pertenecer al club de estudiantes preuniversitarios de su país,
y a la cual llevaban al lugar en un auto con los sellos diplomáticos de su gobierno. Y al
igual que Angy, ella no ocultaba esa condición de transexualidad, pues ese campestre
de cabañas que había en nuestra ciudad, en buena medida era uno de los puntos
vacacionales de estas “aves nocturnas” como las llamaba Angy. Toda una hermandad.

No obstante y a pesar de que en ese campestre la inquebrantable regla de oro de esas


aves era la de respetar “las pertenencias ajenas”, desde que llegó por primera vez
notamos que al descender del lujoso auto que la transportaba centró su mirada en
nosotros con una sutil pero maliciosa sonrisa, viéndonos como el felino que elije a la
presa más conveniente que hay entre una multitud, y no cede hasta cazar a su objetivo,
como si solo esa presa existiera.

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Angy (una historia para adolescentes)

A las claras se veía que era la clásica “hijita de papa”, una niña “milenian” cuya
estrafalaria vestimenta pseudo militar hablaba por ella. Sin embargo, una vez que se
familiarizó con el ambiente y reconoció “las pertenencias” de cada integrante de ese
campestre, fue lo suficientemente astuta para engañar a Angy haciéndose pasar por
una consumada racista de la supremacía blanca, portando sellos y símbolo de ese tema
y comportándose como una bruja maldita, altiva y orgullosa con nosotros, como si nos
despreciara, pero solo frente a Angy. Cosa que ya había acordado con nosotros en
secreto para evitar “malos entendidos” (celos), debido a que ella era muy “sociable”.

Así que, en cuanto Angy se ausentaba, a modo de broma levantábamos la mano para
darle el saludo nazi haciéndola reír al tiempo que cubría su rostro con ambas manos.
No obstante, subyugada por ese olfato animal que ellas tienen para captar la capacidad
hormonal de los jóvenes machos, nunca perdía pisada para unirse a nuestra compañía.
Ataviada siempre con prendas que multiplicaban la imagen de su monumental anatomía.

Pues a pesar de ser tan joven como nosotros, ella al igual que Angy tenía una marcada
orientación y preferencia por los adolescentes de piel oscura, o tal vez por las virtudes
que solo ellas pueden percibir de nosotros, razón por la cual, siempre socializaba con
cualquier pretexto, invitándonos a su grupo universitario que venía de España, e
insistentemente trataba de cautivarnos como acostumbran esas criaturas. Unas veces
invitándonos a algún deporte en el que podía lucir su espectacular anatomía, otras con
la sutil seducción de una hipnótica charla cargada de finas y subliminales referencias
eróticas, expresadas con una voz tan sensual como ese acento europeo que sabía muy
bien cómo combinar con cada gesto que hacía con su rostro y sus manos, o tomar una
de las bananas más grandes que había en la mesa donde estábamos para retirar su
cascara e introducirla lentamente en su boca mientras nos veía con una coqueta sonrisa
introduciéndola lentamente hasta casi engullirla por completo, luego la extraía lo
suficiente para empezar a comerla normalmente mientras sonreía al ver las embobadas
caras de imbéciles lujuriosos con que la veíamos.

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Angy (una historia para adolescentes)

En cierta ocasión nos mostró algunas imágenes en su teléfono, de entre las cuales activó
un video que interrumpió rápidamente, diciéndonos apenada que se había equivocado,
y que la chica de ese video era una amiga de su club campestre, fornicando por primera
vez en su iniciación de closet con uno de los jóvenes nativos de nuestra región.

Sin embargo, y aunque no le vimos la cara, por varios detalles nos quedamos con la
sospecha de que esa chica era ella … Claramente se notaba que la tenían con el culo
atravesado por “sabe dios” que dimensión de verga. Pues los espantosos mugidos
nasales que emitía esa chica eran las inconfundibles quejas de un feroz enculamiento.

En resumen: todo en ella, física y mentalmente parecía estar diseñado para “cazar”.

Ahora empezábamos a entender el significado de: “Ave Nocturna”. La que navega en la


oscuridad … la oscuridad de nuestras mentes, siempre al abrigo de nuestra fantasía y
el deseo básico por la forma. Depredadora que cae sobre los que no tienen defensa, las
jóvenes crías, cuya semilla sexual apenas inicia su germinación.

Sin embargo, era tan irresistible tocarla durante cualquier juego o deporte que a veces
casi podíamos abrazar su cintura y aplicarle un beso relámpago en la espalda mientras
ella fingía no percibir eso, pues como buen ave de caza, no perdía el tiempo en niñadas.
El verdadero despliegue de su acción caería sobre nosotros cuando no hubiera escape
posible, oportunidad que no dejó pasar cuando luego de nadar y aun vestida con tan
solo ese traje de baño que era una masturbante provocación, se sentó en la banca de
un apartado lugar del área, donde sabía bien que la luz automática no encendía al
anochecer, situación que aprovechó para entretenernos con una de sus sensuales e
interesantes platicas mientras oscurecía.

Ambiente en el cual resultaba imposible negarle el masaje de cuello y hombros que por
su lenguaje corporal parecía necesitar. Cosa que de inmediato hizo Pánfilo por
encontrarse a su espalda, poniéndole sus manotas encima, mientras ella me veía con la
insinuante mirada de invitarme a unirme para hacer lo mismo.

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Angy (una historia para adolescentes)

Lo cual también hice al ver que Pánfilo estaba completamente pegado en la espalda de
ella, sirviéndole con su cuerpo como el respaldo que faltaba en esa banca. Así que,
tocándola poco a poco como si le acariciara el pelo, procedí a tocar su fino cuello
sujetándoselo como todo un terapeuta para acercarme cada vez más hasta pegar esa
abultada parte de mi pantalón contra su hombro.

Ahora, Pánfilo y yo estábamos tan pegados en ella que casi no resistíamos la necesidad
de hacer los movimientos dorsales de una copula mientras ella aparentando no darse
cuenta de eso continuaba con su dulce platica pidiéndome que oprimiera su cuello
suavemente, pero cada vez más, hasta casi cortarle la respiración, cosa que disfrutaba
con los ojos cerrados en cuanto aflojaba la presión de ese estrangulamiento voluntario,
como si se tratara de un mini orgasmo, y tras repetir esa acción a petición de ella, pero
esta vez con Pánfilo, ahora, con más confianza, y con su rostro enrojecido por la
excitación, extendió el verdadero poder de su magia verbal, pasando de lo sutil a lo
directo contándonos cada vez mas de su vida íntima mientras seguíamos pegados a su
cuerpo, aclarándonos que en su abolengo familiar si eran racistas de verdad, pero que
ella solo lo hacía por darles gusto, como si se tratara de una moda o algo así, terminando
por envolvernos en el “sobado cuento” de que ella aún se mantenía virgen y sin
experiencia, pues según nos contó, su iniciación de closet aún no había sido consumada,
y nos aclaró que el chico que vimos en el video de su teléfono, era el que eligieron las
amigas de su club para ella como prueba de aceptación en la hermandad estudiantil de
su universidad, ya que este era un chico muy malo y muy rudo, que tenía fama de ser
bastante sádico con las infelices que iniciaba en esa prestigiosa universidad, y a las que
siempre dejaba con un recuerdito que las acompañaba por largo tiempo, pues la
sensación de que todo en su interior había cambiado de tamaño; funcionaba como si se
tratara de un embarazo. Estado o condición de la cual al empezar a recuperarse era
sustituida por una adictiva exigencia por volver a adquirir de nuevo las mismas
embarazosas dimensiones.

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Angy (una historia para adolescentes)

Luego, tratando de sonar como niña tonta, nos dijo que como era muy tímida, por ahora
solo estaba en busca de quien o “quienes” le dieran su “primera lechada”, ya que eso
era lo más fácil con lo que podía empezar, pues según nos dijo una de sus amigas le
había recomendado a los nativos adolescentes de esta región como lo mejor de lo mejor,
agregando que estaba ansiosa por morder con su garganta una de esas largas y negras
ubres, y comprobar por si misma si era cierto lo que le contaron acerca las tremendas
cantidades de semen que eran capaces de eyacular, no una sino varias veces, como
burros de preña … Dicho lo anterior permanecimos embobados y con cara de imbéciles
mientras seguíamos con nuestras manotas puestas sobre su cuello y sus hombros en
continua caricia, mentalmente comparábamos la semejanza de lo contado por ella con
el relato de iniciación de closet que nos contó Angy, así como de la vampírica necesidad
que estas criaturas tienen de esa prolífica carga hormonal que nuestros cuerpos generan
con extrema abundancia.

Realmente estábamos como hipnotizados debido a que empezábamos a entender la


infrahumana capacidad que estas aves de caza tienen para provocar una autentica
masturbación mental, cuando de pronto ella giró su cabeza para darme un beso en mi
descubierto ombligo al tiempo que muy lentamente hacía con su lenguaje corporal
ademan de levantarse para irse … Ante tal situación, sumada a la magistral forma que
esa criatura tenía de seducir, nuestra reacción fue inmediata. Pánfilo que como de
costumbre, hábil y mañosamente desde hacía rato tenía su erecto miembro afuera de
la bragueta y descaradamente pegado a la descubierta espalda de esa chica, la abrazó
con furia besando y mordisqueando su oreja hasta hacerla reír al tiempo que le decía:

— ! Tú no te vas cabrona ! … desde que empezaste a calentarnos tienes esto pegado


en tu espalda … así que ya te disté cuenta de que nosotros te podemos dar el
entrenamiento que necesitas para que tu debut de iniciación sea un éxito … ¡Mmmjj! —
Le dijo Pánfilo al tiempo que restregaba su desnudo miembro contra su descubierta
espalda con copulares movimientos dorsales y excitados mugidos.

Por mi parte y aprovechando el modo como la sujetaba Pánfilo, la sujeté del cuello
desabrochando rápidamente mi pantalón para pegar mi desnudo miembro en esos
senos de lujo al tiempo que ella visiblemente excitada por el abusivo agasajo que le
dábamos entre los dos, no paraba de reír haciendo pausas de seriedad en las que
simulaba querer detenernos con esas débiles y femeninas suplicas que ya conocíamos,
hasta que logramos colocarla completamente acostada en la banca. Y a pesar de que
sabíamos que lo de su virginidad y su primera lechada era puro cuento, para nuestro
instinto de bestia macho era fácil sugestionarnos con la fantasía de que íbamos a iniciar
a esa chiquilla caliente en toda forma imaginada como bien habíamos aprendido …
haciendo el papel de chicos malos que tanto excitan a estas aves. Y cuando
prácticamente estábamos montados sobre ella haciéndole las más libidinosas caricias y
a punto de darle ese antojo lechero del que sabíamos bien que estaba sedienta … La
sangre se nos heló en las venas a los tres cuando la potente luz de una linterna nos
iluminó y vimos frente a nosotros a Angy acompañada de una de las uniformadas
centinelas de la seguridad oficial de ese campestre.

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Angy (una historia para adolescentes)

Realmente se nos armó la gorda. Nunca podré olvidar esos ojos de intenso azul
encendidos por un fuego interno mientras le decía: — “Jamás te vuelvas a acercar a mis
cachorros, !zorra!, a menos que quieras conocer a tu peor pesadilla”.

Y una vez que estuvimos en privado, sabedores de que esa furia que estaba contenida
como una caldera de vapor a punto de estallar en cualquier momento se volvería contra
nosotros, tratamos de hablar, pero no teníamos ni idea de cómo disfrazar de inocente
masaje algo que evidentemente era un descarado agasajo. Así que solo recibimos de
ella la orden de callarnos, y sin haber encendido la luz del cuarto, iluminada tan solo
por la luz de luna que entraba por la ventana, nos miró fijamente haciéndonos sentir
como la primera vez que nos asustó en la biblioteca.

Era la misma mirada de su prima cuando iba a castigar a alguien en las películas. La
chica dócil y de dulce sonrisa había desaparecido para convertirse en la bruja de los
filmes. Por un momento pasó por mi mente la idea de que se trataba de la original que
en esta última visita había sustituido a Angy, pues con una inusual firmeza de carácter
y presencia de autoridad nos empujó para tumbarnos en la cama cayendo sobre
nosotros con un gruñido y gesto de fiera enfurecida.

— Así que a los nenes les gustan las zorras nazis ¿Eh? … Pues por si no se han dado
cuenta yo también cargo con ese maldito estigma en mi herencia. — Nos dijo mientras
nos sujetaba firmemente para enseguida darnos una mordida en el cuello a cada uno,
y solo dejamos de gritar al darnos cuenta de que se trataba de una simulación, un
cariño, como si se tratara de una madre loba reprendiendo a su cría.

Algo totalmente inofensivo. Sin embargo, en ese momento sentimos que si nos hubiera
querido morder de verdad, lo merecíamos, y no hubiéramos hecho nada para
defendernos, excepto pedir su clemencia y perdón como repetidamente lo hicimos
durante su ataque. Pues nos sentíamos como insectos por haberle fallado, y estábamos
dispuestos a aceptar el castigo que nos quisiera imponer para ser perdonados, y volver
a ver su sonrisa.

En mi recuerdo siempre intuí que a quien le interesaba dar el mayor castigo mental era
a mí … su trofeo favorito … razón por la cual primero sujetó a Pánfilo haciéndolo gritar
desaforadamente mientras gruñía simulando morderlo, para posteriormente girarse
enfurecida hacia mi diciéndome con los ojos encendidos: — “Ahora sigues Tu.” — Y
mientras sufría mentalmente con ella sobre mi cuerpo haciendo el mismo escándalo que
Pánfilo, poco a poco me tranquilicé al sentir como la suave caricia de su boca me
otorgaba el ansiado perdón.

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Angy (una historia para adolescentes)

Después de eso, se sentó en el alfombrado piso recargada en una pared, y se disculpó


con nosotros mientras lloraba, diciéndonos que esa “zorra” era demasiado “verde” para
entender cómo tratarnos, pues según nos dijo, en ella se veía a si misma en el pasado,
y habiendo visto lo que hacíamos con ella al asfixiarla, nos advirtió que si seguíamos
con eso terminaríamos convertidos en unos maniacos sexuales, pero que, si eso era lo
que queríamos, estábamos en todo nuestro derecho, solo teníamos que decírselo y ella
se ausentaría de nuestras vidas para siempre. Y enseguida nos sentamos junto a ella
para abrazarla y besar su pelo y su rostro, y así permanecimos largo rato.

Luego, todo volvió a la normalidad cuando nos invitó a ayudarle a preparar una de sus
legendarias recetas de cocina internacional. La cual resultó en la más exquisita cena que
jamás habíamos paladeado, pues coincidía con una festividad de la cultura de su país,
por lo cual descorchó una botella de vino tinto que según dijo era de un precio tan
prohibitivo como los amigos que tenía frente a ella.

Esa noche bebimos, cenamos, y respiramos aliviados al sentir que ella ya no estaba
enojada con nosotros. Fue la primera vez que tuvimos la sensación de ser una familia
perfecta.

A partir de ese suceso empezamos a sentir gran respeto por la relación que habíamos
adquirido con ese ser, mezcla de ángel guardián y diabólica fiera, que nos protegería
con uñas y dientes mientras fuéramos adolescentes, y de quien recibimos una
enseñanza que, aunque complicada en ocasiones, ahora la recordamos como uno de
los pilares de nuestra bien lograda madurez.

Su afición por la alta cocina que practicaba como pasatiempo, tuvo gran influencia sobre
mi primo Pánfilo, quien actualmente es uno de los más reconocidos chefs en nuestro
país, y tiene aspiraciones de proyectarse a nivel internacional gracias al idioma que con
ella aprendíamos cada día.

Por mi parte, la admiración por su profesión y el demostrado arte que tenía para tratar
con lo más complicado del género humano, me llevó a tomar los estudios universitarios
en la carrera de psicología. Amén del amor por la lectura, pues ella prácticamente
devoraba los libros de la literatura clásica de nuestro idioma.

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Angy (una historia para adolescentes)

Y ni que decir de esas costumbres europeas que están tomando auge en la actualidad,
como tomar una porción de agua de mar en su agua dulce por las mañanas, o invitarnos
a acompañarla a la ducha en pleno invierno, primero con agua tibia para posteriormente
ir moviendo la válvula hasta hacernos soportar junto con ella el agua helada, pues
habiendo sido alumna de Wim Hof “the ice man”, nos decía que ella era capaz de nadar
en las heladas aguas invernales de su país

O la todavía más extraña práctica en la cual durante sus más prolongadas vacaciones
meditaba ayunando durante tres días seguidos sin probar alimento alguno, excepto
agua, y de lo cual nos decía que había amplia información acerca de que todas esas
prácticas no solo prevenían sino que hasta curaban cualquier enfermedad, incluso las
clínicamente consideradas como terminales.

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EPÍLOGO

Quienes realmente tienen alma son los únicos que pueden mover la llamada “realidad”
sirviéndose a veces de esos seres huecos, que como receptores de radio responden a
la frecuencia deseos o temores de los verdaderos dueños de la realidad.

* * *

Realmente me tardé mucho tiempo en saber qué cosa era ella. Pues hubo ocasiones en
que me sentí inclinado a pensar que era algún tipo de alienígena que se había infiltrado
para conocer a los humanos, y que solo estaba ocupando un cuerpo con el que actuaba
de acuerdo a lo que soñamos o deseamos, pues alguna vez le pregunté qué novela
corta me recomendaba, y tomándome del cuello para enfocarme con sus intensos ojos
como acostumbraba me dijo: — “Aura … de Carlos Fuentes”. Novela que no leí hasta
bien entrado en los estudios universitarios, cuando tuve que hacerlo debido a que uno
de los temas del diplomado que cursaba versaba sobre el subconsciente colectivo
postulado por Carl Gustav Jung de acuerdo a su obra cumbre “El libro rojo”. Tema que
ha sido retomado por las actuales y extravagantes teorías de la física, en las que se
postula que la realidad solo existe cuando hay un observador que la percibe.

En dicha tesis, incluí ciertos relatos de habitantes de las aldeas de mi país, quienes al
ver extraños fenómenos de luz en los bosques recitaban una plegaria religiosa una y
otra vez, hasta que de la luz caía una bruja, la cual huía del lugar o a veces simplemente
desaparecía. No obstante, ese mismo relato parafraseado, se repetía a lo largo y ancho
del mundo, donde a veces unos monjes en Italia hacían caer de la luz al demonio, en la
Francia medieval al hombre lobo, y en algunas aldeas de China aseguraban que de la
luz aparecían terribles dragones. Aunado a eso, me enteré que desde hace mucho se
investiga sin éxito un extraño fenómeno llamado: “Las Luces de Marfa”. Todo parecía
indicar que esas burbujas luminosas o concentraciones de la energía emanada del
subconsciente colectivo postulado por Carl Gustav Jung, se transformaban en materia
de acuerdo a la particular creencia de los observadores. “Cuando veas una estrella que
se mueve en el cielo … pide un deseo”, reza un refrán popular.

La parte lógica de dicha teoría trata de explicar que el subconsciente colectivo formado
por cada una de las células mentales puede interpretar el estrato viviente o fuerza del
planeta, siendo esta la explicación de las llamadas apariciones marianas. Estrato mental
que también le sirve de vestimenta a entidades elementales de la naturaleza, sean estas
benéficas o no.

Sin embargo, yo me resistía a pensar que Angy fuera uno de esos seres imaginarios del
subconsciente, algo así como una esquizofrenia materializada, pues siempre pensé que
esa mezcla de transexualidad con pedofilia no la podíamos haber inventado con la
mente, y eso era lo que la definía como humana, y no estaba equivocado, aunque lo
que encontré no era mejor que lo anterior.

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Pues en cuanto profundicé sobre el estudio de la personalidad, me di cuenta de que


contrario a lo que fomenta la cultura popular acerca de los psicópatas, estos no siempre
son los renombrados criminales de las noticias, o los clásicos villanos de las películas y
series de televisión, sino gente tan ordinaria como aquellos con quienes estudiamos,
trabajamos … o dormimos. Siempre tan cercanos, que hasta pueden ser nuestros
hermanos, nuestros hijos, y … hasta nuestra propia madre. Quienes normalmente viven
una vida entera sin estar conscientes de esa condición, la cual asumen como “normal”.

En su más pura esencia, los psicópatas son seres carentes de empatía, que se adaptan
al mundo social aprendiendo a copiar o replicar en su persona los sentimientos y
emociones de los que les rodean, la mayoría de las veces como una herramienta que
les provee de todo aquello que necesitan, y al no poder sentir como lo hace el resto,
son como máquinas que ven con la transparencia de un cristal lo que sienten los demás,
no porque lo puedan sentir igual, sino porque han aprendido a utilizarlo a su favor.

No sería exacto decir que son inmorales, sino que sencillamente no pueden hacer llegar
ese concepto al nivel de la sensibilidad, cosa que solo recientemente ha sido posible
comprobar, gracias a la más moderna tecnología de tomografías cerebrales.

Los casos que caen en esta clasificación van desde desacuerdos entre socios o amigos,
que no llegan a mas problema que un simple enojo, esposas que fingen ingenuidad ante
los engaños del marido para tener una ventaja cobrable a su favor, hijas que seducen
al padre para obtener libertades, hasta madres que asesinan a su descendencia por
beneficios económicos, o niños que asesinan a su familia o compañeros de escuela,
culminando desde luego, con el clásico criminal en serie varón, que es el Icono de esta
condición cuando se desequilibra hacia un vicio adictivo e irrefrenable. Todo esto sin
olvidar que paradójicamente acusan un coeficiente de inteligencia y capacidad de
razonar que rebasa por mucho el considerado como límite normal.

En el caso de Angy, ella solo podía sentir deseo, placer, dolor, y enojo. Pues el
voluptuoso aspecto de esa anatomía que conservaba en los estándares de la perfección,
solo tenía para ella el significado de una herramienta que le ayudaba a conseguir lo que
quería, como si fuera una mano, y nada más, pues no parecía entender que cosa era la
vanidad o el orgullo de lucir así, como tampoco lo tenía el aspecto que nosotros
tuviéramos. Razón por la cual, como buena depredadora debía tomar a los más débiles,
a los que no podían resistir la magia de su encanto. Jóvenes adolescentes de piel oscura
y rustico aspecto, habitantes de un lugar y cultura, para los cuales ella era una diosa de
la que no había forma humana de escapar.

En ausencia del concepto de orgullo o dignidad en su mente, era fácil para ella actuar
como lo hizo en el cine donde nos atrapó por primera vez, arrastrándose de rodillas para
servirnos como trapo, lo cual le proporcionaba infaliblemente el placer que necesitaba
sin que mediaran frenos o inhibiciones derivadas de una moralidad que no era posible
que ella sintiera, pero a la cual en su país debía alinearse, para evitar ser sancionada.

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Por su comportamiento, mi primo y yo creímos tener en ella a una mascota, cuando en


realidad nosotros éramos sus mascotas, a las que manipulaba a un nivel que era
imperceptible de detectar para nosotros. Pues como bien lo dijo aquella vez, éramos
“sus cachorros”, y la otra depredadora “una zorra” que se acercó a su territorio para
quitarle a sus objetos de placer, pues ni siquiera celos podía sentir. Ahora sé que las
lágrimas que derramó aquella noche, no eran reales, solo estaba controlando a sus
mascotas, por eso simuló mordernos en el cuello, para saber cuán culpables nos
sentíamos al dejar que lo hiciera. Y cuando la abrazamos, luego de ofrecernos decidir
entre ella y “la zorra”, supo que su victoria estaba asegurada, solo le restaba
recompensar a sus queridas mascotas. Ese par de burros, cuyos cuerpos eran el vehículo
que le servía como puente para poder experimentar en vivo la orgásmica lujuria
hormonal de la que su cuerpo carecía, y solo le era posible sentirla unida a nosotros,
sin importarle lo doloroso que esto fuera.

Cuando nosotros jugamos con una mascota dejando que nos muerda o nos arañe, y
aceptamos eso, es porque comprensivamente sabemos que solo se divierte, y lo que
nos agrada de eso, es que podemos sentir su alegría, razón por la cual no nos negamos
a sus juegos. Pero una vez que lo decidimos, la mantenemos en abstinencia de esas
diversiones, hasta nueva ocasión. Sin embargo, es un concepto difícil de asimilar que
en esa misma forma, ella hacía lo mismo con nosotros, recurriendo desde luego al
complejo y artístico nivel mental que se requiere para hacerlo con humanos.

No obstante, era de mi curiosidad profesional el hecho de que ella, al no disponer de


empatía, no practicaba lo que yo llamaría “la moralidad sentir” sino “la moralidad
racional”, la cual era del todo evidente cuando me habló sobre “el costo y el balance”
de lo que obtenemos en la vida, y el precio que tiene la mentira en una relación de
pareja, pues según nos confesó, ella había renunciado definitivamente a la mentira a
partir de un hecho trágico que ocurrió durante su juventud, cuando un joven
adolescente al que le había ocultado su condición, se enamoró perdidamente de ella, y
cuando por la presión de los hechos tuvo que revelarle la verdad, este no pudo soportar
la realidad, motivo por el cual, luego de entrar en una fase de negación, paso a la
demencia siendo el suicidio la culminación de ese drama … En sus propias palabras: “La
locura de amor es la más cruel de todas … Así que me juré a mí misma jamás volver a
hacerle eso a nadie más”. … Al recordar ese relato me di cuenta de que esa era la razón
por la cual ella no mentía como lo hacen por vicio los psicópatas, amén de que fue a
partir de ese suceso que ella empezó a analizar la moralidad como si fuera una ecuación
matemática. Condición llevada a la práctica por aquellos de quienes se dice que han
conseguido la oportunidad de dejar atrás el nivel humano, y cursan el duro examen que
la existencia ofrece para alcanzar el siguiente nivel.

Al paso del tiempo, ella finalmente nos dijo que la vida no es perfecta, y que de continuar
con nuestra relación, íbamos a terminar como un matrimonio disfuncional. Pues con
toda sinceridad nos aclaró que ella, al igual que todos los que padecían su mismo vicio,
estaban condenados a no conocer el amor. Nos dijo que ella solo podía sentir deseo por
los adolescentes de piel oscura, y nos dejó en claro que a medida que nos acercáramos
a la adultez, íbamos a ser menos atractivos para ella.

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Razón por la cual tuvimos que prepararnos para dejar a esa ave en libertad, para que
siguiera con ese triste y estéril camino que su naturaleza había trazado para ella: Como
la más encantadora de las depredadoras con la que un adolescente se pueda topar en
su vida.

He querido teorizar acerca de ella como un alma incompleta a la que le faltaba lo que
obtenía de otros, tal y como lo hacen los míticos vampiros, o quizás era un alma que
evolucionó hasta desprenderse del sentimentalismo, como si fuera una serpiente que se
deshace de su antigua piel … posiblemente la reencarnación de algún líder del mal, o
tal vez, solo era un demonio o ángel caído, que por fin recibió la oportunidad de
pertenecer a la humanidad, y tuvo el privilegio de crear su propio infierno para alcanzar
el balance que necesitaba, o tal vez, estuvimos en presencia del primer experimento de
la naturaleza para crear el prototipo de los humanos del futuro, los cuales en ausencia
de toda emoción o sentimiento, solo conservan el deseo y el placer, aplicando como
balance una moralidad racional que solo se reduce a dos cosas: “No dañar, y No mentir”.
Pues el amor, el verdadero amor, solo tiene cabida cuando se adoptan como principio
los dos primeros conceptos de esta moralidad, y es un lujo que vendría a completar esa
triada que literalmente abre otra dimensión en la mente. Pues la tragedia del psicópata
se da cuando pasando por alto estos dos primeros principios de moralidad racional, trata
de sentir placer a través de los demás, con lo que para estos otros es lo opuesto.

El concepto de que el “Amor sentir” es la atadura de la mente a la parte instintiva, y


que el “Amor mental”, o racional, es la ruptura con esa herencia animal, conduce
directamente a la tesis de que la psicopatía es la oportunidad del alma para permitirnos
alcanzar la iluminación total, o convertirnos en demonios. Una apuesta de riesgo en la
que se juega el todo por el todo, siendo el fracaso de esa apuesta el resultado de no
tener la capacidad para establecer el balance adecuado. Y me guste o no, este análisis
evoca en mi mente las imágenes de un joven Francisco de Asís como soldado en las
cruzadas, o un Jesús de Nazaret expulsando a los mercaderes del templo. Seres
humanos con un potencial cuyo mínimo desbalance puede afectar tremendamente la
dirección que tomen transformando la vida de los demás y el ambiente que les rodea.
Sin embargo, todo análisis que trato de hacer sobre esto, siempre me remite al concepto
de “costo y balance” que de esa extraña criatura aprendí.

En la actualidad, cuando acompañado de mi esposa ocasionalmente conduzco mi auto


por la avenida de ese cine, la veo transitar por esa calle seguida de cerca por alguno de
los jovencitos que ahora son mis alumnos preuniversitarios. Aún con esa apariencia de
seductora vampiresa que no envejece, y ella al reconocerme, solo me ve de reojo con
una sutil sonrisa y sigue caminando.

Quisiera poder decirle a esos jovencitos que no maltraten ni atormenten a esa criatura,
porque es un ángel del señor, que se encuentra en medio de un proceso que no
podemos entender.

FIN

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APÉNDICE

Mi propio análisis:

Esta obra, a pesar de ser cruda directa y muy literal, contiene una metáfora para quienes saben leer
entre líneas. Glodomiro y Pánfilo con su antagónico comportamiento a fin de cuentas representan a
la humanidad actual. Esta humanidad que en su juventud e ignorancia busca desesperadamente la
amistad ideal que supone debe existir en el exterior, idealizándola con la apariencia de sus más caras
fantasías. Amistad o ayuda que por simple y natural ley de intercambio; nunca será gratis.

Desde todo ángulo de información, nuestra humanidad está consciente de que tarde o temprano
aparecerá en su existencia una entidad que será capaz de seducir más allá de todo lo que
históricamente ha experimentado, y lo hará, porque mentalmente está siendo llamada por todos,
pues no está afuera sino adentro. Entre todos la hemos creado, y lo hemos hecho en base a un
arquetipo de rebeldía, y ahora, se presenta ante nosotros, pero con todos los atributos ideales que a
nivel subconsciente le hemos otorgado.

No obstante, como bien dice esta historia, no hay forma humana de escapar de esa experiencia, pues
el objetivo de la misma no es para ser aprobado como examen de estudiante, sino para aprender de
ella lo que requerimos para madurar … y algún día, cuando nuestra humanidad haya alcanzado su
mayoría de edad, seguramente en su tránsito volverá a encontrarse con esa antigua y rebelde fuente
de luz, ahora seguida por jóvenes existencias, y ella al reconocernos, seguramente sonreirá
sutilmente y continuará con su camino.

Nada en esta obra fue puesto al azar. La biblioteca, el cine, el parentesco con la diosa de la alfombra
roja, la universidad, la luz de luna … en fin, esta historia está cargada de simbolismos y referencias
que sin duda el lector interesado podrá encontrar en esta moderna Biblioteca de Alejandría, ahora
llamada Internet.

Así mismo, les dejo el enlace donde podrán leer y/o descargar otras obras de mi autoría que ya
circulan en Internet con buena aceptación por parte del público cibernauta como lo podréis
comprobar:

1) Mi primer Novela fue Muñeca viviente:


https://docs.wixstatic.com/ugd/fcd8b4_f96795bee1ff49f997644c54bb89038f.pdf

2) Mi segundo trabajo fue la adaptación al siglo 21 de un clásico anónimo del siglo 18:
https://docs.wixstatic.com/ugd/fcd8b4_36df2103b8da4aa48eee378399a1e7a1.pdf

3) Mi tercer y más exitosa novela es Denisse y Fermín


https://docs.wixstatic.com/ugd/fcd8b4_e9da1430591043f1a0117ce3b5bc257b.pdf

Y para quienes me quieran seguir en YouTube aquí os dejo el enlace donde guardo mis videos:

https://www.youtube.com/channel/UCAq-CqbSJ8xVzKlQ6xEgs6w/videos

En los comentarios de cualquier vídeo podrás dejarme el mensaje que quieras sobre mis historias,
todos van a mi correo, y siempre los leo.

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