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Hoja de actividades 4
Docente: Oscar Galdámez
Descripción:
Bienvenidos, en esta oportunidad conoceremos un caso de trata de personas, de
los miles que han sido escritos y se siguen escribiendo en las calles, bares,
hogares seguros, cárceles. Les suplico leer la ley VET, es nuestro instrumento
legal para orientar a las víctimas de este flagelo humano. ¡Comencemos!. Fecha
de entrega 28-4-2020
Antes de comenzar quisiera que todos los que lean estas líneas entiendan que la
prevención es la mejor arma para erradicar este flagelo humano…
No entendía por qué no podía estar totalmente consciente de mis actos, me sentía
como en una burbuja todo daba vueltas. De pronto se acercó una de las
muchachas que se encontraban en ese lugar y me preguntó si era nueva en el
negocio. Y yo le respondí que no sabía a qué se refería. Me dijo que no sabía si
reír o llorar por mí. Esto sin duda me alarmó.
No pasaron más de dos minutos de mi primera charla en ese lugar, cuando aquel
hombre al que después conocería como Jhon, me dijo: ¡Bienvenida a la familia,
querida! Mientras decía estas palabras me abrazaba y yo impulsivamente le di un
empujón, acción que él respondió con una ráfaga de golpes. Tirada en el suelo
escuché cuando me presentó a las demás personas que estaban en aquel recinto
y entendí que de ahora en adelante sería una mercancía humana, pues este
hombre pretendía venderme. Mientras estaba en shock por lo que había
escuchado, recordé cómo había llegado hasta ese lugar. Había intercambiado
mensajes en mi Facebook semanas antes con un chico identificado como Raúl,
esto lo hacía porque creía que nadie me entendía. Mi madre se dedicaba a
trabajar y con esto me dejaba sola. A mi padre nunca lo conocí y las redes
sociales fueron mi refugio constante para llenar el vacío de mi corazón.
Durante este infierno mis compañeras y yo fuimos infectadas con ITS, realmente
haber visto llorar y retorcerse del dolor a mis compañeras. Cuándo una de
nosotras intentaba escapar era brutalmente golpeada para que las otras no lo
intentáramos.
Mi mejor amiga llamada Casandra estaba en gestación, fruto de uno de los diez
mil y pico que la habían comprado, Jhon la obligaba a trabajar aún en el estado de
gravidez en el que se encontraba. Después de varios meses en los que hasta
habíamos pensado el nombre que le pondríamos a la criatura, Casandra dio a luz
un hermoso niño al que solo vio cinco segundos. Jhon lo vendió a una pareja de
canadienses y nunca supimos del bebé. Devastadas con la acción de aquel
hombre y el sueño de recobrar nuestra libertad, decidimos fugarnos burlar su
seguridad y reencontrarnos con una libertad desgarrada, porque nuestra vida no
sería igual.
De vez en cuando Jhon, invitaba a un tipo al que apodamos el “medico”, este
personaje siempre misterioso, llegaba aproximadamente cada mes a visitar a
nuestro captor. Le decíamos el médico porque siempre vestía una bata
amarillenta y rota.
Notábamos que conforme iban pasando los meses las compañeras más antiguas
desaparecían sin dejar ningún rastro y esto nos alarmó. En nuestra mente
desfilaron mil hipótesis con finales espantosos, así que antes de fugarnos
decidimos buscar una respuesta a la duda que teníamos.
Un martes cuando la vida nocturna dormía con los primeros rayos del sol,
Casandra y yo decidimos adentrarnos a un cuarto oscuro en el que todas
teníamos la prohibición de entrar, todavía bajo los efectos de aquella madrugada
de explotación vigilamos que no hubiese nadie y llegamos a aquel lugar, pero la
puerta estaba cerrada, en ese momento escuchamos la voz de uno de los
ayudantes de Jhon, no supimos que hacer más que tirarnos en el suelo y
aparentar estar bajo los efectos de algún estupefaciente. Cuando nos vio nos
jaloneó y preguntó que hacíamos en ese lugar, en ese momento tomé con fuerza
una botella y acerté en su cabeza dejándolo desmayado, le quitamos las llaves y
abrimos aquella puerta…
Corrimos lo más lejos que pudimos hasta quedar sin aliento, lloramos de felicidad
y de tristeza aquella mañana, todo parecía tan diferente, como cuando el ave mira
desde afuera la jaula que la ha encerrado y ha retenido su libertad.
Cuando llegamos a las oficinas del MP, logramos denunciar a Jhon y sus
secuaces, hicieron una redada para capturar a esa banda que según escuchamos
del inspector tenía conexiones con maras, agentes policiales y narcotraficantes. A
Jhon no pudieron aprenderlo, por lo que después de un largo proceso de
rehabilitación nos convertimos en promotoras de derechos humanos y nuestro
campo es salvar a niños, adolescentes y adultos de las garras de la trata de
personas y de tipos como Jhon que andan libres y comercian con humanos…
Gracias chica X, por relatarnos tu historia. Esperemos que ayude a prevenir este
comercio humano. Me despido con este pensamiento.
“La trata de personas existe y se vuelve cada vez más extensa y lucrativa,
porque hay personas que la consumen y con esto se roban la dignidad, vida
y el corazón de las víctimas”
(Galdámez, 2020)
Hoja 4
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