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Silent Hill: Origenes (Novela)

Capítulo I

Travis:
¿A quién acabo de pasar?... ¿eres tu colega?
Camionero:
Alto como un árbol y de pared a pared, Travis jodido hijo de puta ¿Qué
estás haciendo en mi ruta?
Travis:
Voy tarde para un trabajo…tomare un atajo tomando Silent Hill, parare
por café tan pronto como llegue a Brahms…estoy agotado.
Camionero:
¿Las pesadillas aun te mantienen despierto? Te lo dije hombre, una o
dos chicas te ayudaran mucho… duermes como bebe con una chica en la
cabina.
Travis:
Supongo que simplemente no conozco a las chicas adecuadas, amigo.
Camionero:
Tal vez si no estuvieras siempre parloteando sobre… recordando cómo y
porque…
Travis:
¡Oye tranquilo! Yo no me meto en tus asuntos.
Camionero:
Responde con risas – No es necesario, mi mujer me mantiene
plenamente informado de mis errores, la señora toma notas.
Travis:
¿Quieres decir que aún no te ha dejado?
Camionero:
Nuevamente riendo – en cualquier momento… Nos vemos por ahí
Travis… Tómatelo con calma.
Travis:
10.4 nos encontramos luego, amigo. Se escucha el sonido cortado de la
radio apagándose.

Travis coloco nuevamente el trasmisor en su lugar. Siempre es bueno


encontrarse con alguien en el camino, sobre todo cuando viajas de
noche.

La noche era oscura, tal vez más oscura de lo normal y caía una
torrencial llovizna  que dificultaba aún más la visibilidad de la carretera.
Travis estaba demasiado cansado, por lo que se le dificultaba
mantenerse concentrado en la vía. No sabía porque pero no podía
sacarse de la cabeza esa escena, el funeral… la tristeza de un niño que
no comprendía…

Diviso el letrero que señalaba la distancia a su destino, 13 millas más y


podía disfrutar de una reconfortante taza de café en Brahms, tal vez
necesitaba algo más que una taza de café pero con el frio que hacía en
el exterior y lo cansado que estaba, una taza de café sería más que
suficiente para reanimarlo.

Afuera en el bosque, empapada por la lluvia una figura femenina se


escurría a través de los árboles, al llegar a la carretera tropezó y cayó
justo en el momento en el que Travis pasaba por el lugar.

¿Pero qué demonios…? – pensó Travis mientras hundía su pie con


firmeza en el pedal del freno.

El camión se tambaleo y el tráiler estuvo a punto de soltarse, pero


Travis era un conductor experimentado y maniobro hábilmente el
vehículo para evitar el choque, freno justo en frente de lo que parecía
ser una mujer joven; envuelta una capa negra empapada y reluciente
por el agua que  la cubría. Travis trato de mirarla más claramente a
través del vidrio, pero por causa de la lluvia no pudo hacerlo y se
decidió bajar para evaluar mejor la situación.

Abrió la puerta de la cabina suavemente y bajo con calma del vehículo,


sabía que no la había golpeado, ya que había frenado a pocos metros de
ella, por lo que si la muchacha estaba lastimada no sería por su culpa.
Al mirar frente al camión se sorprendió momentáneamente  de no ver a
nadie. Sin embargo, la muchacha había aparecido repentinamente, por
lo que tal vez fuera corriendo y no quisiera cruzarse con nadie, de modo
que no le importó demasiado y se dispuso a volver al vehículo, cuando
se estiro para abrir la puerta le pareció ver a una niña en el espejo
retrovisor, giro rápidamente para ver si había alguien detrás suyo, pero
no vio a nadie. Lo único que había era una densa niebla que no le
permitía ver a más de 10 metros de distancia. Era curioso; hace un
momento cuando había estado conduciendo, la lluvia caía fuertemente
sobre todo el terreno y no había niebla, pero ahora de repente había
cesado la lluvia, reemplazada por una espesa niebla.

Ya había pasado varias veces por esta zona; y aunque había visto en
algunas ocasiones nieblas muy densas, esta era la más espesa de lo que
nunca hubiera visto.
Tal vez hubiera alguna persona detrás de esa niebla, quien sabe, era tan
espesa, que podría haber un ejército de zombis y no los hubiera visto.
Se giró nuevamente rumbo a la cabina, pero esta vez no fue una visión.
Esta vez vio claramente una niña en el retrovisor, era una niña como de
unos 10 años, vestida con un uniforme  azul como de alguna escuela
privada, llevaba una camisa blanca y una corbata de color rojo. No fue
mucho el tiempo que tubo para observarla, tan solo un par de segundos,
pero su vista fue tan clara y espantosa que no dudo de que fuera real.
La  niña parecía que estuviera flotando tras de él acercándose como un
fantasma a sus espaldas. Antes de que se diera vuelta rápidamente para
verificar su presencia, la niña pareció alargarle los brazos, como si
quisiera atraparlo.

Nuevamente no vio absolutamente nada, la espesa niebla parecía


haberse duplicado en ese corto espacio de tiempo. Si antes  alcanzaba a
ver el tráiler de su camión a través de la niebla, esta vez solo podía ver
unos dos o tres metros frente a él, era como si la niebla se viniera tras
de él, como si tratara de envolverlo como a una presa.

Travis llevaba puesto su chaleco de conductor, y como siempre viajaba


a cualquier hora del día, llevaba una linterna de bolsillo en la solapa, la
encendió para tratar de ver mejor a través de la niebla. Giro a su
alrededor para ver si podía encontrar a alguien. Cuando miro
nuevamente al frente del vehículo la pudo ver: era una niña,
efectivamente, aunque más pequeña de lo que le había parecido al
principio. Aparte del vestido azul, llevaba unos calcetines blancos como
los de los uniformes, unos zapatos negros de cuero y una cabellera
castaña envuelta en una cola.

Definitivamente era una imagen fuera de lugar, era la típica niña


pequeña que debería estar en el patio de juegos de su escuela; pero no,
ahí estaba sola y perdida en medio de la carretera, muy lejos de su
familia y su lugar.

Quizás se había escapado, tal vez se hubiera perdido en el bosque


durante algún viaje escolar, fuera como fuera, no debería estar allí,
afortunadamente se había encontrado con un buen tipo como Travis,
quien se encargaría de llevarla de regreso a su casa sana y salva.

¡Eh…! – Musito Travis – cuando la chica se volteo para mirarlo, de


repente hecho a correr sin decir una palabra.

¡Oye, regresa! – le dijo emprendiendo la persecución.


Apenas se divisaba su rastro azul a través de la niebla, lo suficiente
como para poderla seguir. Es cierto que ella era una niña y él era un
camionero que pasaba la mayor parte del tiempo sentado tras el
volante, pero igual le parecía bastante extraño no poderla alcanzar
fácilmente; a pesar de poner todo su empeño en ello. La niña siguió por
toda la carretera principal hasta llegar a una trocha destapada que se
adentraba hacia el campo, Travis la siguió por un par de minutos hasta
que algo más grande  e inmediato llamo su atención. Cuando ya estaba
a punto de desfallecer de cansancio, lo sorprendió la vista de un
incendio.

No es niebla… es humo… Dios mío… – Dijo Travis al ver la casa de


campo que ya estaba casi completamente consumida por el fuego.

Era una casa de dos plantas, hecha enteramente de madera y


descontando un par de cuartos, se veía teñida completamente de un
vivo naranja que danzaba con el fuego. En un costado de la casa, el que
estaba libre de fuego, vio a una mujer de edad media, que parecía
tratar de espiarlo, una vez la mujer se vio descubierta, se desvaneció
tras la casa, Travis pensó en seguirla, pero había algo aún más urgente:
era un grito femenino y provenía del interior de la casa.

¡Hay alguien allí adentro!

Travis no lo pensó dos veces y se escabullo al interior de la casa por


entre las llamas. Adentro era un verdadero infierno, todas las paredes
estaban cubiertas, en distintos grados de fuego vibrante que
amenazaban a Travis para que retrocediera. Creyó haber escuchado el
grito en la planta superior, por lo que sin perder tiempo se dirigió
directamente a las escaleras. Al subir los primeros escalones, el fuego
ya había hecho sus primeros estragos y parte de la escalera se
desmorono tras él. Al subir a la segunda planta, Travis vio un extraño
cuadro que parecía representar a alguna clase de verdugo, también
había más cuadros extraños por la casa, pero por lo urgente de la
situación, no les prestó demasiada atención y cruzo la primera puerta
que vio. Busco al interior de la casa por entre las llamas hasta que llego
a un rincón escondido en el que había varias velas encendidas.

Tal vez esto haya causado el incendio – pensó Travis.

Al acercarse a las velas, se encontró con un espectáculo grotesco. Las


velas hacían parte de algún extraño  ritual y estaban colocadas
alrededor de un círculo, dibujado en el suelo, era como alguna especie
de símbolo, como de los que se encuentran en los libros de esoterismo.
Pero lo que realmente daba una espantosa impresión, era que en el
centro del círculo, había un ser humano medio achicharrado. Era una
niña.

¿Pero qué clase de mierda es esta? – Pensó – ¿Quién le haría esto a un


niño?

De repente la niña; que parecía muerta, abrió los ojos. Y una ola de
fuego; como las provocadas por una roca al golpear un lago, se extendió
desde el centro del círculo. Y la niña pareció ser levemente impulsada
hacia arriba por el fuego.

¡Déjame arder! –Dijo la niña, mientras volvía a cerrar los ojos.

¡No puede ser! –Pensó Travis, al ver horrorizado esta escena.

Sin embargo, era un ser humano, estaba en serios problemas, y


necesitaba ayuda. Como pudo, Travis se obligó a sobreponerse sus
sentimientos y se dispuso a actuar.

Tú vienes conmigo –dijo, cuando se disponía a levantar a la niña.

La criatura, estaba desnuda; y la mayor parte de su cuerpo, presentaba


graves quemaduras. Su cabeza no tenía cabello, su piel estaba casi toda
negra. Daba el aspecto de ser uno de esos maniquíes de pruebas que
utilizan para probar los automóviles, sólo que éste no era un maniquí,
era una niña de verdad. ¿Quién podría hacerle tal cosa a una niña? ¿En
qué mundo tan loco, podrían ocurrir esta clase de cosas? Travis buscó la
salida nuevamente, llevando en sus brazos a la niña, la cual estaba
ardiendo todavía. Tiempo después cuando hubiera dejado a la niña,
Travis descubriría que también había sufrido quemaduras el mismo; en
sus brazos. Los cuales llevaba desnudos, pues su camisa no tenía
mangas largas.

Travis trató de buscar las escaleras, pero recordó que éstas habían
colapsado cuando él había subido. Dio vueltas por toda la casa tratando
de hallar otra salida, cuando repentinamente el suelo se resquebrajó y
los dos cayeron a la primera planta. Afortunadamente fueron a dar en
un área despejada y libre de llamas. Ya habían logrado bajar, ahora
había que salir de allí a toda prisa antes de que toda la estructura se
viniera el suelo. Se dirigieron a la salida, pero justo antes del final del
cuarto una pared de fuego les bloqueó totalmente el paso. Travis pensó
que tendrían que buscar alguna ventana, porque sería imposible pasar
por allí. Sin embargo, algo muy extraño ocurrió. En el aire, se dibujó
una especie de luces de neón de color rojo, representando un símbolo
parecido al que había dibujado en el suelo del ritual. Mágicamente el
símbolo dispersó las llamas, abriendo un camino para pasar. Todo esto
sorprendió muchísimo a Travis, pero en el estado en el que se
encontraba, no había tiempo de detenerse a reflexionar. Salieron de la
habitación y se encontraron nuevamente con otra pared de fuego, igual
que la primera esta se desvaneció luego de que apareciera el símbolo.
Finalmente se encontraron con una última pared, la cual superaron sin
dificultad con ayuda del misterioso símbolo.

Llegaron a la salida de la casa justó a tiempo, Travis avanzó algunos


metros y colocó a la criatura en el suelo, mientras la casa se
desplomaba tras de ellos. Estaba exhausto pero al menos habría logrado
salvar a la niña.

Ahora estás a salvo… -dijo Travis jadeando.

¡Oigan! ¡Que alguien ayude! ¿Dónde está… todo el mundo?

Esas fueron las últimas palabras de Travis, había respirado bastante


humo y junto con la agitación del incidente no le quedaban fuerzas para
dar un paso más. Se desplomó junto a la niña y con sus últimos
suspiros, creyó escuchar sirenas de bomberos y sirenas de ambulancias.

¡Ha llegado la ayuda…! –Fue lo último que pensó Travis. Mientras se


sumía en la inconciencia.

Capítulo II

Sentado en un banquillo de madera, junto a una larga pared de ladrillos,


se levantó bruscamente y miro confundido en todas direcciones sin
comprender mucho su situación.

¿Pero dónde… la chica… yo…? - Pensó Travis confundido.

Sus ideas no eran claras, y se llevó las manos a la cabeza como


tratando de reactivar su cerebro. Se levantó de la silla y dio un mejor
vistazo a su alrededor.

¿Dónde estoy? –Se preguntó.

Estaba en medio de algún pueblo, eso era seguro. ¿Pero qué pueblo?
¿Cómo había llegado hasta allí? Todas las calles estaban deshabitadas.
Tal vez aún era muy de mañana, pero no se podía decir muy bien ya
que todo el lugar estaba cubierto por un manto blanco de espesa
niebla… ¿Ésa niebla… le recordaba algo? Se levantó para tratar de
encontrar a alguien que le pudiera dar alguna indicación, y muy cerca
del banquillo del que se había levantado encontró pronta respuesta a
sus preguntas.

Había una pequeña valla publicitaria para turistas, en la que se leía


grande la palabra “información” debajo de esta estaba el mapa del
pueblo y algunos folletos de lugares turísticos, en una canasta a la
derecha de la valla.

¿Silent Hill…? –Dijo Travis, leyendo el letrero de bienvenida de la valla.

Su memoria se había despejado, recordaba claramente el incidente de la


noche pasada. Sin embargo, no tenía la menor idea de lo sucedido
después de desmayarse.

¿Qué pasó anoche? –Preguntó Travis -¿Aquella niña? ¿Estará viva? La


habrán llevado al hospital.

Koontz Street –dijo, señalando la ruta con su dedo sobre el mapa de


Silent Hill. –Necesito saber si está bien…

Travis tomó uno de los folletos que traían el mapa del pueblo, y se
dirigió al hospital. No tardó mucho en llegar, el Hospital Alchemilla
estaba tan sólo la vuelta de la siguiente calle y con el mapa, no le fue
difícil encontrarlo. Al entrar a la recepción del hospital, llamó a la
campana. Pero nadie respondió.

¡Hola! ¿Hay alguien aquí? –Dijo tocando nuevamente la campana.

No hubo ninguna respuesta, el hospital parecía igual a las calles, está


oscuro y se veía algo descuidado. Además, de no tener ni una sola alma
alrededor. Al no encontrar a nadie que le ayudara, buscó algo que le
pudiera servir para encontrar a la niña. En la cartelera informativa que
colgaba junto a la entrada, había un documento que parecía haber sido
recién pegado:

En construcción

Actualmente se están renovando las plantas segunda y tercera del


hospital. Por ahora, quedan cerradas a los pacientes y a los visitantes.
las obras continúan y la dirección del hospital les agradece su continua
cooperación, mientras intentamos minimizar las molestias.
Calculamos que las obras se habrán finalizado en seis meses.

La reestructuración de la tercera planta nos permitirá el doble de


capacidad para pacientes ingresados y dispondremos de unas
instalaciones más modernas y limpias.

Aquí en Alchemilla, la calidad del cuidado que le ofrecemos a usted,


nuestro valioso paciente, es de la mayor importancia.

Doctor Phillips

Presidente de la junta de Alchemilla.

Junto a la cartelera, también había un mapa del hospital. Travis tomó


las dos cosas y se dispuso a buscar el mismo, a la niña. Todos los
corredores del hospital estaban oscuros, la única luz, era la que se
filtraba de la calle. Al llegar al pasillo del ascensor se encontró con
algunas ventanas rotas y algunos papeles tirados en el suelo. Era
extraño, era como si en parte el hospital estuviera abandonado. Junto al
ascensor había un hombre de traje, parecía un doctor.

Qué bien –pensó Travis –por fin otro ser humano.

¡Oiga! ¿Es usted médico? –Preguntó.

¿Puedo ayudarlo? –Respondió el hombre.

¿El incendio de anoche, la chica que se quemó? ¿Está aquí?


¿Una chica? –Respondió el extraño – no hemos recibido pacientes
nuevos en los últimos días. ¿Estaba herida?

¡Estaba totalmente quemada! –Contestó Travis.

¿Es usted familiar? ¿Cómo ha dicho que se llama?

No sé cómo se llama. La saqué del incendio, deben haberla traído aquí


¿Hay algún otro hospital?

Lo siento, quizás alguien en la recepción puede ayudarle. –Respondió el


hombre de traje. Parecía muy poco interesado en la historia de Travis.

Tengo negocios urgentes que atender. –Agrego mientras ingresaba al


ascensor –adiós.
El hombre desapareció en el ascensor y Travis vio que éste se había
detenido en la segunda planta, pero qué tipo más pedante; había
pensado Travis. Además, algo le había parecido muy sospechoso,
parecía interesado en saber más de lo que Travis conocía del incidente.
Pero una vez que se enteró de todo, fingió estar muy ocupado. Era
obvio que el tipo sabía algo acerca de la niña. Travis esperó a que el
ascenso regresara subió también a la segunda planta del hospital,
esperando encontrar alguna respuesta más clara.

Una vez en la segunda planta, no había rastro del hombre. Travis


ingresó en la primera puerta que vio y al ingresar y se encontró con una
enfermera de espaldas. Su primera impresión fue de alivio. Por fin
alguien lo ayudaría y le informaría de la chica del incendio. Pero había
algo extraño con enfermera, tenía las ropas sucias y hechas jirones.
Además, temblaba de una forma antinatural, como si se encontrara
convulsionando.

¿Señorita? –Preguntó Travis - ¿Se encuentra bien?

La enfermera se dio vuelta de manera inesperada y Travis se sobresaltó


por la horrible figura que se le presento al frente. El rostro de la
enfermera, era un completo desastre, tenía un tapabocas que le cubría
media cara. Pero era evidente que tras él, se escondía algo muy distinto
un ser humano. Era como si no tuviera forma, como una gran masa de
piel deformada cubriéndole toda el área que debería ser su rostro. Todo
su uniforme estaba cubierto de sangre seca y podrida, y por su olor
repugnante, podría decirse que era un cadáver. De no ser porque ahí
estaba, frente a él. Sosteniendo un enorme jeringa en su mano
izquierda.

Travis retrocedió por puro instinto. - ¿Que demo…?

La enfermera se le abalanzó, dando pasos torpes y amenazándolo con la


jeringa, no era una jeringa común. Más bien parecía una de esas
jeringas que se usan con los animales grandes. Y fácilmente se veía que
estaba sucia y oxidada. Los pasos de la enfermera eran como los de una
persona que está recibiendo una descarga eléctrica, y se tambaleaba de
lado a lado mientras avanzaba. Travis vio un martillo en una camilla que
estaba junto a él. Pensó en atacarla, Pero; ya que ésta no era muy
hábil, lo tomó sólo por precaución. Trató de abrir uno de los cuartos
para escapar, el cuarto 206 que era el que estaba más cercano, pero
éste estaba bien cerrado. La enfermera se le echó encima, pero Travis le
esquivó fácilmente y se dirigió a probar suerte en el siguiente cuarto el
205, en éste la puerta estaba abierta y entró rápidamente cerrando tras
de sí.

¿Qué demonios es esa cosa? ¿Una enfermera con algún caso extremo de
demencia? ¿Había habido alguna epidemia en el pueblo? Tal vez por eso
esté cerrado el hospital. ¿Pero cómo había podido atacarlo si no parecía
tener ojos?

El cuarto 205, tenía una cama completamente manchada de sangre, al


igual que el suelo; en el cual había una enorme mancha de sangre
fresca. Travis buscó en el cuarto alguna pista de la niña o del hombre
del traje, y halló un reporte médico el cual decía lo siguiente:

Diagnóstico preliminar:

Quemaduras de tercer grado, la paciente está inconsciente…algo ha


evitado que el daño se propagará los órganos internos…el daño de los
tejidos se limita a la epidermis y a las extremidades de los miembros.

¿Cómo es posible?

¡Quemaduras de tercer grado! –Pensó Travis – ¡sangre fresca! Ya sabía


yo que había algo sospechoso en ese tipo. “Algo ha evitado que el daño
se propagara” algo tal vez como esa extraña luz que nos permitió
atravesar las paredes de fuego. No me cabe duda de que la niña ha
estado aquí. ¿Pero a dónde ha ido?

Travis comenzó a pensar en la niña, en la enfermera y en el extraño


reflejo que había visto en el espejo de su camión. Definitivamente algo
andaba muy mal en este sitio, y mientras estaba pensando en ello se
fijó en el espejo que había en el cuarto para encontrarse con otra
sorpresa.

El cuarto 205 en el que estaba, Lucía sucio y descuidado. Además del


horrible olor a sangre y el desorden. Pero la imagen que se reflejaba en
el espejo era mucho peor, eran las mismas cosas; y estaban ubicadas
en los mismos lugares. Pero su aspecto era totalmente diferente: las
camas del espejo se veían totalmente oxidadas, como si llevaran años
de abandono. El suelo estaba gastado y las paredes se desmoronaban.
Era como si la imagen del espejo reflejara el mismo cuarto, pero tras
unos 20 años de abandono.

Qué extraño. –Pensó Travis –este cuarto haría perfecto juego con esa
enfermera loca de afuera.
Luego de revisar todo el cuarto, se dispuso a salir. Alistó su martillo, no
pensaba lastimarla, su idea era esquivarla y salir del lugar. Pero si la
situación se ponía difícil, podría usarlo en defensa propia.

Cuando Travis tocó el picaporte algo extraño ocurrió: la niña; era la


niña. Estaba del otro lado del espejo. Pero era ella… una niña en la
carretera, una niña en el incendio, y ahora tras el espejo. ¿Sería acaso
un espanto? ¿La presencia se quedaría en el lugar tras haber fallecido en
aquel cuarto? La niña acercó su mano al espejo como si estuviera
atrapada en el otro lado y quisiera mostrárselo. Al hacer contacto su
mano con el espejo, una mancha de sangre se dibujó en éste, y la chica
retrocedió sin dejar de mirar a Travis.

Es la chica del incendio –dijo - ¿Cómo has llegado hasta ya? –Le
preguntó.

La chica no le respondió, simplemente se quedó parada junto a él,


alternando su mirada entre sus ojos y la mancha de sangre de su mano
en el espejo. Travis entendió el mensaje.

Quieres que toque el espejo. ¿No es verdad? –Pensó Travis.

Alargó la mano y trató de tocar la mancha. Pero cuando lo hizo, su


mano atravesó el cristal como si se tratara de agua. A medida que su
mano entraba en el espejo, éste se iba tiñendo de rojo sangre, como si
estuviera empapado en ella. Luego como si de un campo de fuerza se
tratara, salió disparado violentamente hacia atrás. Se sintió como si
hubiera tocado una cerca eléctrica. Miro sus manos para comprobar si
estaban manchadas, pero éstas estaban bien. Travis no podía creer lo
que había ocurrido. Cuando volvió a observar el espejo se dio cuenta de
que la imagen ahora era normal, y reflejaba la imagen del cuarto, igual
a como lo estaba viendo hace un momento. Pero la niña había
desaparecido el reflejo. Sin embargo, cuando se fijó en el cuarto más
detenidamente. Se encontró con espanto con la sorpresa de que éste
lucía igual al que había observado anteriormente en el espejo, con las
camas oxidadas y las paredes en ruinas.

¡Había dado la vuelta! Eso era, ahora estaba del otro lado del espejo. No
había ninguna otra explicación.

Estoy viendo cosas. –Dijo incrédulo –esto no está bien.

El aspecto del cuarto era mucho peor de lo que le percibió en el espejo.


No sólo las camas estaban oxidadas y el edificio hecho ruinas, sino que
además había manchas de sangre por todos lados. Era sangre seca,
como si se hubiera destajado a muchos animales en el sitio. Daba el
aspecto de ser un viejo matadero. Travis agradeció llevar su linterna, ya
que esta vez la luz era inexistente. Sólo le quedaba una puerta que
atravesar así que alistó su martillo y se dispuso a salir.

Cuando salió del cuarto se encontró con un espectáculo mucho peor.


Algunas paredes estaban en ruinas, como si fueran muy viejas. Pero la
mayoría no eran paredes, tanto el suelo como muchas de las divisiones
del hospital se habían transformado en rejas metálicas oxidadas y
desgastadas. Las columnas eran sólidas vigas de hierro, como las de los
grandes rascacielos y gran parte de las cosas que veía estaban
retorcidas. Las puertas del lugar también habían cambiado, la mayoría
eran metálicas como si fueran las de un búnker. Todo el hospital tenía
ahora el aspecto de alguna fábrica abandonada. También estaba allí la
enfermera, pero estaba bastante lejos, por lo que Travis se alejó del
cuarto sin problemas.

Gran parte de las puertas que se encontraba en su camino estaban


fuertemente selladas, y siendo de metal sus posibilidades de derribarlas
eran más bien escasas. Recorrió todo el lugar probando puertas una tras
otra y revisando los cuartos para ver qué cosa podría serle útil. En uno
de los cuartos, que tenía el aspecto de un cuarto de aseo, encontró una
extraña nota:

No te preocupes… ------------------------------------- he usado


a--------------- para contener todo su poder. No vendrá nadie
ayudarla.------------------------------------- uno de los cinco---------------
escóndanlos. Protéjanlos.

--------------------

La nota no tenía ningún sentido, pues se había manchado con tinta y


gran parte de ella era ilegible. Junto a la nota había un extraño huevo
de oro que llamó la atención de Travis. Tomo ambas cosas y siguió
buscando en el hospital. En la segunda planta no había más lugares en
los que buscar, así que usando el mapa que tenía del antiguo hospital,
se dirigió a las escaleras para tratar de buscar la salida. Una vez estuvo
en la primera planta lo primero que vio fue a la enfermera. Era poco
probable que fuera la misma que había visto en la segunda planta, así
que supuso que había varias por todo el hospital.

Detrás de la enfermera había una placa extraña con forma de ave,


Travis trató de leer la inscripción que se leía debajo, pero la enfermera
se le abalanzó. Ya había tenido suficiente paciencia, y están en un lugar
tan extraño como éste. Supuso que nadie echaría de menos a una de
esas espantosas criaturas. Tomó su martillo con fuerza y después de
esquivar a la enfermera, le asestó un golpe seco en la nuca. Se escuchó
un fuerte crujido de hueso, y la enfermera cayó al suelo. Travis lo
observó con algo más de cuidado y se dio cuenta, que lo único que tenía
de humano era la forma. Su piel estaba completamente muerta, y
estaba fría como un pedazo de carne. No se atrevió a darle la vuelta
para observar mejor su rostro. Ya con el lugar despejado, tuvo tiempo
de leer la inscripción:

“Incluso en este infierno de las llamas, vi nacer una vida nueva”

¿Infierno de las llamas? –Pensó Travis - ¿Así se llamará este lugar? Tal
vez se refiere al incendio de anoche.

Detrás de la placa del ave había una puerta, pero ésta estaba
firmemente cerrada. Debajo de la figura había un hoyo circular del
tamaño de un huevo. Busco en el resto del lugar, y también dio otra
puerta extraña la cual tenía una especie de mujer, parecida a una
medusa. Pero en lugar de ojos había dos hoyos redondos. Debajo de la
cabeza había la siguiente inscripción:

“Incluso los ciegos necesitan ojos, si desean contemplar el futuro”

No tengo idea de que pueda significar esto –pensó al leer la inscripción.

Ninguna de las puertas que encontró en este corredor se podía abrir,


solamente podía volver atrás. Justo cuando se disponía a regresar para
buscar otra salida, recordó el huevo dorado que había encontrado. Y no
teniendo mejores opciones, probó encajarlo en el hoyo bajo el ave. Para
sorpresa suya éste encajó perfectamente y al hacerlo la puerta en la que
éste se encontraba se abrió. Detrás de la puerta había un baño, y
enfrente de los lavados hallo un espejo que le pareció familiar, pues la
imagen que se reflejaba no era la misma que él podía ver con sus ojos.
Se preguntó si podría regresar de la misma manera que había llegado
allí, estiró la mano para tocar el espejo y cuando lo hizo todo se volvió a
repetir. Aunque esta vez no hubo fuerza que le impulsará hacia atrás,
sólo la extraña sensación de choque eléctrico; y cuando volvió a mirar el
cuarto, todo parecía haber vuelto a la normalidad. El baño sucio,
ensangrentado y oxidado, ahora se veía solo en el espejo. Mientras él se
hallaba en el baño común, que aunque estaba algo desordenado y sucio,
no tenía nada de particular.
Al salir del baño todo era normal otra vez, los pasillos estaban medio
oscuros, iluminados únicamente por la luz que se filtraba desde afuera.
Travis trató de salir del hospital, pero las puertas de todo el lugar
estaban fuertemente selladas. Incluso había tratado derribar una de
ellas de una patada, pero lo único que consiguió fue un tremendo dolor
de pie. Después de recorrer todo el hospital, a los únicos lugares que
pudo tener acceso fueron el baño y un cuarto de examinación, en el que
había encontrado una nota sin importancia de un tal doctor Kaufmann, y
un maniquí de cirugías al que se le podrían sacarlos órganos. Revisó el
cuarto de arriba abajo, hasta que notó algo extraño en el maniquí. Sus
ojos, los ojos del muñeco se podían sacar. Los tomó en sus manos y los
examinó detenidamente: eran un par de ojos de cristal, y cuando los
tomó cada uno en una mano recordó.

¡Unos ojos! ¡Igual que el huevo! –Pensó Travis mientras se dibujaba una
pequeña sonrisa en su rostro, la cual rápidamente se transformó en una
mueca de asco – ¡Rayos! eso significa que debo volver al otro lado.

Tomó los ojos y regresó al baño, frente al espejo. Tocó con su mano el
espejo y nuevamente se encontró del otro lado. Al salir del baño se
encontró con una desagradable sorpresa. No era una, sino dos
enfermeras; quienes lo estaban esperando para atacarlo. Travis no
había tenido la precaución de sacar su martillo, por lo que se vio
obligado a detener la espantosa jeringa y forcejear con sus manos.
Empujó con fuerza a una de las enfermeras y mientras ésta estaba
tirada en el suelo. Sacó su martillo y le dio en el centro de la cabeza a la
otra. Nuevamente se escuchó el crujido de su cráneo y la criatura cayó
al suelo. La otra enfermera no se había puesto de pie, por lo que se
dirigió rápidamente a la puerta de la cabeza de medusa y colocó los ojos
en su sitio. Igual que con el huevo, los ojos abrieron la puerta. Travis la
cruzó rápidamente. Dentro del nuevo corredor que había abierto
encontró unas puertas. Nuevamente se dispuso a inspeccionar
comenzando por la primera que encontró.

Dentro de esta puerta había una cama, igual de oxidada que las demás.
Pero también había algo más, un cadáver desfigurado y sin ojos. Era
imposible saber si era un hombre o una mujer, pues el cuerpo se hallaba
medio mutilado y en avanzado estado de descomposición. Travis se dio
vuelta y se llevó las manos a la boca, lleno de asco y con fuertes ganas
de vomitar. El cuarto apestaba a muerte.

Le han cortado, y sus ojos… no están. ¿Qué clase de monstruo podría


haber hecho esto? –Pensó.
No había más que hacer en este lugar, y no estaba dispuesto a
inspeccionar más a fondo, con ese horrible espectáculo a su alrededor.
Antes de salir decidió echar un vistazo a una extraña puerta que se
hallaba junto a la cual  había usado para entrar. Era una puerta con un
extraño dibujo. Un bizarro cuadro rojo, similar a las entrañas de algún
monstruo.

Al entrar al cuarto, se llevó otra horrible sorpresa. Las paredes eran


igual a la puerta, tenían como tejido vivo pegado a ellas, como si se
tratara del estómago de un gigante. Y vio en el fondo un hombre… una
larva gigante… una criatura espantosa. Sin pensarlo trató de volver,
pero la puerta se había desvanecido, no había salida. Sólo era él y la
horrenda criatura. Era como una especie de forma humana, con los
brazos atados; como si tuviera una camisa de fuerza. Pero no tenía
nada de humano excepto la forma, ya que estaba envuelto en una
especie de placenta que le cubría de pies a cabeza.

Travis sacó su martillo para defenderse, pero la criatura se le abalanzó y


le roció una especie de ácido, como si se tratara de un aerosol. Pudo
esquivarlo, pero dejó caer el martillo en la maniobra. La criatura no le
dio tregua y se abalanzó nuevamente. Travis no tuvo más remedio sino
enfrentar a la criatura cuerpo a cuerpo. Le lanzó un puñetazo, y sintió
como la viscosa superficie sangraba con el golpe y le humedecía su
mano de un repugnante fluido extraño. El golpe hizo retroceder a la
criatura, por lo que Travis se abalanzó hacia ella y le propinó varios
golpes. Finalmente luego de recibir varios puñetazos la criatura cedió y
cayó al suelo. Sin perder tiempo, Travis le propinó varias patadas
mientras seguía tendido en el suelo, hasta que dejó de moverse.

Al finalizar la batalla, Travis vio un extraño objeto con forma de


pirámide tirado en el centro de la habitación. El objeto comenzó a brillar
y debajo de él apareció el símbolo extraño que había visto durante el
incendio; iluminado por una luz roja, como si fuera la luz de un láser.
Tomó el objeto en sus manos y lo examinó.

¿Qué es esto? –Dijo mirándolo con curiosidad.

De repente apareció la niña detrás de él.

¡Tú…! –Dijo sorprendido. – ¿Qué era esa cosa?

La niña no respondió y cerró los ojos. Al hacer esto, su cabello comenzó


a revolotear y Travis comenzó a oír nuevamente las sirenas de la noche
anterior.
Esto no está pasando –dijo mientras se tomaba el rostro con ambas
manos.

Comenzó a sentirse mareado, su cabeza se tambaleaba. Trató de


mantenerse en pie, pero era imposible, sus fuerzas lo abandonaron. Se
desplomó en el suelo y finalmente perdió la conciencia.

Capítulo III

¿Se encuentra bien? -Preguntó una voz femenina.

Travis abrió los ojos y se levantó confundido.

Otra vez… -pensó -¿Que ha sucedido?

Lo siento ¿Lo he asustado? -Preguntó nuevamente la voz -mi nombre es


lisa, soy una practicante aquí ¿Está esperando alguien?

Travis incorporó lentamente y se dio cuenta de que estaba nuevamente


en el hospital común. Estaba dormido en uno de los sofás de la sala de
espera. Al igual que la noche anterior, no sabía qué había pasado; desde
que se había desmayado al escuchar las sirenas. Recordaba el objeto
con forma de pirámide, la luz con el símbolo, y también a la niña. Pero
desde ahí su memoria estaba en blanco.

¡No! No, sólo estoy… -respondió Travis, sin saber qué decir. -Bueno, la
verdad es que ya me voy. Ya terminé aquí. Mi nombre es Travis,
encantado de conocerla. Lisa.

¿Seguro de que está bien? Parece algo nervioso… disculpe.

No, está bien para ser sincero he estado algo… ido todo el día. Anoche
estuve en medio de un incendio y creo que se me cocinó un poco el
cerebro.

¿El incendio del distrito financiero? -Preguntó lisa -qué horrible, he oído
algo de eso. Nadie sabe cómo comenzó y esa pobre niña. Alessa
Gillespie. Morir de esa manera….

¿Alessa? ¿Murió? -Preguntó sorprendido.

Sí, lo siento, ¿La conocía?


No, pero… no importa….

Bueno, debo salir de prisa -dijo lisa -el doctor Kaufmann quiere verme
en el sanatorio Cedar Grove, y se enfadara si llego tarde. Quizás nos
volvamos a ver por ahí. Tenga cuidado Travis.

Usted también Lisa.

Lisa salió del hospital, rumbo al sanatorio y desapareció tras la niebla.


Travis se quedó pensando.

Alessa Gillespie, al menos a hora sé el nombre de la niña. Lo que no


entiendo es lo del distrito financiero, la casa de la que yo la saqué no
me pareció más que una casita de campo. Tal vez no le han contado la
verdadera historia.

La idea de que el doctor Kaufmann estuviera escondiendo algo, había


cobrado fuerza en la mente de Travis. Ese tipo está escondiendo algo
¿Estaría muerta Alessa realmente? ¿Porque la seguía viendo? Además
estaba el espantoso asunto de los espejos, y la dimensión retorcida a la
que había viajado. Travis decidió seguir al doctor y averiguar qué era lo
que estaba sucediendo.

Sanatorio Cedar Grove, ese sería el siguiente destino de Travis. Esperó


unos minutos para no cruzarse con lisa en el camino, luego salió en
busca del lugar.

Al salir del hospital, Travis se volvió encontrar con las mismas calles
cubiertas de niebla. Sacó el mapa que tenía del pueblo y ubicó el
sanatorio. Llegaría más rápido si atravesaba por la parte trasera del
hospital, y salía a la calle Canyon. Al salir del callejón que llevaba la
calle Canyon, se encontró nuevamente con otra criatura parecida a la
que había enfrentado en el último cuarto del hospital. Sin embargo, éste
se encontraba bastante lejos, por lo que Travis se alejó de él sin
problemas. Bajó por la calle Canyon y a un costado de la calle encontró
un coche de policía sobre el cual había una macana, Travis la recogió en
reemplazo de su martillo, el cual había perdido durante su último
enfrentamiento.

Bueno, esto me servirá para enfrentarme con esas criaturas. -Pensó


Travis.

A medida que recorría las calles solitarias de Silent Hill, se encontraba


con horror con que éstas estaban plagadas de monstruos. Ya no había
enfermeras, únicamente esos repugnantes hombres larva. Y lo peor era
que no había ni una sola persona en el pueblo. Al tratar de atravesar la
avenida cielo, se encontró con un extraño obstáculo que le impedía
continuar. Era un gigantesco agujero en la tierra, era como si una
retroexcavadora gigante hubiera sacado un colosal pedazo de suelo,
dejando tan sólo en el lugar un monumental cañón.

¿Pero qué demonios…? ¿Quién habrá hecho este enorme agujero?

De todas las cosas que había visto Travis, ésta había sido la que más le
había sorprendido; pues siendo él un trabajador que solía mover
grandes cargas, sabía lo difícil que era extraer tierra del suelo. Travis
sabía que para hacer un hueco como este se necesitarían muchísimos
hombres y varias máquinas pesadas. Sin embargo, en el lugar no había
nada de eso.

Esto no lo ha hecho ningún ser humano. -Pensó Travis - Esto lo ha


hecho una fuerza sobre humana…

Travis volvió a mirar su mapa, y buscó otra ruta por la cual dirigirse al
sanatorio. Nuevamente emprendió su marcha, evitando a todos los
monstruos que se cruzaban en su camino. Finalmente llegó a la avenida
Toluca, pero en esta se encontró otro hoyo gigante que le impedía el
paso. Sin embargo en la esquina de la avenida Toluca y la calle Low.
Había una carnicería que colindaba con un callejón, por el cual podría
haber salida. Al ver que las puertas estaban abiertas, Travis ingresó a la
carnicería, esperando poder atravesar el obstáculo.

Al interior de la carnicería, se encontró un local solitario, al igual que el


resto de lugares del pueblo no había ningún encargado que atendiera el
local.

¡Hay alguien aquí! -Preguntó Travis.

Nadie contestó.

Travis no insistió, pues ya casi había aceptado la posibilidad de que el


pueblo estuviera abandonado. Se dispuso a ingresar al interior de la
carnicería, esperando poder hallar una puerta trasera. Apenas hubo
ingresado vio a un gigantesco monstruo, Travis se ocultó detrás de la
pared que quedaba junto a la puerta, y de reojo observó la espantosa
escena. Era un hombre gigante; de algún modo le recordaba el cuadro
que había visto fugazmente en la casa de Alessa, durante el incendio. El
gigante tenía una especie de casco metálico en la cabeza a manera de
capucha, como si fuera un verdugo. Sin embargo, ésta le cubría
únicamente la mitad del rostro, dejando al descubierto la otra mitad; la
cual Lucía deformada y putrefacta, al igual que el de las enfermeras que
había visto en el hospital.

El gigante sostenía en su mano un cuchillo de carnicero, de proporciones


inmensas, el cual hacía juego con su atuendo. Siendo este tan sólo un
pantalón de trabajo y un delantal de cuero ensangrentado. El inmenso
cuchillo no parecía ser un cuchillo humano, ninguna persona hubiera
podido maniobrar con un instrumento de tales proporciones. El
monstruo era por tanto un carnicero sobrenatural. Delante del gigante
se encontraba una enfermera igual a las que Travis había visto en el
hospital, se encontraba sentada y convulsionando de su particular
manera. El carnicero se abalanzó hacia la enfermera y la tomó del
cuello, levantando la como si se tratara de un muñeco de trapo. Luego
con el colosal cuchillo le rebanó las entrañas desde el pecho hasta las
caderas, sin hacer el más mínimo esfuerzo. La dejó caer al suelo y ésta
cayó sin dar ninguna muestra de vida.

El espanto de Travis fue inenarrable, nada de lo que había visto en toda


su vida le había producido más terror. Contando las horribles cosas que
había presenciado ya en este pueblo. El carnicero dio media vuelta y se
alejó de la enfermera. Travis lo observó medio aliviado, pues pensó que
si se hubiera tenido que enfrentar a él; no habría tenido la menor
oportunidad de ganarle. Mientras el monstruo se alejaba, arrastraba el
enorme cuchillo por el suelo, provocando un chirrido metálico
insoportable. Travis esperó un momento, aguardando a que el carnicero
se fuera. No estaba dispuesto a correr el menor riesgo de cruzarse
frente a él. Luego de que se dejó escuchar el espantoso chirrido
metálico, Travis se acercó a la enfermera y la observó con horror.

¡Qué espanto! La ha cortado casi por la mitad.-pensó Travis -este pude


haber sido yo, será mejor que procure mantenerme lejos de esa
criatura.

Travis atravesó la carnicería, y salió por la puerta trasera del lugar, la


cual daba un callejón. Al final del callejón se encontró el otro extremo
del gigantesco hoyo en la tierra, lo cual le da una idea de sus
proporciones. Salió a la avenida Toluca y corrió derecho hasta el
sanatorio, al llegar a la doble puerta metálica del sanatorio; Travis se
detuvo un momento.

“Sanatorio Cedar Grove”, esta puerta se me hace familiar.-pensó Travis


-me da la sensación de que he estado aquí antes.
Capítulo IV

Travis recorrió todo el largo camino que había desde la puerta hasta la
entrada del sanatorio, delante de este había una gran zona verde, la
cual estaba plagada de monstruos. Los esquivó fácilmente a todos,
hasta llegar a la puerta.

Al ingresar al sanatorio, se encontró en un gran vestíbulo. El lugar se


parecía un poco al hospital. No se podía decir exactamente si el lugar
estaba abandonado o simplemente un poco desordenado. Travis
atravesó el gran salón tratando de buscar alguna pista del doctor
Kaufmann. Esta vez la luz era casi nula, pues el lugar no tenía ventanas,
y la luz que se filtraba de afuera era escasa. Al observar más
detenidamente El interior del sanatorio, se encontró muchos papeles
tirados, muebles viejos y estanterías rotas, el lugar debía estar
abandonado. Lo único que encontró de utilidad en el vestíbulo, fue un
mapa del lugar, el cual se encontraba en una placa de vidrio. Las
instalaciones del sanatorio eran mucho más grandes que las del
hospital, por lo que Obtener ese mapa era de vital importancia. Travis
trató de sacar el mapa de la placa, pero ésta estaba firmemente sellada.
No tuvo más remedio que romper el vidrio con la macana y sacar el
mapa. El lugar se componía de dos grandes salas, este y oeste y de
cuatro salones en el centro. Tenía dos plantas y un sótano, había
muchísimo por explorar. Luego de revisar el mapa, decidió revisar
primero el ala este.

En el primer salón del ala este, encontró un gran desorden, muchos


papeles tirados, paredes en ruinas, y muebles viejos. En una de las
sillas había un extraño muñeco viejo, y junto a él había un arma. Era
una pistola calibre 22, pero el cargador estaba vacío.

¡Maldición! - Pensó Travis - esto habría sido de utilidad si tuviera balas.

Sin embargo, tomo el arma y la guardo en su chaleco, esperando


encontrar algunas balas más adelante.

En el siguiente cuarto que reviso encontró otro reguero de papeles


tirados de manera muy desordenada, por lo que le llamo la atención un
documento colocado muy delicadamente sobre un escritorio. El
documento decía lo siguiente:
Informe de situación, 12/03/1960
Paciente: señora ---------- ------------
Edad: 34
Doctor: doctor Harris

Notas: la paciente sigue albergando grandes fantasías y una violenta


manía persecutoria. Su estado anímico puede pasar de la calma a la
agresión violenta en poco tiempo, lo que ha provocado su traslado al ala
de aislamiento. Se pone particularmente violenta durante las visitas
ocasionales de su marido y pide que le dejen ver a su hijo.

Hemos tomado la precaución de añadir Epolineum a la medicación de la


señora -------- para evitar los accesos de violencia. No me gusta tener
que sedar a los pacientes, pero cuando se pone agresiva, -------- es un
gran peligro. Tanto para ella misma como para su marido o el personal.

El nombre de la paciente, estaba tachado de las notas intencionalmente.


Travis pensó que tal vez la nota tenía algo que ver con la niña, puesto
que ésta estaba colocada pulcramente sobre el escritorio, mientras todo
el resto de papeles, se encontraban dispersos por el suelo, sin ningún
orden lógico. Al guardar el papel y disponerse nuevamente a
inspeccionar el sanatorio, Travis escuchó un mucho. Era una mujer, era
la misma mujer que había visto escaparse, durante el incendio.

¡Usted estaba en el incendio! -Dijo Travis -la vi allí.

Claro que me vio. -Respondió la mujer -ésa era mi casa… la que se


estaba quemando. Mi hija, Alessa. ¿Es usted quien la salvó?

Sí. ¿Era su hija? ¿Porque la abandonó? ¿Porque nadie le ayudó? Ustedes


dejaron que la niña se quemara.

Eso fue lo que hicimos. -Respondió la madre de Alessa -el mundo es


más extraño de lo que crees…

Están locos ¿Qué le ha pasado a ella? la enfermera Lisa ha dicho que


murió.

Alessa está con quienes la cuidan. No confíes en ella Travis. Ella no sabe
lo que está haciendo.

¿Cómo sabe mi nombre? ¡Oiga, respóndame!

La mujer se alejó sin hacer caso a través, ni siquiera lo volvió a mirar.


Están todos locos -dijo Travis.

Travis siguió su búsqueda a través del sanatorio y mientras recorría uno


de los pasillos oscuros, su linterna se apagó, trató de componerla sin
dejar de caminar. En eso notó a otra enfermera, pero extrañamente
aunque Travis pasó a su lado; esta ni se percató de su presencia. Siguió
tratando con la linterna, hasta que logró arreglarla. Apenas la enfermera
vio la luz de la linterna, se abalanzó sobre Travis. Estela esquivó y
apagó rápidamente la linterna. Se alejó de la enfermera unos metros,
en una posición segura; y volvió a encender nuevamente la linterna. La
reacción fue nuevamente la misma, al encender la linterna la enfermera
se abalanzaba sobre la luz; pero cuando esta se apagaba, la enfermera
dejaba de moverse.

Es la luz, es lo que los atrae. -Pensó Travis.

Este descubrimiento, le permitió moverse a través de todo el sanatorio,


casi sin tener que preocuparse por los monstruos. El único problema,
era que casi no podía ver nada; ya que la luz apenas si alcanzaba para
ubicarse. Sin embargo, al igual que en el hospital gran parte de las
puertas estaban selladas y los lugares a los que tenía acceso eran
irrelevantes. Después de pasar un rato por el sanatorio, ingresó a uno
de los baños y en este se encontró nuevamente un espejo, que al igual
que los anteriores reflejaba una imagen distinta a la real. Esta vez la
imagen que se veía no era de color rojo sangre, más bien era un óxido
verde. Al no tener más caminos que tomar decidió probar suerte del
otro lado. Una vez estuvo en la otra dimensión, inspeccionó el baño. Las
paredes se desmoronaban pero esta vez a causa de la humedad. Se
veían verdes y pálidas, como si todo el lugar hubiera sido sumergido en
agua. Al salir del baño, bajó las escaleras y se encontró en un pasillo en
el que había una puerta cerrada con un extraño símbolo marcado. Dio la
vuelta y se dispuso a inspeccionar el resto del pasillo. Lo que ocurrió en
ese momento fue inexplicable, escuchó un sonido, una conversación;
realmente no sabía lo que era. No sabía si lo estaba escuchando en el
ambiente, o si salía de su cabeza. Pero era claro, lo escuchaba
perfectamente:

¡Siempre te odiado! ¡A ti y a tu endemoniado hijo! – dijo una voz de


mujer.

¡Oh Dios! Helen, mi querida. Querida Helen – sollozaba la voz de un


hombre -   ¡Estás realmente muerta! ¿Qué voy a hacer?
¿Pero qué rayos ha sido eso? -Se preguntó Travis -Helen ¿No era el
nombre de mi madre? ¿Qué me está pasando? ¿Quién está haciendo
todo esto?

Travis se sintió muy mal, quiso sentarse a descansar un momento, o tal


vez salir a tomar algo de aire. Pero en este lugar tan espantoso no podía
darse ese lujo, así que siguió su inspección tratando de encontrar un
lugar tranquilo. Más adelante por el mismo pasillo se encontró con otro
baño, y en él otro espejo. Como ya había pasado una de las puertas que
estaba cerrada en la otra dimensión, se dispuso a volver para seguir
inspeccionando el sanatorio abandonado. Nuevamente se encontró en la
otra dimensión, Travis ya lo llamaba el mundo real; mientras que el del
espejo le parecía el mundo podrido. Antes de salir reviso este baño, y en
el área de las duchas se encontró un letrero grande escrito con sangre
que decía: “tráiganme a mi hijo”

Al salir del baño comprobó que se encontraba del otro lado de una de
las puertas selladas.

Es como un laberinto inter dimensional. -Pensó Travis.

Nuevamente continuó inspeccionando el sanatorio y en otro de los


cuartos se encontró otra nota, la cual al igual que la anterior; parecía
sospechosamente colocada a propósito en su camino:

09:30 am: he administrado la medicación a los pacientes en


aislamiento. No ha habido incidentes.

11:46 am: he acompañado al doctor Harris en sus rondas matinales. Sin


incidentes que anotar.

03:00 pm: visita para la señora --------- de su marido. La he llevado a


una habitación vacía para que se sintiera más cómoda.

03:46 pm: la señora --------- ha atacado a su marido. Durante la visita


ella ha sufrido un episodio violento y ha intentado estrangular al señor
--------. El ordenanza de turno y yo la hemos oído gritar y nos las
hemos arreglado para reducirla… aunque fueron necesarias tres
personas, a pesar de ser una mujer de constitución delgada.

Después la hemos sedado y la hemos llevado a su habitación, el doctor


Harris la examinado y ha decidido restituir su dosis de Epolineum.
05:12 pm: después del incidente con la señora equis los demás
pacientes estaban inquietos y alterados. El doctor Harris ha ordenado
que les encerremos con llave.

Travis leyó la nota, y la relacionó inmediatamente con la anterior. Se


trataba de la misma mujer, aunque en esta nota también había sido
tachado su nombre. Continuó su búsqueda y dado que ya había revisado
toda el ala, se dispuso a regresar para revisar la otra. Tan pronto como
regreso al vestíbulo ingreso a un cuarto en el que se guardaban las
pertenencias de los pacientes, era un cuarto lleno de estanterías en las
que se encontraban gran cantidad de cajas, estas a su vez contenían los
objetos que depositaban los pacientes al ingresar al sanatorio, en este
cuarto también había un espejo, y en un escritorio de la entrada, junto a
una máquina de escribir halló una tercera nota:

Informe de situación, 07/02/1961


Paciente: señora ---------- -----------
Edad: 35
Doctor: doctor Harris

Notas: el estado de la señora ------------- se ha deteriorado


dramáticamente en los últimos meses. Sus fantasías del “mundo
espejo” son ahora más agudas y cada vez pasa más tiempo en un
estado aparentemente catatónico. Dice que, durante ese tiempo, está
en el “otro mundo”.

Ahora recuerda totalmente el ataque a su hijo, pero no muestra ningún


remordimiento por el incidente. ¡De hecho, parece orgullosa, casi hasta
presume del asesinato frustrado de su hijo! Me preocupa que este
comportamiento pueda ser un efecto secundario de las altas dosis de
Epolineum que se le han recetado a la paciente. He pedido que le
reduzcan la dosis a la mitad y espero ver resultados positivos en poco
tiempo.

Travis leyó la nota, y cuando llegó a la parte que decía “mundo espejo”
y “otro mundo” quedó petrificado. Era lo mismo que le estaba
ocurriendo a él, el otro mundo o el mundo espejo, era el mundo podrido
que él había visto; el mundo en el que él había ingresado a través de los
espejos. Además era la misma paciente, la misma señora desconocida,
de la que había encontrado información en todo el sanatorio. No era
casualidad que hubiera encontrado todas estas notas, alguien estaba
poniéndolas su camino. ¿Sería Alessa, o tal vez su madre? ¿Cómo
sabían su nombre?
Cuando se disponía a salir, se encontró con que la puerta estaba
cerrada. No había otra salida, tendría que cruzar nuevamente por el
espejo. Al pasar al otro lado del espejo y llegar a la puerta que antes se
encontraba cerrada, encontró una escopeta atravesada en las manijas
de la puerta. Travis la revisó y comprobó que se encontraba cargada.
Era una escopeta de 2 tiros. La tomó y salió del cuarto. Una vez afuera
en el vestíbulo del mundo podrido, tomó rumbo al ala oeste; en busca
de un espejo, ya que le disgustaba demasiado estar en esa dimensión.

Siguió recorriendo pasillos, abriendo puertas, y buscando pistas para


aclarar todo este misterio. De pronto, al entrar al cuarto de entrevistas
del sanatorio. Le volvió a suceder lo mismo, era la misma sensación de
estar escuchando una conversación, sin saber si esta se escuchaba en la
habitación o en su mente:

Tenía que hacerlo.-dijo la paciente.

¿Tenía que hacerlo? -pregunta el médico - Por favor, ayúdeme entender.

Es lo que se hace con las plagas. Es lo que se hace. ¿No? Él era una
plaga. ¡Él era un chico malvado! Siempre lo ha sido, he intentado fingir
que no lo era… pero estaban allí para asegurarse de que no lo olvidaría.

¿Estaban allí? ¿Quiénes?

La gente de los espejos. ¡Ellos lo ven todo! … Lo que pasa en realidad.

¿Y fue idea de ellos?

Si, vieron al demonio dentro de él. ¡Debía matarlo! Era mi


responsabilidad, mi carne y mi sangre; yo lo traje este mundo, así que
yo tenía que sacarlo de él. Dicen que los buenos úteros pueden dar
malos hijos. Sé que cree que lo que hice está mal.

Sólo quiero entender… Helen.

¡No! Usted quiere tenerme encerrada, doctor. Pero no puede, puedo


irme cuando yo quiera. Puedo entrar en su mundo a través de aquel
espejo, este mundo no es más que una ilusión.

¿Helen?

¿Cuando me traerán a mi hijo?


No puede ser -dijo Travis - ¿Qué es todo esto? ¿Me estoy volviendo
loco?

Travis comenzó a pensar en lo que había oído, no cabía duda de que la


mujer estaba describiendo un fenómeno parecido al suyo. ¿Estaría el
también en estado catatónico? ¿O tal vez encontraría durmiendo, en
algún otro banquillo? Todo el asunto no hacía más que complicarse. Sin
embargo, Travis siguió adelante, impulsado por el deseo de saber qué
era lo que realmente estaba pasando.

En la misma habitación donde había sufrido la extraña alucinación,


también había un espejo, el cual utilizó Travis para volver al mundo
normal. Una vez allí continuó nuevamente su búsqueda por el ala oeste,
en la cual, utilizando el truco de los espejos, se abrió paso por todas las
puertas selladas. Nuevamente, igual que en el ala este, encontró una
nota. Esta vez en un pequeño cuarto desordenado colocada sobre un
viejo escritorio roto, la nota decía lo siguiente:

Informe del incidente Ámbar


Miembro del personal que informa: Simons

Descripción del incidente: un niño ha entrado en el sanatorio sin


problemas y ha llegado hasta la sección femenina (las puertas quedaron
abiertas). Ha entrado al sector cinco, momento en el que el ordenanza
Miguel le ha visto y me ha avisado. Se trataba del hijo de un visitante y
su padre se lo ha llevado.

Fallos: el ordenanza había dejado abiertas las puertas de la sección


femenina y el personal del vestíbulo no dio al muchacho cuando llegó al
entresuelo.
Recomendación: debe recordarse a todo el personal la importancia de
cerrar las puertas. Los directores de guardia realizarán una revisión del
personal.

Al igual que las notas anteriores, esta nota seguía relatando el mismo
caso. Se trataba del niño, el hijo de la paciente. Éste se había colado en
el sanatorio, pero la nota no aclaraba si se había encontrado con su
madre. Debajo de la nota también había unas llaves, en la etiqueta
decía doctor Harris. Travis recordó haber pasado junto a la oficina del
doctor Harris. Pero esta se encontraba cerrada. Tomó las llaves y se
dirigió a la oficina. La oficina del doctor Harris se encontraba cerca al
vestíbulo, por lo que Travis tuvo que devolverse. Una vez llegó a la
oficina utilizó la llave y la puerta se abrió sin problemas.
La oficina del doctor Harris era una oficina común y corriente, tenía un
escritorio con un par de sillas y un escritorio para él. Encima de ese
escritorio había una extraña pieza, que tenía la misma forma de la
puerta que había visto, antes de tener la primera alucinación. Recordó la
puerta que estaba en el mundo podrido, y un escalofrío recorrió todo su
cuerpo.

Otra vez tengo que volver allá. -Pensó Travis.

Bajo la extraña pieza encontró otra nota:

Hoy ha llegado la nueva paciente, Helen Grady. Me ha sorprendido verlo


calmada que estaba y lo bien que se ha comportado.

Después de leer sus notas, me preocupaba que fuera difícil de manejar.

La mujer está en una negación completa y pide que no se le recuerde el


incidente que llevó a que la internaran. ¡De hecho, ha pedido
repetidamente que le dejen ver a su hijo! He acordado con su marido
que apartar al chico de la madre sería lo mejor.

Aunque hay pocas esperanzas de recuperación a largo plazo, espero


pasar algún tiempo con la señora Grady… su estado es fascinante.

¡Helen Grady! ¡Grady! No sólo es el nombre de mi madre, también es su


apellido… -pensó Travis, negando con su cabeza, como si no quisiera
aceptar lo que estaba leyendo.-no puede ser, debe ser otra Helen
Grady. No puede ser mi madre. Es imposible.

Salió de la oficina del doctor Harris, y lo primero que vio fue un papel en
el suelo. Era una hoja blanca que relucía a la luz de su linterna. Se
acercó al papel y lo recogió, era un dibujo infantil, era una familia.
Travis le dio la vuelta a la hoja y se congeló a leer las siguientes
palabras:

Papá, mamá y Travis.

No quería pensar más en eso, no quería pensar en nada. Tomó el


extraño objeto y lo miró con sus manos, y echó a correr en busca de
cualquier espejo, no quería pensar, no quería saber nada. Atravesó
rápidamente el sanatorio, y llegó a la puerta extraña del mundo podrido.
Colocó el símbolo en su sitio y la puerta se abrió.
Dentro del cuarto se encontraba Lisa, la enfermera practicante del
hospital. Travis se sorprendió muchísimo al encontrar a otro ser humano
en el mundo podrido.

¿Lisa? ¿Tú también estás aquí? ¿Puedes ver todo esto? ¿Está todo…
oscuro también para ti?

Es… tan triste. -Respondió lisa. No pueden hacer nada por ella, está
simplemente sentada allá y quiere tanto su niño.

¿De quién estás hablando? ¿La niña está dentro? ¿Alessa? ¿Alessa está
allí dentro?

No. ¡No! ¡Ya sabes quién está allí adentro! -Le grito Lisa enfurecida,
abandonando el cuarto.

Travis la vio partir confundido, y pensó. - ¿Quien estará allí adentro?

El cuarto era la antesala de una de las habitaciones para pacientes, y


había una puerta cerrada frente a él. Era la puerta a la que se refería
Lisa. Travis ingresó a la habitación, sin saber que le esperaba adentro.

Al ingresar a la habitación, Travis sufrió una nueva alucinación. Se vio a


sí mismo como un niño, entrando en la habitación en busca de su
madre.

¿Mamá? Papá dijo que habías muerto. ¿Estás muerta? -Pregunto el niño.

Frente a él se apareció una horrenda figura, era una mujer envuelta de


pies a cabeza como una momia. Alrededor de su cuerpo tenía cuatro
aros, cada uno más grande que el anterior comenzando desde su
cabeza. Los aros la mantenían encerrada, y estaba suspendida de la
cabeza por un extraño péndulo del techo. De los aros se desprendía una
especie de manto blanco, el cual dificultaba su visión. Era como un velo,
similar al que usan en los vestidos de novia.

No estoy muerta. ¡Estoy encerrada! -Respondió la mujer - fuera de la


vista, fuera de la mente. No estoy muerta, les he pedido que me traigan
a mi niño.

De repente, la alucinación termino, y Travis se vio a sí mismo ahora


frente a la mujer.

… Mamá.
Ven aquí, niño. -Respondió la figura. -Deja que mamá te dé un vistazo.

Nuevamente, al igual que con el monstruo del hospital, Travis trató de


huir; pero la puerta se desvaneció tras de sí. Otra vez tenía que luchar,
el monstruo se le abalanzo encima, y Travis tuvo la oportunidad de
observarlo mejor. No eran solamente los aros, era más bien toda una
estructura en forma de campana, en la que se encontraba encerrado el
monstruo. No se trataba de ninguna mujer, era simplemente uno de
esos monstruos encerrado y con la voz de su madre. Su rostro no tenía
ojos. Sin embargo, a falta de labios, el monstruo mostraba todos sus
dientes, en un espectáculo grotesco.

Travis se echó a correr por todo el cuarto, el cual era una habitación de
pacientes esquizofrénicos, con las paredes, techo y piso forrados en
tela. Era la típica habitación de un manicomio, sólo que esta estaba
podrida. Mientras corría, Travis pensaba la manera de derrotar a este
monstruo. No había manera de atacarlo cuerpo a cuerpo, estaba
encerrado en una estructura metálica. Su única oportunidad eran los dos
tiros de la escopeta. Si no lograba derrotarla con ellos; tal vez sería su
fin. Se alejó lo suficiente como para poder apuntar, y le disparo sus dos
únicos cartuchos. Afortunadamente logró acertarle a la cabeza, y por el
impacto la estructura se balanceó, y quedó suspendida en el aire.
Debajo de ella nuevamente apareció un extraño objeto piramidal, y el
extraño símbolo en una luz roja. Travis se agachó para recoger el
objeto, sospechando lo que iba a suceder a continuación.

Es igual que la vez pasada. - Dijo Travis, mirando hacia atrás en busca
de la niña, quien efectivamente estaba atrás de él.

¿Qué está pasando aquí?- le preguntó. - Esa cosa… no puede ser. ¿Estás
haciendo que pase esto? ¿… ¿Tú estás haciendo esto?

Como siempre, la niña no respondió. Simplemente cerró los ojos, y todo


se volvió a repetir…

Espera… no, no te vayas… necesito saber…

Igual que las veces anteriores, Travis perdió todas sus fuerzas, su
cabeza dio vueltas, y cayo inconsciente al suelo.

Silent Hill Origenes: Capítulo V


Travis abrió los ojos y se encontró nuevamente en el sanatorio, se
levantó sobresaltado; casi podía escuchar los ruidos de las sirenas
retumbando en su cabeza. Se hallaba en el vestíbulo, tumbado sobre un
sofá viejo. Travis observo a su alrededor y al asegurarse de que no
hubiera ningún monstro, se recostó nuevamente.

¿Que ha sido todo eso? - se preguntó Travis.

En este sanatorio murió mi madre... se suicidó. Y mi padre... ¿cómo no


lo recordé? ¿Cómo pude olvidarme de este sitio? fui yo el niño que se
coló en el sanatorio, recuerdo que se encontraba en esa habitación y
que trate de llegar hasta allá, pero me encontraron antes de que
pudiera hacerlo... pero mi padre... él me dijo que ella había muerto, por
eso quería verla; quería saber si se encontraba realmente muerta.

Pero todos esos reportes... ¿mi madre trato de asesinarme? ¿Por eso la
trajeron aquí? no puedo recordarlo. De hecho no recuerdo casi nada
acerca de ella... tan solo... que estaba encerrada... y yo estaba muy
triste porque no la podía ver.

Helen Grady... mi pobre madre... ¿cuánto tiempo paso aquí? y mi


padre... recuerdo que sufría mucho. Siempre estaba hablando de ella.
Pero ella nunca estaba... mi padre... el también...

Los recuerdos de Travis eran demasiado confusos, recordaba apenas a


su madre y tan solo un poco a su padre.

Luego de descansar y reflexionar unos minutos sobre el sofá, se levantó


muy confundido y sin saber a dónde ir. Camino lentamente hacia la
salida del sanatorio, no quería estar más allí. Sin embargo, no sabía qué
hacer. Volver a su camión sería lo mejor, pero la niña ¿qué pasaría con
la niña?

Todo el asunto de Alessa y su madre no hacían más que complicarlo


todo. Alguien estaba jugando con su mente, alguien sabia su historia y
se estaba divirtiendo mucho con su tristeza. Ya no estaba muy seguro
de la inocencia de la niñita.

Se dirigió a la salida del sanatorio y justo antes de salir, en una mesa;


un resplandor dorado le llamo la atención. Eran unas llaves marcadas
con la etiqueta, almacén de maderas. También había un boleto dorado
para entrar a un espectáculo. Travis observo los objetos y comprendió
su significado. Alguien... tal vez la misma persona que había colocado
las notas, le había dejado el boleto y las llaves para indicarle su próximo
destino.

Al llegar a la puerta el resplandor de la luz del día ilumino su cuerpo,


apago su linterna y antes de salir, recordó las extrañas piezas
piramidales. Busco en sus bolsillos y encontró los dos extraños objetos.
Eran dos pequeñas pirámides de color ocre, y tenían figuras extrañas en
tres de sus cuatro caras, en la cuarta cara tenían una muesca en forma
de círculo, era como si fueran piezas de un rompecabezas y encajaran
en algún lado. Los símbolos extraños eran similares a los que había visto
por todo el pueblo. Sin embargo, aunque los observo por un buen
tiempo no les encontró ningún sentido lógico.

Guardo nuevamente las piezas en su bolsillo e hizo un repaso de todos


los objetos que llevaba con sigo. Tenía la pistola sin balas en uno de los
bolsillos del chaleco, no había podido usarla aun por falta de balas; pero
la llevaba aun porque parecía en buen estado y podía serle útil en algún
momento, incluso podría usarla luego en sus ratos libres porque era una
buena arma. En su espalda atada con un cordel llevaba la escopeta que
también se encontraba sin munición. Atravesada en su cinturón y como
primer recurso llevaba la macana la cual había sido su arma principal
casi todo el camino. En otro bolsillo de su chaleco llevaba un amasijo de
papeles, que con el pasar de su recorrido por el pueblo había crecido
bastante y ya parecía un pequeño periódico. Luego de ordenar todo
cuidadosamente, reviso el mapa del pueblo.

Almacén de maderas, solo tengo que subir por el camino acadia, hasta
la avenida Midway. No queda muy lejos - pensó Travis.

Reviso también el boleto dorado y lo leyó cuidadosamente, era una


entrada para el teatro Artaud. Reviso nuevamente el mapa y busco el
teatro, el cual se encontraba un poco más lejos que el almacén de
maderas, siguiendo derecho por el camino acadia.

Iré primero al almacén y luego al teatro – pensó mientras guardaba el


mapa.

Atravesó las puertas del sanatorio y mientras recorría el camino de


vuelta hasta la entrada, comprobó que los monstros todavía rondaban
en la gran zona verde. Al salir nuevamente al camino acadia, trato de
subir pero se encontró con otro de los hoyos que bloqueaban su camino.
Bajo nuevamente por la avenida Toluca, hasta la calle borden; para
encontrarla también bloqueada. No había más remedio que volver por la
carnicería.
Antes de llegar al local se encontró con un tipo de monstro que no había
visto hasta ese entonces. Era como un animal de cuatro patas, como
una especie de toro o caballo; su cabeza era extraña estaba deformada
y no tenía orejas. La criatura se movía utilizando solo sus patas
traseras, pues las delanteras las tenía amputabas y sangraban mientras
se arrastraba. Utilizaba su pecho como una improvisada tercera pata y
se apoyaba en ella mientras recogía las patas traseras, así reptaba
lentamente. Al pasar Travis junto al monstro este rugió de una manera
espantosa, camino lentamente a una distancia de tres metros creyendo
estar a salvo. Sin embargo, a pesar de la apariencia torpe y lenta de la
criatura, esta dio un salto de varios metros sobre Travis y este apenas
tuvo tiempo de esquivar el ataque y salir corriendo. Afortunadamente
para él, después del repentino ataque, el monstro volvió a arrastrarse
torpemente sin mostrar mayor interés en Travis.

Una vez llego a la carnicería, ingreso por la puerta trasera. Dentro del
local había una mancha de sangre que recorría, desde la parte trasera
hasta la entrada principal. Parecía que alguien había arrastrado un
cadáver recién desmembrado por todo el lugar, ya que la mancha era
enorme. Travis se asustó un poco y recorrió el lugar con sumo cuidado,
recordando que por la carnicería rondaba el monstro que parecía un
carnicero; además la sangre estaba aún fresca. Al abrir la puerta
principal, encontró la fuente del rastro de la sangre. Desparramada
junto a la puerta, yacía una de las enfermeras; tal vez la misma que
había visto destajar al monstro, estaba cortada completamente por la
mitad. Al igual que las notas y los demás objetos que había encontrado 
por todo el pueblo, la enfermera parecía haber sido colocada
estratégicamente en su camino, justo para que él la viera. Después de
dejar el sangriento espectáculo atrás, se dirigió al almacén y aparte de
los numerosos monstros que se arrastraban en sus patas traseras; los
cuales ahora se encontraban por doquier, no encontró ningún obstáculo
que le impidiera llegar.

En la entrada del almacén había una gran puerta doble de metal, la cual
pudo abrir sin problemas gracias a la llave que llevaba consigo. El
almacén era una bodega llena de cajas, tablas de todos los tamaños y
barriles vacíos. Travis recorrió el lugar tratando de encontrar algo útil,
pero no encontró nada. Pero antes de salir vio un periódico que
sobresalía en medio de las cajas de madera, le pareció algo extraño y
fuera de lugar, por lo que decidió darle una ojeada. Se subió a una de
las cajas y alcanzo el periódico no sin algo de dificultad. Bajo
nuevamente y lo extendió para leerlo. Era un ejemplar del “Toluca
Times” un diario local del pueblo. La primera plana tenía una noticia
acerca de la importancia de conservar memoria histórica de Silent Hill.
Pero escrito con tinta negra de un marcador grueso, en letras grandes
sobre la letra impresa se leía lo siguiente:

¿POR QUE LA ESTAS AYUDANDO, TRAVIS?


¿VISTE A LA ENFERMERA?

Al leer esto a Travis le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, si antes


había tenido la sensación de que alguien lo estaba observando, ahora no
le quedaba ninguna duda. Alguien le estaba poniendo todas esas pistas,
alguien lo estaba observando, alguien estaba jugando con él. Travis dejo
el periódico y comenzó a mirar a su alrededor.

¿Quién está haciendo todo esto? ¿Alessa?


¿Estas jugando conmigo? -  Grito Travis

Nadie respondió, sus palabras se perdieron entre toda la madera del


almacén.

Está bien - pensó Travis - Quieren jugar conmigo, entonces juguemos.

Al reflexionar sobre todo, Travis decidió que ya había tenido suficiente.


Se trataba de algo personal, y no estaba dispuesto a volverse el juguete
de nadie. Salió por el otro lado del almacén, que según el mapa era el
camino más corto para llegar al teatro. Nuevamente en la calle, hecho a
correr esquivando hábilmente a todas las criaturas que se le
atravesaban. Salió al camino Acadia y se dirigió hacia el teatro, pero se
encontró con otro hoyo gigante en medio de la calle.

¡Mierda! - exclamo - ¿Ahora cómo voy a llegar al teatro?

Saco nuevamente su mapa y reflexiono un momento. Luego de pensarlo


bien decidió ir a los apartamentos Greenfield, un edificio de
apartamentos de forma alargada que se extendía sobre el camino
Acadia. Con suerte podría recorrer el edificio y salir por alguna ventana
al otro lado del hoyo de la calle.

Al llegar a los apartamentos no encontró ninguna puerta, rodeo el


edificio y finalmente en uno de los apartamentos de la segunda planta,
alguien había dejado la puerta abierta. Al igual que todo el pueblo, el
apartamento no tenía ninguna luz eléctrica. Travis había probado con
varios interruptores y ninguno hacia nada. Volvió a fiarse entonces de su
linterna, el apartamento lucia bastante normal, aunque un poco
polvoriento. Ya no se tomaba siquiera la molestia de tratar de llamar a
alguien, si aparecía algún ser humano, estaría complacido de contarle su
historia. Además, teniendo en cuenta la escopeta que llevaba colgada a
su espalda, no daba el aspecto de ser una persona vulnerable.

Reviso el lugar cuidadosamente y sus ojos se abrieron ante un gran sofá


que había en la sala, eran unas balas calibre 22.

¡Lotería! - exclamo sonriendo.

Eran tres cajas de munición, una estaba casi vacía; pero las otras dos
estaban completas. Dos cajas de cincuenta balas y 7 balas de la caja
medio vacía. Travis estaba emocionado, era lo mejor que la había
pasado desde que había puesto los pies en ese espantoso pueblo. Sacó
su pistola del bolsillo y lleno el cargador. Se sentía casi como un niño
estrenando un juguete nuevo. A él le gustaban las armas, no era un
fanático; pero en una ocasión había disparado un par de rondas con sus
amigos del trabajo. Luego de dejar lista su arma, la sostuvo en sus
manos y se acercó a la ventana. Trato de localizar a un blanco fácil con
ganas de probar su arma, tal vez con uno de los monstros; pero la
niebla era tan densa que no pudo ver nada. Volvió al interior del
apartamento y siguió inspeccionando hasta llegar al dormitorio. Encima
de la mesita de noche junto a la cama, encontró una servilleta con una
nota:

ALGUIEN HA HECHO UN AGUJERO


VETE A CASA TRAVIS

Genial otra nota -  dijo Travis.

Encima de la cama había un gran charco de sangre, producto de otro


grotesco desgajamiento. Esta vez era uno de los hombres larva, al igual
que la enfermera de la carnicería, alguien, probablemente el monstro
carnicero, lo había cortado casi a la mitad. Salió del cuarto rápidamente,
pues el fétido olor del cadáver invadía todo el cuarto y casi no podía
respirar. Al salir del apartamento se encontró un hueco en el suelo
desde el que se podía ver el primer piso.

"alguien ha hecho un agujero en el suelo" - muy literal pensó Travis.

Bajo por el agujero cuidadosamente hasta la primera planta, se


encontraba en el vestíbulo de los apartamentos. No había mucho que
ver allí, solo los casilleros de correspondencia de cada apartamento. Le
llamo la atención que el dueño del apartamento 213, no había recogido
el correo en mucho tiempo y su casillero estaba repleto de papeles.
Como no encontró nada más y su destino era el teatro, se dirigió a la
puerta principal y salió a la calle. Justo como lo había pensado, al salir
de los apartamentos se encontraba del otro lado del hoyo gigante que
antes le impedía el paso. Camino hacia la calle Koontz y rápidamente
encontró el teatro.

Al llegar a la entrada del teatro Artaud encontró las puertas cerradas,


era una cerradura sencilla pero tenía puesto el seguro desde adentro.

No creo que a nadie le importe mucho - pensó mientras sacaba su


macana.

Le dio un golpe al vidrio de la puerta y quito el seguro, como lo supuso


nadie se presentó a reclamarle por el vidrio roto. A diferencia de los
demás edificios a los que había entrado, el teatro Artaud tenía las luces
del vestíbulo encendidas. Eran unas luces muy tenues y apenas servían
para iluminar un poco el suelo del vestíbulo, pero eran luces eléctricas y
era las primeras que veía desde que estaba en el pueblo. Sin embargo,
al ingresar al auditorio, el lugar estaba completamente oscuro. Travis
encendió su linterna y vio a una persona sentada en uno de los asientos
del teatro, era lisa la enfermera que se había encontrado en el hospital.

¿Que estás haciendo aquí lisa? - le pregunto Travis.

Siento haberte asustado - le respondió -  pensaba que era la única que


estaba aquí.

Este lugar es peligroso  - dijo acercándose a ella.

¿Peligroso? - dijo lisa sonriendo - ¡estas bromeando verdad!


La puerta estaba abierta, así que decidí entrar. Me gusta el teatro
Travis. Me hubiera gustado ser actriz, pero mi mama era enfermera y su
madre era enfermera, y su madre también lo fue... así que creo que es
mi destino. Aunque creo que hubiera sido una bueno actriz.

Lisa se levantó de la silla lentamente y acercándose a Travis le dijo:

No puedo dejar de pensar en ti Travis - le dijo lisa con voz seductora -


te quiero Travis, no hago más que pensar en ti. Salgamos de este
pueblo de locos... escapémonos... tu y yo, seremos solo los dos.
Podríamos estar muy bien juntos. - en ese instante ya se había acercado
bastante a él y le susurraba al oído.

Travis se quedó quieto y la miraba sin molestarse mucho en llevarle la


idea. Era demasiado extraño todo lo que pasaba en el pueblo como para
pensar en relajarse. Además no le tenía confianza a nadie que acabara
de conocer. Huir con lisa hubiera sido lo último que se le hubiera
ocurrido. Además, nunca pensaría en relacionarse íntimamente con
ningún habitante de ese pueblo infernal.

Finalmente lisa se alejó de él y se hecho a reír.

¿Lo ves? ¡Podría haber sido una gran estrella!

Travis esbozo un pequeño gesto parecido a una sonrisa. - si - le


respondió

Nos vemos por ahí Travis - le dijo lisa mientras se alejaba.

Pero qué mujer más loca - pensó Travis - ¿que no habrá alguna persona
cuerda en este pueblo?

Después de ver como desaparecía lisa en la oscuridad, se dispuso a


inspeccionar el lugar. Era un auditorio de 200 sillas con un escenario
mediano, suficiente para las necesidades de un pueblo pequeño. A los
dos lados del escenario habían dos cuartos, un almacén y el cuarto de
control del telón. Trato de entrar al cuarto del telón pero la puerta
estaba bien cerrado, por lo que tuvo que dirigirse al almacén. Luego de
cruzar la puerta se encontró un cuarto lleno de utilería vieja y llena de
polvo, nada que pudiera servirle. Salió por la otra puerta del almacén
hacia el escenario y mientras lo atravesaba escucho unas voces de
actores como si estuvieran interpretando una obra en vivo.

¿Hay alguien ahí? - pregunto Travis.

Las voces resonaban fuertemente por todo el auditorio y no había


manera de que se las estuviera imaginando, ya que la acústica del lugar
hacia resonar el sonido. Travis trato de atravesar el telón para buscar al
otro lado del escenario, pero detrás de la cortina habían un muro de
piedra sólida. Sin duda alguna este era otro de los trucos que tenía la
persona que estaba jugando con él, probablemente Alessa se estaba
divirtiendo otra vez a costa suya.

Como las voces continuaban Travis se quedó quieto y trato de poner


atención a la trama de la obra que se interpretaba:

MIRANDA:
Padre, te suplico...
PRÓSPERO:
¡Fuera! ¡No te cuelgues de mi ropa!
MIRANDA:
Apiádate, padre. Yo respondo por él.
PRÓSPERO:
¡Silencio! Si dices otra palabra,
Te reñiré, y aun te odiaré. ¡Cómo!
¿Abogada de impostor? ¡Calla!
Porque sólo has visto a él y a Calibán
Te crees que no hay otros como él. ¡Necia!
Al lado de otros hombres, él es un Calibán,
Y a su lado, ellos son ángeles.

En este punto de la obra el actor comenzó a sufrir un ataque de tos.

Estas bien - pregunto la actriz

Si, si, solo es un dolor de cabeza... y este maldito sangrado en la nariz.


¿Te importa si paramos un momento? - pregunto el actor

De repente el sonido se detuvo y el escenario quedo nuevamente en


silencio.

¿Que habrá sido todo esto? - pensó Travis.

Lamentablemente para Travis, nunca en su vida había sido fan del


teatro, por lo que el fragmento que escuchó no le dio ninguna pista.
Luego del extraño evento se dirigió nuevamente al cuarto de control del
telón y esta vez la puerta del lado del escenario si se encontraba
abierta. Dentro del cuarto de control había varios mecanismos que
activaban el telón y las luces del escenario, Travis se dispuso a
manipular los controles para tratar de activar la luz del escenario y al
hacerlo se encontró con una nota pegada junto a una de las palancas:

Peter:

Buena suerte en tu intento de que algo funcione, ¡estas instalaciones


son obra de ineptos! el control del telón está en el mismo circuito que el
de las luces, si se funde una luz se corta todo el circuito y no se puede
mover el telón. Idiotas, a los inspectores de seguridad les daría un
ataque (literalmente) si vieran estas cosas ¡esto no pasaría en la
ciudad! nos vemos cuando vuelva

Eric

Luego de leer esa nota trato de accionar las palancas pero no sucedía
nada.
Debe haber un foco fundido - pensó Travis.

Siguió buscando en el cuarto y al fondo encontró una tercera puerta, la


atravesó y salió a un pasillo. A pesar de que todo el interior del teatro
estaba en completa oscuridad, siguió recorriéndolo y llego hasta los
camerinos del teatro, buscando alguna pista que pudiera llevarlo al
paradero de Alessa. En el camerino de las mujeres junto a un tocador
sin espejo hallo un fajo de papeles viejos y algo amarillentos por el paso
del tiempo, era un libreto:

William Shakespeare
LA TEMPESTAD

Personajes:

PRÓSPERO, el legítimo Duque de Milán


ANTONIO, su hermano, usurpador del ducado de Milán
FERNANDO, hijo del rey de Nápoles
GONZALO, viejo y honrado consejero
ADRIÁN, noble
FRANCISCO
CALIBÁN, esclavo salvaje y deforme...

Travis revisó el libreto y después de hacer conjeturas dedujo que se


trataba de la misma obra que había escuchado en el escenario. No le
encontró nada de extraño pero como aun tenia curiosidad por lo que
había escuchado, tomo el libreto y lo guardo junto con los demás
papeles que llevaba consigo.

Salió del camerino de las mujeres y se dispuso a revisar el de los


hombres, era básicamente el mismo cuarto solo que en este las cosas
estaban algo más sucias y desgastadas. Sobre el tocador también había
un papel, esta vez era una nota:

Lunes: los ensayos fueron fantásticos, el vestuario nuevo perfecto... en


general todo salió fantástico.

Martes: día extraño, una niña se ha colado en el teatro, sin duda para
ver la obra gratis. Me dio lastima y no le dije nada. Me dio una opinión
muy útil, Calibán la aterrorizaba (buen trabajo departamento de
vestuario) al parecer prospero le desagrada intensamente.
Lastimosamente los acontesimientos tuvieron un final prematuro cuando
al pobre tony comenzo a sangrarle la nariz durante el primer acto en la
segunda escena. Continuaremos mañana.
Una niña - penso travis - Alessa, tiene que ser Alessa. Fue ella la que le
causo la enfermedad a ese pobre actor, entonces no soy el primero.
¿Quien sera ese caliban?

Mientras trataba de atar nudos para relacionar a Alessa con el teatro se


quedo mirando el espejo del tocador, al otro lado, al igual que en el
hospital y en el sanatorio, el reflejo no era el correcto. En el otro lado
las paredes estaban hechas de una reja metalica desgastada y oxidada,
pero lo que mas le llamo la atencion era que habia un foco brillante que
parecía nuevo.

¡El telón! ¡El foco! eso es lo que necesito - penso travis.

La idea de cruzar al otro lado no le entuciasmaba, pero penso que seria


solo cuestion de pasar al otro y recojer el foco, aunque no estaba muy
seguro. Estiro la mano y atravezo el espejo y salio al otro lado. Sin
embargo. Al revisar el camerino noto con terror que no se encontraba
en el mismo camerino, se encontraba en el camerino de las mujeres el
que no tenía espejo, y lo peor era que no habia foco, todo había sido
una trampa.

Luego de revisar el camerino se acercó a la puerta y la abrió con


cuidado. En el pasillo que comunicaba los dos camerinos había ahora
unas extrañas marionetas suspendidas del techo. Travis ilumino la que
tenía más cerca y se llenó de terror cuando miro el rostro de una de
ellas, la marioneta tenía una mirada penetrante y una sonrisa macabra
dibujada en el rostro, se parecía a un muñeco de ventrílocuo. El cuerpo
de la marioneta estaba hecho de madera. Sin embargo, esta se
encontraba llena de sangre. Travis se disponía a cruzar el pasillo,
cuando de pronto, la marioneta comenzó a moverse estrepitosamente,
golpeándolo con sus brazos. Se agacho rápidamente para quedar lejos
del alcance de la marioneta, miro a las otras marionetas que había
colgadas, y se dio cuenta de que estas también se habían comenzado a
mover. Sin levantarse, saco la pistola de su bolsillo y apunto lo mejor
que pudo a la cabeza de la marioneta. Aunque el primer disparo no dio
en el blanco, con el segundo, logró acertarle justo en la nariz. La cabeza
de la marioneta se  astillo gravemente borrando casi por completo el
horrible rostro, luego dejo de moverse y quedo totalmente inerte
suspendida del techo.

Las demás marionetas seguían revoloteando sin cesar, pero como


estaba agachado, Travis pudo pasar sin problemas por debajo de ellas
hasta que llego a la puerta del camerino de los hombres, sin levantarse
giro el pomo de la puerta y entro rápidamente sin dejarse alcanzar.
Cuando estuvo a salvo se incorporó nuevamente y reviso el lugar, se
trataba del camerino que había visto anteriormente por el reflejo del
espejo.

Aunque ya se había acostumbrado casi a todos los fenómenos extraños


del pueblo, el cambio de camerinos lo sorprendió por completo. Travis
creía comprender la mecánica de los espejos y el viaje entre las dos
dimensiones, pero este último viaje le había tomado desprevenido.
Luego de recomponerse del susto, reviso el camerino y encontró el foco
por el que había cruzado el espejo. Miro con desconfianza el espejo y vio
que al otro lado se encontraba el camerino del que había viajado, pero
se detuvo un momento a pensar.

Y si aparezco nuevamente en un lugar desconocido – Pensó – pero no


tengo más opción, si no cruzo el espejo tendría que salir nuevamente al
pasillo con las marionetas.

Finalmente después de evaluar su situación, decidió que lo mejor sería


tomar de nuevo el riesgo y atravesar el espejo, si tenía suerte
aparecería en un lugar mejor, o por lo menos en uno que no estuviera
lleno de más marionetas. Estiró su mano con algo de temor y cruzo el
espejo. Al llegar al otro lado se encontró nuevamente en el camerino de
hombres del mundo normal. Travis se sintió aliviado, cuando abrió la
puerta del camerino y comprobó que el pasillo estaba nuevamente
vacío.

Ahora debo buscar el sitio en donde va este foco, antes de ir al cuarto


de controles. Debe haber un corredor o un pasillo en el segundo piso. –
pensó mientras recorría el pasillo.

Travis recorrió el camino de vuelta al vestíbulo principal sin encontrar


más obstáculos, pero antes de entrar, vio unas escaleras y las tomo
para llegar al segundo piso. Allí recorrió un largo pasillo el cual
conectaba los palcos del teatro, con el sistema de luces del escenario.
Se dirigió sin detenerse directamente al sistema de luces y llego a las
pasarelas superiores del escenario, estando ahí reviso los focos uno por
uno, y fácilmente identificó el daño, pues uno de los focos estaba roto.
coloco el foco que había encontrado en el vestier, esperando que algo
sucediera. Sin embargo, no ocurrió nada.

Cuando se disponía a salir miro al fondo de la pasarela para asegurarse


de que no faltase ningún otro foco, y le llamó la atención una hoja de
papel que tenía una pequeña caja encima cual si fuera un pisa papeles.
Se acercó para revisar con más detalle y se sorprendió al descubrir el
contenido de la caja, era una caja de munición y contenía catorce
cartuchos para escopeta. Travis recogio la caja con un extraño
sentimiento en su interior, por un lado se sentía emocionado por haber
encontrado más herramientas para defenderse, pero a la vez estaba
horrorizado, pues entendía lo que esto significaba. Cada vez que
encontraba un arma más poderosa, se había tenido que enfrentar a una
criatura igual de poderosa. La idea que tenia de Alessa jugando con él,
se había convertido en una realidad para. Ya no ponía en duda que la
niña era la responsable de todo lo que le estaba pasando.

Tomo los cartuchos y recargo la escopeta, guardando los demás en su


bolsillo, cada vez más aumentaba el peso y el tamaño de su chaleco, se
sentía como si fuera de campamento. Tomo el papel que se encontraba
debajo de la caja. Era una nota:

¡Desde lo que le paso a Tony, he soñado con el más y más! ¡El


carnicero!

¡Parece ese monstro, el verdugo!

Ahora le he visto estando despierta ¡Esta en mi hotel, es él lo juro!

Detrás de la nota había un dibujo, Travis quedo petrificado al verlo, era


un bosquejo del monstro que se había encontrado en la  carnicería.

¡Es el, es la criatura que vi en la carnicería! – Exclamo Travis -Ese


monstro es real no soy el único que lo ha visto.

Una vez que se repuso del susto, se incorporó nuevamente y se dirigió


al cuarto de control, al igual que la vez anterior todo el lugar estaba
despejado. Cuando llego al cuarto de control encendió el interruptor de
las luces y estas iluminaron por completo el escenario. Luego activo el
interruptor del telón y este se abrió. Para sorpresa de Travis la pared
que antes había palpado con sus manos no se encontraba allí, en su
lugar toda el área que antes cubría el telón estaba ahora ocupada por un
espejo gigantesco.

Travis apago su linterna y se acercó al espejo, le extraño que a


diferencia de los demás espejos que se había encontrado por todo el
pueblo, el espejo gigante reflejaba la misma imagen que él podía ver.
Estiro su mano y toco el espejo, y al igual que la primera vez se llevó
una sorpresa. Lo irónico era que ahora se sorprendía por encontrar una
reacción completamente normal. Podía tocarlo y no sucedía nada.
Intento varias veces recorriendo con su mano gran parte del espejo,
pero no sucedió nada. Sin embargo, al fijarse en el suelo del escenario
se dio cuenta de que había unos rieles. Siguió con su mirada los rieles  y
en los costados del escenario, detrás del telón pudo observar, varios
modelos de cartón, los cuales  eran utilizados como decoración a la hora
de interpretar una obra. Se acercó a los modelos y pudo notar que se
trataba de algunos árboles, muebles y también una mesa. Reflexiono un
momento y se le ocurrió una idea:

Tal vez deba activar alguna otra cosa para que suceda algo- Pensó
Travis – no llegue hasta acá solo para encontrar un espejo.

Nuevamente regreso al cuarto de controles y busco por todas las


paredes. Lo único que encontró fueron dos pequeñas cajas empotradas
en la pared. Una de las dos cajas estaba cerrada  con un candado, pero
la otra se hallaba abierta. Dentro de la caja había tres palancas. Sin
dudarlo activo la primera palanca y acto seguido los modelos de cartón
con forma de árboles, se deslizaron hacia el centro del escenario. Travis
se dirigió allí nuevamente y esta vez encontró que los rieles, habían
dado representación a una especie de bosque. Al mirar al espejo, se dio
cuenta que el reflejo era diferente. Se podía ver claramente un bosque,
pero no de cartón como el que estaba en el escenario, sino un bosque
real. Otra vez estiro su mano y como en las veces anteriores, se tele
transporto al otro lado del espejo.

La semejanza del bosque era espeluznante, se podía sentir el sonido del


viento, el roce de las hojas de los árboles y el frio dela noche. Travis
sacó su pistola y encendió su linterna, el bosque parecía estar
completamente desolado. Lo único que sobresalía era un sendero. Travis
lo recorrió con esperanza de no extraviarse, pues el lugar parecía ser
inmenso. De repente, se encontró con un árbol significativamente más
alto que los demás, en una de sus ramas se podía ver un objeto
brillante, se trataba de una llave. No sin esfuerzo, escalo el tronco del
árbol y llego hasta la llave, se estiro agarrándose lo mejor que pudo,
pero una vez que logro alcanzarla, la rama de la que se sostenía se
quebró y Travis cayó al suelo dándose un buen golpe.

Se levantó muy sobresaltado, no se había lastimado gravemente, pero


se sentía muy vulnerable perdido en medio de un lugar tan extraño.
Revisó la llave que aún estaba amarrada en la rama, era la llave del
candado que protegía la otra caja en el cuarto de control. El sendero
que había seguido se detenía en el árbol, por lo que no sintió necesario
seguir más adelante. Además, tenía muchas ganas de salir de ese
bosque, sentía que a cada paso podría encontrarse con alguna criatura
repugnante. Mientras recogía sus pasos se asustó al escuchar otra voz
que retumbaba en todo el lugar.

No teman, la isla está llena de ruidos y brisas que deleitan y no dañan,


a veces mil instrumentos vibrantes zumban en mis oídos, a veces unas
voces… que si hubiera despertado tras un largo sueño, harían que
volviese a dormirme y, entonces en sueños, creo que las nubes se
abrían y mostraban riquezas preparadas para que cayeran sobre mí.
Cuando desperté llore por volver a soñar.

Recorrió el camino de vuelta casi corriendo, sin detenerse a observar


ninguna otra cosa. Al llegar al espejo vio el reflejo del teatro y siguió
caminando sin detenerse, cruzando instantáneamente al otro lado.
Cuando se encontró de nuevo en el escenario, se detuvo exhausto y
jadeando.

Espero que esa llave halla valido la pena – pensó mientras se reponía
del esfuerzo.

Una vez se hubo repuesto, se dirigió al cuarto de control y volvió a la


primera caja. Manipulo nuevamente las palancas hasta que logro formar
otro escenario con la utilería. Esta vez el escenario representaba una
biblioteca.  En el reflejo del espejo se podía ver la sala de lectura de una
biblioteca muy antigua, aunque el edificio daba la impresión de estar en
muy mal estado, como si estuviera a punto de derrumbarse. Travis
cruzo el espejo y observo con cuidado el lugar, estaba apenas a unos
centímetros del espejo, en caso de que el lugar colapsara podría dar un
salto y volver a salvo al teatro, al menos eso esperaba. Había varias
estanterías abarrotadas de libros, por lo que se podía ver, se trataba de
una colección de muchas materias. Unas escaleras llevaban al segundo
piso en el que había más estanterías. Sin embargo, la estructura estaba
completamente destruida, por lo que no era posible llegar hasta la
segunda planta. Al costado derecho e izquierdo se extendían dos
pasillos, pero varias estanterías y sillas medio destruidas bloqueaban el
paso. Muchos de los libros se encontraban regados por todo el suelo,
parecía como si en el lugar hubiera tenido lugar recientemente un
terremoto. En medio de la sala de lectura todas las sillas y mesas se
encontraban desordenadas, la mayoría tiradas y rotas, solo una mesa
permanecía en pie. Sobre esta mesa se encontraban varios libros
abiertos, como si alguien hubiera estado leyéndolos antes de que todo
se viniera abajo.
Travis camino lentamente hacia la mesa, la cual estaba solo a pocos
metros del espejo. Con cada paso que daba rechinaba el piso de madera
y se desprendía algo de polvo del techo.

Tengo que salir de aquí lo más pronto posible  - pensó.

En total había tres libros y una hoja de papel sobre la mesa, se acercó al
primer libro y se dispuso a leer. De repente una de las estanterías que
se encontraba tras él, se desplomo y Travis se llevó un tremendo susto.
Miro a su alrededor y vio que todo el lugar crujía, rápidamente arrancó
las hojas en las que estaban abiertos los libros y tomo la hoja suelta de
papel, corrió al espejo y estiró su mano mientras escuchaba como se
desplomaba la biblioteca. Al estar de nuevo a salvo en el teatro miró el
reflejo del espejo, pero ya no quedaba casi nada todo el lugar había
quedado destruido.

Tomo las hojas que había arrancado de los libros y las leyó, eran hojas
de libros de psicología y tenían gravados del cerebro y el cuerpo
humano:

... 2: Represión y coacción

Los servicios de inteligencia y las agencias militares lo saben bien:


cuanto más se controla una mente, más se censura esa mente a sí
misma y es más fácil que las influencias externas asuman el control y
aprovechen dicha programación mental. Por este motivo, estas agencias
eligen como peones a los más afectados por sus propios problemas
mentales.

…en todos estos casos de estudio vemos que los cerebros de las
victimas intentan resistir contra el conflicto causado por haber sido
objeto de los abusos de un ser querido. En muchos casos la
personalidad del niño que ha sufrido abusos parece dividirse en dos:
una personalidad continúa queriendo al abusador y busca su
aprobación. La otra personalidad contiene la rabia y el odio del sujeto
maltratado y, en muchos aspectos, se convierte en un espejo del
maltratador, buscando infligir su daño a otros. Lamentablemente, esta
personalidad suele ser la que acaba siendo dominante.

… entre las tribus que han desarrollado la capacidad de controlar y


dirigir sus proyecciones existe una que es temida por toda la
comunidad.
Su chaman dice que puede matar solo con el pensamiento, proyectando
su deseo de matar en el cuerpo de la víctima…

… 3: manifestaciones de delirios

Los fenómenos como la telequinesis se producen con frecuencia. Suelen


aparecer asociados a emociones negativas (temor, preocupación,
estrés) lo que sugiere que esas emocione se manifiesten como una
energía externa con efectos físicos.

Las pesadillas son desencadenantes especialmente fuertes. En todos los


casos, esos fenómenos aparecen en la niñez o la adolescencia y la
mayoría de sujetos son mujeres.

Travis termino de leer todas las hojas y se quedó un momento de pie


reflexionando sobre lo que había leído.

Sin lugar a dudas la hoja que habla de telequinesis en niñas o


adolecentes se refiere a Alessa, no hay duda – pensó – pero no entiendo
muy bien la relación de los otros libros con la niña, “matar solo con el
pensamiento” “doble personalidad” no me ha parecido que la niña tenga
más personalidades, yo solo conozco una personalidad y, ciertamente
no es muy buena.

Finalmente luego de unos minutos de tratar de entender lo que había


leído, se dirigió nuevamente al cuarto de control, aún tenía la llave del
candado y no había visto que había en la segunda caja. Volvió al cuarto
y abrió el candado, dentro de la caja había también unas palancas pero
estas a diferencia de la primera caja estaban colocadas de manera
vertical. Travis bajo la primera palanca y miró el escenario, una tela
bajo desde el techo y cubrió una parte del espejo. Se dirigió al espejo y
vio como la tela representaba una cueva, el reflejo era muy oscuro, pero
se podían ver las paredes de roca de una cueva verdadera.

Travis estiro la mano y atravesó el espejo, al otro lado había una cueva
de tamaño mediano. Casi no podía ver nada, encendió su linterna y con
ella ilumino toda la cueva, era piedra solida hasta donde podía ver. Sin
embargo, su mirada se fijó en una enorme masa extraña que se veía al
fondo. Era una criatura mitad hombre mitad animal, aunque de
proporciones gigantescas. Tenía una cabeza y un tronco con forma
humana, aunque la cabeza estaba totalmente vendada con unos trapos
sucios. Sus extremidades en cambio eran gruesas y musculosas, como
si se trataran de patas de elefante. Además, no estaba en una posición
muy anatómica, pues se apoyaba en las patas delanteras y arqueaba su
cuerpo para tener las patas traseras colgando. Eventualmente usaba
esas patas para golpear fuertemente el suelo y Travis sentía como este
se estremecía a sus pies. Sin lugar a dudas, un solo pisotón de esta
enorme bestia, bastaría para acabar con su vida.

Saco la pistola y desocupó todo un cargador sobre la criatura, pero el


monstro no pareció sufrir ningún daño y le lanzo un golpe, Travis
apenas pudo esquivarlo y perdió el arma al caer. A pesar de su tamaño,
el monstro se movía velozmente, por lo que tuvo que correr alrededor
de la cueva para poder esquivar todos sus ataques. Luego de que el
monstro daba un golpe en el suelo con sus enormes patas, se detenía
por una fracción de segundo, lo que le dio a Travis la oportunidad de
recuperar la pistola, aunque la guardó pues era inútil disparar al gigante
con ella. Cada balazo era como arrojarle clips a un oso, por lo que tuvo
que cambiar de estrategia. Luego de un par de minutos esquivando al
monstro y antes de quedarse sin fuerzas, Travis se dio cuenta de que a
este le era muy difícil darse la vuelta, debido a su extraña anatomía, por
lo que mientras esquivaba los golpes, se armó con su escopeta y le
acertó dos cartuchos en toda la cabeza. Esta vez el monstro retrocedió
un poco, dándole tiempo de recargar la escopeta. La fuerza de los
impactos hacia replegar al monstro con cada tiro, con lo que Travis tenía
tiempo de poner más cartuchos a la escopeta. Sin embargo, fueron
necesarios 10 cartuchos para acabar con la vida del gigante.

Cuando la enorme criatura se hubo desplomado en el suelo de la cueva,


Travis vio otra pieza piramidal igual a las que llevaba consigo, iluminada
en el extraño símbolo que ya le era casi familiar. La levantó y la sostuvo
en sus manos:

Necesitas esto ¿No es verdad? – preguntó en voz alta.

Es ese momento apareció Alessa a su espalda y se acercó al monstro


que yacía en el suelo, lo miro con una expresión de odio y le dio una
patada. Luego se acercó a Travis cerrando los ojos.

¿Qué quieres de mí? – le preguntó.

Alessa no le respondió y nuevamente comenzaron a sonar las sirenas,


Travis se llevó las manos a la cabeza, pues ya sabía lo que iba a
suceder. Trato de sostenerse en pie pero su cabeza daba vueltas
mientras retumbaban las sirenas en su interior.

No otra vez – exclamo Travis antes de caer al suelo.


Al despertar se encontró de nuevo en el vestíbulo del hotel, desmayado
en uno de los sofás. Se incorporó y miro confundido a su alrededor. A
unos metros del sofá se hallaba tirada una marioneta, como las que se
había encontrado antes. Se acercó con cuidado a ella apuntándole con el
arma, pero luego de balancearla en el suelo con el pie se convenció de
que era inofensiva. En una de sus manos, la marioneta sostenía una
llave, Travis la levanto y leyó la etiqueta.

Motel Riverside - ¡Genial, otra llave! – dijo mientras la sostenía en sus


manos.

Travis se dispuso a salir del teatro, cuando de repente un escalofrió le


recorrió todo el cuerpo, se imaginó a sí mismo como un niño y saco del
bolsillo la llave para volverla a revisar.

Capítulo VI

Al salir del teatro, Travis revisó su mapa. El motel Riverside estaba


bastante lejos, al otro lado de donde él se encontraba. Tendría que
caminar varias manzanas que por supuesto estarían llenas de
monstruos. Tomó la calle Koontz de regreso al hospital, pero al llegar a
la altura de la calle Wilson se encontró otro agujero en medio de la
intersección. Al otro lado del agujero se podía ver el hospital. Sin
embargo, no tenía intenciones de regresar a ese lugar, por lo que buscó
otro camino para poder atravesar la calle. Frente al hospital había una
librería, era la tienda de libros de Andy. Travis buscó la entrada de la
librería y para su fortuna ésta se encontraba entreabierta. El interior del
local estaba completamente oscuro, por lo que tuvo que encender
nuevamente su linterna. Adentro se encontró en un local pequeño con
unos pocos estantes en los que se exhibían una mezcla de libros nuevos
y usados. También había un mostrador y sobre este una caja
registradora y algunos volantes promocionales. Travis revisó
rápidamente los estantes, y no encontró nada de utilidad. Se dirigió
entonces al mostrador en el cual había una nota:

Andy.

Todo está bien ¡he vendido muchos libros! He dejado tus llaves en la
caja fuerte (la combinación es tu número de apartamento en Greenfield)
¡espero que hayas disfrutado de tus vacaciones!

Dharma
Travis leyó la nota y reflexiono un momento.

-Tu número de apartamento -pensó -recuerdo que había un casillero


lleno de correspondencia, apuesto a que ese debe ser el número.

Trato de recordar cuál había sido el número del casillero, pero por más
que intentó no pudo hacer memoria. Lo único que recordaba es que se
trataba de uno de los apartamentos de la segunda planta.

-De ninguna manera regresaré a los apartamentos -pensó Travis.

Se colocó frente a la registradora y comenzó a probar los números uno a


uno comenzando por el 201… al llegar al número 213 escuchó el sonido
del seguro el cual se desactivaba. Luego se abrió la registradora y en
donde deberían haber estado los billetes se encontraba la llave trasera
de la librería. Como no encontró nada más luego de revisar por
completo todo el lugar, se dispuso a salir utilizando la llave que había
encontrado.

La puerta trasera de la librería llevaba nuevamente a la calle Koontz.


Travis siguió caminando por en medio de la calle, era la opción más
segura, de esa manera podría esquivar fácilmente a los monstruos, los
cuales deambulaban por doquier. Al llegar a la calle Crichton comenzó a
bajar, al lado izquierdo se encontraba el hospital y al lado derecho había
algunos comercios. Cuando ya casi había llegado a la avenida Midway se
encontró otro agujero en el suelo. El único lugar por el que podía buscar
una salida era la última tienda al final del comercio.

Se trataba de un supermercado abandonado, las estanterías estaban


sucias, sólo había algunos alimentos vencidos. No había mucho que ver
y apenas si revisó alguno de los estantes. Sólo hubo una cosa que le
llamó la atención, sobre el mostrador principal había una botella de soda
en cuya etiqueta se leía lo siguiente:

AQUÍ HAY UNA LUZ PARA ILUMINAR TU CUARTO


AQUÍ VIENE EL CARNICERO A CORTARTE LA CABEZA

Al leer estas palabras Travis estremeció. Le pasaba lo mismo cada vez


que recordaba al carnicero. Dejó nuevamente la botella en su lugar y se
dirigió a la puerta trasera, esta vez no fue necesario usar ninguna llave
ya que la puerta se encontraba sin seguro. Al salir a la calle se encontró
con dos agujeros; el que ya había visto antes, y otro que le impedía
continuar por la misma calle. La única manera de seguir adelante era
por la avenida Midway. Travis siguió por la avenida hasta un corredor
peatonal el cual conectaba a la avenida Midway con la avenida Cielo,
pero al llegar a este corredor encontró un monstruo que le bloqueaba el
camino. Se trataba de uno de los monstros similares a un caballo y con
las patas delanteras amputadas. Era imposible que se escabullera junto
a él por lo que tuvo que sacar su pistola. Fueron necesarios cinco
balazos para acabar con el monstruo. Cuando la criatura dejó de
moverse Travis de dio una patada para asegurarse de que estuviera
muerto, luego se dirigió a la avenida Cielo atravesando el corredor.

Cuando llegó a la avenida cielo se encontró con otro agujero a su lado


izquierdo. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando dirigió un la
mirada al otro lado de la avenida. Justo frente a él y bloqueándole el
camino estaba nuevamente el monstruo de la cueva, sus gigantescas
patas hicieron estremecer el suelo cuando trató de aplastar a Travis.

-¿Cómo es posible? -dijo Travis -¿cómo puede haber dos de estas


criaturas?

Como apenas había sobrevivido la primera vez que se enfrentó al


Calibán, lo rodeó rápidamente haciendo uso de la experiencia ganada en
su último enfrentamiento. Cuando pudo conseguir situarse a espaldas de
la criatura echó a correr sin pensarlo dos veces, Calibán no lo siguió y
afortunadamente poco después lo perdió de vista. Después de reponerse
del susto provocado por los malos recuerdos que le traía ese ser, volvió
a mirar su mapa. Se encontraba en la avenida Cielo. El motel Riverside
estaba justo a la vuelta de la esquina. Esquivó fácilmente a los demás
monstruos que se encontró en el camino y pronto llegó a la entrada del
motel.

La entrada del motel se encontraba protegida por una reja. Sin


embargo, esta no estaba asegurada por lo que Travis la atravesó sin
problemas. Se dirigió a la puerta y abrió fácilmente utilizando la llave
que había recogido junto al cuerpo de la marioneta. Una vez estuvo
adentro se encontró en la recepción del motel. Todo el lugar estaba
hecho de madera sin pintar y la luz sólo alcanzaba para distinguir
algunas figuras en la oscuridad. Travis encendió nuevamente su
linterna, en su mayoría todo se veía en buen estado aunque un poco
desordenado y lleno de polvo. Miró a su alrededor y observó
detenidamente el cuarto, había unas sillas para esperar, una vieja
máquina de comestibles y un mostrador común. Se acercó al mostrador
y observó la campanilla… había algo en ella que le parecía familiar. De
repente su mente lo transportó a otro lugar… a otro tiempo.
Recordó cómo él y su padre ingresaban al mismo motel, su padre le
ordenaba con la mirada que fuera a tocar la campanilla. Travis odiaba
hablar con desconocidos y llamar al encargado le molestaba bastante.
Pero no había manera de escapar de una orden dada por Richard,
mucho menos cuando estaba acompañada de esa mirada. Lentamente
se acercaba al mostrador y de manera tímida hacía sonar la campanilla.

El sonido del aparato lo devolvió a su realidad. Sobre el mostrador


estaba abierto el libro de registro. Travis lo revisó pero no tenía más que
una hoja escrita, las hojas anteriores habían sido arrancadas y las
demás estaban vacías. Sobre la única hoja se hallaba solo el registro de
una habitación:

Habitación: 500
Huésped: Señor Richard Grady
Acompañantes: Travis Grady - Parentesco: Hijo
Motivo de la Visita: Negocios/Placer
Fecha de registro: (ilegible)

Junto al libro de registro había también un pisapapeles con fecha


ajustable, adornado con la imagen de un pez naranja mirando hacia la
izquierda; la fecha sin embargo estaba incorrecta. Travis comprobó que
el aparato se podía ajustar, pero como no tenía ninguna utilidad lo dejó
sin prestarle mucha atención. En el casillero de las habitaciones no había
nada, únicamente la llave de la habitación 306; también encontró
colgado en una cartelera el mapa del motel el cual guardó junto con los
demás. Como no encontró nada más de utilidad en la recepción se
dirigió hacia su siguiente pista, la habitación 306.

Fuera de la recepción había un pequeño patio que llevaba a las


diferentes alas del motel, según el mapa este se dividía en tres zonas. A
su derecha se encontraban las habitaciones del número 100, en la mitad
se encontraban las del número 200, 500 y las suites, al lado izquierdo
se encontraban las del número 300. Se dirigió directamente hacia la
habitación 306 pero la reja que llevaba hasta la habitación estaba
cerrada. Revisó el mapa y su única opción era subir hasta el corredor del
segundo piso y volver a bajar del otro lado. Una vez arriba encontró el
pasillo que conducía a las habitaciones 310 a 319. En el pasillo
deambulaban tres monstruos, eran del tipo que parecía hombres larva.
Travis sacó su pistola y acabó fácilmente con ellos. Después de eliminar
a los monstruos trató de entrar a las habitaciones pero todas las puertas
estaban firmemente selladas, siguió hasta el final del corredor donde
otras escaleras bajaban nuevamente y permitían llegar hasta las
habitaciones 305 al 309.
Al bajar las escaleras escuchó un rugido tras de sí, era uno de los
monstros con cuerpo de caballo y cabeza deforme, se había escondido
junto a una reja detrás de la escalera. Travis trató de correr pero el
animal se atravesó frente a la escalera, queria subir pero su cuerpo
mutilado era muy grande y el animal demasiado torpe como para
lograrlo.  Travis se devolvió y se resguardó en el pasillo superior, abajo
había un parqueadero junto a las habitaciones.

Debo bajar hasta la habitación 306 – pensó – podría acabar con el


monstro con algunas balas pero debo procurar ahorrarlas siempre que
me sea posible. Tengo que encontrar otra forma de bajar.

Después de pensarlo bien un par de minutos y viendo que el monstro se


había quedado atascado al final de la escalera, se sujetó fuertemente de
la baranda y pasó del otro lado. El monstro trataba desesperadamente
de liberarse pero estaba atorado. Travis calculó muy bien su salto y se
ubicó justo encima de un auto que estaba debajo, saltó con cuidado y
consiguió bajar sin problemas. Una vez que se bajó del auto, se dirigió
lentamente a la escalera apuntando su arma al monstro. Mientras se
acercaba, el monstro se percató de su presencia y trató de atacarlo.
Travis escapó por poco de la embestida, hubiera quedado atrapado
fácilmente debajo del pesado animal. Sin embargo, para su fortuna una
de sus patas traseras se había atascado en la escalera. Estaba casi
desgarrada, pero aún quedaba suficiente carne como para mantenerlo
atorado.

Aunque estuvo a punto de dispararle, tuvo la suficiente sangre fría como


para pensar. Miró alrededor del parqueadero hasta encontrar lo que
buscaba; en una esquina tirada en el suelo había una pesada tabla de
más de un metro de largo. Caminó hasta la tabla, vigilando siempre que
el monstro no se escapara, no quería llevarse otro susto. Levantó la
tabla del suelo y practicó un poco blandiéndola por el aire; era algo
complicado maniobrar con ella, pero sin duda le daría un buen golpe. Se
acercó nuevamente a una distancia prudencial y levantó la tabla, luego
corrió hacia el monstro y le asestó un tablazo. Rápidamente sin darle
tiempo de reaccionar, le dio varios golpes con toda su fuerza, el animal
rugía con cada impacto. Finalmente dejó de moverse y Travis se sintió
aliviado. Se tumbó al suelo jadeando, miraba fijamente la masa de
carne esperando que esta no diera ningún signo de vida. Cuando
recuperó el aliento se incorporó y reinició su búsqueda. Al igual que en
la segunda planta, no pudo abrir ninguna de las puertas. Se dirigió
entonces a la habitación 306.
Al abrir la puerta, la luz del exterior penetró en la oscura habitación
iluminando un par de monstros que se encontraban en el fondo junto al
baño. Sin embargo, cuando se acercaron para atacar a Travis, este pudo
notar la extraña naturaleza de su anatomía. Como no le quedaban
muchas balas y parecía que los monstros se hacían cada vez más
fuertes, había tomado la decisión de ahorrar la mayor cantidad de
munición posible. Tomo pues su pistola y le disparo un solo tiro a una de
las cabezas del monstro, luego con la macana que aun llevaba consigo
remató al monstro. Fueron necesarios más de 10 golpes para reducir a
la criatura, pero finalmente pudo acabar con ella.

Debo conseguir algo más fuerte o acabare muerto de cansancio – pensó.

Cuando se aseguró de que los monstros no representaban ningún


peligro, se acercó a observarlos más detenidamente. De todas las
criaturas extrañas y repulsivas que se le habían cruzado por todo el
pueblo, sin duda esta destacaba entre las demás. Era un monstro doble,
su cuerpo en realidad eran dos figuras humanas pegadas. Uno de los
cuerpos se asemejaba a una persona normal bastante robusta, se
encontraba en posición agachada  y tenía un par de piernas normales
con las que se movía ágilmente. Sus brazos sin embargo, estaban
amputados y en cada uno de los muñones tenia clavado un peligroso
aguijón de metal. Su cabeza estaba agachada y como la mayoría de los
monstros, realmente no tenía rostro, no era más que un inexpresivo
bulto de carne. El otro cuerpo se encontraba pegado al primero, estaba
montado a su espalda dando la impresión de estar realizando un acto
sexual. Pero a la misma vez daba la impresión de querer desprenderse
del primero pues tenía la espalda inclinada hacia atrás. Este segundo
cuerpo no tenía ninguna extremidad, todas se encontraban amputadas y
con aguijones de metal. Sin duda alguna este era uno de los monstros
más peligrosos de todos los que había enfrentado.

Luego de acabar con el monstro doble se dispuso a revisar la habitación


pero esta no tenía nada de utilidad. Continúo inspeccionando el baño
pero tampoco encontró nada que valiera la pena, solo un espejo frente
al lavado. Travis ya sabía lo que esto significaba y como no tenía más
pistas atravesó el espejo sin más preguntas. A lo largo de su viaje ya se
había adaptado a este sistema, solo tenía que seguir adelante sin
retroceder, de algún modo sabía que algo lo guiaba por todo el camino.
Lo que no sabía aún era a quien o a que estaba siendo guiado.

Del otro lado del espejo se encontraba como siempre el otro mundo,
oscuro como ninguna otra oscuridad. Travis encendió su linterna y
observó el otro lado del motel Riverside. El baño aún conservaba toda la
cerámica, aunque en muy mal estado y con bastantes grietas. En la
habitación había una cama, pero era una cama de hospital
completamente oxidada, sobre la cama colocada cuidadosamente se
hallaba una hoja de papel viejo con una nota:

A mi amada esposa

Te adoro mucho, ver cómo te llevaban fue como si una daga me


atravesara el corazón. Era necesario, pero ahora estoy muy solo.

Por recomendación del médico, le dije a Travis que habías muerto.


Quizá sería mejor si lo estuvieras…

Helen, ¿volverás a  mi alguna vez?


Tuyo para siempre
RICHARD

Travis terminó de leer la nota y una lágrima casi le brotó de sus ojos,
pero se obligó a reponerse y guardó la carta con las demás. Salió de la
habitación y como no tenía ninguna pista concreta se dedicó a probar
cada una de las puertas que encontró. La apariencia del motel había
cambiado radicalmente, con las paredes desechas, los pisos en metal y
las puertas oxidadas, daba la impresión de ser una prisión más que un
motel. Todas las cerraduras que encontró estaban fuertemente selladas,
y siendo las puertas de metal sería una tontería intentar forzarlas. La
única puerta que encontró abierta fue la que llevaba al pequeño patio
junto a la recepción, su idea era encontrar cualquier otra habitación con
un espejo para poder salir de ese mundo. Su oscuridad, su olor, el
macabro silencio; roto únicamente por los quejidos de monstros
distantes, creaban una atmosfera realmente opresiva que le destrozaba
la razón.

Atravesó la puerta y del otro lado lo esperaba otro de los monstros


dobles, esta vez se olvidó de ahorrar munición, lo último que quería era
morir en ese asqueroso lugar. Sacó su pistola y acribilló al monstro,
disminuyendo así su reserva de balas, la cual ya era bastante penosa.
En el patio tampoco encontró muchas opciones, la recepción estaba
sellada y las escaleras protegidas por una pesada reja. La única puerta
que podía usar era la que llevaba a las habitaciones 206 a 209.
Afortunadamente para él, detrás de la puerta no había ningún peligro
solo un amplio corredor lleno de puertas cerradas. Travis saco su mapa
del motel y trato de ubicarse.
¡La habitación 500! – Dijo – esa era la habitación que mi padre y yo
solíamos ocupar en este sitio, si hay algún lado al que deba ir es a esa
habitación.

Se dirigió entonces al siguiente corredor, atravesó la puerta y estuvo en


el ala de las habitaciones 500 al 504. La puerta de la habitación 500
estaba cubierta por cinta policial. Travis arrancó la cinta y trató de abrir
la puerta, incluso trató de derribarla con todo el peso de su cuerpo, pero
era inútil, la puerta no se movía ni un centímetro; era como si estuviera
tratando de derribar una montaña. Al no obtener ningún éxito en la
habitación 500, probó suerte con las demás. Todas estaban cerradas a
excepción de la 503. Entro en la habitación y no encontró nada en
particular, lo único que destacaba era otro espejo. Sin embargo, del otro
lado no se veía una habitación normal.

Travis estiró su mano y atravesó el espejo. El baño de esta habitación


estaba casi tan maltratado como el del mundo oscuro, pero lo que más
destacaba era la habitación en sí. Todo el lugar estaba repleto de
fotografías, recortes de periódicos, dibujos extraños y notas de papel,
algunas estaban colgadas en varias cuerdas extendidas de lado a lado,
otras estaban pegadas en las paredes. Había fotografías tiradas en el
suelo y sobre la cama, todas las paredes estaban cubiertas de fotos,
recortes y dibujos del carnicero. Sin duda alguna el residente de este
cuarto no estaba bien de la cabeza. Las fotos parecían mostrar escenas
de crímenes y lugares extraños, aunque Travis no podía estar seguro
pues se veían muy borrosas. Las notas que se podían leer contenían
números, direcciones, nombres y demás datos irrelevantes. En su
mayoría todos los documentos de la habitación eran ilegibles, lo único
que se podía reconocer sin temor a equivocarse eran los dibujos y
algunas fotos del carnicero.

Este debe ser su cuarto – pensó Travis - ¿pero quién es ese tipo? ¿Es
una persona o es otro de esos monstros?

Travis revisó varias veces todo el cuarto tratando de encontrar una


fotografía, o un documento que le diera alguna pista del carnicero, pero
era inútil. El único papel que tenía algo de sentido estaba colocado sobre
una mesa frente a la cama, era un pedazo de hoja arrancada de algún
libro:

…se cree que un ser de una tremenda energía mental puede convertirse
en un recipiente capaz de traer a la vida a Samael, el dios al que adora
este culto.
La llegada de Samael traerá el paraíso a la tierra.

(Debajo de la letra impresa del libro había una nota escrita a mano)

Dado que ese recipiente habrá sido moldeado con “dolor y sufrimiento”,
¿Qué clase de dios y que clase de “paraíso” resultaran?

Salió nuevamente al pasillo pero esta vez se encontraba en el mundo


normal, se dirigió a la habitación 500 pero aunque era de madera, se
encontraba acordonada con cinta policial igual que la del otro lado.
Travis trató nuevamente de abrirla pero no tuvo éxito. Trató con las
demás puertas pero todas las habitaciones estaban cerradas, la puerta
que llevaba a las habitaciones 300 a 304 y 206 a 209 estaba firmemente
cerrada. Las únicas puertas abiertas eran la del cuarto de
mantenimiento y una puerta que llevaba a un corredor detrás de las
habitaciones de los empleados. Travis la abrió y pensó en volver pero
aun no sabía a donde debía ir, por lo que decidió revisar primero  el
cuarto de mantenimiento. Dentro no había nada en particular. Según su
mapa debía haber un cuarto de almacenamiento el cual busco pero
estaba cerrado, también había un pasillo de mantenimiento que se
encontraba entre las habitaciones 500 a 504 y las suites. Se adentró en
el pasillo de mantenimiento y camino hasta el fondo, al final del pasillo
había un escritorio y sobre el escritorio una fotografía y una llave.

La llave tenía una etiqueta que decía “oficina del gerente” y la fotografía
era de un cadáver sentado en una silla y cubierto por una sabana
empapada de sangre, en el marco inferior de la foto se leía:

Causa de la muerte: Disparo de escopeta

No había ningún otro lugar a donde ir, Travis comenzó a devolverse


para encontrar otro camino cuando de pronto escuchó el cuchillo del
carnicero arrastrarse por el suelo. Se le heló la sangre, creyendo que se
encontraba detrás de él, pero al darse vuelta comprobó con alivio que
estaba solo en el pasillo.

De donde habrá venido el ruido – pensó.

Luego recordó la habitación 503.

El cuarto del carnicero.

Buscó el sitio en la pared en el que creía que estaba ubicada la


habitación, colocó su oreja cerca a la pared y trató de escuchar. Podía
oír la respiración de alguien, mientras escuchaba palpó con su mano una
imperfección en la pared, era un agujero. Acercó su ojo a la pared y
pudo ver el interior de la habitación 503. El agujero daba al baño de la
habitación, seguramente los empleados los habían hecho para espiar a
las parejas que se hospedaban en el motel. Travis miró al fondo de la
habitación y lo que vio lo horrorizó, se asustó tanto que retrocedió
involuntariamente y cayó al suelo. Era el carnicero, había vuelto a su
habitación, Travis no se había equivocado esa era su habitación. Se
levantó con cuidado y observó nuevamente pero el carnicero ya no
estaba allí.

Demonios – pensó – ¿me habrá escuchado?, sí, seguramente me


escuchó al caer y ahora ha salido a buscarme para acabar conmigo.

Travis revisó su escopeta, aun le quedaban cuatro cartuchos. Recargo la


pistola, le quedaban todavía la mitad de sus balas. Esperaba no tener
que enfrentarse al monstro, pero si se le cruzaba en su camino, esta vez
estaría preparado. Luego de preparar sus armas, se fijó en los demás
agujeros de la pared.

En el agujero de la habitación 504 no se veía nada, en el 503 se veían


solo las fotos; el carnicero se había marchado, en la 502 no se veía
nada. Del otro lado de la pared se encontraban las suites del motel; en
la suite Rose se podía ver un baño con una chaqueta roja colgada,
Travis trató de hacer memoria pero no pudo recordar en donde había
visto esa chaqueta, en la suite King solo se veía el baño y en la Suite
pink se veía el baño y una televisión encendida que mostraba solo
estática. Finalmente se acercó a la habitación 500; la habitación de su
padre. Al ver por el agujero se sintió como si estuviera viendo la vieja
televisión en blanco y negro que tenía el motel cuando él era niño. Pudo
ver a su padre de espaldas en el baño y detrás de él un calendario con
la fecha con el día 12 encerrado en un círculo, de repente su padre
comenzó a hablar:

Helen… cada vez que le miro a los ojos, te veo


No es suficiente, no puedo estar allí para él.
Hay demasiado dolor en este mundo sin ti.
Esa cosa que te robó el cuerpo… tuvo la idea acertada.

Travis se alejó del agujero y se frotó los ojos.

Debo estar soñando – pensó confundido - ese es mi padre, no puede


ser. Mi padre falleció aquí mismo, en este maldito motel.
Se acercó nuevamente al agujero pero esta vez no había nadie en la
habitación, solo estaba el calendario con el día marcado. Travis trató de
ver el mes pero el calendario solo mostraba el día. Se alejó nuevamente
de la pared y reflexiono un momento.

Tomó la escopeta y se dispuso a salir, esperaba encontrarse con el


carnicero en cualquier momento. Sin embargo, el pasillo de las
habitaciones 500 a 504 estaba vacío. Se devolvió por la puerta que
había abierto antes de entrar al cuarto de mantenimiento, esta conducía
a un largo corredor junto a las habitaciones de los empleados. Al final
del corredor estaba otra reja que llevaba al parqueadero de autos y a
las habitaciones 305 a 309. A partir de allí ya conocía el camino, subió
las escaleras; pasando junto al cadáver del monstro que se había
quedado atorado, recorrió el pasillo superior y llegó nuevamente a la
recepción. Abrió la puerta de la oficina del gerente y se dispuso a buscar
su siguiente pista.

Lo primero que vio al entrar a la oficina fue otro de los monstros dobles,
le disparo con la pistola y luego lo remató con la macana. Después de
acabar con el monstro revisó toda la oficina. Era un pequeño cuarto con
un escritorio y un par de archivadores, no tenía nada de particular. Lo
único útil que pudo encontrar fue una nota sobre el escritorio:

¡Jesús! Uno de los limpiadores, me ha dicho que pasaba algo en la


habitación 500.
La puerta estaba abierta. Dentro ¡Santo Dios! El hedor me hizo vomitar.
El niño, ¡el niño estaba ahí de pie!, dijeron que llevaba 10 horas allí.
Acabe llorando. Mierdas como esta no deberían ocurrir. Por ahora la
policía ha precintado la habitación, me voy a casa.

Travis leyó la nota y se sentó en la silla de la oficina, se quedó en


silencio observando la carta por varios minutos. Toda su vida había
tratado de olvidar el destino de sus padres, todo el tiempo pretendiendo
creer que había sido una pesadilla. Desde su llegada a Silent Hill cada
cosa que había tratado de enterrar en su pasado y de no recordar
jamás, había sido profanada y exhibida ante sus ojos de las maneras
más crueles y despiadadas. Quienquiera que fuera la persona o el ente
que le hacía esto, no solo estaba jugando con su mente; sino que sabía
exactamente cuáles eran sus puntos débiles y sus más profundos
sentimientos.

Después de recuperarse un poco del impacto que le produjo la nota del


empleado, abrió los cajones del escritorio y siguió buscando. Dentro de
la mayoría de los cajones solo había papeles, pero en uno de ellos
encontró otra llave. Era la llave de una de las suites, tenía una etiqueta
que decía “Cleopatra”. Travis revisó su mapa y busco la suite con el
dedo, era una de las habitaciones del segundo piso. Había dos maneras
de llegar hasta allá, la primera era por el patio de la recepción; pero esa
puerta ya la había probado y estaba cerrada. La otra forma era saliendo
por detrás de la oficina del gerente y atravesando el área de servicios
hasta el patio central de la piscina. Continúo buscando en los archivos
de la oficina pero solo había papeles y más papeles. Casi perdió la
esperanza hasta que por fin en uno de los cajones inferiores del archivo,
escondido entre algunas cajas encontró algo que le hizo recuperar un
poco el buen ánimo. Eran más cartuchos para su escopeta, 24 cartuchos
envueltos en una bolsa plástica. Tomó la bolsa y la guardó, luego se
levantó y se dirigió a la salida trasera de la oficina.

Del otro lado de la oficina, había otro parqueadero y las habitaciones


105 a 108. El lugar estaba desierto, solo un automóvil familiar ocupaba
uno de los estacionamientos. Travis se dispuso a continuar con su ya
acostumbrado ritual de probar puertas una por una. Tuvo suerte en la
primera puerta que intentó, era la habitación 108. Adentro lo esperaba
otro de los monstros dobles; parecía que el motel estaba plagado de
estos. Esta vez Travis tenía munición de sobra por lo que no dudo en
utilizar su escopeta. Uno solo de los cartuchos fue suficiente para
desmaterializar una de las cabezas del monstro, una horrible mezcla de
sangre y sesos quedo desparramada en una de las paredes de la
habitación. La criatura cayó al suelo y el cuerpo que no había perdido la
cabeza se retorció y chilló de dolor por unos segundos hasta que
finalmente dejó de moverse. Como la mitad de la habitación había
quedado bañada en sangre, Travis desistió de su idea de revisarla
completamente. Sin embargo, sobre una de las mesas y a simple vista
de cualquiera, se encontraba otro premio mayor. Se trataba de un
revólver magnum de seis tiros, muy bien cuidado y conservado
cuidadosamente en un estuche a la medida. Junto al revólver había una
revista especializada sobre armas, seguramente el dueño de la
habitación era algún aficionado a las armas. Era un revólver muy
poderoso, seguramente lo mejor de lo que se había encontrado en todo
su recorrido por el pueblo. Lo único malo era que el estuche solo tenía
espacio para 12 balas y en ninguno de los cajones de la habitación
encontró más munición.

Luego de salir de la habitación guardó con mucho cuidado su nueva


arma, sabía que en cualquier momento se encontraría al carnicero y se
sentía mejor llevándola encima. Las demás habitaciones se encontraban
cerradas por lo que se dirigió directamente hasta la cocina, dobló la
esquina y como si lo hubiera invocado con el pensamiento, tirado frente
a la puerta de la cocina; se encontraba un cadáver de uno de los
monstros dobles. Claramente se veía que había sido cortado a la mitad
con un elemento muy afilado.

El carnicero – pensó Travis – seguramente está detrás de esta puerta,


después de todo en donde estaría un carnicero si no es en la cocina.

Travis esbozó una mueca parecida a una sonrisa y atravesó la puerta de


la cocina lo más cuidadosamente que pudo. Al entrar a la cocina el ruido
provocado por el carnicero con su cuchillo confirmó sus sospechas. El
carnicero se encontraba de espaldas  frente a un monstro doble, lo tenía
colgado del techo con un gancho de carnicería como si de una res se
tratara. Con el enorme cuchillo se deleitaba destajando lentamente al
monstro. Travis se quedó petrificado mientras presenciaba la macabra
escena; no sentía lastima por el monstro que estaba siendo destajado,
pero la facilidad con la que el carnicero torturaba a su víctima y la
frialdad con la que lo hacía sufrir, lo hacían sentir como si fuera a él a
quien estuvieran asesinando. Inesperadamente el carnicero dejó de
atacar a su víctima y se dio la vuelta sin darle tiempo a Travis de
esconderse. Este estaba tan asustado que no se había percatado de
esconderse mejor. Lo había visto, el carnicero lo había visto. Ese era el
momento, ya no podía escapar más de él, tenía que enfrentarse con el
carnicero de una vez por todas.

Tan pronto como se percató de su presencia el carnicero se abalanzó


hacia él, no caminaba muy rápidamente; pues el gigantesco cuchillo lo
hacía algo lento. Sin embargo, cuando lo tuvo lo suficientemente cerca
le lanzo un tremendo golpe. Travis se escapó por centímetros, el cuchillo
fue a estrellarse contra el suelo y el impacto fue tan profundo que
quebró la cerámica del suelo. Mientras el carnicero levantaba
nuevamente el cuchillo, apuntó el revólver y le descargó tres balas
sobre su cuerpo. Nuevamente el carnicero se abalanzo y Travis se alejó
lo más que pudo, parecían estar jugando al gato y al ratón corriendo
alrededor de la mesa central de la cocina. El cuchillo volvió a volar por
los aires, aunque esta vez no estuvo tan cerca, el estrepitoso ruido de
las ollas al ser impactadas retumbo por toda la cocina. Mientras
desatoraba el cuchillo que había perforado una de las ollas, Travis pudo
dispararle nuevamente al carnicero, trató de apuntarle a la cabeza pero
el gigante giro su cabeza y la bala reboto en el casco sin hacerle ningún
daño. El otro tiro le pegó en el brazo sin hacerle mucho daño.

Tengo que darle a la mitad que tiene desprotegida – pensó – es mi


única oportunidad.
La bestia había destruido prácticamente toda la cocina tratando de
alcanzar a Travis, este sobrevivía apenas de milagro; considerando la
enorme diferencia de fuerza. Finalmente en un malogrado ataque con su
cuchillo dejó descuidada su cabeza y Travis lo pudo impactar con la
última bala que le quedaba en el tambor. El carnicero cayó al suelo y
dejó caer su cuchillo, Travis tomo rápidamente la escopeta pues no
tenía tiempo de recargar el revólver. Le impactó directamente al pecho
y a la media cabeza descubierta pero el monstro seguía con vida, a
diferencia de los demás monstros; los cuales parecían estar hechos de
una sustancia blanda y gelatinosa, el carnicero era puro músculo. El
impacto a la cabeza lo había debilitado y rugía de dolor, pero aún le
quedaba bastante vida. Travis recargó la escopeta mientras el gigante
luchaba por ponerse de pie, le disparó nuevamente a quemarropa pero
el carnicero parecía estar hecho de piedra. Luego de dispararle otros dos
tiros el gigantesco monstro pareció debilitarse aún más, todavía quería
ponerse de pie y trataba de alcanzar su cuchillo.

¡Eso es, el cuchillo! – grito -  ¿Que vas a hacer sin tu cuchillo maldito
engendro del infierno?

El carnicero luchaba por ponerse en pie, pero apenas si pudo ponerse


boca abajo. Travis levantó el pesado cuchillo; era bastante difícil
maniobrar la pesada herramienta, pero una vez lo pudo levantar, fue
fácil dejarlo caer sobre el monstro. El cuchillo se enterró sin dificultad en
la espalda del gigante, cuando lo impactó, el gigantesco monstro dejó
escapar un rugido espantoso. Travis trató de arrancar el cuchillo de la
espalda del carnicero para darle el golpe de gracia; tal vez decapitarlo y
así acabar definitivamente con él, pero fue imposible. El cuchillo se le
había clavado muy profundo en la espalda.

Completamente exhausto Travis se dejó caer en el suelo y se recostó


junto a la pared, recargó su revólver y la escopeta para estar preparado
en caso de que el gigante se levantara. Pero no se levantó. El carnicero
estaba acabado.

Capítulo VII

Luego de reposar unos minutos y de cerciorarse de que el gigante no se


levantaría, Travis continúo su camino hasta la suite. Salió por la puerta
de la cocina que comunicaba con el comedor. Las mesas y sillas del
comedor estaban desordenadas y sucias, el lugar completo era un
desastre. También había una vieja rockola la cual no funcionaba, una
barra y algunos frascos con comida descompuesta. En una de las mesas
del comedor junto a varios platos sucios se hallaba una nota:

A mi esposa ausente

Sé que por duro que sea mi infierno, el tuyo es mucho peor. Pero,
maldita sea, esto es muy duro. Es como si estuvieras muerta, pero no lo
estas. ¡La Helen que yo amaba se ha ido, pero su cuerpo sigue aquí!
Llevo dos años durmiendo solo. ¡Me he amargado tanto, me he vuelto
indeseable! No soy un buen padre para Travis. Algunos días, ni siquiera
puedo mirarlo. ¿Que habrá que hacer para que regreses?

Tuyo para siempre


Richard

Aparte de la nota no había nada más de utilidad en el comedor del


motel. Salió al patio principal en el que había una piscina, además de las
habitaciones 100, 200 y las suites. Esta era el área descubierta más
grande del motel y era la más transitada por los huéspedes y
empleados. Junto al comedor había un bar, pero la puerta también
estaba cerrada. Al fondo frente a las escaleras que conducían a las
suites también había un salón de juegos. Travis lo recordaba con
nostalgia, este era el lugar en el que pasaba la mayor parte del tiempo
cuando estaba en el motel con su padre y le hacía olvidar todos sus
problemas. Intento abrir la puerta y esta cedió sin problemas.  En el
salón de juegos aún estaban las máquinas con las que solía jugar,
estaba la mesa de hockey, las máquinas de pinball, la mesa de billar;
estaba todo. Sin embargo, su estado era lamentable. Al acercarse a la
máquina de pinball tuvo otro recuerdo de él y su padre.

¿Me das dinero para jugar al pinball?

Si hijo… Travis quiero hablar sobre lo que sucedió esta tarde…

Está bien papá, no quiero hablar de eso solo déjame jugar.

Claro… toma... voy a ir a descansar un rato a la habitación, espérame


aquí.

Si papá.

Con solo mirar la máquina de pinball le llegaban a su mente todos los


recuerdos de aquel día, la última vez que había hablado con él, la última
vez que lo había visto con vida.
Aparte de traerle mucha nostalgia, el cuarto no tenía nada de utilidad.
Salió nuevamente al patio y subió las escaleras. Al llegar a la suite, la
abrió fácilmente con la llave. La habitación era del doble del tamaño que
las habitaciones regulares, tenía un sofá, un comedor y una cama
mucho más grande. Sobre la cama se encontró otra fotografía, del
mismo tipo de la que había hallado en el pasillo de mantenimiento. La
imagen era de una mujer desnuda tirada en el suelo de un baño y con la
cabeza recostada en el inodoro. Debajo tenía una inscripción escrita con
el mismo tipo de letra:

Causa de la muerte: mordedura de serpiente

Travis comparó las dos fotos y comprobó que era la misma letra, incluso
podía haber sido tomada con la misma cámara; las dos fotos eran del
mismo tipo, instantáneas polaroid con marco blanco. Luego de revisarlas
guardó ambas fotografías y revisó el resto de la habitación, no tenía
nada en particular a excepción del baño. La bañera estaba destruida,
como si alguien hubiera dejado caer un objeto realmente pesado; tanto
que el piso estaba agujereado. Cuidadosamente descendió por el
agujero y de esa manera se encontró en el baño de la suite de la
primera planta; la suite Rose. Al salir del baño escuchó murmullos. Era
increíble encontrarse con seres humanos. Le parecía que habían pasado
días desde que había visto alguna persona normal, sin pensarlo dos
veces salió del baño con ansias de saber quién estaba del otro lado.

Lo que se encontró no era para nada lo que se esperaba, sentados en


una cama roja con forma de media luna, estaban el doctor Kaufman y la
enfermera del hospital Alchemilla; Lisa. Travis trato de retroceder pero
era inútil ya se habían visto, los dos amantes se estaban terminando de
vestir. No los había encontrado en medio del sexo pero igual la
sensación de incomodidad no se hizo esperar.

Travis:
Lisa – dijo Travis algo sorprendido.
Lisa:
Travis – le respondió la enfermera, mientras abandonaba la habitación.
Estaba notablemente enfadada por haber sido sorprendida en esa
situación.
Dr. Kaufman:
Tiene usted la costumbre de aparecer cuando nadie lo necesita señor
Grady ¿a propósito porque no se ha ido usted aun de nuestro pueblo?
Travis:
Lo he intentado – respondió.
Dr. Kaufman:
Pues inténtelo más – agrego.

Después de su pequeña charla el doctor Kaufman salió también de la


suite dejándolo solo. Travis observó la habitación, encima de una mesa
había un frasquito muy pequeño con señales de haber contenido alguna
especie de polvo blanco. La mesa también tenía residuos del mismo
material.

Debe ser alguna clase de droga – pensó Travis - ¿Qué clase de fiesta
estaban teniendo aquí?

Travis se agachó para tratar de observar más detenidamente el


material, pero al hacerlo descubrió un sobre que se encontraba tirado
debajo de la cama. Se arrastró hasta el sobre y lo recogió, luego se
incorporó y saco la carta que se encontraba dentro:

Kaufman

Casi estamos preparados, ¡pero debemos darnos prisa! Percibo que


nuestro poder sobre ella se debilita. Me preocupa que absorba la fuerza
del núcleo que sostengo. Lo dejare detrás, oculto en la oscuridad estará
seguro. Es poco probable que vuelva aquí, aún está corriendo por el
pueblo persiguiendo fantasmas. De todos modos, el ignora lo que
ocurre.

¡Te esperare aquí, Acaba tu trabajo y reúnete pronto conmigo!


¡Se acerca el momento!, el Flauros está destrozado, esparcido a los
vientos, y la voluntad de ella sigue enterrada profundamente en una
mente dormida.

¡Esta vez el ritual tendrá éxito!

Dahlia

Cuando término de leer la nota su mente daba vueltas, no podía


entender quiénes eran estas personas y de que estaban hablando.
Claramente ellos sabían todo acerca de los monstros que merodeaban
por todo el pueblo, pero porque ellos parecían no correr ningún riesgo.
Mientras el andaba por todos lados armado hasta los dientes y acabando
con toda clase de criaturas despreciables, los demás seguían tan
tranquilos.

“aún está corriendo por el pueblo persiguiendo fantasmas” – pensó


Travis – a mí no me parecen fantasmas, ese demonio que casi me mata
en la cocina era bastante real.
Algo definitivamente loco estaba pasando con todo este pueblo y
también con sus habitantes, Lisa también le había dicho algo similar en
el teatro. Ese lugar también estaba lleno de esas horribles marionetas y
ella estaba allí sin preocuparse por nada. Incluso se había reído de él
cuándo le había dicho que se cuidara. Travis se sentía muy confundido,
todo lo que estaba pasando era muy irreal, era como si cada puerta que
abriera lo llevara de estar despierto a estar soñando. ¿Porque nadie
podía ver a los monstros?, además estaba el asunto de los espejos y el
mundo oscuro.

¿Sera real o es solo una alucinación que me produce esa niña? - Pensó

La niña – dijo Travis en voz baja – el ritual, ¡la estaban quemando viva
intencionalmente! ¡Esta gente está loca!

Leyó nuevamente la nota tratando de descifrar su contenido. Sin duda


alguna el doctor y Dahlia eran un par de malnacidos, de eso no había
duda. Pero estaba también el asunto del Flauros, el ritual, los
fantasmas, la droga. Travis ya no sentía mucha lastima por la niña; pero
aun así, seguía pensando que tal vez ella no era del todo culpable.

¿Qué será eso del Flauros?  - pensó - Si esta “esparcido a los vientos”
pueden ser esas piezas que he estado encontrando por todo el pueblo.
En la nota dice que lo volverán a intentar, puede ser que la niña me esté
usando para poder escapar del ritual, sea lo que sea que eso signifique.

Cuando termino de pensar volvió a su búsqueda, aparte de la carta no


había nada más en la suite Rose, lo único que destacaba era el espejo
del baño. En el fondo de la habitación del otro lado, pudo ver otra
fotografía igual a las dos que ya tenía. Aunque la sensación de atravesar
de lado a lado los espejos no era nada agradable, los espejos ya se
habían transformado para Travis en una puerta más. De este modo
estiró la mano y pasó del otro lado. Fue directamente a la fotografía,
pero antes de que pudiera alcanzarla escuchó un sonido familiar. Otro
de los monstros dobles se abalanzó para atravesarlo con su aguijón.
Rápidamente sacó su escopeta y con un solo tiro mandó a volar a la
criatura. Siempre era mejor ahorrar munición, pero estando de ese lado
del espejo lo mejor era no correr riesgos. Se agachó nuevamente y
levantó la fotografía, era la imagen de otra mujer desnuda recostada en
el borde de la cama roja en la que había visto a Lisa y el doctor; con
una de sus manos se cubría el pezón y  su otro brazo y la cabeza de
descolgaban inertes casi hasta tocar el suelo:
Causa de la muerte: Sobredosis

Trato de volver al mundo normal, pero en el sitio en donde había estado


el espejo no había más que una sucia pared.

Genial, ahora tendré que deambular por este asqueroso mundo – pensó
Travis.

La idea de tener que permanecer mucho tiempo en este lugar le


aterrorizaba, pero sin más caminos que tomar tuvo que obligarse a salir
de la habitación. En el patio principal del motel del mundo oscuro, la
piscina se encontraba totalmente vacía y en medio de esta sobresalía un
corazón de color azul. Descendió las pequeñas escaleras que llevaban al
fondo de la piscina y tomo el corazón, se trataba de un joyero; pero se
encontraba cerrado. Travis sacudió el joyero, tenía algo adentro, lo
podía escuchar fácilmente. Sin embargo, el joyero era muy fuerte y no
podía abrirlo. Pensó en darle un balazo, con eso seguramente lo
destaparía; pero no tenía intención de destruir su contenido,
probablemente era su siguiente pista. Guardó entonces el corazón, ya
encontraría más adelante alguna forma de abrirlo.

Salió de la piscina y revisó todas las puertas que había en el patio


principal, solo tenía que encontrar un cuarto con otro espejo para volver
al mundo normal; pero no pudo abrir ninguna. Se dirigió entonces al
segundo piso, en el corredor de las suites había un monstro del tipo
hombre larva. Travis saco su macana y lo eliminó sin problemas,
después de todo lo que había tenido que enfrentar, este tipo de
monstros era el más fácil de lidiar. Probó suerte con la suite Lucrecia,
pero estaba cerrada. Luego intento la suite Nerón, esta se encontraba
abierta y pudo entrar fácilmente. Dentro de la suite no había nada
parecido a una habitación, solo habían varias jaulas gigantes; suficientes
para encerrar a un ser humano, y varios tubos de agua. Tenía el aspecto
de un cuarto de calderas. Pegada en uno de los tubos había otra
fotografía, esta vez se trataba de un hombre desnudo acostado. La
fotografía era muy oscura y casi no se podía ver bien solo se reconocía
que el hombre tenía un cuchillo enterrado en su pecho.

Causa de la muerte: Apuñalamiento

Luego de guardar la fotografía con las demás, se dirigió al baño y trató


de buscar el espejo. Pero el cuarto de baño no era un baño, tenía una
especie de lavado de servicio y un agujero en una esquina que
atravesaba el piso. Travis volvió a descender por el agujero como lo
había hecho en el mundo normal. La suite del piso de abajo tampoco
tenía nada parecido a una habitación, estaba totalmente vacía y la
puerta estaba cerrada. El único camino posible que tenía era un agujero
en la pared el cual conducía al pasillo de mantenimiento. El pasillo de
mantenimiento del mundo oscuro era totalmente distinto, sus paredes
estaban sucias, el piso era de metal y se podían ver las tuberías
inferiores. Lo único que compartían de similar era el escritorio ubicado al
fondo. Sobre el escritorio al igual que en el otro mundo había una foto.
Travis se llevó la mano a la boca de espanto, la imagen de la fotografía
era de su padre. Colgado de una cuerda en su habitación se podía ver a
Richard Grady el día de su muerte, en el marco de la foto una
inscripción:

Causa de la muerte: corazón roto

Travis comparo la foto, era idéntica a las demás. La misma letra, el


mismo tamaño. Las fotografías habían sido tomadas todas en el motel,
probablemente con la misma cámara y muy seguramente por la misma
persona.

¿Quién puede ser tan desquiciado? – pensó mientras miraba la foto de


su padre ¿Quién ha tomado todas estas fotos?

Travis recordó las fotografías de la habitación 503, probablemente el


carnicero no era un monstro, probablemente era una persona de
verdad. Todas esas fotografías pueden haber sido sus víctimas. ¿Un
asesino en serie?, pero no era posible su padre no había sido asesinado,
estaba seguro de eso su padre había decidido acabar con su vida. Nadie
lo había asesinado... a pesar de ser un ser despreciable, podía ser que el
fotógrafo fuera solamente un tipo con alguna mórbida fascinación por la
muerte. ¿Tal vez algún detective?

Después de guardar todas las fotografías y de recomponerse


emocionalmente, siguió por el pasillo hasta la puerta que conducía al
cuarto de mantenimiento. El cuarto no solo estaba vacío, sino que
además tenía solo una parte del piso. Era un único camino por el que se
podía ir hasta la otra puerta; la que llevaba al corredor de las
habitaciones 500 a 504. En donde no había piso se podía ver un
profundo abismo, Travis se agacho y pudo ver que el camino estaba
compuesto por gruesas placas de metal; las cuales resonaban cada vez
que las pisaba. Las placas estaban soportadas por grandes pilares
metálicos que se perdían en el abismo.

¡No puede ser! – Exclamó - ¿Qué rayos es este lugar?


Recorrió el único camino posible y en una esquina tirada había otra hoja
de papel. Era otra carta de su padre dirigida a Helen:

A un fantasma

No vamos a fingir ¿No? Ambos sabemos que eso de Cedar Grove no


eres tú. Estas muerta desde el día en que intentaste matar a Travis.
Hoy cuando te he traído tu regalo; cuanto lo has destrozado, finalmente
desperté. Todos estos años he estado soñando, diciéndome que un día
te recuperarías, la Helen a la que ame está muerta. Intento recordar
cómo fueron todos aquellos años del pasado, cuando estábamos
casados, pero ya no puedo recordar nada, estoy cansado. Sé que ha
Travis le ira bien solo. Volveremos a vernos Helen.

Tuyo para siempre


Richard

¡Papá… no! – dijo débilmente al terminar de leer la carta.

Travis nunca leyó antes la nota de suicidio de su padre, la policía había


dicho que no encontraron nada. Leer las últimas palabras de su padre le
destrozó el corazón. Recordó con claridad todo el dolor que sintió
cuando él se fue, era un dolor tan grande que no había podido lidiar con
el siendo niño. Ahora que el pueblo lo obligaba a enfrentarse a ese
dolor, era terrible. Era la peor sensación que había sentido en toda su
vida. De niño apenas si había entendido la situación de su madre, nunca
recordó muy bien que era lo que había pasado. Solo sabía que su madre
había abierto el gas y le dijo que se irían a dormir, que todo estaría
bien. Luego llegaron unas personas y se la llevaron. Su padre le dijo que
ella había muerto, pero Travis sabía que no era cierto; siempre culpó un
poco a su padre por haberle ocultado la verdad. Cuando se enteró de
que su madre no estaba muerta, lo odió por haberle mentido; pero en
realidad sabía que su padre no tenía la culpa. Su padre había resistido
todo lo que pudo, trató de vivir con esa carga hasta sus últimos días,
pero finalmente no lo soportó. Su padre simplemente amaba mucho a
Helen.

Al cabo de unos minutos, recobró un poco su compostura y decidió


continuar con su búsqueda. Ya había pasado demasiado tiempo en
Silent Hill, debía terminar con lo que fuera que estaba siendo obligado a
realizar, y volver a su camión; volver a casa.

Al final del camino estaba la puerta que llevaba a las habitaciones, la


misma que antes no había podido abrir. Atravesada en la puerta había
una gruesa tabla de madera que bloqueaba la puerta. Travis la retiró y
pudo abrir fácilmente la puerta, del otro lado se encontraba la
habitación 503, por ahí podría regresar. Entro a la habitación y para su
fortuna el espejo continuaba en su sitio, estiró la mano y atravesó el
espejo. Cuando regresó al mundo normal se sintió un poco aliviado,
pero ahora debía encontrar la manera de abrir el joyero. Tenía que
completar todas las pistas y salir del pueblo lo más rápido que le fuera
posible.

¡El cuarto de mantenimiento! – Exclamó – seguramente allí encuentre


algo con que abrir el joyero.

Buscó al interior del cuarto tratando de encontrar una herramienta con


la cual abrir el joyero. Intentó con un destornillador, pero el seguro era
demasiado pequeño. Golpeó el joyero con un martillo, pero el joyero
estaba hecho de una madera bastante fuerte. Finalmente se encontró
con un torno pegado a una de las mesas. Colocó el joyero en el torno y
comenzó a girar la manivela, después de unas cuantas vueltas la caja
terminó cediendo. Dentro del joyero había un anillo de bodas, en su
interior tenía grabada una inscripción:

A mi esposa June. Te amare siempre. Richard

Travis revisó el anillo e inmediatamente le llego una idea a la mente. 12


de junio de 1961… ese fuel el día en que... después de tener la fecha
clara en su cabeza, se dirigió directamente a la recepción del hotel.
Recorrió rápidamente todo el camino y cuando llego a la recepción fue
directamente al pisapapeles con el calendario ajustable y el pescado
naranja. El aparato mostraba una fecha con números rotatorios, los
cuales se ajustaban manualmente. Colocó la fecha e inmediatamente
termino de ajustar la fecha se oyó un ruido dentro del aparato, se abrió
un compartimiento en el pisapapeles y apareció un agujerito redondo
del mismo tamaño que el anillo. Travis colocó el anillo y el
compartimiento se cerró, detrás de él pudo escuchar el sonido de unas
llaves. Se giró rápidamente y en el casillero de la habitación 500 se
encontraba ahora una llave.

Tomó la llave la cual tenía una etiqueta de plástico con el número 500
marcado por un lado y el nombre del motel por el otro. Se dirigió
directamente a la habitación de su padre, pero cuando llego a la
habitación se encontró con otro monstro Calibán. La monstruosa 
criatura se encontraba justo en frente de la puerta 500, no había
manera de llegar a la puerta sin enfrentarse con el monstro. El gigante
estremeció el suelo con sus patas y Travis se sintió impotente, tenía que
entrar a la habitación; pero como iba a derrotar a otra bestia como esa.
Rápidamente se abalanzó hacia la puerta de la habitación 503 y se
refugió adentro, el gigante no podía ingresar allí; era demasiado grande
como para pasar por la puerta.

Piensa Travis piensa – dijo – como podre esquivar a ese monstro, está
justo frente a la habitación.

Después de meditarlo por un par de minutos decidió que no se


enfrentaría a Calibán, era demasiado fuerte y sin duda gastaría gran
parte de su reserva de munición si luchaba con él. Su plan era muy
simple; usar el espejo para pasar al mundo oscuro y tratar de usar la
llave del otro lado, si no funcionaba por lo menos escaparía
momentáneamente del monstro. Cruzó el espejo y se encontró
nuevamente en el mundo oscuro, no le agradaba mucho; pero era mejor
que pelear con Calibán. Salió del cuarto y se dirigió a la habitación 500.

Al llegar al frente de la puerta sacó la llave de su bolsillo y la introdujo


en la cerradura, la giró e inmediatamente el seguro se desactivo. En ese
momento, tuvo otro vívido recuerdo. Era él mismo, caminando por el
mismo pasillo; sentía una especie de deja vu. Ya había vivido esto
antes. Siendo niño había recorrido ese mismo pasillo, con la misma
sensación y sin saber que se iba a encontrar dentro de la habitación.

Detrás de la puerta se encontró otra sorpresa, porque no había un


cuarto como se lo esperaba. Una larga escalera descendía muy profundo
en la oscuridad del motel Riverside. Travis bajó y bajó por un tiempo
que para él fue casi eterno, al final se encontró con otra puerta. Detrás
de esta última puerta se encontraba por fin la habitación 500 y lo que
encontró adentro tristemente, para él era ya conocido. Colgado del
techo se encontraba el cadáver de su padre; quien se había suicidado,
mientras él jugaba pinball en la sala de juegos del motel. El pasado y su
pesadilla presente se entremezclaron en su mente, podía ver a su padre
colgado en ese putrefacto cuarto del mundo demoniaco. Su cadáver se
había descompuesto y solo se reconocía por su traje, una macabra
calavera se había apoderado de lo que algún día había sido su amado
padre. También veía la imagen de su padre igual a como la recordaba
de aquel fatídico día, se sentía muy extraño, como si estuviera en dos
lugares al mismo tiempo. Por un lado estaba viendo el cuarto del mundo
oscuro con el esqueleto de su padre colgado desde hacía mucho tiempo,
por otro lado estaba en la habitación 500 del año 1961 el día en que su
padre murió. Travis recordó a la escena como si la estuviera viviendo
nuevamente:
Travis:
¡Papá! He ganado, gané en el pinball. ¡Mira! Me sobraron 25 centavos
¿los quieres de vuelta? Papá… despierta. Por favor papá… despierta.

Mientras recordaba la escena, saco de su cuello la moneda de su pecho,


era una moneda de 25 centavos del año 1961; la misma que le había
dado su padre antes de morir, su ultimo recuerdo. De repente su padre
del pasado comenzó a hablarle:

Richard:
No estoy durmiendo Travis…
Travis:
Papá
Richard:
Sabías que no estaba durmiendo ¿Por qué te quedaste tanto tiempo
aquí? No estuvo bien.
Travis:
Por favor papá
Richard:
Eso no fue bueno para ti

Luego de decir estas últimas palabras, volvió a cerrar sus ojos y reclinó
su cabeza. La mente de Travis se despejó nuevamente, se volvió a
sentir dueño de sí mismo. Su visión se aclaró y solo quedo el cuarto del
mundo oscuro con el cadáver de su padre colgado del techo.

Papá, esto es una locura – dijo Travis mientras miraba el cuerpo de su


padre.

Como si le estuviera respondiendo desde otra dimensión, la voz de su


padre le volvió a hablar:

Es hora de que afrontes lo que sucedió hijo – dijo la voz – tu madre y


yo… te veremos en el cielo.

Travis trató de hablarle nuevamente, pero la voz no se escuchó más.


Inesperadamente, el lugar comenzó a estremecerse. La luz de la
linterna se apagó y lo tiró al suelo. Trató de levantarse pero no podía
mantenerse en pie. Finalmente el temblor cesó y solo quedó la
oscuridad. Travis encendió rápidamente su linterna mientras escuchaba
un extraño rugido, al iluminar la habitación esta había cambiado
radicalmente. En la pared del fondo había ahora una masa extraña de
carne, no se podía distinguir nada en particular de la figura. Solo
destacaban un cuello y una boca con dientes humanos, a cada lado de la
masa de carne se encontraban dos torsos humanos colgados; los cuales
se retorcían ferozmente. El del lado izquierdo era un torso cortado desde
la cintura para abajo colgado como si se tratara de unos pantalones, con
los pies amputados. El del lado derecho estaba cortado a la altura del
pecho y colgado de manera invertida y de espaldas.

Solo pudo ver sin detalles a la criatura, la luz de la linterna apenas si


alcanzaba para iluminar parcialmente la habitación. Sacó su escopeta
para luchar con el monstro, pero en el momento en que le iba a
disparar; un tentáculo lo agarro por el cuello y lo levantó por el aire.
Travis soltó la escopeta y la dejó caer al suelo, agarro con sus manos al
tentáculo tratando de liberarse. Sin embargo, el tentáculo era
demasiado fuerte como para luchar con él. Travis saco rápidamente la
pistola de su cinturón y disparó varias veces al tentáculo apuntando lo
mejor que pudo, solo dos balas acertaron en el objetivo, pero fueron
suficientes para que lo soltaran. Al caer al suelo se dio la vuelta
rápidamente y observó el techo, de este se desprendían cinco
tentáculos. Disparó con la pistola a otro de ellos sin levantarse del suelo,
los tentáculos eran largos pero no lo suficiente como para agarrarlo si se
quedaba tirado. Acabó uno a uno con cuatro de los tentáculos hasta que
el cargador de la pistola se desocupó. Trató de recargarla pero mientras
lo hacía el último tentáculo sobreviviente se estiró lo suficiente y lo
sujetó de una pierna. Lo sostuvo fuertemente y lo sacudió por la
habitación, Travis trataba de alcanzar la escopeta con su mano pero el
monstro lo sacudía ferozmente. Sin oportunidad de alcanzar ninguna de
sus armas recordó el redentor, aun le quedaban seis balas. Lo sacó de
su bolsillo y disparó al tentáculo, el poderoso disparo cortó el tentáculo
en dos y dejó caer a Travis al suelo. La caída fue dura, pero
afortunadamente para él no tuvo consecuencias graves, solo algunos
moretones que no lo matarían.

Con los tentáculos fuera de juego, pudo tomarse un respiro. El monstro


todavía estaba vivo, pero su cuello estaba limitado a un par de metros;
mas allá no podía alcanzarlo. Travis levantó sus armas del suelo y
recargó la pistola, le disparó a la masa pero las balas no le hacían
mucho daño. Probó entonces con la escopeta y esta vez el resultado fue
satisfactorio, con cada disparo le volaba un gran trozo de carne. Fueron
necesarios diez cartuchos, pero al final logró despedazar a la horrenda
criatura.

Cuando la masa de carne dejó de moverse, una luz roja ilumino el suelo
con el extraño símbolo y en medio se encontraba otra pieza igual a las
demás.
Como es posible – dijo Travis – Papá ¿Cómo pudiste hacerte eso?

Se acercó al símbolo y recogió la extraña pieza.

¿Por qué no me dejas olvidar? – Gritó Travis, mientras miraba por toda
la habitación tratando de encontrar a Alessa - ¿Por qué me estás
haciendo esto a mí?
Levantó la pieza en su mano para enseñarla a quien pudiera estarlo
viendo.

¡Sal de donde estés, sal! Tengo esta… esta cosa para ti.

Alessa surgió de la oscuridad a espaldas de Travis, cuando este la vio se


le acercó y la miró a la cara.

¿Estás feliz? – le preguntó, mientras se acercaba a ella – haz


desenterrado a mis padres ¿Ahora qué? ¿Cuándo podremos ver dentro
de tu pequeña cabecita enferma?

Se acercó a la niña mientras le reclamaba, Alessa retrocedía lentamente


para no dejarse alcanzar. Finalmente levantó la cabeza y lo miró de
frente, su mirada era penetrante y aterradora. Travis retrocedió para
alejarse de esa horrible mirada pero era demasiado tarde. Las sirenas
sonaron nuevamente y su cabeza comenzó a dar vueltas, cayó al suelo y
perdió el conocimiento.

Capítulo VIII

Al despertarse se encontró tendido en una camilla en medio de un


cuarto oscuro, encendió su linterna y miró a su alrededor. Ya no se
encontraba en el motel Riverside, de alguna forma había sido
transportado hasta el hospital.

Esto no está bien – dijo Travis mientras observaba el cuarto del hospital.

El lugar estaba lleno de cajas arrumadas sin mucho orden. Era como
una especie de cuarto de san alejo para todos los trastes y
equipamiento viejo del hospital. Pensó en buscar algún objeto de
utilidad pero eran demasiadas cajas en las cuales buscar y no quería
permanecer más tiempo en el pueblo. Salió del cuarto por la única
puerta que tenía y se encontró en otro cuarto más pequeño con algunas
camillas arrumadas. Cruzó la siguiente puerta y salió a un pasillo; un
poco viejo y desordenado, muy acorde con las otras dos habitaciones
que había visto. Al fondo del pasillo a la vuelta de una esquina, un
resplandor rojo iluminaba desde el suelo.

Se acercó lentamente al pasillo, apuntando con su arma. En el piso se


encontraba nuevamente el extraño símbolo y en medio una pieza
parecida a las que ya se había encontrado. Travis miró a su alrededor en
busca de algún monstro o criatura espantosa, revisó cada rincón del
pasillo pero no había nada. Se agachó y levantó del suelo la pieza, era
una pieza del mismo color que las otras cuatro. Sin embargo, su forma
era diferente. Las cuatro piezas que había encontrado antes tenían la
forma de una pirámide de tres lados, esta última pieza tenía la forma de
un rombo, con ocho caras.

Que será esta cosa – pensó Travis - y donde estará la niña.

Sacó las demás piezas de su bolsillo y las puso encima de una vieja
mesa. Las tomo en sus manos una por una y comenzó a observarlas
detalladamente. Al cabo de unos minutos se dio cuenta que las cinco
piezas formaban una especie de rompecabezas tridimensional, cada
pirámide tenía en una de las cuatro caras un círculo tallado y el rombo
tenía tres caras con el mismo círculo. Las caras encajaban
perfectamente, todas las piezas unidas formaban una pirámide
triangular más grande. Pero una vez las hubo encajado todas no pasó
nada, volvió a observar el rompecabezas y se dio cuenta de que las
caras tenían un símbolo diferente cada una. El rompecabezas era pues
una especie de cubo rubik, aunque mucho más sencillo de realizar.
Travis desarmo la pirámide y la rearmo nuevamente cuidando que las
caras de cada pieza coincidieran. Una vez terminó, se escuchó en su
interior un mecanismo.  La pirámide resplandeció y se le escapó de las
manos, comenzó a flotar en el aire mientras su resplandor iluminaba
todo el lugar.

De repente el objeto desprendió una energía que lo lanzó hacia atrás y


lo tumbó en el suelo. Travis se levantó como pudo y volvió a mirar a
donde estaba flotando el objeto pero este ya no estaba allí, en su lugar
se encontraba Alessa.

¿Estás aquí? – Le preguntó Travis sorprendido - ¡Espera!

Alessa no le contestó y se dio la vuelta, se paró de frente a una de las


puertas del pasillo y esta se iluminó con el símbolo rojo. Luego la niña
atravesó la puerta sin abrirla como si se tratara de un fantasma. Travis
se dirigió a la puerta y la abrió para alcanzar a la niña, pero esta ya no
se encontraba allí, recorrió los pasillos sin encontrarse con nada. El lugar
estaba desierto, no había ni monstros, ni personas en todo el hospital.
Como no pudo encontrar a la niña se dirigió a la salida principal. Ya le
había entregado el extraño objeto, ya no había nada que tuviera que
hacer en Silent Hill. Se disponía entonces a marcharse cuando de
pronto, esperándolo frente al hospital se encontraba Dahlia.

Dahlia:
¿Qué has hecho? ¡Haz roto el hechizo!, la niña ahora es libre.
Travis:
Solo quiero terminar con esto, creí que ella quería lo mismo. Quiero salir
de aquí ¿Puedes ayudarme?
Dahlia:
¿Quieres salir? Me das risa, ya es muy tarde para eso. Aun con tu
descarriada ayuda, ella ya no puede detenernos. La ceremonia
empezara pronto ¡Finalmente ella dará luz a Dios! Mírala ahí viene ¡mira
lo que has conseguido!

Travis se dio vuelta para mirar lo que Dahlia le señalaba con su dedo,
detrás de él se encontraba la niña. Extendió sus brazos mientras se
alzaba por los aires, flotando como un ángel del infierno. A su alrededor,
el suelo y las paredes se desprendían y flotaban en el aire como cenizas,
dejando descubierto tras de sí el mundo oscuro al que tanta repulsión le
tenía Travis. La niña comenzó a flotar hacia él y este retrocedió
espantado.

¡Pero qué demonios es esto! – Exclamó Travis – ¿creí que todo había
terminado?

Alessa le dirigió una mirada fría y aterradora que lo dejó pasmado por
un segundo, luego al ver que la oscuridad se apoderaba del mundo se
echó a correr en dirección contraria. Sin embargo, fue inútil. El mundo
normal había desaparecido y la oscuridad se había apoderado de todo el
pueblo. Travis había estado varias veces en el mundo del otro lado del
espejo, pero esta vez estaba en medio de la calle. El mundo se había
desmoronado ante sus ojos, no había manera de que se tratara de una
alucinación. La niña era la principal causante de todo, ahora no había
duda.

En un instante las calles del pueblo y todos los edificios se habían


transformado drásticamente. El suelo era un esqueleto metálico que se
extendía hasta donde podía ver con su linterna, los edificios no eran
más que paredes solidas o rejas envueltas en alambre de púas. Por
todos lados se escuchaban rugidos y quejidos de todo tipo. Travis
reconoció alguno de los sonidos como los que producían las criaturas
con las que se había enfrentado durante su viaje por el pueblo, pero
esta vez se escuchaba como si fueran demasiados. Trato de entrar
nuevamente al hospital pero la puerta estaba sellada, no había otro
remedio más que deambular por las calles del pueblo. Se dirigió rumbo
a la calle Canyon pero antes de llegar encontró tirado en el suelo un
pedazo de papel, en la hoja había dibujado con letra de niño y de una
manera muy abstracta un mapa de las calles del pueblo. Remarcado con
tinta roja había un lugar desconocido encerrado en un círculo, la nota
decía simplemente “Ve aquí”

El camino era bastante sencillo, solo debía ir por la calle Canyon,


atravesar Koontz y luego ir derecho por la calle Simmons hasta el centro
del pueblo. Sin embargo, el camino estaba plagado de monstros.
Atravesó las calles lo más rápido que pudo, haciendo uso de su pistola
solo para contener a las criaturas. Casi corriendo llego al sitio en donde
debía estar el lugar señalado. Al este de la calle Simmons, destacaba
una construcción de las demás. Tenía un aviso en la entrada que decía
“Antigüedades Green Lion” y unas escaleras que descendían hasta una
puerta gris en el fondo. Travis bajo por las escaleras y atravesó la
puerta, entro en la tienda y a diferencia del resto del pueblo, se
encontró un lugar libre de la oscuridad. Era una tienda de antigüedades
con toda clase de artículos en venta pero ninguno de ellos le era de
utilidad. Lo único que le llamó la atención, fue una hoja con una
descripción del objeto piramidal que Alessa se había llevado en el
hospital:

Flauros: origen desconocido

El dispositivo se menciona por primera vez en la poesía de Chang


Ch’ien, un consejero de los miembros de la antigua dinastía Han. En uno
de sus tratados, Chang Ch’ien bromea con haber atrapado a un demonio
dentro de su caja de tres lados.

Cuando Chang Ch’ien murió en un terrible incendio en el palacio


imperial en el año 115 A.C, el dispositivo se perdió.

Más tarde se rumoreo que estaba en posesión de un monje luterano MG


Lewis, que en 1796 hablaba de su capacidad de controlar y amplificar el
pensamiento. Lewis no lo relaciono con un demonio sino con el mismo
Dios, afirmando que era un arma que habían dejado los ángeles para
luchar por el bien.
Al terminar de leer se dispuso a buscar alguna puerta, pero no encontró
nada. Solo había un hueco en la pared al lado de una biblioteca. Travis
se agachó y observó al fondo, no se alcanzada a ver mucho, pero había
espacio suficiente como para que pudiera escabullirse por ahí. Se
introdujo en la pared y comenzó a arrastrarse, el túnel era bastante
largo, tardó un par de minutos en atravesarlo. Finalmente llegó a lo que
parecía ser un templo subterráneo, con un altar erguido para alguna
deidad desconocida. Al interior del tempo se escuchaban algunas voces
murmurando, Travis se dirigió hacia las voces esperando encontrar algo
siniestro.

Cuando ingresó en el templo, se encontró a un grupo de cinco personas


alrededor del cuerpo de la niña. Era la misma criatura que había sacado
del incendio, su cuerpo aún se encontraba seriamente quemado. Estaba
tendida en una mesa, había dos personas a cada lado de ella y una más
a sus pies, todos vestían una túnica oscura y llevaban una máscara
extraña. Junto a ellos se encontraba el doctor Kaufman quien saludó a
Travis apenas lo vio.

Te ha dejado hecho polvo ¿No? – Dijo el doctor - me sorprende verte,


habíamos supuesto que te largarías, bueno es hora de poner a su peón
a dormir, buenas noches.

Travis había sacado su escopeta y apuntaba con ella al doctor, pero de


repente un humo extraño salió del suelo y no le dejó tiempo de
reaccionar. Al respirar el humo su cabeza dio vueltas y cayó al suelo
medio sedado. Trató de luchar contra la droga que había respirado, pero
apenas si pudo permanecer consiente por unos segundos. Lo último que
alcanzó a ver fue al doctor Kaufman observándolo mientras la extraña
secta continuaba con su ritual. Sobre la niña se había formado una nube
de luz roja con una forma indistinguible.

Dahlia:
¡Ella esta aquí! ¡Debemos empezar ahora!
Kaufman:
No te preocupes Dahlia, con él fuera del camino, no puede canalizar su
poder
Alessa:
Mamá, mamá ¿Qué pasa?
Dahlia:
¡No Toques!
Alessa:
Ay ¡Esta caliente!
Dahlia:
Déjalo. Es una jaula para un demonio, una vez encerrado, su poder
concentrara el tuyo. Suéltate y todos arderemos en las llamas del
infierno.

Travis abrió los ojos y se encontró de nuevo en el mundo oscuro, se


levantó rápidamente y miró a su alrededor. Estaba en medio de una
plaza, no había ninguna puerta, ningún agujero, estaba atrapado. Bajo
sus pies se encontraba el extraño símbolo, esta vez hecho de metal
sólido y en una proporción mucho mayor a las anteriores. Parado junto
a el había un demonio, tenía las patas de un caballo y garras afiladas en
las manos. En su rostro se podían ver dos grandes ojos iluminados con
fuego desde su interior y una extraña boca en la que sobresalían los
colmillos, su espalda era ancha y corpulenta y de ella se desprendían
dos aguijones. Su cuerpo entero estaba conformado por músculos al
descubierto, no tenía piel y dos cuernos de cabra adornaban su cabeza.

El demonio se paró desafiante frente a Travis, como si se tratara de un


toro furioso. Extendió todo su cuerpo para hacer gala de su poder ante
su presa, de su pecho resplandeció una luz fuerte que ilumino todo el
lugar y cegó a Travis. Este se cubrió los ojos inmediatamente y hecho a
correr lejos de las garras del demonio. Al abrir los ojos todo estaba
oscuro nuevamente, pero del cielo comenzaron a caer bolas de fuego.
Travis esquivó las bolas de fuego lo mejor que pudo y sacó su pistola, le
vacío todo un cargador al demonio pero este no pareció sufrir ningún
daño. Se abalanzó sobre Travis y lo lanzó lejos con un solo golpe.

Este es el fin – pensó – no hay manera de que pueda derrotar a esta


cosa.

Se levantó como pudo y recargó su arma con las últimas balas que le
quedaban, disparó a la cabeza del monstro y cuando se quedó sin
munición le arrojo la pistola. Esta acción pareció enfurecer más a la
criatura, la cual extendió sus manos y de ellas se desprendieron más
bolas de fuego, luego las lanzo al aire y estas cayeron como proyectiles
por toda la plaza. Travis esquivó todas las bolas excepto por una, esta
última le rozó bastante cerca al chaleco por lo que este se prendió
fuego. Sin pensarlo se sacó el chaleco y lo tiró al suelo, tomó la
escopeta y le disparó al demonio. Los cartuchos de la escopeta parecían
hacerle un poco más de daño; no era algo muy importante, pero por lo
menos le hacían retroceder un poco. Disparó uno a uno todos los
cartuchos hasta que la escopeta quedo vacía, luego trató de darle un
golpe en la cabeza con el arma, pero el demonio lanzó sus garras y tiro
la escopeta por los aires. Extendió sus brazos nuevamente y le arrojó
más bolas de fuego.
Travis corrió por la plaza esquivando las bolas de fuego y pensando en
un plan para acabar con el monstro, saco el revólver redentor y apunto
al demonio. Este se abalanzó sobre él y lo lanzó nuevamente por los
aires. Trató de levantarse pero estaba muy maltratado, tomó el revólver
en sus manos y disparó una a una las balas. Finalmente el sonido del
gatillo resonó sobre los casquillos vacíos del tambor, era su fin; estaba
completamente indefenso.

Se arrastró bocarriba alejándose del monstro, tratando de alargar su


vida todo lo posible, cuando de pronto, del chaleco chamuscado surgió
el Flauros y se elevó en el aire. La criatura al ver el objeto se echó hacia
atrás, mientras el Flauros comenzaba a flotar en dirección de Travis.
Una vez lo tuvo en sus manos lo arrojó al demonio. El Flauros se
desarmo en el aire y las cinco piezas comenzaron a danzar entre sí. La
criatura trato de defenderse, estiró sus manos para arrojar bolas de
fuego, pero su poder se encontraba limitado y esta vez su truco no
funcionó. El objeto continuaba girando y de repente de su interior
surgieron varias centellas en forma de alambre de púas, estas se
estiraron hasta el demonio y lo sujetaron de todas sus extremidades. Lo
arrastraron hacia el Flauros y lo desintegraron en una nube negra que
se vio perdida en medio de su resplandor, la nube negra se condensó en
la pieza central de la pirámide y las demás piezas se estrellaron entre sí,
atrapando a la criatura en su interior. Travis alcanzó a ver esto último y
se desplomó en el suelo muerto de cansancio.

Cuando se despertó se dio cuenta de que aún estaba en el templo, las


personas seguían reunidas en medio de la mesa practicando el extraño
ritual, mientras el doctor Kaufman los observaba. Travis palpó su cuerpo
con las manos, se encontraba a salvo y aún tenía su chaleco puesto. Se
llevó la mano a sus bolsillos y saco de su interior el Flauros. El doctor
Kaufman giro su cabeza y se dio cuenta de lo que estaba pasando.

¿Qué estás haciendo? – le dijo notablemente alterado.

El Flauros se elevó nuevamente por los aires y comenzó a resplandecer.


Al ver esto los integrantes del culto se asustaron y uno de ellos se dio a
la fuga, en la huida la capota de la túnica se levantó lo suficiente como
para que Travis pudiera ver a Dahlia. De repente un rayo de color rojo
salió disparado del Flauros e impactó el vientre de Alessa, la cual seguía
tirada inconsciente sobre la mesa. Los demás integrantes siguieron a
Dahlia, inclusive el doctor Kaufman. El vientre de Alessa comenzó a
resplandecer, y la silueta de un bebé se formó de la luz. Travis se
levantó y observó a la mesa, en esta se encontraba la niña y un
pequeño bebé recién nacido.

¡Cómo es posible! – Exclamó sorprendido - ¿de dónde ha salido este


bebé?

El Flauros dejó de emitir el rayo y Travis se acercó a la mesa para


auxiliar a la niña y al bebé, pero antes de que pudiera alcanzarlos, el
objeto emitió un resplandor que lo encegueció. Se cubrió los ojos y trató
de ver a la mesa, pero lo único que pudo ver fue una sombra que se
llevaba al pequeño bebé pero no pudo distinguir de quien se trataba.
Luego una fuerza lo arrojó contra el suelo y lo dejó inconsciente.

Travis abrió los ojos y lo primero que vio fue una lámpara colgando del
techo, iluminándole el rostro. Trató de levantarse pero se encontraba
atado de pies y manos. Miró a su alrededor y vio que estaba sobre una
camilla. Unas gruesas correas lo sujetaban fuertemente, era la camilla
de un sanatorio.

¿En dónde estoy? – Gritó – suéltenme… auxilio.

Travis luchó un par de minutos tratando de liberarse pero fue inútil,


Observó lentamente todo lo que podía alcanzar a ver desde su incómoda
posición. Se encontraba en medio de uno de los cuartos del sanatorio
Cedar Grove. En uno de sus brazos tenía varios piquetes de agujas.
Junto a la mesa se hallaba un carrito de hospital con varias medicinas y
jeringas, al parecer recién utilizadas. Al fondo de la habitación y
observándolo tranquilamente, Travis pudo reconocer a una de las
personas del culto. Tenía la misma túnica y la misma máscara.

¡Malditos! ¡Déjenme ir! – gritó mirando a la persona desconocida.

De repente la luz se apagó y su mente comenzó a dar vueltas. Se sentía


muy extraño, como si estuviera sedado. Luego comenzó a escuchar la
voz de su madre:

¿De que estas hablando? yo no soy tu madre. Por favor… ¡No!

La voz de la mujer fue silenciada de un solo golpe por el sonido de un


cuchillo, era el cuchillo del carnicero. Travis Recordaba muy bien ese
sonido. Después escuchó la voz de un hombre joven:

Disculpe señor,  pero el motel está cerrado ¡espere…! ¿Qué está


haciendo? Auxil…
Nuevamente el sonido fue acallado por el cuchillo. Travis se retorcía en
la camilla tratando de liberarse, pero la imagen del carnicero le daba
vueltas en la cabeza. Se sentía muy débil, se estaba quedando dormido.
Lo último que escuchó antes de desmayarse fue la voz de su padre:

¿Qué es lo que estás haciendo hijo? – dijo su padre.

Sin saber cómo se había escapado, se encontró nuevamente en el


sanatorio, esta vez en la antesala del reclusorio de mujeres. Ya no
estaba atado, pero se miró las manos y las tenía manchadas con
sangre. Se acercó a la puerta, donde sabia ahora que se encontraba su
madre. Al abrir la puerta se convirtió en un niño, era todo igual al día en
que se había escabullido para ver a su madre.

Cuando la mujer vio al niño se le abalanzó encima y comenzó a gritarle:

¡Eres un monstro Travis, eres un demonio! Ven aquí para que pueda
acabar contigo…Maldito engendro del demonio. – gritó la mujer.

Travis se asustó mucho y se echó a llorar, la mujer trató de golpearlo


pero se encontraba atada de manos y no podía hacerle mucho daño.
Casi al instante, varios enfermeros del sanatorio entraron y agarraron a
la mujer. Uno de los enfermeros tomo a Travis de la mano y lo saco
rápidamente del cuarto, pero este alcanzó a ver como sedaban a su
madre. El niño lloraba y gritaba:

No mamá, ¿Por qué? ¡Dejen a mi mamá!

Se despertó muy asustado y miro a su alrededor, aún estaba en el


templo.

¡Mierda! – Dijo – ha sido otra de esas pesadillas.

Travis se levantó y se acercó a la mesa pero no había nada. Alessa y él


bebé habían desaparecido.  Buscó donde se habían escapado los
integrantes del ritual, pero se encontró con una puerta sellada. El único
camino que le quedaba era regresar por la tienda de antigüedades. Al
salir nuevamente a las calles del pueblo, estas habían regresado a su
normalidad. Se dirigió a su camión y esta vez no encontró hoyos en
medio de las calles, ni criaturas de ninguna especie. Lo único anormal
de Silent Hill era que todo estaba completamente solo y una niebla
espesa impedía la visibilidad. Salió a la carretera y admiró el amanecer;
un bello sol iluminaba el nuevo día y allí, justo donde lo había dejado
estaba su camión. Travis se acercó a la cabina y sacó la llave del
bolsillo, abrió la puerta y se subió. Contempló el interior de la cabina con
satisfacción, le parecía que todo había sido un mal sueño. Sin embargo,
al observar por el retrovisor, pudo ver a Alessa. La niña parecía estar
feliz, sostenía sobre sus brazos al bebé que había visto en el templo.
Travis le devolvió una sonrisa por el espejo y encendió el motor.

Ya ha sido suficiente para mí – dijo Travis. – es hora de emprender un


nuevo viaje.

Reseteó el contador de distancia del camión y apretó el acelerador. Aun


le quedaba una carga que entregar.

FIN

Epilogo

Al salir del templo los integrantes de la extraña secta se refugiaron en


una de sus casas. El ritual había fallado, pero Alessa seguía con vida.

Kaufman:
Media alma se ha perdido, pero la semilla sigue latente.
Dahlia:
La otra mitad no está perdida. Usaremos un conjuro de invocación y
cuando escuche su dolor, tendrá que regresar.
Kaufman:
Eso tomará mucho tiempo.
Dahlia:
No importa, podemos esperar.

Su fuerza se iba debilitando, había perdido casi toda su energía. Alessa


utilizó todo el poder que le quedaba y se alejó del pueblo con el bebé.
Caminó por la carretera hasta que pudo ver en el horizonte un vehículo
que se acercaba. Dejó a la criatura a un costado de la carretera y se
alejó rápidamente. Su cuerpo aún se encontraba en Silent Hill, no había
manera de escapar; no mientras este estuviera con vida.

En el vehículo una pareja se encontraba conversando, hasta que el


llanto de un bebé los interrumpió.

Jodie:
¿Escuchaste eso?
Harry:
Es un bebé, ¡está llorando!

Harry detuvo el auto a la orilla de la carretera, junto con su esposa


descendieron del vehículo y se acercaron al lugar de donde provenía el
llanto. Envuelto en una vieja manta blanca se encontraba un bebé
recién nacido. Mientas tanto, escondida detrás de un arbusto, Alessa
observaba toda la escena.

Harry:
Suena como un bebé.
Jodie:
No me lo creo… Harry es un bebé.
Harry:
Es una niña, vamos, sostenla en tus brazos.
Jodie:
La han abandonado, si no hubiéramos pasado por este lugar habría
muerto.
Harry:
Debemos informar a la policía.
Jodie:
Harry, debemos adoptarla.
Harry:
¿Estás segura?
Jodie:

Cheryl. Le llamaremos Cheryl…

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