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Gente. ¿Quién es toda esta gente? ¿Adónde van? ¿De dónde vienen? ¿Por qué
coincidimos todos en este colectivo, hoy? ¿Ahora? Podría haber sido de otro modo.
Pero fue así. ¿Y por qué fue así? ¿Por qué hay colectivos, asientos, timbres, carteles,
hombres? ¿Por qué somos así? ¿Qué es todo esto? ¿Qué pasará después? ¿Hay algo
más? ¿Por qué hay cuando pudo no haber habido nada? Hacer filosofía es una manera
de pensar. Una manera de pensar que busca fundamentar el sentido de las cosas que
se nos presentan como obvias. ¿Qué es fundamentar? Es llevar la pregunta a la
máxima expresión. Preguntar el porqué del por qué, del por qué, y así al infinito. ¿Hay
una respuesta final para todas estas preguntas? Parecería que no. Pero entonces,
¿para qué sirve la filosofía? O mejor dicho, ¿tiene sentido hacer filosofía si ya lo
sabemos todo? Tal vez lo interesante es pensar que la filosofía tiene más que ver con
la pregunta que con las respuestas. Una buena manera de comprender qué es la
filosofía es diferenciarla de otras formas de pensar la realidad como el pensamiento
cotidiano o el pensamiento técnico. Si nos preguntásemos, por ejemplo, ¿qué es la
luna? ¿Qué respuesta, imaginan ustedes, daría el pensamiento cotidiano? Bueno,
dicen que es símbolo de belleza y de lo femenino, ¿no? Es la que nos da la luz de
noche, la que nos marca el tiempo. Y también algo tiene que ver con que suben y bajen
las mareas. Porque en el pensamiento cotidiano, lo que importa es la utilidad práctica.
Lo importante es que las cosas funcionen, sin ningún tipo de cuestionamiento. Que la
luna esté ahí, que nos ilumine de noche, que nos sirva para medir el tiempo, que nos
conmueva. Ahora, ¿qué tiene para decirnos el pensamiento técnico sobre la luna? La
luna es el único satélite natural de la Tierra. Está ubicado a una distancia de 384.400
km de ella. Podemos decir que una de sus caras es la que vemos constantemente. Y de
acuerdo a cómo se ubique la luna en el espacio con respecto al sol es cómo va a influir
su fuerza y su gravedad en nuestra Tierra. Porque en el pensamiento técnico se busca
una explicación sobre el modo como las cosas funcionan. Se busca entender cómo
funcionan. Y eso ya supone un paso más allá del pensamiento cotidiano. Ahora bien, la
filosofía comienza justo acá. Si la ciencia se pregunta por el "cómo", la filosofía se
pregunta por el "qué". Pensemos en la vida: la ciencia puede explicar, a través de la
biología, cómo sucede la gestación de un bebé. Qué mecanismos intervienen, cómo se
desarrolla un embrión, cómo se desencadena el parto.