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Decreto 612 de 2018 de la función publica

Artículo 1: La dicotomía centralización -descentralización en Colombia, por 1

Decir en la actualidad que los regímenes de tipo centralista son los más apropiados en cuanto
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a controles, es dejar de lado a la sociedad, la parte más importante en la construcción del
Estado.

Como lo afirma la Constitución Política, “el municipio es la entidad fundamental de la división


político–administrativa del Estado” (art. 311). Art.287

Fue una tarea dispendiosa que no encontró un espacio centralizado y unitario para su
resolución política, y que en lugar de un pueblo–nación encaminado a una autodeterminación
política, encontró varios pueblos con raigambres históricas, con características particulares
muy marcadas y formas bien definidas de asumir los procesos productivos

Era evidente que, desde el mismo momento de la Conquista, hasta bien avanzada la
Independencia, la situación de incomunicación de las distintas zonas del territorio hacía
imposible la gobernabilidad desde un único centro.

Es importante aclarar que otorgarle las cinco funciones anteriores (las facultades para
gobernar a una colectividad comprenden las funciones constitucional, legislativa, ejecutiva o
administrativa y jurisdiccional, las cuales juntas forman el máximo grado de descentralización y
se llegan a confundir con los Estados federales) a los distintos territorios que forman un país
sería llegar a la autarquía.

El centralismo de la Constitución de 1886, en oposición a las instituciones federales de 1863, es


la más grande expropiación sin indemnización que se ha hecho en Colombia.

Articulo 2

Los modelos de organización de los Estados actualmente predominantes en el Mundo, por


medio de los cuales los Países buscan cumplir sus fines, son dos, a saber: el centralismo o
Estado simple y el federalismo o Estado compuesto. Estos son opuestos en su organización
político-administrativa.

Dicho esto, tenemos que Colombia, después de un desgastante proceso constitucional, ha


adoptado de manera definitiva el modelo de estado unitario, desde la Constitución de 1886 y
que solo hasta 1986 se da comienzo al proceso de descentralización administrativa, con la
expedición del acto Legislativo 01 del mismo año, el cual permitió, la elección popular de
alcaldes en todos sus municipios por periodos de dos años (Congreso de Colombia, 1986).

Ahora bien, cuando se empieza a realizar una exégesis comparativa, entre la definición de la
descentralización y el concepto de autonomía de las entidades territoriales en el contexto
constitucional colombiano, es donde se empieza a observar grandes inflexiones tanto en la
interpretación jurídica como en la práctica.

La verdadera autonomía territorial, es la potestad de crear y aprobar normas jurídicas, de esta


manera generar un derecho autónomo en busca de una organización propia, únicamente

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limitada por el marco de los principios constitucionales y nunca restringido de manera directa
o inmediata, por ninguna rama del poder público del orden Nacional.

Podemos verificar que en el contexto colombiano descentralización territorial y autonomía


territorial son conceptos análogos, principalmente por ser nuestro País una República Unitaria
y Presidencialista41, situación que debería ser enmendada o por lo menos reconocida por la
jurisprudencia.

Con esfuerzo la población entrega a la Nación para que esta los administre en nombre de la
soberanía del pueblo, administración que desconoce el cambio en las necesidades de las
personas, y pretende implementar un sistema estático de destinación de recursos que no
satisface eficientemente los requerimientos de determinada comunidad.

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