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06-08-2016

 
La forma de la guerra subrepticia del presente
El caos controlado
 
Alberto Rojas Andrade
Rebelión
 
 
El desenlace de una guerra es siempre incierto.
Séneca. Phoenissae, 629

Atentados sangrientos en Alepo, Mogadiscio, Kabul, Bagdad, Múnich, París, Niza, Ankara,
Estambul, Damasco, Homs, Bruselas, Trípoli, Medina, Daca, etc. tiroteos mortíferos por
todos los EE.UU., violencia atroz e irrefrenable de bandas en México, Centro América,
Colombia, crecientes tensiones de occidente respecto a Rusia y China, cruento Golpe
(¿auto?) de Estado fallido en la crucial Turquía, homicidios múltiples en otros lugares del
mundo, etc. constituyen un panorama de violencia, terror, agitación, incertidumbre y
angustia, difuso y hasta demencial. La situación es descrita como ?caótica?. No obstante,
una mirada en contexto permite detectar lógicas perfectamente predeterminadas y
coherentes; el ?caos?, con el que se identifican dichas situaciones en el Norte del Atlántico,
¿lo es en realidad?

Apareciendo como marco de referencia de sociedades azotadas por una violencia de difícil
exposición coherente, los sucesos expuestos con el vértigo innato de los medios
contemporáneos, conectan con planteamientos militares de control de poblaciones, a los
cuales se les ha denominado en la jerga tecnocrática ?caos controlado?, aunque son tan
antiguos como la humanidad. Veamos sus circunstancias actuales.

Desorden no es Caos. En la práctica la obediencia siempre en política es condicional y


nunca ejercitada por la absoluta mayoría, o todo el tiempo por el conglomerado social. En
otras palabras, en la realidad ?el paso del tiempo y el movimiento de las fuerzas sociales
trazan sin fin los caminos del desorden?[1]. Esta siempre parcial y temporal subordinación
es tenida maliciosamente por los poderes como forma de un desorden y hasta caos, la
llamada Entropía[2].

El denominado ?orden? es permanentemente un momentáneo equilibrio referido a un


instante determinado; ?en los sistemas sociales, así como en los sistemas culturales, la
presencia y consecuencial aumento de la entropía es un proceso constante?[3]. Ello a causa
de que la entropía social es por acción y definición, ?un fenómeno cíclico, complejo y
dinámico, a partir del cual puede afirmarse que toda sociedad tiene en sí misma el germen
de su diversidad, de su progresión, pero también del caos necesario para engendrarlo?[4].
Lo que nos conduce a la inquietante certeza de que ?el futuro inmediato, y lo que este tiene
de imprevisible, introduce una especie de violencia en el presente?[5]; en la forma de que
esta constituye un hecho que fuerza la existencia de otro u otros hechos, y esto vale para lo
imprevisible y lo previsible.
Vemos una auténtica dialéctica del orden y el caos, pues es evidente que todo proceso
natural así como social recorre ciclos imperfectos, más bien caóticos[6]. La naturaleza y la
sociedad humana y tienen una relación dialéctica, asentándose en el fundamento de la
indeterminada fluctuación, que puede ser asimilada al sustantivo ?caos?. El orden es
producido de alguna manera del caos; el ejemplo sería varias docenas de huevos mezclados
con vigoroso entusiasmo en una licuadora. En otras palabras, necesariamente el ?caos? una
fuente de orden.

A su vez, sabemos que el caos aparecido en la base de toda ordenación del mundo, no debe
ser asimilado a simple desorden, porque este sólo puede pensarse a partir de un específico
orden. El caos es en términos estrictos, un estado anterior a todo concepto, ya sea de orden
o de desorden. El caos como desorden responde a una idea política según la cual desde
determinado orden se establece un ?no-orden? como ?desorden?. Así entender el caos como
un desorden es considerarlo en función de un orden[7], que es la noción planteada en la
política. Por consiguiente, es apreciable que en la física y lo biológico-social, ni se da el
desorden total, ni el orden perfecto; lo cual determina que el concepto eminentemente
político de lo hoy denominado caos, tenga sus orígenes difusos y contradictorios en la
mitología, la ciencia ficción, la fáctica[8], y hasta la Contrainsurgencia[9].

El caos, en el sentido de un desorden complejo, es un elemento básico de nuestra


realidad[10]. Es parte del usual devenir de la vida individual y colectiva, una manifestación
de la refrescante dinámica social. Sin la presencia de ese caos no existiría la vida y la
sociedad humana como tal, pues forma parte de su nacimiento, desarrollo y vicisitudes[11].
Es una constante en toda sociedad el binomio orden/desorden (este asimilado a caos), la
organización humana se encuentra atravesada por dicha confrontación, su existencia posee
directa relación con aquel. Diríamos que esto es correlativo a todo ser, en el cual suceden
transformaciones, fuerzas, influjos, procesos; por ello, algo estimado como ?orden social?
se haya simbióticamente unido al ?desorden?, al recibir múltiples energías nuevas[12].

Violencia-Caos. La violencia como conjunto de hechos de fuerza a su vez productores de


otros hechos, ?también puede aparecer bajo el aspecto de una epidemia, de un desorden
contagioso, dificultante y a la vez circunscribible; una enfermedad de lo social que
mantiene al individuo y, por extensión, a la comunidad, en un estado de inseguridad?[13].

Así, ese otro sustantivo muy repetido, sinónimo de violencia, llamado terrorismo, ?provoca
un estado de miedo y angustia por la utilización de la violencia difusa, desorganiza, debilita
los poderes, imita catástrofes naturales y los estragos de la enfermedad contagiosa?[14].
Con una particularidad en sus ejecutantes: ?los actores de la violencia son esencialmente
técnicos del desorden?[15]. Justamente desde el Estado como ?bestia magnifica que es? al
decir de Michel Foucault[16], los agentes de los servicios de espionaje y los miembros de
cuerpos paraestatales de las potencias, unos ideando frenéticamente y otros practicando
fieramente acciones violentas perturbadoras, provocadoras, incitadoras, poseen la indeleble
etiqueta de ejecutar ?desorden planificado? por su inmensa capacidad para lograr tales
fines, manifestada en recursos (su estructura y técnicas). En estas materias emprenden, nada
desprevenidamente, la imitación de catástrofes naturales, lo cual es muy favorable a la
narrativa de los Psyops de difundir actos de terror, resultantes en la propagación de un ?
miedo extremo de Estado?. Con la reiteración correspondiente aparecen a manera de actos
incontrolables (como un sismo), prácticamente caídos del cielo (como una tormenta)[17], y
consecuencialmente, por ello inducen al abatimiento e impotencia de la sociedad que los
padece y como un efecto residual de tensión en las restantes. La similitud con poderes más
allá de la voluntad humana se completa con la caracterización de los malvados agentes de
la violencia expuestos estereotipadamente a la población a manera de entes extraños,
incomprensibles y abstractos, una especie de demonios. Allí nos encontramos con mal
ataviados fanáticos religiosos, hirsutos bandoleros-traficantes de codicia nihilista, solitarios
dementes con modernas panoplias, acaso famélicos ladronzuelos o detestables refugiados
de lenguaje bárbaro.

Ya antes en Europa se habían establecido los posibles efectos manipulatorios de una


especie de domesticación del caos en determinado sentido en ciertos carnavales[18]. Como
se infiere, aquí hay una delimitación territorial y temporal en el ?caos carnavalesco?; así, se
plantea un combate a un determinado ?desorden social?, el de las diversas fuerzas políticas
callejeras, con otro acto de desorden social no politizado (el carnaval), circunscrito en
tiempo y lugar, alimentando con ello temor a la violencia social (en estado bruto). Al final,
el poder de ello saca provecho en el ?orden y la moral?, generando un rechazo extendido a
todo desorden, justamente practicándolo pro tempore y en lugares preestablecidos[19].

Militarización del Caos. Un funcionario del gobierno de Washington al servicio de su


política exterior, participante en el desarrollo planes en varios de los considerados por su
país, actuales ?puntos calientes?, Steven P. Mann, desde inicios de los años noventa habla
sin tapujos de la necesidad de utilizar ?caos controlado para asegurar y promover los
intereses nacionales de los Estados Unidos?[20]. Mann formula su teoría en una revista
militar, a fin de aplicarla en el plano práctico de las relaciones de fuerza y diplomáticas de
EE.UU.: ?Podemos aprender mucho si vemos el caos y la reorganización como
oportunidades, y no perseguir la estabilidad como una meta ilusoria... El entorno
internacional es un excelente ejemplo de un sistema caótico, con un "carácter crítico auto-
organizativo[21]?. Para Mann, el mundo es irremediablemente caótico como consecuencia
de algo obvio: los muchos actores humanos en la política con diferentes objetivos y
valores[22].

El meollo del pensamiento de Mann es la conducción a momentos determinados de ?


criticidad política?, en un particular espacio territorial y por un tiempo definido de
antemano de acuerdo a unos prerrequisitos. Por consiguiente, la población-objetivo, dados
ciertos presupuestos, entrará inevitablemente en el ?caos? y por tanto en "transformación",
aprovechando que ?cada actor en los sistemas políticamente críticos crea energía de
conflicto,? y cualquier curso de acción lleva el estado de cosas a una reorganización
cataclísmica inevitable?[23]. En otras palabras, estamos una vez más ante una guerra con
nuevas y subrepticias formas. El término ?cataclísmica? nos conduce al aspecto artificial,
de la imitación de lo sobrehumano, de los hechos causados con el ?caos controlado?.

Como es notable, hay mucho de intencionalidad fatalista en este postulado pretendidamente


científico, de profecía de autocumplimiento, puesto que Mann establece su visión como la
única manera de establecer un orden mundial a largo plazo; el caos de esta forma expuesto,
será la ?mejor garantía de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos?[24], debido a que
de acuerdo a su ensayo, estos son los únicos capaces de preservarse a sí mismos como una ?
isla de orden? en un océano de caos global[25]. Obviamente, en términos reales, es el US.
Government el capacitado para propiciar dichas situaciones a esta escala, con su ampuloso
aparato de espionaje y guerra, y de allí el autocumplimiento.

El tipo de situación política particularizada por Mann, garantiza la seguridad interna de los
EE.UU., negando la posibilidad de establecer al interior de Estados Unidos un ?caos
controlado?, también como vaticinio[26]. Lo formulado es de alguna forma una variante de
las Guerras de Baja Intensidad (GBI) de los años setenta y ochenta en América Latina, o lo
por estos tiempos denominado como ?pequeñas guerras? (small wars). Aquí es importante
resaltar la posibilidad en determinadas circunstancias, de permitir calculadamente el
deterioro de una situación política, social o económica, algo conocido como ?dejar pudrir?,
permitiendo generar la ocurrencia de hechos legitimadores de la producción de otros de
fuerza. Esto es usual en la represión de los movimientos sociales actuando en huelgas, en
las calles y se relaciona con supuestos o reales actos de vandalismo, daños, lesiones, hasta
muertes, así como en la creación de diversos cuerpos (policiacos, militares, paramilitares),
accionando bajo la forma de ?falsa bandera?, una táctica militar específicamente
contemplada en sus manuales.

Va siendo evidente que la teoría de Mann es meramente un renovado intento de hacer


racional y contemporáneo, un conjunto de elementos de guerras de agresión anteriores,
demostrables fácilmente a través de la historia[27]; aquella resulta ser apenas una
teorización justificatoria a posteriori. Sabemos bien los resultados de los intentos de
pretender explicar lógicamente infaustas instrumentalizaciones del dominio: ?el poder de la
razón es un poder sangriento?[28].

Adicionalmente, el desorden puede ser propiciado de manera menos ostensible, en la


venalidad aguda de una sociedad con funcionarios corruptos jugando un papel clave en el
control de la economía o unas finanzas tan ampliadas (distorsión del proceso social en sí
mismo), proyectando en la gente desazón y una sensación de una sin salida, de
insolidaridad propiciante a su vez del caos diario del ?sálvese quien pueda?. Con la
exacerbación del arribismo al propagandísticamente aumentar las expectativas materiales,
especialmente entre la clase media, se obtiene una desorientación en el sentido de la razón
de ser de la organización de la sociedad, impulsando a esta a ser más reaccionaria,
confundida y alienada a extremos de suma ignorancia, idiotez generalizada y cinismo
(indiferencia); en muchos casos, la lamentable situación del presente.

El objetivo de afectar una nación establece que la imposición del control sobre la misma, en
estos tiempos de privatizaciones, pueda ser realizado lo mismo por las corporaciones
transnacionales como por abiertas organizaciones criminales o despiadadas instituciones
supranacionales, sincronizadas con quienes justamente emplean las tecnologías del ?caos
controlado?: el poder ejecutivo estatal. En esta tarea combina Estados Unidos "poder
blando" (diplomacia, sobornos, presión mediática, ?ayudas?, etc.), con bárbaras agresiones
militares pretextadas de diversa forma (Yugoslavia, Colombia, Afganistán, Irak, México o
Libia[29]). Este proceso se facilita por el dominio de los agresores sobre los recursos
globales financieros, militares y de información. Es necesario también en este orden de
ideas, producir con extremada violencia, migraciones forzadas y masivas, que hacen a los
trabajadores individuales mucho más baratos, privándoles de derechos y a la vez dejan
territorios con recursos naturales para ser explotados sin oposición efectiva[30].

Neocolonialismo y Acumulación por desposesión del centro capitalista. El ?caos


controlado? de la teoría de Mann es de facto, un neocolonialismo que transforma a los
países en proveedores de recursos para el primer mundo. La forma general del mismo es de
hecho, un reciclaje del neocolonialismo de los años sesenta, pero más subrepticio aún.
Implica una combinación de relaciones depredadoras en el comercio y expropiación
violenta de propiedad. Debemos tener en cuenta que las economías de la UE y de los
Estados Unidos no crecen incrementando su producción, sino reasignando la riqueza de los
Estados débiles, una vez más a los fuertes; del sur hacia el norte. Esto se logra usualmente a
través del debilitamiento del Estado-nación (por lo general mediante la elaboración de la
trampa de la deuda), la privatización y usurpación de todo tipo de bienes nacionales[31],
con la complicidad comprada de elites locales. Cuando esto falla, entra el ?caos
controlado?.

Medios y el Caos. Stephen Mann también describe específicamente el papel jugado por un
presupuesto que tácitamente establece como fundamental, en especial en el entorno de los
momentos de criticidad de su ?caos controlado?: ?dada la ventaja de los Estados Unidos en
las comunicaciones y la creciente capacidad de movilidad global, el virus (en el sentido de
una infección ideológica) será auto-replicante y se expandirá de forma caótica?[32]. En este
campo radica la importancia del manejo de los mass-media, de conformidad a las
dimensiones y mimetización del aparato de utilización de la información de los Estados
Unidos. Consecuencialmente este accionar, conlleva un profundo ataque a la cultura de
otros pueblos, el cual lleva a cabo una desmoralización y abatimiento (del tipo ?no hay
nada que hacer?, ?debemos adoptarnos es inútil oponernos?, ?es la tendencia?, etc.), con el
fin de imponer cierto tipo de valores individualistas; es decir, los de la persona atomizada,
hedonista, disociada, temerosa. Así se destruye la subjetividad colectiva, que es la base del
orden social de los pueblos: ?nuestra Seguridad Nacional, por lo tanto, estará más segura si
dedicamos nuestros esfuerzos a la ganancia de las mentes de países y culturas que están en
la discrepancia con el nuestro?[33]. Precisamente a través de acciones mediáticas de
carácter militar, las Operaciones Psicológicas (Psyops en inglés), difundidas como
información, entretenimiento, distracción cotidiana, etc., en medios tomados por el poder
económico. Esto es señaladamente notable en el aspecto de que los momentos críticos
(ataques militares, atentados, catástrofes naturales, decisiones económicas y demás),
ocurren entre lapsos, a fin de que el hecho noticioso magnificado y su conmoción, no se vea
opacado por los anteriores ni por los que han de venir. Incluso para este fin, crímenes
patológicos son manipulados apareciendo veladamente como parte de una demarcada ?
escalada terrorista?[34].

Hibris y Capitalismo. Para los griegos de la antigüedad el concepto Hibris (desmesura) se


oponía al orden regido por la razón, vinculándose mitológicamente con la deidad Dionisos,
una especie de proto terrorista del Olimpo. La Hibris en la era moderna ha tomado forma
palpable en la magnificada codicia de lo financiero, las armas o materias primas, etc.,
fundamental al terrorismo capitalista realmente existente, firmemente desarrollado desde el
siglo XIX, acarreando desordenes nuevos y acumulativos[35], en una desmesura, por los
medios tecnológicos a disposición, no vista antes en la existencia humana. Ello es
paradójicamente tenido como ?normal?, en la sociedad de mercado, aquí si argumentando,
la natural incertidumbre de la vida biológica y social a la que nos abocamos[36]?.

Stephen Mann, bajo la certeza de la vida abierta a las expectativas, para llamarlo de otra
forma, predica un dominio sobrehumano de eventualidades, llegando a lo metafísico: ?
externamente los acontecimientos se desarrollan como si lo hicieran por sí mismos y como
si su naturaleza fuera justamente, caótica, pero en última instancia, esos procesos
turbulentos y heterogéneos llegan a su fin, a un punto determinado?[37]. Esto es, iniciar
una guerra y concluirla a placer (¡Vaya poder nunca visto!), con hechos emergidos de la
nada, de insignificancias o notas al margen; absolutamente absurdo, y sin embargo,
mediáticamente impuesto como realidad de angustia, a manera de Hibris recalcitrante de
nuestro tiempo.

Oriente Medio y Revoluciones de Colores. Caos en geopolítica, esto es la aplicación del ?


caos controlado? en la práctica en las relaciones internacionales diplomáticas y militares, es
ejecutado actualmente en el Medio Oriente; en Siria hay notables signos de su
aplicación[38]. Por lo cual, el caos formulado ?se convierte por tanto en un elemento de
dominación que, bajo control de las potencias occidentales, puede prolongarse o atajarse a
conveniencia[39]?. El objetivo es que se prolongue el conflicto bélico, con el omnipresente
en las informaciones y a la vez fantasmagórico y absurdo Estado Islámico (EI)[40], que ?
los enemigos de Estados Unidos y sus aliados se desangren entre ellos en pequeñas
guerras?[41]. Es observable aquí la praxis del postulado de Mann, en cuanto a que el caos
sería en el Levante, un instrumento de dominación, pues sirve ampliamente de pretexto
prolongado de intervención militar, siendo ostensible como parte de una estrategia de más
largo alcance de los Estados Unidos en esta parte del mundo[42].

Hay tristes antecedentes cercanos en este sentido en George W. Bush y su ?Guerra contra el
Terrorismo?, y el subsecuente estado de ?caos? en Afganistán, Irak, Libia, Yemen y la
renombrada Siria, para sólo citar los casos más recientes. Las rimbombantes e
incoherentes ?revoluciones de colores? de Ucrania, Egipto o Túnez, muestran elementos
de ?caos controlado?; siempre terminando con el poder en manos de un grupo más
conservador que el anterior gobernante e indefectiblemente pro estadounidense y un
sangriento desorden pro tempore, causado desde afuera (Egipto: Revolución Blanca, Plaza
Tahrir 2011; Ucrania, Revolución Naranja de 2004, disturbios calculados y violentos en
Kiev Plaza Maidán 2013-14).

Estados fallidos. La ?criticidad caótica? meticulosamente instrumentada, consiste


básicamente en golpes de estado (o intentos), ataques militares directos o indirectos,
atentados de todo tipo, homicidios selectivos, constantes ofensivas mediáticas de
descalificación de Estados y personajes, ?ayuda? en instrumentos de muerte e instrucción
militar y paramilitar, agresiones de desestabilización económica y financiera, impulso a
tensiones divisorias al interior de países; formando parte de una estrategia perdurable hasta
por décadas. Y se encamina a una situación permisiva de la intervención extranjera
destructora de solidaridades nacionalistas, convirtiendo Estados estructurados en otros que
encajan en el concepto orweliano de ?Estados fallidos? (rogue state) de acuerdo a la jerga
tecnocrática (en inglés algo así como Estado granuja, forajido)[43]. Así, lo pretendido es
confundir a la gente, de la manera enunciada por Mann, en cuanto a la utilización del poder
mediático del imperio estadounidense para la tergiversación u ocultamiento de los hechos,
revolviendo, enmarañando, prescindiendo de la historia, haciendo intrincado el desarrollo
de las circunstancias políticas. No obstante, a pesar de todo, no puede ser ocultado el
armazón de contradicciones, pues en veces se llega hasta el ridículo apenas sustentado por
la repetición mediática[44].

Un caso concreto: Irak como ?Estado fallido? creado con una invasión, genera el ?caldo de
cultivo sobre el que se asienta esta estrategia imperialista paramilitar?[45], irradiada luego a
Siria y cuyo objetivo final es afectar Irán. Lo paramilitar en la multiplicidad de la violencia
desplegada es un instrumento eficiente en los propósitos de ocultamiento de los reales
actores, los verdaderos titiriteros, muy utilizado en otras partes del mundo por su
mimetismo. Está creación de Estados Fallidos como pretexto de intervención militar,
política, económica, etc. institucionaliza y da legitimidad internacional a cualquier agresión
posterior, al implantarla artificialmente como terapia política neutral de ?saneamiento? de
problemas de ese otros socorrido sustantivo: terrorismo.

¿Y América Latina? Un esquema de ?caos controlado? es comprobable en Venezuela desde


2014, a manera de un escalamiento de tensiones, en el prolongado e inexplicable
desabastecimiento de alimentos y medicinas, atentados, asonadas, inoperancia indescifrable
del gobierno, corrupción; una especie de guerra civil en ciernes y en el fondo la
ambivalencia indispensable del actor caótico por excelencia, el paramilitar. El gobierno no
cae, empero el deterioro del proyecto bolivariano es patente. El objetivo sería la desmejora
profunda de la situación, hasta las elecciones del 2018, cuando el descredito del gobierno
de Maduro sea irreversible.

En este contexto, así mismo es apreciable una semejanza más que sospechosa entre la
irracionalidad del islamismo de utilería ?made in OTAN? (Turquía, más Israel y Arabia
Saudita y demás), con otras irracionalidades crónicas en América Latina, como la amañada
y nefasta Guerra contra las Drogas. Con un enemigo, ?el narco?, tampoco explicado en
términos históricos y políticos, empero, así mismo, farragosamente anunciado en pertinaces
informes periodísticos (Psyops)[46]. Todo esto, bajo la crónica violencia de bandas
criminales de mutación tendiente al infinito, y a la vez, nada lejanas de fuerzas policiales y
militares entrenadas y equipadas por el gobierno de la Casa Blanca.

Democracia y Caos. A pesar de lo polisémico que resulte el término democracia, está en


últimas resulta en una diversidad radical, una pluralidad extensa de voces y prácticas con
una lógica intrínsecamente subversiva e igualitaria: acabar con las relaciones de dominio y
subordinación. Esto mantiene una constante tensión con la hegemonía; con los proyectos y
prácticas del poder. Es justamente esta democracia fluida, caos procedente de la dinámica
de biología, del mismo planeta y por supuesto de las sociedades humanas, la que es
soslayada, falsificada, revertida, perseguida. Para quienes elaboran teorías a fin de
alimentar estrategias militares de dominación colonialista, como grandes aportes, la
realidad es tozuda; en últimas, el conflicto humano se nutre de acciones de la sociedad de
tal complejidad que es imposible su absoluta previsibilidad. Seneca ya lo sabía.
Notas

[1] Georges Balandier. El Desorden. La Teoría del Caos y las Ciencias Sociales. Elogio de la Fecundidad del
Movimiento. Editorial Gedisa S.A. Barcelona 1993. Pág. Pág. 118.

[2] La tendencia natural a la pérdida de orden de un sistema.

[3] Teoría del Caos Social. Crisis, Conflictos y Caos Social. Andrés Simón Moreno Arreche.
http://www.oxigeme.com/wp-content/uploads/2014/10/Teoria_caos_social.pdf . Pág. 1. Cursiva fuera de texto.

[4] Moreno. Ibídem.

[5] Balandier. Pág. 163

[6] G.H. M. Teoría del Caos y los Movimientos Sociales. Rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?
id=17078

[7] Moreno Arreche. Pág. 2,3

[8] Leonard Smith. Caos: una breve introducción. Alianza Editorial. Madrid 2011. Pág. 14

[9] Allí en estas doctrinas represivas se asimila el ?caos? a la ?anarquía?, otra noción redefinida
orwelianamente.

[10] ?Desde la complejidad, la aparente ausencia de orden, dada por el caos, ya no resulta un fenómeno
patológico sino un aspecto constitutivo de la realidad?. Moreno Arreche. Pág. 3

[11] ?El orden y el desorden son como el anverso y el reverso de una moneda: inseparables. Dos aspectos
ligados con lo real, en el cual uno, según el sentido común, aparece como figura inversa del otro?. Todas las
sociedades dejan un lugar el desorden?. Balandier.

[12] Balandier. Pág. 122.

[13] Balandier. Pág. 188

[14] Balandier. Pág. 194

[15] Balandier. Ibídem

[16] Poder, una bestia magnifica. Sobre el poder, la prisión y la vida. Siglo XXI Editores. Buenos Aires 2011.
Pág. 60

[17] Ello es particularmente diciente, pues modernamente estas son tomadas en el sentido de ?tragedia?; y
esto en Grecia antigua equivale a un acontecimiento ocurrido por voluntad de los dioses, en el cual no
participan los mortales.

[18] ?La práctica de la cencerrada muestra claramente ?y también más sintéticamente- la manipulación del
desorden a beneficio del orden y su moral. Lo capta y lo utiliza bajo la forma menos ?trabajada?, la violencia
elemental dirigida contra las personas, la hostilidad poco ritualizada, el trasfondo agresivo unido al jaleo, a lo
que es calificado de rough music en la cencerrada inglesa?? Balandier. Pág. 122

[19] Balandier. Pág. 122. Dicho elemento pro tempore, lo distingue de los simples actos de falsa bandera o
acciones directas de guerra, poseedores de fuerza desestabilizante, de desorden.

[20] "Chaos Theory and Strategic Thought // Parameters" [Teoría del Caos y Pensamiento Estratégico //
Parámetros] (US Army War College Quarterly, Vol. XXII, Autumn 1992, pp. 54-68).
http://www.globalresearch.ca/controlled-chaos-as-a-instrument-of-geopolitical-warfare-and-color-
revolutions/5516279

[21] Mann. Ibídem

[22] Mann. Ibidem.


[23] Mann. Ibídem.

[24] ?Si no podemos lograr un cambio ideológico en el mundo entero, tendremos solamente períodos
esporádicos de calma entre transformaciones catastróficas". Mann. Ibídem.

[25] Vladimir Prav. ?Caos controlado? como herramienta de estrategia geopolítica. Southfront
http://www.globalresearch.ca/controlled-chaos-as-a-instrument-of-geopolitical-warfare-and-color-
revolutions/5516279

[26] La ostentosa represión mortífera de las minorías, es un signo de una directa intensión de manejo violento
de la población interna, donde los álgidos problemas políticos y sociales también están presentes.

[27] Podemos citar, la Operación Northwoods (1961), Programa Cointelpro (1956-1971), el Programa Fénix en
Vietnam (1968-1973), todas las iniciativas policiaco-militares de Guerra a las Drogas en Latinoamérica (1971
al presente) y en general las guerras internacionales o civiles, prolongadas en el tiempo donde tenga
intereses una potencia. El poder del Estado fuerte puede terminar la ?subversión? interna, el tráfico ilegal o la
lucha armada exterior con victoria, más ?inexplicablemente? continúa también indeterminadamente, la
represión extendida, el flujo de psicoactivos ilegales o la presencia colonial directa o indirecta.

[28] Foucault. Pág. 60

[29] Conflictos étnicos, tráfico de sustancias ilegales, santuario del llamado ?terrorismo?, desbordamiento
inusitado de una feroz criminalidad, intempestivo derrocamiento de un tirano, respectivamente.

[30] Prav. Ibídem. Colombia es la nación del hemisferio occidental con más desplazados, unos seis millones, y
se halla bajo total control estadounidense.

[31] Prav. Ibídem.

[32] "Chaos Theory and Strategic Thought // Parameters" [Teoría del Caos y Pensamiento Estratégico //
Parámetros] US Army War College Quarterly, Vol. XXII, Autumn 1992, pp. 54-68.

[33] Mann. Ibídem.

[34] Es el caso de un asesino múltiple en Japón con motivaciones absolutamente personales, y sin embargo
expuesto veladamente a manera de parte de un ambiente de terror internacional. ?Escribió (el atacante) en
una carta su intención de "matar a 470 discapacitados por el bien de Japón" El Mundo.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/07/25/579687f8e5fdea2d358b465c.html 

[35] Balandier. Pág. 145

[36] Algo así como que el capitalismo es incontrolable porque la vida lo es. De una u otra forma puede
describirse la vida contemporánea referida a este tema como que ?la modernidad es movimiento más la
incertidumbre? Balandier. Pág. 154

[37] Mann. Ibídem.

[38]?Lo que hay en la zona es una estrategia de ?caos controlado? es decir, de provocar caos en un punto y
después se controla, de manera que uno decide cuando termina este caos?. Enric Llopis. Un Caos
Controlado. Entrevista a Nazanin Armanian. http://www.elviejotopo.com/articulo/un-caos-controlado-entrevista-
a-nazanin-armanian/

[39] Llopis. Ibídem

[40] Las razones para atacar a occidente expuestas por el Estado Islámico y/o sus otras etiquetas (Daesh
EIIL, ISIS, ISIL, etc.), denotan una ridiculez y ahistoricidad tal, que cualquier musulmán las abominaría de
plano: rechazo a los ?infieles?, a la sociedad liberal, a los ateos, a los crímenes contra el Islam y la invasión
de ?sus? territorios. Daquiq. Citado en RT.https://actualidad.rt.com/actualidad/214803-estado-islamico-revelar-
razones-odio-occidente

[41] Un hecho crucial ocultado sistemáticamente: Israel apoya en todo sentido a Al Qaeda. Llopis. Ibídem.
[42] ?Ocurre que a todos los países imperialistas les interesa que en la zona haya una guerra para largo?. ?
Obama anunció que la guerra contra el estado islámico podría durar 30 años? Llopis. Ibídem. Siendo
corroborable la situación planteada, por que las sospechas de que todo el entramado de acontecimientos de
terror en las ciudades mencionadas al comienzo, tenga un origen en agencias de espionaje occidentales y
subalternas, se van haciendo cada vez más concretas. http://www.globalresearch.ca/the-cias-creation-of-
islamic-terrorism-on-american-soil/5460047.

[43] En el caso sirio ?Lo que ocurre es que se trata de confundir a la gente, como si la realidad fuera muy
compleja, pero en definitiva es un grupo de mercenarios de unas dos mil personas, que pasan de una zona de
guerra a otra y se orecen a quien más pague. En su mayoría están bajo control de Arabia Saudita, Qatar y
EE.UU.? Llopis. Ibídem.

[44] ?¿Cómo es posible que hayan podido derrotar a la Unión Soviética, con guerras económicas, políticas,
militares y religiosas, y no puedan vencer a 2000 personas que no tienen helicópteros, tanques o misiles? ?
es una broma? tener entretenidos a los periodistas occidentales con la enumeración de pequeños grupos.
Pero Al Nusra está formado por tres personas y tal vez ni eso, quizá es sólo una página web. Lo que sí
sabemos es que hay un grupo de 2.000 mercenarios operando bajo en nombre del integrismo islámico, y que
están absolutamente controlados por EE.UU.? Llopis. Ibídem; Thierry Meyssan. ?? hombres entrenados por el
Pentágono luchan contra hombres entrenados por la CIA?. La Política Exterior de Estados Unidos.
http://www.voltairenet.org/article191671.html 

[45] Crisis Siria. Karlos Zurutuza. ERBIL Entrevista a Asia Abdula y Salih Muslim, colíderes del Partido Unión
Democrática PYD, Conflicto en Siria y Medio Oriente. Claves históricas y políticas. Askapena.

[46] ?El modus operandi es prácticamente el mismo. Los excesos y odios instrumentados también. No me
extraña entonces, que la geopolítica del terrorismo islámico se acople tan perfectamente a la geopolítica del
narcotráfico. Una misma empresa, aterradoramente moderna. Israel Lazcarro Salgado. El Tlacuache.
http://hool.inah.gob.mx:1127/jspui/bitstream/123456789/895/1/705_20_diciembre.pdf

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