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RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-Por derrumbe en vía

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-Elementos

El artículo 90 de la Carta Política, establece una cláusula general de responsabilidad,


en virtud de la cual, el Estado deberá responder por los daños antijurídicos que le sean
imputables y que sean causados por la acción u omisión de sus agentes; sin perder de
vista tal precepto, la evolución jurisprudencial de la Sección Falladora, ha determinado
que para poder endilgar responsabilidad al Estado, se deben acreditar tres elementos
imprescindibles, a saber: i) la existencia de un daño, ii) la existencia de una acción u
omisión atribuible a la administración y iii) la demostración de un nexo de causalidad
entre la actividad de la administración y la producción del daño.

CAUSAL DE EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD-Caso fortuito y fuerza


mayor

Frente a dicha eximente de responsabilidad el Consejo de Estado ha indicado que la


fuerza mayor o caso fortuito es la circunstancia o evento que no se pudo ver o conocer
con anticipación como algo posible, o de cuya ocurrencia no se tienen señales previas
o indicios; esto es, que dentro de lo normal y lo cotidiano no es factible intuir o esperar
que suceda; y que de llegar a ocurrir no es posible hacer oposición que neutralice o
anule sus efectos. De modo que ella no solo radica en la irresistibilidad de la acción o
violencia que entraña sino también en no poder ser prevista, no se pueda inferir de
señal o indicio alguno, y esto dependerá de las circunstancias en que se hallen los
sujetos o las personas eventualmente afectadas por ella
En el presente asunto no puede reconocerse la eximente de responsabilidad de fuerza
mayor o caso fortuito, pues el desprendimiento de rocas en la vía en la que se
presentó el derrumbe era suficientemente previsible y pasible de ser evitado con la
clausura permanente de la citada vía, pues existiendo otra para llegar al mismo
destino, para una protección efectiva de la vida y bienes de los usuarios de las vías,
se debió obligar al uso de la carretera alterna, pese a que ello implicara mayores
distancias y costos de combustible y fletes, pues debía primar la protección de las
personas por encima de las mayores erogaciones económicos por el cambio de ruta

PROCURADURÍA QUINTA DELEGADA


ANTE EL CONSEJO DE ESTADO

Bogotá, 20 de septiembre de 2011

Doctora
STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO
Consejera Ponente – Sección Tercera – Subsección “B”
CONSEJO DE ESTADO

PROCURADURÍA GENERAL DE LA NACIÓN


Carrera 5ª No. 15-80 Piso 20 Bogotá D.C.
Pbx. 5878750 Exts.12076-12080

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E. S. D.

Referencia: Concepto 11 – 185


Acción: Reparación Directa
Radicado: 850012331000199701013 01 (41058)
Actor: Beatriz Eugenia Roldan Vélez y otros
Demandado: Instituto Nacional del Vías

Honorable Señora Consejera:

Estando dentro término del traslado especial, procede esta Procuraduría


Delegada a emitir concepto dentro del proceso de la referencia, que se
encuentra en conocimiento del Honorable Consejo de Estado, en virtud del
recurso de apelación interpuesto por la parte actora, mediante el cual solicita la
revocatoria del fallo de primera instancia, con base en las argumentaciones que
a continuación se exponen:

I. ANTECEDENTES

Demanda

En ejercicio de la acción de reparación directa por intermedio de apoderado


judicial, los señores BEATRÍZ EUGENIA, RAMÓN IGNACIO, DORA ALBA,
LEIDIE ELENA, ZOILA ROSA, MARÍA DOLORES, ALEXANDRA MARÍA y
JORGE ELIECER ROLDAN VÉLEZ, presentaron demanda en contra de la
NACIÓN – MINISTERIO DE TRANSPORTE y el INSTITUTO NACIONAL DE
VÍAS, con el objeto de que fueran declarados administrativamente responsables
de los daños y perjuicios que les fueron ocasionados con la destrucción del
camión de placas TMJ 476, del cual eran y son tenedores, poseedores y
copropietarios.

En consecuencia de la anterior declaratoria, solicitaron la condena al pago de


$22.000.000 correspondiente al valor del vehículo destruido, y $167.050.000
por el lucro cesante dejado de percibir desde el día de ocurrencia del siniestro

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(15 de octubre de 1995), valores de los que se solicitó su actualización
conforme a la variación porcentual de los índices de precios al consumidor.

Con posterioridad a la admisión de la demanda, la parte actora desistió de sus


pretensiones respecto del Ministerio del Transporte, al considerar que el daño
antijurídico que se le había causado solo era imputable al Instituto Nacional de
Vías.

Contestación

Ministerio de Transporte

Se opuso a las pretensiones y declaraciones solicitadas en su contra, e indicó


que por tratarse de una vía de carácter nacional, la responsabilidad por los
hechos que en ella ocurrieran, debían ser reclamados al Instituto Nacional de
Vías, por ser la única a la cual se le podrían imputar el posible daño antijurídico.

Instituto Nacional de Vías

Frente a los hechos de la demanda admitió la ocurrencia de algunos, negó la


presencia de otros y que los demás debían ser probados.

Señaló que en virtud del contrato interadministrativo 293 de 1993, la entidad


entregó al departamento de Antioquia el sector El Chino – Vallesi de la carretera
Medellín – Turbo (tramo correspondiente al sector donde ocurrió el accidente)
para la ampliación, rectificación y pavimentación; contrato que dio con la
suscripción del subcontrato No. 1974–B-O-P- del 3 de febrero de 1994.

Agregó que para la época del accidente la vía tenía restricción de circulación,
que se cerraba de 7 a.m. a 6 p.m. por estar en construcción, de lo cual existía
enunciación en la señalización existente al comienzo, durante y al final de dicho
trayecto, lo cual fue de conocimiento público, además de haber instalado una

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cadena en cada extremo de la vía para impedir el paso de vehículos en el
horario restringido y que la vía donde ocurrió el accidente era de alto riesgo.

Propuso como excepciones caducidad de la acción, inexistencia del derecho


pretendido, inexistencia de la relación causal predicada, culpa de un tercero y
falta de legitimación por pasiva.

CONSORCIO GRANDICÓN S.A. – ESTYMA LTDA.

Con ocasión del llamamiento en garantía y su aceptación por parte del Tribunal
Administrativo de Antioquia, dicha entidad se defendió señalando no constarle
los hechos de la demanda y que debían ser probados por la parte actora.

Se opuso a la pretensión dirigida a la condena del consorcio y propuso las


excepciones ausencia de culpa, señalización abundante, visible y que advertía
el peligro de transitar por la zona, diligencia y cuidado en la construcción de la
vía, obligación impuesta al contratista de mantener durante horarios la vía
abierta.

LIBERTY SEGUROS S.A. antes LATINOAMERICANA DE SEGUROS S.A. –


SUCURSAL MEDELLÍN

También con ocasión de llamamiento en garantía, esta vez invocado por el


CONSORCIO GRANDICÓN S.A. – ESTYMA LTDA., la compañía aseguradora
afirmó desconocer los hechos de la demanda y que debían ser probados.

Expuso además que tanto en el lugar del accidente como en toda la vía, había
señalización suficiente y era de público conocimiento el peligro que implicaba
transitar por la misma.

Frente a los hechos que motivaron su llamamiento en garantía, señaló que eran
ciertos y aceptó dicha convocatoria, condicionándola a los valores asegurados y

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deducibles pactados con el tomador, reservándose el derecho a invocar alguna
causal excluyente de cobertura del seguro.

Sentencia de primera instancia

Mediante sentencia del 9 de diciembre de 2011 el Tribunal Administrativo de


Antioquia negó las pretensiones de la demanda y se abstuvo de condenar en
costas.

Frente a la caducidad invocada por el Instituto Nacional de Vías, encontró que


teniendo en cuenta que los hechos ocurrieron el 15 de octubre de 2005 y que la
demanda se presentó el 17 de abril de 1997, la acción fue impetrada dentro del
término caducidad de dos años establecido para la acción de reparación
directa.

En lo referente a la excepción falta de legitimación por pasiva, indicó que la


misma no estaba llamada a prosperar, pues pese a que el Instituto Nacional de
Vías arguyó haber entregado al Departamento de Antioquia la rectificación y
pavimentación de la vía en la que ocurrieron los hechos, y que este a su vez,
subcontrató dichas labores con el consorcio Construcciones S.A. y Estyma S.A,
conforme a la jurisprudencia del Consejo de Estado, los daños ocasionados
durante la ejecución de una obra pública comprometían la responsabilidad de la
administración, al considerar que por ser su dueño o titular, se asimila que la
estuviera ejecutando directamente.

El A quo encontró acreditada la ocurrencia del daño sufrido por los


demandantes el día 15 de octubre de 1995, no obstante, precisó que para
poder declarar la responsabilidad estatal, dicho daño debía serle imputable, y
para tal efecto realizó las siguientes elucubraciones:

“(…)

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En cuanto a la afirmación de que el camión de propiedad de los
actores se destruyó como consecuencia de la negligencia de la
Administración al no instalar señales que advirtieran sobre el riego de
transitar por el sector de la carretera, y permitir que los vehículos
circularan por dicha área, debe esta Colegiatura señalar que de
conformidad con el informe de interventoría (folios 344 a 346), la
declaración de la señora Luz Celly Ardila Londoño-Coordinadora del
proyecto que se realizaba y los demás testimonios obrantes en el
plenario, el área por donde transitaba el vehículo siempre estuvo
señalizada, y en esas señales se indicaba que se realizaban trabajos
en dicha zona y el riesgo que representaba el hecho de desplazarse
por ese lugar.

Atestiguan además los declarantes que era de conocimiento de todos


los transportadores y habitantes del lugar por donde se movía el
camión la realización de los trabajos públicos y del albur de transitar
por el área. Además, que las empresas encargadas de realizarlas
labores de rectificación y pavimentación de la vía prohibía el ingreso
a la zona entre las 6 am y las 6 pm, adelantando las faenas
riesgosas en ese horario, para luego realizar un fregado del área
antes de permitir nuevamente el paso de los particulares a la
calzada.

Se advierte, que no era necesario el uso de la multicitada carretera


por parte de los transportadores, pues otra de carácter nacional – la
vía que pasa por Montería, Arboletes y Necoclí – que aunque no
tenía para la época de ocurrencia de los hechos las mejores
condiciones de transitabilidad y el tramo se hacía un poco más largo,
aumentando los costos del flete, permitía a los transportadores que
frecuentaban la vía que se encontraba en reparación usar aquella,
evitando de esta manera poner en riesgo su vida, y los bienes que
transportaban.
… El mencionado consorcio cumplió a cabalidad con sus
obligaciones en cuanto a la señalización realizada en la calzada
mediante la cual se advertía a los transeúntes que se realizaban los
trabajos. Además, es claro que la carretera se cerraba durante
determinados horarios para evitar que transeúntes y conductores que
frecuentaban la zona se expusieran a los posibles riesgos que se
podían presentar con motivo de la realización de obras. Sirve de
soporte a este argumento el informe de interventoría allegado al
proceso según el cual “… Durante el desarrollo de las obras el
Consorcio dio adecuado cumplimiento a las normas establecidas
para la señalización de la vía de acuerdo a las verificaciones
rutinarias que la interventoría realizaba en tal sentido… El Consorcio
contratista observó la diligencia y el cuidado previstas en las
especificaciones y demás documentos contractuales razón por la
cual n se impuso sanción de ninguna índole al mismo…”

Con relación a la previsibilidad o no del desprendimiento de las


piedras que generaron la destrucción del camión, es necesario

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señalar que ese suceso era imprevisible para la Administración, pues
el mismo resultó súbito o repentino, y no obstante la diligencia y
cuidado que se tuvo para evitarlo de todas maneras acaeció con
independencia de que hubiese sido mentalmente figurado, o no,
previamente a su ocurrencia. Además, no existe elemento probatorio
alguno que indique que las piedras se derrumbaran sobre el vehículo
por apatía o desidia de los contratistas, o porque para el día de los
acontecimientos no se pudiera permitir el paso. Lo que se vislumbra
por la declaración de la Dra. Luz Cely Ardila Londoño, testigo técnica,
es que el sitio donde se presentó el accidente es inseguro
geológicamente, pues categóricamente manifiesta que “… es una
zona supremamente inestable…” (folio 241). No existe entonces
evidencias de que el daño originado en el desplazamiento de las
rocas fuera imputable al Estado por alguna omisión o acción ya que
no se acreditó carencia de señalización, o que en el sitio exacto del
suceso se requiriera la instalación de señales preventivas, o que la
vía que se encontraba en reparación no estaba señalizada.

(…)”

Conforme a lo anterior, el Tribunal Administrativo de Antioquia concluyó que en


el caso bajo estudio se presentó la excluyente de responsabilidad de la fuerza
mayor, pues el desprendimiento de las rocas fue producto de un hecho de la
naturaleza que por no ser previsible, impedía responsabilizar a la administración
y a los llamados en garantía.

APELACIÓN

La parte actora no compartió la determinación del Tribunal de considerar que no


se le podía imputar responsabilidad a la administración, al concluir que los
hechos narrados en la demanda ocurrieron debido a un hecho dela naturaleza
que constituía la causal eximente de responsabilidad fuerza mayor.

En consideración de la impugnante para que exista fuerza mayor o caso fortuito


debe demostrarse que el hecho fue intempestivo, súbito, emergente, esto es,
imprevisible, que fue insuperable, y que ante las medidas tomadas fue
imposible evitar que el hecho se presentara, esto es, irresistible.

Agregó que no existe prueba alguna que permita concluir que se tratara de un
problema irresistible e impredecible, por el contrario, era previsible que la

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montaña podía volverse vulnerable y que ocurrieran desprendimientos de rocas
por no haber terminado las labores de remoción y adecuación de la montaña.

En dichos términos el recurrente encontró acreditados los supuestos fácticos


alegados, los perjuicios causados y la relación de causalidad entre la omisión y
la negligencia de la entidad demandada que permitían despachar
favorablemente las súplicas de la demanda y la revocatoria de la sentencia
impugnada.

II. CONSIDERACIONES DEL MINISTERIO PÚBLICO

1. Problemas Jurídicos

 ¿El derrumbe ocurrido el 15 de octubre de 1995 en el kilómetro


2+78, 300 metros antes de llegar al túnel de la Llorona ubicado
entre Dabeiba y Mutatá (Antioquia), es atribuible a una falla del
servicio del Instituto Nacional de Vías, o de las entidades llamadas
en garantía dentro de la presente actuación?

 ¿En el presente asunto se presentó la causal excluyente de


responsabilidad fuerza mayor?

2. Análisis Jurídico

El artículo 90 de la Carta Política, establece una cláusula general de


responsabilidad, en virtud de la cual, el Estado deberá responder por los daños
antijurídicos que le sean imputables y que sean causados por la acción u
omisión de sus agentes; sin perder de vista tal precepto, la evolución
jurisprudencial de la Sección Falladora, ha determinado que para poder endilgar
responsabilidad al Estado, se deben acreditar tres elementos imprescindibles, a
saber: i) la existencia de un daño, ii) la existencia de una acción u omisión
atribuible a la administración y iii) la demostración de un nexo de causalidad

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entre la actividad de la administración y la producción del daño. Respecto de
esta cláusula general de responsabilidad, la Sala ha manifestado:

“(…) La Constitución Política de 1991 consagró en su artículo 90 1, de


una parte, la cláusula general de responsabilidad patrimonial del
Estado y, de otra, la obligación de que éste repita contra sus
agentes, cuando con su conducta dolosa o gravemente culposa haya
sido condenado a la reparación patrimonial.

La cláusula general de responsabilidad patrimonial del Estado


implica que éste responderá patrimonialmente por los daños
antijurídicos causados por la acción u omisión de las autoridades
públicas, entendiéndose por daño antijurídico “el perjuicio que
es provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de
soportarlo”2. Pero, se advierte que en la norma constitucional
para derivar la responsabilidad del Estado no sólo se requiere
que la víctima no esté obligada a soportar el daño, sino que
además se precisa que el daño debe ser imputable a la entidad
estatal demandada. (…)”3(negrillas fuera del texto)

Caso concreto

En el presente asunto, la parte actora señaló que el Instituto Nacional de Vías


era administrativamente responsable de los perjuicios que se ocasionaron con la
destrucción del camión de placas TMJ-476 de su propiedad, afirmación que
soportó en los siguientes hechos:

Para el 15 de octubre de 1995 los demandantes eran tenedores y poseedores


del camión con carrocería tipo estaca de placas TMJ-476, marca Dodge F8-600-
197”C, modelo 1969 inscrito a nombre de la señora María Dolores Vélez de
Rolda-madre de los demandantes (quien para la fecha de los hechos había
fallecido) en la Oficina de Tránsito de Envigado-Antioquia.

1
Artículo 90. “El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
“En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños, que
haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquél
deberá repetir contra éste”.

2
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sentencias de 8 de mayo de 1995,
Exp. 8118, y 8163 de 13 de julio de 1993, C.P. Juan de Dios Montes Hernández

3
Sentencia de junio 6 de 2007, Expediente 16460

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Por los trabajos de pavimentación que se estaban adelantando en la carretera al
mar y la construcción del túnel de la llorona entre Dabeiba y Mutatá, fueron
detenidos en la cadena que quedaba en la bomba de Dabeiba, y hacia las 6 de
la tarde se permitió el paso por parte de la persona encargada de contralar el
tránsito de vehículos en la zona.

Una vez permitido el paso, cerca de 300 metros antes de llegar al túnel de la
llorona, cuando ya habían pasado dos buses y 7 camiones por un sitio donde la
maquina había estado rebajando la montaña, cayó una piedra sobre el camión
de propiedad de los demandantes, dañándo la portezuela del lado derecho y la
batería, produciendo el apagado del vehículo, y la salida inmediata de su
conductor para proteger su vida. Transcurrienron solo instantes para que se
desprendiera de la montaña una gran cantidad de rocas que al caer dejaron
inservible el automotor, pues su reparación superaría su valor total.

El accidente ocurrió en la carretera que conduce a Urabá, cuyo sostenimiento y


señalización para la época de los hechos correspondía al Instituto Nacional de
Vías.

En el presente asunto, la ocurrencia del daño alegado por la parte actora se


encuentra demostrado con el informe del accidente suscrito por las autoridades
de tránsito (folio 42 – cuaderno 1), las fotografías tomadas al vehículo objeto del
daño (folios 43 a 50 – cuaderno 1), y con la prueba testimonial arrimada al
proceso.

Contrario a lo manifestado por el A quo, la imputabilidad del daño ocasionado a


la parte actora no puede considerarse como resultado de una fuerza mayor, ya
que como se estableció en el expediente, la zona en la que ocurrió el siniestro
estaba siendo intervenida por el Consorcio Grandicón S.A. y Estima Ltda., en
virtud del subcontrato No. 1974-b-o-p de 1993 celebrado entre el Departamento
de Antioquia – Secretaría de Obras Públicas y el consorcio en cita, razón por la

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cual el adecuado manejo y mitigación de los riesgos de dicho terreno,
correspondían a los entes públicos y privados que lo tenían a cargo.

Caso fortuito o fuerza mayor

Frente a dicha eximente de responsabilidad el Consejo de Estado 4 ha indicado


que la fuerza mayor o caso fortuito es la circunstancia o evento que no se pudo
ver o conocer con anticipación como algo posible, o de cuya ocurrencia no se
tienen señales previas o indicios; esto es, que dentro de lo normal y lo cotidiano
no es factible intuir o esperar que suceda; y que de llegar a ocurrir no es posible
hacer oposición que neutralice o anule sus efectos. De modo que ella no solo
radica en la irresistibilidad de la acción o violencia que entraña sino también en
no poder ser prevista, no se pueda inferir de señal o indicio alguno, y esto
dependerá de las circunstancias en que se hallen los sujetos o las personas
eventualmente afectadas por ella5.

Tal como se desprende de la prueba testimonial arrimada al proceso y de la


defensa de las entidades demandas que intervinieron en el proceso (Instituto
Nacional de Vías, Consorcio Grandicón S.A. y Estyma Ltda., y Liberty Seguros
S.A.), la vía objeto del siniestro era considerada de alto riesgo e implicaba un
peligro para quienes transitaban por ella.

En el presente asunto no puede reconocerse la eximente de responsabilidad de


fuerza mayor o caso fortuito, pues el desprendimiento de rocas en la vía en la
que se presentó el derrumbe era suficientemente previsible y pasible de ser
evitado con la clausura permanente de la citada vía, pues existiendo otra para
llegar al mismo destino, para una protección efectiva de la vida y bienes de los
usuarios de las vías, se debió obligar al uso de la carretera alterna, pese a que
ello implicara mayores distancias y costos de combustible y fletes, pues debía

4
CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - SECCION CUARTA - Consejera
ponente: MARIA INES ORTIZ BARBOSA - Bogotá D.C., veinticuatro (24) de julio de dos mil ocho (2008) -
Radicación número 25000-23-27-000-2002-01274-01(16123)
5
Sentencia del 24 de enero de 2008, Exp. 2007-00127, M.P. RAFAEL E. OSTAU DE LAFONT PIANETA

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primar la protección de las personas por encima de las mayores erogaciones
económicos por el cambio de ruta.

Para el Ministerio Público es claro que se produjo un daño imputable a las


entidades demandadas, no obstante, con los elementos de prueba allegados al
expediente no es posible establecer con claridad el monto de los perjuicios
irrogados a la parte actora, ya que si bien es cierto se practicó un dictamen
pericial para determinar el valor del daño emergente y el lucro cesante que
afectó el patrimonio de los demandantes (folios 359 a 364 y 374 a 377 –
cuaderno 1), dicha experticia partió de supuestos no demostrados, y en
palabras de la auxiliar de la justicia, sus conclusiones fueron hipotéticas, pues
partió de lo que informó la parte actora en su demanda y de indagaciones a
personas no determinadas que al parecer conocían del servicio de transporte
de carga.

La vía en que ocurrió el siniestro era de carácter nacional y su mantenimiento y


señalización correspondía al Instituto Nacional de Vías, tal como se indicó en la
respuesta que dicha entidad dirigió en respuesta a exhorto dirigido por el
Tribunal Administrativo de Antioquia (folio 295 – cuaderno 1).

En el sitio denominado la llorona se estaban ejecutando trabajos por parte del


Consorcio Grandicón S.A. – Estyma Ltda., en virtud del subcontrato No. 1974-b-
o-p de 1993, celebrado entre el Departamento de Antioquia y el citado
consorcio.

Estando el manejo a cargo consorcio se presentó el siniestro objeto de


demanda, pues dicha entidad permitió el tránsito de vehículos por el sitio
denominado la llorona, pese a que era de alto riesgo y existía la posibilidad de
que se presentaran derrumbes por la inestabilidad del terreno.

Para garantizar la responsabilidad civil por los daños que se generaran en


ejecución de las obras de ampliación, rectificación y pavimentación pactadas
mediante el subcontrato No. 1974-B-O-P de 1993, el consorcio constituyó una

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póliza con Latinoamericana de Seguros S.A. (FOLIOS 177 A 179 cuaderno 1),
entidad que posteriormente fue absorbida por Liberty Seguros S.A., quien paso
a asumir las obligaciones asumidas por la primera aseguradora.

La abundante señalización en el sitio de ocurrencia del siniestro, además de


constituirse en una afirmación defensiva común de las entidades contra quien
se dirige la acción, no es un hecho debidamente demostrado ni un factor
determinante para evitar su ocurrencia.

Es un hecho no discutido que en el sitio de los hechos se estaban adelanto


obras de ampliación, rectificación y pavimentación, labores que conforme a los
antecedentes geológicos de la zona, generarían su inestabilidad, elevarían las
posibilidades de derrumbes y generarían alto riesgo para las personas que
debían transitar por dicha vía.

La presunta señalización existente el sector no constituía un elemento


determinante en la prevención de siniestros, pues por lo inestable del terreno,
solo clausurando el tránsito por dicha vía se podía evitar la ocurrencia de
accidentes.

Conforme a lo anterior, el Instituto Nacional de Vías, el Departamento de


Antioquia, el Consorcio Grandicón S.A. – Estyma Ltda., y Liberty Seguros S.A,
estando legalmente vinculadas a la presente actuación, deberán entrar a
responder por los perjuicios causados a la parte actora, pues cada una de ellas,
sea por motivo de la ley o en virtud de acuerdos contractuales, se encuentra
obligada a su resarcimiento.

Las entidades que integran la parte pasiva de la presente acción deben


responder en forma solidaria por los daños causados a la parte actora, en la
proporción que determine el H. Consejo de Estado, una vez se adelante el
respectivo trámite incidental requerido para establecer la cuantía de los
perjuicios objeto de demanda.

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CONCEPTO

En conclusión, como en el sub examine se demostró la ocurrencia de un daño


imputable a las entidades demandadas, deberá declararse su responsabilidad
en la proporción que determine el H. Consejo de Estado, del cual en
consideración del Ministerio Público por no estar debidamente tasado, se
deberá emitir una sentencia genérica para que conforme a lo dispuesto en el
artículo 172 del Código Contencioso Administrativo, se realice su liquidación
incidental.

Por lo anterior, esta Delegada respetuosamente solicitará la revocatoria de la


sentencia impugnada.

De la señora Consejera,

ISNARDO JAIMES JAIMES


Procurador Quinto Delegado ante el Consejo de Estado

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