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Necesidades vs. Deseos
Necesidades vs. Deseos
Deseos
¿A qué le apuesta la economía moderna?
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Programa de Economía, Universidad del Cauca (Colombia). E-mail: fesalazar@unicauca.edu.co
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Con esta idea no se quiere criticar la lógica del sistema económico contemporáneo, ni mucho menos
calificar como negativa la producción de bienes y servicios, ya que sería incoherente cuestionar algo cuando
se hace parte de él, y es muy claro que gracias a la actividad productiva y comercial es posible conseguir lo
que requerimos para subsistir. Lo que se busca con este postulado es evidenciar el uso que ha hecho
principalmente el mercado de las necesidades y los deseos, y mostrar la tendencia del sistema capitalista a
crear falsas necesidades para que el consumidor incremente su demanda de bienes y servicios bajo la forma
de satisfactores.
Para desarrollar la idea expuesta anteriormente, es fundamental definir las necesidades
en primera instancia, como los efectos de la sensación de pena que sufre el hombre por la
falta de determinadas condiciones de vida2, y por otra parte, como “los objetos y las
relaciones que parecen constituir los ingredientes básicos de la felicidad, del bienestar y
del sentido de autorrealización” CURRIE, 1988; si unificamos estas dos premisas,
podemos concretar que las necesidades son exigencias de nuestra naturaleza humana en
la búsqueda de bienestar. Sin embargo, este concepto quedaría incompleto si no se
mencionaran dos características principales de las necesidades que son: ser
transhistóricas, es decir, iguales a través del espacio-tiempo histórico, y finitas, o sea con
un límite definido.
2
Retomado de http://www.eumed.net
3
Esta idea de Max- Neef expresa el carácter constante (independiente del tiempo y los lugares) que tienen
las necesidades, y explica la tendencia cambiante de los satisfactores como efecto de los diversos contextos,
culturas y épocas históricas, a través de las cuales el hombre incrementa sus conocimientos, y por ende,
perfecciona los medios e instrumentos de trabajo involucrados en los procesos de producción.
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Este ejemplo se encuentra relacionado con el concepto de utilidad marginal decreciente.
Como se ha podido analizar hasta este momento, hablar de necesidades es referirse a
términos muy amplios que abarcan diferentes conceptos y contextos (materiales y
abstractos), motivo por el cual deben dividirse y estudiarse por separado. A continuación
se expondrán las dos principales clasificaciones que se les han dado a las necesidades, la
primera, propuesta por Manfred Max-Neef y Martin Hopenhayn 5, quienes dividen las
necesidades en existenciales y axiológicas, y la segunda, la clasificación piramidal de
Abraham Maslow que consta de cinco categorías.
5
Autores del libro Desarrollo a escala humana. En dicha obra analizan la crisis de América Latina y la mayor
parte del Tercer Mundo, considerándola surgida del fracaso, tanto de modelos desarrollistas orientados
desde el Estado, como de los modelos neoliberales orientados desde el mercado, para responder a las
necesidades básicas de crecientes sectores de la población. La propuesta contenida en este libro es el
resultado de un esfuerzo por integrar líneas de reflexión, de investigación y de acción, como aporte
sustancial para la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo, basado en el protagonismo de la
propia gente en la definición de las condiciones de vida, tanto presentes como futuras.
6
Ver: Amartya Sen. “El Desarrollo como Libertad” 1998.
En el mismo sentido, pero con un tipo de clasificación más desagregada, Abraham Maslow
habla de cinco categorías de necesidades organizadas a manera de pirámide, de acuerdo a
una determinación biológica causada por la constitución genética del individuo 7, cuyo
orden ascendente es: 1) Fisiológicas: que constituyen la mayor prioridad del individuo y se
encuentran relacionadas con su supervivencia, siendo sus satisfactores de tipo material
(alimentación y recursos naturales como fuentes de energía); 2) Necesidades de
seguridad: que se relacionan con el temor de los individuos a perder el control de su vida,
y a través de las cuales busca mantener un estado de orden o protección contra amenazas
de toda clase; 3) Necesidades sociales: que se originan una vez satisfechas las dos
anteriores categorías, y se refieren al aspecto afectivo y de participación social del
hombre, donde podemos agrupar la necesidad de comunicarse con otras personas, la de
establecer amistad con ellas, la de manifestar y recibir afecto, la de vivir en comunidad, la
de pertenecer a un grupo y sentirse aceptado dentro de él, entre otras; 4) Necesidades de
reconocimiento: también conocidas como las necesidades del ego o de la autoestima 8. En
este grupo se incluyen las necesidades de sentirse apreciado, tener prestigio y destacar
dentro de una clase social; 5) Necesidades de autorrealización: que se convierten en el
ideal de cada persona por alcanzar el perfeccionamiento individual.
En esta instancia, una vez expuesto todo lo concerniente a las necesidades, se podría
formular la siguiente pregunta en pro del argumento inicial del ensayo: ¿Son las
necesidades la apuesta de la economía moderna? Si nos sujetamos a la definición de
economía como campo de conocimiento que se encarga del proceso de reproducción y
transformación material de la sociedad por la vía de la asignación eficiente de los recursos
escasos, sí, porque para el cumplir este objetivo tanto la industria como el comercio
deben procurar la satisfacción individual y colectiva de las necesidades, más en
condiciones reales esto es en parte dudoso, pues, así como se producen satisfactores
“buenos”, también se elaboran productos “negativos” o “perjudiciales” para el hombre, o
que no responden realmente a sus necesidades de fondo. Antes de profundizar en el
argumento, definamos el concepto de deseos.
Los deseos por el contrario son demandas – como los cataloga el profesor Currie – que
“nacen del esfuerzo de satisfacer necesidades físicas y sociales, pero que no son la
misma cosa que las necesidades”, porque se transforman en cada época debido a la
7
Jerarquía de las necesidades planteada en su libro Motivation and Personality (Motivación y Personalidad).
Ver: http://www.gestiopolis.com
8
El profesor Currie (1998) profundiza en esta clase de necesidad cuando dice: “La autoestima depende del
respeto que otros nos den, y ese respeto, a su vez, proviene de qué tan útiles para la sociedad sean nuestras
actividades”. Con este argumento se inicia la exposición sobre las causas y tendencias del consumo social.
tendencia variable del pensamiento del hombre, y además porque son infinitos (y en gran
medida promovidos por la publicidad). Si dijéramos que los deseos tienen un número
definido como las necesidades, la motivación del mercado por incrementar la
investigación científica y buscar el desarrollo de la tecnología con fines aplicativos para la
producción se reduciría, pues la demanda de la población hipotéticamente se limitaría a lo
necesario o indispensable, y la forma de obtener ganancias sería más difícil. Negando este
postulado, podemos afirmar sin temor a dudas, que los deseos son infinitos y que el
sistema capitalista produce en función de ellos, ya que le significan una abundante fuente
de ganancia. Igualmente se puede aseverar que el sistema capitalista induce a las
personas para que demanden sus productos, le genera los deseos y por esta vía falsas
necesidades9. Por esto no es una idea nueva, antes algunos autores se habían referido
indirectamente a ello, por ejemplo Schumpeter quien “subrayó que en una economía
capitalista las innovaciones de más éxito, introducidas por los empresarios, no surgen
como resultado de las expresiones espontáneas de la demanda del consumidor, sino más
bien son el buen resultado de la educación de los consumidores por parte de los
empresarios, para que deseen aquellos nuevos productos o servicios que se introducen en
el mercado” SNAVELY, 1976. En estos términos, los deseos constituyen medios a través
de los cuales el sistema capitalista llega a su objetivo principal: la ganancia.
9
En este sentido, “la primera tarea que cumple la economía capitalista es la de reproducir la condición de
existencia de su propia forma: construir y reconstruir incesantemente una escasez artificial, justo a partir de
las posibilidades renovadas de la abundancia” ECHEVERRÍA, Bolívar. Modernidad y Capitalismo. Quince tesis
(p. 84)
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Argumento planteado por el profesor Enrique Peña, cátedra Introducción a la Economía. Unicauca 2006.
y consumo inmediato de ese producto, bajo el objetivo de maximizar su utilidad 11. El
individuo por su parte puede no saber cómo encontrar una manera de satisfacer su
autoestima o necesidad social de reconocimiento (a la que hacía mención arriba), y al
encontrar en dicho bien un objeto a través del cual va a conseguir ese fin (de maximizar su
beneficio), hará todos los esfuerzos posibles por adquirirlo, a pesar de no necesitarlo. Ello
conduce a un “efecto demostración” y provocará un efecto multiplicador del deseo por
ese bien en particular o por otros mejores. De esta manera “un sistema económico
funciona para satisfacer deseos que son en gran parte producto del funcionamiento del
sistema mismo” CURRIE, 1988.
Por esta misma razón algunos autores como Leibenstein se han interesado por estudiar
diversos principios sociológicos del consumo como son: el efecto de seguir la moda
(efecto Wagon), la satisfacción derivada de ser el único en poseer un objeto (efecto Snob),
y el consumo conspicuo orientado a producir envidia (efecto Veblen). Este último también
llamado efecto privación, resulta de la suma del efecto Wagon (seguir la moda) y el efecto
Veblen (consumo excesivo para producir envidia), y se refiere a una tendencia del ser
humano a superar un estándar de consumo respecto de su grupo, cuando tiene la
sensación de molestia por que no tiene “algo”. Este término se ha adaptado en la
literatura económica actual referente al desarrollo, para establecer patrones de
comparación a nivel cultural entre países.
12
RIVEROS VERA, Axel. Desarrollo II. Economía y política. Editorial VOLUNTAD S.A. 2004. p. 127 Búsqueda de
la Identidad Nacional.
Por este mismo estilo, se pueden estructurar muchos ejemplos para analizar la influencia
de las necesidades y deseos en la “complejidad” social y económica, pero se debe partir
siempre desde una mirada histórica concreta, pues las necesidades a pesar de ser iguales,
pueden ampliar su dominio a través de la historia, y los deseos su cantidad en forma
exponencial. Si no es así, ¿cómo se puede explicar que la sociedad actual sea una sociedad
de clases y que exista una palabra muy popular como es el estatus? Todo ello es el
resultado de un proceso histórico que se inicia desde la etapa primitiva de la humanidad,
donde el hombre “aparece como un animal social, que utiliza armas y depende de la
acción comunal para sobrevivir en un mundo hostil…” CURRIE, 1988. Aquí le es posible
reconocer el resultado de su trabajo, no hay ningún problema porque trabaja para el
bienestar de una comunidad. Pero la situación va cambiando a medida que la
productividad del trabajo aumenta, surgiendo un excedente y por ende los conflictos por
apoderarse de ellos. ¿Estos conflictos surgen de las necesidades físicas? Claro que no,
constituyen criterios más allá de lo material, originados en necesidades sociales,
posiblemente de dominación o reconocimiento, que evidencian el carácter imperioso
deseado por un grupo social. A partir de este momento se desintegran las relaciones de
cooperación mutua existentes y se da paso a una serie de trabajos privados individuales,
cuyo interés es “tener más”. De esta forma, la necesidad social sobrepasa la instancia de
lo subjetivo, y se materializa en el ansia por poseer “cosas” (bienes) que acrediten su labor
o posición social como superior o altamente significativa respecto de las demás. “La
mayoría de la gente (y esto incluye al ser humano de todas las épocas y edades) parece
derivar poca satisfacción del hecho de que muchas personas tengan menos que ella, en
cambio, por lo general compara su posición con la que tienen los demás”.
Para concluir es importante citar una idea muy importante respecto a la interacción entre
las necesidades, la economía y el bienestar, planteada por profesor Lauchlin Currie: “la
felicidad o el bienestar no puede definirse en términos del ajuste del hombre a las
necesidades de la sociedad, sino por el contrario, del ajuste de la sociedad ello implica a
la economía a las necesidades del hombre. Los elementos para ese ajuste son la atención
a la necesidades físicas de todos, la disminución de las diferencias en los niveles de
consumo, la estabilización del crecimiento de la población… la eventual abolición de las
diferencias en modas, estilos y niveles de vida a escala mundial… y por último, evitar al
máximo la creación de nuevos deseos”, pues de ello se pueden generar brechas
económicas y sociales que no harían sino reducir el nivel de bienestar general de la
sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
Necesidades
Economía
Sociedad