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JOHN FRAME Y EL PRINCIPIO REGULATIVO DEL CULTO

Diego Román Martínez


2018

RESUMEN
Presento una revisión cronológica de los escritos de Frame en torno al Principio
Regulativo de adoración (PR). Resumo y evalúo a sus críticos y reporto las respuestas de
Frame. Concluyo que Frame no ha encontrado opositores o críticos que realmente
respondan a sus preguntas o sean capaces de penetrar en sus planteamientos o aportar
algo a su discusión del PR.

INTRODUCCIÓN
El Principio Regulativo de la adoración (PR) es una de las doctrinas distintivas de la
tradición reformada, se remonta a Calvino, que consideró que la doctrina de la
justificación por fe y la reforma del culto de adoración eran los dos pilares de la reforma
protestante. El PR fue desarrollado por los puritanos y no fue cuestionado hasta finales
del siglo XX. Según el PR el culto de adoración a Dios debe estar gobernado por la
Palabra. Dios determina en la Biblia cómo ha de ser adorado y a esto no podemos añadir
o restar. Este principio lo encontramos en la Confesión de Fe de Westminster (CFW, 1.6;
21.1; 21.5) y el Catecismo Mayor de Westminster (CMW, Pregunta 108 y 109).
El PR algunas veces se formula como ‘lo que no está prescrito está prohibido’.
Según esta formulación ‘cerrada’ existen elementos esenciales al culto. Estos elementos
requieren de un mandato verbal directo o pueden también ser inferidos de la Escritura
(como el bautismo de niños). Sin embargo, existen también algunas circunstancias del
culto, que son acciones humanas comunes, que pueden ser determinadas por la iglesia,
según las reglas generales de la Palabra y la revelación general (‘luz natural’). Estas son
habitualmente factores accidentales como el horario, la duración del culto, el lugar, la
iluminación y el mobiliario. Esta formulación cerrada la hayamos en teólogos puritanos
como George Gillespie y John Owen y más recientemente en Michael Bushell (1980) y
Williamson (2001).
Esta formulación tradicional o cerrada comenzó a ser cuestionada desde finales de
los años 70’s pero esta crítica encontró a su paladín hasta los 90’s en el teólogo John M.
Frame (n. 1939)1. Frame dice estar de acuerdo con el PR tal como está definido en la
Confesión de fe de Westminster (CFW): “Desde mi punto de vista, la Confesión de
Westminster es enteramente correcta con respecto al principio regulativo- la verdadera
adoración está limitada a lo que Dios manda” (1996:xiii). Para Frame, sin embargo, la
confesión es lo suficientemente abierta para dar cabida no solo a elementos prescritos
sino también a aquellos que pueden ser deducidos de la Escritura (CFW 1.6). Para
defender su postura Frame distingue entre su propia formulación “abierta” del PR que él
piensa es compatible con la CFW (2010) y la “cerrada” o tradicional (1996:xiii).
Frame considera que la posición ‘cerrada’ es insostenible y que no tiene respaldo
bíblico. Sin embargo, su propia posición se volverá controversial porque dentro de ella
puede justificar la inclusión de elementos que la perspectiva ‘cerrada’ había excluido de
manera definitiva de la adoración reformada. Entre las cosas que ha causado más ruido se
encuentra su aceptación del teatro y de la danza dentro del culto (aunque no como
elemento sino como aplicación de mandatos verbales explícitos). Para Frame el teatro
puede ser una aplicación del mandato directo de predicar la Palabra y la danza una
aplicación del mandato de alabar a Dios. Más tarde también defenderá la música pop, la
ausencia de una liturgia estructurada (basada en un diálogo estructurado así como en el
orden de salvación) y la inclusión de imágenes en los espacios de adoración. También
criticará la posición puritana de canto a capella y de salmodia exclusiva, ganando
opositores de todas las corrientes protestantes. A su posición controversial no le ayudará
los artículos en que etiqueta a sus críticos de ‘tradicionalistas’ y les acusa de negar los


1
Frame estudió filosofía en Princeton (A. B.), teología en el Westminster Theological Seminary de Philadelphia (BD) y teología
filosófica en Yale (M.Phil y un Ph.D inconcluso). Frame reconoce (2009) entre las personas que más le han influenciado a sus
profesores Cornelius Van Til (de quien obtuvo su preocupación kuyperiana por aplicar la Biblia a todas las áreas de la vida, aun a los
métodos hermenéuticos, teológicos o apologéticos, así como su distinción entre revelación en Dios, el mundo y el ser humano; y la
distinción entre norma, meta y motivación), John Murray (y su método teológico basado en el estudio de la Biblia y no en la
tradición), Edmund Clowney (y su énfasis en la autoridad de la Biblia), Meredith G. Kline (y su investigación sobre el pacto soberano-
vasallo, así como su originalidad ortodoxa) y George Lindbeck (y su énfasis en reconciliar tradiciones teológicas), sus colegas
Norman Shepherd y Jay Adams y sus alumnos, Vern Poythress (con su multiperspectivalismo) y Greg Bahnsen. Otros alumnos
destacados incluyen a Richard Pratt, Wayne Grudem y Kevin Vanhoozer. Frame fue profesor de Wesminster Theological Seminary
Philadelphia (1968-1980), de Westminster Theological Seminary California (1980-2000) y de Reformed Theological Seminary en
Orlando (2002). Entre sus libros más destacados se encuentra The Doctrine of the Knowledge of God (1987), Apologetics to the Glory
of God: an Introduction (1994), Doctrine of God (2002), Doctrine of the Christian Life (2008), Doctrine of the Word of God (2010),
Systematic Theology: An Introduction to Christian Belief (2013), Apologetics: A Justification of Christian Belief (2015), A History of
Western Philosophy and Theology (2017). Sin embargo, aquí trataremos las más controversiales: aquellas que se enfocan en el PR.
principios-eslóganes reformados, particularmente Sola scriptura y Semper reformanda.
Ahora consideremos sus escritos y notemos el desarrollo cronológico de sus argumentos.

REVISIÓN CRONOLÓGICA
Algunas preguntas sobre el Principio Regulativo (1992)2
En 1992 Frame publica un primer artículo de carácter exploratorio, cuestionando
el PR ‘cerrado’. Esta posición requiere que la vida cristiana y el culto se gobiernen por
principios diferentes: En el culto debe incluirse solamente lo que Dios prescribe y nada
más, pero en la vida el creyente debe tomar sus decisiones según los principios generales
de la Palabra y es además libre en cuanto a cosas indiferentes (adiaphora). La posición
‘cerrada’ también considera que cada periodo de la historia redentiva (patriarcal,
mosaico-tabernáculo, monárquico-templo, exilio-sinagoga, novotestamentario) Dios dio
una lista elementos fijos para cada forma de culto (una lista para el culto público o
formal, otra para el nacional, otra para el culto privado, el familiar, etc.), a la que no se
debe añadir ni restar elemento alguno. En este artículo Frame señala los problemas con
con esta perspectiva, particularmente con la distinción elemento-circunstancia, con la
creencia de que Dios dio listas inspiradas de elementos cúlticos para cada periodo de la
humanidad, con la irregularidad hermenéutica de aplicar principios diferentes al culto y a
la vida cristiana, con el concepto de adiaphora y con la idea bíblica de ‘añadir’ o ‘restar’
a) La distinción elemento-circunstancia.
En primer lugar Frame señala que la distinción tajante entre elementos y circunstancias
no se encuentra en la Biblia y que puede encontrarse evidencia bíblica contra esta
distinción. Por ejemplo, la Biblia prescribe el canto como un elemento del culto pero
también como un modo de cumplir o aplicar otros elementos: el canto es un modo de
orar, de enseñar y de alabar3. Esto indica para Frame, contra la idea de requerir un
principio diferente para el culto que para la vida, que a fin de identificar los elementos del
culto debemos seguir los mismos procesos interpretativos que seguimos para interpretar
cualquier pasaje de la Biblia (considerar la exégesis, la deducción, el análisis de los
ejemplos bíblicos y la relación entre Antiguo y Nuevo Testamento) y no solamente


2
Aunque Frame ya había impartido un curso de adoración (1982) y había escrito brevemente sobre su música (1986, 1987), el primer
artículo controversial que publicó fue “Some Questions about the Regulative Principle”.
3
De hecho el canto puede ser oración, enseñanza, profecía, proclamación, lectura de la Biblia, evangelismo, adoración, alabanza, etc.
buscar mandatos verbales explícitos: “Parece que debemos determinar la voluntad de
Dios para la adoración mediante los mismos problemáticos métodos hermenéuticos por
los que buscamos la voluntad de Dios para otras áreas de la vida”.
b) Listas de elementos
Frame también señala que es imposible demostrar que en cada periodo de la historia
redentiva Dios dio una lista de elementos cúlticos para cada forma de culto. Frame nota
Dios solo dio un patrón explícito de adoración en el tabernáculo (Ex. 25:40), pero no para
otras formas de adoración (p.ej. las ‘asambleas’: Ex. 12:16; Lev. 23:2, 7, 21, 24, 27, 35;
Nm. 28:28, 25; 29:1, 7, 12; o la sinagoga).
c) ‘PR del culto o de la vida’
También cuestiona que el culto sea gobernado de manera distinta que otras áreas de la
vida a partir de que la descripción bíblica de la adoración. La Biblia habla en varios
pasajes (Ro. 12:1; 1 Co. 10:31) de la totalidad de la vida del creyente como adoración.
Frame no niega que la Escritura distingue entre la adoración en toda la vida y la
adoración en el culto público. Sin embargo, no encuentra evidencia de que la Biblia las
coloque en categorías completamente distintas que requieran principios hermenéuticos
diferentes; tanto en el culto público (o estrecho) como en la vida ordinaria (culto amplio)
“determinamos nuestras responsabilidades sobre la base de textos de prueba pero también
por deducción, en ambas existen circunstancias que deben considerarse a la luz de los
principios más generales de la Palabra y en ambas la Escritura nos da bastante libertad
con respecto al modo de llevarlos a cabo”.
d) Adiaphora
Asimismo critica el concepto de adiaphora (cosas indiferentes). Según Frame no existen
cosas completamente indiferentes en el sentido de que no aplique ningún principio
general de la Escritura a ellos, pues todo lo que hacemos lo hacemos delante de Dios y
bajo su autoridad. En cada acción humana “estamos obedeciendo o desobedeciendo un
mandamiento bíblico” y cuando no aplicamos correctamente este mandato, aun a asuntos
que la Biblia no menciona explícitamente, estamos pecando (Ro. 14:23). De nuevo, esto
implica que en toda área de nuestra vida (incluyendo la adoración), debemos atender a los
mandatos bíblicos directos, considerar las circunstancias y los principios bíblicos
generales pertinentes y llegar a una aplicación concreta de estos que concuerde con la
voluntad de Dios.
e) Añadir o restar: la base exegética de la interpretación tradicional
Frame nota que los mandatos bíblicos de no añadir o restar, habitualmente utilizados para
probar un principio hermenéutico distintivo para el culto (en el culto ‘lo que Dios no
prescribe está prohibido’) se refieren no solamente al culto y a la doctrina, sino a la vida
entera (Dt. 4:2; 12:29-32; Pr. 30:6; 2 Ti. 3:16-17; Ap. 22:18-19).
f) La suficiencia de las Escrituras
El PR para Frame es un correlato de la doctrina de la suficiencia de las Escrituras. La
Palabra es suficiente, no porque defina todas las circunstancias o porque resuelva todos
los dilemas éticos posibles (incluyendo la adoración) sino únicamente en tanto que da los
principios suficientes para que vivamos piadosamente. Sin embargo, su suficiencia
requiere siempre, no solo que consideremos sus mandatos explícitos, sino también que
veamos sus implicaciones lógicas, así como sus aplicaciones prácticas a distintas
circunstancias. Frame ve una confirmación al PR ‘abierto’ en la misma CFW, cuando
trata la libertad de conciencia no solo en términos del culto público o la doctrina sino
también de las decisiones éticas del creyente (CWF 20.2).
Frame concluye: Si la Biblia no distingue entre elemento y circunstancia, ni prescribe
una lista de elementos del culto para cada tipo de culto para cada periodo histórico-
redentivo, ni distingue tajantemente entre culto y vida sino que habla de ambos como
adoración, ni considera área alguna de la vida humana como adiaphora y cuando manda
‘no añadir ni restar’ se refiere a la totalidad de la vida y no específicamente al culto y si la
suficiencia de las Escrituras requiere de la aplicación a distintas circunstancias, entonces
no existe fundamento alguno para sostener la posición ‘cerrada’ del PR. Sin embargo,
Frame, a diferencia de Gore Jr. (1988) no desecha enteramente el PR. Para Frame el PR
significa que en términos generales (no solo en el culto o la doctrina) somos libres de
mandatos más allá de Escritura (CFW 20.2).
En resumen, debemos encontrar en la Biblia lo que manda explícitamente, pero
también las aplicaciones específicas de esos mandatos para el culto, considerando
nuestras circunstancias y los principios escriturales generales.
Algunas respuestas sobre el PR (1992)
La primer respuesta que Frame recibió fue de T. David Gordon (1993)4. Gordon critica
que Frame no habla a un oponente real sino que únicamente habla de un “entendimiento
tradicional” y acusa a Frame de ignorar la historia de la discusión o el origen histórico del
principio. Para Gordon el PR se formuló a modo de restringir lo que la iglesia puede
requerir de todos los creyentes. Según Gordon (basado en Gillespie, Owen y Bannerman)
solo las cosas no religiosas en sí mismas (p.ej. hablar o instruir) han de ser gobernadas
“por la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana” (CFW 1.6) y no los elementos del
culto. Los elementos requieren de una prescripción explícita. Para Gordon el principio es
sencillo de aplicar, no es necesario buscar complejas deducciones sino solo buscar lo que
la Biblia prescribe literalmente para el culto; basta con aplicar este principio y las
controversias acerca del culto desaparecerán.
La crítica de Gordon no es muy atinada: ignora las preguntas de Frame,
simplemente repite la posición cerrada del PR, introduce un elemento problemático (las
cosas religiosas en sí mismas), pasa por alto que Frame sí reconoce un desarrollo
histórico del PR (se basa en Gore Jr. para distinguir entre la posición de los puritanos y la
posición de Calvino) y que Frame sí discute la cuestión de la libertad de conciencia.

Adoración en Espíritu y en Verdad (1996)


En los años subsiguientes Frame contestó directamente a Gordon (1994).
También publicó una reseña y crítica del método teológico de Richard Muller (1994a).
Baste resaltar de su Respuesta a Muller y Wells (1994b) como Frame conecta la autoridad
de las Escrituras con su suficiencia: “la Biblia es la norma última, la norma sobre la cual
ninguna otra tiene precedencia. Y como norma suprema, es suficiente; no necesitamos
más normas supremas”. Es decir, no podemos ni añadir ni quitar a lo que la Biblia indica
sobre todas las áreas de la vida (y no solamente con respecto a los elementos del culto)
porque su autoridad es única. Pero su suficiencia no consiste en que Dios prescribe


4
Aniol (2013) sigue los argumentos de Gordon y añade su interpretación de Ro. 14:23 “uno debe ser cuidadoso de no imponer sobre
su propia conciencia o la de otro aquello de lo cual no está convencido”. Él asocia esto con la libertad de conciencia de la que habla la
CFW (20.2). Para Aniol el PR protege a las conciencias débiles. Aniol, sin embargo, no nota que el pasaje da la razón, no a los débiles
sino a los fuertes, quienes pueden someterse por amor más no por que la Palabra requiera el PR. También ignora que el Concilio de
Jerusalén había mandado libertad en cuanto a la adoración gentil, limitándose a prohibir la comida sacrificada a los ídolos, a lo cual
Pablo añade tres casos particulares en 1 Co. 10: está prohibida como acto de adoración, está permitida si se compra en la carnicería y
es recomendable abstenerse en casos en que pueda ser un tropiezo para la fe de otros.
exhaustivamente lo que requiere de nosotros (ni siquiera en el culto), sino que Dios
espera que hagamos deducciones y aplicaciones pertinentes a nuestras propias
circunstancias.
Dos años más tarde Frame publicaría el controversial libro de Worship in Spirit
and Truth (1996). Este libro sería el catalizador del amargo conflicto entre Frame y
algunos miembros de la facultad de Westminster California, donde era profesor en ese
tiempo. Algunos percibirían su libro como una amenaza contra la tradición reformada,
una puerta de regreso a la idolatría católico-romana, una capitulación al pragmatismo
americano, etc. Pasemos ahora a analizar su contenido en relación al PR.
a) Adoración en toda la vida
En este libro Frame insiste en que no es posible tener una hermenéutica distintiva para los
elementos del culto (cada elemento requiere prescripción explícita) y otra para el resto de
la Biblia. La razón es la unidad bíblica de la adoración estrecha (culto) y amplia (ética).
Según Frame, la adoración auténtica incluye una vida de obediencia a Dios (Is. 1:10-17;
Miq. 6:6-8 y Os. 6:6), el NT habla de adoración tanto en términos de adoración pública
como de ética personal (Heb. 13:16, Fil. 4:18; Ef. 5:5; Mt. 6:24; Stg. 1:26-27), la Biblia
aplica los términos para la adoración del AT a toda la vida (p.29, ver también Peterson,
1992), la adoración no es meramente un aspecto de la vida humana sino su propósito final
(Ef. 1:1-14; Ap. 5:13, 7:12; 1 Pe. 2:9; Heb. 13:16, Eph. 5:5, James 1:26-27, 1 Pet. 2:5).
b) Circunstancias
También insiste en que las circunstancias deben ser entendidas como la aplicación de los
principios generales de la Biblia para todo aquello de lo que la Biblia no manda
explícitamente acerca de la adoración:
Típicamente, la Escritura nos dice lo que debemos hacer en general y nos deja libres de determinar
las particularidades bajo nuestra sabiduría santificada, según las reglas generales de la Palabra. A
determinar las particularidades le llamo ‘aplicación’ (p.41).
En este sentido, el principio regulativo de la adoración no es diferente de otros principios por los que
Dios gobierna toda la vida” (p. 42),
En todas las áreas de la vida, estamos sujetos a los mandatos bíblicos. (…) La sabiduría humana
jamás puede atreverse a añadir a estos mandatos. El único trabajo de la sabiduría humana es aplicar
estos mandatos a circunstancias específicas.” (p. 43).
c) Listas de elementos
Frame insiste en que la distinción entre culto oficial o público no se encuentra en el NT.
Si esta distinción no está en la Biblia entonces no podemos afirmar que Dios distingue
entre tipos de culto y menos que aun que cada tipo de culto tiene elementos particulares
divinamente prescritos:
…es prácticamente imposible probar que cualquier cosa es divinamente requerida para los cultos
oficiales. El Nuevo Testamento sencillamente no hace esta distinción. Hay mandatos a predicar el
evangelio, hay ejemplos de predicación en las reuniones públicas de la iglesia (Hch. 20:7) pero no se
especifica que estas sean formales u oficiales. (p. 44)
Asimismo, para Frame “La Escritura nunca divide el culto en una serie de ‘elementos’
independientes, cada uno requiriendo justificación escritural independiente.” (p. 53). Por
ejemplo, no hay mandato ni ejemplo escritural de bautizar en el servicio dominical, sin
embargo, como voto público y profesión de fe, este es apropiado para el culto público (p.
55). La Biblia tampoco nos da una lista definitiva u oficial de elementos para distintos
tipos de culto, ni requiere que todos los elementos que menciona estén siempre, ni
siquiera manda que “toda reunión de la iglesia debe estar consagrada a la adoración
estrecha” (p.61), lo que implica que es imposible sostener que Dios manda para el culto
oficial pero no para otras reuniones de la iglesia, ciertos elementos y no otros.
e) El drama
Frame saca las implicaciones de lo anterior: no se puede prohibir ni el canto de himnos,
ni el uso de instrumentos, ni los aplausos, ni el drama, ni la danza a partir del PR. De
hecho, se puede defender la presencia de todos estos en el culto como aplicaciones de
elementos como alabanza, lectura de la Biblia, predicación o enseñanza: “Cuando Dios
nos da un mandamiento general (en este caso el mandamiento de predicar la palabra), y
guarda silencio en algún aspecto de su aplicación específica, podemos legítimamente
buscar una aplicación propia, dentro de las reglas generales de la Palabra” (p. 93).
Frame plantea el caso del drama: “La Escritura nunca dice que la predicación y
enseñanza debe ser un monólogo, aunque esto sea lo común.” La predicación y
enseñanza bíblica contiene elementos dramáticos, por ejemplo: acciones simbólicas (Ez.
4 y 5), diálogo, parábolas con diálogos (Jesús en Lc. 12:13-21; 16-19-31; 18-1-8),
preguntas retóricas (cartas de Pablo), literatura dramática (Job5) y rituales (sacrificios y
festividades que representan obras de redención). El culto mismo es en cierto sentido una

5
Yo incluiría también Cantares (Nyenhuis, 2010).
“re-escenificación” de la salvación (Ibid.), lo mismo que los sacramentos. Así que
podemos armar un caso escritural a favor del drama en el culto reformado. Al mismo
tiempo, nuestra prudencia nos hará notar algunas dificultades prácticas. Por ejemplo, es
más fácil tener un buen predicador, que un buen dramaturgo, buen director y buenos
actores con el tiempo necesario para ensayar y perfeccionar una obra cuya falta de
calidad no sea un distractor (p. 94).
f) La danza
Según Frame el pueblo de Dios le alaba mediante la danza y Dios lo aprueba (Ex. 15:20;
1 Sam. 21:11; 29:5; 2 Sam. 6:14; Sal. 30:11; 149:3; 150:4; Jer. 31:13). Aunque Dios no
prescribe la danza para la sinagoga, tabernáculo o templo, el Salmo 150:4 “no nos
permite limitar la danza a algunos momentos históricos” (p. 131).
La danza es entonces una aplicación legítima, con sustento bíblico, de la alabanza
gozosa: “La danza en la adoración es antes que nada, la dimensión física, natural y
sencilla del gozo reverente que compartimos en Cristo” (p. 132). Aquí también, la
prudencia le lleva a sugerir una danza distintiva (no solamente reproducir las danzas
contemporáneas, muchas de las cuales están cargadas de sensualidad) que refleje las
emociones y verdades bíblicas.
Frame no introduce en este libro nuevos argumentos, pero sí pasa de plantear
preguntas a dar respuestas. Hasta aquí ya queda claro que Frame considera el PR
“cerrado” como indefendible bíblicamente:
- No hay base bíblica para pensar que Dios dio una lista de elementos para cada
época de la historia redentiva y para distintos tipos de adoración más o menos
formal.
- La Biblia no distingue tajantemente los elementos entre sí (el canto puede ser
enseñanza, proclamación y alabanza) y las categorías se traslapan (danza como
alabanza, drama como enseñanza).
- Dada la amplia evidencia bíblica de que toda la vida es adoración, resulta poco
convincente pensar que Dios norma la adoración estrecha de una manera
completamente diferente a como norma la adoración amplia.
- La suficiencia y autoridad de las Escrituras requiere la aplicación. De otro modo,
la Escritura no puede ser suficiente (pues las circunstancias cambian).
- La defensa común del PR “cerrado” descansa en el mandato bíblico de no añadir
ni restar. Sin embargo, esta mandato se refiere a toda la vida y no solo al culto y
sus elementos.
- No hay sustento bíblico para limitar las circunstancias solo al horario, duración o
lugar del culto público. Es más consistente pensar que las circunstancias incluyen
todos los elementos históricos, culturales, sociales y redentivos presentes y que lo
que Dios demanda siempre de nosotros es que consideremos las circunstancias y
apliquemos lo que él enseña en su Palabra a estas circunstancias.

Respuesta de Joseph Pipa


La crítica al libro no se hizo esperar. Joseph Pipa, su colega de la facultad de Westminster
Theological Seminary en California criticó severamente a Frame. Para Pipa Frame no
está volviendo a las confesiones al remover las ‘distorsiones puritanas’, sino que está
reformulando por completo el PR6 y volviéndose a una aproximación luterana (‘lo que no
está prohibido está permitido’).
Pipa critica a Frame por tres razones:
1. Frame nunca demuestra históricamente esta supuesta distorsión. Por ejemplo,
Pipa señala también que la CFW (21:3-5) si determina explícitamente los
elementos y les da una justificación escritural independiente.
2. Frame no discute exegética y técnicamente los más importantes pasajes (las
implicaciones del Segundo Mandamiento, Jn. 4:20-24 y Col. 2:23 y sobre el
liderazgo del culto no discute 1 Co. 14:34-35; 1 Tim. 2:8-15 y 4:13).
3. Frame no hace distinciones entre elementos ceremoniales y transpactuales
(predicación, oración y canto), entre enseñanza y predicación, entre drama y
acciones proféticas, culto estrecho y amplio.
Con respecto al primer punto, es cierto que Frame no demuestra históricamente esta
distorsión. La razón principal a mi parecer es que Jordan (1979-1980, 1986, 1994), Gore
Jr. (1988) y Packer (1990) ya lo han hecho, Frame sencillamente nos refiere a su trabajo7.
También es cierto que Frame no discute el Segundo Mandamiento. Sin embargo,
esto no significa que no lo haya considerado, Frame lo hará a detalle en Doctrine of the

6
Frame no niega esto (2010), solo afirma que la CFW puede entenderse legítamamente desde su propia perspectiva del PR.
7
Para una discusión detallada de este punto véase mi artículo “El Principio Regulativo de Adoración en Juan Calvino” (2018).
Christian Life (2008), sin embargo, es importante subrayar que este libro está basado los
cursos de ética que impartió desde los años 80’s.
Con respecto al tercer punto Frame sí hace distinciones. Nunca afirma, por
ejemplo, que el drama sea lo mismo que las acciones proféticas. Sencillamente afirma
que estas últimas pueden funcionar como una base para incluir el drama como aplicación
a nuestra circunstancia, del elemento de predicación. Así funciona la aplicación: no se
requiere de un mandato explícito para cada circunstancia sino de un mandato general que
puede aplicarse de distintas maneras en diferentes circunstancias. Tomemos el caso de
Thirdmillenium o The Bible Project en Youtube.com. Lo que debemos preguntarnos es:
¿cómo podemos obedecer el mandato bíblico de predicar el evangelio en un medio
audiovisual y mediante canales de difusión como youtube.com? ¿Qué ajustes debemos
hacer? ¿Qué precedentes tenemos de estos ajustes? ¿Cómo nos ayudan los ejemplos
(situaciones paralelas) y principios generales de la Palabra a orientarnos (la edificación,
el orden, la calidad de la enseñanza, etc.)?
Finalmente, Pipa afirma que Frame no distingue entre culto y vida y que la CFW
1.6 sí lo hace. Sin embargo, el pasaje habla explícitamente de la vida y su texto bíblico de
prueba es 2 Ti. 3:15-17 que habla explícitamente de todas las áreas de la vida
(“enteramente preparado para toda buena obra”). Adicionalmente, Frame descansa en las
investigaciones previas de Davies (1979), Morey (1984), Jordan (1986) y Peterson
(1992).

En defensa del algo cercano al biblicismo (1997)


En 1997 Frame escribe el artículo “In Defense of Something Close to Biblicism”.
Aunque este artículo no trata directamente el tema del PR, es relevante considerarlo para
entender cómo Frame percibe a sus críticos. Según Frame algunas teologías de
orientación histórica han adoptado la historiografía secular como la norma última. La
historiografía secular asume que la Biblia es un libro meramente humano y que su verdad
está sujeta a la evaluación de criterios humanos. Una de las implicaciones de esta
perspectiva es que la interpretación tradicional siempre debe tener mayor peso
argumentativo (vs. la condenación bíblica a poner la tradición al nivel de las Escrituras:
Is. 29:13; Mt. 15.8-9; Mr. 7:6-7; Col. 2:22). Contra esto Frame insiste en el principio de
sola Scriptura: solo la Escritura tiene la palabra última en nuestra doctrina y vida y por
tanto también en nuestro método teológico. Para Frame la teología es “la aplicación de la
Palabra de Dios a todas las áreas de la vida”. Siempre llegamos al texto bíblico con
preguntas contemporáneas. Lo hacemos porque buscamos ser fieles a Dios, adorarle en
todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo áreas o puntos particulares de la cultura
contemporánea que la Biblia no trata específicamente. Debido a la autoridad de las
Escrituras estamos obligados a explorar las ricas implicaciones y aplicaciones de la
Escritura y a responder con la Biblia a las demandas que nos hace el mundo
contemporáneo. Esto sencillamente es parte de nuestra relación pactual con Dios.
Hasta este momento Frame ha sido criticado por apartarse de la formulación
tradicional del PR (Gordon y Pipa). Las críticas, argumentos y preguntas de Frame han
sido básicamente ignoradas o malinterpretadas, se le ha etiquetado y se le ha demandado
discutir con autores particulares (Gordon), así como una revisión exhaustiva de la
tradición histórica (ambos). Frame ve estas exigencias como un síntoma de esta
orientación historiográfica: otros teólogos no pueden entrar en discusión con él porque su
método teológico da mayor peso a la tradición que a la Biblia. Esta es una aseveración
arriesgada pero como veremos no es completamente descabellada.

Debate con Hart (1998)


En 1998 algunos estudiantes organizaron un debate vía correo electrónico entre
Frame y Darryl Hart. Hart inicia su debate acusando a Frame de ser relativista y liberal.
Hart considera los libros de Frame un ataque a la tradición reformada (con la cual él se
identifica plenamente y ha hecho una suscripción sin excepciones). Para Hart el PR
“abierto” de Frame abre la puerta a toda clase de excesos y conduce a la aceptación sin
discernimiento del mundo en la iglesia. Hart insiste en distinguir entre culto nacional y
culto oficial, cada uno con una lista prescrita de elementos (por ejemplo, afirma que la
danza de David no fue parte de la “adoración oficial”). De nuevo notamos la misma
tendencia: Hart ignora los cuestionamientos de Frame y asume la posición tradicional sin
cuestionarla (aun dice que si la cuestionara violaría sus votos de suscripción a los
estándares de Westminster).
Frame responde a Hart que la reforma mantuvo una actitud respetuosa pero crítica
hacia la tradición, probándola a la luz de la Escritura. Para Frame ser fiel a la tradición
reformada no consiste en repetir lo dicho por los autores reformados del pasado sino en
escudriñar todo a la luz de las Escrituras. Frame también explica que para él los
elementos del culto deben determinarse por: mandato directo, prohibición directa,
ejemplos sin crítica explícita o implícita, deducción lógica y las actividades que la Biblia
manda para llevar a cabo alguna actividad de adoración, en ese orden de prioridad. No
todo cabe pero no es posible sostener bíblicamente un mandato único para determinar los
elementos (como la prescripción directa). Frame también señala algunos peligros de
convertir un movimiento histórico en un paradigma perpetuo (lo que Frame llamará
tradicionalismo): si la norma deja de ser la Escritura se genera partidismo. El partidismo
rechaza todo lo que está fuera de esa tradición histórica (se opone a toda revisión, la
ignora o desea volver a una ‘época dorada’ del pasado), genera una mentalidad de
movimiento (espera que la gente apruebe totalmente la tradición sin ningún tipo de
crítica), pierde sutileza en su interpretación escritural (pues lee la Biblia a los ojos de
otros), limita nuestro aprendizaje de la Biblia (nunca aprendemos nada nuevo de la
Palabra) y nos conduce a perder flexibilidad en comunicar el evangelio a nuestro
contexto contemporáneo.

Tradicionalismo (1999)
En este artículo Frame desarrolla lo planteado en su crítica a Muller (1997). Frame
identifica tres métodos del tradicionalismo: identificación, antítesis y triangulación. La
identificación “selecciona un movimiento histórico o contemporáneo y aprobándolo,
permitiendo que establezca estándares de verdad”, la antítesis selecciona un movimiento
histórico y se opone a él, convirtiéndolo en un paradigma de error (y después haciendo
normativa su resistencia). La triangulación identifica “dos o más movimientos históricos
de los que se piensa que tienen algún valor, identificando debilidades en estos
movimientos y definiendo una nueva posición que supuestamente supera estas
debilidades”. A su critica al partidismo (1998) añade que el tradicionalismo ata la
conciencia, debilita la base racional de la teología cristiana (al sustituir argumentos
exegéticos con históricos), tiende a argumentar con falacias genéticas, a aislarse del
mundo (contra Mt. 28:18-29 y 1 Co. 9:22) y a enfatizar los distintivos denominacionales,
dificultando la colaboración y reunión ecuménica.
Es interesante que Frame utiliza justamente la CFW 1.6, la crítica de Jesús a los
fariseos (Mt. 15:8-9), 2 Ti. 3:16-17 y el mandato de no añadir a las Escrituras,
precisamente, aquello que sus críticos usan contra él, para afirmar el principio de Sola
Scriptura. Subraya que la Confesión en 1.6 habla de toda la vida (y no solo del culto) y
que este artículo considera circunstancias generales de la vida que no son determinadas
por mandato directo, prohibición o deducción, lo que da un lugar justificado a la
tradición, aunque esta debe ser continuamente reevaluada a la luz de la Biblia: “Ninguna
sabiduría humana debe tomar precedencia sobre la Escritura, no debe permitir lo que la
Biblia prohíbe, ni prohibir lo que esta permite”.

Uso de las confesiones (1999)


Para este momento el conflicto con sus colegas de Westminster California había llegado
al límite. Frame había recibido acusaciones severas de parte de alumnos y al parecer no
las manejó muy bien (2016). Frame escribe “My Use of the Reformed Confessions” para
justificar su posición ante la mesa directiva del seminario. Básicamente Frame defiende
la libertad de evaluar los estándares confesiones y la necesidad de aplicar la Biblia a
asuntos contemporáneos (y no meramente repetir un modelo del pasado):
Como con Lutero y Calvino, es importante que mantengamos una postura crítica frente a las
tradiciones de la iglesia de modo tal que tengamos libertad de aplicar los principios bíblicos de la
manera más plena a la vida contemporánea y el ministerio actual.

Necesitamos confesiones que hablen de los temas de nuestro tiempo: aborto, posmodernismo,
igualitarismo, nuevas espiritualidades, ecumenismo, los dones del Espíritu, la gracia común, el rol
de la ley mosaica, el estatus de las religiones no-cristianas, las obligaciones de los cristianos hacia
los pobres, la naturaleza de la adoración, los estándares bíblicos para las misiones y el evangelismo
y aun la naturaleza de las suscripciones confesionales.

Crítica a Frame 2001-2003


Aunque Frame tuvo muchos críticos (Masters 2002, Hart & Muether 2002, Meyers 2003,
Horton 2003) estos se concentraron en distintos aspectos de sus escritos sobre la
adoración y no únicamente en su revisión del PR. Trataré a continuación las críticas que
se refieren al PR.
En 2001 Williamson presentó una ponencia en Westminster Philadelphia (donde
Frame estudió e impartió cursos antes de mudarse a California) titulada “The Regulative
Principle of Worship”. Williamson sigue a los anteriores críticos de Frame
(particularmente a Gordon), repite la formulación tradicional del PR y rechaza a Frame y
Poythress por “redefinir” el PR (76), cosa que como hemos visto Frame admite. Aunque
reconoce que el canto, la predicación y la oración tienen una función didáctica, así como
que hay distintas maneras de aplicar la Biblia, insiste en que como es posible distinguir el
canto de la enseñanza se requiere una base bíblica independiente para cada uno (en esto
sigue a Bushell, 1980:47).
Otro autor que critica a Frame es Derek W. H. Thomas (en Ryken, 2003). Thomas
sigue la versión cerrada del PR. Al parecer no entiende la crítica de Frame pues piensa
que Frame no distingue entre culto en la vida y culto público, para Thomas es claro que
“hay actividades apropiadas para el resto de la vida como culto, que serían inapropiadas
en el culto público” y por tanto que Frame está equivocado. Por supuesto que esto no
contradice la posición de Frame, pero Thomas no parece notarlo8.

Los hijos guerreros de Machen (2003)


Este artículo de Frame solo nos concierne porque Frame identifica de nombre a Mark
Noll, George Marsden, Darryl Hart, Richard Muller, David Wells y Michael Horton (su
antiguo colega en California) como teólogos tradicionalistas.

El principio regulativo explicado (2007)

En 2007 Ritchie publica un libro sobre el PR. Este libro repite la formulación tradicional
y comenta a Frame solo de paso y de manera indirecta. Ritchie (71) cita a David McKay
(The Bond of Love, 231):
La diferencia entre la adoración y el resto de la vida es, sin embargo, que Dios no manda que los
cristianos hagan cosas legítimas como unirse a un club de golf o pasar unas vacaciones en Barbados,


8
Lo interesante de este libro es que Ligon Duncan III, uno de sus autores (que reafirma la versión cerrada del PR contra Frame) se
convertiría en el presidente del Reformed Theological Seminary, donde Frame en ese momento imparte clases y unos de los que
sustituirían a Frame en dar el curso de adoración serían el mismo Duncan y Thomas.
mientras que sí escribe reglas específicas para guiar la adoración de la iglesia. Para decisiones
individuales sobre vacaciones y recreación, los cristianos deben aplicar los principios generales de la
Biblia, por ejemplo, acerca de la mayordomía de recursos económicos, pero el principio regulativo
del culto, como es tradicionalmente entendido, elimina la necesidad de decisiones individuales con
respecto a los elementos de la adoración. Frame, por el contrario, convierta la aplicación en el
procedimiento clave para el culto también y todo el culto… debe ser determinado de este modo. El
resultado final de su método es que de hecho una versión del principio “lo que no está prohibido está
permitido”, característico del Luteranismo, Anglicanismo y la mayoría del Evangelicalismo.

McKay repite la tendencia de etiquetar a Frame. Su crítica es desatinada. Es claro que


Dios sí manda reglas específicas no solo para la adoración sino para muchas cosas: el
comercio, el gobierno, el matrimonio, la educación, etc. En todas estas áreas debemos
considerar los mandatos específicos y explícitos de las Escrituras, lo que puede ser
inferido de estas y las circunstancias que no están incluidas en la Biblia, aplicando a estas
los principios generales de la Escritura. Ni McKay ni Ritchie prueban que esto no sea así
en el caso del culto público, solo desechan a Frame por no ser lo suficientemente
reformado (como si el ser luterano, anglicano o evangélico bastase para ser ignorado o
menospreciado9).

Una mirada fresca al PR: una visión amplia (2008)


En su artículo “A Fresh Look at the Regulative Principle" Frame insiste y desarrolla los
argumentos que ya ha presentado:
a) La suficiencia de la Escritura
El PR es una expresión de la suficiencia de la Escritura ¿Qué significa esta sola
Scriptura? No que la Biblia es suficiente “como una enciclopedia de datos o leyes” sino
que “contiene todas las Palabras divinas que necesitamos”. La Palabra nos da todas las
normas divinas que necesitamos para tomar nuestras decisiones. De la suficiencia general
de la Escritura deriva el PR de la adoración: “La Escritura es suficiente para decirnos la
voluntad de Dios con respecto a la adoración. A lo cual no debemos añadir o sustraer (Dt.
4:2, 12:32; Ap. 22:18-19).” Sin embargo, el principio de la suficiencia de la Escritura, no
se limita al culto o a sus elementos (1 Tes. 4:1-2; 2 Ti. 2:3-4; 1 Co. 10:31). La Escritura

9
Por cierto, la posición de Lutero no era lo que usualmente llaman el Principio Normativo (lo que no está prohibido está permitido).
Hasta donde se esto no lo cree ningún cristiano. La posición de Lutero, como la de Hooker (representante del anglicanismo) y la de
Rayburn (1980) se acercan más a la de Calvino (ver mi artículo “El Principio Regulativo de adoración en Calvino”).
es suficiente para toda la vida (2 Ti. 3:16-17; Sal. 1:1-2, 19:7, 119:1, 11): “En efecto, la
Biblia no nos dice como cambiar una llanta pero hay mandatos bíblicos relevantes para
ello, como para todo. Siempre hemos de glorificar a Dios (1 Co. 10:31), debemos actuar
en fe (Ro. 14:23) y amor (1 Co. 13:1-3), en el nombre de Jesús (Col. 3:17) y de todo
corazón (3:23).”
b) Adoración amplia (en toda la vida)
Para Frame tanto en el culto como en la vida hay actividades para las que no hay
prescripción bíblica explícita. “Dios regula toda la vida como regula el culto porque, para
el cristiano, toda la vida es adoración (Ro. 12:1; Heb. 13:16; Ef. 5:5; Stg. 1:26-27; 1 Pe.
2:5)”. Y la Escritura funciona igual para el culto que para la vida: “averiguamos qué dice
Dios y luego aplicamos Sus prescripciones a situaciones específicas mediante el uso de
sabiduría bíblica”.
c) La libertad de conciencia.
Finalmente, tanto en el culto como en el resto de la vida somos libres de cualquier
autoridad “más allá” de la Biblia (CFW 1.6) porque la única autoridad suprema es la
Palabra de Dios y todas las demás autoridades están subordinadas a ella. En otras
palabras somos libres de otras autoridades (los pastores y ancianos, los teólogos
académicos, el gobierno o la tradición: Is. 29:13; Mt. 15:8-9) como autoridades supremas.
Las autoridades eclesiásticas están sujetas a la Escritura y sus límites están establecidos
en la Escritura.
d) El PR ‘cerrado’
Frame responde a la inquietud de Gordon (1993) y en lugar de hablar de la concepción
tradicional del PR, ahora discute directamente con Michael Bushell (1980), así como con
su antiguo profesor John Murray (1947). Tanto Bushell como Murray requieren
prescripción específica de elementos para cada forma de culto (sinagoga, templo y
adoración actual), consideran estos elementos independientes entre sí y permiten
únicamente que la iglesia determine las circunstancias sin significado religioso (como lo
hacen Gillespie, Owen y Bannerman). Frame critica esta posición reiterando que:
1) La distinción entre elemento y circunstancia no se encuentra en la Biblia. A lo que
añade que tiene origen en la filosofía de Aristóteles10.
2) Tampoco encontramos en la Biblia la idea de que existen varios tipos de
adoración con listas específicas de elementos. Ni encontramos en la Escritura
ninguna lista de adoración para templo, sinagoga o del NT, ni aun siquiera existe
una liturgia del templo más allá de la descripción de los sacrificios.
3) Tampoco hay argumento bíblico para requerir que cada elemento del culto tenga
una justificación independiente ni para separar tajantemente los elementos entre sí
(de hecho la evidencia bíblica parece apuntar a lo contrario11).
4) La distinción entre circunstancias sin significado religioso y aquellos con
significado religioso no es útil puesto que toda la vida es religiosa. Cada acto es
un acto de adoración y obediencia a Dios o a los ídolos.
5) La Biblia no define el concepto de circunstancia, tampoco determina qué
circunstancias la iglesia puede o no elegir libremente.
6) Esta versión “cerrada” del PR tiene demasiados problemas, no ha generado nunca
un consenso y seguirla puede tener las consecuencias que Frame atribuye al
tradicionalismo.
Frame acaba afirmando que los estándares de Westminster pueden ser interpretados sin
apelar a esta visión “cerrada” del PR y que su propia versión “fresca” o ‘abierta’ del PR,
no solo es más consistente con la CFW, sino que encuentra mayor apoyo en la Biblia,
como en la teología.

La Doctrina de la Vida Cristiana (2008)


En 2008 Frame publica un libro masivo de ética cristiana: Doctrine of the Christian Life.
Este libro incluye como anexo el artículo Una mirada fresca y discute ampliamente el
segundo mandamiento (lo que Pipa había demandado). En él Frame continúa
fortaleciendo la argumentación que presentó originalmente en Some questions about the
Regulative Principle (1992). Comentando la CFW insiste en que la Biblia nunca funciona


10
La distinción de Aristóteles presenta varios problemas, lo “esencial (elemento)”: 1) siempre es coloreado por el contexto, es decir,
depende de la circunstancia (Ej. Templo Ro. 12 y Heb.), 2) es delimitado funcionalmente por intereses humanos (por ejemplo, ciertas
doctrinas son presentadas esenciales por Pablo en sus cartas e ignoradas en otras) y 3) debe ser entendido en relación con lo demás y
no de manera aislada.
11
Considérese la nota 10.
sencillamente buscando una prescripción (‘todo lo que no está mandado está prohibido’),
pues esto la haría insuficiente para circunstancias nuevas, sino que siempre demanda la
aplicación, aun en el campo del gobierno de la iglesia o el culto cristiano:
…la suficiencia de la Escritura no excluye el uso de la revelación general (la ‘luz de la naturaleza’)
y la mente humana (‘prudencia cristiana’) en nuestras decisiones, aun cuando estas conciernen a la
adoración y al gobierno de la iglesia.” La razón, por supuesto, es que la Escritura no habla
específicamente de cada detalle de la vida humana, aun de la vida en la iglesia. Hemos visto que en
un sentido la Escritura habla de todo, pues sus principios son lo suficientemente amplios para cubrir
todas las acciones humanas. El principio de 1 Co. 10:31, de hacer todo para la gloria de Dios,
concierne a toda acción y evalúa todo acto humano como moralmente correcto o incorrecto. (pp.
217-218).
Comenta también sobre el mandamiento de no añadir a la Palabra en toda la vida:
¿Es esta doctrina confesional bíblica? Creo que lo es. Como hemos visto, el documento pactual
contiene una maldición escrita, que prohíbe añadir o sustraer. Esta quiere decir que Dios solamente
ha de gobernar a su pueblo y que no comparte su gobierno con nadie más. Si cualquier ser humano
añade una palabra al libro de palabras autoritativamente divinas, él está afirmando que sus palabras
tienen la autoridad de Dios mismo. Él está diciendo que comparte el trono con Dios. (p. 219).
También habla de la suficiencia en términos de la historia de la redención. Según Frame
la revelación de Dios es suficiente (en cada época de la historia de la redención) para los
deberes particulares de su pueblo (en esa etapa). (p. 221). De igual modo aclara que su
entendimiento de la suficiencia de las Escrituras “algo cercano al biblicismo” (1997) no
prohíbe buscar información extrabíblica (sin la cual la reflexión ética es casi imposible),
sino solamente igualar esta información con las Palabras divinas (P. 224):
Cuando Dios ordenó a Adán abstenerse de comer del fruto prohibido, asumió que Adán ya tenía
suficiente conocimiento general para aplicar ese mandamiento a los árboles que sí podía ver y tocar.
Estas cosas eran conocimiento natural. Así que Dios esperaba que Adán correlacionara la
prohibición divina con su conocimiento natural de los árboles del jardín. Esto en teología se conoce
como aplicación: aplicar la palabra de Dios a nuestras circunstancias (pp.224-225).
Sobre la cuestión de la aplicación aclara que la aplicación es un tipo de deducción lógica
y da un ejemplo de silogismo moral (p. 227):
1. Robar está mal (normativo)
2. Desfalcar es robar (situacional). Por lo tanto:
3. Desfalcar está mal (existencial)
Los silogismos morales requieren tanto de la base escritural como de información
extrabíblica: la revelación general (o las circunstancias): “La Escritura es suficiente para
darnos todas las normas últimas, todas las premisas normativas que necesitamos para
tomar una decisión ética.” (p.228) y la revelación general nos ayuda a sacar premisas
situacionales (p. Ej. lascivia es adulterio, Mt. 5:27-28 o hacer trampa en tu declaración de
impuestos es robar). Según Frame, los fariseos y saduceos no ignoraban la Biblia (Mt.
16:2-3; Jn. 5:39-40; Mt. 22:31-33) sino que fallaban en interpretar su propio contexto a la
luz de las Escrituras, en otras palabras a aplicar los mandamientos de Dios a sus
circunstancias12.
Igualmente retoma su rechazo al concepto de adiaphora “cosas indiferentes”
como cosas “ni mandadas ni prohibidas”. Todo lo que Dios creó es bueno en sí mismo
(Ge. 1:31; 1 Ti. 4:4, p.231), sin embargo, en cuanto a acciones humanas no hay áreas
indiferentes (1 Co. 10:31, p. 233).
Frame también discute a detalle la cuestión del uso de imágenes, la música instrumental,
los himnos no inspirados, la música pop cristiana, los cultos ‘contemporáneos’, la liturgia
tradicional y el confesionalismo. Sin embargo, esto no es el lugar para incluir estas
discusiones.

Contra confesionalismo de Clark (2010)


Después del festshrift escrito en su honor (Hughes, 2009), Frame continuó aun
debatiendo con sus antiguos colegas de Westminster California (Horton, VanDrunen,
Clark, Kline), cerrando esta discusión con la publicación de sus críticas en The Escondido
Theology (2011). Entre estas reseñas solo mencionaré la del libro de Scott Clark, que
trata específicamente el tema del PR. En él Frame escribe que el Segundo Mandamiento
no hace distinción entre tipos de culto y que su aplicación no se limita a los servicios
oficiales. Frame también cita el ejemplo de Jesús, quien aplica este mandamiento a la
vida en general (mamón o Dios Mt. 6:24). Frame también aclara el principio que él
propone “debemos incluir en el culto cualquier cosa que sea una genuina aplicación de
los mandamientos de Dios con respecto al culto.” Aclara que esto no da cabida a todo,
pues “no todas las aplicaciones de la Escritura son aplicaciones correctas”, pero que una

12
Cabe resaltar que muchas de sus fallas de aplicación concernían al culto y la iglesia: ofrendas, el diezmo, el día de reposo, la
oración, el significado de los sacrificios o cuidado de las viudas.
aplicación legítima nos obliga a actuar. Para Frame la aplicación tiene la misma validez
que una implicación lógica. La única diferencia es que en una deducción todas las
premisas pueden ser halladas en la Escritura, mientras que en la aplicación dependemos
también de la revelación general.

CONCLUSIÓN
En 1992 Frame lanzó una serie de preguntas contra la formulación tradicional del
Principio Regulativo (PR). A lo largo de 19 años Frame se fue afirmando en sus
opiniones, aclaró sus posiciones (contra malentendidos) y respondió a las críticas que
recibió fortaleciendo sus argumentos y su investigación. Frame nunca consideró tener un
verdadero oponente, ni encontró alguien que entendiera sus argumentos o pudiera debatir
sus argumentos, solo personas que reiteraban la posición tradicional del PR que él había
criticado. A la vez, generó enemistades con algunos colegas al escribir críticas largas y
detalladas de sus libros y calificarlos de “tradicionalistas” (y por tanto de no reformados,
ni bíblicos). A la fecha parece que los escritos de Frame han aumentado la división entre
los frameanos que aceptan sin crítica sus argumentos y los ‘tradicionalistas’ que rechazan
a Frame y reiteran la formulación tradicional. Ninguno de los dos grupos ha generado
críticas certeras a Frame ni ha podido dar otra respuesta a sus cuestionamientos (algunos
de los más brillantes simplemente han decidido ignorarlo o abandonar la discusión con
él), por lo que su discusión sigue vigente.

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