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El Plazo Esencial y La Tutela PDF
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HUGO FORNO∗
Así, hay dos formas de actuar la resolución por incumplimiento que podríamos
denominar tradicionales o clásicas, puesto que han sido reconocidas
secularmente y más tarde incorporadas o admitidas por casi todas las primeras
♦
Este artículo constituye una actualización del que publiqué hace algún tiempo con el mismo título en
Instituciones de Derecho Privado, Contratación Contemporánea, Tomo 2, Palestra – Editorial Temis,
Lima – Bogotá, 2001, Págs. 377 a 417.
∗
Profesor ordinario de derecho civil de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
1
La caracterización de la resolución por incumplimiento como una forma de tutela restitutoria o
repristinatoria es adecuadamente defendida por Luminoso, A., Risoluzione per inadempimento, en:
Commentario del Codice Civile Scialoja e Branca, a cura de F. Galgano, Libro Cuarto, delle obbligazioni
(arts. 1453- 1454), Bologna – Roma, 1990, Pág. 16. También la acepta implícitamente Di Majo, Adolfo,
La tutela civile dei diritti, Giuffrè, Milano, 1993, pág. 362.
1
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Existe, en fin, una ulterior modalidad resolutoria que ha sido concebida, esta
vez, para operar en el caso de incumplimiento de una obligación sometida a un
término esencial, pero que lamentablemente nuestro código vigente no
incorporó en su articulado afectando con esta omisión el sistema de la tutela
resolutoria; porque se trata de una hipótesis que completaría, al lado de las que
acabamos de mencionar, el elenco de los mecanismos generales de tutela
resolutoria y que ciertamente está regulada en los modelos legislativos de los
que se valió el legislador en su momento para preparar esta parte del código.
Afortunadamente la Comisión que actualmente prepara la ley que dispondrá las
enmiendas que habrá de experimentar el código peruano vigente, aceptó mi
sugerencia –aunque no el texto que propuse- para completar el sistema
general de la tutela resolutoria, agregando un artículo que se ocupará de esta
2
La idea tan equivocada como difundida en el siglo XIX (y bien entrado el siglo pasado) de que el
derecho de resolución por incumplimiento tenía la naturaleza jurídica de una condición resolutoria pero
que la fuerza de su utilización debía conducir a que se la considerase tácitamente estipulada o
sobreentendida en todos los contratos sinalagmáticos, penetró en el código francés y en los códigos en él
inspirados. De este modo, por ejemplo, el artículo 1184 del Code señala que “La condición resolutoria se
sobrentiende siempre en los contratos sinalagmáticos ...”; el artículo 1165 del código civil italiano de
1865 decía que “La condición resolutoria se sobrentiende siempre en los contratos bilaterales ...”; el
artículo 1498 del código chileno dice que “En los contratos bilaterales va envuelta la condición
resolutoria ...”. En el Perú, los códigos civiles anteriores al vigente no fueron una excepción; el de 1852
tenía en su artículo 1286 el siguiente texto “Se supone que hay condición resolutoria en todo contrato
bilateral ...”; y el artículo 1341 del de 1936 decía “Hay condición resolutoria en todo contrato bilateral
...”. Un caso por demás peculiar fue el código civil argentino antes de la reforma introducida por la ley
N° 17711 porque la regla general era que si no se pactaba el derecho de resolver el contrato, la resolución
estaba excluida. Pero el actual Proyecto de Código Civil de la República Argentina, unificado con el
Código de Comercio para el año 2000 (Editorial San Isidro Labrador, 1999) habla todavía de “Cláusula
Resolutoria Implícita” en sus artículos 1053, 1054 y 1055.
3
Para una visión de este mecanismo resolutorio me permito remitir a mi artículo: Resolución por
intimación, Themis, revista de derecho, N° 38, Lima, 1998, pág. 103 y siguientes. Una versión
actualizada de este artículo ha sido entregada para su publicación en el libro homenaje a Piero
Schlesinger.
2
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Ahora bien, como la relación jurídica obligatoria sobre la que el plazo actúa
está conformada por un deber jurídico (situación jurídica subjetiva de
desventaja), es decir por una situación de necesidad (ejecutar la prestación) y
por un derecho subjetivo (situación jurídica subjetiva de ventaja), esto es por
una situación de posibilidad (pretender la ejecución de la prestación), el plazo
4
La norma resulta ahora tanto más necesaria cuanto que las actividades económicas y comerciales están
experimentando en la actualidad un acentuado y creciente dinamismo, y es en el ámbito del comercio
donde acaso puede encontrar una mayor utilidad. Resulta sintomático que uno de los más seguros
antecedentes legislativos de la figura sea el código de comercio italiano de 1882 (artículo 69) (Ver, entre
otros a Pisciotta, G., La Risoluzione per Inadempimento, Giuffrè Editore, Milano, 2000, pág. 273; Bianca,
M., La Responsabilitá, en Diritto Civile, Vol. 5, Giuffrè Editore, Milano, pág. 319.) y no el código civil,
de manera que si nuestro legislador quiere continuar ahondando en la tarea de unificación de las
legislaciones, tiene ahora una magnifica oportunidad para dar cabida a este instituto. Algo similar parece
estar ocurriendo en la Argentina. La Ley N° 17711 que en 1968 estableció –entre muchas otras cosas- un
sistema más adecuado de tutela resolutoria que hasta entonces sólo admitía como regla general la
resolución expresamente pactada, olvidó incluir en su artículo 1204 la resolución por vencimiento del
plazo esencial, de manera que ahora se corregirá la omisión si se sanciona el proyecto de código unificado
que contiene una norma sobre el particular. Lamentablemente la regulación que en el referido proyecto se
le ha pensado dar a esta modalidad resolutoria no es la más adecuada.
5
Sobre la circulación de los códigos y la influencia que ellos han experimentado en países distintos a los
que le dieron origen (como es el caso del código civil italiano respecto del Perú), ver Gambado, A., voz
Codice Civile, en Digesto delle Discipline Privatistiche, sezione civile, Vol. II, UTET, Torino, 1993, pág,
455 y sgtes.
6
Barassi, L., La teoria generale delle obbligazioni, Vol. III, L’attuazione, Giuffrè, Milano, 1964, pág. 49.
Cantillo, M., Giurisprudenza sistematica di diritto civile e commerciale, Le obbligazioni, Vol. I, UTET,
Torino, 1993, pág. 481. Bianca, M., Diritto Civile, Vol. 4, L’Obbligazione, Giuffrè Editore, Milano,
1990, pág. 210. Grondona, Mauro, La Clausola Risolutiva Espressa, Giuffrè Editore, Milano, 1998, pág.
89.
3
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En efecto, si el plazo está dispuesto en beneficio del deudor ello significa que
éste puede ejecutar su prestación en cualquier momento durante el transcurso
del mismo, pero el acreedor no puede exigir (pretender) tal ejecución mientras
el vencimiento no haya tenido lugar, lo cual permite apreciar que el plazo actúa
directamente sobre el derecho del acreedor limitando (postergando)
temporalmente su ejercicio, pero no respecto del deber del deudor que bien
puede no aguardar a la expiración del plazo para proceder a la ejecución de la
prestación, es decir que el plazo repercute en la exigibilidad (difiriéndola) pero
no en la ejecutabilidad de la prestación. El deudor tiene un débito actual que
puede cumplir en cualquier momento, pero que el acreedor no puede exigir
antes de que finalice el plazo. Esta es la razón que justifica la norma que
establece el artículo 180 del código civil peruano que señala que si el deudor
paga antes del vencimiento no puede repetir lo que ha pagado; la razón,
repetimos, se encuentra en que la deuda ya existe al momento en que se
ejecuta la prestación y en esa deuda el pago encuentra su justificación causal.8
Por ejemplo, cuando para el pago del precio que corresponde efectuar al
comprador de un bien se ha estipulado –en beneficio del deudor- un plazo de
dos meses contado a partir de la celebración del contrato, ello significa que la
realización del interés del vendedor mediante dicho precio podrá verse dilatada
7
La calificación de suspensivo que hace el artículo 179 del código civil respecto del plazo es en este caso
impertinente y pone de manifiesto la confusión en la que ha incurrido la ley mezclando el plazo negocial
con el plazo de cumplimiento. La distinción entre ambos fenómenos se comprende fácilmente si se
considera que el plazo negocial incide retardando el desencadenamiento de los efectos del negocio (si el
plazo es suspensivo) o haciéndolos cesar (si es resolutorio), ya sea que el efecto consista o no en el
surgimiento de una relación obligatoria; mientras que el plazo de cumplimiento actúa respecto de la
ejecución de la relación obligatoria (Cantillo, M., Op. Cit., Vol. I, pág. 482). La propia ley define
correctamente cuándo el plazo es suspensivo y cuándo es resolutorio en el artículo 178 señalando que si
se trata del primer caso el acto no surte efecto mientras se encuentre pendiente, y que los efectos cesan a
su vencimiento cuando el plazo es resolutorio. Pero curiosamente, en los artículos siguientes alude al
plazo suspensivo refiriéndose en verdad al plazo de cumplimiento.
8
La disposición que contiene la segunda parte del artículo 180 del código civil peruano según la cual
cuando el deudor paga antes del vencimiento del plazo por ignorancia acerca de éste puede repetir lo
pagado, es ciertamente discutible pues parecería encontrar justificación en la consideración de que la
posibilidad del deudor de pagar anticipadamente cuando el plazo está establecido en su beneficio consiste
en una situación de ventaja, lo que parece más bien una apreciación equivocada. El deudor puede pagar
antes del vencimiento del plazo no porque tenga una suerte de derecho o facultad sino porque la
necesidad de actuar su débito mediante la ejecución de la prestación es actual y no futura. Es más bien el
ejercicio del derecho del acreedor el que está diferido en el tiempo.
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durante todo ese período, habida cuenta que su derecho de crédito (que le
permite exigir la prestación) no puede ser todavía actuado; pero el deber de
pago es actual y el comprador, deudor del precio, puede ejecutar su prestación
en cualquier momento durante el transcurso de los dos meses estipulados.
Hasta ahora hemos hablado del plazo –por así decirlo- ordinario de
cumplimiento. Pero eventualmente el plazo de cumplimiento adquiere una
peculiar connotación que se pone de manifiesto mediante la calificación de
esencial. La esencialidad que en tales casos se predica respecto del plazo de
cumplimiento se comprende bien cuando se lo conecta con el interés del
acreedor que, como ya dijimos, sirve de presupuesto a la relación obligatoria.
El plazo es, lo hemos explicado ya, una circunstancia de dicha relación que
tiene como función ubicar a la prestación en la dimensión temporal y por tanto,
en conectar esa prestación con el momento de satisfacción del interés del
acreedor. Sin embargo, el plazo adquiere en la mayor parte de los casos una
relevancia accidental en tanto que si bien es verdad que el interés del acreedor
en la prestación sería vano si no se realizara en algún momento, la prestación
tiene para el acreedor una utilidad por sí misma independientemente de esa
circunstancia, y a ello se debe que se haya sostenido con indudable pertinencia
que normalmente el término no constituye un elemento que determine en modo
típico y esencial la prestación, de suerte que la prestación es ella misma
independientemente del tiempo y no pierde su utilidad para el acreedor si es
ejecutada antes o después del momento previsto para ello.10
5
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11
Fadda, C., Ancora la risoluzione del contratto per inadempimento, Rivista del diritto commerciale e
del diritto generale delle obbligazioni, Volume XVIII (1920), Parte Prima, Milano, págs. 522 y 523.
Barassi, L., Op. Cit, Vol. III, Giuffrè, Milano, pág. 53. Di Majo, A., Dell’Adempimento in generale, en:
Commentario del Codice civile Scialoja - Branca, a cura de Galgano, Zanichelli – Foro It., Bologna –
Roma, 1994, pág. 182. Pisciotta, Op. Cit., pág. 276.
12
La literatura sobre este particular no es escasa. Véase referencialmente Fadda, C., Op. Cit., pág. 522 y
siguientes; Di Majo, A., Dell’Adempimento, Cit., pág. 182 y siguientes; Bianca, M., Patti, G. Patti, S.,
Lessico di Diritto Civile, Giuffrè Editore, Milano, 1995, pág. 781. Trimarchi, P., Istituzioni di Diritto
Privato, Giuffrè, 1983, pág. 373. Cantillo, M., Op. Cit; Vol. I, pág. 516. Cardenal, J., El Tiempo en el
Cumplimiento de las Obligaciones, Editorial Montecorvo, Madrid, 1979, pág. 75 y siguientes.
6
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Es por estas razones que el código civil italiano de 1942, sobre la base de la
figura resolutoria que estaba prevista para la compraventa de bienes muebles
por el artículo 69 del código de comercio de 1882 de ese país, ha elaborado
una modalidad resolutoria de carácter general pero que es a la vez específica
para el caso del vencimiento del plazo esencial. La norma es la siguiente:
13
La Ley Nº 26872 establece como regla general la obligación desarrollar un procedimiento conciliatorio
extrajudicial como requisito indispensable para poder acudir a la protección jurisdiccional ordinaria.
14
Hemos reclamado la inclusión de una norma sobre resolución por vencimiento del plazo esencial desde
hace mucho tiempo; ver por todos nuestro artículo Resolución por Incumplimiento en Temas de Derecho
Contractual, Cultural Cuzco, Lima, 1987, págs. 135 y 136.
15
El proyecto de norma que propuse en el seno de la Comisión tenía el tenor siguiente: Resolución por
vencimiento de plazo esencial.- Si el plazo establecido para la ejecución de la prestación a cargo de una
de las partes fuera esencial en interés de la otra, la prestación no puede ser ejecutada una vez vencido el
plazo esencial salvo que el acreedor la requiera al deudor dentro de cinco días contados a partir del
vencimiento del plazo esencial. Transcurrido el plazo de cinco días sin que se produzca el requerimiento,
la resolución de la relación obligatoria tiene lugar de pleno derecho.
7
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16
En el Proyecto de Código Civil de la República Argentina (unificado con el Código de Comercio para
el año 2000) la resolución en caso de vencimiento de plazo esencial está regulada en el segundo párrafo
del artículo 1055 cuyo primer párrafo se ocupa de la resolución por intimación. El texto del artículo es el
siguiente:
“Art. 1055.- Requerimiento. Para que se produzca la extinción total o parcial del contrato por
virtualidad de la cláusula resolutoria implícita la parte no incumplidora debe requerir a la parte
incumplidora, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, que cumpla en un
plazo no menor de quince (15) días, salvo que de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la
procedencia de uno menor. La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo.
Dicho requerimiento no es necesario si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la
parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento o la interpelación
resultan imposibles. En tales casos la resolución total o parcial del contrato se produce cuando la parte no
incumplidora la declara y comunica esa decisión a la otra parte.”
Como puede observarse, la regulación de la resolución por vencimiento de plazo esencial es del todo
inadecuada pues no se ha considerado que la especial característica de la esencialidad del plazo exige un
tratamiento particular por las razones y con las características que indicamos en el texto. Tampoco parece
práctica y acertada la idea de canalizar el ejercicio del derecho que emana de la cláusula resolutoria
implícita (expresión que el proyecto usa pero que resulta ya anacrónica) contemplada en el artículo 1053
del Proyecto a través de la intimación resolutoria. Dado que la resolución por intimación cumple una
función distinta y muy particular, hubiera sido deseable considerar una disposición como la que contiene
el segundo párrafo del parágrafo 326 del Código Civil Alemán. Sobre la resolución por intimación puede
consultarse mi artículo Resolución, Cit., páginas 103 a 124.
8
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17
Zatti, P. Y Colussi, V., Lineamenti di Diritto Privato, seconda edizione, CEDAM, Padova, 1989, pág.
445. Bianca, Patti, G. y Patti, S., Lessico di diritto civile, cit., pág. 771. Trimarchi, P., Op. Cit., pág.
372. Torrente, A. y Schlesinger, P., Manuale di diritto privato, quattordicesima edizione, Giuffrè, Milano,
1994, pág. 495. Bigliazzi, L., Breccia, U., Busnelli, F., y Natoli, U., Derecho civil, T. I, Vol. 2, trad.
Fernando Hinestrosa, Universidad Externado de Colombia, 1992, pág. 1082. Rosetti, M., La Risoluzione
per Inadempimento, I Contratti in Generale, T. XIII, en Il Diritto Privato nella Giurisprudenza, a cura di
Paolo Cendon, UTET, Torino, 2000, pág. 283. Bianca, M., La Responsabilità Cit., pág. 319.
18
Roppo opina que no hay diferencia entre el plazo esencial subjetivo y la cláusula resolutoria expresa (Il
Contratto, en Trattato di Diritto Privato, a cura di Giovanni Iudica e Paolo Zatti, Giuffré, Milano, 2001,
pág. 970.
19
Bigliazzi, L., Breccia, U., Busnelli, F., Natoli, U., Op. Cit., T. I, Vol. 2, pág. 1082; Torrente, A. y
Schlesinger, P., Op. Cit. pág. 495. Trimarchi, P., Op. Cit. pág. 373. Di Majo, A., Dell’Adempimento in
generale, Cit., pág. 184. Bianca, M., La Responsabilità. Cit., 1994, pág. 319.
20
Mosco, L., La risoluzione per inadempimento, citado por Álvarez Vigaray, R., La resolución de los
contratos bilaterales por incumplimiento, Granada, 1986, pág. 126. Miccio, R., I diritti di credito, UTET,
Torino, 1971, Vol. I, pág. 104.
9
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Lo que ocurre es que aun cuando es verdad que todos los bienes sirven para
satisfacer alguna necesidad, no todos tienen la misma versatilidad o las
mismas aptitudes, ni pueden cumplir la misma amplitud de funciones, de modo
que es obvio que algunos, siendo más dúctiles que otros, permiten la
satisfacción de un mayor tipo de necesidades. Entonces, cuando se estipula
una prestación relativa a un bien con muy poca ductilidad, esto es, que
normalmente sirve para satisfacer una necesidad específica y no más, la sola
estipulación de esa prestación puede permitir apreciar la esencialidad del plazo
desde que la propia prestación pone de manifiesto el tipo de necesidad que
está destinada a satisfacer y por tanto la intensidad del interés que el acreedor
ha de tener en ella. Cuando se estipula una prestación referida a un bien que
es normalmente más o menos versátil y que por ello puede cumplir múltiples
funciones satisfactivas, la sola estipulación de tal prestación no permite
identificar la necesidad que el acreedor desea satisfacer y tampoco la
intensidad de su interés, de suerte tal que la esencialidad únicamente puede
apreciarse si además de estipular tal prestación se establece cuál es la
necesidad que el acreedor aspira a satisfacer. Es en casos de este género en
los que se habla de esencialidad objetiva porque, reiteramos, esa característica
emana de la propia prestación o de ésta vinculada con las circunstancias
establecidas en el contenido contractual. Pero cuando la prestación es
versátil, puede, directamente, estipularse en el contrato que el plazo sea
esencial sin proporcionar ninguna explicación, sin incluir en el contenido
21
L’Inadempimento, terza edizione, Giuffrè Editore, Milano, 1975, pág. 99.
22
Mirabelli, G., Dei Contratti in Generale, en Commentario del Codice Civile, UTET, Torino, 1989, pág.
629.
10
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23
Natoli, U., Il termine essenziale, en Rivista del diritto commerciale e del diritto generale delle
obbligazioni, parte prima, anno XLV, 1947; ver también en Scritti di Ugo Natoli, Giuffrè, Milano, 1993,
pág. 760 y sgtes.
24
Cantillo, M., Op. Cit., T. I, pág. 516. Carresi, F., Il contratto, en Trattato di diritto civile e
commerciale Antonio Cicu e Francesco Messineo, diretto da Mengoni, Giuffrè, Milano, Vol. XXI, T. 2,
1987, Pág. 915.
11
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tarde el mutuatario pueda demostrar que la razón por la cual contrató un mutuo
era para destinar su importe a pagar por una delicada operación que los
médicos debían practicarle no más tarde de la indicada fecha. En este caso, el
plazo de cumplimiento sólo puede ser considerado esencial, si la explicación
acerca del destino del dinero se incluye en el programa contractual o si se
estipula directamente que el plazo es esencial.
Por otra parte, no parece que pueda ser compartida la tesis de Giorgianni a la
que hemos hecho referencia en párrafos anteriores, cuando proclama que no
se puede considerar dentro de este régimen –de resolución por vencimiento del
plazo esencial- los supuestos en verdad excepcionales en que la expiración
infructuosa del plazo determina la absoluta inutilidad de la prestación para el
acreedor bajo el argumento de que ya no sería lógico que el acreedor
dispusiera de la posibilidad de exigir el cumplimiento. Antes por el contrario,
debe tomarse en consideración que la esencialidad como característica del
plazo de cumplimiento debe ser observada al momento en que se celebra el
contrato y no posteriormente cuando llega el momento de su ejecución.25
Ambas partes deben conocer al momento en que ponen en existencia las
reglas negociales, en qué es que tales reglas consisten realmente y qué
exigencias les imponen. Lo contrario supondría que el análisis acerca de la
esencialidad del plazo debe ser efectuado al momento en que éste expira, lo
que deparará situaciones inesperadas para las partes. Por ello, el carácter
esencial del plazo se juzga al momento de la celebración del contrato, y su
eventual desaparición por el cambio de las circunstancias o de la intensidad en
el interés del acreedor no puede sino quedar a criterio de éste por un –breve-
período de tiempo luego del vencimiento del plazo. Esto explica con suficiente
fundamento la razón por la cual el código italiano permite al acreedor optar
entre la resolución y el cumplimiento, no obstante el vencimiento del plazo
esencial. Se ha sostenido con inobjetable autoridad que una prestación
sometida a un plazo que debe ser considerado esencial al momento de
contratar, puede todavía reportar utilidad al acreedor después del vencimiento
del plazo si las circunstancias que se desenvuelven con posterioridad a la
celebración del contrato, hacen que se altere el modo de ser de las cosas tal
como debían desenvolverse cuando la prestación fue estipulada.26
12
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27
La risoluzione della vendita commerciale e il termine essenziale, Rivista del diritto commerciale e del
diritto generale delle obbligazioni, Vol. XVII (1919), parte prima, Milano, 1919, pág. 646 a la 652.
28
Ancora sulla risoluzione del contratto per inadempimento, Rivista del diritto commerciale e del diritto
generale delle obbligazioni, Vol. XVIII (1920), parte prima, Milano, 1920, pág. 519 a la 525.
29
Vivante, C., Op. Cit., pág. 651.
30
Vivante, C., Op. Cit., pág. 652.
13
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El segundo replicó sin demora que si bien es verdad incontestable que cuando
la esencialidad proviene del pacto es naturalmente necesario que esa sea la
voluntad común manifestada por las partes, desde que un propositum in mente
retentum es inexistente para el derecho, no es menos cierto que adjetivos y
adverbios son términos gramaticales que valen para expresar el pensamiento
en orden al modo y al tiempo y no es posible negar que por medio de ellos las
partes pueden manifestarlo.31 Fadda reprocha que se pueda afirmar a priori
que los adjetivos y los adverbios más o menos enérgicos no bastan para
manifestar el querer común de las partes, y sostiene que, antes por el contrario,
adjetivos y adverbios pueden dentro del contexto del caso concreto tener tal
eficacia ya sea por sí solos ya sea en relación a toda la conformación de la
declaración.32 Este autor concluye que es más que evidente que se trata de
una cuestión de hecho que debe decidirse según el caso concreto y que no es
correcto afirmar en tesis abstracta y teóricamente que esta o aquella expresión
no vale para expresar el carácter esencial del término.33 ¿Quién puede poner
en duda que improrrogablemente excluye la posibilidad de una prestación
después del término establecido? ¿No es acaso verdad que tal adverbio
significa que la prestación pactada en el contrato no puede ser prorrogada, es
decir diferida para un tiempo posterior? se pregunta. Y responde: la entrega
será improrrogablemente efectuada el 1° de enero de 1921, quiere ciertamente
significar que la entrega debe ser hecha en aquel día y no más tarde. Fadda
señala que aún mejor expresa el carácter esencial la otra expresión adoptada
por Vivante: no después del día tal. Yo pregunto –dice Fadda- si el concepto
de que la prestación no pueda ser hecha sino en aquel día o hasta aquel día y
no después puede expresarse con palabras aún más claras y precisas. Si es
esencial el término cuando la prestación debe ser hecha dentro de él y no
después –sentencia-, es ciertamente esencial el término que excluye poderse
hacer tal prestación después de él: en aquel día Y NO DESPUÉS.34
Más recientemente ya bajo el imperio del código italiano vigente y por lo tanto
con la fórmula adoptada por su artículo 1457, la jurisprudencia de Italia ha
tenido ocasión de terciar en la referida polémica revisando incluso las mismas
expresiones que la agitaron. En efecto, algunos estudiosos dan cuenta de que
la amplia definición de término esencial cobijada por la jurisprudencia en ese
país, ha sido matizada con ciertas interpretaciones restrictivas acerca de
cuándo debe considerarse estipulado el carácter esencial del plazo. Así, si los
contratantes se valen de ciertas expresiones –consideradas de estilo- como
“dentro y no después de” o “improrrogablemente” –que son, recuérdese,
precisamente las expresiones en torno a las que debatían Vivante y Fadda- no
es suficiente su empleo, según la postura que van asumiendo los tribunales,
para considerar estipulado el carácter esencial del término porque tales
31
Fada, C., Op. Cit., pág. 523.
32
Fada, C., Op. Cit., pág. 523.
33
Fada, C., Op. Cit., pág. 523.
34
Fada, C., Op. Cit., pág. 524.
14
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vocablos por sí solos servirían nada más que para fijar una fecha pero no son
significativos de la improrrogabilidad de la misma.35
35
Ver por todos las citas jurisprudenciales de Collura, G., Inportanza dell’inadempimento e teoria del
contratto, Giuffrè, Milano, 1992, pág. 134, de Spallarossa, R., I Contratti in Generale, Vol. IV, Tomo
secondo, La risoluzione del contratto per inadempimento, en Giurisprudenza sistematica di diritto civile e
commerciale, UTET, Torino, 1992, pág. 890 y de Grondona, M., Op. Cit., pág. 90.
36
Di Majo, A., Dell’Adempimento, Cit., pág. 183.
37
Grondona, M., Op Cit., pág. 110; Pisciotta, G., Op. Cit., pág. 285.
15
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38
Cantillo, M., Op. Cit., pág. 525. Pellegrini, G., Codice civile, a cura di Rescigno, Giuffrè, Milano, pág.
1665. Rosetti, Op. Cit., págs. 293 y 294 opina también que la simple extensión del plazo esencial no
determina la pérdida de su carácter esencial.
39
Cantillo, M., Op. Cit., pág. 525.
16
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40
Conforme Cantillo, M., Op. Cit., pág. 527. Entendemos que esta es la situación (es decir la concesión
de una dilación después de expirado el plazo esencial) en la que Carresi (Op. Cit., págs. 915 y 916)
considera implícita la exigencia de ejecución.
41
Cantillo, M., Op. Cit., pág. 529.
17
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procesos judiciales cuyos resultados lamentablemente son, cada vez con más
frecuencia, impredecibles; procesos, hay que decirlo, en los que no siempre se
imparte justicia. Con esta finalidad en mente sería oportuno que el diseño de la
norma correspondiente estableciera una presunción relativa en el sentido que
la prórroga convencional del plazo esencial que no se pronuncia negativamente
acerca de dicha esencialidad o una simple dilación concedida por el acreedor
unilateralmente antes de la expiración del plazo esencial, no hacen que se
pierda ese carácter.
42
El legislador argentino también sigue la misma tendencia indicando en el acápite a) el artículo 1054 que
es requisito de la resolución del contrato por virtud de la cláusula resolutoria implícita que el
incumplimiento sea significativo. Llama poderosamente la atención que, desde el punto de vista formal,
un proyecto tan reciente como este mantenga una terminología anacrónica haciendo uso todavía de la
expresión “cláusula resolutoria implícita”; desde el punto de vista sustancial el proyecto de norma se
presenta como excesivamente duro para con el acreedor cuando en lugar de evitar la resolución en los
casos de incumplimiento sin importancia, exige más bien que éste sea significativo, adelgazando
considerablemente la tutela liberatoria, a menos que se piense todo incumplimiento que no sea
significativo es de escasa importancia.
43
Bianca, La Responsabilità Cit., pág. 321. Franceschelli, Vincenzo, Introduzione al Diritto Privato,
Giuffrè, Milano, 1994, pág. 913. Maiorca, Sergio, Il contratto, Giappichelli Editore, Torino, sf, pág. 282.
Pellegrini, Op. Cit. pág. 1665. Sacco y De Nova, Il contratto, Vol. II en Trattato di Diritto Civile, diretto
da Sacco, UTET, Torino, pág. 628-629.
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45
Conforme Natoli, Op. Cit., págs. 774 y 775. Giorgianni, M., L’Inadempimento, Giuffrè, Milano, pág.
96.
46
Smiroldo (Op. Cit., pág. 253) relata que en el proyecto preliminar para el nuevo código de comercio
que elaboró la comisión presidida por Cesare Vivante, el artículo 437 tenía un último apartado que
excluía explícitamente la posibilidad de cumplimiento tardío por parte del deudor. Sin embargo, en el
proyecto siguiente redactado por la comisión presidida por Mariano D’Amelio y más tarde en los
proyectos del libro de las obligaciones del código civil italiano, tal exclusión no fue considerada
expresamente aunque la doctrina y la jurisprudencia italianas la entienden implícita en la disciplina
establecida por el artículo 1457 del referido código (Smiroldo, Op. Cit., pág. 253).
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Ya se ha dicho varias veces que dentro de este lapso el acreedor debe evaluar
las circunstancias y decidir acerca de la suerte de la relación contractual,
optando entre las alternativas que el ordenamiento jurídico la presenta. Pero
como se trata del vencimiento de un plazo esencial, la inutilidad de la
prestación se presenta en principio como la consecuencia natural de la demora
en que ha incurrido el deudor y por eso no es necesario que el acreedor se
pronuncie en el sentido que desea ejercer su derecho de resolución, sino que
más bien aparece como el procedimiento más razonable que deba comunicar
su exigencia de cumplimiento si es esta la alternativa que escoge por serle útil
todavía la prestación. En consecuencia, si no efectúa comunicación alguna la
resolución de la relación contractual sobreviene automáticamente sin
necesidad de ninguna ulterior actuación por parte del acreedor tan pronto como
el spatium deliberandi llega a su fin.
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Ahora bien, hay una cuestión que reviste la máxima importancia en el caso de
la resolución por vencimiento de plazo esencial, y es la que se refiere al
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Digo normalmente porque existen algunos supuestos en los que la ley hace responsable a quien no ha
sido causante del daño. Por lo demás no basta ser sólo causante del daño para responder, porque también
es necesario que se presente el criterio en base al cual la ley asigna responsabilidad al causante (llamado
factor de atribución de responsabilidad). Por ahora pretendo destacar nada más que por lo general no hay
responsabilidad en quien no causa ningún daño.
48
Ver la norma que contiene e artículo 1336 del código civil.
49
Este es el efecto que tendría en el caso planteado en el texto la aplicación de la norma que contiene el
inciso 2 del artículo 1333 en concordancia con el artículo 1336 de nuestro código.
50
Conforme Smiroldo, A., Op. Cit., pág. 233. Mirabelli, G., Op. Cit., pág. 630. Pellegrini, Op. Cit., pág.
1644.
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Aunque el texto del artículo 1457 del código civil italiano parece tener un claro
sentido, el momento en que opera la resolución y el evento que efectivamente
la provoca no son cuestiones respecto de las cuales la doctrina tenga un punto
53
Conforme Natoli, U., Op. Cit., pág. 777.
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Esta es la fórmula que parece más razonable establecer pues aunque la otra
es posible de consagrar legislativamente resultaría más complicada y habría
que cuidar de regular ciertas consecuencias que podrían provocar importantes
discusiones. Si se entiende que el contrato renace con la exigencia de
cumplimiento, ¿cómo se computaría el plazo de prescripción, desde el
vencimiento del plazo esencial o desde que el contrato renació? ¿qué ocurriría
con las garantía constituidas por terceros, renacerían con el contrato o
quedarían extinguidas desde que expiró el plazo esencial? De acoger la tesis
que se critica, resultarían las cosas innecesariamente complicadas y se
propiciaría la generación de conflictos si no se identifican y solucionan
adecuadamente todos los problemas que esta tesis provoca. Parece por ello
aconsejable adoptar la solución mayoritaria.
59
Natoli, U., Op. Cit., pág. 766; también Nicolò, R., Op. Cit., pág. 526.
60
La forma en que Nicolò (Op. Cit., pág. 526) entiende el funcionamiento del silencio es la siguiente: “En
tanto que la actuación de una sanción de esa naturaleza está puesta a disposición de la voluntad del
contratante que sufre la lesión de su derecho, se habla legítimamente de un derecho (potestativo) de
obtener la resolución del contrato, derecho que, en cuanto tal, debe ser ejercido a través de una
conveniente manifestación de voluntad de su titular. La resolución no es nunca, en efecto, una sanción
que opere automáticamente (como el mecanismo de la condición resolutoria en sentido técnico), fuera de
la iniciativa o en general del comportamiento del contratante en cuyo favor está dispuesta, sobre la base
del simple hecho objetivo de la falta de cumplimiento. Su concreta actuación está subordinada a un
determinado comportamiento conforme del contratante, que en algunos casos consiste en una verdadera y
propia declaración de voluntad (unilateral), judicial (así en la hipótesis prevista por el artículo 1453) o
extrajudicial (así en las hipótesis previstas por los artículos 1454 y 1456), y en el caso del término
esencial se reduce a la mínima expresión, y consiste en un mero acto omisivo voluntario, del cual se
puede deducir la existencia de una voluntad conforme y puede por ello considerarse como una tácita
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manifestación de voluntad, o sea en el silencio del contratante a cuyo favor se ha estipulado el término
esencial, silencio que se prolonga por tres días después del vencimiento del término mismo.”
61
Es el caso de Smiroldo (Op. Cit., páginas 242 y 243) quien sostiene en sustancia, que el silencio
determina ciertos efectos prescindiendo de la existencia de una coherente intención del sujeto, y
prescindiendo también de la relevancia de aquel comportamiento a la luz de los principios de buena fe y
de corrección es decir de la objetiva idoneidad para generar legítimas expectativas en los terceros. Por lo
tanto, según este autor, parece superfluo calificar la inercia bajo el aspecto de la manifestación.
62
Bianca, M., La Responsabilità, Cit., pág. 323.
63
La tesis de Bianca (La Responsabilità, Cit., pág. 323) aparece más ajustada al dato normativo. Muy
cercana a ella, como ya anticipé, la postura de Smiroldo (Op, Cit. Pág. 242 y sgtes.) que considera que la
resolución es provocada por el silencio del acreedor, pero considerándolo como un fenómeno objetivo,
desprovisto del todo de valor negocial.
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cuidar de considerar, además del propio carácter esencial del plazo, si ello
fuera preciso, todos los aspectos que son necesarios para el adecuado
funcionamiento de la resolución por vencimiento de plazo esencial, y en
particular el spatium deliberandi, su duración, la suspensión de la ejecutabilidad
de la prestación durante su transcurso, y la cesación de los efectos
contractuales en el caso en que el contratante acreedor no exija el
cumplimiento durante el tiempo previsto para ello, entre otras cosas.
64
Es la conocida tesis de Natoli, U., Op. Cit., pág. 766 a 768, quien sostiene que un simple examen de los
artículos 1456 (resolución por cláusula expresa) y 1457 (resolución por vencimiento de plazo esencial)
demuestra la afinidad entre las dos cláusulas. El autor explica que el artículo 1456 afirma que “la
resolución se produce de derecho cuando la parte interesada declara a la otra que quiere valerse de la
cláusula resolutoria. Ello significa que el interesado, como consecuencia del incumplimiento de la otra
parte, adquiere un derecho potestativo a provocar la resolución, o para ser más precisos un derecho de
receso unilateral. La otra parte se encuentra en la típica posición de sujeción que es característica frente a
los derechos potestativos: es decir nada puede hacer para impedir los efectos del receso del otro
contratante, necesariamente debe sufrir sus consecuencias.
Si bien el artículo 1457 adopta para el término esencial una fórmula distinta es en sustancia idéntica, a
saber ‘en defecto (de la comunicación dentro de 3 días a la otra parte de la voluntad de obtener la
prestación tardía), el contrato se entiende resuelto de derecho’. Por lo tanto, la situación aquí es la
siguiente: el interesado tiene 3 días para decidir si escoge la resolución o la ejecución tardía. Pero si él
escoge la primera solución puede adoptar un comportamiento pasivo, que, empero, no es menos expresión
del ejercicio de su derecho alternativo. Se tiene entonces uno de aquellos casos en los cuales el silencio
tiene un significado no equívoco, porque manifiesta la voluntad precisa de un cierto efecto, es decir de la
resolución. No podría llegarse a una distinta conclusión por la rigurosa limitación en el tiempo (3 días) de
la posibilidad de la elección y por la consecuente exclusión de ésta después del tercer día. El derecho del
acreedor debe ser contemporizado con el interés del deudor incumpliente, el cual debe ser colocado en
aptitud de conocer rápidamente cuál debe ser su comportamiento. Por lo demás, cualquier limitación del
contenido de un derecho no vale para desnaturalizar su esencia que es la de la arbitrariedad. Dentro de
los límites determinados por la ley y solamente dentro de éstos, el titular del derecho es árbitro de hacer
valer su voluntad en el sentido que le es permitido. La determinación de un término de caducidad, o de
ciertas formas que el titular debe seguir para alcanzar un cierto efecto que está en su facultad provocar,
nada quita a su derecho. Lo que importa es que en los límites y con las formas fijadas él es siempre
árbitro del efecto. Y en el caso examinado, como ab origine se presume que el interesado escogerá la
resolución, su conducta pasiva es, para la ley, idónea manifestación de su elección, esto es de la voluntad
de resolver el contrato.
Por lo tanto, la diferencia entre los dos casos es puramente formal. En el primero si el interesado opta por
la resolución debe realizar un acto positivo; basta su conducta pasiva si escoge la ulterior continuación de
la relación. En el segundo por el contrario basta su conducta pasiva para obtener la resolución (lo que sin
embargo no excluye que él pueda manifestar también positivamente su voluntad de resolución); es
necesario un comportamiento activo para obtener que la relación continúe viviendo.” Op. Cit., páginas
766 y 767. Esta opinión es sustancialmente compartida también por Busnelli, F., Op. Cit., pág. 200.
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