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ADYUVANTES
ADYUVANTES
El sistema inmune, al depender del antígeno, responde a la presencia del mismo y termina una
vez que este es eliminado. El ritmo de eliminación del antígeno puede ser ralentizado
mezclándolo con un adyuvante insoluble lentamente degradable. Algunos ejemplos de estos
adyuvantes de liberación prolongada son las sales de aluminio, como el hidróxido de aluminio,
el aluminio fosfato y el sulfato de potasio y aluminio (alumbre), así como el fosfato de calcio.
Cuando un antígeno se mezcla con una de estas sales y se inyecta en un animal, se forma un
granuloma rico en macrófagos en los tejidos. El antígeno contenido en este granuloma se filtra
lentamente en el organismo, proporcionando un estímulo antigénico prolongado, de manera
que los antígenos que normalmente solo persisten unos pocos días, mediante esta técnica
pueden ser retenidos en el organismo durante varias semanas. Estos adyuvantes de liberación
prolongada influyen únicamente en la respuesta inmune primaria, teniendo poco efecto sobre
la respuesta secundaria.
Adyuvantes particulados
El sistema inmune generalmente puede captar y procesar las partículas, como bacterias u
otros microorganismos, mucho más eficazmente que los antígenos solubles. Por ello se han
realizado muchos intentos para incorporar los antígenos a partículas fácilmente fagocitables.
Estos adyuvantes incluyen emulsiones, micropartículas, complejos inmunoestimulantes
(ISCOM) y liposomas, y todos ellos se han diseñado para liberar el antígeno de manera eficaz a
las células presentadoras de antígeno, por las que son fácilmente endocitadas, al tener un
tamaño similar a las bacterias.
Adyuvantes inmunoestimulantes
Adyuvantes combinados