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Texto II
La sensación que nos caemos cuando estamos en la cama es el
fenómeno conocido como “sacudida hípnica” y puede ir acompañado de
una alucinación visual. Esa sensación se produce cuando los músculos,
por lo general de las piernas (aunque puede observarse en todo el
cuerpo), se contraen rápidamente de forma involuntaria, casi como un
tirón o un espasmo, anunció el domingo El País citando a Sleep.org.
Una teoría que explicaba este fenómeno era que este despertar brusco
nos permitía vigilar por última ves nuestro entorno, nos brindaba la
oportunidad de asegurarnos de que era realmente seguro dormirnos,
creando una respuesta similar a un sobresalto.
Otra teoría era que se trataba de una función evolutiva que nos permitía
comprobar la estabilidad de nuestra posición corporal antes de dormir,
en especial si empezábamos a adormecernos en un árbol. La sacudida
nos permitía comprobar nuestro “punto de apoyo” antes de entrar en
inconsciencia.
En cambio, actualmente, la teoría principal es que la sacudida hípica es
un mero síntoma de que nuestro sistema fisiológico activo cede por fin,
si bien en ocasiones de manera reacia, al impulso de dormir, pasando de
un control motor activo y volitivo a un estado de relajación y,
finalmente, de parálisis corporal. En esencia, la sacudida hípnica puede
ser una señal de que por fin se está pasando del sistema activador
reticular del cerebro (que usa neurotransmisores excitatorios que
promueven la vigilia) al núcleo preóptico ventrolateral (que utiliza
neurotransmisores inhibitorios para reducir la vigilia y propiciar el
sueño).
Texto III
El juguete moderno posee formas funcionales y es un producto industrial, no
se vincula a la naturaleza. Los de plástico muestran una apariencia higiénica
pero extinguen el placer, la suavidad, la humanidad del tacto. Apenas la
desaparición de la madera, materia ideal por su firmeza, suavidad y calor
natural. La madera eliminaba la lastimadura de los ángulos demasiados
agudos, el frío químico del metal; cuando el niño la manipula y la golpea, ni
vibra ni chirría. No daña ni se descompone, se gasta; empero puede durar
mucho tiempo, vivir con el niño, modificar poco a poco las relaciones del
objeto y la mano; si muere, lo hace disminuyendo, no hinchándose, como
esos juguetes mecánicos que se estropean debido a un resorte
descompuesto. Los juguetes de madera, objetos esenciales y perdurables,
eran posibles en los tiempos del artesano. Ahora el juguete es químico en
sustancia y en color; su material lo destina al uso, no al placer, muere
rápidamente y una vez muerto no tiene ninguna vida póstuma.