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—En una reciente consulta de este diario, Neves sostuvo que el carácter procíclico
de la Rendición de Cuentas era un factor a atender...
Marina Neves— Lo que nosotros vemos para Uruguay es que desde el punto de
vista fiscal, la consolidación va a ser más lenta de lo que se proyectaba en el
presupuesto para los próximos años. Desde el punto de vista del crecimiento
económico en nuestra última revisión lo ajustamos a la baja, de un 3% para este
año hasta un 2,6%, y de 3,1% a 3,0% para 2019. Por otro lado, el gobierno logró
una diversificación en cuanto a los mercados con los que comercia y eso redujo su
dependencia de Brasil y Argentina y es un aspecto sumamente positivo, aunque no
debemos desconocer que hay problemas en la economía uruguaya.
Sebastián Briozzo— Es cierto que la política fiscal en Uruguay ha sido procíclica,
y eso se ve en todos los países de la región, excepto Chile. Poder aplicar una
política fiscal anticíciclica es consecuencia de ahorros del pasado. Si no se tiene la
holgura fiscal para eso, llevar adelante una política de esas características puede
traer riesgos mayores a mediano plazo.
Creo que Uruguay ha hecho cosas muy importantes, que hoy le permiten mantener
sólidamente su grado de inversión a pesar de que sus dos vecinos más importantes
están sufriendo bastante. Entre muchas cosas para destacar, es importante tener en
cuenta que si bien el nivel de deuda no se redujo, la estructura de la deuda cambió.
El tiempo de financiamiento se alargó, la dependencia al dólar bajó y se emitió a
tasa fija. Un paso posterior debería ser lograr más espacio para poder desarrollar
una política contracíclica...
—La cotización del dólar ha estado al alza últimamente, pero por debajo de cómo
evoluciona en los países vecinos. Y al mismo tiempo la inflación está al alza. ¿Qué
nivel de preocupación generan estas tendencias?
MN— El tipo de cambio incide directamente en la inflación y también en el stock
de la deuda, ya que casi la mitad del endeudamiento del país está en moneda
extranjera. Hay que pensar en un nivel de equilibrio en la cotización del dólar en el
mercado local, ya que de un lado está la deuda, como dijimos, y por otro las
condiciones de competitividad a nivel del comercio exterior. La inflación todavía
se ubican en un nivel confortable, aunque esté por encima del techo del rango
objetivo. Ensayamos posibles escenarios con una inflación de mayor rango, por
ejemplo, y por el momento consideramos que no es un factor relevante para que
pensemos en mayores riesgos.
—¿A cuánto suponen que debería cotizar el dólar ante el peso uruguayo?
MN— No tenemos una referencia sobre un tipo de cambio "ideal". Pero sí
tomamos en cuenta cómo se comportan las variables afectadas. Hasta junio, la
cuenta corriente se mantenía en superávit, en línea con nuestras proyecciones. El
sector externo es un elemento importante a la hora de definir nuestra calificación
soberana y entendemos que está dentro de las condiciones que eran esperables en
el período.
—S&P mantiene la nota BBB de Uruguay desde hace tres años y en mayo del año
pasado ubicó su perspectiva en estable; ¿el corrimiento de los objetivos fiscales
puede generar alguna modificación a corto plazo?
MN— Nuestra perspectiva estable contempla la corrección gradual del déficit, en
medio de un crecimiento moderado. Obviamente que existe un monitoreo
constante, y si vemos que hay una combinación de deterioro fiscal y un
crecimiento del PIB menor del esperado, pueden ser factores para una baja de la
calificación, pero actualmente no es ese el escenario.
SB— Insisto en que para nosotros es muy relevante que la economía de Uruguay
tenga el curso que hoy observamos, cuando sus dos socios naturales, Argentina y
Brasil, atraviesan procesos extremadamente complejos. Eso hay que tenerlo en
cuenta. El diferencial de calificación de Uruguay con Argentina y Brasil tiene un
gran significado. Eso es producto de muchos años de trabajo, con gobiernos de
distintos partidos que han permitido que la macro esté mucho más protegida. Días
atrás publicamos la calificación de Brasil (BB-) y en junio se decidió mantener a
Argentina en B+. Lejos de Uruguay.
Claro que Brasil está rodeado de la enorme incertidumbre que se desprende del
ámbito político electoral. Nadie sabe quién va a ser gobierno, cuál es su agenda y si
tendrá espacio para llevarla a cabo.