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Séptimo Paso

“Humildemente le pedimos (a Dios) que nos liberase de


nuestros defectos»”.

Personalizándolo obtendremos: Humildemente le pido a mi Poder


Superior que elimine mis defectos de carácter.

LEER

Libro Grande: Capítulo 6 (“En acción”)


12&12: Paso 7

Este paso hace hincapié en la palabra “humildad”. Yendo al diccionario…

Humildad (Del lat. humilĭtas, -ātis).

1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y


debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

La raíz "hum" significa “tierra”. Cuando la definición indica bajeza no se refiere


a servil o inadecuado. Simplemente quiere decir no exaltado ni enaltecido,
como la tierra en oposición al cielo.

Una frase muy repetida en recuperación es que es “la humildad no consiste en


pensar que soy menos de lo que soy, sino en pensar en mí mismo/a menos
(rato).”
La humildad es, simplemente, uno de los principios que AA nos enseña para
poder vivir libres y felices. Y es la cualidad que nos permite mostrarnos a
nosotros mismos sin pretensión ni reserva, sin ocultar nada, tal y como somos,
con lo bueno y lo malo. Por lo que uno de los sinónimos de la humildad es la
honestidad.

En el contexto del Paso Siete nos damos cuenta de que el haber tomado antes
los pasos Cuatro, Cinco y Seis nos ha preparado para empezar a comprender
quienes somos realmente. Por tanto, es nuestra esencia real la que se sitúa
delante de nuestro Poder Superior y reza para que éste/a/os/as nos liberen de
nuestros defectos.

Pero, ¿qué es, exactamente, de lo que se nos libera? ¿Qué se elimina? ¿Dios
elimina aquello que desconocemos tener? No. Si lo hiciera, entonces los pasos
Cuatro, Cinco y Seis serían innecesarios.
Has sido instruido/a para trabajar en profundidad y sacar a la superficie tus
defectos de carácter. Pero conocerlos es tan solo el principio. Como has visto
ya, después habrá que adquirir la disposición de soltarlos, de dejar de
agarrarse a ellos.
Por lo que se ve, los Poderes Superiores no interfieren en nuestras vidas a no
ser que se les invite a ello. Y parecen responder mucho mejor a los Pasos
Siete más precisos. Parece que quieran que tengamos claro qué cualidades de
nuestros caracteres son constructivas y cuales no lo son tanto (según Su visión
de las cosas). También parece como si quisieran que nos conociésemos lo
suficiente como para saber con qué contamos y qué cualidades, en cambio,
necesitamos desarrollar. Así que este Paso tampoco es la purga de Benito y
que el “Quítamelo todo” - aunque se le añada un educado: “por favor”
-tampoco vale. De lo que aquí se trata es de pedir a nuestro Poder Superior
que reemplace nuestro propio carácter por el que él/ella/os/as elijan para
nosotros.

¿Elimina Dios todos nuestros defectos de carácter que le pedimos? Parece que
tampoco. A veces porque lo que creemos ser un defecto de carácter es - en
realidad - algo beneficioso. Y otras veces porque quizás aún no hayamos
aprendido lo suficiente de ellos como para estar realmente preparado/a para
que nos sean eliminados, aunque creamos estarlo.

El proceso de soltar y dejarle a Dios, casi nunca es instantáneo. Suele resultar


trabajoso soltarse del viejo ego y renunciar a la lucha que - tan a menudo -
sigue produciendo dolor.

La oración del Séptimo Paso (libro grande)

Mi creador,
Ya estoy dispuesto/a para que Tú dispongas
de todo cuanto soy:
de lo bueno y de lo malo.
Y te pido que elimines de mí,
todos y cada uno de los defectos de carácter
que me impiden serte de utilidad
a ti y a mis iguales.
Concédeme la fortaleza
para cumplir
lo que Tú has designado para mí en este mundo.
Que así sea.

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