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Sobre las naves laterales que están divididas en dos pisos se disponen, en el piso de
arriba, el “matronium”, abierto al espacio central mediante columnas con capiteles
vegetales trabajados en trépano, pilares y arcos de medio punto que se alternan y repiten
rítmicamente en el piso inferior.
Los capiteles «albarda» son capiteles corintios de hojas planas y trabajadas al trépano
buscando el claroscuro, y con grandes cimacios encima para realzar y sobreelevar el
apoyo de los arcos.
Cúpula
La cúpula descansa sobre dos grandes medias cúpulas o exedras, una en la
cabecera, hacia el este, y la otra en el lado opuesto, hacia el oeste. A su vez estas
dos exedras descansan sobre otras dos más pequeñas y abiertas en los ángulos
que logran remarcar el eje longitudinal, determinado por el nártex a la entrada, la
primera exedra que cubre el primer tramo, la cúpula que cubre el tramo central, la
otra exedra y el ábside en la cabecera. De este modo se configura una concepción
ovalada de la planta, más móvil, y también se refuerza el sentido de centralización
dadas las dimensiones de la cúpula y el efecto centralizador que crea la
centralización de la luz.
Espacios
Atrio
La basílica está precedida por un atrio, el lado este era utilizado como pórtico de
entrada, exonártex, característico en las iglesias cristianas primitivas y bizantinas y
siguiendo el eje se sitúa el endonártex.
Se trata de una gran cámara recubierta con finos paneles de mármol. La entrada
imperial, en el centro del atrio, está protegida por una gran puerta de bronce en
cuyo ápice la imagen una paloma sale del Evangelio de San Juan, abierto en el
capítulo X, en el que se lee “Nuestro Señor dijo: Yo soy la puerta del Cordero”.
Encima, se encuentra un mosaico, probablemente inspirado en un sermón del
emperador León VI, donde aparece el emperador postrado ante Cristo y
flanqueado por medallones de la Virgen y el arcángel San Gabriel. Se cree que fue
donado por León VI en el año 920, como señal de arrepentimiento por su cuarto
matrimonio, prohibido, que provocó que el patriarca impidiera la entrada al
emperador por esta misma puerta.
Basílica
La luz, en el interior de Santa Sofía, proviene de las numerosas ventanas que hay
en la base de la cúpula y que son posibles gracias al sistema de soportes que la
dejan libre de pesos y de los vanos abiertos en las exedras mayores y menores de
los muros, que originalmente y en algunos casos estaban cerrados con cristaleras
de colores.
El techo está todavía cubierto, en gran parte, con mosaicos de oro que datan del
siglo VI. Está decorado con cruces y los detalles estructurales quedan resaltados
por cenefas vegetales y geométricas.
Exterior