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Necesidades vs.

Deseos
¿A qué le apuesta la economía moderna?

Por: Fabián Enrique Salazar*

L as necesidades y los deseos son términos que comparten la característica de ser


estados o sensaciones relacionados con el contexto existencial del ser humano, en
su búsqueda de bienestar y alegría, pero que se diferencian por su origen y grado
de importancia relativa, pues las necesidades son inherentes al hombre y expresan lo que
le es indispensable, mientras los deseos son creados por el mismo hombre en la medida
que ha visto satisfechas sus necesidades básicas. A pesar de ello, parece que cada vez es
más difícil diferenciar uno del otro, en gran parte por la influencia del mercado, que se
encarga de la producción y distribución de un sin número de bienes y servicios
(satisfactores) bajo el argumento de brindar bienestar, pero cuya motivación de fondo es
obtener ganancias a partir del consumo ejercido por la sociedad 1. Por tal razón, en este
ensayo se ha pretendido establecer una diferencia entre estos dos términos, iniciando con
la definición y clasificación de las necesidades, para proceder con el estudio de los deseos
y su influencia en términos socio-económicos. Para ello se ha tenido como principal
referente bibliográfico el argumento expuesto por el profesor Lauchlin Currie (1998) en su
análisis: Deseos, Necesidades, Bienestar y Desarrollo económico, donde se cuestiona si es
o no justificable identificar el desarrollo con el aumento del bienestar, y más
concretamente, si el incremento en la producción va siempre acompañado de un aumento
de bienestar para el ser humano, donde incluye además, algunas explicaciones muy
pertinentes a cerca de las causas y tendencias del consumo, que se retomarán más
adelante para evidenciar la forma cómo el mercado está transformando deseos no
indispensables, en necesidades aparentemente primordiales, y más aún, presentando
satisfactores materiales a necesidades de tipo abstracto o social.

*
Programa de Economía, Universidad del Cauca (Colombia). E-mail: fesalazar@unicauca.edu.co
1
Con esta idea no se quiere criticar la lógica del sistema económico contemporáneo, ni mucho menos
calificar como negativa la producción de bienes y servicios, ya que sería incoherente cuestionar algo cuando
se hace parte de él, y es muy claro que gracias a la actividad productiva y comercial es posible conseguir lo
que requerimos para subsistir. Lo que se busca con este postulado es evidenciar el uso que ha hecho
principalmente el mercado de las necesidades y los deseos, y mostrar la tendencia del sistema capitalista a
crear falsas necesidades para que el consumidor incremente su demanda de bienes y servicios bajo la forma
de satisfactores.
Para desarrollar la idea expuesta anteriormente, es fundamental definir las necesidades
en primera instancia, como los efectos de la sensación de pena que sufre el hombre por la
falta de determinadas condiciones de vida2, y por otra parte, como “los objetos y las
relaciones que parecen constituir los ingredientes básicos de la felicidad, del bienestar y
del sentido de autorrealización” CURRIE, 1988; si unificamos estas dos premisas,
podemos concretar que las necesidades son exigencias de nuestra naturaleza humana en
la búsqueda de bienestar. Sin embargo, este concepto quedaría incompleto si no se
mencionaran dos características principales de las necesidades que son: ser
transhistóricas, es decir, iguales a través del espacio-tiempo histórico, y finitas, o sea con
un límite definido.

Con el propósito de entender la primera característica de las necesidades (historicidad),


solo debemos confrontar la etapa primitiva de la humanidad – cuando el hombre se
encontraba en un estado inferior de desarrollo – y nuestro tiempo – donde se da por
hecho un progreso sobresaliente de las potencialidades humanas – para darnos cuenta
que en ambas etapas el ser humano experimenta las mismas necesidades básicas como
son el hambre y la seguridad. En este sentido se puede afirmar como Manfred Max-Neef,
que las necesidades son iguales, pero sus satisfactores diferentes 3.

Como ejemplo de la segunda característica (finitud), vamos a considerar la necesidad


biológica del hambre. Cuando una persona tiene hambre y busca satisfacerla a través de la
alimentación, no puede exceder el límite de asimilación de elementos que su organismo le
demanda4, lo cual nos da a entender que esa necesidad tiene un grado o nivel
determinado de satisfacción que no se puede sobrepasar. Igualmente sucede con la
necesidad de protección contra las inclemencias del clima, puesto que una vez se ha
encontrado un satisfactor determinado (ropa abrigada, un tipo de alimento fuente de
calorías, o un refugio), ya no se requieren más cosas; lo contrario constituye una
motivación extra, un deseo. De esta forma las necesidades tienen un límite, en términos
microeconómicos, existe un punto de saciedad en el consumo de bienes y servicios.

2
Retomado de http://www.eumed.net
3
Esta idea de Max- Neef expresa el carácter constante (independiente del tiempo y los lugares) que tienen
las necesidades, y explica la tendencia cambiante de los satisfactores como efecto de los diversos contextos,
culturas y épocas históricas, a través de las cuales el hombre incrementa sus conocimientos, y por ende,
perfecciona los medios e instrumentos de trabajo involucrados en los procesos de producción.
4
Este ejemplo se encuentra relacionado con el concepto de utilidad marginal decreciente.
Como se ha podido analizar hasta este momento, hablar de necesidades es referirse a
términos muy amplios que abarcan diferentes conceptos y contextos (materiales y
abstractos), motivo por el cual deben dividirse y estudiarse por separado. A continuación
se expondrán las dos principales clasificaciones que se les han dado a las necesidades, la
primera, propuesta por Manfred Max-Neef y Martin Hopenhayn 5, quienes dividen las
necesidades en existenciales y axiológicas, y la segunda, la clasificación piramidal de
Abraham Maslow que consta de cinco categorías.

La primera clasificación Max-Neef/Hopenhayn, divide las necesidades en existenciales y


axiológicas. Las existenciales son aquellas que trascienden el ámbito biológico del género
humano, es decir que van más allá de las condiciones materiales necesarias para vivir, y se
centran en el existir. Aquí los autores incluyen cuatro necesidades: la de ser (sentido
fundamental del hombre por mantenerse vivo), hacer (la cual responde a la importancia
de una ocupación), tener (asociada a la posesión relativa de algo) y estar (referente a la
tendencia de relacionarse con los demás), que en su conjunto representan el carácter
social del ser humano. Por eso “la afirmación de que el hombre es un ser o animal social
no tiene excepciones, y, en ella, son muy importantes las palabras “social” y “animal”. El
hombre, como animal, participa junto a los otros animales de la necesidad biológica de
tener alimento, abrigo y salud. Pero el hecho de ser también un ser social, hace que tenga
necesidades mucho más complejas…” CURRIE, 1988. Muy de cerca a este tipo de
necesidades, se encuentran las axiológicas que están incorporadas a los valores del
hombre, y abarcan variadas situaciones como: la sobrevivencia, originada en el grado de
incertidumbre del hombre por adaptarse a un contexto determinado; la protección, que
significa estar a salvo de riesgo; el afecto, como principal medio para la construcción de la
personalidad; el entendimiento, necesidad de conocer y entender el funcionamiento de
algo; la participación, que demanda vivir en sociedad y ser reconocido; la creación, que se
deriva de la capacidad teleológica del hombre; el ocio, o la posibilidad de hacer algo que al
individuo le guste; la libertad, que constituye una necesidad fundamental para su
desarrollo integral6, y finalmente la identidad, que se relaciona con la inquietud por la
propia existencia.

5
Autores del libro Desarrollo a escala humana. En dicha obra analizan la crisis de América Latina y la mayor
parte del Tercer Mundo, considerándola surgida del fracaso, tanto de modelos desarrollistas orientados
desde el Estado, como de los modelos neoliberales orientados desde el mercado, para responder a las
necesidades básicas de crecientes sectores de la población. La propuesta contenida en este libro es el
resultado de un esfuerzo por integrar líneas de reflexión, de investigación y de acción, como aporte
sustancial para la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo, basado en el protagonismo de la
propia gente en la definición de las condiciones de vida, tanto presentes como futuras.
6
Ver: Amartya Sen. “El Desarrollo como Libertad” 1998.
En el mismo sentido, pero con un tipo de clasificación más desagregada, Abraham Maslow
habla de cinco categorías de necesidades organizadas a manera de pirámide, de acuerdo a
una determinación biológica causada por la constitución genética del individuo 7, cuyo
orden ascendente es: 1) Fisiológicas: que constituyen la mayor prioridad del individuo y se
encuentran relacionadas con su supervivencia, siendo sus satisfactores de tipo material
(alimentación y recursos naturales como fuentes de energía); 2) Necesidades de
seguridad: que se relacionan con el temor de los individuos a perder el control de su vida,
y a través de las cuales busca mantener un estado de orden o protección contra amenazas
de toda clase; 3) Necesidades sociales: que se originan una vez satisfechas las dos
anteriores categorías, y se refieren al aspecto afectivo y de participación social del
hombre, donde podemos agrupar la necesidad de comunicarse con otras personas, la de
establecer amistad con ellas, la de manifestar y recibir afecto, la de vivir en comunidad, la
de pertenecer a un grupo y sentirse aceptado dentro de él, entre otras; 4) Necesidades de
reconocimiento: también conocidas como las necesidades del ego o de la autoestima 8. En
este grupo se incluyen las necesidades de sentirse apreciado, tener prestigio y destacar
dentro de una clase social; 5) Necesidades de autorrealización: que se convierten en el
ideal de cada persona por alcanzar el perfeccionamiento individual.

En esta instancia, una vez expuesto todo lo concerniente a las necesidades, se podría
formular la siguiente pregunta en pro del argumento inicial del ensayo: ¿Son las
necesidades la apuesta de la economía moderna? Si nos sujetamos a la definición de
economía como campo de conocimiento que se encarga del proceso de reproducción y
transformación material de la sociedad por la vía de la asignación eficiente de los recursos
escasos, sí, porque para el cumplir este objetivo tanto la industria como el comercio
deben procurar la satisfacción individual y colectiva de las necesidades, más en
condiciones reales esto es en parte dudoso, pues, así como se producen satisfactores
“buenos”, también se elaboran productos “negativos” o “perjudiciales” para el hombre, o
que no responden realmente a sus necesidades de fondo. Antes de profundizar en el
argumento, definamos el concepto de deseos.

Los deseos por el contrario son demandas – como los cataloga el profesor Currie – que
“nacen del esfuerzo de satisfacer necesidades físicas y sociales, pero que no son la
misma cosa que las necesidades”, porque se transforman en cada época debido a la
7
Jerarquía de las necesidades planteada en su libro Motivation and Personality (Motivación y Personalidad).
Ver: http://www.gestiopolis.com

8
El profesor Currie (1998) profundiza en esta clase de necesidad cuando dice: “La autoestima depende del
respeto que otros nos den, y ese respeto, a su vez, proviene de qué tan útiles para la sociedad sean nuestras
actividades”. Con este argumento se inicia la exposición sobre las causas y tendencias del consumo social.
tendencia variable del pensamiento del hombre, y además porque son infinitos (y en gran
medida promovidos por la publicidad). Si dijéramos que los deseos tienen un número
definido como las necesidades, la motivación del mercado por incrementar la
investigación científica y buscar el desarrollo de la tecnología con fines aplicativos para la
producción se reduciría, pues la demanda de la población hipotéticamente se limitaría a lo
necesario o indispensable, y la forma de obtener ganancias sería más difícil. Negando este
postulado, podemos afirmar sin temor a dudas, que los deseos son infinitos y que el
sistema capitalista produce en función de ellos, ya que le significan una abundante fuente
de ganancia. Igualmente se puede aseverar que el sistema capitalista induce a las
personas para que demanden sus productos, le genera los deseos y por esta vía falsas
necesidades9. Por esto no es una idea nueva, antes algunos autores se habían referido
indirectamente a ello, por ejemplo Schumpeter quien “subrayó que en una economía
capitalista las innovaciones de más éxito, introducidas por los empresarios, no surgen
como resultado de las expresiones espontáneas de la demanda del consumidor, sino más
bien son el buen resultado de la educación de los consumidores por parte de los
empresarios, para que deseen aquellos nuevos productos o servicios que se introducen en
el mercado” SNAVELY, 1976. En estos términos, los deseos constituyen medios a través
de los cuales el sistema capitalista llega a su objetivo principal: la ganancia.

No obstante, el análisis de las necesidades y deseos desde la perspectiva de la economía


no debe ser un ejercicio simplemente descriptivo, sino que implica referirse a la
consecuencia que tiene este proceso económico en la construcción social de la realidad,
recodando que la complejidad social está compuesta por múltiples dimensiones: política,
económica y ambiental10, y por lo tanto, que todo lo económico tiene su influencia en la
sociedad. Dicha influencia la explica de manera bastante clara el Profesor Lauchlin Currie,
cuando vincula ciertas tendencias del consumo o actividades que tienen un sentido
económico estricto, a la relación o valoración de los individuos frente a la sociedad.
Ejemplo de esto es la relación existente entre las prendas de vestir y el comportamiento
de algunos sectores de la población.

Hoy en día puede “estar de moda” un determinado atuendo; la industria la produce en


base a un referente cultural que sea causa de identificación y que le garantice la demanda

9
En este sentido, “la primera tarea que cumple la economía capitalista es la de reproducir la condición de
existencia de su propia forma: construir y reconstruir incesantemente una escasez artificial, justo a partir de
las posibilidades renovadas de la abundancia” ECHEVERRÍA, Bolívar. Modernidad y Capitalismo. Quince tesis
(p. 84)
10
Argumento planteado por el profesor Enrique Peña, cátedra Introducción a la Economía. Unicauca 2006.
y consumo inmediato de ese producto, bajo el objetivo de maximizar su utilidad 11. El
individuo por su parte puede no saber cómo encontrar una manera de satisfacer su
autoestima o necesidad social de reconocimiento (a la que hacía mención arriba), y al
encontrar en dicho bien un objeto a través del cual va a conseguir ese fin (de maximizar su
beneficio), hará todos los esfuerzos posibles por adquirirlo, a pesar de no necesitarlo. Ello
conduce a un “efecto demostración” y provocará un efecto multiplicador del deseo por
ese bien en particular o por otros mejores. De esta manera “un sistema económico
funciona para satisfacer deseos que son en gran parte producto del funcionamiento del
sistema mismo” CURRIE, 1988.

Por esta misma razón algunos autores como Leibenstein se han interesado por estudiar
diversos principios sociológicos del consumo como son: el efecto de seguir la moda
(efecto Wagon), la satisfacción derivada de ser el único en poseer un objeto (efecto Snob),
y el consumo conspicuo orientado a producir envidia (efecto Veblen). Este último también
llamado efecto privación, resulta de la suma del efecto Wagon (seguir la moda) y el efecto
Veblen (consumo excesivo para producir envidia), y se refiere a una tendencia del ser
humano a superar un estándar de consumo respecto de su grupo, cuando tiene la
sensación de molestia por que no tiene “algo”. Este término se ha adaptado en la
literatura económica actual referente al desarrollo, para establecer patrones de
comparación a nivel cultural entre países.

En este sentido, y a propósito de esta comparación cultural, se puede mencionar otra


influencia de tipo económico que tiene profundas raíces en las necesidades y deseos
humanos, y es determinante en la construcción social de la realidad. Con los actuales
procesos de globalización (que se adelantan a pasos agigantados) una de las críticas
formuladas al respecto ha sido la pérdida de la identidad nacional. Unos sectores de la
población, especialmente los niños y jóvenes están muy propensos a “cambiar” sus
costumbres, su idiosincrasia, sus hábitos alimenticios, sus formas de vestir y hablar por
imitar los modelos de vida de otras culturas, lo cual es atribuible al auge de las
telecomunicaciones, que en gran medida influyen en dicho proceso de “desarraigo
cultural”.12
11
Marx se refiere en estos términos respecto de la relación producción-consumo. “La producción crea el
material para el consumo, dicta también la manera en que se consume, y al mismo tiempo proporciona el
motivo para el consumo por medio de la creación de nuevas necesidades y deseos sociales. Por otro lado, el
consumo produce producción en el doble sentido de que la producción sale sobrando sin el consumo,
mientras que el consumo también proporciona el motivo para la producción a través de la representación de
los deseos humanos idealizados como deseos y necesidades humanos específicos”.

12
RIVEROS VERA, Axel. Desarrollo II. Economía y política. Editorial VOLUNTAD S.A. 2004. p. 127 Búsqueda de
la Identidad Nacional.
Por este mismo estilo, se pueden estructurar muchos ejemplos para analizar la influencia
de las necesidades y deseos en la “complejidad” social y económica, pero se debe partir
siempre desde una mirada histórica concreta, pues las necesidades a pesar de ser iguales,
pueden ampliar su dominio a través de la historia, y los deseos su cantidad en forma
exponencial. Si no es así, ¿cómo se puede explicar que la sociedad actual sea una sociedad
de clases y que exista una palabra muy popular como es el estatus? Todo ello es el
resultado de un proceso histórico que se inicia desde la etapa primitiva de la humanidad,
donde el hombre “aparece como un animal social, que utiliza armas y depende de la
acción comunal para sobrevivir en un mundo hostil…” CURRIE, 1988. Aquí le es posible
reconocer el resultado de su trabajo, no hay ningún problema porque trabaja para el
bienestar de una comunidad. Pero la situación va cambiando a medida que la
productividad del trabajo aumenta, surgiendo un excedente y por ende los conflictos por
apoderarse de ellos. ¿Estos conflictos surgen de las necesidades físicas? Claro que no,
constituyen criterios más allá de lo material, originados en necesidades sociales,
posiblemente de dominación o reconocimiento, que evidencian el carácter imperioso
deseado por un grupo social. A partir de este momento se desintegran las relaciones de
cooperación mutua existentes y se da paso a una serie de trabajos privados individuales,
cuyo interés es “tener más”. De esta forma, la necesidad social sobrepasa la instancia de
lo subjetivo, y se materializa en el ansia por poseer “cosas” (bienes) que acrediten su labor
o posición social como superior o altamente significativa respecto de las demás. “La
mayoría de la gente (y esto incluye al ser humano de todas las épocas y edades) parece
derivar poca satisfacción del hecho de que muchas personas tengan menos que ella, en
cambio, por lo general compara su posición con la que tienen los demás”.

De ahí en adelante, y a través de los modos de producción, se va estableciendo una


estratificación social y toda una serie de relaciones sociales de producción en términos
desiguales, más evidentes en el Modo Capitalista de producción, donde, por ejemplo, un
individuo, al ver las condiciones de exclusión que se manejan en su grupo social, puede
considerar que la causa de estima se encuentra en una mejor calidad de trabajo, en una
mejor remuneración y en la posesión de bienes suntuarios. En ese momento no piensa en
el bien común, sino en la forma como logrará superar el promedio de ingresos o gastos del
otro, sin saber que el bienestar tiene unas causas sociales y biológicas distintas de las
materiales.

Para concluir es importante citar una idea muy importante respecto a la interacción entre
las necesidades, la economía y el bienestar, planteada por profesor Lauchlin Currie: “la
felicidad o el bienestar no puede definirse en términos del ajuste del hombre a las
necesidades de la sociedad, sino por el contrario, del ajuste de la sociedad ello implica a
la economía a las necesidades del hombre. Los elementos para ese ajuste son la atención
a la necesidades físicas de todos, la disminución de las diferencias en los niveles de
consumo, la estabilización del crecimiento de la población… la eventual abolición de las
diferencias en modas, estilos y niveles de vida a escala mundial… y por último, evitar al
máximo la creación de nuevos deseos”, pues de ello se pueden generar brechas
económicas y sociales que no harían sino reducir el nivel de bienestar general de la
sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

 Apuntes de clase, cátedra “Introducción a la Economía”. Universidad del Cauca. I


Semestre de 2006. Mg. Enrique Peña Forero.
 CURRIE, Lauchlin. 1988. Reactivación, Crecimiento y Estabilidad. Legis Editores S.A.
Bogotá. Capítulo III: “Deseos, Necesidades, Bienestar y Desarrollo Económico”
pp.17-28.

 http://www.eumed.net. “Definición de las necesidades”

 http://www.gestiopolis.com. “Jerarquía de las necesidades de Abraham Maslow”.

 SNAVELY, William P. Teoría de los Sistemas económicos: Capitalismo, Socialismo y


Corporativismo (Theory of Economic Systems: Capitalism, Socialism and
Corporatism) México: Fondo de Cultura Económica. 1976 pp. 125-126

Palabras claves para el contenido y la argumentación

 Necesidades

 Economía

 Sociedad

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