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Para trabajar algunas ideas respecto a la patria y la nación te proponemos una actividad
que a partir de este símbolo permita indagar acerca de algunas de estas cuestiones.
La tradición considera que la escarapela argentina surge, por lo menos, entre los
días 22 y 25 de mayo de 1810. En esas fechas de la Revolución de Mayo, patriotas,
cuyos jefes más notorios eran Domingo French y Antonio Luis Beruti, repartían
cintas entre los adherentes a la liberación. No se sabe exactamente qué colores
tenían tales cintas, algunos dicen que eran rojo, blanco y azul claro, al parecer
porque se inspiraban en los colores de la Revolución francesa. Otras versiones
apuntan al blanco con la figura del rey Fernando VII, el Deseado. Anteriormente,
en 1807, durante las Invasiones inglesas, se supone que regimientos constituidos
por criollos (por ejemplo, los Húsares de Pueyrredón) utilizaron escarapelas con los
colores azul-celeste y blanco, pero no existen constancias documentales al
respecto. Más adelante se utiliza también el rojo, hablándose de antecedentes que
se remontan a las invasiones inglesas. El rojo punzó se utilizaba como color de
rebeldía en muchas banderas históricas, además de ser el color de los federales.
Después de que se estableció el uso de escarapelas con el azul celeste y el blanco,
con diverso orden, se emplearon en todo el país banderas con los colores de esa
escarapela, influidos por los comentarios sobre las banderas izadas por Manuel
Belgrano en sus campañas.
Banderas de Belgrano
Historia de la bandera de la Argentina
El 27 de febrero de 1812 Belgrano establece la batería de artillería
llamada Independencia en una isla del río Paraná próxima a la entonces pequeña
población conocida como Villa de El Rosario (la actual ciudad de Rosario). En esa
misma fecha, hacia las 18:30, y en solemne ceremonia Belgrano dispone que sea
por vez primera enarbolada la bandera de su creación.
El 20 de febrero de 1813 se produce la batalla de Salta, en la cual Belgrano logró
un triunfo completo. Esta es la primera batalla que es presidida por la bandera
argentina. Un ejemplo del posible diseño original de la bandera de Belgrano son las
dos encontradas en la iglesia parroquial de la localidad actual boliviana de Macha.
Tales banderas datan de fines del año 1812 y eran las usadas por las tropas
patriotas directamente comandadas por Belgrano. Una de ellas (que ha quedado en
poder de Bolivia y devuelta en 2009, al museo de historia Argentina) tiene la franja
central de color azul-celeste y las otras dos blancas, es decir, con colores invertidos
al actual, conservado actualmente en Bolivia. La otra es ya prácticamente el mismo
diseño que se oficializó como bandera menor en 1816. Los colores de las banderas
de Macha son en efecto blanco y azul-celeste, aunque desteñidos por la acción del
tiempo y el clima.
En 1813 Manuel Belgrano donó al pueblo de Jujuy una Bandera con el escudo de
la Asamblea del Año XIII. Esto ha provocado un equívoco, ya que se supuso que se
trataba de la primera bandera nacional argentina. En la actualidad el diseño de dicha
bandera llamada "Bandera Nacional de Nuestra Libertad Civil" es el de la bandera
provincial de Jujuy. La bandera bicolor de franjas verticales, que se dice usada por
Belgrano, no fue una bandera, sino un gallardete utilizado por el Ejército del Norte.
Por su parte en 1817 José de San Martín, inspirado por Belgrano, hizo confeccionar
para el ejército de su campaña emancipadora la llamada Bandera de Los Andes,
gallardete cuyo diseño es el que adoptó la provincia de Mendoza para su bandera.
Bandera usada por Belgrano en 1813, utilizada popularmente entre 1813 y 1816.
Banderas oficiales
La bandera es adoptada oficialmente como símbolo de la República Argentina el 20
de julio de 1816. Hasta hacía poco más de un año, el gobierno de las Provincias
Unidas había seguido usando como propia la bandera española, manteniéndola
izada en el Fuerte de Buenos Aires hasta el 16 de abril de 1815. En el Congreso de
la independencia argentina de San Miguel de Tucumán, proclamado el 9 de
julio de 1816 (que integraron representantes de Tarija y otras zonas al norte de
Argentina, actual Bolivia, y que no integraron las provincias de la Liga de los Pueblos
Libres, Entre Ríos, Corrientes, Oriental, Misiones, Córdoba) se confirmó el uso de
la bandera creada por Manuel Belgrano como la única bandera de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. Esta bandera es la que la República Argentina recibió
en herencia.
Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria
solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado
hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase
de Bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más
conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la Bandera nacional mayor.
Comuníquese a quienes corresponda para su publicación.
Francisco Narciso de Laprida, Presidente. Juan José Paso, Diputado Secretario, Decreto del Congreso
de Tucumán, 20 de Julio de 1816
La bandera menor citada está dividida en tres fajas horizontales de igual tamaño,
de color celeste la superior e inferior y color blanco la central.
Posteriormente el 25 de enero de 1818 se define a la bandera mayor durante el
gobierno de Juan Martín de Pueyrredón, incluyéndole el sol incaico y cambiando los
colores a azul de tipo heráldico, "azur", como los de la actual Bandera de Uruguay.
Este cambio de colores se repetirá en leyes posteriores de fines del siglo XIX, hasta
estabilizarse en azul celeste en el comienzo del siglo XX. En la sesión se dice:
"Serán privativos de ella los colores blanco y azul, y en ella se pondrá un sol bordado
de oro" y " Las banderas de los buques de guerra del estado se pusieran en la forma
siguiente: dos franjas atravesadas azules y una blanca en medio, llevando en esta
por divisa un sol dorado, orlado de estrellas de oro y las fajas azules iguales estrellas
de oro." En el centro de la bandera se halla un sol figurado con rostro humano, de
color oro amarillo con treinta y dos rayos: 16 flamígeros apuntando o "girando" en
sentido horario, y 16 rectos colocados alternativamente, según diseño de la
primera moneda argentina. Este diseño del sol se debe al orfebre Rivera (apodado
"El Inca" ya que era descendiente de una ñusta), quien adoptó el símbolo del Inti o
Sol inca como emblemático de la nación argentina. Manuel Belgrano aceptó este
añadido, llamado también Sol de Mayo, ya que en la nubosa y lluviosa jornada (en
la ciudad de Buenos Aires) del 25 de mayo de 1810, asomó el sol en el cenit.
Bandera usada por el gobierno de las Provincias Unidas como parte de la «Máscara de Fernando
VII» entre 1810 y 1815.
Bandera menor usada popularmente entre 1813 y 1816 y oficializada por el Congreso de
Tucumán, agregándosele luego el Sol de Mayo.
Bandera de Santa Fe de 1815 a 1821.
Banderas federales
La primera etapa de la Liga Federal concluye en 1819 al ser derrotado Artigas por
los luso-brasileños en la Batalla de Tacuarembó y tras esta catástrofe y el vacío de
poder entran rápidamente en conflicto las provincias integrantes de dicha Liga.
Después del exilio de José Gervasio Artigas en Paraguay, Francisco Ramírez, el
gobernador de Entre Ríos, creó la República de Entre Ríos e invadió la provincia de
Corrientes. Tras ser ocupada la Provincia Oriental por los luso-brasileños y luego
por los brasileños, dando origen a la Guerra del Brasil, el sistema de equilibrios
cambia. Fuerzas de resistencia orientales en 1823 comienzan la reconquista de la
Provincia Oriental, y en 1825 se declaran independientes del Brasil, y unidas a la
República Argentina, adoptando la bandera de los 33 orientales como bandera de
la provincia. Luego de la guerra se secesiona la provincia Oriental en 1828, adopta
una bandera basada en la bandera de Estados Unidos y la bandera que venía
utilizándose como bandera de las Provincias Unidas. Finalmente se declara Estado
Oriental en 1830, adoptando una versión del Sol de Mayo con la mitad de sus rayos.
Bandera argentina de los exiliados Unitarios de Montevideo, usada como bandera mercante en
buques, hasta 1852.
Bandera argentina de los exiliados Unitarios de Montevideo, usada como bandera de guerra en
buques, hasta 1852.
Banderas federales
Durante este mismo período se siguieron usando en algunas provincias de la
Confederación argentina banderas provinciales.
Bandera de Artigas
La Bandera de Artigas es uno de los símbolos nacionales de Uruguay. Fue declarada como tal por
decreto del 18 de febrero de 1952. Por disposición legal, debe tener las mismas proporciones que el
Pabellón Nacional Uruguayo, es también la primera bandera del Partido Federal de Argentina.
La bandera de Artigas identifica y hace honor a la figura del Prócer de la Patria, José Gervasio
Artigas. Consta de tres franjas horizontales del mismo ancho, siendo de color azul la superior e
inferior y blanca la del centro. Las franjas expresadas estarán atravesadas diagonalmente por una
de color rojo de igual ancho que las anteriores, que se extiende de la parte superior, junto al asta, al
ángulo inferior opuesto.
Origen
La bandera fue diseñada por él, basándose en la bandera creada en 1812 por Manuel Belgrano, a
la cual le añadió el color rojo punzó como de la sangre derramada por la independencia respecto a
España y el imperio luso brasileño y por el federalismo y con el objetivo de ser el emblema de la Liga
Federal de las Provincias Unidas del Río de la Plata, por lo que ha resultado ser la primera bandera
del Partido Federal. En un principio constaba de tres bandas azul-blanco-azul, donde cada una de
las bandas azules tenía dentro una banda roja horizontal, cada banda punzó (roja) representaba las
bandas oriental y occidental del Río de la Plata en la misma bandera. Más tarde es el mismo Artigas
que cambia los dos listones horizontales por dos en diagonal y luego por uno solo en diagonal,
argumentando que "a la distancia era difícil distinguirlos", en este caso las dos bandas del Río de la
Plata son las franjas azul celestes, el Río de la Plata es representado con la franja horizontal central
blanca (en heráldica = color plata) y la franja punzó o gules roja que al cruzarlas une a todas las
bandas señala la unión libre de los pueblos (Unión de los Pueblos Libres).
Contexto
Surge como una reacción en contra del gobierno unitario y centralista de Buenos Aires, renuente a
aceptar el federalismo y temerosa de la situación internacional imperante. Según palabras del propio
Artigas Fuente:
1º Marzo 1815 – la provincia de Entre Ríos enarbola la Bandera de Artigas, que se había izado por
primera vez en el Ctel. Gral. de Arerunguá el 13/I/1815; este en oficio de 4/II/1815 al gobernador de
la provincia de Corrientes, Teniente Coronel José de Silva, había dispuesto los colores a utilizarse
en la bandera de los “Pueblos Libres”, “...la bandera que se ha mandado levantar en los pueblos
libres debe ser uniforme a la nuestra, si es que somos unos en los sentimientos. Buenos Aires hasta
aquí ha engañado al mundo entero con sus falsas políticas y dobladas intenciones. Estas han
formado siempre la mayor parte de nuestras diferencias internas, y no ha dejado de excitar nuestros
temores la publicidad con que mantiene enarbolado el pabellón español si para simular este defecto
ha hallado el medio de levantar en secreto la bandera azul y blanca; yo he ordenado en todos los
pueblos libres de aquella opresión, que se levante una igual a la de mi Ctel. Gral., blanca en medio,
azul en los dos extremos, y en medio de estos unos listones colorados signo de la distinción de
nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República, y de la sangre derramada para sostener
nuestra libertad e independencia...”. (Archivo Artigas Tomo Vigésimo)
En 1812 el régimen unitario establecido en la ciudad de Buenos Aires amonestó e incluso amenazó
a Manuel Belgrano por haber creado la bandera azul y blanca que hoy es la de Argentina y a la cual
circunstancialmente el patriota Antonio Beruti había logrado hacer flamear en el fuerte de Buenos
Aires el 17 de abril de 1815. Recién hasta fines de julio de 1816 no se declaró oficial el uso de la
bandera azul celeste y blanca en la ciudad de Buenos Aires manteniéndose hasta ese entonces
como oficial la bandera española rojigualda.
La bandera de Artigas (es decir la azul y blanca con el festón rojo) fue izada por primera vez en el
cuartel de Arerunguá el 13 de enero de 1815, en la Provincia Oriental (actual Uruguay y
aproximadamente la mitad occidental y el tercio meridional de Río Grande del Sur) el 26 de febrero
de 1815 y en Entre Ríos el 13 de marzo. En Montevideo fue enarbolada por primera vez el 26 de
marzo por orden del gobernador militar de Montevideo, el coronel Fernando Otorgués.
Liga Federal
Bandera de Entre Ríos, conocida como la bandera de Ramírez
De la Liga Federal formaban parte la Provincia Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Córdoba
y Misiones. Es por ello que el diseño coincide con la actual bandera de la provincia argentina de
Entre Ríos, si bien varía el tono de azul por épocas, actualmente se utiliza un azul muy oscuro en
Uruguay, y un celeste muy claro en Entre Ríos.
Se cree que el General consideró necesaria la creación de una insignia que diera cuenta
de nuestra identidad nacional y que para lograrlo, Belgrano, se inspiró en el cielo o en el
manto de la Virgen, pero en realidad fueron los colores celeste y blanco de la escarapela
los que finalmente se plasmaron en la bandera nacional. No se sabe con certeza quién la
confeccionó pero el nombre de la rosarina María Catalina Echeverría de Vidal está
presente.
Posibles actividades
En primer lugar, la propuesta es que los alumnos a partir de una pequeña investigación o
de sus lecturas, imaginen qué banderas fueron izadas en estos territorios en las primeras
décadas del siglo XIX. Hay varias respuestas posibles: la bandera española, la bandera
inglesa, la bandera de Belgrano, la bandera artiguista, son algunas de ellas. Sería
interesante que pudieran responder:
¿En qué momentos y lugares fueron izadas cada una?
¿Qué simbolizaban?
¿Estas banderas eran el símbolo de la patria?
Sus respuestas pueden dejar al descubierto las cuestiones referidas a la definición del
concepto de patria. Para llegar a ciertos acuerdos respecto de este tema, se puede
comenzar aclarando que el significado más frecuente de patria, en la época, era el lugar de
origen o de nacimiento y sus límites espaciales eran muy difusos. La lectura y análisis de
algunos textos de diferentes momentos permitirá esclarecer ciertas controversias respecto
al concepto.
Primer texto
“Por patricios entendemos a todos cuantos han tenido la gloria de nacer en los dominios
españoles, sean de Europa o sean de América; pues que formamos todos una misma
nación y una misma monarquía, sin distinción alguna en nuestros derechos y obligaciones.”
Segundo texto
Fragmento del “Estatuto Provisional del Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río
de la Plata a nombre del Sr. D. Fernando VII”, 22 de noviembre de 1811, en E. Ravignani
[comp.], Asambleas Constituyentes Argentinas, T. VI, 2a. parte, Buenos Aires, Instituto de
Investigaciones Históricas, Facultad de Filosofía y Letras, 1939.
Tercer texto
“Todos los argentinos son unos en nuestro corazón, sean cuales fueren su nacimiento, su
color, su condición, su escarapela, su edad, su profesión, su clase. Nosotros no conocemos
más que una sola facción, la patria, más que un solo color, el de Mayo, más que una sola
época, los treinta años de revolución republicana. Desde la altura de estos supremos datos,
nosotros no sabemos qué son unitarios y federales, colorados y celestes, plebeyos y
decentes, viejos y jóvenes, porteños y provincianos, año 10 y año 20, año 24 y año 30;
divisiones mezquinas que vemos desaparecer como el humo delante de las tres grandes
unidades del pueblo, de la bandera y de la historia de los argentinos.
No tenemos más regla para liquidar el valor de los tiempos, de los hombres y de los hechos,
que la magnitud de los monumentos que nos han dejado. Es nuestra regla en esto como
en todo; a cada época, a cada hombre, a cada suceso, según su capacidad; a cada
capacidad, según sus obras.”
Juan Bautista Alberdi. “§ xiii. 15. Abnegación de las simpatías que puedan ligarnos a las
dos grandes facciones que se han disputado el poderío durante la revolución.” En Esteban
Echeverría, Dogma socialista y otras páginas políticas, Buenos Aires, Estrada, 1948, págs.
177 y sigs.
Estas tres fuentes propuestas corresponden a momentos históricos diferentes. En cada una
se utiliza el vocablo patria, pero a lo largo del tiempo se va precisando un sentido que lo
acerca al uso que le damos en la actualidad. Te proponemos que:
Los alumnos investiguen acerca del momento histórico en que se escribió cada una
de estas fuentes, precisando quienes intervinieron y con qué objetivo se redactó cada
una de ellas.
En segundo lugar, que definan, a qué marco espacial se refiere cada una de las
fuentes y cuál es el sujeto político que es el referente de cada una de ella.
También que determinen quiénes son los enemigos de la patria, si los hubiera, en cada
uno de los escritos.
En el caso del tercer documento, escrito por la generación del ‘37, que investiguen qué
valor asignan a la revolución de Mayo, en relación a la patria.
Primera Junta
Obra de la Junta
El 25 de Mayo de
1810 se instaló la
Primera Junta
compuesta por
Cornelio Saavedra
como presidente,
Mariano Moreno y
Juan José Paso
como secretarios y
Manuel Alberti,
Miguel de
Azcuénaga, Manuel
Belgrano, Juan
José Castelli, Juan
Larrea y Domingo
Matéu, como
vocales.
La Junta se encargó
de presentarse
como heredera de
las autoridades
metropolitanas que
estaban en manos
de Napoleón
Bonaparte. Por eso, sus miembros juraron fidelidad al monarca Fernando VII.
Las primeras tareas de la Junta fueron difundir sus ideas, lograr el reconocimiento de su
autoridad ante los pueblos, sofocar los epicentros contrarrevolucionarios y reunir un
Congreso en que hubiera representación de los distintos territorios del virreinato.
Además, se fue desplegando una intensa labor que se concretó en múltiples reformas:
Vieytes, en Salta; Castelli, en el Alto Perú, Pueyrredón, en Córdoba; Belgrano, en Paraguay;
y Moreno, en Buenos Aires propiciaron cambios poniendo en acto las ideas que sostenían.
Estas medidas se basaban en las sugerencias de Pedro Andrés García, que había sido
designado para realizar una expedición a la “frontera” con el objeto de realizar estudios
agrarios de la campaña bonaerense, para luego repartir sus tierras y colonizarlas. Estas
ideas formaban parte del Plan Revolucionario de Moreno.
Allí, también planteaba que invirtiendo "[...] una cantidad de
doscientos o trescientos millones de pesos puestos en el
centro del Estado para la fomentación de las artes,
agricultura, navegación, producirá en pocos años un
continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesitad de
buscar exteriormente nada de lo que necesita para la
conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas
manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de
un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse principalmente
porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que
pesan". Proponía invertir dinero para lograr una producción
diversificada, que permitiera un desarrollo autónomo del Río
de la Plata sin desviar la riqueza del país hacia la compra de
productos importados. Fijando límites de extensión se
mantenían los aranceles a la importación, no obstante la
presión de los comerciantes ingleses, su rebaja se hizo
efectiva bajo el primer Triunvirato de 1811.
Entre otras medidas, se ordenó la realización de un censo a los habitantes de Buenos Aires;
para conocer los recursos naturales y bienes disponibles. Los criollos fueron incorporados
para desempeñarse en cargos administrativos; los indígenas que conformaban los
batallones de Pardos y Morenos fueron equiparados e incorporados a los batallones de
criollos. El Estado se dedicaría a la fabricación de fusiles en Buenos Aires y Tucumán y
ordenó la creación de una fábrica de pólvora en Córdoba. Además, la Junta retuvo la
dirección de la Iglesia y logró incorporar en cargos superiores a los curas criollos que
adscribían a las ideas revolucionarias. Se encargó a los curas de las diócesis la lectura
de La Gazeta desde el púlpito “para instruir al pueblo de los principios del nuevo gobierno
al que se debía obediencia".
El concepto de nación
Fuentes documentales para trabajar ideas, conceptos y palabras de 1810. El concepto de
nación y el subconcepto de soberanía.
Concepto: nación. Subconceptos: soberanía.
- Definición de Nación: “nombre colectivo que significa algún pueblo grande, Reino, o
Estado. Sujeto a un mismo Príncipe, o Gobierno”. En el Diccionario Castellano con las
voces de Ciencias y Artes (1786-1788), en ALVAREZ DE MIRANDA (comp.):
Lexicografía española peninsular. Diccionarios Clásicos (II), Serie VIII: Lingüística y
antecedentes literarios de la Península Ibérica, vol. 8, Colección Clásicos Tavera.
“[…] Debieran cubrirse de ignominia los que creen que abrir el comercio a los
ingleses en estas circunstancias es un mal para la Nación y para la Provincia: pero,
cuando concediéramos esta calidad al indicado arbitrio, debe reconocérsele como
un mal necesario, que siendo imposible evitar, se dirige por lo menos al bien
general, procurando sacar provecho de él, haciéndolo servir a la seguridad del
Estado.
[…]Desde que la pérfida ambición de la Francia causó en España violentas
convulsiones, terminadas a sacudir el yugo opresor que la degradaba, el noble
genio de nuestra nación empezó a desplegar planes benéficos, ideas generosas, que
hicieron presentir la prosperidad a que su situación la destina en medio de los
males que atacaban tan poderosamente su existencia. Uno de los rasgos más justos,
más magnánimos, más políticos, fue la declaración de que las Américas no eran una
colonia o factoría como las de otras naciones, que ellas formaban una parte
esencial e integrante de la monarquía española y en consecuencia de este nuevo ser,
como también en justa correspondencia de la heroica lealtad y patriotismo que
habían acreditado a la España en los críticos apuros que la rodeaban, se llamaron
estos dominios a tener parte en la representación nacional, dándoseles voz y voto en
el gobierno del reino.
Esta solemne proclamación, que formará la época más brillante para la América,
no ha sido una vana ceremonia que burle la esperanza de los pueblos,
reduciéndolos al estéril placer de dictados pomposos, pero compatibles con su
infelicidad. La nación española, que nunca se presenta más grande que en los
apurados males que ahora la han afligido, procedió con la honradez y veracidad
que la caracterizan, cuando declaró una perfecta igualdad entre las provincias
europeas y americanas; sostuvo los derechos más sagrados cuando destruyó los
principios que pudieran conservar reliquias de depresión en pueblos tan
recomendables; premio con la magnificencia de una nación grande la fidelidad y
estrecha unión, que tan brillantemente habían acreditado; y obró con la prudencia y
políticas propias de un reino ilustrado, que en el abatimiento y destrozo a que lo
habían reducido sus enemigos, no podía considerarse en orden a su fuerza real sino
como un accesorio de aquella gran parte que elevaba a la apetecida dignidad de
formar un solo cuerpo.[…]”
“Por patricios entendemos a todos cuantos han tenido la gloria de nacer en los
dominios españoles, sean de Europa o sean de América; pues que formamos todos
una misma nación y una misma monarquía, sin distinción alguna en nuestros
derechos y obligaciones.”
“[…] INTRODUCCIÓN
Después que por la ausencia y prisión de Fernando VII, quedó el estado en una
orfandad [sic: a] política, reasumieron los pueblos el poder soberano. Aunque es
cierto que la nación había transmitido en los reyes ese poder, pero siempre fue con
la calidad de reversible, no sólo en el caso de una deficiencia total, sino también en
el de una momentánea y parcial. (…)
Claro está por estos principios de eterna verdad, que para que una autoridad sea
legítima entre las ciudades de nuestra confederación política debe nacer del seno de
ellas mismas, y ser una obra de sus propias manos. Así lo comprendieron estas
propias ciudades, cuando revalidando por un acto de ratihabición tácita el
gobierno establecido en esta capital, mandaron sus diputados para que tomasen
aquella porción de autoridad que les correspondía como miembros de la
asociación.”
1ª Regla
“La Sociedad llamada así por antonomasia se suele también denominar Nación y
Estado. Ella es una reunión de hombres que se han sometido voluntariamente a la
dirección de alguna suprema autoridad, que se llama también soberana, para vivir
en paz, y procurarse su propio bien y seguridad.” No es propio de este lugar
detenerse a buscar el primer origen de las sociedades como lo hacen algunos
autores. Esto pertenece a la historia.
“[…] Asenté que no había nación, y que por consiguiente antes de darle el ejército,
era darle existencia. Para esclarecer esta cuestión es necesario que tomemos las
palabras, en el sentido en que deben versarse, para que tengan una significación
circunscripta al objeto que nos llama la atención. De dos modos puede considerarse
la nación, o como gentes que tienen un mismo idioma, aunque de ellas se formen
diferentes estados, o como una sociedad ya constituida bajo el régimen de un solo
gobierno. En el primer sentido fue una nación la Grecia, sin embargo de que estaba
dividida en una multitud de estados pequeños, que hacian otros tantos gobiernos
particulares con leyes propias del resto de la nación. Es también lo mismo la Italia:
toda ella se considera una nación, sin embrago que está subdividida en una
multitud de estados diferentes. Puede considerarse del mismo modo la América, al
menos toda la del Sud, como una sola nación, sin embargo de que tiene estados
diferentes, que aunque tengan un interés común tienen los suyos particulares, que
son bien diferentes; mas no bajo el sentido de una nación, que se rige por una
misma ley, que tiene un mismo gobierno. Yo pregunto, ¿qué cosa es una nación
libre? Es una sociedad en la cual los hombres ponen a provecho en común sus
personas, propiedades y todo lo que resulta de esto. En sus personas ponen su
industria, su fuerza física, su capacidad intelectual, sus virtudes, su sangre y su
misma vida. Más cuando pone esto a producto de la sociedad, lo hace bajo ciertas
condiciones, por las cuales ellos calculan lo que ceden y lo que reciben. Cuando
ceden, y ponen a beneficio de la sociedad esta porción de bienes, es porque las
consideraciones con que ellos las cede, y condiciones que exigen son más
ventajosas al individuo que la conservación de sus derechos plenos en el estado de
la naturaleza. Es pues en este sentido que yo he dicho, y repito, que no tenemos
nación; que no la hay: si señores no la hay. Para sacudir el yugo peninsular de
hecho nos unimos; mas esta unión no forma nación. Por muchos actos positivos
hemos manifestado el deseo que tenemos de organizarnos en una nación, ¿pero se
ha organizado una nación, señores?[…]”.
Música
Mariano Moreno, Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, los demás miembros de la
Primera Junta y los integrantes de los Triunviratos y asambleas tenían derecho a ser
retratados, no tanto por pertenecer (o no) a familias destacadas de la aristocracia,
sino gracias a su mérito por participar en las gestas patrióticas.
Esta retratística se enfocó no sólo en la figura de quién era el retratado, sino en la
función que cumplía ese retrato, que comenzó a ocupar nuevo lugar en lo social. Los
rostros de los personajes se volvieron de carácter público, se dieron a conocer,
empezaron a ser observados en las paredes de las instituciones políticas.
Pero esos retratos eran piezas únicas, entonces, ¿cómo podía conocer alguien que
vivía muy lejos de Buenos Aires la cara de Belgrano, de Saavedra, de los miembros
de la Primera Junta?
A partir de la década del ’20, se introdujo una técnica que fue fundamental: la
litografía, una forma de impresión, más sencilla que el grabado, donde el artista
diseñaba su cuadro sobre una piedra y permitía realizar múltiples copias. Con la
prensa litográfica se abarataron los costos, los retratos se comenzaron a vender a
bajo costo, y esa circulación se volvió masiva.
A su vez, en la segunda mitad del siglo XIX apareció el retrato fotográfico, el
daguerrotipo, que si bien nunca reemplazó al retrato pictórico le compitió y obligó
a los artistas plásticos a obtener las cámaras, ya que la población estaba fascinada
con las imágenes. En primer momento fue un elemento de elite ya que la técnica era
muy costosa, y se fue popularizando con el paso del tiempo.
Además del retrato de carácter público, existió también una retratística de carácter
privado. Las familias patricias hacían retratar a sus esposas y a sus hijos en grandes
y ornamentales cuadros y también en pequeños soportes de bronce, como
miniaturas, donde se retrataba el rostro de los familiares queridos. Éstos se
convirtieron en objetos de lujo que se legaban a las generaciones venideras, y que
solo se conocían al interior de las familias.
Para la especialista Lía Munilla, el siglo XIX es el siglo del retrato. El retrato en América
Latina se hizo popular, asumió distintas funciones, se distribuyó y empezó a circular
entre otros públicos. Cambiaron los soportes y el gusto por tener en las instituciones
y en los hogares los retratos de los grandes líderes de la patria.