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INTRODUCCIÓN
Al hablar del Estado platónico en su Historia de la Filosofía, Frederick Copleston nos hace
una aclaratoria fundamental para estudiar a este pensador: “La teoría política de Platón se
desarrolla en íntima conexión con su ética. La vida griega era esencialmente una vida
comunal, vivida en el seno de la Ciudad-Estado e inconcebible aparte de la ciudad, hasta tal
punto que a ningún griego genuino se le habría ocurrido nunca que alguien pudiese ser un
hombre perfectamente bueno y cabal, manteniéndose ajeno por completo al estado, puesto
que sólo en la sociedad y gracias a ella es posible que el hombre viva como es debido”.
Aunque en Grecia predominaba el individualismo, Platón veía en el hombre a un ser social,
codependiente de sus congéneres. Una de sus mayores preocupaciones como filósofo
fueron la felicidad y la justicia. Así, en sus diálogos La República y Las Leyes vemos cómo
hilvana una teoría ético-política donde asienta las ideas de cómo debe ser el estado ideal,
que brinde felicidad a todos los ciudadanos, dentro de los límites de lo que podía
considerarse justo. De allí que antes de exponer cualquier idea política se tomará el trabajo
de delimitar o aproximarse a un concepto de justicia.
Para Platón la moral individual era la moral del estado, ya que éste se componía de
individuos. Curiosamente pensaba que si el hombre conocía lo que era bueno actuaría
naturalmente con bondad, y por ende, que el origen del mal era el desconocimiento del bien
moral. Igualmente, este filósofo pensaba que el fin de le ética era la felicidad de cada
individuo y el fin de la política era la felicidad del estado.
Pero antes de adentrarnos en la teoría política de Platón debemos conocer más sobre su
concepto de felicidad. Platón pensaba que dentro del hombre confluían tres motivaciones o
almas. La primera era el alma apetitiva que es la que busca la satisfacción de las
necesidades básicas: comida, dinero, vivienda, sexo. El alma irascible está vinculada con
las pasiones, con la fuerza que empuja al hombre a luchar por una causa. Pero la más
importante es el alma racional, que se relaciona con la inteligencia y la ética; es la voz
interior que nos hace discernir entre lo que está bien y lo que no. Además es el alma que
controla a las otras dos para conducir al hombre hacia la felicidad. Así, la justicia ética
consiste en la mesura de los apetitos, controlados por la razón y los impulsos pasionales del
alma. En este sentido, para Platón la felicidad es lo justo, y a su vez el hombre es justo en la
medida en que se realice en lo que le compete, de acuerdo con los talentos que le fueron
dados.
Esta tripartición del individuo es transferida por Platón hacia el Estado. El éxito de su
funcionamiento dependería del sano equilibrio de tres partes esenciales: El pueblo, que
equivaldría al alma apetitiva; el ejército, que vendría a ser el alma irascible, y los filósofos,
que serían el componente racional. De allí que Platón sostuviera que los gobernantes debían
ser filósofos –en el sentido etimológico de la palabra–, ya que sólo ellos tenían la sabiduría
para atender los asuntos públicos. La armonía de estas partes tenía como finalidad la
armonía del cuerpo político.
Dado este preámbulo, podemos iniciar este breve estudio sobre la teoría política de uno de
los grandes pensadores de la historia, sobre cuyo legado se fundamental el Derecho
Romano e incluso muchas de las constituciones y modelos políticos de la actualidad.
MARCO HISTÓRICO
Corría el siglo V y la guerra fría entre Esparta y Atenas termina por estallar. Durante treinta
años la Guerra del Peloponeso ocasionaría muertes innumerables y todo tipo de cruentos
enfrentamientos, trayendo como consecuencia el desenlace que todos hoy conocemos:
Atenas sucumbre frente a Esparta. Pero esta derrota, más que condenar a los atenienses,
significó la crisis de la polis clásica. En el siglo IV la hegemonía de Esparta pasa a Tebas, y
finalmente a Macedonia. Posteriormente, hacia el año 411, vinieron la Tiranía de los 400 y
los Treinta Tiranos, y finalmente Atenas recupera su independencia. Pero la democracia
que otrora reinaba nunca fue la misma. El devenir político la había alterado, despojándola
de su base imperialista. Esta democracia fue la que obligó a Sócrates a beber la cicuta. En
este contexto histórico debe enmarcarse la teoría política de Platón, en un momento de
crisis, con una democracia agonizante y frente a un experimento político griego a punto del
colapso.
Indiscutiblemente, La República es una libro esencial para conocer las ideas políticas de
Platón. Aunque su influencia ha alcanzado incluso a nuestra era, debemos admitir que
muchas de las ideas planteadas parecieran estar desarticuladas de la moral individual, ya
que la del estado prevalece sobre ésta. Creo que ese es uno de las principales debilidades en
la teoría política de Platón.
Las Leyes es una de las obras más extensas de Platón. En ellas el filósofo replantea muchas
de las ideas expuestas en La República, buscando un acercamiento más práctico y realista.
Ideas como el rechazo a la tiranía y a la democracia se mantienen; a la primera por
considerarla una ausencia total de la libertad política y a la segunda por catalogarla como
un exceso.
LAS CLASES SOCIALES: El apasionamiento comunista que vemos en La República, aparece
decantado en Las Leyes. A pesar de que Platón sigue considerándolo un modelo ideal en cuanto
a la división de las riquezas se trata, plantea una salida muy ingeniosa. Se trata de cuatro clases
sociales, clasificadas dependiendo de su riqueza. Así lo plantea el profesor Armando Poratti:
“Los miembros de la clase menos rica deben poseer siempre lo suficiente para mantener a
la familia y a los esclavos, los miembros de la clase más rica no pueden poseer una
riqueza superior a cuatro veces el valor de la tierra de cultivo que tienen asignados, en
caso de que sobrepasasen este valor esas riquezas pasarían a manos del estado. Como el
dinero debe ser lo último en la escala de valores de Magnesia todos los cargos públicos
podrán ser elegidos de todas las clases y en los órganos de poder colectivos habrá el
mismo número de representantes de cada una de las clases. Por supuesto, una familia
puede cambiar de clase según la fortuna de sus riquezas. Con esta división en cuatro
clases económicas que participan por igual en las decisiones políticas Platón quiere
conseguir que no se produzca una fractura social entre ricos y pobres que acarrea siempre
guerras civiles y la disolución del cuerpo político”.
LA LEY: La ley se concibe con fines educativos. Busca aleccionar a los ciudadanos para que
procuren el bien, y a través del castigo modificar su conducta. La pena de muerte sólo es
aceptable en caso de una moral excesivamente corrupta e irrecuperable. La ley busca el bien de
los ciudadanos y por ende el estado, y para procurarlo el estado está en la potestad de
inmiscuirse en asunto de moralidad privada. El sistema de castigos es severo, pero incluye el
diálogo con el delincuente para lograr el razonamiento, y todo tipo de esfuerzos, que pueden
ser comparados con la psiquiatría.
CONCLUSIONES
• La República es unas de las obras más influyentes de Platón, pero quizás el hecho de
que fuera escrita en su juventud convierte a Las Leyes en una obra con ideas más
maduradas y depuradas. En ocasiones, La República cae en el plano de la utopía política,
que es reconstruida en Las Leyes, con un acercamiento más abierto y democrático.
• El estado fuertemente jerarquizado ideado en La República dio paso a una división del
poder político más democrática pero es igualmente obvio que para Platón las libertades
individuales ocupan en sus dos proyectos políticos un papel muy secundario.
• También está claro que para Platón la decadencia se origina en las élites. La ciudad
estará a salvo mientras esté protegida del cambio, y todo cambio se origina en una
disensión de la clase dirigente. Sin embargo la alteración originaria de esta ciudad fundada
y constituida para durar, pero construida en el elemento del devenir, se producirá por una
fractura en el cálculo de este devenir mismo.
BIBLIOGRAFÍA
Copleston, Frederick. Historia de la Filosofía 1: Grecia y Roma. Ariel Filosofía. Séptima
edición, enero de 2004.
Poratti, Armando. Teoría política y práctica política en Platón II. Universidad Nacional de
Rosario-CONICET (Argentina)
http://www.galeon.com/filoesp/Akademos/colabora/arp_pol2.htm