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ACTOS SEPARABLES
Doctrina.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
Radicación número:
Nulidad del Oficio Nº 51153 del 4 de marzo de 1982 por el cual el Gerente
Regional del SENA da por terminado el contrato 1138 de septiembre de 1981.
Nulidad de las Resoluciones 437 y 2148 de mayo 27 y octubre 18 de 1982 por las
cuales se declaró la caducidad del referido contrato, se hizo efectiva la cláusula
penal, no accediendo la última a revocar esta decisión. Ambas proferidas por el
Director General del SENA.
A continuación nos dice que los perjuicios por esta declaratoria de caducidad
viciada por falta de ratificación por parte de la Junta Directiva del SENA resultan
incalculables porque cada vez (sic) que la firma pretende licitar ante entidades de
derecho público, sus competidores acompañan certificados para acreditar su
supuesta inhabilidad. Agrega que la Procuraduría General remitió diversos oficios
a entidades descentralizadas nacionales para hacer efectivas las consecuencias
de la declaración de caducidad contractual que la inhabilitó por el término de cinco
años y por ello los distintos organismos del Estado a quienes les prestaba servicio,
han terminado unilateralmente los contratos. Al final se encuentra la petición
dirigida a la Procuraduría solicitándole que revoque esa determinación por ser
lesiva de los intereses de la Compañía Colombiana de Ascensores Ltda., porque
el acto que decretó la caducidad y generó la inhabilidad del contratista es contrario
a la Constitución y a las leyes. A folio 226 aparece la providencia del 9 de octubre
del corriente año, según la cual el Procurador delegado para la Contratación
Administrativa niega dicha petición por improcedente.
Del anterior recuento la Sala destaca que el apoderado expresa que obra en
ejercicio de la acción contenida en el artículo 87 del Código Contencioso
Administrativo o sea la relativa a las controversias contractuales para que se
declare el incumplimiento, se deduzca la responsabilidad derivada de él y se
determine y ordene el pago del daño superior a dos millones de pesos.
Elaborado el anterior recuento la Sala comienza por observar que por algunos
vicios formales de la demanda de ser procedente, en principio, no se podría dar
curso a la misma por las siguientes razones: El acto administrativo contenido en el
Oficio 55153 (fl. 28) que obra en fotocopia carece de la adecuada autenticación
legal pues a pesar de un sello del SENA allí impreso no aparece fecha ni firma del
funcionario competente para este acto como sí se hizo con la nota que se anexó a
folio 129.
Serían entonces éstas las primeras razones en su orden para no dar curso a la
demanda, y esto sería viable si dentro del término de corrección permitido por la
ley no precluyera el término de caducidad que tienen los particulares para acudir a
la jurisdicción contenciosa (art. 136, C. C. A.).
El libelo resulta bien claro y explícito, y a pesar de los esfuerzos del apoderado
para formular la acción fundamentalmente dentro del campo de la mera
responsabilidad por incumplimiento del contrato, prescindiendo para ello de los
actos administrativos separables; la habilidad de sus planteamientos no salvan ni
eximen a su acción del fenómeno de la caducidad pues de acuerdo con la ley ya
precluyó el término para incoar válidamente ante la jurisdicción contenciosa.
La nulidad absoluta también podrá pedirse por el Ministerio Público y por quien
demuestre interés directo en el contrato.
Los actos separables del contrato serán controlables por medio de las acciones
previstas en este Código (Se subraya).
Luego el artículo 136 refiriéndose a la caducidad de las acciones, respecto de las
que nos interesa dice:
Las relativas a contratos caducarán a los dos años de expedidos los actos u
ocurridos los hechos que den lugar a ella.
II
a) Que el acto administrativo contenido en el Oficio 51153 (fl. 28) que obra en
fotocopia, carece de autenticidad, porque no tiene fecha ni firma del funcionario
encargado de la expedición.
Por eso es que, con el debido respeto que me merece el ilustre Tribunal, no puedo
entender la posición de ilegal desconfianza que pretende poner como falsos los
sellos de autenticación o al menos el desconocimiento de la autenticidad
presuntamente alegada por el suscrito apoderado.
En Oficio 93605 de julio 18/84 el Director del SENA dice: Me permito reiterarle la
siguiente información... 4º los antecedentes y actos que dieron lugar a la
caducidad mencionada están contenidos, y en los Oficios números 51153 y 51209
de 4 de marzo del mismo año (1982) pasados por el Gerente de la Regional
Bogotá a la Compañía Colombiana de Ascensores Ltda....Y luego se refiere a los
oficios de la Regional de Bogotá, cuyas copias le fueron entregadas al Gerente de
la compañía (Oficios de 15 de marzo de 1984, etc.) y otros sobre idénticos asuntos
de la misma Regional, como contestación a la comunicación del citado Gerente de
marzo 21/84. Para terminar anotado el oficio del Director del SENA: no existe
expediente o fólderes especiales contentivos de los asuntos debatidos, por lo que
la documentación que a usted se le ha entregado contiene la secuencia lógica de
los actos y procedimientos que dieron lugar a la debatida caducidad. Es por ello
que una supuesta negativa a entregar documentos a usted por parte del SENA, es
ilógica e inexistente. Espero que con la anterior explicación y con la entrega de los
documentos reseñados, quede plenamente satisfecha su solicitud. Firma el
Director General (El subrayado es mío).
Finalmente el aspecto c), es aún más equivocado, por cuanto los créditos
definitivamente liquidados a favor del Tesoro Público, en ningún caso se refieren a
dineros relacionados precisamente con la controversia que se inició, salvo los
casos de impuestos, tasas o contribuciones definitivamente liquidados.
La cuestión de la caducidad.
En segundo lugar considero extraños los siguientes apartes por cuanto estimo que
sin lugar a ello, el Tribunal pretende calificar de hábil o habilidoso el proceder de la
parte demandante dizque pretendiendo ocultar una caducidad; y así dice el auto:
El libelo resulta bien claro y explícito, y a pesar de los esfuerzos del apoderado
para formular la acción fundamentalmente dentro del campo de la mera
responsabilidad por incumplimiento del contrato... Yo no creo, honorables
Consejeros, agradeciendo a los distinguidos Magistrados que sea procedente esta
clase de calificación ni menos en el auto con que ha de iniciarse el juicio.
Es cierto que la jurisprudencia había sido constante, respecto a cada caso materia
del fallo, sobre la posibilidad de demandar aisladamente los actos separables de
un contrato, partiendo de la base general de que el contrato o bien constituye un
acto administrativo complejo o comprende una serie de actuaciones de la
administración y el particular que conservan íntima relación entre sí. Por ello,
nunca con el ánimo de impedir la defensa de los derechos del ciudadano
contratista, la jurisdicción administrativa había determinado la posibilidad de que
tanto el contratista como los terceros pudieran demandar, sin necesidad de tocar
concretamente el contrato, actos de vivencia propia, por vía de las acciones de
nulidad y plena jurisdicción, para entonces existentes.
Por ello sustancialmente no importa que el acto sea separable o no, sino que
exista la viabilidad de una acción en favor de las partes o de terceros.
Así las cosas, el hecho de que un acto administrativo que haga relación directa a
un contrato que tenga su origen en él, sea separable, no necesariamente implica
que deba demandarse por vía de la acción de restablecimiento, con las graves
implicaciones de los términos angustiantes de la caducidad de corto tiempo, sino
que la ley otorga la facilidad de accionar por esta vía, para no entrometerse en
cuestiones que nada tendrían que ver con el litigio y que especialmente beneficia
a terceros.
Pero ratifica el anterior aserto el hecho de que, según el artículo 136 las (acciones)
relativas a contratos caducarán a los dos años de expedidos los actos u ocurridos
los hechos que den lugar a ellas. Precisamente esta acción se ha ejercitado dentro
de los dos años siguientes a haber ocurrido los hechos, como podría considerarse
la actuación de la administración en frente a actividades delictuosas que
paralizaron los ascensores, como la que consta en el Oficio 51153 de marzo 4 / 82
del Gerente Regional; hechos administrativos que se originaron en la negligencia
de quienes permitieron el daño de los ascensores y que fueron la iniciación del
incumplimiento de la administración.
Y si a actos nos referimos, las acciones se ejercitaron dentro de los dos años de
expedidos los actos y concretamente el de la caducidad que produjo en grado
máximo el incumplimiento de la administración.
Pero aceptando, en gracia de discusión de que lo anterior no fuera así, existen dos
situaciones que determinan la revocación de la providencia impugnada:
Por vía de simple información por el momento me permito adjuntar la terca nota
del señor Director del SENA, que no ha querido someter a la aprobación del
Consejo Directivo, el acto impugnado.
III
Consideraciones
Planteadas así las cosas, la Sala se formula algunos interrogantes con miras a
concretar definiciones orientadas a resolver el recurso. Ellos son:
Estos principios están sin embargo alterados por la teoría de los actos separables.
Los contratos de la administración dan lugar a menudo a un procedimiento
complejo. Por ejemplo, el Concejo Municipal deberá celebrar una deliberación que
autorice al Alcalde para suscribir un contrato; esta deliberación puede estar
sometida a la aprobación del prefecto; a continuación, el Alcalde deberá suscribir
el contrato y, en ciertos casos, el contrato deberá ser aprobado por el prefecto. Se
puede considerar que cada una de estas decisiones que han participado en la
formación del contrato es un acto unilateral susceptible de recurso por exceso de
poder (Derecho Administrativo. Biblioteca Jurídica Aguilar, 1980, pág. 470.
Subrayado de la Sala). Dentro de esta orientación doctrinaria, acto separable sería
sólo aquél que se dicta en la etapa pre contractual.
IV
Definido ya que el auto impugnado debe ser revocado, la Sala entra a considerar
si en puridad de verdad se presentan los vicios formales que destaca el a quo en
su providencia. Examinada la prueba aportada se encuentra que tanto el acto
jurídico que obra al folio 46 y siguientes del cuaderno Nº 1, como la nota que
figura al folio 28 del mismo, la Sala estima que su adecuada autenticidad está
acreditada en legal forma pues en la carta Nº 93605 que el 18 de julio de 1984
dirigió el Director General del SENA al representante legal de la Compañía
Colombiana de Ascensores, que en original obra a folios 49 y siguientes del
cuaderno Nº 1, expresamente se hace referencia al contrato Nº 1188 de
noviembre de 1981 y al Oficio Nº 51153, expresándole al interesado: ... que la
documentación que a usted se le ha entregado contiene la secuencia lógica de los
actos y procedimientos que dieron lugar a la debatida caducidad. Es por ello que
una supuesta negativa a entregar documentos a usted por parte del SENA, es
ilógica e inexistente. Frente a esta realidad, la Sala aprecia con toda su fuerza
vinculante la manifestación que hace el apoderado de la parte actora, en su
alegato de sustentación del recurso, cuando dice: . . no puedo entender la ilegal
desconfianza que pretende poner falsos los sellos de autenticación o al menos el
desconocimiento de la autenticidad presuntamente alegada por el suscrito
apoderado, y acepta que ellos reúnen todos los requisitos exigidos por la ley. A
todo lo anterior debe agregarse que el texto del contrato 1188 tiene en su anverso
un sello original de la Administración de Impuestos Nacionales de cuya lectura se
desprende que el original del mismo pago por impuesto de Timbre Nacional la
suma de $ 956, lo cual viene en apoyo de la autenticidad del documento. Antes de
darle curso a la demanda el actor deberá otorgar caución por la suma de veinte mil
pesos moneda corriente ($ 20.000.00) para garantizar el pago con los recargos a
que haya lugar en cuanto fuere desfavorable lo resuelto pues no existe ley
especial que exija la consignación previa de la suma liquidada o debida para el
caso en comento.
Cópiese y notifíquese.