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Luis Rey Celis 201532116

Ejercicio Experiencia Artística


La última exposición temporal del 2019 del Museo Nacional de Colombia que se mantiene hasta
marzo de 2020 tiene como fin reunir a tres pintores decimonónicos que marcaron la producción
artística del siglo XIX en América. Titulada “Pintores en tiempos de la Independencia: Figueroa,
Gil de Castro, Espinosa”, la muestra tiene obras de estos artistas que se vincularon directamente
con los cambios sociales que se sufrieron en aquella época y que pudieron retratar a algunas de
las figuras históricas más importantes de aquellos tiempos. A partir de la muestra, este texto se
propone leer la exposición desde tres conceptos utilizados en la definición de arte de la Oxford
University Press: arte cognitivo, convenciones contextuales específicas y el valor propagandístico
de las piezas artísticas.
Para comenzar, es importante mencionar que la exposición tiene cuatro ejes que la
dividen: Cuerpos gloriosos, Paisajes heroicos, Muertes ejemplares y De súbditos a ciudadanos.
Las pinturas que predominan son retratos de próceres como Simón Bolívar y Francisco de Paula
Santander, entre otros. Además de las pinturas se encuentran también algunos objetos de la época
como billetes, medallas y estampas que contextualizan a las obras. Por lo tanto se puede hablar de
las obras presentes como unas que hacen parte del arte cognitivo, uno que no tiene por misión
aludir a las emociones del espectador, sino que en realidad quiere comunicar conocimiento. Esto
es comprendido en la exposición por la manera en que es una propuesta informativa y los cuadros
buscan principalmente contar historias, aludiendo a quienes marcaron el camino de cada uno de
estos países.
Relacionado con esto está la importancia de comprender las convenciones que son
utilizadas en estos cuadros. En los retratos mencionados se manejan cartelas que cuentan algo
sobre la persona que está en la pintura, sobre el lugar y sobre el momento histórico. En el siglo
XIX se estaba formando la idea de nación, de valores autóctonos que pudieran definir a las
sociedades que estaban gestando sus territorios. Por eso era importante hablar de héroes locales,
de conceptos propios que siguieran construyendo nación. Así, las cartelas cumplían una función
informativa dentro de los cuadros, pero estas podían ser leídas por una sección específica de la
población porque ¿cuántos podían leer en el siglo XIX en América? Este acercamiento cuestiona
para quién estaban pensadas estas obras.
Finalmente, al adentrarse en estas obras se puede comprender que estas funcionaban como
“an effective tool of propaganda […] a means of achieving political domination or fomenting
revolution” (Oxford Press 3). Por lo tanto deben ser leídas desde ese contexto que no las
consideraba arte, sino como elementos históricos que hablaban de personajes que debían ser
retratados para la veneración e identificación, como lo explica la primera sección de la
exposición.
Así pues, la muestra del Museo Nacional se adentra al arte desde el aspecto documental que habla
de la manera en cómo se trataban a los personajes públicos de la época. Más allá de dar juicios de
valor sobre la técnica o los rasgos estéticos de las obras, la exposición se preocupa por construir
una narración mediante el trabajo de estos pintores que se vincularon con los procesos
independistas, para quienes sus cuadros no eran una muestra de inspiración, sino documentos que
venían de la realidad que estaba siendo vivida en aquellos momentos.

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