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A cuarenta años del cierre de la universidad de Luján

“La Universidad de Luján, cierra en primer lugar, por la participación de la comunidad. Luego, por
la colaboración permanente de profesores, estudiantes y personal no docente animados por el
impulso inicial. Y en tercer lugar, por la orientación de las carreras imbricadas en los
requerimientos políticos, sociales y culturales de la región y alejados de la presunción solemne y
academicista que ministros y militares conciben como único modelo universitario”

Emilio Mignone (rector normalizador de la U.N .Lu 1973-1976, su hija fue desaparecida en 1978
por la Junta Militar )

En las próximas fiestas de fin de año se cumplirán cuarenta años del cierre de la Universidad
Nacional de Luján. En el siguiente escrito, y de forma muy sintética, pretendemos dar a conocer
algunos datos amargos que nos dejó la violenta clausura de la Universidad Nacional de Luján por
parte de la Junta Militar , a pesar de las voces de protesta que se levantaron por todo el país, la
comunidad de Luján movilizada y las cartas de intelectuales (entre ellos, Borges y Sábato). Como
era su costumbre, la Junta no dio marcha atrás en su medida, y Argentina marcó otro hito en la
historia: cuando en el mundo se fomentaba la creación de casas de altos estudios, la Argentina fue
pionera en cerrar una Universidad Nacional. Teniendo en cuenta que todo proyecto educativo
responde a un proyecto de país, y la gravedad del cierre tuvo repercusión a nivel mundial, no
podemos realizar un análisis de dicha etapa sin tener en cuenta las condiciones político-
socioeconómicas de los actores involucrados, ni olvidar la dimensión ideológica de todo proyecto.
Por ello nos centraremos en el proyecto fundacional de la U.N .Lu.

Realizamos una caracterización de los periodos 1972-1976, y 1976-1980. Creemos conveniente


realizar este recorte temporal porque partiremos de la siguiente hipótesis:

“El proyecto educativo de la etapa fundacional de la U.N .Lu tuvo una gran interrelación social (la
interacción entre la Universidad y empresas, instituciones y organismos comunitarios para
beneficiar a la comunidad con la transferencia de tecnología y servicios generados desde esta casa
de estudios superiores) que no fue retomada en la misma medida tras la reapertura”

Cabe preguntarse si el olvido de estos proyectos educativos-comunitarios por parte de quienes


tuvieron la responsabilidad de reabrir la U.N .Lu, fue a propósito o sólo un descuido. Entre los
proyectos de la etapa fundacional podemos mencionar que: la U.N .Lu fue la primera universidad
en permitir el ingreso de personas mayores de 25 años que no pudieron culminar sus estudios
secundarios, los ciclos comunes para familias de carreras, o los proyectos pioneros en tecnología
educativa (La U.N.Lu contaba con el primer laboratorio del país de educación a distancia). Las
carreras eran en general de corta duración y con títulos intermedios que permitían ampliarlas.
Estaban dirigidas a la satisfacción de las necesidades de la producción de los servicios, la
administración pública y privada, y los medios de comunicación social. En definitiva, el proyecto
fundacional trató de acercar a la universidad al pueblo, y de facilitar el acceso a los sectores más
desprotegidos.

¿Fue este olvido adrede o involuntario? ¿Hubo una clara intención de borrar y desacreditar tales
proyectos?

La Universidad Nacional de Luján, fue fundada por la Ley 20031 del 20 de diciembre de 1972 y fue
cerrada a finales de 1979, caso único de las universidades del país; cuando la dictadura militar,
decidió directamente su cierre además de la persecución, cesantía y hasta desaparición física de
muchos alumnos y docentes. Este acto de lesa cultura fue reparado en un acto de estricta justicia
con la sanción de la Ley 23044, que dispuso su reapertura, producida el 30 de julio de 1984, bajo el
gobierno de Raúl Alfonsín.

La creación de la Universidad Nacional de Luján, respondió a un proyecto que se propuso vincular


la acción académica al desarrollo regional. En este sentido, uno de los objetivos centrales fue
atender las necesidades de la comunidad. En junio de 1973 Emilio Fermín Mignone fue designado
rector-normalizador de la Universidad Nacional de Luján por el ex presidente de la Nación , Héctor
J. Cámpora. Mignone el 24 de marzo de 1976 renunció al rectorado como consecuencia del golpe
militar -único rector, junto con Mauricio López, sobreviviente del primer grupo nombrado por
Cámpora-, dejaba la universidad en marcha con casi 2.000 alumnos, dos centenares de profesores
e investigadores, a punto de empezar el edificio en el extremo del Instituto Alvear, con cuatro
centros regionales. Cuando se cierra la universidad no sólo desaparecen su personería jurídica,
sino también, muchos bienes materiales.

El saqueo de bienes

Cuando el coronel Jorge Alberto Maríncola entró al campus de la Universidad Nacional de Luján, le
salió al paso el rector, Emilio Mignone. Pensando seguramente en “una cueva de subversivos”, lo
primero que hizo el militar fue interrogar: “¿Dónde están las armas?”. “En la biblioteca”,
respondió Mignone. Maríncola no captó la ironía y mandó a requisar la biblioteca. Sus soldados no
encontraron nada. Nada más que libros. Es una anécdota que provoca risa, y es bueno que nos
genere risa, porque significa que algo ha cambiado desde el arribo de la democracia. Esta
anécdota narra el inicio de la intervención de la universidad en 1976. La U.N .Lu fue la única casa
de estudios clausurada por la dictadura militar. Se trató de una universidad en la que se formaron
profesionales que no pensaban sustantivamente cómo irse del país, sino que tuvieron en cuenta
cómo podían servir a un proyecto nacional. Por eso, fue una universidad particularmente cerrada y
castigada en sus bienes, en sus recursos, en sus laboratorios, en sus profesionales, en su personal
docente, en sus investigadores y en sus alumnos.

No todo aquello que le fue sacado le fue devuelto. Entre las cosas que se llevaron estaba el primer
laboratorio del país de educación a distancia. Además de los bienes materiales que
desaparecieron, los alumnos de la U.N .Lu tuvieron que soportar el desprestigio de la junta militar.
“El desprestigio público que sufrió la universidad fue muy grande. Para crear el clima propicio para
cerrarla, el ministro de Educación (Llerena Amadeo) llegó a decir que la U.N .Lu no era una
universidad, que era cualquier cosa. Esa campaña tuvo fuerte impacto sobre los docentes y
graduados. A esto se agregó que, con la clausura, casi la mitad de nuestros alumnos no pudieron
seguir estudiando, porque no podían viajar a otra universidad o porque, directamente, la carrera
no se dictaba en otro lado.” Para colmo, a quienes continuaron sus estudios en la UBA , al
graduarse les entregaron un diploma diferenciado, algo devaluado. “El título incluía una leyenda
que aclaraba que ese estudiante había cursado un programa que no era de la UBA ” Osvaldo Arizio
(Ex rector de la U.N .Lu)

Luego de la reapertura nunca se le restituyó la porción de presupuesto que le hubiese


correspondido si sus puertas no hubieran sido forzosamente cerradas. Se llevaron: laboratorios,
muebles, equipos. Se quemaron libros, se expulsaron profesionales, se cerraron grupos de
investigación. Cercenaron acciones pioneras en educación que la UNLu desarrollaba: como el
desarrollo de la tecnología de alimentos, la producción, la administración y comercialización,
propiciando al mismo tiempo la transferencia rápida y efectiva de los conocimientos mediante el
desarrollo de la tecnología educativa y la profundización de los conceptos de la educación a
distancia y la universidad abierta, así como también la consideración de la problemática del
desarrollo humano y social. Lo que la dictadura interrumpió entonces, fue un proceso pedagógico
innovador para la época, parte de una política universitaria que desde comienzos de los ’70,
buscaba mayor vinculación con la región y el sector productivo.

Finalmente…La reparación Histórica

En 2007 El Senado de la Nación asignó hasta 50 millones de pesos a la Universidad Nacional de


Luján al aprobar la Ley de Reparación Histórica, como compensación a los prejuicios provocados
por el cierre de la institución durante la última Dictadura Militar. A partir de la sanción de la "Ley
de Reparación Histórica de la UNLu " y su promulgación por parte del poder ejecutivo de la Nación,
en la universidad se conformó una comisión ad -hoc del Consejo Superior conformada por todos
los claustros que generó una comisión política para trabajar en un proyecto institucional para la
universidad. Sabemos que tanto los daños físicos como morales son irreparables, pero lograr que
la comunidad no olvide el saqueo económico y cultural al que fue sometido el país por parte de la
Dictadura cívico militar, es una tarea de todos.

Publicado en Revista El Arcón de Clio

Nov. 2019

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