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SAMUEL ACEVES

DR. EN C.S. REYES LUCIANO ALVAREZ FABELA

El espejo de la Naturaleza
Holanda, siglo XVII
La dicción de Europa en campo catolico y campo protestante afecto al arte incluso de
pequeñas naciones como los Países Bajos. El sur de ellos que hoy denominamos Bélgica,
permanecía catolico. Las provincias del norte de los Países Bajos se levantaron contra sus
católicos dominadores, los españoles, y la mayoría de los habitantes de sus ricas ciudades
abrazaron el Protestantismo, como es el caso de Holanda. Los gustos de estos hombres
protestantes de Holanda eran muy distintos de los que prevalecieron al otro lado de la barrera.
Aunque sus puntos de vista se dulcificaron al aumentar su seguridad y su riqueza, estos burgueses
flamencos de siglo XVII nunca aceptaron por completo el estilo barroco que denomino en la
Europa Católica.
La victoria del Protestantismo fue aun más señalada en el arte de la pintura. Las diferencias
eran tan grandes que la profesión de pintor en los Países Bajos, tuvo que ceñirse a ciertas ramas
de su arte que no pudiera provocar ninguna objeción de carácter religioso. La más importante de
todas estas ramas que podían tener continuidad en la comunidad protestantes fue la pintura de
retratos. Muchos comerciantes enriquecidos, burgueses de calidad, quisieron verse retratados con
la insignia de su poder. Ademas existieron muchas asociaciones locales y muchas juntas
administrativas, de gran importancia en la vida de las ciudades holandesas que siguieron la loable
costumbre de poseer retratos de grupos destinados. Un artista cuyo estilo agradece a este publico
podía, por consiguiente, confiar en obtener seguros ingresos. Sin embargo cuando su estilo dejase
de estar de moda se encararía con la ruina.
Los pintores de la Holanda protestante que no sentían inclinación por el retrato, o no
poseían talento para el mismo, tuvieron que renunciar a la idea de confiar principalmente en los
encargos para poder sobrellevar sus estados económicos. A diferencia de los maestros del
medievo y del Renacimiento, tuvieron que pintar primero sus cuadros y tratar de venderlos
después. Ahora nos hallamos tan habituales a este estado de cosas, que apenas podemos imaginar
el cambio que esta actitud trajo consigo.

EL ESPEJO DE LA NATURALEZA GOMBRICH LA HISTORIA DEL ARTE1

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