Está en la página 1de 3

Educación inclusiva

La UNESCO define la educación inclusiva en su documento conceptual así: “La inclusión se

ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los

estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y

reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos,

aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño/as

del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular,

educar a todos los niño/as”. (Enríquez, UNESCO, 2006, pág, 24)

Se basa en el principio de que cada niño/a tiene características, intereses, capacidades y

necesidades de aprendizaje distintos y deben ser los sistemas educativos los que están diseñados,

y los programas educativos puestos en marcha, teniendo en cuenta la amplia diversidad de dichas

características y necesidades.

Se ocupa de aportar respuestas pertinentes a toda la gama de necesidades educativas en

contextos pedagógicos escolares y extraescolares.

Lejos de ser un tema marginal sobre cómo se puede integrar a algunos estudiantes en la

corriente educativa principal, es un método en el que se reflexiona sobre cómo transformar los

sistemas educativos a fin de que respondan a la diversidad de los estudiantes.

La educación es un derecho, no un privilegio.

La educación inclusiva es una aproximación estratégica diseñada para facilitar el aprendizaje

exitoso para todos los niño/as y jóvenes. Hace referencia a metas comunes para disminuir y

superar todo tipo de exclusión desde una perspectiva del derecho humano a una educación; tiene
que ver con acceso, participación y aprendizaje exitoso en una educación de calidad para todos.

(Enríquez, 2006, pág, 12 )

Retraso mental

El retraso mental es un trastorno que se caracteriza por una calificación considerablemente

baja en las pruebas de habilidad mental y por limitaciones en áreas como auto-dirección;

actividades escolares, laborales y de recreación; y habilidades comunes en la vida diaria, sociales

y de comunicación.

En la mayoría de los casos se desconoce la causa del retraso mental. Sin embargo, algunas de

las causas más comunes incluyen los factores genéticos como los que provocan el síndrome de

Down o el síndrome X frágil, y los factores ambientales, como el tomar bebidas alcohólicas

durante el embarazo, lo que puede provocar el síndrome de alcohol en el feto. Afortunadamente,

con el uso generalizado de vacunas, el número de niños con retraso mental causado por algunas

enfermedades infecciosas (como rubéola) ha disminuido.

La discapacidad intelectual (DI) no es un trastorno médico específico, como lo son la

neumonía o la faringitis, y tampoco es un trastorno de la salud mental. Las personas afectadas

tienen un funcionamiento intelectual significativamente bajo, lo que limita su capacidad para

afrontar una o más actividades de la vida diaria (habilidades adaptativas) de tal manera que

requieren ayuda permanente. Las habilidades adaptativas se pueden clasificar en varias áreas

 Área conceptual: competencia en la memoria, la lectura, la escritura y las matemáticas

 Área social: conciencia de los pensamientos de los demás y de sus sentimientos,

habilidades interpersonales y sentido de la realidad social


 Área práctica: cuidado personal, organización de tareas (para el trabajo o la escuela),

administración del dinero, y salud y seguridad

Las personas con discapacidad intelectual presentan diferentes grados de deterioro que

pueden ir desde de leves a profundos. Aunque el deterioro está causado fundamentalmente por el

funcionamiento intelectual disminuido (que habitualmente se mide por medio de pruebas

estandarizadas de inteligencia), el impacto sobre la vida de la persona depende más de la cantidad

de apoyo que la persona requiere. Por ejemplo, una persona que solo presenta un leve deterioro

según una prueba de inteligencia puede tener tan pocas habilidades de adaptación que requiera un

amplio apoyo.

Muchos niños son evaluados por equipos de profesionales en los que intervienen un neurólogo

pediátrico o un pediatra especializado en problemas de desarrollo, un psicólogo, un logopeda, un

terapeuta ocupacional o un fisioterapeuta, un educador especial, un trabajador social o un

miembro del personal de enfermería.

Cuando existe sospecha de discapacidad intelectual, el médico valora al niño mediante

pruebas de funcionamiento intelectual, para intentar localizar la causa. Aunque la causa de la

deficiencia intelectual del niño sea irreversible, la identificación del trastorno causante permite

predecir la futura evolución del niño, evitar otras pérdidas de habilidades, planificar cualquier

intervención que pueda aumentar el nivel de funcionamiento y asesorar a los padres por si existe

riesgo de tener otro hijo con el mismo trastorno.

También podría gustarte