Venezuela es un país con potencial minero por excelencia al concentrar
alrededor del 3% de la oferta mundial de minerales. Los más importantes son el hierro, la bauxita, los fosfatos, la caliza, el manganeso, el níquel, el yeso, el oro, el diamante y el carbón. La minería está relativamente desarrollada y diversificada, aún cuando en términos de ganancias se concentra en el hierro y la bauxita. Cabe destacar que los recursos mineros mejor valorados son los metálicos, los cuales están caracterizados por su dureza, maleabilidad, transmisión de calor y electricidad. En la actualidad, éstos poseen alto valor económico, por ser ampliamente utilizados en el sector de la construcción, la industria metalmecánica y la orfebrería. Los principales son el hierro, con reservas estimadas en 12.000 millones de toneladas; el oro, con reservas de cuatro millones de toneladas; el níquel, el aluminio, el cobre, el zinc, el plomo y el manganeso. Por otro lado, están los no metálicos; especies químicas con características opuestas a los anteriores, pero compuestos de elementos que son de gran utilidad para diversas labores cotidianas, además de la construcción y la orfebrería. Algunos ejemplos son el cuarzo cristalino, la barita, el caolín, los feldespatos, el silicio, la mica, la sal, la arcilla, la diatomita y el carbón (las reservas de este último mineral, que fue usado como combustible hasta la aparición del petróleo, están estimadas en 415 millones de toneladas). Los minerales, son recursos naturales no renovables cuyo aprovechamiento es fundamental para alcanzar la industrialización y, en general, el desarrollo social y económico tan anhelado por los países en vías de desarrollo. Es por ello que surge la minería sustentable; la cual consiste en la práctica de extracción de minerales de forma responsable, subsanando el menoscabo que dicha actividad ocasione al ecosistema, generando a su vez beneficios sociales y económicos. En el mundo hay un consenso en torno a la necesidad de exigir a quienes realizan explotaciones mineras el cumplimiento no sólo de un código de ética ambientalista, sino el respeto en cada una de sus actividades a la vida humana. La minería moviliza la economía mundial y se debe concebir de modo tal que no sólo brinde divisas al país, sino que genere beneficios en las comunidades mediante programas sociales integrales. Hoy en día, Venezuela se posiciona como un país de inmensas reservas de recursos minerales y de apreciables fuentes energéticas, muchas de las cuales aún no se han explotado gracias a la importancia estratégica conferida a los hidrocarburos como fuente principal de ingresos. Sin embargo, Venezuela está llamada al progreso de la minería para ubicarse en una posición vanguardista que le proporcione un desarrollo sustentable e integral. El Estado debe hacer cumplir las leyes de la materia que regula la actividad minera, para minimizar lo más posible los daños ambientales y fomentar el avance social y económico, procurando así lograr un verdadero desarrollo minero sustentable y el reposicionamiento de la nación como un polo de progreso.