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FACULDAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO


CENTRO ULADECH _ HUARAZ

TEMA : REVOCACIÓN, CADUCIDAD Y NULIDAD DE LOS TESTAMENTOS

CURSO : DERECHO DE SUCESIONES

INTEGRANTES :

- FIGUEROA JAMANCA, Melanio Esteban


- INGA TREJO, Claudio
- BOZA, Walter

CICLO : V
DOCENTE : Mg. Fany Soledad Vera Gutierrez

HUARAZ _ 2019
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

I. EL TESTAMENTO

1. CONCEPTO DE TESTAMENTO

2. REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO TESTAMENTARIO

II. REVOCACIÓN, CADUCIDAD Y NULIDAD DE LOS TESTAMENTOS

1. REVOCACIÓN DE LOS TESTAMENTOS

1.1. TIPOS DE REVOCACIÓN DE TESTAMENTOS

1.2. LA REVOCACIÓN Y SUS EFECTOS

2. CADUCIDAD DE LOS TESTAMENTOS

2.1. CLASES DE CADUCIDAD

3. NULIDAD DE LOS TESTAMENTOS

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN

El testamento, como expresión de transmitir los bienes para después del fallecimiento,
tiene su origen con la aparición de la propiedad individual al resultar incompatible con
la organización colectiva de la propiedad. Algunos autores, encuentran su origen en la
sucesión de la autoridad del grupo social y que en Roma, desde muy remotos
tiempos, al páter familias se le reconoció la potestad de darse un sucesor, hasta que
paulatinamente la facultad de testar fue convirtiéndose en un acto de disposición de
bienes. La disposición de última voluntad del causante puede ser objeto de nulidad
como cualquier acto jurídico, género del cual el testamento es una especie. Además,
la ley establece para ellos, casos específicos, que pueden generar su nulidad total o
parcial o convertirlos en nulos o anulables.

Para los precedentes romanos de nulidad de testamento se tiene en cuenta que el ius
civilis el concepto de nulidad no existe, para el jurista romano o el negocio existe y
puede producir o no efectos, o no existe aunque presente apariencia de hacerlo, y no
puede producir efectos, puesto no llego ni siquiera a nacer, por lo que en el derecho
romano más que nulidad era una inexistencia jurídica del acto y por consiguiente de
sus efectos. La mayoría de legislaciones proveen la caducidad y la nulidad como
sanciones jurídicas a la falta de la forma prescrita como es la falta de capacidad de
testar del causante; la falta de conocimiento o turbación mental pasajera por causa de
enfermedad del testador al tiempo de otorgarse el testamento.

En el derecho peruano la gran problemática ha surgido en la poca claridad de los


legisladores para establecer los casos en que se genera la caducidad y la nulidad por
lo cual en el presente trabajo, plasma como la doctrina peruana brinda la claridad a
los casos en los cuales se debe plantear una caducidad o nulidad a un testamento
para restarle eficacia.
I. EL TESTAMENTO

1. CONCEPTO DE TESTAMENTO

El testamento es un acto jurídico, ya no solo por conceptuación doctrinal sino,


además, por su conceptuación legislativa. Por ello, puede definirse el testamento
como un acto jurídico, cuyo contenido está determinado por una declaración de
voluntad destinada a crear los efectos y relaciones jurídicas previstas por el testador,
la que es dada a conocer después de su fallecimiento.

Es un acto jurídico porque se genera en la voluntad privada del testador destinada a


crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, patrimoniales o no
patrimoniales, trátese de derechos personales como en el caso de autorizar la
publicación de la correspondencia epistolar; derechos familiares, como el
establecimiento de una relación paterno-filial; hereditarios, como los que resultan de la
institución de herederos o legatarios; reales, como la constitución de un usufructo;
crediticios , como el reconocimiento de obligaciones, intelectuales, como la cesión de
explotación de una patente industrial, o participatorias, como la suscripción de
acciones en una sociedad mercantil.

2. LOS REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO TESTAMENTARIO

Siendo el testamento un acto jurídico, son de aplicación, para su validez, los requisitos
que enumera el Art. 140. Los requisitos de validez del acto jurídico son los que
resultan también, contrario sensu, de las causales previstas en el Art. 219 para la
nulidad absoluta. De este modo, son requisitos de validez del testamento:

 La manifestación de voluntad del testador


 Su capacidad
 El objeto y la finalidad del testamento
 La observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.

A) La manifestación de voluntad del testador

Como acto jurídico el testamento requiere de la manifestación de voluntad, que


es la voluntad jurídica, esta debe guardar perfecta correlación con la voluntad
interna del testador, o sea, responder a un proceso formativo de la voluntad
que no conduzca a divergencia alguna entre lo que es el testador quiere y lo
que declara, esto es, que responda a una voluntad sana que sea consecuencia
del discernimiento en la que el error y el dolo no afecten su función
cognoscitiva ni la violencia o intimidación afecten su libertad para decidir. La
divergencia que pueda producirse, sea consciente o inconsciente, afectará la
validez del testamento o puede dar lugar a su impugnación.

La manifestación de voluntad del testador debe ser expresa, dentro del


concepto del Art. 141, y sólo puede formularse por escrito cualquier que sea la
forma instrumental que corresponda, conforme a lo preceptuado por el Art.695

B) La capacidad del testador

La manifestación de voluntad para generar el acto testamentario debe emanar


de sujeto capaz. En el caso del testador, debe acondicionarse a su capacidad
de goce, la capacidad especial de ejercicio que, contrario sensu, resulta del Art.
687 y otras disposiciones del Código. Así son capaces de celebrar el acto
testamentario los mayores de edad, o sea, los que conforme al Art. 42 han
cumplido 18 años de edad, y también tratándose de varones, los mayores de
16 años que han contraído matrimonio o han obtenido título oficial que los
autorice para ejercer una profesión u oficio, y las mujeres mayores de 14 años,
que han contraído matrimonio (inc. 1); y los pródigos, los que incurren en mala
gestión y los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil (inc. 2).
Pueden también testar, los que privados de discernimiento, en el momento de
hacerlo están en un intervalo lúcido (inc. 3), pues como aclara el maestro
Lanatta, la referencia del inc. 3 del Art. 687 a los que carecen al momento de
testar por cualquier causa, aunque sea transitoria, de la lucidez mental y de la
libertad necesarias para el otorgamiento de este acto, incluye a las
denominadas alteraciones mentales transitorias.

Atendiendo a las clases de testamento, los analfabetos y los ciegos tienen


capacidad para testar, pero sólo por escritura pública (Arts. 692 y 693). Los
mudos, los sordomudos y los que se encuentran en la imposibilidad de hablar
pueden hacerlo en testamento cerrado o en testamento ológrafo (Art. 694).

C) El objeto del testamento

Debe considerarse objeto del acto jurídico todo lo que es externo al sujeto o, si
se quiere, considerarse que lo que no es sujeto es objeto. De este modo, es
objeto aquello sobre lo que recae la manifestación de voluntad, pudiéndose
entender por tal, los bienes, las obligaciones, los efectos buscados y, si se
quiere, la relación jurídica misma, que se crea, o sobre la que se dirige la
manifestación de voluntad para regularla, modificarla o extinguirla.

Pero el Inc. 2 del Art. 140 prescribe que el objeto debe ser física y
jurídicamente posible y, el Inc. 3 del Art. 219, contrario sensu, que sea
determinable.

Debemos precisar, entonces, que la posibilidad física está referida a la


existencia o posibilidad de existir del objeto y que la posibilidad jurídica está
referida a su conformidad con el ordenamiento jurídico. La determinabilidad
debe entenderse como la identificación del objeto.

Ahora bien, el objeto del testamento, en el orden de ideas expuesto y


ateniéndonos al Art. 686, viene a ser, en el caso de las disposiciones
patrimoniales, los bienes a los cuales se refiere la voluntad del testador y, en el
caso, de las no patrimoniales, a la relación jurídica que emana o se extingue de
la voluntad del decujus.

D) La finalidad del testamento

Habría que señalar, en primer lugar, que nosotros entendemos la finalidad


como la causa del acto jurídico.

Pero la causa subjetiva, esto es, entendida como el motivo impulsivo y


determinante de la celebración del acto jurídico. Se trata, pues, de la causa-fin,
que puntualiza la moderna doctrina. Así, pues, la finalidad -"o fin lícito"-
consiste en la orientación que se da a la manifestación de voluntad para que
ésta se dirija, directa y reflexivamente, a la producción de efectos jurídicos. Se
presenta, de este modo, una identificación de la finalidad con el contenido del
acto jurídico, o sea, con los efectos buscados mediante la declaración de
voluntades, cuya licitud radica en la conformidad con el régimen legal aplicable
al acto jurídico celebrado.

Ahora bien, tratándose de la finalidad del testamento, la cuestión no es simple


y en las disposiciones patrimoniales no coincide con lo que hemos dejado
expuesto. El testamento, como lo hemos indicado, es un "llamamiento", lo que
implica una limitación de la autonomía de la voluntad, pues el testador sólo
puede hacer uso de ella en la porción de libre disposición y deberá cuidar de
ordenar su propia sucesión "dentro de los límites de la ley", como preceptúa el
Art. 686. En las disposiciones no patrimoniales se amplía el ámbito de la
autonomía de la voluntad y en éstas si hay coincidencia con lo que hemos
dejado expuesto.

E) La forma en el testamento

El testamento, es un acto de forma prescrita, esto es, sólo puede celebrarse


observándose las formalidades establecidas en la ley de conformidad con la
clase de testamento que se otorga.

Como se sabe, la forma prescrita puede ser ad probationem o ad


solemnitatem, según sea exigida sólo como medio probatorio de la existencia
del acto o, además, sea consustancial al mismo. Es esta última la que se
constituye en requisito de validez, conforme al Inc. 4 del Art. 140, ya que según
precisa el Art. 144 "cuando la ley impone una forma y no sanciona con nulidad
su inobservancia, constituye sólo un medio probatorio de la existencia del
acto".

Las formalidades para cada uno de los testamentos reconocidos en el Código


están prescritas en las respectivas disposiciones que las rigen, o sea, en el Art.
696 las formalidades esenciales del testamento en escritura pública; en el 699,
las del testamento cerrado; en el Art. 707 las del testamento ológrafo; en el Art.
713 las del testamento militar; y, en el Art. 717 las del testamento marítimo,
todas las cuales suponen la forma escrita conforme al precepto del Art. 695.

Ahora bien, las formalidades prescritas por los numerales anteriormente


citados son de carácter ad solemnitatem y, en consecuencia, constituyen
requisitos de validez del acto testamentario, pues su inobservancia hace nulos
los testamentos, conforme a los Arts. 811 y 813, concordantes con el Art. 144 y
el Inc. 4 del Art. 140, que prescriben la forma que debe ser observada bajo
sanción de nulidad.
II. REVOCACIÓN, CADUCIDAD Y NULIDAD DE LOS TESTAMENTOS

1. REVOCACIÓN DE LOS TESTAMENTOS


La revocación del testamento es el acto jurídico mediante el cual el testador,
expresa o tácitamente, deja sin efecto total o parcialmente un testamento.

Cuando la revocación es total se traduce en la ineficacia de todo el testamento,


cuando es parcial quedan revocadas únicamente algunas disposiciones
testamentarias contenidas en el instrumento, manteniendo el testamento, en
este último caso, de manera general, plena eficacia, la sucesión no deja de ser
testamentaria.

La revocación de consiguiente “implica la ineficacia del testamento por voluntad


del propio testador”, no es que el testamento adolezca de alguna de
las causales por las que se hace ineficaz, sino que el propio testador, así como
le dio vida al codicilo, por cualquier razón, ahora decide dejarlo sin efecto. No
interesa, ante tal hipótesis, indagar si existieron justificadas razones para
que el actor haya decidido privar de efectos a su acto de última voluntad. Lo
que importa, por el momento, es que al testador le está permitido deshacer
aquello que, normalmente, hubiera sido eficaz a su muerte.

Se había dicho que la revocación puede referirse a determinadas cláusulas


testamentarias (revocación de disposiciones testamentarias) o sus efectos
pueden desplazarse sobre todo el testamento. La revocación, por tanto, desde
el punto de vista de sus alcances, puede ser: total, si abarca la totalidad de un
testamento; y, parcial, si sólo afecta parte de un testamento (algunas
disposiciones testamentarias contenidas en el testamento). Cuando el
testamento es revocado parcialmente por otro posterior, no habría razón para
impedir la subsistencia del primero en cuanto a las disposiciones
testamentarias compatibles con las del último. De acontecer ello, no es ilícito
considerar la existencia de dos testamentos que habrán de regir la sucesión
testamentaria aperturada aparentemente con dos codicilos. No siempre el
testamento posterior revoca al anterior, la revocación se manifiesta solamente
cuando los dos instrumentos son incompatibles, sólo de este modo es dable
asentirse que podamos hallarnos, circunstancialmente, frente a una sucesión
aperturada con dos testamentos. No obstante lo dicho y teniendo como un
hecho “cierto” la existencia de dos codicilos, en realidad no es correcto afirmar
que, en sentido estricto, la sucesión se apertura con dos testamentos, pues el
segundo documento se complementa con el primero y los dos delinean la
apertura de una sucesión testamentaria, ambos testamentos deben fusionarse
en uno solo.

Si en el testamento, además de instituirse herederos y disponerse el destino de


determinados bienes y derechos, se reconoce la paternidad de un hijo, éste no
puede ser revocado, sino parcialmente, en cuanto a las disposiciones
testamentarias por las que se instituyen herederos y se decide sobre el destino
de los bienes y derechos del testador.

En cambio, las cláusulas testamentarias por las que se reconoce a un hijo


extramatrimonial son definitivas, no le está facultado al testador revocarlas,
pues de admitirse la revocatoria de las referidas cláusulas testamentarias, en el
fondo se estaría autorizando la revocatoria del reconocimiento contra lo
establecido en el art. 395º en el que se estatuye la irrevocabilidad de dicho
acto.

En este último caso, puede el testamento contener un acto


enteramente familiar ajeno a la disposición libre de los bienes dejados por
el causante, respecto de los cuales habrá de aplicarse las normas sobre la
sucesión ab intestato.

1.1. TIPOS DE REVOCACIÓN DE TESTAMENTOS

a) La Revocación puede ser Total o Parcial


Partiendo del postulado básico de que “las cosas en derecho se deshacen
como se hacen”, podríamos afirmar que en el caso del testamento, el cual nace
de una sola declaración de voluntad, una declaración de voluntad emitida en
sentido contrario lo dejaría sin efectos.
En esta medida se tiene que la revocación del testamento puede ser total o
parcial. De conformidad con lo establecido en el artículo 1270 del Código Civil,
la revocación es total “cuando el testador mediante la revocación deja sin
ningún efecto el testamento válidamente otorgado”. Esto puede llegar a ocurrir
en los siguientes casos:
 Cuando el testador mediante nuevo testamento declara dejar sin efectos
el anterior.
 Cuando el testador hace una nueva y total distribución de bienes;
prevaleciendo de esta forma las disposiciones testamentarias
posteriores sobre las anteriores.
Por otra parte la revocación es parcial, cuando el testador decide agregar al
anterior testamento nuevas disposiciones, o cuando decide modificar algunas
de las ya hechas. De esta manera a un asignatario determinado, se le puede
aumentar o disminuir el legado que se le había dejado en un inicio.

b) La Revocación puede ser Expresa o Tácita


La revocación expresa exige el otorgamiento de otro testamento, pero sin
necesidad de que el testamento de revocación tenga la misma naturaleza que
el revocado. De esta manera un testamento cerrado puede llegar a ser
revocado por uno abierto.
La revocación tácita por su parte se realiza de la misma manera que la
derogación tácita de las leyes. En esta medida se deroga tácitamente un
testamento cuando al otorgarse uno posterior éste no puede conciliarse con el
primero. Es el caso del testamento que le deja un bien a X y con un testamento
posterior se le otorga ese mismo bien a Y. En ese evento prima lo dispuesto en
el segundo testamento y se habla de una revocación tácita en la medida en
que el mismo objeto no puede estar destinado a dos personas diferentes.
Para que un testamento quede revocado se necesita que el segundo
testamento sea completamente válido. En caso de que el segundo testamento
se considere inválido por incapacidad del testador, vicios de la voluntad, objeto
ilícito o causa ilícita, se tendrá en cuenta como si nunca se hubiere otorgado.
Igualmente cuando un testamento es revocado por otro testamento y este
último es revocado por un tercer testamento, no revive por esta revocación el
primer testamento, a menos que así lo manifieste el testador.
1.2. LA REVOCACIÓN Y SUS EFECTOS

Como todo acto jurídico la revocación produce determinados efectos, estos


son:

A) Al revocarse un testamento mediante otro que sólo contiene una cláusula


destinada a revocar el testamento anterior, la sucesión testamentaria se
convierte en una sucesión intestada. Podría pensarse que existe, sin
embargo, la posibilidad de considerar a la sucesión testamentaria por la
simple existencia de un testamento, aunque el mismo se haya limitado a
revocar uno anterior, no parece sostenible tal posibilidad pues, lo que
estaría aconteciendo es que mediante un testamento posterior, el testador
está optando porque la sucesión que se apertura con su fallecimiento se rija
según las normas que para la

Sucesión ab intestato, ha sancionado el Código, dejando paso a las normas


dispositivas para que sean ellas las que designen a las personas que
habrán de ser consideradas sus herederos.

En este caso de revocación es notoria la voluntad del causante en el sentido


de no delinear una sucesión testamentaria, sino intestada.

B) Llevada a cabo la revocatoria, deja de tener eficacia el testamento


revocado, a no ser que, contra lo que incluso pudo prever el testador, si el
testamento ológrafo (en el que se revocaba un testamento anterior por
escritura pública) es inutilizado por un tercero, en realidad no se habría
producido la revocatoria del testamento anterior, de tal modo que sería
correcto afirmar que el testamento por escritura pública no es que haya
recobrado vigencia sino que, sencillamente, no tuvo lugar su revocatoria.
C) Las disposiciones testamentarias revocadas no impiden que el testamento
que las contenga proyecte efectos válidos respecto de las demás
disposiciones testamentarias no revocadas. La revocación en este caso es
parcial. Ambos testamentos habrán de completar la sucesión testamentaria.
D) Si se revoca un testamento que contiene la institución de heredero
voluntario sin designarse sustituto, la herencia corresponde a los herederos
legales del causante. Si la herencia corresponde a los herederos legales,
habrá de hacerse el llamamiento mediante el correspondiente proceso
sucesorio. De otro lado, tratándose de los legatarios, cuando son
beneficiados con toda la masa hereditaria, en realidad, como se ha anotado
reiteradamente en varias oportunidades, su condición es la de herederos
voluntarios.
E) Por la revocación el primer testamento deviene en ineficaz, rigiéndose la
sucesión por el segundo testamento, a no ser que, correspondiendo a un
tercer testamento la revocatoria del segundo, el que a su vez revocó al
primero, como se tiene indicado, cobran vigencia las cláusulas
testamentarias del primer testamento.

2. CADUCIDAD DE LOS TESTAMENTOS

La caducidad, representa un mero transcurso de tiempo que deja sin validez un


testamento privilegiado.
Se entiende por caducidad del testamento a la pérdida de su eficacia por
hechos ajenos a una declaración de voluntad o por un decreto judicial que lo
invalida por alguna causal de nulidad.
La caducidad puede llegar a presentarse por una serie de hechos:

 En los testamentos privilegiados, el transcurso del tiempo unido a


determinado hecho genera la caducidad del testamento.
 La no supervivencia de los asignatarios a la muerte del testador también
generan la caducidad del testamento. Dicha caducidad es total cuando
todos los asignatarios han fallecido antes que el testador; y es parcial
cuando sólo alguno o algunos han fallecido sobreviviendo únicamente
algunos.
 También se entiende como caducidad, el hecho de que al testador le
sobrevivan hijos legítimos o naturales. Este evento se encuentra descrito
en el artículo 1258 del Código Civil, en el cual “...la asignación hecha a
título de legítima al que era entonces legitimario, pero después dejó de
serlo, por haber sobrevivido otro legitimario, ya que éste es de mayor
derecho, se considerará ineficaz”.
2.1. CLASES DE CADUCIDAD

La caducidad testamentaria comprende:


A) Caducidad referida al testamento
B) Caducidad referida al heredero
A) Caducidad referida al testamento.
Al testamento por escritura pública y al testamento consular, el código
no le ha señalado el plazo de caducidad.
El testamento ológrafo deberá protocolizarse dentro del término
perentorio de un año contado desde la muerte del testador (art.707 del
c.c). El código de 1936 concedía un plazo de 2 años.
Los testamentos militar y marítimo caducan a los 3 meses desde que
el testador dejo de estar en campaña y regreso al territorio nacional, en
el primero cuando el causante desembarco definitivamente en territorio
nacional y en el segundo según se desprende en los art. 715 y 720 del
código civil. En el código de 1936 el plazo era de un mes.

B) La caducidad testamentaria referida al legatario o herederos.


El testamento referido a los herederos o legatarios, caduca en el
siguiente caso:

 Por omisión. Cuando se ha preterido1 a un heredero forzoso,


en todo o en parte. La caducidad, en este caso, se produce solo
en cuanto daña los derechos del preterido (art. 806 c.c).
 Por hechos nuevos. Se produce en el caso del nacimi9ento de
un nuevo heredero forzoso después de otorgado el testamento
(art. 805 inc.1 c.c).

1
Preterición: es la omisión que hace el testador de un heredero forzoso, con lo cual lo excluye tácitamente.
 Por eliminación. El heredero instituido se elimina por renuncia
de la herencia, por muerte antes del testador y por separación o
divorcio (art. 805 inc.2 c.c).
 Por pérdida de derecho. El heredero es excluido en caso de
indignidad o desheredación (art. 805 inc.3 c.c)

3. NULIDAD DE LOS TESTAMENTOS

Los testamentos considerados como irregulares, en razón de algún defecto o


vicio realizado durante el otorgamiento, dan lugar a la nulidad, la cual debe
decretarse judicialmente.
Las irregularidades por lo general, se alegan ante los jueces, una vez que el
testador haya muerto. Esto es lógico en la medida en que el testador estando
vivo puede llegar a percatarse de alguna irregularidad en su testamento,
revocándolo sin necesidad de declarar la nulidad ante juez alguno. Sin
embargo, excepcionalmente, en el evento de que el testador tenga problemas
mentales, los herederos legitimados e interesados, podrían perfectamente
pedir la declaración de nulidad del testamento estando dicho testador con
vida.
Se entiende como nulo:
 El testamento otorgado por un incapaz; en este caso específico se habla
de una nulidad absoluta. Respecto de los negocios jurídicos celebrados
“inter. vivos” se entiende como nulidad relativa la de los negocios
realizados por los menores adultos, y como absoluta los realizados por
los impúberes.
 El testamento otorgado bajo el imperio de una enfermedad mental o
estando el testador en el momento de testar privado del uso de su
razón; en este caso se trata de una nulidad absoluta.
 El testamento otorgado mediante algún vicio de la voluntad (error,
fuerza o dolo) genera una nulidad relativa, saneable mediante el
transcurso de cuatro años, contados a partir del día de la muerte del
testador.
 El testamento otorgado con fundamento en un objeto ilícito, como el
contrabando, genera igualmente una nulidad de carácter absoluta.

a) Nulidades Externas o Formales

De conformidad con el artículo 11 de la Ley 95 de 1890 que subrogó el


artículo 1083 del Código Civil: “el testamento solemne, abierto o cerrado,
en que se omitiere cualquiera de las formalidades a que debe
respectivamente sujetarse, no tendrá valor alguno”; es decir genera la
nulidad del testamento. Sin embargo en su inciso segundo
expresa: “...con todo cuando se omitiere una o más de las designaciones
prescritas en el artículo 1093, no será por eso nulo el testamento, siempre
que no haya duda acerca de la identidad del testador, notario o testigos”.
Dicha norma genera dos conclusiones; por una parte se habla de unos
requisitos sin los cuales no se puede hablar de la validez del testamento y
de otra de ciertos requisitos que de no cumplirse no generan la nulidad
del mismo.
Los requisitos otorgados ante un notario sin los cuales no se puede
hablar de la validez del testamento son los siguientes:
 Que el contenido del testamento sea obra personal del testador.
 Que el otorgamiento se realice en la forma indicada en la ley.
 Que comparezcan los testigos, siendo estos hábiles.
 Que dicho otorgamiento se realice ante un notario.
 Que se cumplan todas las formalidades exigidas por la ley (como
cuando la ley en el artículo 1076 del Código Civil manda que se
lea dos veces el testamento del ciego).
Si por algún motivo los requisitos mencionados arriba no se pueden llevar
a cabo, se entenderá que el testamento es nulo y no producirá por lo tanto
efecto alguno.
Por otro lado los requisitos cuya omisión no generan la nulidad del
testamento son los siguientes:
 Que el testador se identifique plenamente, indicando la fecha de su
nacimiento, nacionalidad, domicilio, etc.; en la medida en que si
dichos datos no se suministran el testamento no pierde su validez.
 Que el notario firme la cubierta del testamento cerrado, al igual que
el testador y los cinco testigos olvidando las especificaciones del
inciso cuarto del artículo 1080 del Código Civil; si dichos requisitos
son omitidos el testamento sigue siendo plenamente válido.
 Cuando se incumplen los requisitos contenidos en el inciso segundo
del artículo 1081 del Código Civil; en este caso tampoco se pude
hablar de nulidad.

CONCLUSIONES

 El testamento es pues aquel documento que permite a una persona disponer


de sus bienes, es decir hacer que se cumpla   su última voluntad antes de su
muerte, siempre y cuando cumpla con las formalidades exigidas por ley.

 Ahora bien así como toda persona puede suceder a otra después de su
muerte, es necesario tomar en cuenta la capacidad de la persona, es decir la
aptitud de la persona para ser sujeto de derechos y obligaciones y para
practicar actos con eficacia jurídica, y así dicha sucesión sea válida.

 El testamento cumple una función importante en el derecho de sucesiones,


pero para que este sea válido tiene que cumplir con los requisitos exigidos por
ley, para lo cual la revocación, caducidad y nulidad se van a encargar de dejar
sin efecto   dicho testamento en caso padezca algún vicio o error.

 Un testamento no del todo puede quedar anulado porque puede confirmarse y


con eso pretender tener ese acto jurídico como eficaz y valido.
BIBLIOGRAFÍA

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Editorial: ediciones jurídicas. Segunda reimpresión.
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SUCESIONES - 2006. Tomo II, 2°Edición, Editorial Rodhas, Perú. 2006.

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