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La trayectoria del arquitecto japonés Takamitsu Azuma

gravita alrededor de la investigación en nuevas


tipologías residenciales, como sus conocidas tower-
houses, convencido de que la casa unifamiliar debe
constituirse en una de las piezas fundamentales en la
arquitectura de la ciudad.
En oposición a la corriente metabolista, en pleno auge en la década de 1960, las propuestas
residenciales de Takamitsu Azuma (n. 1933) rechazan la aparatosidad de las megaestructuras
para centrarse en la vivienda unifamiliar como germen de la vida en sociedad.

Titulado en 1957 por la Universidad de Osaka, y tras colaborar en el despacho de Junzō


Sakakura (1901-1969), Azuma estableció su propio estudio en 1967, dándose a conocer por la
construcción de su propia vivienda (1966).

Fotografías de Naoya Fujii

La casa, construida en Tokio, se desarrolla en una parcela de apenas veinte metros


cuadrados, lo que imposibilitó un desarrollo convencional del programa. Las estancias de la
vivienda se superponen en altura, dando como resultado una pequeña torre de seis plantas,
en aquellos momentos un mini-rascacielos entre edificaciones tradicionales.

Fotografía de Azuma Architects & Associates


La tipología de tower-house, radical para la época, fue identificada desde un primer momento
como arquetipo de la vida moderna. La propuesta de Azuma se convirtió en una alternativa a
las propuestas de alojamiento anónimo y seriado del metabolismo, buscando su reafirmación
como elemento conformador de un nuevo paisaje urbano.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

En la actualidad, propiedad de su hija Rie Azuma, el edificio ha perdido el carácter icónico que
poseía, al quedar, literalmente, embebido por las edificaciones anexas, de mucha mayor
altura. Situada en el barrio de Aoyama, la casa se encuentra frente al Watari-um, el museo de
arte contemporáneo que Mario Botta diseñó en 1990.

Fotografías de Manuel Oka

El volumen de la torre queda perforado en planta baja, comunicando las dos calles que
delimitan la parcela triangular donde se levanta la edificación. Este pasaje se convierte en un
elemento de uso público, un paso peatonal, que se privatiza cuando el propietario lo reclama
como aparcamiento.

Fotografías de Azuma Architects & Associates

Toda la edificación se realizó con hormigón visto y una estética cercana al brutalismo. Los
complejos sistemas que ordenan la volumetría, los vacíos y perforaciones, y que definen la
imagen exterior de la casa, juegan con vanos de diferente tamaño y marcas de encofrados de
distintas dimensiones.
Fotografías de Archeyes

En el interior, la escalera se convierte en el elemento vertebrador del espacio de desarrollo


vertical, donde las estancias se apilan en un recorrido ascendente. Los ámbitos habitables
vuelcan unos sobre otros, quedan conectados visualmente o se relacionan a través de
aberturas. La intimidad queda garantiza sin necesidad de puertas de separación.

Fotografías de Azuma Architects & Associates

El hormigón en bruto, deja a la vista los avatares de la construcción, sin ocultar rebabas y
chorreadas. La irregularidad y lo inacabado e, incluso, lo feo y sin desbastar, se convierten en
el nuevo paradigma de la modernidad.

Fotografías de Manuel Oka

El éxito de la propuesta hizo que Azuma recurriera a la misma tipología de casa-torre para la
casa Akatsuka (1969), en Osaka, y la casa Awatsujy (1971), en Nagano.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

La casa Akatsuka replantea, de nuevo, la resolución de la vivienda en un desarrollo vertical. A


partir de la escalera central, las estancias se autoafirman como volúmenes autónomos que
vuelan y se separan del núcleo.
Fotografía de Azuma Architects & Associates

El carácter compacto y unitario se pierde a favor de una pieza fragmentada, descompuesta y


articulada. Cuerpos, salientes y fragmentos en voladizo generan una imagen inesperada,
donde cada fachada es diferente.

Perforaciones, huecos y vanos de múltiples tamaños introducen variedad, en una composición


dinámica donde la luz y las sombras arrojadas alteran la visión de la casa a lo largo del día.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

El hormigón, como material definidor de la imagen de la vivienda, se pinta de blanco al


exterior, en un acabado que unifica el tratamiento dado a los cerramientos.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

Desde núcleo central de la casa se muestran al exterior los volúmenes de la sala del tatami,
en planta baja, y de la sala de estar, en planta segunda. La biblioteca se ubica bajo la cubierta
inclinada. Para acceder a ella, el cuerpo de una escalera secundaria se manifiesta al exterior
con un característico perfil inclinado y escalonado.

Fotografía de Azuma Architects & Associates


El interior reanuda la investigación sobre la relación entre los distintos ámbitos habitables,
aportando un continuum espacial que no precisa de divisiones físicas entre estancias. En este
caso, el hormigón se dejó, nuevamente, en bruto, y con las instalaciones a la vista.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

La evolución de su arquitectura residencial tiene otros ejemplos interesantes en las viviendas


WAT (1977), en Tokio, resueltas en hilera, o las denominadas casas-grieta, una variante de la
tipología de casas patio, como las construidas en Omiya (1981) y Hanegi (1982). El espacio
habitable y su vinculación con los niños será estudiado en el caso de sus proyectos para
escuelas, como en la guardería Satsuki (1973).

Fotografías de Azuma Architects & Associates

En la metrópolis moderna, donde el metabolismo parecía alienar al hombre en cápsulas para


habitar, la figura de Takamitsu Azuma se alzó en defensor de la vivienda unifamiliar como una
atalaya desde donde el urbanita contempla la ciudad convulsa.

Fotografía de Azuma Architects & Associates

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