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Introducción
Este trabajo aborda como problema específico los usos ideológicos del espa-
cio, su trasformación, refuncionalización ritual y apropiación culturales en las
regiones al pie de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Para este caso se
destaca la importancia de utilizar un enfoque interdisciplinario para observar
los fenómenos culturales que ocurren en la relación entre la sociedad y la
naturaleza, y vincular historia con antropología. El ejemplo que se presenta
se refiere a la población de Tepetlixpa, Estado de México, que se encuentra
situada frente a los volcanes. Se trata de una reflexión acerca de un proceso so-
ciohistórico en el cual se explora la religiosidad en las ceremonias de petición
de lluvias y del ciclo agrícola en la cueva de Teconostitla.
En este estudio recurrí a la utilización del dato arqueológico y su contraste
con el dato etnográfico, con la finalidad de aproximamos a un proceso que
podemos considerar de larga duración, de la apropiación cultural del espacio,
podemos comprender los cambios ocurridos en la historia regional relacionan-
do los conceptos de cosmovisión, ideología e identidad. Este trabajo parte de
la metodología que desarrolló Johanna Broda y utiliza algunas de sus nociones
acerca de la observación de la naturaleza, del culto a los cerros y al agua, del
paisaje ritual y de la ideología. También se basa en el registro etnográfico de
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Nacionalidad mexicana. Doctor en antropología por la ENAH, profesor-investigador del Ins-
tituto Nacional de Antropología e Historia y la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
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Cosmovisión, ritualidad e historia mesoainerfcana
Apunta a que cuando existe una representación simbólica del espacio existe
también una ideologüi dominante que refleja las condiciones sociales. :La cos-
movisión forma parte fundamental de ésta, ya que no excluye al conocimiento,
sino que, como se dijo, requiere de él. Se trata del control de las estrategias y de
los mecanismos sociales cuando queda integrado en un culto estatal.
William R. Fowler (1991) señala que la ideología debe ser considerada
como una variable en el desarrollo de Mesoamérica y que es a partir de ésta
que surge la ideología religiosa, la cual se presenta como una justificación del
orden social, es decir, regula las actividades y de esta manera adquiere mayor
eficacia cuando es sacralizada. Tanto la ideología oficial como la religiosa se
materializan al institucionalizarse, la primera mediante un gobierno jerarqui-
zado, la segunda por medio de una religión oficial con sus respectivas estruc-
turas internas. Ambas pueden presentarse de manera simultánea y compartir
diferentes aspectos de dominio social.
Refiriéndose a prácticas contemporáneas en comunidades campesinas,
para Ana María Salazar (1990), los ritos agrarios son una muestra de los cono-
cimientos configurados como estrategias de adaptación a las condiciones na-
turales de existencia. Debido a su carga simbólica, en cuanto a que son formas
de representación de los poderes naturales y sociales, en un proceso histórico
pueden situarse más allá del control de la comunidad y adquirir un carácter
de sacralidad (Salazar, 1990: 283). Esta autora apunta que Maurice Godelier
(1974), en su ensayo Economía, fetichismo y religión, aclara los planteamien-
tos teóricos de Marx y Engels respecto del fundamento de la religión y de las
formas ideológicas, y explica que, a medida que la sociedad se jerarquiza, se
constituyen poderes sociales y aparecen sociedades altamente estratificadas,
así como el Estado; a medida que la sociedad se "oscurece", pierde el control
de sí misma, la ideología se apropia de esos poderes sociales y les confiere los
atributos sobrenaturales que inmemorialmente se atribuían a las fuerzas de la
naturaleza (Godelier, 1974: 336, citado por Salazar, 1990: 283).
Por otra parte, Salazar propone que el rito y las representaciones rituales
constituyen formas de solidaridad orgánica cuya caracterización señala así:
"[ ... ] la función del rito es sostener y reafirmar, a intervalos señalados, los
sentimientos colectivos y las ideas colectivas que hacen la unidad [ ... ] esta
reconstrucción moral no puede lograrse sino por medio de reuniones, asam-
bleas, concentraciones, en las que los individuos, al unirse estrechamente unos
con otros, reafirman en común sentimientos comunes" (Durkheim, 1965: 474-
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Homenajea JohannaBmda .
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475;citado por Salazar, 1990: 284). De esta manera, el uso de una cos1llovi-
sión que incluya la historia colectiva puede servir como una alternativa para
crear el vínculo social. .
El complejo proceso de sacralización en la ideología, como proyecto co-
lectivo para asegurar la continuidad cultural, es sumamente importante por-
que involucra factores económicos, políticos y sociales, implica su aceptación
colectiva y obtiene un carácter especial bajo el cual no puede ser cuestio-
nado. Generalmente esta ideología es .comunicada recurriendo al ritual y al
mito mediante el empleo de símbolos y objetos sagrados. Broda señala que
la ideología religiosa "propagó un sistema de acción que fue simbólicamente
transformado en una realidad mediante el significado de los ritos y los sacrifi-
cios" (Broda, 1982). Esta situación puede llegar a ser más compleja cuando el
control de la especialización y la administración de los recursos requieren que
una determinada ideología se convierta en oficial y se refuercen las relaciones
de dominación (Broda, 1982).
Por su parte, Félix Báez-Jorge (1988) apunta que la conciencia social
comprende el conjunto de manifestaciones de la vida espiritual, en tanto que
la ideología define la forma de conciencia específicamente sistematizada, de
tal manera que la ideología religiosa debe entenderse como manifestación par-
ticular del ser social en la conciencia del hombre; se trata de manifestaciones
espirituales socialmente condicionadas.
En las sociedades mesoamericanas del último periodo antes de la conquis-
ta española existía una ideología oficial y religiosa que integraba y transmitía
el poder del Estado y constituía un elemento esencial del poder para justificar
su dominio. En esta misma perspectiva Alfredo López Austin ( 197 6) la señala
como uno de los ineludibles temas de estudio de la ideología mesoamericana
y comenta que este término dista mucho de ser unívoco. Argumenta en su
·. trabajo, El fundamento mágico-religioso del poder, que el término debe ser
entendido en su sentido más restringido, como en todo sistema de ideas, va-
. lores y actitudes que una capa o clase social dominante crea, frecuentemente
por medio de sus miembros más destacados, e impone a la sociedad como un
instrumento de cohesión que reproduce el contexto de explotación y justifica
el poder de un grupo humano sobre el resto de los integrantes de la sociedad.
En Mesoamérica la ideología encontraba su base de apoyo más sólida en el
complejo que integraban la cosmovisión, la religión y la magia (López Austin,
1976: 197).
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Notas etnográficas
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Los graniceros son gente respetada y hasta cierto punto temida en sus propias
comunidades. No falta quien les atribuya artes maléficas y pactos inconfesables.
Se procura guardar una cierta distancia con ellos. Se les asimila, a veces, con los
espiritistas (que existen en varios pueblos) y con los naguales. Se les designa con
frecuencia con el término "brujos". Pero los "aureros" tienen de sí mismos una
opinión harto distinta. Sus poderes vienen de Arriba; han sido escogidos, señala-
dos por fuerzas superiores, las fuerzas que controlan el "tiempo" y los meteoros"
(Bonfil, 1968: 246).
Resulta ya claro, sin embargo, que allí se confunden, en una simbiosis que no se
percibe contradictoria ni excluyente, símbolos y entidades que proceden de la re-
ligión católica con otros cuyas raíces podrían hallarse en el mundo prehispánico y
en el mágico y brujeril de la Europa medieval. Simbiosis y sincretismo caracteri-
zan ésta como tantas otras manifestaciones de la religión popular contemporánea
en México (Bonfil, 1968: 246).
Los dueños del agua, los granizos, el torito, el culebrín de aire, el rayo, la
centella, el aire (los aires), la cruz, los cuatro vientos, los santos, la Virgen, los
angelitos, los espíritus, "los niños" y "las almitas", entre otros, son los seres
que en la documentación etnográfica nos han permitido realizar estudios con-
trastativos, comparativos e históricos que contribuyen a la comprensión del
comportamiento cultural en esta región.
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Homenajea .JohanniiBroda .
Se trata de un cobertizo rocoso, de unos seis metros en su parte más ancha, cuatro
de fondo máximo y dos en su mayor altura, abierta hacia el oriente, de frente al
Popocatépetl. En ella se encuentran 19 cruces, todas de madera pintada de azul,
salvo una de cemento que está sobre una base de mampostería en un extremo de
la cueva. Aquí y allá, restos de ofrendas, candeleros viejos e incensarios rotos [ ... ]
Al frente de la cueva hay un pequeño claro en el que se realizan buena parte de
las ceremonias; unos metros hacia el noreste hay otro claro mayor, que también
se usa con fines rituales, y un poco más al oriente está otro breve resguardo en la
roca, en el que hay algunas cruces más (Bonfil, 1968: 246).
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Cosmovisión, ritualldade historiá mesoamericana
con la botella varias veces la señal de la cruz; servía una copa y la derramaba
en el suelo, lo que realizaba en varios puntos del templo. Finalmente se ofre-
cía umi copa a cada uno de los participantes, quienes hacían con ella, antes de
beberla, el signo de la cruz hácia la cueva.
Las velas debían permanecer encendidas todo el tiempo, incluso mientras
todos comían y bebían. Hacia las cinco de la tarde el mayor indicaba que era
hora de repartir las ofrendas y, personalmente, indicaba a cada uno cuál hilera
debía levantar. Todos iban provistos de bolsas o canastas para llevarse lo que
les correspondiera, terminando con esto la ceremonia; pero antes de retirarse
el mayor accedía a realizar algunas "limpias". Durante la ceremonia del 4 de
noviembre Bonfil registró una menor asistencia y, de acuerdo con la informa-
ción que obtuvo, las autoridades de Tepetlixpa habían prohibido, tiempo atrás,
que velaran toda la noche en el Templo de las Cruces.
Guillermo Bonfil ( 1968) presentó un cuerpo de datos etnográficos iniciales
acerca de los tiemperos en la Cueva de las Cruces. Su información permitió
plantear una serie de problemas que otros investigadores abordarían en estu-
dios posteriores (Glockner, 1996, 1997, 2000; Albores, 1997; Morayta, 1997;
Paulo, 1990, 1997, entre otros). Para Bonfil había un complejo problema de
investigación, por una parte era evidente la presencia de elementos prehispá-
nicos y, por otra, de elementos de origen europeo, pero también de posibles
paralelismos con diversas temporalidades y lugar~s del mundo. Otro punto de
vital importancia se encontraba en aclarar que no se intentara realizar estudios
como si fueran casos aislados, sin tomar en cuenta que se trataba de institu-
ciones en un solo complejo con un sustrato histórico en común: "El estudio
de cada unidad aparente deberá enmarcarse en el análisis del complejo total
de los aspectos mágico-religiosos, para que se revelen así sus estructuras más
profundas" (Bonfil, 1968, citado en Güemes, 1995: 266). De acuerdo con este
autor quedaba otro problema de fondo: ¿qué sentido tienen estas prácticas?, (y
observó que Bonfil consideró) que la descripción y el rastreo de sus orígenes
no agota la respuesta.
La intención en este trabajo, de reflexionar acerca de este tipo de estudios,
consiste en destacar el papel de los especialistas como un interesante ejem-
plo de la continuidad y el cambio de las prácticas religiosas, su organización
social, el uso del espacio, de la apropiación y resistencia culturales que aún
permanecen articuladas con el medio natural que ha rodeado a las comunida-
des. Según Broda (1997) el simbolismo de estos ritos ha sobrevivido en ciertas
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de los rituales que se llevan a cabo en este lugar, atacaron y destruyeron eje
manera inesperada este templo. Se dio fin a la ceremonia antes de que se con-
sumieran las velas.
En su mayoría, los participantes eran estudiantes de una escuela naturista
de Cuautla, Morelos, en la cual imparte cursos don Timoteo. En esta ocasión
otros participantes eran estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia, 17 así, la asistencia de ambos grupos permitió que se llevara a cabo la
ceremonia, ya que fue posible peregrinar cantando algunas alabanzas y "car-
gando" las flores hasta la entrada de la cueva. De igual manera, las ofrendas
estuvieron compuestas por los alimentos que fueron llevados por los asis-
tentes, es decir, no se tomó en cuenta el número de elementos que debían
depositarse. Pude observar, además, que la composición de las ofrendas de-
pendía del número y de las aportaciones de los asistentes. Llama la atención
que la forma en que se colocaron los alimentos para formar la ofrenda fue en
pequeños montones, de tal modo que pudieran repartirse entre los asistentes
(véase foto 3). El hecho de no contener un mismo número de elementos quedó
corroborado con nuestra participación en el mes de noviembre, ya que nuestra
aportación fue entregada en el momento de nuestro arribo.
En la ceremonia del 4 de noviembre únicamente estuvo presente don Ti-
moteo acompañado de su esposa, su hija y un sobrino. A pesar de que arri-
bamos por don Jesús buscándolo hasta su casa, situada en otra población, no
asistió. Con unos cuantos participantes comenzó la ceremonia, que fue mucho
más breve que la que presenciamos en mayo. Tuvimos que ayudar desde tem-
prano con la limpieza de la cueva y de la explanada y formando los ramilletes
para enflorar las dos cruces que se mantienen en la entrada de la cueva. Du-
rante el 3 de mayo y el 4 de noviembre no asistió la población de Tepetlixpa
y a esta última llegaron solamente una mujer con su hija y un músico de edad
avanzada que venían desde otras poblaciones.
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El trabajo de campo realizado en la Cueva de las Cruces, Tepetlixpa, durante 2008, contó con
la participación de estudiantes del Proyecto de Investigación Formativa Sociedad y naturaleza
de la ENAH, bajo mi dirección, quienes participaron en ambas ceremonias.
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Homenaje a Joh'm1izá
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· . Consideracione.s finales
No es la intención de este trabajo enfatizar los cambios que han ocurrido des-
de el registro de Bonfil, sino resaltar el hecho de que esta institución se ha
mantenido pese a las circunstancias del México actuaL Como en otros casos,
ahora los especialistas saben que son vistos como remanentes del pasado pero
están dispuestos a adaptarse; cualquier investigación acerca de la cosmovisión
y las prácticas rituales debería contemplar la percepción de los actores socia-
les y su comprensión tanto del medio natural como del mundo actual. Nos
enfrentamos a grandes cambios, pues, por ejemplo, se está realizando la am-
pliación de la carretera México-Cuautla, con lo cual esta cueva corre el riesgo
de desaparición. Bajo estas expectativas, se pretende generar el interés por
realizar estudios que destaquen la continuidad, el cambio o la transformación
del espacio, así como generar una reflexión desde una perspectiva interdisci-
plinaria, acerca de la estructura social de las comunidades, de su identidad y
su articulación con la naturaleza.
Foto 4. La Cueva de Las Cruces (Teconostitla) el4 de noviembre (fotografia Raúl C. Aranda).
Con este ejemplo se observó cómo las estrategias utilizadas pueden transmitir
el conocimiento adquirido, forjan identidad y crean arraigo. Desde esta pers-
pectiva, en la actualidad los especialistas del temporal en los volcanes perso-
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Homenaje a Johanna Broda
nifican la· relación entre. sociedad y naturaleza, ·y el papel del hombre. frente
al mundo natural que se expresa mediante el rito. Representan la vida dé la
comunidad y la existencia de un diálogo con las divinidades por medio de la
naturaleza. Las comunidades asentadas en las proximidades de los volcanes
Popocatépetl e Iztaccíhuatl emplean los ritos surgidos de la cosmovisión para
la apropiación del espacio y, de esta forma, orientar el comportamiento.
Ante un cambio cultural inminente, esta reflexión final enfatiza dos aspec-
tos: el primero se enfoca en el diálogo que se lleva a cabo entre la sociedad y la
naturaleza; y, el segundo, en las formas que se hará frente a la transformación
de su geografía, de su economía y de su sociedad. La configuración temática
abordada en este trabajo destaca importantes puntos de partida para continuar
la discusión acerca de la religión y el culto como procesos de diálogo entre el
hombre y su medio ambiente. Como hemos visto, esta perspectiva nos permite
aproximamos al estudio de la apropiación del espacio en las sociedades pre-
hispánicas y en la resistencia cultural de las poblaciones actuales. Ahora sabe-
mos que, en las investigaciones sociales, el estudio acerca de la ideología y de
la cosmovisión comprende el pensamiento articulado con el comportamiento
colectivo y sitúa a las comunidades dentro de un espacio, en muchas ocasiones
considerado sagrado, ~uya caracterización se expresa en la ritualidad.
La sociedad recrea un modelo del universo que responde a sus conocimien-
tos y a sus experiencias entramadas en la cosmovisión. Los procesos sociales e
históricos de las comunidades asentadas al pie de los volcanes son observados
como de adaptación al cambio. Cuando un lugar queda en el olvido o es des-
truido por diversas circunstancias, ideológicamente se crean nuevos lugares
de culto localizados en cuevas, manantiales y singulares parajes, manteniendo
su identidad a través del tiempo. Es precisamente con la articulación entre los
procesos históricos-sociales y las creencias que se configuran las prácticas
culturales y su inserción en la sociedad mayor.
Referencias
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Cosmovisión, ritualidad é historia fliésoaméricana
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