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Nuestro saludo, reconocimiento y felicitación a las damas presentes a quienes, a

partir de hoy, continuaremos tratando fraternamente como “cuñadas”, sumada


esa misma expresión de afecto a mi esposa Mariela y a todas las cuñadas
presentes, quienes, siempre han considerado oportuno y necesario dedicar su
espacio vital para acompañarnos en estos fundamentales momentos de formación
masónica. Tengan ustedes la seguridad que su presencia entre nosotros armoniza
la fuerza impulsora de la vida y determina la esperanza por continuar construyendo
esos futuros cimentados en el amor y en el respeto mutuo.

Como decía el poeta: “Ustedes mujeres son los únicos seres capaces de pensar con
el corazón, actuar por la emoción y vencer por el amor. Sin ustedes no pudiéramos
existir, como no podría existir el fruto sin una flor.”

Una vez más asistimos a una ceremonia caracterizada por su singular belleza y su
extraordinario significado, la iniciación de los nuevos aprendices FRANCISCO JAVIER
GUERRERO SANTACRUZ, JOSE GUILIBARDO PORRAS ACEVEDO, JORGE MARIO
GIRALDO AGUDELO y CARLOS ALBERTO APONTE GARCIA la cual, como pudimos
percibirlo, tuvo como elemento adicional el poder sentir esa vivificante luz surgida
del encuentro armónico y fraterno del padre con el hijo. El padre, cumpliendo con
su deber natural, estuvo ahí al lado de su hijo, vigilante del comienzo de su caminar
masónico, mostrándole ese seguro sendero y dándole esa voz de aliento necesaria
para legitimar su decisión iniciática. Para PUNTO FRATERNO 38 del Oriente de
Tuluá, ese significativo acto donde el experto M:.,padre, CARLOS ALBERTO APONTE
MONDRAGÓN direccionó el trasegar iniciático del hoy aprendiz,hijo CARLOS
ALBERTO APONTE GARCÍA, quedará grabado no solo en la historia de nuestra Log:.,
sino en el corazón de todos y cada uno de nosotros, como una enseñanza afín a
nuestra condición fraterna.
A todos mis QQ:. HH:. que hoy fueron iniciados en nuestros augustos Misterios,
hemos de informarles que éste año tiene un significado especial para la Masonería
Universal en razón al cumplimiento de los 300 años de su existencia, como
forjadora de hombres libres y de buenas costumbres. Nos unimos a esa celebración
y con nuestro actuar crearemos esos espacios de formación iniciática para
garantizar su perpetua existencia para bien de toda la humanidad.

Ese trasegar de la Masonería desde su fundación simbólica ha institucionalizado


métodos de comunicación afines a la fijación de su verdadera esencia, procurando
a través de ellos la interpretación del símbolo y la interiorización de su mensaje.
Desde Aristóteles la comunicación se ha considerado como esa búsqueda que por
todos los medios posibles el hombre hace de la persuasión, que le permita como
ser pensante, interrelacionarse con los demás. Desde entonces, ese proceso
intelectivo, atendiendo la dualidad humana del ser, ha trazado una línea divisoria
entre el alma y la mente, atribuyéndole a cada una un propósito diferente, no solo
en la determinación del destinatario del mensaje, sino, en los efectos constructivos
de su contenido. Precisamente, la Escuela de pensamiento conocida como
“Psicología de las facultades”, estableció: “uno de los objetivos era de naturaleza
intelectual o cognoscitivo” y el otro, “era emocional. Uno apelaba a la mente y el
otro al alma”.

En ese entorno de afirmaciones teóricas la mencionada Escuela concluyó: “uno de


los objetivos de la comunicación es informativo: llamamiento hecho a la mente. El
otro, es persuasivo: llamado hecho al alma, a las emociones”. Aquel, encuentra en
la objetividad la razón de su existencia y se traduce en el quehacer diario del
hombre, al resolver su existencia mediante la utilización del lenguaje: oral, escrito o
gráfico, para adquirir y transmitir esas informaciones suficientes y necesarias que lo
habilitan como un sujeto transmisor y receptor de opiniones y conceptos, los
cuales son debidamente adquiridos a través de la intermediación cultural,
atendiendo el nivel social donde se desempeñe y los afectos intelectuales que
profese: políticos, religiosos, artísticos o de otra índole, motivadores de su propio
intelecto y determinadores de su comportamiento. Allí, surgen las ideas y los
deseos manifiestos por procurar, a través del argumento, obtener su aceptación en
la comunidad o en un grupo determinado de personas, que le permitan satisfacer
sus proyecciones intelectuales en cualquier de las áreas en que el titular de la idea
se desenvuelva.

El otro mecanismo de comunicación, se soporta en la subjetividad del ser; el cual,


como lo proyectó la comentada Escuela, solo tiene un camino de comunicación: LA
VIA INTERIOR O ÍNTIMA. No es más que el comienzo de la entrada dentro de sí
mismo. El esfuerzo humano en este campo hace de la percepción del hecho el
único medio para determinar su enseñanza, permitiéndole al hombre encontrarse
así mismo, para lograr transmutar su estado de conciencia y poder ponderar su
actuar, de acuerdo con su propia escala de principios y valores. La aprehensión
directa del conocimiento no tiene intermediario, es la persona misma quien a
través de su propia reflexión establece el contenido y alcance de lo percibido y lo
interioriza para convertirlo en su propio fundamento de vida.

Esta forma de comunicación es la que caracteriza nuestros mensajes masónicos y


nos cualifica como una Escuela Iniciática. Si hemos de rememorar nuestros actos
iniciáticos debemos saber que la iniciación es el comienzo de la entrada dentro de
cada uno de nosotros mismos, y que su efecto posterior, necesariamente tiene que
traducirse en nuestra conversión como “adeptos” de esos fundamentos. Sólo a
través de este camino lograremos alcanzar esos dos momentos vitales de la
masonería: el comienzo que lo es la iniciación y el apogeo, entendido como la
búsqueda de ese máximo grado de perfección. Uno y otro, estructuran esa unidad
básica de formación y de estructuración de nuestros principios fundamentales que
nos permiten proyectar el cumplimiento de nuestros deberes para con Dios, la
Sociedad y para con nosotros mismos.

En el “Retorno de Enoch” o “La Masonería Primigenia”, sobre el supuesto de que


“ningún hombre podía vivir inteligentemente si no poseía un conocimiento
fundamental de la naturaleza y de sus leyes” y que “antes de que el hombre
obedezca, debe comprender”, y que “los Misterios fueron dedicados a instruir a los
hombres mediante una enseñanza especial”, se precisó:

“Si comparamos con la palabra Iniciación, de in (dentro), e ire (entrar o marchar


hacia), vemos que la iniciación en los Misterios tiene por objeto recibir una
instrucción mediante un tipo de enseñanza especial, de orden trascendente y
basada en un esoterismo. La palabra enseñar deriva de la palabra latina signun
(signo). Enseñar es instruir por signos y representa la acción sensible que permite
conocer un pensamiento o manifestar un deseo. El signo es un elemento del
lenguaje. Ya hemos dicho antes que el simbolismo es “es el lenguaje de los
misterios”.

Los MM:. esparcidos por el mundo sabemos y así lo enseñamos con nuestras
manifestaciones teóricas expresadas en cualquier medio de comunicación y con
nuestro propio comportamiento, que únicamente a través de este lenguaje, logra
la Masonería en sus diferentes manifestaciones ritualísticas y de capacitación, que
la inteligencia que nos conecta con nosotros mismos, no solo nos permita
formarnos como masones, sino también, comunicarnos con los demás,
materializando la acción a través de la razón y generando espacios de servicio que
nos cualifica como personas responsables de nuestras acciones y determinadoras
de un futuro mejor. Esa es parte de nuestra tarea formativa y en ella PUNTO
FRATERNO buscará cimentar sus enseñanzas, contando para ello con la sabiduría y
generosidad de todos vosotros QQ:. HH:.

Gracias a todos por este acompañamiento.

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