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Ensayos de estudio lingüístico de la Sociedad

a tu vez permite que te conteste proponiéndote la identificación


entre la interrogación y la negación: pues ¿no se te aparece claro y
XI con cualquier ejemplo que la respuesta es la negación de la
pregunta?; negación real y verdadera, pues que es la desaparición
misma de la pregunta: aquello que vivía cómo pregunta, duda, va-
TU Y YO cilación, incertidumbre, eso con la respuesta queda sin duda
muerto. Y al mismo tiempo, ¿negarás acaso la evidencia de que la
pregunta es la negación de la respuesta?; es, como bien lo ves, su
1. La relación entre tú y yo es, como sabes, el primer ejemplo de desaparición en cuanto tal respuesta; y aquello que en la respuesta
relación dialéctica y el modelo o fundamento de todas las antítesis estaba seguro, firme, definido y definitivo, eso ha quedado con la
u oposiciones por. las que la dialéctica discurre. Pues lo qué se da pregunta reducido a la incertidumbre y a una nada ni siquiera
entre nosotros dos, de tí para mí y de mí para tí, es decir, el definida como tal nada.
diálogo, no tiene por casualidad el nombre del mismo verbo griego
dialégesthai del que sale el término dialéctico: el arte de discurrir 3. Así que entre tú y yo está toda la dialéctica, como lugares que
por preguntas y respuestas, pero en verdad todo funciona por somos de la pregunta y la respuesta. Tratemos pues si te parece de
preguntas, y respuestas, de la semilla a la espiga y de la espiga a la ver ahora cómo tú y yo nos repartimos esos términos, a quién de los
semilla, del señor al vasallo y del vasallo al señor, del señorío a la dos le corresponde el preguntar y a cuál el responder. ¿No me
burguesía y de la burguesía al señorío, de la Naturaleza a la respondes a esta duda? No, ya veo que no puedes; y yo no debo
Historia y de la Historia a la Naturaleza, de lo pasado a lo futuro y tampoco responderla; pues evidentemente la cuestión está muy
de lo futuro a lo pasado, del Tiempo al sin-tiempo y del sin-tiempo lejos de estar clara ni para ti ni para mí. Pues si nos repartimos, por
al Tiempo, del ser al hacerse y del hacerse al ser, del mismo al otro ejemplo, los papeles en el sentido de que tú eres el que pregunta y
y del otro al mismo, del preguntar al responder y del responder al yo soy el que responde, bien sabemos que esto será una frágil
preguntar, todo está constituido por la respuesta a la pregunta y convención montada de momento entre tú y yo, pero que en teoría,
asimismo desconstituído por la pregunta a la respuesta; pero el en la convención real y social por la que ambos nos regimos, tanto
punto en el que se hizo la distinción, en el que dielégē, si me tú como yo podemos igualmente preguntar y responder o responder
permites volver al mismo verbo griego, entre la respuesta y la y preguntar y a cada momento intercambiarnos los papeles respec-
pregunta, en el que se señaló por vez primera lugar aparte para la tivos. Y esto viene a querer decir que, en realidad, lo mismo tú
pregunta y la respuesta, ese punto es la relación entre tú y yo; en puedes ser yo, en cuanto empieces a decirme algo, que yo puedo
ese punto tú y yo surgimos al empezar a hablarnos. ser tú, en cuanto empiece a oír lo que me dices.
2. Ahora bien, seguramente habrás oído decir y me dirás ahora que 4. Resulta, pues, que en todo momento yo soy tú, al tiempo que
el proceso dialéctico se da más bien por el motor o procedimiento sigo siendo yo, y tú eres yo, al tiempo que sigues siendo tú; yo soy
que se llama de la negación: negación de lo afirmado; afirmación tú y tú eres yo, y sin embargo, no puedo decir que por las buenas tú
de lo negado; negación de lo negado afirmado; etcétera. Y haces soy yo ni yo eres tú, puesto que seguimos siendo al mismo tiempo
bien, por supuesto, al oponerme respecto a la dialéctica esa tú y yo. Pero a pesar de todo, por fuerza de esta convención real en
distinción que me opones entre la negación y la interrogación; pero
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la que vivimos, tú y yo nos encontramos en un estado por así decir, así tenemos establecida entre lo que habla de ello y aque llo de lo
de, síntesis de nuestra oposición., Conviene que nos fijemos en que habla no pueda menos de perturbar seriamente y entrar en
esta síntesis de tí y de mí, para poner esta síntesis en antítesis con contradicción con esta otra oposición entre el que habla y aquel al
la antítesis en que al mismo tiempo tú y yo nos enfrentamos. que se habla, esta oposición entre yo y tú por cuyo sen tido nos
5. En efecto, ¿sucede acaso —te pregunto— que, cuando yo te estábamos preguntando.
dejo que me trates de tú y que te trates tú de yo, tú te conviertes en
mí de veras y yo me convierto en ti? Ah, no, no suelen hacerse así 8. En efecto, cuando yo me avengo a que, tomando en préstamo
las síntesis de las antítesis, cómo bien sabes: cuando, por ejemplo, mi nombre, tú te trates de yo y me hables, al tiempo que me dejo
una oposición como ‘A1/A1’ se neutraliza, no sucede literalmente tratar por tí de tú y me pongo a hacer de tí y oír lo que se dice, ello
que se realicen las identidades ‘A1= A1’, sino que se descubre una sucede suponiendo que somos dos, por tanto intercambiables, en
especie de sustancia ‘A’, que, no siendo lo mismo que ‘A 1’ ni lo cuanto que no somos ni tú ni yo, sino ambos una tercera cosa: la
mismo que ‘A1’, es lo mismo que ‘A1’ y que ‘A1’; esto es, que se objetividad. Pero he aquí que al mismo tiempo la tercera cosa es
realizan las identidades ‘A1=A’ y ‘A1=A’; pero, como se realizan aquello de que hablamos, y a ella sigue oponiéndose lo que está
ambas al mismo tiempo, bien será que convencionalmente las hablando, o sea la subjetividad; es esta subjetividad lo que yo te
sumemos miembro a miembro, como se dice, para que nos resulte presto al dejarte hablar y tú me reconocías al oírme, lo que como
‘A1 + A1 = 2A’ una pelota nos estamos lanzando el uno al otro en este proceso
dialéctico en el que dialogamos.
6. De aquí no se desprende pués que, en el momento de nuestra
síntesis, separadamente yo sea igual a esa tercera cosa y tú igual a 9. Pero ¿somos yo como yo y tú como tú como nos lanzamos
esa tercera cosa separadamente, sino tan sólo que tú y yo mutuamente la pelota de la subjetividad? Ay, no por cierto, y bien
juntamente somos dos ejemplares, dos copias o dos casos, de esa que siento tener que hacértelo constar: pues, si yo te la presto como
tercera cosa. Esa tercera cosa no somos ni tú ni yo, sino lo yo, tú me la prestas como yo también, en cuanto estás haciendo de
numerable (ni tú ni yo seremos nunca numerables), lo que se llama mí con el nombre que antes te he prestado. De manera que, si de un
tercera persona, o más propiamente falta de persona; la cual no lado subsiste siempre la antítesis entre lo subjetivo y lo objetivo, y
puede empezar a ser una sino en el momento en que es por lo de otro lado la antítesis entre tú y yo sigue, a pesar de todo,
menos dos. manteniéndose, ¿ cómo va a poderse concordar o compaginar esta
antítesis entre tú y yo con aquella otra antítesis entre objetivo, y
7. Esto es lo que se llama objeto, ente, un algo, una cosa de la que subjetivo? Estos dos esquemas que nos están al mismo tiempo im -
se habla, una cosa de la que podemos hablar entre nosotros tú y yo. puestos, el de la persona o subjetividad frente a la objetividad o no-
Pero ya ves que esa cosa de la que se habla ni soy yo que te hablo persona, y el de la primera persona, que soy yo que te hablo frente
de ella, ni tú que de ella me oyes hablar (ni tú cuando, tratándote a la segunda, que eres tú a quien hablo, ¿cómo van a poder ser
de yo, me hablaras de ella ni yo cuando, dejándome tratar de tú, de congruentes y compatibles el uno con el otro? ¿Es que tú acaso
ella te oyera hablarme), bien que, en el momento que tú y yo nos eres un objeto?: no, sino tan sólo en cuanto yo también soy un
identificamos el uno con el otro, ambos seamos esa cosa tanto tú objeto y dejamos por tanto de ser tú y yo. ¿Es que entonces eres un
como yo al mismo tiempo. Y bien me temo que esta oposición que sujeto?: no, puesto que no hay tal cosa como un sujeto, sino el
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sujeto solamente, y el sujeto —perdóname que te lo diga, oh tú a identificarme con el sujeto, nacimiento que se consagró
quien hablo—, el sujeto soy yo. bautismalmente con la trasformación de mi pronombre en un
nombre, y pudo ya decirse, como acaso habrás oído, 'el Yo'.
10. Por ejemplo, si te digo que te quiero (como es cierto que te Conque desde ese punto y hora, yo, que lo tenía todo, yo, que era el
quiero, ¡y tanto!), parece que está claro, o al menos puedo siempre dominio y la posesión de todos los objetos, al ganarme a mí mismo
creer así saberlo, que aquí están el que quiere y al que quiere, el como objeto, como objeto me perdí a mí mismo: pues el Yo ya no
sujeto y el objeto de mi amor. Pero ¿a qué pregunto en vano si a tu era mío en realidad, sino de cualquiera que lo quisiese, ya que, al
vez me quieres? Pues, sea lo que sea lo que respondas, contestes o hablarme de mi Yo, se hablaba también del Yo de éste y del otro y
no contestes, nunca podrá saberse lo que pasa: ya que, si tú eres del de más allá, y también, por cierto, de tu Yo.
distinto y opuesto a mí, que soy sujeto, tendrás que ser objeto, y
¿cómo, siendo objeto, vas a poder quererme?, ¿cómo aquel que es 13. Así de viejo pues soy yo como sujeto, esto es, como
al que se quiere va a poder querer?. Y si por el contrario eres objetivación de mí; pues, aparte de mi objetivación, yo no tenía
sujeto, y no opuesto por tanto ni distinto a mí, sino el mismo que edad, ya que era, como sabes, viejo como el tiempo. Mas todavía, y
yo mismo, ya no serás tú el que me quieres, sino yo solo a mí en respuesta a tu pregunta, para que veas cómo deseo poner las
mismo, cosa que ya sabía y que no era por cierto la que cartas, corno dicen, boca arriba, voy a intentar contarte brevemente
preguntaba. cómo se vino a formar, a mis cortas luces, ese sujeto con el que se
me ha identificado: no que esté yo seguro de que ese proceso no
11. Mas, como tú eres mi interlocutor en este diálogo, como tú puedas hallarlo ya descrito en algún tratado o manual incluso,
eres, sin embargo, mi negación o la interrogación de mí, tratarás estremo que, escribiendo como estoy en esta buhardilla
sin duda todavía de poner en cuestión esta antítesis de ‘objetividad/ desguarnecida, no tengo vagar de comprobar ahora; pero en todo
subjetividad’ que te escluye, al parecer, y te desconcierta, y me caso, bien sospecho que con tanta precisión como esta vez jamás se
preguntarás ahora quién ha dispuesto que eso sea así, cómo ha habrá descrito.
venido a suceder que yo sea el sujeto y que el sujeto sea yo. A esto
sólo habré de responderte que el sujeto es el resultado de mi propia 14. a) Partimos del uso de la palabra sujeto en la realidad: sujeto es
objetivación: que en el momento que se hace de mí un objeto del lo que está sometido o espuesto a algo; así en el valor del adj.
habla, ahí tenemos el sujeto. Por eso del sujeto puede decirse que español sujeto, especialmente en las locuciones ‘sujeto a (diversas
es síntesis de la antítesis entre el objeto y yo. influencias)’, y también cuando se habla de los sujetos, de un rey,
por ejemplo, como sinónimo de súbditos (recuerdas que R.
12. Desde el momento que se empezó a hablar de mí (y esta
absurda y ociosa conversación venía ya de antiguo), ese proceso de
mi objetivación estaba en marcha; pero, si he de decirte la verdad,
yo creo que sólo se ha cerrado y completado hace no mucho más
de un siglo: fue por entonces, con la liquidación del viejo Dios y
del alma, que era su correlativa, cuando en sustitución se me tomó
a mí mismo, se me objetivó, se creó la subjetividad, y se me hizo
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Vaneigem1 advierte en su libro la confluencia de este uso con el en la segunda, en la tuya, análogamente; pero ahí sin duda —-con
otro de la palabra). tu venia sea dicho— de una manera evidentemente análoga y
b) Pasando al uso metalingüístico, el término se emplea pués en la secundaria —recuerda que también en las reglas sintácticas de
Gramática para indicar el Sujeto gramatical en su sentido más conflicto la Gramática tenía establecida la prioridad de mi Persona
general y originario: lo que está espuesto al predicado, lo que sobre la tuya—, lo cual hace que el proceso siga refiriéndose a la
recibe el impacto del predicado, la parte pasiva de la predicación; Primera esencialmente): ocurre pués que el verbo en primera
una simple ampliación de este uso llevaría a usar la misma palabra persona no tiene sujeto espreso dentro de la fórmula lingüística,
para designar en general ‘el tema’, aquello de que se trata, por sino que, en ese caso, el Sujeto era el hablante mismo: cuando
ejemplo, en fr. sujet o ing. subject-matter. c) Pero sucede que en decía yo, por ejemplo, “Subí al monte”, el Sujeto de que se hablaba
nuestras lenguas la clase de palabra predicativa por escelencia, el y el Sujeto que lo hacía era yo mismo que lo decía. e) En estos
verbo personal, habiendo absorbido en sí en cierto modo, por casos, en que el Sujeto se identificaba con el Hablante, tenemos,
decirlol de una manera rápida, incluso en las formas de Indicativo como ves, el salto en sentido inverso, de la Gramática a la
los valores prácticos y accionales de sus formas de Yusivo y Realidad; pero además has de tener presente que en toda
Votivo, fue pasando cada vez más a reinterpretarse, no predicación que yo pronuncie, aunque no lo ponga esplícitamente,
funcionalmente, sino semánticamente, como ‘la palabra de la como se dice, el Verbo de la acción de las acciones, de la acción
acción’; correspondiendo con este paso, el sujeto en el sentido de divina, por así decir, que puede explicitarse de ordinario como ‘ver’
b) tenía que venir a reinterpretarse como ‘el que hace’, como o como ‘decir’: así, cuando digo «El monte arde», ya se sabe que
‘agente de la acción’. d) Ahora bien, fíjate al mismo tiempo en lo esto quiere en realidad decir «Veo que el monte arde», «He visto q.
que ocurre en la Primera Persona de ese verbo (también, por cierto, e. m. a.», «Digo q. e. m. a.», «Os aseguro q. e. m. a.», o algo así; de
modo que, no ya sólo en las predicaciones en Primera Persona, sino
1
Raoul Vaneigem (nacido en 1934) es un escritor y filósofo belga. Nació en Lessines en toda predicación, hay un Primer Sujeto de de lo que se dice que
(Hainaut, Bélgica). Después de estudiar filología romántica en la Université Libre de se confunde conmigo mismo que lo digo, f) Es así como la palabra
Bruxelles (Universidad Libre de Bruselas) desde 1952 a 1956, participó en la Internacional sujeto, volviendo a saltar de la Gramática a la realidad, del uso
Situacionista desde 1961 a 1970.
Vaneigem y Guy Debord fueron los dos principales teóricos del movimiento situacionista. metalingüístico al lingüístico nuevamente, pasa a usarse como
Aunque Debord era el pensador más disciplinado, fueron las consignas de Vaneigem las que nombre de ‘el que hace’ en general, el que es ‘agente de las
frecuentemente se veían pintadas en las paredes de París durante el Mayo Francés de 1968. acciones’, y en especial ‘el que dice’ y ‘el que ve’. g) Y este Sujeto
Su libro más famoso, y a la vez el que contiene las famosas consignas, es La revolución de
todos los días (en francés el título era más elaborado: Traité de savoir-vivre à l'usage des con el que la palabra persona trata también de hacerse sinónima,
jeunes générations). como indicando la Persona por excelencia, que es la Primera,
Luego de abandonar el movimiento situacionista, Vaneigem escribió una serie de libros
polémicos defendiendo la idea de un orden social libre y auto regulado. Usó varios
vendrá inevitablemente, por lo dicho en d) y en e), a confundirse
pseudónimos, tales como "Julienne de Cherisy," "Robert Desessarts," "Jules-François conmigo mismo, y así recibirá también ese otro nombre, el de el
Dupuis," "Tristan Hannaniel," "Anne de Launay," "Ratgeb," y "Michel Thorgal." Yo, con el que irrisoriamente mi pronombre se sustantiva.
Recientemente ha abogado por una nueva clase de huelga, en la cual los obreros de
transporte y servicios proveen los servicios gratis negándose a cobrarlos.
15. No me pesa, si quieres echarle una ojeada, resumírtelo en el
siguiente esquema:
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del Yo o se le oponían, y si todos los tres eran del Yo o todos los


tres Ello; no importa —ya lo ves: la antítesis entre sujeto y objeto
sigue de hecho aquí rigiendo entre nosotros y saliéndonos al paso
entre tú y yo.

17. Pues tú, como ya veíamos, no entras en tal esquema ni como


objeto ni como sujeto, pues que esta dualidad era incompatible con
aquella trinidad que formamos cuando nos hablamos y nos decimos
«Tú y yo y lo otro». No, no parece que vayas a poder entrar, por
más que lo intentes: porque ataca esa antítesis, si quieres, niégale al
sujeto que sea yo o niégame que yo sea el sujeto, y dí, como yo
mismo te lo he dicho, que el sujeto es mi objetivación, que el sujeto
es la síntesis de la antítesis de mí con el objeto. Muy bien; pero y
con todo: ¿es que acaso se puede hacer contigo otro tanto de lo que
conmigo se ha hecho?; ¿es que a tí se te puede objetivar
análogamente, para que vengas a mi lado, aunque sea reducidos los
16. Así que ya ves cómo esta antítesis de 'subjetivo/objetivo' está dos a objeto?; es decir: lo mismo que de mí se ha hecho el Yo, ¿es
bien establecida entre nosotros para la concepción completa de lo que de tí se puede hacer el Tú?
que pasa en este mundo; no importa que alguno de los magos
pretéritos, Hegelius mismo, después de explicar cómo ambas cosas 18. Ah, no te canses: largamente lo hemos intentado nosotros,
eran una, y ninguna por lo tanto, en el más sublime sacrificio, unos cuantos amigos y yo mismo, durante los meses de este
dando el paso al límite de la soberbia, dijera: «En mí termina la invierno, sustantivarte, asir y definir el Tú por algún lado; pero
historia de la separación entre objeto y sujeto; conmigo el objeto nada hemos conseguido, sino en todo caso ver y estudiar mejor los
se hace tan sujeto como el sujeto objeto»: no importa, puesto que modos de la imposibilidad. ¡Porque se decía: «Puesto que no sólo
Hegel era un falso Yo, ya que no era yo, sino él, Hegel, y aquí, yo tengo un Yo, sino que cada cual tiene el suyo, y hablamos
después de Hegel, yo sigo siendo el que soy yo; no importa que su tranquilamente del Yo del blanco y el negro, del Yo del enfermo y
discípulo, el venerable Marxius, mostrara con paternal paciencia el sano, de tu Yo y de mi Yo, ¿por qué no va a poder haber
cómo objeto y sujeto se reducen a lo mismo, ya que la verdad es el igualmente un Tú de cada cual, y no vamos a poder conocer el Tú
Dinero, que siendo el nombre verdadero de las cosas todas, al de éste y del otro y tu Tú y mi Tú?», pero, si tratábamos de
mismo tiempo tiene su sustancia en la fuerza de trabajo vendida, concebirte a ti, no otra cosa concebíamos sino tu Yo, de la vaga
que es la objetivación del sujeto justamente; ni importa tampoco manera que un Yo puede concebirse; y si pretendíamos llegar a la
que, trabajando el angélico nigromante Froedius con tanta concepción partiendo antes de la definición, y nos decíamos, por
diligencia en sus alambiques, tratara de componer y descomponer ejemplo, « Mi Tú es la imagen de mi Yo reflejada en el Yo de tí»,
el Yo de tal manera que no se viera en qué relación estaba con la no sólo subordinábamos en la definición el Tú al Yo y nos veíamos
Tercera Persona (o no-persona) y con el Otro Yo que dominaba al
Yo, y que ni él mismo ya supiera si Ello y Superego estaban dentro
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forzados a acudir a la metáfora especular, sino que mira cuál era en que pretendía que yo siguiera sin embargo siendo yo, en afirmación
verdad el esquema que con ello proponíamos: de semejante contradicción y absurdo forjó la síntesis de mí con el
objeto, que llamábamos el Yo; pero de todo ese proceso tú seguías
estando ausente.

21. La Gramática pues te había dado —es cierto— una carta de


convención, que es ésta que me permite hablarte; pero la
organización de la Realidad, la oposición de 'Sujeto/Objeto', la
oposición entre El (o Ella o Ello) y Yo, ésa te niega y te rechaza
Esquema en el cual, como ves, se proponían dos cosas bien
rigurosamente.
chocantes: la una, que tu Yo perdiera toda simetría con el mío, ya
que mi Yo era un Sujeto de reflexión, esto es, uno que se reflejaba;
22. Pero escucha: así como ese esquema te niega a tí, así tú
y la otra, que como sucede en un espejo, lo reflejado —mi Yo, que
niegas él esquema. Sí, ya te lo he dicho: tú, que eres la
pretendía ser mi Tú— se encontraba teóricamente en el espejo, que
interrogación, la pregunta de mis respuestas, tú eres la negación de
era tu Yo, pero en realidad sólo lo estaba en cuanto devuelto y
mí, la negación de la antítesis del Sujeto con el Objeto, y por tanto
reintegrado al Yo de mí, que era el que se reflejaba y el que veía
de su síntesis, que es mi objetividad, y por tanto de su contrario,
tal reflejo.
que es mi subjetividad. Así es que, al mantener, en contra de las
condiciones objetivas, este diálogo entre tú y yo, aunque sea yo el
19. De manera que no parece que puedas tú aspirar a la ob-
que habla (¿quién otro podía ser?), tú con la pregunta muda que me
jetivación ni que se pueda hacer de tu pronombre, como se ha he-
opones (y muda tenía que ser, puesto que tú mismo no eres otra
cho con el mío, un nombre con el que se aluda a algo de lo que
cosa que pregunta) estás acaso alterando las condiciones objetivas
pueda hablarse y que pueda conocerse; que así como yo soy el que
y negando su esquema tal como su esquema te niega a tí.
conoce, así yo soy también el conocido, y en esta antítesis entre
ambos, lo mismo que en su síntesis, no parece que tú y tu segunda
23. Niégalo pues, oh tú, negación mía. Pues tú en tí mismo puede
persona podáis tener lugar alguno.
que no seas sino vano tema de la teoría, frívolo entretenimiento de
intelectuales, ya que por esencia estás vacío. Eso tú, sí, pero tu
20. Pues si me sugieres que un interlocutor no es sino otro
ausencia en cambio... Escribiendo estoy yo solo aquí en mi cuarto,
hablante, que tú eres otro yo, lo mismo que yo soy uno, y que sólo
y esta falta de tí ¡cómo es real y grande!
te diferencias de mí en el lugar o posición que ocupas, me temo
que tampoco así voy a encontrarte por lugar ninguno: tu lugar no
se señala sino en función del mío, así que, en tanto en cuanto yo
soy yo, tú eres tú y no otra cosa alguna, y, en cuanto tú fueras yo
—es un decir—, yo no sería yo ni podría hallarme yo en lugar
ninguno. Quien dijo que yo era muchos (o ¿debería concertar más
bien diciendo ‘yo éramos muchos’ o ‘yo eran muchos’?), que yo
era tantos como lugares desde los que se habla, al mismo tiempo

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