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TEMA No 2 DERECHO PENAL (4o B)
TEMA No 2 DERECHO PENAL (4o B)
DEFINICIÓN DE LAS CAUSAS DE INCULPABILIDAD: Son los motivos que impiden que se
atribuya, o que se pueda atribuir, a una persona, el acto típicamente antijurídico por ella realizado.
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ANOMALÍAS CAUSADAS POR INGESTIÓN DE DROGAS O ALCOHOL.
Expresamente se regulan en el Código Penal (artículo 64) y en la Ley Orgánica de Drogas (artículo
180), la situación de la perturbación mental plena proveniente de la ebriedad alcohólica y de la
ingestión de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, con la referencia a diversos casos en los cuales
la perturbación se rige por otras reglas particulares que la sustraen de la aplicación de las normas
generales sobre imputabilidad.
Nuestro Código penal resuelve el problema de la ebriedad alcohólica aplicando sus artículos 62 y 63,
como un supuesto de inimputabilidad que excluye totalmente la responsabilidad penal o como un acto
de imputabilidad disminuida, pudiendo también plantearse un supuesto de ausencia de acción.
En forma expresa en la Ley Orgánica de Drogas, el ordinal 2º del artículo 180 ejusdem, señala: “Si se
probare que el agente ha perdido la capacidad de comprender o querer por empleo de alguna de dichas
sustancias, debido a caso fortuito o fuerza mayor, quedará exento de pena”. Quedando prevista como
una causa de inimputabilidad la intoxicación por drogas debido a caso fortuito o fuerza mayor,
supuesto que excluye toda pena o medida de seguridad, situación similar a la que ocurre por la
embriaguez alcohólica fortuita. De la misma manera, según esta ley especial, “no es punible el
farmacodependiente (consumidor crónico), cuando su dependencia compulsiva sea tal, que tenga los
efectos de una enfermedad mental que le haga perder la capacidad de comprender y de querer”
(numeral 4º del artículo 180 ejusdem), aplicándose la disminución de pena del artículo 63 del Código
Penal, cuando el estado mental provocado por la farmacodependencia no excluya, pero si atenúe la
responsabilidad (numeral 5º del artículo 180 ejusdem).
Con estas disposiciones de la ley especial, se erigen como causas de inimputabilidad o de
imputabilidad disminuida, los estados mentales generados por la adicción a las drogas dan lugar a la
imposición de medidas de seguridad que han sido previstas para los enfermos consumidores de
sustancias estupefacientes y psicotrópicas.
Se resuelven como casos de inimputabilidad, demostrada la perturbación grave de la capacidad de
querer y de entender del sujeto, los supuestos de alcoholismo crónico, cuando éste presenta
manifestaciones sicóticos graves, pudiendo asumir la forma de delirium tremens, alucinosis alcohólica
o de celotipia y también de la denominada ebriedad patológica o de embriaguez plena y
desproporcionada, a causa de la ingestión de una pequeña dosis de alcohol que produce tal efecto por la
particular intolerancia del sujeto a esta sustancia, por enfermedad o determinados factores, siempre y
cuando esta circunstancia sea desconocida por el individuo por no haberse producido con anterioridad,
ya que de no ser así se aplicarían las reglas comunes al artículo 64 del Código Penal.
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En el caso que “A” tiene intención de matar a “B”, al cual conoce muy bien por lo cual no hay la
posibilidad de confundirlo, luego dispara sobre “B” con tan mala puntería, que la bala se desvía y mata
a “C” que es el padre de “B”. En este caso “A” ha incurrido en una aberratio ictus o error en el golpe.
Nuestro Código Penal en su artículo 68, consagra estos dos tipos de error, al establecer: “Cuando
alguno por error, o por algún otro accidente cometa un delito en perjuicio de persona distinta de aquélla
contra quien había dirigido su acción, no se le imputarán las circunstancias agravantes que dimanen de
la categoría del ofendido o lesionado, o de sus nexos con éste, pero si las que habrían disminuido la
pena del hecho si las hubiera cometido en perjuicio de la persona contra quién dirigió su acción”.
Cuando el Código Penal habla de error, se está refiriendo al error in persona y cuando dice por algún
otro accidente, se está refiriendo a la aberratio ictus.
Segundo requisito: que el error de hecho excluya tanto el dolo como la culpa, es necesario que además
de esencial sea invencible, es decir, que la persona no lo hubiere podido evitar por mas diligente o
cuidadosa que fuere. No existe la posibilidad de preverlo. Como en el caso fortuito, el cual trasciende
los límites de la culpabilidad excluyendo el dolo y la culpa. Por Ej., en un campo determinado para la
caza, una persona se coloca imprudentemente en dicha área, un cazador dispara cuando ve algo
moviéndose entre los arbustos, que piensa que es un conejo y era una persona, está exento de
responsabilidad penal, está amparado por una causa de inculpabilidad como lo es el error de hecho
invencible.
Pero el error de hecho puede ser vencible, es decir que ha podido ser evitado por el sujeto activo, si
hubiese puesto mayor atención, más diligencia en lo que hace o deja de hacer. Este error se fundamenta
en la previsibilidad del resultado dañoso (posibilidad de prever), en este caso, el acto que origina las
consecuencias dañosas, excluye el dolo pero deja subsistente la culpa. Por Ej., la enfermera que da al
paciente un tóxico en vez de un calmante, por no leer la etiqueta del frasco y el paciente muere. En este
caso la enfermera no responde por homicidio intencional, pues no tenía la intención de matar. Pero si
será penalmente responsable por homicidio culposo, porque el error además de esencial era vencible,
podía evitarlo con mayor diligencia leyendo las instrucciones del frasco, obró culposamente por ser
negligente en su conducta.
Carlos Binding habla de un error al revés, en el que incurre la persona que piensa que ha realizado un
acto ilícito cuando en realidad el errado es él. Por Ej., para que haya seducción con promesa
matrimonial se necesita que se trate de una mujer conocidamente honesta y mayor de l6 años pero
menor de 21 (artículo 378 del Código Penal) y que haya promesa matrimonial para engañarla y
poseerla. Pero supongamos que la mujer tiene 25 años, el agente se siente delincuente y recurre a un
abogado porque cree que ha cometido un hecho ilícito, cuando en realidad este acto es atípico porque si
bien es cierto que llena todos los requisitos no es menos cierto que es mayor de 21 años. Al ser el acto
atípico, no está previsto en la ley penal como delito y por lo tanto no reviste carácter penal, no acarrea
sanción penal por aplicación del principio de legalidad.
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LA OBEDIENCIA LEGÍTIMA Y DEBIDA U OBEDIENCIA JERARQUICA: Está consagrada en
el ordinal 2º del artículo 65 del Código Penal en los siguientes términos: “El que obra en virtud de
obediencia legítima y debida. En este caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena
correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la orden ilegal”.
Hay que advertir que la conducta que exime de responsabilidad, satisfechas las condiciones que
examinaremos, es sólo la obediencia legítima y debida u obediencia jerárquica, es decir, la obediencia
que debe el subordinado al superior en virtud de una disposición legal o constitucional que establezca
el vínculo de subordinación y supraordinación respectivamente, entre el subordinado y el superior.
De manera que la obediencia doméstica no constituye eximente de responsabilidad penal; así, la
obediencia que debe la mujer al marido, el hijo al padre, etc., no constituye eximente de
responsabilidad penal. La obediencia inculpable jerárquica es una causa de inculpabilidad que se apoya
en un error de hecho esencial e invencible en que ha incurrido el subordinado. Consiste ese error en que
el subordinado recibe una orden formal y aparentemente legal, luego puede pensar seriamente que la
orden, además de formalmente legítima, es sustancialmente legítima cuando en realidad, la orden es
sólo formalmente legítima, pero sustancialmente ilegal, ilícita, y en este error y en función de él
procede la causa de inculpabilidad de la obediencia jerárquica, para eximir de responsabilidad penal al
subordinado que acatando la orden aparentemente legal actúo, creyendo además que era
sustancialmente legítima.
EL ESTADO DE NECESIDAD:
Según las tendencias modernas y por aplicación de la no exigibilidad de otra conducta encontramos el
estado de necesidad como una causa de inculpabilidad eximente de responsabilidad penal, consagrada
en el ordinal 4º del artículo 65 de nuestro Código Penal.
DEFINICIÓN: Es una situación de peligro grave, actual o inminente y no causada, o al menos no
causada dolosamente por el agente (o sea por la persona que invoca en su favor la eximente de
responsabilidad penal), para un bien jurídico (nuestra vida y nuestra integridad personal, la vida o la
integridad personal de otro) que sólo puede salvarse mediante el sacrificio de un bien jurídico ajeno.
Un Ej., de estado de necesidad es el caso de una persona que para salvar su vida en un incendio, que
ella no ha causado o al menos no ha causado dolosamente, se ve precisada a sacrificar la vida de otra
persona y para ello le arrebata la escalera que era el único medio de salvación.
REQUISITOS EXIGIDOS POR EL LEGISLADOR VENEZOLANO:
El ordinal 4º del artículo 65 del Código Penal señala: “No es punible el que obra constreñido por la
necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro grave e inminente, al cual no haya dado
voluntariamente causa y que no puede evitar de otro modo”.
Según esta disposición los requisitos del estado de necesidad son tres:
1.- Peligro grave e inminente para la propia persona o la de otro. Requiere nuestro Código Penal la
realidad de un mal grave que amenaza de forma inminente (queda incluida la referencia del peligro
actual) al propio sujeto que actúa o a otra persona, y que se convierte en la motivación que impulsa y
constriñe a la acción necesaria.
Además de grave el peligro debe ser actual o inminente. Peligro actual es el que existe aquí y ahora.
Peligro inminente es el que ya se va a dar, la inminencia implica un alto grado de probabilidad y no una
mera posibilidad. Nuestro Código Penal se refiere al peligro inminente, e inexplicablemente no se
refiere al peligro actual, pero si el peligro inminente basta para dar lugar a la eximente, con mayor
razón procederá el estado de necesidad ante el peligro actual.
Si el agente obra en la creencia errónea, pero seriamente fundada en las apariencias del caso concreto,
de hallarse ante un peligro grave estará amparado por la causa de inculpabilidad denominada estado de
necesidad putativo que se apoya en el error de hecho, esencial e invencible, en que ha incurrido.
2.- Que el agente no haya provocado dolosamente el peligro. Según nuestro Código Penal, para que
proceda el estado de necesidad, es necesario que el agente no haya dado voluntariamente, dolosa o
intencionalmente causa al peligro. Por lo tanto los actos dolosos del agente excluyen el estado de
necesidad pero sus actos culposos lo dejan subsistente. Si el agente ha provocado dolosamente el
peligro no lo ampara la eximente pero esta si lo protegerá cuando éste ha causado culposamente el
peligro. Por Ej., una persona provoca el incendio de una casa para cobrar el seguro, y luego acorralada
por las llamas, sacrifica la vida de otra persona para salvar la propia; en este caso, el agente no podrá
invocar con éxito el estado necesario, porque ha obrado con dolo. En cambio si podrá alegar la
eximente victoriosamente el individuo que, después de haber dilapidado toda su fortuna, se ve obligado
a hurtar alimentos para no morir de hambre, ya que sólo por imprudencia ha dado causa al peligro.
3.- Imposibilidad de evitar el mal (peligro) por un medio que no sea el sacrificio de un bien
jurídico ajeno. Se requiere que el necesitado no pueda evitar el peligro de otra manera. Si puede
hacerlo, sin sacrificar el bien jurídico ajeno no lo ampara el estado de necesidad. Pero además, se exige
que el agente ante el peligro grave, actual o inminente, no exceda de los medios empleados haciendo
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más de lo necesario (artículo 66 del Código Penal), esto es, se requiere que la acción con la cual se
sacrifica el bien sea proporcionada al peligro que se trata de evitar.
LÍMITES DEL ESTADO DE NECESIDAD: Están dados por la proporcionalidad que debe existir
entre el bien jurídico sacrificado y el bien jurídico salvaguardado, o, en términos más exactos, entre el
mal causado y el mal evitado. Así. La eximente ampara al que hurta alimentos para no morir de
hambre, pero no cubre al que sacrifica una vida humana para salvar unos libros, por valiosos que estos
sean. La proporcionalidad será determinada por el Juez competente.
EL MIEDO INSUPERABLE: Viene a ser la actuación de un sujeto ante una situación de pánico que
no puede evitar. En mi opinión estaríamos frente a una causa de inculpabilidad una exigente putativa
pues se fundamente en un error de hecho esencial e invencible. En este caso el sujeto puede creer
erróneamente, en la situación de miedo insuperable en que se encuentra, que esta siendo agredido, o en
situación de peligro, etc.