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Texto y Discurso
Periodismo
Universidad de Sevilla (US)
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El discurso es un concepto activo que tiene que ver con el modo en que nosotros vivimos las
cosas. También es un concepto abstracto. Lo importante es que se refiere a la posibilidad de
aceptar un proceso. Hay una serie de elementos que también están en el texto y que se concitan
en ese momento, por lo que nosotros corremos el riesgo de desconsiderar y, por tanto, de hacer
un estudio desequilibrado e inútil. El discurso implica recuperar valores que tienen que ver con
el proceso sociocultural respecto a la persona. Sea como fuere, la identidad de los objetos de la
realidad dependerá de su relación con el ser humano, el cual es el encargado de alterar el estado
de las cosas.
En definitiva, el discurso es el resultado de una serie de acciones presentes o pasadas. El
periodismo por ejemplo es una de las más grandes marcas sociales, es decir, define lo que a la
gente le importa. Por esto también es un marcador generacional, por ejemplo, puedo estar
interesado por unas temáticas que no le importan a mis padres. El periodista debe contar las
cosas a sabiendas de que se encuentra en la perspectiva del medio y que existen
intereses por parte tanto de este como de aquel que hacen que se ofrezca una visión
desvirtuada de la realidad. Todos los medios de comunicación ofrecen una visión
alterada de la realidad en función de sus ideales políticos y en relación a los intereses
de los consumidores habituales de esa información.
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en el discurso desde la perspectiva de lo que puede ser analizado por lo que describe e indica del
grupo que lo usa, pero también desde la perspectiva de lo que nos incluye a todos y nos explica.
También pensarlo desde la posibilidad de comprender y abarcarlo en lo que implica: el discurso
es un proceso AMPLIO Y COMPLEJO en el que están involucrados multitud de elementos
materiales, inmateriales y personales (simplificando mucho: objetos, ideas y sujetos).
Por eso, tomaremos el Análisis Discursivo como un estudio de acciones, de hechos, de
consecuencias, de implicaciones, de obras, de sentido… en lugar de como un mero
recuento de datos, secciones, causas, elementos singulares… Los textos representan acciones
así que sería una estupidez leer una noticia y pensar a ver de qué habla, pues será lo mismo que
ha ocurrido hace 100 años. La noticia no es ESO que ha pasado, sino que ESO sea noticia. Lo
mismo puede ocurrir en otros países, pero sin embargo al cambiar de contexto, ya no es noticia.
Nosotros hacemos que los hechos sean noticias por el contexto, por lo que nos afecta, por lo que
significa, por lo que representa…
UN PERIÓDICO NO ES UN RESUMEN DE LO QUE HA OCURRIDO EN EL MUNDO, sino
EL RESUMEN DE LO QUE A LA GENTE LE INTERESA DEL MUNDO. Por ejemplo en el
ABC Sevilla hay noticias de Betis-Sevilla, y en el Faro de Oviedo pues no. Los textos son una
parcialidad seleccionada por los deseos, las apariencias del grupo que lo consumen. Por eso
hacemos AD para entender esos textos dentro de un contexto de grupo.
Pues sobre todo hacemos AD para entender a las personas. El discurso es una evidencia o rastro
de gente que hace cosas. Por ejemplo si nosotros hablamos hoy de un programa de radio o de lo
que hablan los periódicos, lo primero que haríamos es que nos damos cuenta de que hay un
montón de detalles significativos que se necesitan para entender ese texto, y esos detalles tienen
relación con cosas que han pasado. Si hablan de una noticia económica de “Montoro sube
impuestos” pues ya nos habla de que tenemos que saber quién es Montoro, que son los
impuestos… Cualquiera puede entender lo que se dice, pero no cualquier entiende lo que
implica lo que se está diciendo.
NO hacemos noticias por contar hechos de importancia, contamos noticias que son
importantes para nuestro público.
Nosotros vamos a analizar el movimiento de la gente para entender lo que ocurre. Primero se
hace la necesidad, la importancia, el interés, el modo de mirar las cosas… y eso produce textos.
Si te preocupas por algo ya encontrarás objetos de referencia que nutran lo que queremos decir.
El periodismo no es asomarse a la realidad y ver lo que ha ocurrido, sino que es lo que
quiero decir, a quién se lo quiere decir y por qué se lo quiero decir y ya encontraré hechos
para contar. Por ejemplo los días de derbi pues hay menos noticias locales y todo se centra en
torno al derbi.
Lo que nos interesa del Periodismo no es su valor circunstancial u ocasional, sino su valor de
uso. Dicho de otro modo, lo que se instala, lo que identifica y se identifica, lo que funciona y lo
que caracteriza a las personas en este proceso comunicativo.
Criterios de textualidad
Discurso y texto son parte de una misma perspectiva: entender los procesos comunicativos
como dinámicas discursivas requiere también tomar las propuestas (o los productos)
comunicativas como entidades textuales. La existencia de conexiones entre las partes que lo
componen es una de las características fundamentales. No obstante el término “conexión” es
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vago, por lo que se habla de criterios de textualidad, criterios que deben cumplir una secuencia
de oraciones o emisiones a fin de ser considerados un texto. Dichos criterios provienen, a su
vez, de dinámicas sociales. Las mismas que se están detrás de los procesos discursivos. Se
entiende que pensamos en textos más que en frases o palabras. La distinción de textos en la
comunicación permite encabalgar, trasponer, elegir, supeditar unas frases a otras, unas palabras
sobre otros, o sobre gestos, intenciones, etc…
Esta idea de texto comprende la construcción de un espacio formal y conceptualmente
homogéneo (dotado de cohesión y coherencia), generador de actividad productiva e imperativa
(con rasgos de intencionalidad y aceptabilidad, y en permanente interacción con el entorno a
causa de su localización física y conceptual (situacionalidad e intertextualidad), y con unos
referentes y una aspiración hacia la calidad (informatividad).
Lo que hace que algo sea un texto tiene que ver con lo que le da vida al texto. Algo puede ser
una propuesta textual y no llegar a ser un texto porque no conecta con nosotros. Debemos de
interactuar con el texto. La idea de texto contiene la idea de sentido. Todos los estudios y
análisis que se hacían con los presupuestos semióticos hablaban del discurso desde morfemas y
entonces una frase era un conjunto de morfemas. Pero un texto es mucho más, dependiendo
siempre de la interacción que haya llegado a tener con nosotros. La realidad textual está
compuesta por varias noticias noticiosas.
La teoría textual comenzó en los años 60 aunque ya no se habla de ella ya que está totalmente
instaurada. El texto no es un objeto físico, sino un objeto de sentido. Llamamos textos a un
conjunto de ideas conectadas entre sí que proporcionan un sentido.
Los acontecimientos en ocasiones si contienen una cierta narratividad, aunque lo normal es que
nosotros se la demos. El ser humano reordena su narratividad, por ejemplo hablan de suicidio
pero antes explican todo el problema técnico de los trenes. Aquí vemos como el tema del
suicidio es un poco tabú en los medios de comunicación ya que por lo general hace que
aumenten los índices de suicidio.
Proposiciones
El texto debe tomarse como el resultado de nuestra actividad comunicativa. Esto quiere decir
que pensamos textualmente, observamos textualmente y (nos) producimos textualmente.
El concepto de texto surge en un momento en que esquemas como los de significado, frase y
contexto no bastan para explicar ciertas situaciones de significación propias de la interacción
social.
La proposición es algo que alguien propone, es algo que está dotado de intenciones por las
cuales uno escoge unos contenidos u otros. Yo me lanzo al mundo para decidir que contar, ya
que más o menos tenemos una idea de lo que vamos a cubrir. El orden de los argumentos está
determinado por su estructura proposicional, es decir, el orden depende de lo que queremos
decir.
Hay dos conceptos esenciales para entender el valor operativo del texto.
• Proposición o extracto unitario de una idea (microproposición o microestructura
semántica). Incluye su dimensión jerárquica y lo que implica de proyección sobre el
otro de un esquema coherente.
• Tema o asunto (macroproposición o macroestructura semántica). Que abre al texto
hacia su dimensión discursiva. Es la sedimentación de proposiciones a través de
distintas situaciones o entornos comunicativos, es decir, cuando se repiten
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Contexto
Es el ámbito ofrecido, presente, conveniente para alcanzar la dimensión textual. También es o
puede ser: lo que está antes del texto, lo que lo rodea, lo que le acompaña, lo que lo explica, lo
que sirve para anclar un significado propio y definido, tanto en lo concerniente a las intenciones
de producción, como a la situación (espacial, temporal, estética…) en que se halla.
Se refiere también a las circunstancias particulares de comunicación de ese y otros textos
similares. Dicho de otro modo, se refiere a lo que es significativo por el texto y lo que hace
significativo al texto.
En este sentido, y en relación con la posición del hablante encontramos dos tipos de contextos
principales:
• Contexto de referencia (producción o emisión), que es aquel que tiene que ver
con la producción o emisión de texto. No solo lo que rodea al que compone al
texto, sino lo que entendemos sobre el que compone el texto. Jugamos con los
prejuicios.
• Contexto de interpretación (o recepción), que es aquel que tiene que ver con el
receptor y la recepción del texto.
Aunque no se sepa la naturaleza cognitiva de una noticia, sí hay que estar capacitado
para conocer la naturaleza temática o contextual y, para ello, es necesario o
conveniente conocer el ámbito donde se produce dicha noticia. Los textos, una vez
producidos, vienen relacionados con unos determinados vínculos significativos que no
están relacionados ni con lo que hemos dicho ni con lo que le pasa al productor del
texto. Estas circunstancias también afectan al texto y son las siguientes:
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Dicho de otro modo, el discurso no se refiere tanto al contenido de los textos como a la
posición de los que intervienen en el proceso de comunicación, es decir, los actores.
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Luego podremos tomar al discurso como el mejor marcador para entender unos textos
de acuerdo a los sujetos que están (o han estado) implicados en él. Además, el
discurso determina el valor (la jerarquía de sentido) de los elementos de los textos
activos en él.
Cómo nos llega un texto, cómo nos afecta y cómo lo consideramos respecto a otros y
respecto a nuestra propia situación tiene que ver más con la situación discursiva en
que nos encontramos (nosotros y el texto) que con lo que contenga dicho texto,
porque, al fin y al cabo, el texto no es más que el resultado de su marco discursivo. De
este modo, lo que primera, y a veces únicamente, interpretamos de un texto tiene que
ver más con lo que está en nosotros que a parte de nosotros. Es decir, lo que ya se
sabía y se refuerza más que lo que se aporta.
Se puede decir, por tanto, que el tipo de discurso modifica o indica el modo de acceso
a los textos, porque estos no son formas aisladas, sino que vienen dadas en y por el
discurso, es decir, por la situación comunicativa en que son “hechos latir”.
Más ampliamente, Ibáñez afirma que el estudio del discurso se corresponde con la
“teoría de la conversación”, que quiere decir que el discurso es el lugar de encuentro
y coincidencias de acciones, intenciones, personas y contenidos. V. Dijk se refiere al
discurso como una forma de uso del lenguaje en la que se incluyen muchos más
aspectos que ese mero uso.
«Las personas utilizan el lenguaje para comunicar ideas o creencias (o para expresar emociones) y lo
hacen como parte de s uces os s ociales más complejos […]. Los participantes hacen algo, esto es,
algo que va más allá, específicamente, de usar el lenguaje o comunicar ideas o creencias: interactúan.
Una tarea característica del estudio del discurso consiste en proporcionar descripciones integradas en
sus tres dimensiones: ¿cómo influye el uso del lenguaje en las creencias y la iteracción o
viceversa?» (V. Dijk, 2000).
También podría definirse como una especie de mapa sociocultural, un espacio donde situar y
contrastar rasgos, formas de ser, del grupo… y de uno mismo en relación con dicho grupo.
Cohesión.
Entendemos cohesión en el sentido de la homogeneidad, de continuidad o de adherencia
interna de un texto. Equivale a la idea de microestructura (V.Dijk).
La cohesión se asocia con la ausencia de ruido, adecuación o de naturalidad. Asimismo, se dice
que un texto está cohesionado cuando guarda relación con unas prácticas discursivas, unas
formas, unas reglas gramaticales… Por eso se entiende como el elemento-pegamento de los
textos.
Consiste, en definitiva, en que las secuencias oracionales que componen la superficie del texto
están interconectadas mediante relaciones gramaticales y léxicas.
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Guardian, 14/04/2001) entendemos que ese «los hace así» significa «los hace
con más confianza que las chicas».
• Elipsis: es la omisión de un elemento propio de la frase que el co-texto permite
deducir porque existe en el pensamiento lógico. Un claro ejemplo de ello son
los sujetos elípticos.
• Repetición: la sustitución y la elipsis evitan la repetición, la cual busca siempre
un efecto estilístico.
• Sinonimia: es el fenómeno que consiste en la coincidencia de significados
entre dos o más palabras, aunque es infrecuente que tales significados sean
rigurosamente equivalentes.
• Hiponimia e hiperonimia: mientras que un hiperónimo es el nombre que
designa un conjunto o clase (mueble), el hipónimo es el nombre el elemento
que pertenece a ese conjunto o clase (mesa, silla, armario, cama).
• Metonimia: es la relación entre la parte y el todo (frenos y automóvil.
• Antonimia: una palabra en oposición a otra (viejo y nuevo).
• Palabras generales: pueden ser nombres como “cosa”, “lugar, “persona”,
“hombre”, “mujer”, etc. o verbos generales como “hacer”, “suceder”, etc. De
alguna forma, la palabra general está en el más alto nivel del hiperónimo, ya
que son términos paraguas que pueden cubrir casi cualquier cosa.
Coherencia.
Podemos distinguir dos tipos
▲ Externa (o discursiva). Se relaciona con el sentido de oportunidad/
conveniencia comunicativa. Equivale a la idea de macro estructura (V. Dijk). La
coherencia externa es aquella se tiene que ver con el contexto, con el sentido y
con el entorno. Un texto es coherente en el espacio, en el tiempo, en la temática,
en relación con otros textos, es decir, en su funcionalidad comunicativa. De esta
manera, un texto puede estar cohesionado y ser incoherente (inapropiado, fútil,
inane…) para un auditorio concreto o una situación determinada.
La coherencia interna se refiere a ciertas conexiones entre oraciones (por ejemplo las
semánticas, pero también las metatextuales) que no resultan notorias en los elementos del
texto.
Por ejemplo -¿Duermes? – Ya no. Encontramos una serie de valores formales y otros de sentidos, el
problema es la disposición de esos valores en nuestra forma de pensar, vivir y sentir las cosas, es decir,
en qué orden apreciamos los valores. Entendemos que es un diálogo por las marcas textuales, pero a
lo mejor si lo ponemos una cosa debajo de otra pues pensamos lo mismo por la posición que adopta, si
lo pusiéramos continuado sin la marca textual podríamos pensar que es la misma persona quién lo
dice todo.
Entonces por ejemplo en formal entendemos que es un diálogo, entendemos que lo 2º es una respuesta
a lo 1º, que es un diálogo entre dos personas. En cuanto a sentido podemos pensar que la 2º es una
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respuesta a la 1º, es decir, que la persona ha sido despertada por la 1º, pero eso no es una opción de
fuerza mayor, no tiene un 100% de fiabilidad y el resto es coherencia o sentido común, pero no tendría
por qué ser así. Otro valor de sentido es que estimamos que ambas personas tienen relación y que está
puede ser estrecha, pero seguimos en lo mismo no es 100% seguro, nada lo indica, pero da la
sensación.
La coherencia interna asume, por tanto, la presencia y participación de los sujetos que toman
parte en el proceso discursivo para poder desentrañar el texto en su “justa” dimensión. Es un
tipo de conexión basada en el conocimiento que está en la mente del lector o del oyente. O
dicho de otra manera, depende del conocimiento contextual, y del hábito sociolingüístico.
Capacitación
Esta dimensión del discurso se una en el sentido de habilidad profesional, es decir, se
relaciona con la habilidad o conocimientos determinados para producir textos coherentes e
interactuar en un entorno discursivo.
En el Periodismo, esa habilidad implica: capacidad para reconocer objetos de referencia que
puedan ser comunicados, para transformarlos en textos pertinentes (lo que incluye habilidades
técnica, por ejemplo expresiva y/o retórica) y para transmitirlos adecuadamente: en un
momento, con un espacio/forma adecuados, a unas personas adecuadas y en una dimensión
adecuada.
La capacitación es primero discursiva, después textual y, menos requerida, lingüística o técnica.
Tiene incidencia directa sobre la coherencia.
Competencia
En el sentido de aptitud social. Esta dimensión discursiva guarda relación con el sentido
como aptitud social o con el concepto de habitus (Bordieu), de costumbre, de adaptación o
integración en el ámbito social. Es nuestra habilidad para relacionarnos, para hablar de forma
adecuada en diferentes circunstancias y en entornos distintos.
Equivale a la adecuación o pertenencia al grupo (inclusión), por tanto, tiene menor rango de
especialidad que la capacitación. Define la cualificación social (madurez) para entender los
textos (por parte de cualquier de los actores del proceso) en su medida oportuna. Es un grado de
incumbencia.
Es la que realmente discrimina (en sus distintas gradaciones) entre los actores de la
comunicación: quién, cómo, cuándo y por qué se entienden los textos, e incluso para quién va
dirigidos. Se relaciona con el concepto de habitus (Bordieu), de costumbre, de adaptación o
integración en el ámbito social.
Ante un texto, productores e intérpretes solemos considerar (consciente o inconscientemente)
nuestra relación de competencia con el mismo, de donde deducimos nuestro grado de
compromiso. De hecho, antes de proceder a interpretaciones más profundas, estimamos:
• Si me corresponde oportunidad, pertenencia al grupo
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• Si me interesa voluntad
• Si es necesario obligación
Hoy, por tanto, una cierta relación entre la idea de competencia y la idea de alienación. P.
Charaudeau valora la funcionalidad de los textos de acuerdo con las siguientes estimaciones:
• Estimaciones previas (contextuales) como son el tipo de periódico, la
sección, el tema, el tipo de texto, su longitud…
• Estimaciones en desarrollo (textuales), que tienen que ver con la
cantidad y calidad de las proposiciones, y que están afectadas por el
tamiz de las primeras.
Cristalización
En el sentido de construcción discursiva. Para ello, se toma al texto como un resultado de una
acción sobre un objeto (normalmente catalizado) que por consecuencia ese objeto se transforma
por la acción.
Se toma al texto como el resultado de la cristalización de partículas dinámicas que se ordenan
bajo una estructura de sentido. Los textos se asemejan a cristales
Los textos, en cierto modo, se asemejan a cristales en tanto que no hay dos iguales, ni hemos de
pretender buscar los valores de coincidencia intertextual en el análisis del discurso, ya que son
el producto de un proceso de activación, el resultado de una operación. Ellos, los textos,
contienen la información de ese proceso. Todos los cristales son construidos.
Son el producto de un proceso de activación. Son el resultado de una operación, y en ellos
contiene información sobre ese proceso. A menudo ese valor es tanto más significativo que la
materia prima con la que se concibieron, porque tiene distintas facetas y puede ofrecer
“destellos” diferentes según quién y cómo se observe. Una misma noticia puede convertirse en
diferentes noticias para diferentes personas, cada persona lo va a entender de una forma distinta.
En definitiva, los textos pueden tener diferentes funciones dependiendo de fin para que sean
usados.
Cooperación
Tiene que ver con el sentido de la colaboración inter-partes. La cooperación implica
participación y reconocimiento.
▲ Participación. Tenemos en cuenta de que sin la colaboración del destinatario, un texto
no llega a completarse como tal. En este sentido se prevén tres estados frente a un texto.
• Confirmación o adhesión
• Complacencia o neutralidad
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• Contrariedad o enfrentamiento
Consistencia
En el sentido de representación social del discurso. En su dimensión textual, la consistencia
está muy relacionada con otras características, especialmente la cohesión y la coherencia. Es
algo que es coherente con lo que nos importa, con nuestros esquemas del mundo, con nuestra
escala de valores.
En su vertiente discursiva se refiere al valor funcional de un determinado discurso, la
autonomía y/o identidad frente a otros. Es algo así como la posibilidad de observar un
discurso como algo legítimo, válido, pertinente y autónomo. Se relaciona, también, con
la idea de autorreferencialidad.
En el discurso de los medios se impone más lo que preocupa a la gente que lo que a
los medios les interesa. No obstante, los medios más trascendentes están
comenzando a traspasar las fronteras de los medios y están llegando a las redes
sociales. Los medios, por lo tanto, tratan de adaptarse a eso. Por ejemplo, la BBC
recomienda a sus periodistas publicar noticias en su perfil de Twitter.
Intertextualidad
Es un valor del texto muy relacionado con esas características discursivas. Es un concepto de
dimensión discursiva relacionado con los expuestos anteriormente.
Cuando el referente pertenece al contexto del conocimiento de fondo, sea cultura o
interpersonal, que ha sido obviamente mencionado en una conversación previa o en un aparte
previa del texto escrito, llamamos a esto intertextualidad. Beaugrande y Dressier (2005)
utilizan la metáfora de las señales de tráfico para explicar en qué consisten la intertextualidad.
situacionalidad
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Este fenómeno va en relación con los valores contextuales en el discurso. Los criterios
de noticiabilidad a menudo no guardan relación con el objeto del que se está hablando,
sino con las cuestiones sociales.
Tal es así que parece obvio que la ubicación de un texto multiplica o disminuye su
impacto persuasivo. Un texto colocado en una ubicación privilegiada incrementa su
valor comunicativo; un texto situado en un lugar periférico, lo disminuye.
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Para ello, debemos partir de la base de que el análisis del discurso sigue un
planteamiento integrador, ya que todo lo que encontremos y digamos debe tener
sentido en tanto que las dinámicas comunicativas tienen sentido. El planteamiento
integrador requiere de la comunicación de diversos elementos y circunstancias para su
aplicación.
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El vacío que dejan métodos como el AC lo observó Gerbner cuando predijo: "El reto para la
investigación de la comunicación de masas es el siguiente: combinar los métodos empíricos con
los objetivos críticos de la ciencia social, enlazar la práctica rigurosa con la teoría consciente de
los valores“.
Frente a esto, el AD nos permite acercarnos a circunstancias más o menos inaprehensibles de la
comunicación como: ¿Cómo podemos saber qué es lo importante (cuál es el núcleo) y qué lo
secundario en un texto informativo?; ¿cuál la información, y cuál el tratamiento?; o más aún:
¿qué lo original y qué lo añadido?, ¿cómo valorar la importancia del que habla y el que está
detrás de este?...
Esto nos lleva a entender el análisis del discurso como una lectura abierta que -con mayor o
menor profundidad- se hace de unos textos en su ámbito, de los que se quieren obtener unos
datos (una información), unas respuestas. Es en definitiva, el estudio de la verdadera
dimensión de ese texto, sus implicaciones, el valor que se le da...
Algunas características de aplicación del análisis del discurso:
• El análisis del discurso sigue el camino que va desde el comportamiento de los sujetos
en su relación con los textos a las estrategias que han hecho posibles esos textos. En la
comunicación social, lo que sean esos textos tiene mucho que ver con cómo afecten o se
entiendan por la mayoría.
• Es un planteamiento integrador, porque requiere de la conjunción de diversos
elementos y circunstancias para su aplicación. Eso no quiere decir que todas las partes
tengan un peso equitativo en la interpretación. Si la comunicación es casi siempre
arbitraria (que no caprichosa), sigamos sus pasos, entremos en su dominio para
comprenderla.
• Encuentra explicación en lo que tiene la comunicación de los fundamentos de la teoría
de la acción. El análisis del discurso sigue los movimientos, los impulsos de atracción,
de apatía o rechazo de la gente. Entiende los textos por la acción que se genera en torno
a éstos. Y la acción no siempre puede descomponerse, aunque si se hace ha de ser
partiendo de su efecto hacia atrás, nunca al contrario. Por ejemplo, no preguntándose en
un texto por lo que pudo haber sido, lo que pudo haber pasado si se leyese de otra
forma; sino tratando de explicar qué ha hecho a ese texto así y no de otro modo.
• Todo esto implica entender a los textos siempre como eslabones de una cadena amplia
y diversa de relaciones. Relaciones que incluyen las que cada uno de nosotros establece
con los textos cuando “conversamos” con ellos. De tal modo nuestro diálogo con el
texto excita esa red de relaciones, que podemos estar hablando de un objeto diferente
según quién lo vea, dónde, cuándo y cómo lo vea.
• Por eso, el análisis del discurso obtiene mucha más información del funcionamiento
estructural de los textos que del estudio individual de ninguna de sus partes. Es ese
funcionamiento el que determina el valor comunicativo, muchas veces desigual, de unas
partes frente a otras. En el caso del periodismo, los medios se valen de técnicas de
comunicación recurrentes (son representaciones y así queremos que sigan siéndolo)
para elaborar sus textos. Así que, simplificando mucho, no hay más que preguntarse por
ellas para acceder al sentido de los textos.
• Como una re-producción más de la situación comunicativa en la que están los textos, el
análisis del discurso es parte de un proceso en el que un sujeto modifica con su mirada
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un objeto. Por tanto, las observaciones del analista sobre cómo se aproxima uno a lo
que ve: modas, influencias, manías, apropiaciones... se estiman absolutamente
pertinentes para el entendimiento general del texto.
• De un modo u otro, las formas de la argumentación con las que se desarrolla nuestro
análisis (el modo en que nos referimos a lo que estamos viendo), también deben
incluirse como parte de lo que se analiza, pues nos hablan tanto de nosotros como del
tipo de comunicación que hemos establecido con ese texto.
• Por eso, el AD es un acercamiento aperturista, generoso, pero al mismo tiempo muy
exigente; ya que necesita de la implicación del que analiza, exige la introducción de éste
en el proceso comunicativo (de ahí, ciertas complicaciones en los análisis realizados por
quienes son ajenos a lo que se analiza), ya cuenta con esa participación como parte del
contenido (el sentido) de lo que se analiza.
En definitiva, el AD entiende que lo que se está viendo, leyendo, entendiendo... lo que se tiene
delante no es nunca un objeto acabado; esto es, no es nunca independiente de la interpretación
a la que se le someta. Ni siquiera el procedimiento de aplicación se presenta como algo resuelto
porque, tal como está concebido, permite la incorporación de nuevas apreciaciones, de
diferentes puntos de vista dentro del mismo análisis.
de los posibles valores del contenido de los textos, entiendo al texto como un objeto de
intercambio; lo que sostiene el discurso es precisamente eso, el intercambio; el encuentro.
En definitiva, el ADP trabaja sobre el sentido, que debe ser tomado como el resultado de la
actividad de los actores en el proceso a través de los textos. El sentido es el hilo conductor que
nos puede hablar de la medida de nuestro esfuerzo, de nuestra atención, de nuestro interés sobre
lo que ocurre y lo que se cuenta.
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