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I.

ORÍGENES (1995)
La Unión Europea no puede compararse con otros estados porque no es Estado soberano. El
autor se pregunta ¿qué es?

I
Dos corrientes:

- Neofuncionalista: ciertos cambios funcionales favorecieron otras alteraciones


complementarias a lo largo de un creciente camino de integración. Importancia de la
interdependencia y de las teorías federalistas.
- Neorrealista: la integración europea fue fruto de la resistencia estructural del Estado-
nación y sirvió para fortalecerlos. Alan Milward

Alan Milward

Primacía de los objetivos domésticos: El modelo de crecimiento después de la II GM se basó en


la búsqueda del interés propio de los estados, que favoreció la liberalización del comercio y las
primeras medidas limitadas de integración del Plan Schuman. Los estados después de la IIGM
estaban destrozadas, impotentes, y debían construir otra estructura que funcionase, para lo
cual integraron en la nación política a agricultores, obreros y pequeño burgueses con medidas
destinadas al crecimiento, el empleo y el bienestar. Contaban con una base social muy amplia
que dio pie a la cooperación interestatal (6 estados).

Necesidad estratégica de contener la potencia alemana: para Milward era secundario, y lo


importante era la similitud y capacidad de reconciliación de los intereses socioeconómicos de
los estados.

Opinión pública simétrica: El miedo al desempleo y a la crisis hizo que la opinión pública fuese
favorable al liberalismo social. Adoptaron la moneda única como estrategia para obtener
beneficios comerciales.

4 presupuestos: la integración depende de las decisiones políticas domésticas; cuando


intervinieron fuerzas exteriores fue como prolongación del objetivo doméstico de la
prosperidad del pueblo (consenso interior); este consenso interior era reflejo de las exigencias
del electorado; y simetría de la opinión pública de cada país.

Francia y Alemania

La contención política y militar de Alemania fue una prioridad estratégica para Francia. La
integración europea ha girado en torno a un pacto binacional entre dos de los estados más
destacados del continente, Francia y Alemania. 4 tratados decisivos para la evolución de las
instituciones europeas comunes:

1º Plan Schuman (1950), que alumbró la Comunidad del Carbón y el Acero en 1951. Compartir
la soberanía de los recursos conjuntos era para Francia una garantía contra el riesgo de un
posible renacimiento del militarismo alemán, y liberaba a Alemania de la tutela económica de
los aliados.

2º Tratado de Roma (1957). Gracias al entendimiento entre Adenauer y Mollet. Adenauer


pretendía que la unidad de la Europa occidental actuara como un baluarte contra el
comunismo y quería tener la garantía de que Francia respetaría la reunificación alemana. A
Mollet le preocupaba más desarrollar operaciones en el mediterráneo occidental. Pineau firmó
el tratado con el argumento de la necesidad estratégica de una Europa independiente de
América y de Rusia.

3º Ascenso al poder de De Gaulle: 1962 afianzó una Política Agrícola Común que beneficiaba a
los agricultores franceses. 1963 vetó la entrada británica en la Comunidad y Adenauer firmó el
tratado franco germano. La expresión institucional del nuevo equilibrio fue el Compromiso de
Luxemburgo (1966), que impidió la aprobación del voto por mayoría en el Consejo de
Ministros y que estableció los parámetros legislativos que seguiría la Comunidad durante las
dos décadas posteriores.

4º Giscard y Schmidt: crearon juntos el Sistema Monetario Europeo (1978). Fue una imposición
de Francia y Alemania. Se intentó por primera vez controlar la volatilidad de los mercados
financieros y se preparó el terreno para la implantación de una moneda única dentro del
territorio de los Seis.

Francia (superioridad militar) quería amarrar a Alemania a un orden económico común que
garantizara su propia prosperidad y seguridad y evitar la sumisión a los EEUU. Alemania
(superioridad económica) necesitaba los mercados de la Comunidad para sus industrias y el
apoyo de Francia para regresar al Bloque Atlántico y culminar en un futuro el proceso de
reunificación con la zona controlada por la Unión Soviética. Los funcionarios franceses
concibieron la Comunidad del Carbón y del Acero original y diseñaron la maquinaria
institucional del Mercado Común. Esto no demuestra la primacía de los intereses domésticos
ni la simetría de los electorados nacionales; pero sí la importancia que Milward concedía a las
relaciones estrictamente intergubernamentales en la historia de la integración europea.

Pero no sólo se trataba de una unión de aduanas, la maquinaria real de la Comunidad no se


puede entender sin el concurso de otra fuerza: la visión federalista de una Europa
supranacional desarrollada por Monnet y su círculo (grupo de tecnócratas que desarrollaron la
CECA original).

Visión federalista de Monnet

Dedicado a las finanzas internacionales. Desde el estallido de la IIGM hasta su finalización


trabajó en favor de la victoria de su país y de los Aliados en París, Londres, Washington y Argel.
Se necesitaba una política francesa coherente en relación con Alemania. La solución de
Monnet puso en marcha el proceso de integración europea. Habían diseñado la CECA (1950),
un fondo común supranacional de recursos siderúrgicos y mineros. La ventaja de Monnet era
su relación con la élite política de los EEUU, lo que generaba cierta desconfianza. Sin embargo
Monnet, al contrario que EEUU pensaba que la obsesión occidental por la amenaza soviética
era una distracción, lo más importante era construir una Europa moderna y unida capaz de
establecer a largo plazo una asociación independiente con EEUU, aunque EEUU establecía los
límites de toda actuación política europea.

No se encontraba comprometido con el marco del Estado-nación lo que le permitía tener un


enfoque diferente. Desde la fundación de la CECA trabajó sistemáticamente en pos de
objetivos supranacionales de alcance europeo y siempre buscó el apoyo de los sindicatos para
desarrollar sus planes. Era una figura ajena al proceso democrático en su acepción
convencional, se limitaba a trabajar con las élites. La integración no tiene que ver con el
consenso de los votantes (como decía Milward), pues el pueblo no participó efectivamente en
este proceso hasta el referendo británico de 1976. Ni tampoco fue tan intergubernamental,
primero porque los países más pequeños de los 6 (Benelux, unión aduanera desde 1943) eran
partidarios de una solución federalista (pues sólo podían aspirar a ejercer una influencia
significativa en Europa en un marco supranacional); y segundo por la influencia de EEUU.
Tampoco tenía tanto que ver con la búsqueda popular de la seguridad socioeconómica, pues lo
lógico hubiera sido que Gran Bretaña se quedase fuera. Al principio Reino Unido no quería
firmar el Tratado de Roma, pues anteponía la apreciación del prestigio y el poder político a la
estimación de los resultados económicos. Había consenso en Gran Bretaña, pero no tenía que
ver con los votantes. Luego Milward cambia “consenso” por “lealtad” (“todos los elementos
que inducen a los ciudadanos a depositar su confianza en las instituciones de gobierno”), que
alude a una adhesión tradicional (obediencia a cambio de algo). Y también afirma que “La
fuerza de la comunidad reside en la debilidad de los Estados”.

4 fuerzas primordiales que impulsaron el proceso de integración:

Federalistas: crear un orden europeo inmune a las catastróficas guerras nacionalistas que
habían devastado el continente en dos ocasiones.

EEUU: crear un baluarte contra la U.Soviética para ganar la guerra fría.

Franceses: maniatar a Alemania con un pacto estratégico.

Alemania: recuperar y consolidar la categoría de potencia y mantener abierta la perspectiva de


la reunificación.

El nexo (Milward tenía razón) era el interés común de todas las partes de garantizar la
estabilidad económica y la prosperidad de la Europa occidental como condición para alcanzar
el resto de los objetivos. Hasta finales de los 60.

Cambios en los 70

1º: Intercambio de papeles en el mundo anglosajón (entrada tardía, país con gran peso).

2º: las políticas económicas y sociales que les habían unido se desintegraron con el inicio de la
recesión económica. Dio un giro a los criterios que se adoptarán en los 80.

La creación de un mercado interior fue una iniciativa de Delors (federalista), y Tacher respaldó
la liberalización de los mercados financieros, y Cockfield perfeccionó la dimensión
administrativa del proyecto.

4 partes desconectadas:

Comisión Europea de Bruselas (ejecutivo): formado por funcionarios designados por los
gobiernos de los estados, encabezado por un presidente que controla un presupuesto de 1%
del PIB del territorio (que lo recaudan los estados). El tratado de roma la prohíbe tener déficit.
Sus fondos se destinan sobre todo a la Política Agrícola Común. Administra el presupuesto,
promulga directivas reguladoras y nuevas leyes.

Consejo de Ministros (legislativo): reuniones intergubernamentales entre los ministros de los


estados miembros, en Bruselas, donde toman decisiones inapelables y vinculantes para los
parlamentos nacionales. Desde 1974 lo encabeza el Consejo Europeo, formado por los jefes de
gobierno, se reúne mínimo 2/año y establece la política general del Consejo de Ministros.
Tribunal de Justicia de la Unión Europea de Luxemburgo: jueces que se pronuncian sobre las
directivas de la comisión, y cuando hay conflicto entre la Unión y el derecho de cada país. T. de
Roma una especie de constitución.

Parlamento Europeo: único órgano electivo. Pero esta asamblea no posee un sistema electoral
común. Vota el presupuesto general y tiene la facultad de aprobar o vetar las leyes.

3 cambios en los 90: desaparición del Bloque Soviético, la reunificación de Alemania y el


Tratado de Maastrich.

El proceso de construcción de una Europa federal no ha seguido ninguno de los caminos


típicos de construcción de estados (crecimiento gradual, sin planificar y orgánico de la
autoridad gubernamental y del territorio; imitación; o la innovación revolucionaria deliberada).
Sino que fue una combinación novedosa: “una construcción política de corte extremadamente
voluntarista, muy poco sistemática desde el punto de vista práctico y, sin embargo, de muy
largo alcance”. Monnet abogó por una totalización gradual en que el objetivo era una
federación supranacional democrática.

II

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