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Caminata
Caminata
Roberto era el prototipo de hombre de Pueblo, sano, idealista que un día creyó que la
sociedad podía ser mejor, que las oportunidades podían ser para todos y no sólo para los
que tenían el poder de adquirirlas.
Miró a Manuel con aire de desconfianza y le preguntó, quién era y porque estaba allí,
Manuel respondió solícito a la primera interrogante, en cuanto a la segunda, no sé por qué
estoy aquí le dijo, sólo sé que me dijeron que quedaría en este lugar hasta que me
sentenciasen.
Roberto lo miró con el ojo que aún le quedaba bueno, sonrió y le dijo que admiraba
su buena fe, pues aún no se daba cuenta que estaba en un lugar de donde no se saldría. Mira
le dijo, tú eras el símbolo de lo que vendría, el prototipo de los cambios, yo era el artesano
de las masas, él que las conduciría hasta la alborada final.
Manuel entonces recién reconoció a Roberto, el gran activista, el muchacho que era
capaz de juntar a toda un multitud para apoyar los cambios que venían.
Roberto estaba sentado con un ojo en tinta y el otro ido, le habían torturado toda la
noche anterior, y lo más probable era que los pusieran juntos para oir de ellos algún
intercambio que sirviera a sus oscuros propósitos.
Sin embargo ambos no tenían mucho que decirse, salvo lamentar la situación en la
que se encontraban, y no entender que era lo que había sucedido, tenían la esperanza en que
pronto se resolverían sus penurias.
El amanecer llegó con el ruido ahogado del motor de un camión, la puerta del cautiverio se
abrió y dos muchachones tomaron a Manuel de los brazos y lo condujeron sin hablar hasta
el vehículo en marcha.
Haber profesor dijo la voz del otro lado de la luz en sus ojos, ¡como se llama!
Manuel Buenaventura, respondió, Bien desde ahora serás Mala Ventura sino dices lo qué
quiero oir, le dijo la voz. Lo interrogaron una y mil veces, recorrieron nombres apellidos,
calles, teléfonos, toda una vida había corrido por aquella jornada, y a cada nombre
recordado, había que agregar otros en la situación de él.
Al final exhausto y a mal traer Manuel fue devuelto a la celda con Roberto, estaba
orgulloso, ningún nombre tenía rostro, ningún teléfono tenía receptor, ningún apellido tenía
nacimiento, entonces Roberto le dijo que esperara y vería lo que le sucedería, porque todo
aquello no era más que una tregua mientras corroboraban lo confesado.
Habían pasado unos minutos cuando se volvió a oír el motor del vehículo, pero esta
vez detuvo su marcha, ambos se quedaron expectantes, de pronto se abrió la puerta y
arrojaron al interior algo parecido a un bulto, cerraron y se marcharon.
Adrián estaba casi muerto, los miró y dijo algo como, cagamos, todo está perdido,
ya no hay resistencia, nadie defiende a este país de mierda, escupió sangre y comenzó a
tiritar, las convulsiones siguieron más fuertes al punto que aterraron a los dos cautivos.
Fue ahí cuando se le ocurrió a Manuel meterse en el saco en el que habían arrojado
a Adrián, pues pensó que lanzar a ese moribundo con tan apocalíptico mensaje no era sino
otra forma de tortura.
Cuando volvieron por el hombre del saco, ni siquiera miraron a los otros cautivos,
tomaron el macabro contenido lo subieron al camión y lo arrojaron al río.
Manuel casi se ahogó pero pudo salvar la vida, o por lo menos lo que creía sería una
vida desde ese instante
EL COMPROMISO
Pero...
Quizas...
Tal ves...
No sabía como estaba aún vivo, ni quienes lo habían rescatado de las aguas del río , lo
único que sabía ahora es que ya no era Manuel, podía ser Juan, Pablo, José, cualquiera de
los muchos perseguidos, y el que hasta entonces sólo se había comprometido por un ideal
de educación, ahora se comprometía por un ideal de clase.
La instrucción duró poco, como poco duraba la vida en las calles iluminadas por fogatas y
sembradas con las vainas de las metrallas.
Todo para el era compromiso, sabía que cada día podía ser el último, pero nada importaba,
lo único con lo que soñaba era con hacer realidad las últimas palabras del Compañero
Presidente, y hacer que pronto marchara por las anchas Alamedas el Hombre Nuevo.
Tenía miedo, la adrenalina corría por su cuerpo, se arrastró y llegó hasta la torre, instaló la
carga y salió presuroso después que el ladrido de un perro vago saludara al extraño, bien mi
teniente, dijo, misión cumplida. Subieron a la camioneta, pasaron bala, se fumaron un
cigarrillo, y se marcharon, una hora después se escuchó en los noticieros que un grupo
extremista había volado una torre de alta tensión del sistema interconectado central,
dejando a osbcuras la mitad del país.
A la mañana la orden era organizar a la multitud que marchaba rumbo al cementerio para
despedir los restos de los tres compañeros que habían sido degollados por la policía
política.
Todo era lucha y compromiso, había que arriesgarlo todo, Alborada vendrá, y mientras
tanto había que hacer que las condiciones sociales propiciaran el cambio que buscaban.
No había grandes amistades, porque los lasos afectivos pueden entorpecer la acción, no
había grandes amores, porque el sueño con una casa y una mujer pueden hacer perder el
norte en el compromiso universal con el Hombre.
Manuel ya no era el mismo, estaba extasiado con la idea de un mundo, una sociedad más
justa e igualitaria. Cada vez que un compañero era relegado, o estaba preso, se las
arreglaba para hacerle llegar una nota de alivio, o un poco de ayuda económica.
Sin darse cuenta era el quinto hombre de la organización, aceptado y respetado por sus
pares Manuel pronto se encontró en la disyuntiva, si volver a salir del país para no volver, o
quedarse y seguir dando la lucha desde dentro.
Consecuente como era con lo que creía, decidió quedarse y luchar, otros salieron, y él les
ayudó a cruzar la frontera. Un abrazo y la despedida.
Aquí hay mucho trabajo decía, y formó jóvenes y bautizó combatientes, y despidió
compañeros que partían en un viaje del que no se vuelve.
Y pronto se asomó el sol donde había tanta bruma, ya no era peligroso enfrentarse al
enemigo, y otros se les sumaron, y muchos los acompañaron , llegó el día de la victoria
final y Manuel rebozaba de alegría , una alegría que no duraría mucho.
LA TRAICION
Allí están
Tocando las puertas una y otra vez
Tocan y piden......
Justicia para los caídos
Libertad para los encarcelados
Pan para los hambrientos
Dignidad para los esclavos
Déjalos que toquen....ya se cansarán
Ahora no tienen quien los cobije
Cristo se cansó de bajar de su cruz
Y Marx de su revolución
Y aquellos que se habían ido volvieron , sólo los rostros eran los mismos, ya no
pensaban igual, habían conocido otros mundos, nuestras demandas eran tercermundistas en
un país encumbrado hacia el desarrollo.
Instalados ahora en el poder, actuaron peor que el enemigo anterior, Manuel tuvo
que volver a la clandestinidad, porque si antes la policía política lo perseguía por
revolucionario, ahora le perseguían por violentista y asesino.
Entregaron la cinta presidencial al mismo instigador que años antes había pedido a
los judas que mancharan la casa de gobierno con sangre.
Le pidieron a las viudas, huérfanos y aquellos que no sabían que había sido de sus
seres queridos que dejaran de llorar, que recordaran al anciano que había visitado este país
y que sin saber lo que es tener una familia, les pidió que se reconciliaran unos a otros, pero
esta vez olvidando que el mismo, antes de reconciliarse con su asesino, pidió a la justicia
que condenara a su agresor, nosotros no, debíamos reconciliarnos y perdonar, sin saber a
quien.
Y aplicaron y profundizaron el modelo económico, y se deshicieron de los lastres
del estado, de la salud, de la educación, del agua ,de los viejos... y nos desmovilizaron
haciéndonos creer que éramos jaguares.
Y nos cambiaron la iglesia y a los santos, porque no es lo mismo un Juan Alsina, o
un André Jarlán, que un Escrivá de Balaguer. No podía ser lo mismo rezar y luchar por el
cambio social, que sentarse en una iglesia y pedir que los hombres sean más buenos.
LA NECESIDAD DE BUSCARTE
Ya no habrá más cambios en la historia anunciaban los titulares, desde hoy la humanidad
tiene un solo sistema económico, el neoliberalismo.
Y los vencedores se sintieron los amos del universo, para probar su poder, invadieron otros
países, no solapadamente como lo hicieran en antaño, ahora atacaban y se podía ver por la
televisión, y ya no disimularon ser los nuevos conquistadores, y no faltaron los que pronto,
igual como lo hace el perro faldero frente a su amo, se le arrimaron y le menearon la cola,
para comer de la mano del nuevo amo.
Cansancio no me ganes
Desesperanza no me lleves
Que he de encontrarlo antes de irme
Para decir, aquí lo tienen.
De tanto buscarte
A menudo pierdo la huella
Caminar en el mar es más fácil
Que explicar tanta miseria
Como verás José, no soy un mendigo, he vivido una vida de traiciones, en lo único que creo
hoy es en la capacidad del hombre para tomar conciencia de su situación , somos esclavos,
nuestra cadena es mayor que la de nuestros ancestros, pero toda cadena se rompe, debemos
hacer pensar de nuevo a la humanidad, no para revivir lo viejo, porque nuestro Compañero
Presidente tenía razón, marchó por las anchas Alamedas el Hombre Nuevo. Pero no el
hombre nuevo que él y nosotros soñamos, sino el hombre Nuevo que el nuevo sistema creó.
Somos derrotados, peros tenemos historia, y mientras tengamos historia y conciencia,
podremos hacer que otros piensen, se la jueguen y creen un mundo mejor, quizá con otros
arquetipos, eso no importa, lo importante es la capacidad de rebelión y de justicia que
tenemos dentro.
DESPEDIDA
Esta obscuro,
todo es silencio,
La noche ha cubierto por fin nuestra existencia.
teníamos un camino
y debimos recorrerlo en silencio
callando, callando.
Y descubrimos que para vivir debíamos perder algo