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Capítulo I
Travis:
¿A quién acabo de pasar?... ¿eres tu colega?
Camionero:
Alto como un árbol y de pared a pared, Travis jodido hijo de puta ¿Qué
estás haciendo en mi ruta?
Travis:
Voy tarde para un trabajo…tomare un atajo tomando Silent Hill, parare
por café tan pronto como llegue a Brahms…estoy agotado.
Camionero:
¿Las pesadillas aun te mantienen despierto? Te lo dije hombre, una o
dos chicas te ayudaran mucho… duermes como bebe con una chica en la
cabina.
Travis:
Supongo que simplemente no conozco a las chicas adecuadas, amigo.
Camionero:
Tal vez si no estuvieras siempre parloteando sobre… recordando cómo y
porque…
Travis:
¡Oye tranquilo! Yo no me meto en tus asuntos.
Camionero:
Responde con risas – No es necesario, mi mujer me mantiene
plenamente informado de mis errores, la señora toma notas.
Travis:
¿Quieres decir que aún no te ha dejado?
Camionero:
Nuevamente riendo – en cualquier momento… Nos vemos por ahí
Travis… Tómatelo con calma.
Travis:
10.4 nos encontramos luego, amigo. Se escucha el sonido cortado de la
radio apagándose.
La noche era oscura, tal vez más oscura de lo normal y caía una
torrencial llovizna que dificultaba aún más la visibilidad de la carretera.
Travis estaba demasiado cansado, por lo que se le dificultaba
mantenerse concentrado en la vía. No sabía porque pero no podía
sacarse de la cabeza esa escena, el funeral… la tristeza de un niño que
no comprendía…
Ya había pasado varias veces por esta zona; y aunque había visto en
algunas ocasiones nieblas muy densas, esta era la más espesa de lo que
nunca hubiera visto.
Tal vez hubiera alguna persona detrás de esa niebla, quien sabe, era tan
espesa, que podría haber un ejército de zombis y no los hubiera visto.
Se giró nuevamente rumbo a la cabina, pero esta vez no fue una visión.
Esta vez vio claramente una niña en el retrovisor, era una niña como de
unos 10 años, vestida con un uniforme azul como de alguna escuela
privada, llevaba una camisa blanca y una corbata de color rojo. No fue
mucho el tiempo que tubo para observarla, tan solo un par de segundos,
pero su vista fue tan clara y espantosa que no dudo de que fuera real.
La niña parecía que estuviera flotando tras de él acercándose como un
fantasma a sus espaldas. Antes de que se diera vuelta rápidamente para
verificar su presencia, la niña pareció alargarle los brazos, como si
quisiera atraparlo.
De repente la niña; que parecía muerta, abrió los ojos. Y una ola de
fuego; como las provocadas por una roca al golpear un lago, se extendió
desde el centro del círculo. Y la niña pareció ser levemente impulsada
hacia arriba por el fuego.
Travis trató de buscar las escaleras, pero recordó que éstas habían
colapsado cuando él había subido. Dio vueltas por toda la casa tratando
de hallar otra salida, cuando repentinamente el suelo se resquebrajó y
los dos cayeron a la primera planta. Afortunadamente fueron a dar en
un área despejada y libre de llamas. Ya habían logrado bajar, ahora
había que salir de allí a toda prisa antes de que toda la estructura se
viniera el suelo. Se dirigieron a la salida, pero justo antes del final del
cuarto una pared de fuego les bloqueó totalmente el paso. Travis pensó
que tendrían que buscar alguna ventana, porque sería imposible pasar
por allí. Sin embargo, algo muy extraño ocurrió. En el aire, se dibujó
una especie de luces de neón de color rojo, representando un símbolo
parecido al que había dibujado en el suelo del ritual. Mágicamente el
símbolo dispersó las llamas, abriendo un camino para pasar. Todo esto
sorprendió muchísimo a Travis, pero en el estado en el que se
encontraba, no había tiempo de detenerse a reflexionar. Salieron de la
habitación y se encontraron nuevamente con otra pared de fuego, igual
que la primera esta se desvaneció luego de que apareciera el símbolo.
Finalmente se encontraron con una última pared, la cual superaron sin
dificultad con ayuda del misterioso símbolo.
Capítulo II
Estaba en medio de algún pueblo, eso era seguro. ¿Pero qué pueblo?
¿Cómo había llegado hasta allí? Todas las calles estaban deshabitadas.
Tal vez aún era muy de mañana, pero no se podía decir muy bien ya
que todo el lugar estaba cubierto por un manto blanco de espesa
niebla… ¿Ésa niebla… le recordaba algo? Se levantó para tratar de
encontrar a alguien que le pudiera dar alguna indicación, y muy cerca
del banquillo del que se había levantado encontró pronta respuesta a
sus preguntas.
Travis tomó uno de los folletos que traían el mapa del pueblo, y se
dirigió al hospital. No tardó mucho en llegar, el Hospital Alchemilla
estaba tan sólo la vuelta de la siguiente calle y con el mapa, no le fue
difícil encontrarlo. Al entrar a la recepción del hospital, llamó a la
campana. Pero nadie respondió.
En construcción
Doctor Phillips
¿Qué demonios es esa cosa? ¿Una enfermera con algún caso extremo de
demencia? ¿Había habido alguna epidemia en el pueblo? Tal vez por eso
esté cerrado el hospital. ¿Pero cómo había podido atacarlo si no parecía
tener ojos?
Diagnóstico preliminar:
¿Cómo es posible?
Qué extraño. –Pensó Travis –este cuarto haría perfecto juego con esa
enfermera loca de afuera.
Luego de revisar todo el cuarto, se dispuso a salir. Alistó su martillo, no
pensaba lastimarla, su idea era esquivarla y salir del lugar. Pero si la
situación se ponía difícil, podría usarlo en defensa propia.
Es la chica del incendio –dijo - ¿Cómo has llegado hasta ya? –Le
preguntó.
¡Había dado la vuelta! Eso era, ahora estaba del otro lado del espejo. No
había ninguna otra explicación.
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¿Infierno de las llamas? –Pensó Travis - ¿Así se llamará este lugar? Tal
vez se refiere al incendio de anoche.
Detrás de la placa del ave había una puerta, pero ésta estaba
firmemente cerrada. Debajo de la figura había un hoyo circular del
tamaño de un huevo. Busco en el resto del lugar, y también dio otra
puerta extraña la cual tenía una especie de mujer, parecida a una
medusa. Pero en lugar de ojos había dos hoyos redondos. Debajo de la
cabeza había la siguiente inscripción:
¡Unos ojos! ¡Igual que el huevo! –Pensó Travis mientras se dibujaba una
pequeña sonrisa en su rostro, la cual rápidamente se transformó en una
mueca de asco – ¡Rayos! eso significa que debo volver al otro lado.
Tomó los ojos y regresó al baño, frente al espejo. Tocó con su mano el
espejo y nuevamente se encontró del otro lado. Al salir del baño se
encontró con una desagradable sorpresa. No era una, sino dos
enfermeras; quienes lo estaban esperando para atacarlo. Travis no
había tenido la precaución de sacar su martillo, por lo que se vio
obligado a detener la espantosa jeringa y forcejear con sus manos.
Empujó con fuerza a una de las enfermeras y mientras ésta estaba
tirada en el suelo. Sacó su martillo y le dio en el centro de la cabeza a la
otra. Nuevamente se escuchó el crujido de su cráneo y la criatura cayó
al suelo. La otra enfermera no se había puesto de pie, por lo que se
dirigió rápidamente a la puerta de la cabeza de medusa y colocó los ojos
en su sitio. Igual que con el huevo, los ojos abrieron la puerta. Travis la
cruzó rápidamente. Dentro del nuevo corredor que había abierto
encontró unas puertas. Nuevamente se dispuso a inspeccionar
comenzando por la primera que encontró.
Dentro de esta puerta había una cama, igual de oxidada que las demás.
Pero también había algo más, un cadáver desfigurado y sin ojos. Era
imposible saber si era un hombre o una mujer, pues el cuerpo se hallaba
medio mutilado y en avanzado estado de descomposición. Travis se dio
vuelta y se llevó las manos a la boca, lleno de asco y con fuertes ganas
de vomitar. El cuarto apestaba a muerte.
Capítulo III
¡No! No, sólo estoy… -respondió Travis, sin saber qué decir. -Bueno, la
verdad es que ya me voy. Ya terminé aquí. Mi nombre es Travis,
encantado de conocerla. Lisa.
No, está bien para ser sincero he estado algo… ido todo el día. Anoche
estuve en medio de un incendio y creo que se me cocinó un poco el
cerebro.
¿El incendio del distrito financiero? -Preguntó lisa -qué horrible, he oído
algo de eso. Nadie sabe cómo comenzó y esa pobre niña. Alessa
Gillespie. Morir de esa manera….
Bueno, debo salir de prisa -dijo lisa -el doctor Kaufmann quiere verme
en el sanatorio Cedar Grove, y se enfadara si llego tarde. Quizás nos
volvamos a ver por ahí. Tenga cuidado Travis.
Al salir del hospital, Travis se volvió encontrar con las mismas calles
cubiertas de niebla. Sacó el mapa que tenía del pueblo y ubicó el
sanatorio. Llegaría más rápido si atravesaba por la parte trasera del
hospital, y salía a la calle Canyon. Al salir del callejón que llevaba la
calle Canyon, se encontró nuevamente con otra criatura parecida a la
que había enfrentado en el último cuarto del hospital. Sin embargo, éste
se encontraba bastante lejos, por lo que Travis se alejó de él sin
problemas. Bajó por la calle Canyon y a un costado de la calle encontró
un coche de policía sobre el cual había una macana, Travis la recogió en
reemplazo de su martillo, el cual había perdido durante su último
enfrentamiento.
De todas las cosas que había visto Travis, ésta había sido la que más le
había sorprendido; pues siendo él un trabajador que solía mover
grandes cargas, sabía lo difícil que era extraer tierra del suelo. Travis
sabía que para hacer un hueco como este se necesitarían muchísimos
hombres y varias máquinas pesadas. Sin embargo, en el lugar no había
nada de eso.
Travis volvió a mirar su mapa, y buscó otra ruta por la cual dirigirse al
sanatorio. Nuevamente emprendió su marcha, evitando a todos los
monstruos que se cruzaban en su camino. Finalmente llegó a la avenida
Toluca, pero en esta se encontró otro hoyo gigante que le impedía el
paso. Sin embargo en la esquina de la avenida Toluca y la calle Low.
Había una carnicería que colindaba con un callejón, por el cual podría
haber salida. Al ver que las puertas estaban abiertas, Travis ingresó a la
carnicería, esperando poder atravesar el obstáculo.
Nadie contestó.
Travis recorrió todo el largo camino que había desde la puerta hasta la
entrada del sanatorio, delante de este había una gran zona verde, la
cual estaba plagada de monstruos. Los esquivó fácilmente a todos,
hasta llegar a la puerta.
Alessa está con quienes la cuidan. No confíes en ella Travis. Ella no sabe
lo que está haciendo.
Al salir del baño comprobó que se encontraba del otro lado de una de
las puertas selladas.
Travis leyó la nota, y cuando llegó a la parte que decía “mundo espejo”
y “otro mundo” quedó petrificado. Era lo mismo que le estaba
ocurriendo a él, el otro mundo o el mundo espejo, era el mundo podrido
que él había visto; el mundo en el que él había ingresado a través de los
espejos. Además era la misma paciente, la misma señora desconocida,
de la que había encontrado información en todo el sanatorio. No era
casualidad que hubiera encontrado todas estas notas, alguien estaba
poniéndolas su camino. ¿Sería Alessa, o tal vez su madre? ¿Cómo
sabían su nombre?
Cuando se disponía a salir, se encontró con que la puerta estaba
cerrada. No había otra salida, tendría que cruzar nuevamente por el
espejo. Al pasar al otro lado del espejo y llegar a la puerta que antes se
encontraba cerrada, encontró una escopeta atravesada en las manijas
de la puerta. Travis la revisó y comprobó que se encontraba cargada.
Era una escopeta de 2 tiros. La tomó y salió del cuarto. Una vez afuera
en el vestíbulo del mundo podrido, tomó rumbo al ala oeste; en busca
de un espejo, ya que le disgustaba demasiado estar en esa dimensión.
Es lo que se hace con las plagas. Es lo que se hace. ¿No? Él era una
plaga. ¡Él era un chico malvado! Siempre lo ha sido, he intentado fingir
que no lo era… pero estaban allí para asegurarse de que no lo olvidaría.
¿Helen?
Al igual que las notas anteriores, esta nota seguía relatando el mismo
caso. Se trataba del niño, el hijo de la paciente. Éste se había colado en
el sanatorio, pero la nota no aclaraba si se había encontrado con su
madre. Debajo de la nota también había unas llaves, en la etiqueta
decía doctor Harris. Travis recordó haber pasado junto a la oficina del
doctor Harris. Pero esta se encontraba cerrada. Tomó las llaves y se
dirigió a la oficina. La oficina del doctor Harris se encontraba cerca al
vestíbulo, por lo que Travis tuvo que devolverse. Una vez llegó a la
oficina utilizó la llave y la puerta se abrió sin problemas.
La oficina del doctor Harris era una oficina común y corriente, tenía un
escritorio con un par de sillas y un escritorio para él. Encima de ese
escritorio había una extraña pieza, que tenía la misma forma de la
puerta que había visto, antes de tener la primera alucinación. Recordó la
puerta que estaba en el mundo podrido, y un escalofrío recorrió todo su
cuerpo.
Salió de la oficina del doctor Harris, y lo primero que vio fue un papel en
el suelo. Era una hoja blanca que relucía a la luz de su linterna. Se
acercó al papel y lo recogió, era un dibujo infantil, era una familia.
Travis le dio la vuelta a la hoja y se congeló a leer las siguientes
palabras:
¿Lisa? ¿Tú también estás aquí? ¿Puedes ver todo esto? ¿Está todo…
oscuro también para ti?
Es… tan triste. -Respondió lisa. No pueden hacer nada por ella, está
simplemente sentada allá y quiere tanto su niño.
¿De quién estás hablando? ¿La niña está dentro? ¿Alessa? ¿Alessa está
allí dentro?
No. ¡No! ¡Ya sabes quién está allí adentro! -Le grito Lisa enfurecida,
abandonando el cuarto.
¿Mamá? Papá dijo que habías muerto. ¿Estás muerta? -Pregunto el niño.
… Mamá.
Ven aquí, niño. -Respondió la figura. -Deja que mamá te dé un vistazo.
Travis se echó a correr por todo el cuarto, el cual era una habitación de
pacientes esquizofrénicos, con las paredes, techo y piso forrados en
tela. Era la típica habitación de un manicomio, sólo que esta estaba
podrida. Mientras corría, Travis pensaba la manera de derrotar a este
monstruo. No había manera de atacarlo cuerpo a cuerpo, estaba
encerrado en una estructura metálica. Su única oportunidad eran los dos
tiros de la escopeta. Si no lograba derrotarla con ellos; tal vez sería su
fin. Se alejó lo suficiente como para poder apuntar, y le disparo sus dos
únicos cartuchos. Afortunadamente logró acertarle a la cabeza, y por el
impacto la estructura se balanceó, y quedó suspendida en el aire.
Debajo de ella nuevamente apareció un extraño objeto piramidal, y el
extraño símbolo en una luz roja. Travis se agachó para recoger el
objeto, sospechando lo que iba a suceder a continuación.
Es igual que la vez pasada. - Dijo Travis, mirando hacia atrás en busca
de la niña, quien efectivamente estaba atrás de él.
¿Qué está pasando aquí?- le preguntó. - Esa cosa… no puede ser. ¿Estás
haciendo que pase esto? ¿… ¿Tú estás haciendo esto?
Igual que las veces anteriores, Travis perdió todas sus fuerzas, su
cabeza dio vueltas, y cayo inconsciente al suelo.
Pero todos esos reportes... ¿mi madre trato de asesinarme? ¿Por eso la
trajeron aquí? no puedo recordarlo. De hecho no recuerdo casi nada
acerca de ella... tan solo... que estaba encerrada... y yo estaba muy
triste porque no la podía ver.
Almacén de maderas, solo tengo que subir por el camino acadia, hasta
la avenida Midway. No queda muy lejos - pensó Travis.
Una vez llego a la carnicería, ingreso por la puerta trasera. Dentro del
local había una mancha de sangre que recorría, desde la parte trasera
hasta la entrada principal. Parecía que alguien había arrastrado un
cadáver recién desmembrado por todo el lugar, ya que la mancha era
enorme. Travis se asustó un poco y recorrió el lugar con sumo cuidado,
recordando que por la carnicería rondaba el monstro que parecía un
carnicero; además la sangre estaba aún fresca. Al abrir la puerta
principal, encontró la fuente del rastro de la sangre. Desparramada
junto a la puerta, yacía una de las enfermeras; tal vez la misma que
había visto destajar al monstro, estaba cortada completamente por la
mitad. Al igual que las notas y los demás objetos que había encontrado
por todo el pueblo, la enfermera parecía haber sido colocada
estratégicamente en su camino, justo para que él la viera. Después de
dejar el sangriento espectáculo atrás, se dirigió al almacén y aparte de
los numerosos monstros que se arrastraban en sus patas traseras; los
cuales ahora se encontraban por doquier, no encontró ningún obstáculo
que le impidiera llegar.
En la entrada del almacén había una gran puerta doble de metal, la cual
pudo abrir sin problemas gracias a la llave que llevaba consigo. El
almacén era una bodega llena de cajas, tablas de todos los tamaños y
barriles vacíos. Travis recorrió el lugar tratando de encontrar algo útil,
pero no encontró nada. Pero antes de salir vio un periódico que
sobresalía en medio de las cajas de madera, le pareció algo extraño y
fuera de lugar, por lo que decidió darle una ojeada. Se subió a una de
las cajas y alcanzo el periódico no sin algo de dificultad. Bajo
nuevamente y lo extendió para leerlo. Era un ejemplar del “Toluca
Times” un diario local del pueblo. La primera plana tenía una noticia
acerca de la importancia de conservar memoria histórica de Silent Hill.
Pero escrito con tinta negra de un marcador grueso, en letras grandes
sobre la letra impresa se leía lo siguiente:
Eran tres cajas de munición, una estaba casi vacía; pero las otras dos
estaban completas. Dos cajas de cincuenta balas y 7 balas de la caja
medio vacía. Travis estaba emocionado, era lo mejor que la había
pasado desde que había puesto los pies en ese espantoso pueblo. Sacó
su pistola del bolsillo y lleno el cargador. Se sentía casi como un niño
estrenando un juguete nuevo. A él le gustaban las armas, no era un
fanático; pero en una ocasión había disparado un par de rondas con sus
amigos del trabajo. Luego de dejar lista su arma, la sostuvo en sus
manos y se acercó a la ventana. Trato de localizar a un blanco fácil con
ganas de probar su arma, tal vez con uno de los monstros; pero la
niebla era tan densa que no pudo ver nada. Volvió al interior del
apartamento y siguió inspeccionando hasta llegar al dormitorio. Encima
de la mesita de noche junto a la cama, encontró una servilleta con una
nota:
Pero qué mujer más loca - pensó Travis - ¿que no habrá alguna persona
cuerda en este pueblo?
MIRANDA:
Padre, te suplico...
PRÓSPERO:
¡Fuera! ¡No te cuelgues de mi ropa!
MIRANDA:
Apiádate, padre. Yo respondo por él.
PRÓSPERO:
¡Silencio! Si dices otra palabra,
Te reñiré, y aun te odiaré. ¡Cómo!
¿Abogada de impostor? ¡Calla!
Porque sólo has visto a él y a Calibán
Te crees que no hay otros como él. ¡Necia!
Al lado de otros hombres, él es un Calibán,
Y a su lado, ellos son ángeles.
Peter:
Eric
Luego de leer esa nota trato de accionar las palancas pero no sucedía
nada.
Debe haber un foco fundido - pensó Travis.
William Shakespeare
LA TEMPESTAD
Personajes:
Martes: día extraño, una niña se ha colado en el teatro, sin duda para
ver la obra gratis. Me dio lastima y no le dije nada. Me dio una opinión
muy útil, Calibán la aterrorizaba (buen trabajo departamento de
vestuario) al parecer prospero le desagrada intensamente.
Lastimosamente los acontesimientos tuvieron un final prematuro cuando
al pobre tony comenzo a sangrarle la nariz durante el primer acto en la
segunda escena. Continuaremos mañana.
Una niña - penso travis - Alessa, tiene que ser Alessa. Fue ella la que le
causo la enfermedad a ese pobre actor, entonces no soy el primero.
¿Quien sera ese caliban?
Tal vez deba activar alguna otra cosa para que suceda algo- Pensó
Travis – no llegue hasta acá solo para encontrar un espejo.
Espero que esa llave halla valido la pena – pensó mientras se reponía
del esfuerzo.
En total había tres libros y una hoja de papel sobre la mesa, se acercó al
primer libro y se dispuso a leer. De repente una de las estanterías que
se encontraba tras él, se desplomo y Travis se llevó un tremendo susto.
Miro a su alrededor y vio que todo el lugar crujía, rápidamente arrancó
las hojas en las que estaban abiertos los libros y tomo la hoja suelta de
papel, corrió al espejo y estiró su mano mientras escuchaba como se
desplomaba la biblioteca. Al estar de nuevo a salvo en el teatro miró el
reflejo del espejo, pero ya no quedaba casi nada todo el lugar había
quedado destruido.
Tomo las hojas que había arrancado de los libros y las leyó, eran hojas
de libros de psicología y tenían gravados del cerebro y el cuerpo
humano:
…en todos estos casos de estudio vemos que los cerebros de las
victimas intentan resistir contra el conflicto causado por haber sido
objeto de los abusos de un ser querido. En muchos casos la
personalidad del niño que ha sufrido abusos parece dividirse en dos:
una personalidad continúa queriendo al abusador y busca su
aprobación. La otra personalidad contiene la rabia y el odio del sujeto
maltratado y, en muchos aspectos, se convierte en un espejo del
maltratador, buscando infligir su daño a otros. Lamentablemente, esta
personalidad suele ser la que acaba siendo dominante.
… 3: manifestaciones de delirios
Travis estiro la mano y atravesó el espejo, al otro lado había una cueva
de tamaño mediano. Casi no podía ver nada, encendió su linterna y con
ella ilumino toda la cueva, era piedra solida hasta donde podía ver. Sin
embargo, su mirada se fijó en una enorme masa extraña que se veía al
fondo. Era una criatura mitad hombre mitad animal, aunque de
proporciones gigantescas. Tenía una cabeza y un tronco con forma
humana, aunque la cabeza estaba totalmente vendada con unos trapos
sucios. Sus extremidades en cambio eran gruesas y musculosas, como
si se trataran de patas de elefante. Además, no estaba en una posición
muy anatómica, pues se apoyaba en las patas delanteras y arqueaba su
cuerpo para tener las patas traseras colgando. Eventualmente usaba
esas patas para golpear fuertemente el suelo y Travis sentía como este
se estremecía a sus pies. Sin lugar a dudas, un solo pisotón de esta
enorme bestia, bastaría para acabar con su vida.
Capítulo VI
Andy.
Todo está bien ¡he vendido muchos libros! He dejado tus llaves en la
caja fuerte (la combinación es tu número de apartamento en Greenfield)
¡espero que hayas disfrutado de tus vacaciones!
Dharma
Travis leyó la nota y reflexiono un momento.
Trato de recordar cuál había sido el número del casillero, pero por más
que intentó no pudo hacer memoria. Lo único que recordaba es que se
trataba de uno de los apartamentos de la segunda planta.
Habitación: 500
Huésped: Señor Richard Grady
Acompañantes: Travis Grady - Parentesco: Hijo
Motivo de la Visita: Negocios/Placer
Fecha de registro: (ilegible)
Del otro lado del espejo se encontraba como siempre el otro mundo,
oscuro como ninguna otra oscuridad. Travis encendió su linterna y
observó el otro lado del motel Riverside. El baño aún conservaba toda la
cerámica, aunque en muy mal estado y con bastantes grietas. En la
habitación había una cama, pero era una cama de hospital
completamente oxidada, sobre la cama colocada cuidadosamente se
hallaba una hoja de papel viejo con una nota:
A mi amada esposa
Travis terminó de leer la nota y una lágrima casi le brotó de sus ojos,
pero se obligó a reponerse y guardó la carta con las demás. Salió de la
habitación y como no tenía ninguna pista concreta se dedicó a probar
cada una de las puertas que encontró. La apariencia del motel había
cambiado radicalmente, con las paredes desechas, los pisos en metal y
las puertas oxidadas, daba la impresión de ser una prisión más que un
motel. Todas las cerraduras que encontró estaban fuertemente selladas,
y siendo las puertas de metal sería una tontería intentar forzarlas. La
única puerta que encontró abierta fue la que llevaba al pequeño patio
junto a la recepción, su idea era encontrar cualquier otra habitación con
un espejo para poder salir de ese mundo. Su oscuridad, su olor, el
macabro silencio; roto únicamente por los quejidos de monstros
distantes, creaban una atmosfera realmente opresiva que le destrozaba
la razón.
Este debe ser su cuarto – pensó Travis - ¿pero quién es ese tipo? ¿Es
una persona o es otro de esos monstros?
…se cree que un ser de una tremenda energía mental puede convertirse
en un recipiente capaz de traer a la vida a Samael, el dios al que adora
este culto.
La llegada de Samael traerá el paraíso a la tierra.
(Debajo de la letra impresa del libro había una nota escrita a mano)
Dado que ese recipiente habrá sido moldeado con “dolor y sufrimiento”,
¿Qué clase de dios y que clase de “paraíso” resultaran?
La llave tenía una etiqueta que decía “oficina del gerente” y la fotografía
era de un cadáver sentado en una silla y cubierto por una sabana
empapada de sangre, en el marco inferior de la foto se leía:
Lo primero que vio al entrar a la oficina fue otro de los monstros dobles,
le disparo con la pistola y luego lo remató con la macana. Después de
acabar con el monstro revisó toda la oficina. Era un pequeño cuarto con
un escritorio y un par de archivadores, no tenía nada de particular. Lo
único útil que pudo encontrar fue una nota sobre el escritorio:
¡Eso es, el cuchillo! – grito - ¿Que vas a hacer sin tu cuchillo maldito
engendro del infierno?
Capítulo VII
A mi esposa ausente
Sé que por duro que sea mi infierno, el tuyo es mucho peor. Pero,
maldita sea, esto es muy duro. Es como si estuvieras muerta, pero no lo
estas. ¡La Helen que yo amaba se ha ido, pero su cuerpo sigue aquí!
Llevo dos años durmiendo solo. ¡Me he amargado tanto, me he vuelto
indeseable! No soy un buen padre para Travis. Algunos días, ni siquiera
puedo mirarlo. ¿Que habrá que hacer para que regreses?
Si papá.
Travis comparó las dos fotos y comprobó que era la misma letra, incluso
podía haber sido tomada con la misma cámara; las dos fotos eran del
mismo tipo, instantáneas polaroid con marco blanco. Luego de revisarlas
guardó ambas fotografías y revisó el resto de la habitación, no tenía
nada en particular a excepción del baño. La bañera estaba destruida,
como si alguien hubiera dejado caer un objeto realmente pesado; tanto
que el piso estaba agujereado. Cuidadosamente descendió por el
agujero y de esa manera se encontró en el baño de la suite de la
primera planta; la suite Rose. Al salir del baño escuchó murmullos. Era
increíble encontrarse con seres humanos. Le parecía que habían pasado
días desde que había visto alguna persona normal, sin pensarlo dos
veces salió del baño con ansias de saber quién estaba del otro lado.
Travis:
Lisa – dijo Travis algo sorprendido.
Lisa:
Travis – le respondió la enfermera, mientras abandonaba la habitación.
Estaba notablemente enfadada por haber sido sorprendida en esa
situación.
Dr. Kaufman:
Tiene usted la costumbre de aparecer cuando nadie lo necesita señor
Grady ¿a propósito porque no se ha ido usted aun de nuestro pueblo?
Travis:
Lo he intentado – respondió.
Dr. Kaufman:
Pues inténtelo más – agrego.
Debe ser alguna clase de droga – pensó Travis - ¿Qué clase de fiesta
estaban teniendo aquí?
Kaufman
Dahlia
¿Sera real o es solo una alucinación que me produce esa niña? - Pensó
La niña – dijo Travis en voz baja – el ritual, ¡la estaban quemando viva
intencionalmente! ¡Esta gente está loca!
¿Qué será eso del Flauros? - pensó - Si esta “esparcido a los vientos”
pueden ser esas piezas que he estado encontrando por todo el pueblo.
En la nota dice que lo volverán a intentar, puede ser que la niña me esté
usando para poder escapar del ritual, sea lo que sea que eso signifique.
Genial, ahora tendré que deambular por este asqueroso mundo – pensó
Travis.
A un fantasma
Tomó la llave la cual tenía una etiqueta de plástico con el número 500
marcado por un lado y el nombre del motel por el otro. Se dirigió
directamente a la habitación de su padre, pero cuando llego a la
habitación se encontró con otro monstro Calibán. La monstruosa
criatura se encontraba justo en frente de la puerta 500, no había
manera de llegar a la puerta sin enfrentarse con el monstro. El gigante
estremeció el suelo con sus patas y Travis se sintió impotente, tenía que
entrar a la habitación; pero como iba a derrotar a otra bestia como esa.
Rápidamente se abalanzó hacia la puerta de la habitación 503 y se
refugió adentro, el gigante no podía ingresar allí; era demasiado grande
como para pasar por la puerta.
Piensa Travis piensa – dijo – como podre esquivar a ese monstro, está
justo frente a la habitación.
Richard:
No estoy durmiendo Travis…
Travis:
Papá
Richard:
Sabías que no estaba durmiendo ¿Por qué te quedaste tanto tiempo
aquí? No estuvo bien.
Travis:
Por favor papá
Richard:
Eso no fue bueno para ti
Luego de decir estas últimas palabras, volvió a cerrar sus ojos y reclinó
su cabeza. La mente de Travis se despejó nuevamente, se volvió a
sentir dueño de sí mismo. Su visión se aclaró y solo quedo el cuarto del
mundo oscuro con el cadáver de su padre colgado del techo.
Cuando la masa de carne dejó de moverse, una luz roja ilumino el suelo
con el extraño símbolo y en medio se encontraba otra pieza igual a las
demás.
Como es posible – dijo Travis – Papá ¿Cómo pudiste hacerte eso?
¿Por qué no me dejas olvidar? – Gritó Travis, mientras miraba por toda
la habitación tratando de encontrar a Alessa - ¿Por qué me estás
haciendo esto a mí?
Levantó la pieza en su mano para enseñarla a quien pudiera estarlo
viendo.
¡Sal de donde estés, sal! Tengo esta… esta cosa para ti.
Capítulo VIII
Esto no está bien – dijo Travis mientras observaba el cuarto del hospital.
El lugar estaba lleno de cajas arrumadas sin mucho orden. Era como
una especie de cuarto de san alejo para todos los trastes y
equipamiento viejo del hospital. Pensó en buscar algún objeto de
utilidad pero eran demasiadas cajas en las cuales buscar y no quería
permanecer más tiempo en el pueblo. Salió del cuarto por la única
puerta que tenía y se encontró en otro cuarto más pequeño con algunas
camillas arrumadas. Cruzó la siguiente puerta y salió a un pasillo; un
poco viejo y desordenado, muy acorde con las otras dos habitaciones
que había visto. Al fondo del pasillo a la vuelta de una esquina, un
resplandor rojo iluminaba desde el suelo.
Sacó las demás piezas de su bolsillo y las puso encima de una vieja
mesa. Las tomo en sus manos una por una y comenzó a observarlas
detalladamente. Al cabo de unos minutos se dio cuenta que las cinco
piezas formaban una especie de rompecabezas tridimensional, cada
pirámide tenía en una de las cuatro caras un círculo tallado y el rombo
tenía tres caras con el mismo círculo. Las caras encajaban
perfectamente, todas las piezas unidas formaban una pirámide
triangular más grande. Pero una vez las hubo encajado todas no pasó
nada, volvió a observar el rompecabezas y se dio cuenta de que las
caras tenían un símbolo diferente cada una. El rompecabezas era pues
una especie de cubo rubik, aunque mucho más sencillo de realizar.
Travis desarmo la pirámide y la rearmo nuevamente cuidando que las
caras de cada pieza coincidieran. Una vez terminó, se escuchó en su
interior un mecanismo. La pirámide resplandeció y se le escapó de las
manos, comenzó a flotar en el aire mientras su resplandor iluminaba
todo el lugar.
Dahlia:
¿Qué has hecho? ¡Haz roto el hechizo!, la niña ahora es libre.
Travis:
Solo quiero terminar con esto, creí que ella quería lo mismo. Quiero salir
de aquí ¿Puedes ayudarme?
Dahlia:
¿Quieres salir? Me das risa, ya es muy tarde para eso. Aun con tu
descarriada ayuda, ella ya no puede detenernos. La ceremonia
empezara pronto ¡Finalmente ella dará luz a Dios! Mírala ahí viene ¡mira
lo que has conseguido!
Travis se dio vuelta para mirar lo que Dahlia le señalaba con su dedo,
detrás de él se encontraba la niña. Extendió sus brazos mientras se
alzaba por los aires, flotando como un ángel del infierno. A su alrededor,
el suelo y las paredes se desprendían y flotaban en el aire como cenizas,
dejando descubierto tras de sí el mundo oscuro al que tanta repulsión le
tenía Travis. La niña comenzó a flotar hacia él y este retrocedió
espantado.
¡Pero qué demonios es esto! – Exclamó Travis – ¿creí que todo había
terminado?
Alessa le dirigió una mirada fría y aterradora que lo dejó pasmado por
un segundo, luego al ver que la oscuridad se apoderaba del mundo se
echó a correr en dirección contraria. Sin embargo, fue inútil. El mundo
normal había desaparecido y la oscuridad se había apoderado de todo el
pueblo. Travis había estado varias veces en el mundo del otro lado del
espejo, pero esta vez estaba en medio de la calle. El mundo se había
desmoronado ante sus ojos, no había manera de que se tratara de una
alucinación. La niña era la principal causante de todo, ahora no había
duda.
Dahlia:
¡Ella esta aquí! ¡Debemos empezar ahora!
Kaufman:
No te preocupes Dahlia, con él fuera del camino, no puede canalizar su
poder
Alessa:
Mamá, mamá ¿Qué pasa?
Dahlia:
¡No Toques!
Alessa:
Ay ¡Esta caliente!
Dahlia:
Déjalo. Es una jaula para un demonio, una vez encerrado, su poder
concentrara el tuyo. Suéltate y todos arderemos en las llamas del
infierno.
Se levantó como pudo y recargó su arma con las últimas balas que le
quedaban, disparó a la cabeza del monstro y cuando se quedó sin
munición le arrojo la pistola. Esta acción pareció enfurecer más a la
criatura, la cual extendió sus manos y de ellas se desprendieron más
bolas de fuego, luego las lanzo al aire y estas cayeron como proyectiles
por toda la plaza. Travis esquivó todas las bolas excepto por una, esta
última le rozó bastante cerca al chaleco por lo que este se prendió
fuego. Sin pensarlo se sacó el chaleco y lo tiró al suelo, tomó la
escopeta y le disparó al demonio. Los cartuchos de la escopeta parecían
hacerle un poco más de daño; no era algo muy importante, pero por lo
menos le hacían retroceder un poco. Disparó uno a uno todos los
cartuchos hasta que la escopeta quedo vacía, luego trató de darle un
golpe en la cabeza con el arma, pero el demonio lanzó sus garras y tiro
la escopeta por los aires. Extendió sus brazos nuevamente y le arrojó
más bolas de fuego.
Travis corrió por la plaza esquivando las bolas de fuego y pensando en
un plan para acabar con el monstro, saco el revólver redentor y apunto
al demonio. Este se abalanzó sobre él y lo lanzó nuevamente por los
aires. Trató de levantarse pero estaba muy maltratado, tomó el revólver
en sus manos y disparó una a una las balas. Finalmente el sonido del
gatillo resonó sobre los casquillos vacíos del tambor, era su fin; estaba
completamente indefenso.
Travis abrió los ojos y lo primero que vio fue una lámpara colgando del
techo, iluminándole el rostro. Trató de levantarse pero se encontraba
atado de pies y manos. Miró a su alrededor y vio que estaba sobre una
camilla. Unas gruesas correas lo sujetaban fuertemente, era la camilla
de un sanatorio.
¡Eres un monstro Travis, eres un demonio! Ven aquí para que pueda
acabar contigo…Maldito engendro del demonio. – gritó la mujer.
FIN
Epilogo
Kaufman:
Media alma se ha perdido, pero la semilla sigue latente.
Dahlia:
La otra mitad no está perdida. Usaremos un conjuro de invocación y
cuando escuche su dolor, tendrá que regresar.
Kaufman:
Eso tomará mucho tiempo.
Dahlia:
No importa, podemos esperar.
Jodie:
¿Escuchaste eso?
Harry:
Es un bebé, ¡está llorando!
Harry:
Suena como un bebé.
Jodie:
No me lo creo… Harry es un bebé.
Harry:
Es una niña, vamos, sostenla en tus brazos.
Jodie:
La han abandonado, si no hubiéramos pasado por este lugar habría
muerto.
Harry:
Debemos informar a la policía.
Jodie:
Harry, debemos adoptarla.
Harry:
¿Estás segura?
Jodie: