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Estructura de la sociedad moderna

Facultad ciencias humanas


Sara Lucia Mora Zuluaga

¿Disrupción científica del pensamiento mágico o imaginación no universal?

Para iniciar haremos un análisis y síntesis sobre las diferentes posturas frente al concepto de
cosmovisión, presentes en Paracelso y Descartes, no como ánimo de crítica, sino como punto
importante de categorización de ambas visiones filosófica y reflexión sobre la vida actual.

Aclarando esto, llama la atención la supuesta relación dialéctica presente en la visión


cosmovisionista de estos dos pensadores, puesto que ambas son influenciadas por una vista
metafísica de la realidad, debido a la cristiana idea de la verdad (todo lo anterior, escenificado
gracias al dinamismo histórico presente en la época). Si bien Descartes decide abstraerse de la
realidad y del saber ya edificado, cae en la trampa de su premisa, al aceptar la tradición religiosa
como una base fundamental en la cual apoyarse para la reedificación del conocimiento. Utilizando
como herramientas la duda y la búsqueda de la verdad, reformulando el pensamiento apoyándose en
ideas cristianas. Muchos de los anteriores fundamentos pueden ser asociados hoy en día con
corrientes influenciadas por la cienciología y demás ciencias modernas basadas en el “conocimiento
sobre el saber” con raíces netamente científicas que niegan toda existencia de la mágica del logos
imaginativo.

Por otro lado, lo que para Paracelso es un “panvitalismo”, una característica de movimiento
continuo hacia el progreso del alma y no una dualidad (mortal-divino o eterno-finito), se
fundamenta en la interacción y en la dicha semejanza entre el hombre y la naturaleza. Esto se
asemeja a las creencias cosmogónicas indígenas que conciben seres que crean y destruyen, a los que
no se les atribuye características binarias benignas o malignas.
Es aquí donde evidenciamos una distinción entre Paracelso y Descartes, la manera en la que
ambos conciben lo verdadero y lo real. Por un lado, en la filosofía parcelista el saber popular es
muy importante, haciendo énfasis en la necesidad de muchas veces abstraer aquellas verdades que
se han convertido en partes integras del conocimiento personal, el “misticismo” y el uso alquímico
para la explicación de la realidad. Ésta visión es completamente naturalista, poniendo a la
naturaleza como motor de la vida.
En el pensamiento cartesiano, la experiencia es aquella que permite entender la pluralidad de la
realidad, pero de igual manera en el centro de fuerza-conciencia, los sentidos nos engañan y son
capaces de alejarnos de lo real, por eso la verdad se encuentra incluida en el conjunto de las ciencias
y matemáticas, que por medio de axiomas y postulados, demuestran y verifican la realidad
cognoscible, transformando filosóficamente el conocimiento para alejar la certidumbre y
conocimientos populares que nos persuaden y guían poderosamente hacia caminos que transgreden
a la verdad universal (el saber del alquimista o del mago).

Otra notoria diferencia, es la idea de Paracelso con respecto al dualismo cristiano de la maldad, ya
que lo concibe como algo que no siendo en sí, solo puede establecer una relación con un individuo
u otro. Pero para el pensamiento cristiano/cartesiano, la maldad es la contrariedad del Dios creador,
que es figura bondadosa de amor y verdad. Finalizando, también es importante remarcar la notoria
diferencia de estas dos líneas de pensamiento sobre la magia y la imaginación, siendo entendida
esta segunda como el poder de movimiento del alma, controlando la fuerza y la conciencia,
evidenciando el dinamismo vital con el que ocurren las cosas y la incoherente muestra de sorpresa
ante el cambio; esta misma representada mediante la importancia de la duda científica y la razón
cartesiana, dos conceptos aunque esencialmente diferentes, parten desde la creación a partir del
alma y mente, uno mediado desde el hecho de una predominancia de la magia ante la negación
científica y el otro, poniendo a la razón como el fin único para llegar a la verdad universal.

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