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El nuevo paradigma acapara miradas: héroes

- Mario Siddhartha Portugal Ramírez –

Hace algunos meses, se estrenó la adaptación fílmica de Watchmen, novela gráfica de


Alan Moore publicada en 1985. Dicha obra, junto al Dark Knight returns de Frank
Miller (inspiración de las dos últimas películas de Batman) consolidaron el cómic de
superhéroes para público adulto.

El nuevo paradigma del héroe


En plena era posmoralista, los héroes abandonan sus cruzadas inspiradas en valores
universales – por ejemplo, justicia y libertad- para admitir los motivos subyacentes al
enfundarse una máscara; ambiciones de fama en unos (Watchmen) o una ética
personalizada motivada por la venganza en otros: Batman vengando a sus padres
asesinados o Rorschach de Watchmen, hijo de una prostituta, que enloquece al no poder
rescatar a una niña de ser descuartizada.
Con todo su poder, los héroes son incapaces de afirmar el pacto social y toman actitudes
nihilistas, ya no plantean reformar el sistema sino derribarlo para recomponer uno
nuevo: Batman en Dark Knight returns convertido en una amenaza política – al punto
de ser llamado “enfermedad social” - se da cuenta que perdió todos sus años
encarcelando a delincuentes cuando el nudo gordiano es la corrupción del gobierno
norteamericano.
Ante el desorden homeostático imperante, los vigilantes eligen diferentes formas para
penalizar al delincuente, estarán aquellos que pese a todo aún confían en el sistema
penitenciario y los que ejercen castigo equivalente al crimen u optan por la pena de
muerte (Rorschach). Por su parte, otros apuntarán a convertir la sociedad disciplinaria
(en términos de Michel Focault) a una sociedad de control; el Dr Manhattan, el héroe
más poderoso de Watchmen (en clara alusión a Superman), apoya al villano
Ozymandias en un complot que establece un nuevo paradigma mundial fundado en el
miedo, los resultados son inmediatos pues se evita una guerra nuclear: la biopolítica
llevada a sus últimas consecuencias.

¿Héroes o villanos?
Con la debacle de la moral secularizada; esto es, la ética del deber basada en el
establecimiento de deberes hacia la sociedad como condición para apuntalar los
derechos individuales y, por tanto, un individualismo democrático universalista;
deviene la moral independiente y el deber individual hacia el sostenimiento del pacto
social se relativiza, son tiempos de una ética indolora. Nuevo escenario para los héroes,
nuevas motivaciones para los villanos.
La conquista del mundo o el enriquecimiento ya no son fines, son pretextos para
restablecer el orden en una caótica sociedad, o al contrario, para acentuar su anarquía.
Los asesinatos en masa del Joker tienen como única motivación molestar a Batman; el
primero se denomina así mismo “agente del caos” y tras el retiro de Batman pasa treinta
años en estado catatónico y sólo sale de éste cuando el señor de la noche vuelve a la
acción. En las acciones del villano hay una clara alusión al terrorismo globalizado, por
tanto, las acciones del vigilante se ven justificadas, incluso si estas transgreden los
derechos ciudadanos.
Por otro lado, la línea entre héroe y villano es cada vez más difusa, el punto de inicio en
ambas obras es la prohibición y criminalización de toda actividad heroica, exceptuando
aquellas que son funcionales a proteger el “stablishment”. Nuevo dilema ético para los
héroes con grandes poderes: continuar siguiendo ordenes de los humanos o tomar el
poder con sus grandes dones.

¿Historias triviales para niños o mercancía alienante para una sociedad de consumo? Se
considera que el arte rupestre tuvo como fin el interpretar y conservar el sentido y
significación de la realidad del hombre primitivo ¿no es el comic acaso la forma en que
el hombre posmoderno lo hace con su orden sin plan?

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