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Semana7 - Lewis Et Beck
Semana7 - Lewis Et Beck
Lewis et beck
Los votantes pueden identificarse de forma fuerte o débil con el partido o, también,
declararse independientes. Sin embargo, muchos de los independientes que afirman
no sentirse atraídos por ningún partido acaban siendo “closet partisans” (partidistas en
el armario o como sea) o leaners que, aunque prefieren definirse así en un principio,
tienden hacia un determinado partido, presentando una fidelidad de voto hacia ese
partido sorprendentemente alta. El American Voter encontró que los independientes de
los 50 eran votantes poco informados e involucrados, en lugar de aquellos ciudadanos
ideales que la teoría democrática proponía. Posteriormente, las encuestas de finales
de los 60 y principios de los 70 descubrieron un repunte de la independencia política
relacionada con una mayor información e implicación en política. El número se ha
estabilizado desde entonces, pero son muchos los que encajan en el modelo descrito
por la escuela de Michigan, mientras que de los que sí están informados una mayoría
son leaners.
La identificación partidista puede servir para que los votantes construyan una serie de
actitudes hacia determinados aspectos de la política que les ayudan a interpretarlos.
Estas actitudes pueden ser hacia los candidatos, hacia asuntos de política nacional,
hacia los partidos en sí, hacia determinados grupos y hacia asuntos de política
exterior. Aquellos que se identifiquen con un determinado partido tenderán a mostrar
actitudes más favorables hacia las de su partido que hacia las del resto. (La evidencia
muestra cómo, en EEUU, las actitudes sobre política exterior son las que se ven
menos afectadas por los efectos de la identificación partidista). No obstante, la i.p. no
determina completamente las actitudes políticas, al igual que en ciertos casos las
actitudes hacia algunos factores pueden ser más favorables a un partido más alla de la
i.p. (p. ej. asuntos sociales y partido demócrata).
La i.p. predice el voto normal. Converse desarrolló este concepto para ajustar las
cifras de diferencias en la participación y los porcentajes de deserción entre los
diferentes partidos. Muchos investigadores han empleado este concepto para estimar
los efectos de temas particulares durante una elección. Toman la distribución partidista
acerca de un tema y el voto esperado para cada uno. Luego lo comparan con el voto
real para calibrar su efecto. No obstante, presenta bastantes problemas ya que se
argumenta que la ecuación predictiva no está completamente especificada. Aun así,
es un concepto realmente útil para explicar los balances partidistas a nivel nacional.
Sin embargo, la tesis del declive partidista ha generado gran controversia en el ámbito
académico. Bartolini y Mair han argumentado que la evidencia en torno a estos
cambios es engañosa y que los lazos e identidades partidistas en las democracias
occidentales se han mostrado resilentes (citado en…). Thomas Poguntke afirma que
sus investigaciones no le permiten concluir que existe un declive generalizado (citado
en…). Bartels continúa en esta línea y, aunque sitúa un declive de la identificación en
la década de los sesenta y setenta en el contexto estadounidense, señala un gran
repunte de esta en los noventa, superando en hasta veinte puntos porcentuales la
identificación de los sesenta.