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La mayor o menor letalidad del covid responde a múltiples factores


Redacción Sociedad - 14 de junio de 2020 - 00:00

En Sudamérica, Ecuador ocupa el segundo lugar en tasa de mortalidad y


contagios frente a países más poblados como Brasil, Colombia, Perú y Chile.
“No nos va muy bien”, dicen expertos al hacer un análisis comparativo de
cifras. Un análisis comparativo entre las cifras de contagios y muertes por
coronavirus en Ecuador con respecto a otros países evidencia que no nos
van tan bien, pese a las medidas adoptadas.
En todo el mundo, hasta el momento suman 424.000 muertos y 7’590.000
contagiados en 195 países. Ecuador consta entre las 20 naciones con más
fallecidos, en donde la peor parte la llevan Estados Unidos, Reino Unido y
Brasil (ver infografía).
Esto ha obligado a aplicar fuertes restricciones como las cuarentenas
obligatorias en más de un tercio de la población mundial, desde que el 11 de
marzo pasado, el director general de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró oficialmente pandemia al
covid-19. El 29 de febrero pasado, Ecuador confirmó el primer caso: una
compatriota de 71 años de edad quien arribó al país el 14 de ese mes, en
vuelo directo desde España, y falleció 15 días después. Desde allí, los casos
no han dejado de engrosar las estadísticas, pese al esfuerzo de las
autoridades.
Especialistas en inmunología le toman el pulso a las cifras
El PhD Nikolaos Kyriakidis, docente e Investigador de Inmunología de la
Universidad de las Américas (UDLA), de Quito, explicó a este Diario que
Perú, pese a tener el doble de población que Ecuador, registra 6.100
muertos. Las cifras evidencian que, con respecto al vecino país del sur, “no
nos va muy bien”, si se comparan con los alrededor de 3.800 fallecidos en
Ecuador, que tiene una población aproximada de 17 millones de habitantes.
En cuanto a países más grandes y poblados de la región, para hacer el
comparativo citó también a Brasil: con 216 millones de habitantes y 41.000
muertos. “Si hacemos este comparativo podemos decir que tampoco nos va
bien”, señaló Kyriakidis, ya que Brasil tiene 12,7 veces más habitantes que
Ecuador. Chile, con 19 millones de habitantes, registra 2.650 muertos; es
decir, 1.150 menos que Ecuador, pese a que dicho país tiene 12% más de
población. “Tampoco nos va muy bien”, dijo el experto nacido en Grecia,
quien desde hace 3 años trabaja y reside en Quito, porque se casó con
ecuatoriana y tiene un hijo. La vecina república del norte, Colombia, con
50’332.637 habitantes, no figura en la lista de los 20 países con más
muertes y contagios del mundo: únicamente contabiliza 1.505 fallecidos,
pese a que tiene 32’996.725 más habitantes que Ecuador.
El hecho de que en Sudamérica Ecuador ocupe el segundo lugar en número
de muertes por coronavirus después de Brasil, se explica en al menos 10
factores, según lo ratificaron expertos consultados. “No queremos negar lo
que está pasando en Ecuador, es una situación grave. Pero hay que ser claro
que fuimos de los primeros en el continente en tomar las medidas más
estrictas para contener las infecciones del coronavirus en la región”, aseguró
en abril pasado el ministro de Salud Pública, Juan Carlos Zevallos.
Indisciplina y pobreza, clave
Esteban Ortiz, epidemiólogo ecuatoriano, explicó a la prensa que los efectos
de la pandemia de coronavirus responden a una suma de factores, pero el
principal es que “en Ecuador no hemos seguido con rigor todas las medidas
que se deben tomar para afrontar una emergencia de esta magnitud, ni las
personas han hecho caso de las observaciones del Gobierno”.
Otro factor es el sociocultural. Por ejemplo, la conexión con España, uno de
los mayores focos de infección del virus en Europa, en donde residen miles
de migrantes ecuatorianos, quienes van y vienen. Por su parte, un estudio
de la Universidad de Boston (EE.UU.) muestra que las personas de
bajos ingresos tienen casi el doble de probabilidad de sufrir uno o
más factores de riesgo frente al virus que aquellos con más
recursos.
A eso se añaden las condiciones médicas previas: las personas con menos
recursos tienen peor salud, sufren enfermedades crónicas,
precisamente las que convierten en población de riesgo frente al
covid-19: hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad, etc. ¿El virus es
selectivo?
Manuel Franco, investigador en salud pública de la Universidad de Alcalá, le
dijo a diario El País de España que “¡o nos centramos en la salud de toda la
población, o no vamos a salir de esta nunca!”. Gina Neff, socióloga de la
Universidad de Oxford, coincidió en que “no se puede vencer a este virus sin
cuidar a los más vulnerables de la sociedad”.
El patrón es el mismo en todas partes: la propagación, más allá del
momento inicial y desconocimiento de la enfermedad, se da entre los
pobres, la clase trabajadora y los marginados. Por ejemplo, los que laboran
como empleados en fábricas, choferes y vigilantes, se contagian más y
tienen la tasa de mortalidad del doble de la media. En cambio, directivos y
profesiones que emplean el teletrabajo, tienen una mortalidad muy por
debajo de la media. Trabajos de cuidados, como los que se realizan en
residencias, son los de mayor mortalidad entre las mujeres. Neff y Franco
sostienen que atender a los más vulnerables es esencial para vencer a la
pandemia. (I)

https://www.elcomercio.com/opinion/escala-infierno-vicente-albornoz-
opinion.html
VICENTE ALBORNOZ GUARDERAS
La escala del infierno
Domingo 14 de junio 2020

Lo que vivieron cinco provincias de la Costa entre mediados de marzo y fines


de mayo fue un infierno. Este artículo es un intento por cuantificar la
gravedad de ese infierno.
En las provincias de El Oro, Guayas, Los Ríos, Manabí y Santa Elena, el golpe
de la pandemia fue enorme, algo evidente si se observa el disparo en el
número de defunciones que en esas provincias en esos dos meses y medio.
Con seguridad, ese disparo tuvo muchas causas entre las que pueden estar
la falta de infraestructura, la escasez de personal capacitado, la comorbilidad
(la presencia de otras enfermedades), la falta de experiencia, la escasez de
insumos adecuados (incluso por corrupción) y quién sabe qué otras.
Al final es que hubo muchas más defunciones de lo usual. En las cinco
provincias nombradas suele haber 101 muertes al día. Al menos ese fue el
promedio entre el 1 de enero y el 19 de marzo de este año. Entre el 20 de
marzo y el 1 de junio, el número de muertes superó ese promedio y la
diferencia se puede definir como “muertes en exceso”, una métrica cada vez
más usada en el mundo para analizar la gravedad de la pandemia. El 4 de
abril, el más infernal de todos los días, las cinco provincias nombradas
reportaron 895 muertes, es decir, 794 más de lo usual. Y si se suman las
“muertes en exceso” entre el 20 de marzo y el 1 de junio se llega a la
espeluznante cifra de 17 408 personas.
La buena noticia es que, desde el 2 de junio, las muertes se han ubicado,
nuevamente, muy cerca del promedio. La mala noticia es que, en esos 74
días, en esas cinco provincias hubo 17 408 muertes por encima de lo usual
(todo esto según los datos que, en un extraordinario ejercicio de
transparencia, está publicando el Registro Civil).
17 408 es una cifra enorme, la pregunta es ¿cuán enorme? Pues es una cifra
que podría estar entre las más altas del mundo.
En un reciente artículo del Financial Times, se utiliza el índice de “muertes
en exceso por cada millón de habitantes” y se presenta datos para 19 países
(entre los que no está el Ecuador).
El más golpeado sería España con algo más de 900 muertes en exceso por
cada millón de habitantes.
Le siguen el Reino Unido e Italia.
En el caso de las cinco provincias nombradas que, según el INEC tienen casi
ocho millones de habitantes, la tasa de muertes en exceso por cada millón
de habitantes se ubicaría en la escalofriante cifra de 2 160, o sea, bastante
más de doble que en España.
Si se calcula la tasa para todo el Ecuador, sería 1050, algo que, incluso a
nivel país, supera a todas las reportadas por el Financial Times.
Sin duda, la pregunta de qué pasó en esas provincias y por qué hubo tantas
muertes es un tema que buscará una respuesta por mucho tiempo. Ojalá la
encontremos y ojalá eso nos dé algo de paz.

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