Está en la página 1de 60

EL TRABAJO CON ADOLESCENTES EN

UNA SOCIEDAD POSTMODERNA

Este es el primero de una serie de artículos acerca del trabajo con


adolescentes en el contexto de una sociedad postmoderna. Se trata
de una breve introducción a la postmodernidad. En sucesivos meses
iremos tratando otros aspectos del increíble reto que la
postmodernidad plantea al trabajo con la juventud. Os adelantamos
el resto de los contenidos:

I. LA POSTMODERNIDAD (JUNIO)
II. CÓMO SON LOS JÓVENES POSTMODERNOS Y LOS JÓVENES
POSTMODERNOS EVANGÉLICOS (JULIO)
III. LOS RETOS DE LA POSTMODERNIDAD I. EL RELATIVISMO
(AGOSTO)
IV. LOS RETOS DE LA POSTMODERNIDAD II. LA NUEVA
TOLERANCIA (SEPTIEMBRE)
V. LOS RETOS DE LA POSTMODERNIDAD III. EL PLURALISMO
(OCTUBRE)
VI. LA REVISIÓN DE NUESTRAS PREMISAS EDUCATIVAS
(NOVIEMBRE)
VII. EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL, UNA ESTRATEGIA
EDUCATIVA FRENTE A LA POSTMODERNIDAD (DICIEMBRE)

Fraternalmente

EL EQUIPO DE AVENTURA
2

1. EL TRABAJO CON ADOLESCENTES EN UNA


SOCIEDAD POSTMODERNA I:
LA POSTMODERNIDAD

I. INTRODUCCIÓN

A. Una de las características de nuestra sociedad es el cambio.


B. Estos cambios son tremendos y se desarrollan a una
velocidad vertiginosa.

1. Evolución del mundo nómada al sedentario.


2. De la revolución agrícola a la revolución industrial.
3. De la revolución industrial a…

C. Alguien ha afirmado que vivimos tan acelerados que cada


década se inaugura un nuevo siglo.
D. No es una sorpresa para nosotros que en estos últimos 50
años se han producido más avances e inventos que en todo
el resto de la historia de la humanidad. Pensemos tan sólo
en dos ejemplos:

1. Internet
2. Ingeniería genética

E. Los expertos hablan de que nuestro mundo vive en lo que


hoy se llama: “la crisis de las crisis”
F. Esta crisis está afectando, al menos en la sociedad
occidental, a todos los ámbitos de la vida: la familia, la
escuela, la religión, la economía, la política, la cultura e
incluso la ciencia.
G. Esta crisis enfrenta a dos grandes corrientes: modernidad y
postmodernidad.

1. En nuestras sociedad conviven los dos tipos de


cosmovisiones
2. Estas cosmovisiones están enfrentadas y en buena
parte delimitadas por las diferentes generaciones.

a. Los adultos que representan la modernidad.


b. Los jóvenes que representan la postmodernidad.

II. CÓMO SURGE LA POSTMODERNIDAD


3

A. Surge como un resultado de un desencanto generacional.


B. La modernidad fue el tiempo de las grandes utopías sociales.

1. Un tiempo de fe: en la libertad, la ciencia, el


progreso, el ser humano.
2. Se creía que la razón humana, la ciencia y el
progreso iban a solucionar todos los problemas del
ser humano.
3. Se acabaría con la ignorancia, la servidumbre, las
supersticiones religiosas y el hombre podría ser
completamente feliz.
4. La modernidad representaba la mayoría de edad de
la humanidad.

a. Kant afirmaba: El hombre es capaz de caminar


por sí mismo sin necesidad de tutela alguna.

C. La postmodernidad surge como resultado de la frustración


que produce el fracaso de los postulados de la modernidad.

III. QUÉ ES LA POSTMODERNIDAD

A. Es una reacción que se produce cuando la humanidad


comienza a darse cuenta de que el proyecto moderno ya no
era válido.
B. Se ha afirmado que la postmodernidad se genera y nace
como consecuencia del desencanto.

1. El poeta francés Baudelaire afirmó: El progreso no es


sino el paganismo de los imbéciles.

C. La postmodernidad es el predominio de

Individual Universal
Psicológico Ideológico
Comunicación Politización
Diversidad Homogeneidad
Permisivo Coercitivo

D. La postmodernidad es el agotamiento de la razón, la


renuncia a los sistemas y las ideologías.
E. Los valores de la postmodernidad
4

Valores modernos Valores postmodernos


Fe Increencia
Sacralización Secularización
Absoluto Relativo
Objetividad Subjetividad
Razón Sentimiento
Ética Estética
Culpabilidad Carencia de culpabilidad
Futuro Presente
Historia Historias
Unidad Diversidad
Colectivismo Individualismo
Inconformismo Conformismo
Idealismo Realismo
Compromiso Pasotismo
Convicción Light
Esfuerzo Placer
Prometeismo Narcisismo
Seriedad Humor
Fundamental Superficial
Intolerancia Tolerancia
Necesario Accesorio

IV. CARACTERÍSTICAS DE LA POSTMODERNIDAD

A. Hedonismo

1. El fin supremo de la vida es conseguir el placer. O al


menos evitar al máximo cualquier tipo de dolor, bien
sea este físico, psicológico o moral.
2. El hombre postmoderno está convencido de que no
es posible cambiar o mejorar la sociedad. Por tanto,
ha decidido disfrutar al menos del presente.
3. Se vive en el momento presente. No se piensa ni en
el pasado ni en el futuro. Se busca la libertad y la
espontaneidad.
4. Esta actitud queda muy bien reflejada por la frase del
poeta latina Horacio: Carpen diem, carpen hora.
Aprovecha el día, aprovecha la hora.
5. Un cantante español, Joaquín Sabina es considerado
como uno de los exponentes de la postmodernidad.
En una de sus canciones afirma: …Apúntate a
cualquier clase de bombardeo, no tener otra fe que la
piel, ni más ley que el deseo.
5

6. Vivimos en un auténtico culto al cuerpo.


7. En la cultura postmoderna el goce es el principio y el
fin.

B. La muerte de la ética y la ausencia de reglas

1. En una sociedad postmoderna la estética sustituye a


la ética. La belleza sustituye a la moral.
2. En estos días nos encontramos ante una total
floración y multiplicación de “micro éticas” escépticas
unas con otras y desorientadas todas.
3. La postmodernidad nos ofrece el relativismo, la
pluralidad y la total tolerancia.

a. Como bien afirmó el escritor ruso Fedor


Dostoyewsky: Si Dios no existe todo está
permitido.
b. O como dice de nuevo el ya mencionado Joaquín
Sabina: Al deseo los frenos le sientan fatal ¿Qué
voy a hacerle yo, si me gusta el güisqui sin soda,
el sexo sin boda, las penas con pan?

4. No a las normas, las reglas, cualquier forma de


moralidad

Encuesta realizada en España

 41% de los jóvenes entre 14 y 24 años se


manifestaban de acuerdo con la frase: vale lo que me
agrada. No vale lo que no me agrada.
 27% contestó que el principio ético más importante
es: hacer lo que quieras.
 89% considera correctas las relaciones sexuales sin
estar casados.
 62% considera correctas las relaciones
homosexuales.

5. No hay nada prohibido, lo importante es ser feliz.

C. La exaltación del sentimiento

1. En plena revolución francesa el Marqués de


Condorcet exclamó: Habrá un tiempo en que el sol
brillará sobre una tierra de hombres libres que no
tendrán más guía que la razón.
6

2. La modernidad llegó a hacer de la razón una diosa.


De hecho, fue entronizada como tal durante los
tiempos de la revolución francesa.
3. La postmodernidad grita: Muera la razón y viva el
sentimiento.
4. Se produce el cambio del “HOMO SAPIENS” al “HOMO
SENTIMENTALIS”

a. La famosa expresión: “Pienso, luego existo” ha


sido sustituida por: “Siento, luego existo”.

5. El racionalismo aburre a la juventud. Una pintada en


el metro de Madrid leía así: La sabiduría me
persigue, pero yo corro más.
6. El centro de la moral y la persona es el yo. Los
sentimientos y los gustos individuales configuran a la
persona, sus valores, principios y pautas de
actuación.

D. La crisis de las ideas y los ideales

1. Hay una avalancha de información, pero una


orfandad de sabiduría.
2. Hay una “cultura del cleanex” en referencia a los
pañuelos de usar y tirar.
3. Hay diversidad de ideas, valores, cosmovisiones y
estilos de vida. Pero se carece de toda orientación
normativa por la carencia y la negación de la
posibilidad de todo tipo de absolutos.
4. En la cultura de la postmodernidad uno cambia de
opinión con más frecuencia que de camisa. Además
uno puede sostener ideas contradictorias y eso no
producirle la más mínima tensión.
5. El único imperativo categórico es: Haz lo que quieras,
vive feliz.
6. Volvemos a ilustrar estos principios haciendo
referencia a Sabina: Cada noche un rollo nuevo. Ayer
el yoga, el tarot, la meditación. Hoy el alcohol y la
droga. Mañana el aeróbic y la reencarnación.

E. El retorno de los brujos

1. La modernidad y su énfasis en la razón socavó los


cimientos y la solidez de las creencias religiosas. La
fe era considerada como algo irracional. La religión
era el opio del pueblo, según Marx. Una reliquia
neurótica, según Freud.
7

2. La postmodernidad postula el nihilismo y el


agnosticismo.

a. El agnosticismo es la imposibilidad de saber si


Dios existe o no, por tanto, es mejor hablar
de otra cosa.
b. El nihilismo es la negación de cualquier
creencia, sea esta política, religiosa o social.

3. Sin embargo, no hemos de equivocarnos. Esto no


significa que la postmodernidad sea irreligiosa.
Contrariamente ha dado pábulo a un amplio abanico
de creencias.
4. El gran vacío se intenta llenar con todo tipo de
caricaturas, en ocasiones grotescas, de lo religioso.
Nuevas formas religiosas que sustituyen al
cristianismo tradicional. Un neopaganismo.
5. La postmodernidad, en su negación de la razón se
traga lo increíble.

a. El escritor británico Chesterton decía:


Desde que los hombres han dejado de
creer en Dios, no es que no crean en nada.
Ahora creen en cualquier cosa.

6. La explosión del esoterismo, las creencias ocultas, la


astrología, la cartomancia, la quiromancia, la
videncia, las cartas astrales, la cábala, la alquimia, y
un largo etcétera.

a. Se estima que tan sólo en Madrid existen


más de 3000 brujos registrados. Muchos
de ellos se anuncian en la radio, la
televisión y la prensa.
b. En España no hay programa radiofónico y
muchos televisivos que se precien que no
tengan su brujo/a.
c. Revistas para adolescentes regalan
manuales para ser bruja. Y varios libros
dirigidos al público juvenil ponen de moda
la brujería.

7. Nuestra sociedad se vuelve cada vez más receptiva a


las soluciones de tipo mesiánico y fanático.
8. Rebrote de lo satánico.
9. Explosión de las sectas.
10. La seducción de la espiritualidad de tipo oriental.
8

11. La fascinación por lo extraterrestre. Recordemos las


películas Expediente X (X FILES).
12. Las nuevas religiones. La religiosidad secular:

a. La música
b. El deporte
c. El culto al cuerpo
d. La ecología
e. El consumo

13. La emoción, los sentimientos controlan y se vuelven


centrales en la experiencia religiosa. Esto afecta
incluso al cristianismo:

a. Vivencia emocional.
b. Fe a la carta. Hecha a la medida de cada
uno.
c. Fe cómoda. Sin compromiso, fuerza o
relevancia cultural o social.

(1) Dios es un Dios que no exige, más


bien ofrece y da.
(2) Las circunstancias, la motivación, las
ganas son muy importantes

d. Fe alejada de las instituciones.


e. Carente de confianza en los líderes.
9

2. RETRATO ROBOT DE JOSÉ MARÍA


AZNAR, UN ADOLESCENTE
POSTMODERNO

Este documento trata de presentar el retrato robot de un joven


evangélico postmoderno. Al elaborarlo hemos intentado plasmar 17
características. Queremos invitarte a que lo leas y trates de
identificarlas. Sin embargo, lo más importante es que al leerlo
pienses en los jóvenes de tu iglesia local, especialmente en los
adolescentes, y trates de ver hasta que punto este retrato robot
refleja la realidad, total o parcial, de la juventud con la que estás
trabajando.

El propósito final es ayudarte a entender un poquito mejor cómo son


y cómo piensan esos jóvenes con los que has de llevar a cabo tu
ministerio y, que implicaciones ha de tener para tu pastoral juvenil.

Buen viaje exploratorio. FÉLIX ORTIZ, director de AVENTURA

José María tiene 16 años y está estudiando secundaria. Ha nacido en


una familia evangélica y desde su más tierna infancia acude a la
iglesia junto con sus padres. También asiste a las actividades del
grupo de jóvenes. Su situación está a medio camino entre la
integración y la marcha. No es uno de los jóvenes más fieles del
grupo pero va asistiendo.

José María podría dar las respuestas correctas a las preguntas con
relación a la fe y la experiencia cristiana. Sin embargo, su
conocimiento es bastante teórico. La iglesia le aburre y no le dice
gran cosa. No tiene una actitud negativa hacia Dios, pero lo percibe
como una realidad bastante lejana y distante de su situación
cotidiana. Los cultos se le hacen largos y pesados. Uno sabe con
bastante exactitud lo que va a suceder cada domingo.

A veces, por las noches, en la quietud de su cuarto piensa en Dios. Le


gustaría experimentar a Dios. Siempre ha oído que Jesús es un amigo
que está cerca de ti y nunca te deja. Sin embargo, nunca ha
experimentado a Dios en su vida. ¿Por qué Dios se esconde? ¿Por qué
es tan difícil conocerlo? Tiene un temor hacia el Señor, temor que le
viene de su educación familiar y vinculación con la iglesia. Varias
veces le ha pedido a Dios que sea su amigo. Pero para ser honestos,
no ha visto ningún cambio significativo en su vida.
10

Los adultos de la iglesia no han ayudado demasiado a hacer a Dios


una realidad cercana en su vida. Algunos domingos, mientras el
pastor predica, su mente vaga y piensa en la gente de su
congregación. Le cuesta ver una diferencia entre ellos y el resto de la
gente. En su opinión, son igual que el resto. La única diferencia
significativa es que los domingos no van al campo o a la playa.

Sabe que la Biblia es la Palabra de Dios, pero le cuesta un montón


leerla. A veces lo ha intentado, pero no la entiende y no sabe cómo
relacionarla con sus necesidades y las situaciones que vive en la vida
cotidiana.

Le gusta pasar tiempo en Internet. De hecho, es un auténtico


experto. Encuentra fabulosas las oportunidades que este medio le
brinda. “Chatea” con gente de medio mundo gracias a sus
conocimientos del inglés. Sus padres no siempre están en casa
debido al trabajo, por consiguiente, tiene una gran libertad de acción
y puede pasar si quiere un par de horas diarias conectado y
navegando por la red.

Ha visitado en varias ocasiones páginas pornográficas. Está


asombrado de la cantidad de situaciones sexuales que existen y que
desconocía. En ocasiones, al visitar algunos sitios con contenido
sexual explícito se ha sentido asqueado de las perversiones que se
pueden encontrar en la red. Sin embargo, el morbo, la tentación y las
hormonas hacen que una y otra vez vuelva a esas páginas. Ha visto
tanto y en tan poco tiempo que se considera a sí mismo con bastante
experiencia en el campo de la conducta sexual. Por cierto, está muy
enfadado por el cierre de Napster. Se ha consolado encontrando otras
varías páginas donde puede descargar archivos musicales.

Los vídeo juegos y la televisión son también grandes pasiones para


José María. La supervisión paterna no siempre es la más adecuada.
De hecho, en casa, puede ver casi todo, a excepción, eso sí, de
películas con contenido sexual explícito. Pero bueno, para eso tiene
Internet. Le gustan las películas de acción, cuanto más violentas
mejor. En ocasiones, sus padres se alarman por la crudeza de las
imágenes de algunas películas. Pero su horror dura poco y nunca ha
pasado de la indignación momentánea. Cuando sus padres le llaman
la atención por la crudeza y violencia de las películas, José María
siempre piensa en cómo reaccionarían si vieran algunos de los video
juegos violentos que tiene en la computadora.

Sus series y dibujos animados favoritos son producidos en América


del Norte, pero también le gustan algunas creaciones japonesas
manga. La mayoría de su música –a excepción de algunos grupos
locales- está en inglés. No la entiende en su mayor parte pero le
gusta como suena. José Maria se sorprendería de cuán similar es y
11

cuantas cosas tiene en común con jóvenes de otros países y


continentes. Aunque a través del “chat” ya empieza a ser bastante
consciente de ello.

Sus mejores amigos están en la escuela secundaria donde asiste.


Alex, cuyos padres están divorciados. Raquel, que vive sola con su
madre desde que ésta se separó. Carlos, que vive con dos
hermanastros con quienes se lleva fatal. Su padre se volvió a casar
tras el divorcio y le trajo a casa el regalo de sus dos hermanastros.
Joaquín, con quien a veces José María comenta en plan de broma que
ellos dos son los únicos que tienen una familia normal. Por último
está Juana, que sorprendió a todos el pasado verano declarándose
abiertamente lesbiana y enamorada de una compañera de la escuela.

La declaración de Juana abrió un gran debate en el seno del grupo de


amigos. Muchos no están de acuerdo y consideran que los muchachos
han de tener relaciones sexuales con las muchachas. Otros,
consideran que cada uno ha de hacer lo que el cuerpo le pide. La
mayoría consideran que es una opción personal que cada cual ha de
tomar. José María, por ejemplo, nunca optaría por un estilo de vida
homosexual pero respeta y considera que es una decisión que
incumbe tan sólo a Juana. Los padres de José María no pueden
entender esa actitud. En una conversación de sobremesa le
explicaran claramente a José María lo que la Biblia decía al respecto y
como Dios condenaba la conducta homosexual. Aquello no pareció
afectar demasiado a nuestro amigo. Insistió una y otra vez que él lo
tenía muy claro y pensaba seguir lo que la Biblia enseñaba, pero
¿Cómo podía juzgar la decisión de Juana? Ella no hacía daño a nadie
y era una decisión personal en la que nadie podía meterse.

El padre de José María insistió en que la Biblia afirma que la


homosexualidad es pecado y, por tanto, lo es para todo el mundo. La
Palabra de Dios es la norma de moral que Dios ha dado a la
humanidad. Es clara y tajante al enseñarnos lo que es bueno y es
malo.

José María no puede entender como su padre es tan cerrado y poco


tolerante con sus amigos. Cada uno ha de ser coherente con lo que
piensa y no preocuparse por lo que los demás creen. Lo cierto es que
todo esto le crea a José María bastante confusión. Cuando sus amigos
le pregunta por qué deja de hacer ciertas cosas o hace ciertas otras,
no tiene una argumentación muy clara que presentarles.

De hecho, todavía le da vueltas una y otra vez en su cabeza la


pregunta de Joaquín acerca de por qué el cristianismo es la única
religión verdadera y todos los demás están equivocados. Su amigo
considera que es muy bestia el hacer una afirmación de ese tipo.
Joaquín no entiende cómo José María puede ser tan tajante y con una
12

sola frase dejar fuera de juego a millones y millones de personas que


creen de forma diferente y se esfuerzan por vivir de forma honesta su
fe. El propio Joaquín procede de una familia católica, aunque no
excesivamente practicante, y considera, por tanto, ofensivas hacia
sus padres las pretensiones de José María de que sólo los evangélicos
poseen la verdad.

La última preocupación de José María tiene que ver con las relaciones
sexuales. Los amigos discutieron acerca de tener relaciones, no sólo
antes de estar casados, sino incluso con un muchacho o muchacha
con quien no tienes ningún compromiso pero los dos están de
acuerdo. Aquel día José María estuvo especialmente callado. La
razón, no sabía que decir ni cómo argumentar. Estaba muy
confundido y no podía ver con claridad cuál y por qué era la postura
cristiana.

José María no tiene héroes. Las personas que él y sus amigos


admiran son gente popular del mundo del deporte, la música y el
espectáculo. Sin embargo, no son auténticos héroes. Más bien,
muchos de ellos son antihéroes ya que sus vidas dejan mucho que
desear desde el punto de vista ético y moral. Incluso, en algunos
casos, su inmoralidad añade más morbo a su personalidad. No hay en
la iglesia nadie que realmente desafíe su vida y sea un buen modelo a
imitar. Jorge, el líder de jóvenes, podría serlo. El pobre, sin embargo,
está demasiado ocupado y lleno siempre de actividades.

3. EL RELATIVISMO
El RELATIVISMO, lo que se ha venido a llamar LA NUEVA
TOLERANCIA y finalmente el PLURALISMO son los tres grandes
desafíos que plantea la postmodernidad al trabajo con los
adolescentes, tanto en el contexto de la iglesia local como fuera de
ella al intentar ganar a los muchachos y muchachas no cristianas.

Como líderes es muy importante para nosotros, en primer lugar,


entender el significado de estos tres retos. En segundo lugar,
entender cómo afectan a los jóvenes con los que estamos trabajando
y, por último, que implicaciones se derivan a la hora de llevar a cabo
la pastoral juvenil.

En este artículo abordaremos el relativismo, el primero de estos


grandes retos. En sucesivos artículos iremos desarrollando los otros
retos y la manera de afrontarlos.
13

Deseamos que este artículo pueda ser de gran utilidad para todos los
líderes.

EL RELATIVISMO

I. DEFINICIÓN

La Enciclopedia Filosófica Garzanti define del siguiente modo el


relativismo:

Término con el que se puede calificar toda concepción filosófica


que no admita verdades absolutas en el campo del
conocimiento o principios inmutables en el ámbito moral.

De esta definición se implica que existen dos ámbitos básicos en el


que se desenvuelve el relativismo: el epistemológico o del
conocimiento y el de la moral.

El diccionario, por su parte, define el relativismo con las siguientes


palabras:

Una perspectiva que afirma que las verdades éticas dependen


tan sólo de los individuos o grupos que las aceptan.

Dicho de una manera más simple: “Es bueno para ti pero no


necesariamente para mí. Yo no negaré que lo sea para ti pero no
trates de imponérmelo y obligarme a aceptarlo como bueno para mí”.

Como veremos más adelante al hablar de la tolerancia, el relativista


ve la moralidad como algo totalmente abierto a la interpretación de
cada individuo. Lo correcto o incorrecto en la visión del relativista
está sujeto a cambio según las personas, o según las circunstancias
dentro de una misma persona. El relativista, como ya se indicó
anteriormente, puede sostener ideas contradictorias acerca de la
moralidad y la ética y no considerar que su contradicción sea un
disparate. Véase a modo de ejemplo la afirmación hecha por el
antropólogo español Tomás Calvo Buezas:

Del integrismo de hace unas décadas pasamos hace unos años


a un relativismo -inicialmente sano- que pareció instalarse en
nosotros. Pero ahora se ha comprobado que es importante
contar con algunos puntos de referencia y educar a los jóvenes
en un sistema de valores. Esto no supone que haya una vuelta
14

al pasado sino a unos valores que cada uno toma y selecciona a


la carta, como si fuera un menú.

II. EL FIN DE LA VERDAD OBJETIVA

La modernidad pretendía que los seres humanos tenían a su alcance


la habilidad para descubrir de forma racional la verdad y aplicar esas
verdades a situaciones éticas y morales. Se partía de la base que el
conocimiento podía tener las siguientes características:

 Ser cierto. Es decir, ser correcto y absoluto de forma


esencial.
 Ser objetivo. Es decir, podía ser visto y analizado al margen
de la personalidad.
 Ser bueno. Es decir, la ciencia y el conocimiento combinados
tendrían un poder liberador y restaurador del ser humano.

La postmodernidad acabó con ese sueño. Afirma la imposibilidad de


conocer cualquier verdad objetiva, ya que nosotros mismos, como
observadores estamos viciados de subjetividad.

Toda “realidad” es meramente una construcción cultural y social.


Aunque teóricamente el postmoderno pueda aceptar la existencia de
la verdad absoluta, en la práctica no acepta que nadie pueda
encontrarla y tener una mínima comprensión de la misma. Las
implicaciones de estas afirmaciones son claras:

 Como mucho podemos aspirar a conocer partes de la


realidad.
 Como mucho, nuestras creencias deberían ser consideradas
en un estado de precariedad, ya que son únicamente teorías
temporales.
 Todas las afirmaciones son hechas en base a la fe. Por tanto,
ninguna afirmación puede tener una prioridad, precedencia o
superioridad sobre otra.
 Cualquier afirmación de poseer la verdad con mayúscula es
totalmente ridícula.
 Quien intente imponer sus puntos de vista sobre otro es un
ser despreciable.
 La tolerancia, como veremos más adelante, se convierte en
la principal virtud social.

El descubrimiento de la Teoría de la Relatividad ha creado un montón


de problemas para toda la física basada en las premisas de Newton y
en la creencia de la existencia de una teoría que pudiera explicar
absolutamente todo. La física cuántica se mueve en el terreno de las
15

contradicciones, donde la luz puede ser descrita como ondas o


partículas en función de cómo sea observada, lo cual, es una total y
absoluta contradicción. Sin embargo, ha destruido los cimientos del
pensamiento cartesiano.

Según el escritor Codrington hay tres grandes componentes


dirigiendo el gran cambio de la modernidad a la postmodernidad:

 La ruptura de las creencias y la pérdida de un consenso


universal acerca de lo que es verdadero y lo que no lo es.
 El nacimiento de una cultura global. Conforme las
cosmovisiones son más conscientes de la existencia de
otras cosmovisiones se produce la negativa, no sólo a
aceptar ninguna de ellas como absolutamente verdadera,
sino incluso la posibilidad de encontrar un método o
forma de decidir entre los valores relativos de los
diferentes sistemas.
 Una creciente polarización entre las partes con relación a
diferentes temas morales, filosóficos, educativos y
culturales.

III. LA DESAPARICIÓN DEL CONSENSO CULTURAL

No hace demasiado tiempo la mayoría de las personas en los países


de cultura occidental sabían con total y meridiana claridad qué era
correcto y qué era incorrecto. Ambas cosas estaban muy bien
delimitadas y su conocimiento al alcance de cualquiera. Eso no
significaba que todo el mundo siguiera lo correcto ¡Naturalmente que
no! Siempre ha habido personas que han decidido vivir al margen de
la legalidad y la moralidad. Pero estas personas sabían perfectamente
de qué lado vivían.

La sociedad reconocía que existían unos valores morales absolutos


por los cuales se regía. Esto era posible porque existía un consenso
cultural acerca de esos valores. Dicho consenso era provisto por la fe
cristiana que convertía la moralidad pública y privada en una única
cosa. Durante siglos, en occidente, el cristianismo proporcionó los
valores sobre los que se edificó la sociedad.

Sin embargo, eso ya no es cierto. El consenso cultural que el


cristianismo proporcionaba ya no funciona. Los valores de la cultura
judeocristiana ya no son los que fundamentan nuestra sociedad. Es
cierto que esto se da con mayor intensidad en algunas culturas que
en otras. Es cierto que la ruptura de ese consenso es más fuerte en
Europa Occidental y Estados Unidos que en otros países. Sin
16

embargo, parece ser un fenómeno irreversible en toda la cultura


occidental.

Al respecto y de manera profética Francis Schaeffer, el gran filósofo


cristiano, en fecha tan temprana como el año 1984 escribió lo
siguiente en su libro El gran desastre evangélico:

No existe una edad de oro en el pasado que podamos idealizar


–Ya sea en los años tempranos de los Estados Unidos, la
Reforma o la iglesia primitiva. Pero hasta hace muy pocas
décadas existía algo que correctamente podía ser denominado
un consenso cristiano que dio de un modo definitivo una forma
distintiva a la sociedad occidental y a los Estados Unidos.
Ahora, ese consenso se fue para siempre y las libertades que
trajo se destruyen ante nuestros ojos. Estamos en un tiempo en
el que el humanismo está llegando a su conclusión natural en
moralidad, valores y legislación. Lo único que la sociedad tiene
hoy en día son valores relativos basados en resultados
estadísticos, o la decisión arbitraria de aquellos que tienen el
poder político o legal.

¿Cuál es el resultado del rompimiento de dicho consenso?


Relativismo. Un relativismo que entre formas se expresa de la
siguiente manera:

 La experiencia es la medida última de todo significado.


 Lo correcto y lo correcto es diferente y arbitrario para cada
persona.
 La moralidad y la ética son una cuestión de gustos personales y
preferencias individuales.
 No hay manera objetiva de decidir lo que es correcto e
incorrecto. Dos personas pueden definirlo de forma, no sólo
diferente, sino incluso contradictoria y ambos ¡Tener razón!
 Naturalmente, ninguna opción es mejor o más válida que otra.

IV. EL RELATIVISMO CULTURAL

¿Bajo que bases se puede culpar a los talibanes por la forma en que
trataban a las mujeres en Afganistán? ¿Quién puede afirmar que la
práctica de la oblación –mutilación del clítoris llevada a cabo entre las
niñas de muchos países de religión musulmana- sea ago incorrecto?

El relativismo cultural afirma que una cultura o sociedad define lo que


es correcto o incorrecto para las personas que forman parte de la
misma. Dicho de una manera llana, la moralidad es una construcción
social llevada a cabo por los miembros de un determinado grupo
17

social. Consecuentemente sólo obliga a los que voluntariamente


forman parte del mismo.

Parece coherente ¿verdad? Un grupo o cultura se pone de acuerdo


acerca de lo que sus miembros consideren correcto e incorrecto y
definen sus propios límites. Al ser algo dado por los mismos
miembros, estos límites pueden ser cambiados cuando el interés
general o simplemente la mayoría así lo determinen.

Naturalmente un grupo diferente no tiene porque aceptar ni


considerar válidos los criterios y los límites de otro grupo. Así, en el
año 1994 se celebró una conferencia mundial sobre los derechos
humanos. La conferencia estaba patrocinada por las Naciones Unidas.
Varios países asiáticos, entre ellos China, protestaron por las
presiones recibidas de los países occidentales para que se respetaran
los derechos humanos en aquellos países. Su argumentación fue la
siguiente: “Los derechos humanos son un concepto occidental. En
oriente las cosas se entienden de una forma diferente. ¿Qué derecho
tienen los países occidentales a decirnos cómo hemos de organizar
nuestras sociedades?” el razonamiento de estos países es impecable
y demuestra los límites del relativismo cultural: los valores tan sólo
son válidos para los grupos que los aceptan, pero carecen de fuerza
moral para aquellos que los rechacen por la razón que sea.

Si no hay verdades absolutas. Si la moralidad es algo que un grupo


humano se otorga a sí mismo, entonces no existe ninguna base lógica
ni racional por la cual un grupo pueda emitir un juicio sobre los
valores de otro colectivo humano simplemente porque son contrarios,
diferentes o injustos desde su perspectiva.

Vistas así las cosas no hay base humana racional para hacer un juicio
negativo de los talibanes o sobre la oblación ¿Quiénes somos
nosotros –gente externa y ajena a su cultura- para poder emitir
juicios? A este respecto, Josh McDowell en su libro The New Tolerance
menciona la increíble contradicción que tuvo que asumir una escritora
feminista, atrapada entre su feminismo y su relativismo, al tener que
hacer una valoración de la ya mencionada práctica de la oblación. He
aquí el resultado:

¿Cómo puedo yo argumentar contra una cultura que ni siquiera


he tratado de entender? ¿Es relevante que yo, que soy una
extraña, pueda encontrar dicha práctica cruel? A pesar de lo
duro que me resulta admitirlo, la respuesta es no.

Naturalmente sobran todos los comentarios.

Concluimos el apartado del relativismo cultural con una frase del


escritor y pensador cristiano Gene Edward quien al referirse a un
18

hipotético enfrentamiento entre los valores opuestos de dos grupos


diferentes escribe lo siguiente:

La sociedad no está sujeta a la ley moral, construye la ley


moral. Si no hay absolutos, la sociedad presumiblemente puede
construir cualquier valor que quiera y ella misma no estar
sujeta a ninguno. Todos los temas son tan sólo una cuestión de
poder. Sin absolutos morales el poder se convierte en
arbitrario. Puesto que no existe una base para la persuasión
moral o la argumentación racional, el bando con más fuerza o
poder gana.

La fuerza se convierte en el único remedio para resolver los conflictos


entre los valores sostenidos por grupos diferentes cuando estos
valores son enfrentados o contradictorios. La fuerza hace que el
ganador esté en lo correcto y el perdedor en lo incorrecto. Se
convierte pues en una auténtica ley de la selva. Un imperio del más
fuerte.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿De qué forma el relativismo afecta a la manera en que nuestros


jóvenes piensan y viven?

2. ¿Cómo el relativismo afecta al concepto de bien y mal?

3. ¿Cómo el relativismo afecta al concepto de pecado?

4. Si lo bueno y lo malo depende de la persona y el momento ¿Cómo


podemos ayudar a los jóvenes a tomar decisiones morales? ¿Cómo
podemos ayudarles a entender el concepto de pecado?

5. En tu opinión ¿Qué dificultades y/o retos plantea el relativismo a la


pastoral juvenil? ¿Qué puede hacerse para contrarrestarlos?
19

4. LA NUEVA TOLERANCIA

En el anterior artículo desarrollamos el tema del relativismo y lo


vimos como uno de los principales retos que nos plantea la
postmodernidad a la hora de trabajar con los adolescentes. En este
nuevo artículo abordaremos un nuevo desafío: la llamada nueva
tolerancia.

LA NUEVA TOLERANCIA

I. INTRODUCCIÓN

La tolerancia es la segunda gran fuerza que moldea a la nueva


generación de jóvenes en nuestros países de cultura occidental.

Josh McDowell en su libro The New Tolerance describe de una manera


magistral la forma en que en los últimos años el concepto de
tolerancia ha ido cambiando en nuestra sociedad. McDowell utiliza
para ello dos términos. La nueva tolerancia en contraste con la
tolerancia tradicional.

El diccionario describe la palabra tolerancia como “respeto a las ideas,


creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias
a las propias”. La idea que transmite esta definición es la necesidad
de expresar respeto y buscar la protección de los legítimos derechos
de otras personas. Incluso, con los de aquellos con los que no
estamos de acuerdo.

Podemos creer que determinadas religiones son falsas y están


equivocadas, no están en posesión de la verdad. Sin embargo,
podemos defender el derecho de todo ser humano a la libertad
religiosa. A creer conforme a su conciencia. Además, sostener este
derecho para aquellos que creen de manera diferente a como
nosotros creemos o concebimos la fe.

Todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión, creencias y


estilos de vida, siempre que estos se encuentren dentro de los límites
que permiten las diferentes legislaciones. La tolerancia tradicional
quedaría bien reflejada en la frase de aquel parlamentario que en
respuesta al discurso de un contrincante político afirmó: “Estoy en el
más total y absoluto de los desacuerdos con usted y sus ideas. Ahora
bien, daría mi vida para que usted pudiera expresarlas”.
20

La tolerancia tradicional siempre ha buscado y expresado una


valoración del individuo, una aceptación y respeto hacia el mismo sin
que ello implicara necesariamente una aprobación o participación de
sus creencias y/o conductas.

II. LA NUEVA TOLERANCIA

La nueva tolerancia es la hija predilecta del relativismo que ha traído


consigo la postmodernidad. La verdad es una construcción social
relativa a la comunidad en que una persona participa.

Puesto que existen muchas comunidades humanas existen muchas


verdades diferentes. Hay muchas percepciones diferentes e incluso
contradictorias de la realidad, por tanto, ninguna de ellas puede ser
verdadera en el sentido último del término.

La verdad es descrita por el lenguaje y todo lenguaje es creado y


construido por los seres humanos, por lo tanto, y como conclusión
lógica, toda la verdad es una construcción humana.

Los postmodernos afirman que ya que todos miramos con ojos


diferentes y, no hay manera humana de afirmar que ni siquiera
vemos los mismos colores, mucho menos la misma realidad, no
puede existir algo como la verdad objetiva. Toda realidad es filtrada a
través de los sentidos del individuo que transmiten todas las
experiencias sensoriales de una forma subjetiva. Ni siquiera estar en
el mismo lugar al mismo tiempo, observando el mismo evento nos
garantiza una idéntica respuesta. Un ejemplo para ilustrar esta
realidad serían dos personas observando un mismo juego de béisbol.
Pensemos por un momento en que una de ellas es un auténtico
experto. Por el contrario, la otra carece totalmente de conocimiento
del juego y sus reglas. ¿No estarían experimentando la misma
realidad de una forma diferente?

¿A qué conclusión lógica nos lleva todo esto? Muy sencilla, si toda
verdad es creada por los seres humanos, y todos los seres humanos
son iguales, entonces todas las verdades son iguales. El filósofo
español Fernando Savater lo explica de la siguiente manera:

Todas las opiniones son iguales. Cada una tiene una


contribución que llevar a cabo, todas deberían ser respetadas o
21

alabadas. Esto implica que no existe una manera racional de


discernir entre ellas.

En su libro antes citado, Josh McDowell hace referencia a la definición


que de la nueva tolerancia hace el escritor T. A. Helmbock. Este
pensador dice lo siguiente:

Todas las creencias, valores, estilos de vida y percepciones de


la verdad de cualquier individuo son iguales. No hay jerarquía
de verdades. Tus creencias y mis creencias son iguales y toda
verdad relativa.

El escritor cristiano Josh McDowell hace el siguiente comentario a las


palabras de Helmbok:

Todo el mundo tiene derecho a sus creencias. Además, todas


las creencias son iguales. Todos los valores son iguales. Todas
las verdades son iguales.

Ahora bien, para cualquier observador de la realidad es evidente que


no todas las verdades, valores y creencias son iguales ni tienen el
mismo valor. Mucho menos que merezcan el mismo respeto y
consideración. ¿Pueden ser considerados al mismo nivel el racismo y
la fe cristiana? ¿Podemos poner al mismo nivel a los que practican el
terrorismo indiscriminado y a sus víctimas? ¿Son igualmente válidos
los valores que sostiene la Madre Teresa de Calcuta y los que
sostienen los grupos islámicos extremistas?

Nosotros podríamos afirmar sin ningún empacho que no. Sin


embargo, otra de las características de la postmodernidad es
sostener puntos de vista aparentemente contradictorios y no sentir la
más mínima aprensión al respecto.

Vive y deja vivir es el lema de estos tiempos. Permite que cada


persona tome sus propias decisiones con respecto a lo que es
correcto e incorrecto.

Ahora bien, la nueva tolerancia va un paso más allá en sus


pretensiones. No es suficiente con que cada persona tenga la libertad
para tomar las decisiones que considere más adecuadas en
cuestiones de moralidad, ética y conducta. No basta con tener la
posibilidad de decidir por uno mismo acerca del bien y del mal. Los
defensores de la nueva tolerancia exigen de los demás alabanza y el
reconocimiento explícito de que sus creencias, valores y opciones son
tan válidos como los nuestros.

Expresado con total y meridiana claridad y contundencia. Hoy en día


para ser auténticamente tolerante –siempre de acuerdo con la nueva
22

tolerancia- uno debe aprobar, apoyar y sinceramente refrendar


las creencias, valores y estilos de vida de los demás. Este es el
más paso más allá al que nos ha llevado la nueva tolerancia.

No solamente todas las verdades son válidas. También lo son todos


los valores y todos los estilos de vida. Nadie puede ni siquiera osar
emitir un juicio sobre la forma en que otras personas decidan vivir su
vida. Contrariamente todo el mundo debería activamente apoyar las
opciones vitales tomadas por otros.

Para el cristiano en general y la juventud en particular la nueva


tolerancia plantea serios cuestionamientos. ¿Cómo puede un joven
tomar decisiones morales si todas las opciones y posibilidades son
igualmente válidas? ¿Cómo es posible discernir cuál puede ser la
mejor opción, la más correcta desde el punto de visto moral y ético?
¿Cómo podemos hacer ningún tipo de juicio o valoración sobre las
creencias, valores o estilos de vida de otras personas? ¿En base a
qué? Si todas las opciones son igualmente válidas ¿Cómo vamos a
evangelizar si la noción de pecado desaparece totalmente?

III. NUEVA TOLERANCIA E IDENTIDAD

El paso anteriormente descrito es muy importante y tiene tremendas


implicaciones para el cristianismo y nuestra labor de cumplimiento de
la Gran Comisión. Para poder comprender esta transición es
necesario que entendamos cómo es percibida la cuestión de la
identidad en la postmodernidad.

En la postmodernidad desaparece totalmente la diferencia entre lo


que una persona es y aquello que la persona hace, cree o los valores
que la misma sostiene en la vida. Consecuentemente, mi identidades
inseparable de lo que hago, pienso y creo. Mi identidad personal está
en completa simbiosis con mi cultura y mi conducta. La separación
forma parte de la visión de la tolerancia tradicional. Las implicaciones
que esto tiene son claras:

 Si juzgas mis creencias, valores o estilo de vida me estás


juzgando a mí mismo.
 No hay diferencia posible entre lo que soy y aquello que
pienso y hago.
 Si no puedes aceptar mi estilo de vida eres intolerante
conmigo. La vieja afirmación de “odiar el pecado pero
compadecer al pecador” es imposible. Odiar mi estilo de vida
es odiarme a mí. Yo soy la manera en que vivo.

El político francés Edgard Pisan, mencionado por Josh McDowell, hace


la siguiente afirmación:
23

La intolerancia… no es simplemente la falta de un sentido de


solidaridad con otras personas: es el rechazo de otros por lo
que son, por lo que hacen, por lo que piensan y,
eventualmente, simplemente porque existen.

La implicación de las palabras de Pisan son muy evidentes. Eres


intolerante si no me aceptas tal y como soy y no valores lo que hago.
La falsa premisa en la que se basa la nueva tolerancia es la siguiente:
lo que hago representa lo que soy.

En función de esta premisa nosotros no podemos condenar la


homosexualidad de una persona y al mismo tiempo mostrar amor y
aceptación incondicional por la misma. Al emitir un juicio sobre su
homosexualidad estamos lanzando un juicio sobre la misma esencia
de la persona y, por tanto, condenándola.

Las personas postmodernas no distinguen, no pueden hacerlo por


haber sido educadas bajo el paradigma de la nueva tolerancia, entre
los juicios emitidos contra su conducta y los juicios emitidos hacia
ellos como personas. Lo uno implica a sus ojos necesariamente lo
otro. Aquí se produce uno de los grandes conflictos de comunicación
entre las personas educadas bajo uno y otro paradigma. Mientras
unos piensan que aman y aceptan incondicionalmente a los otros, a
pesar de que puedan condenar sus conductas. Estos últimos reciben
como una condena y una falta de amor y aceptación incondicional
cualquier tipo de comentario, valoración o juicio sobre su estilo de
vida. Es imposible la comunicación porque las mismas palabras están
cargadas de un valor semántico totalmente diferente.

La tolerancia se convierte en la única virtud auténticamente


universal. Consecuentemente es intolerante cualquiera que afirme o,
tan siquiera pretenda, no el poseer una verdad universal y objetiva,
sino incluso aquel que tenga la desfachatez de afirmar la existencia
de algo así. No olvidemos que cualquier pretensión de objetividad,
absolutismo o dogmatismo será considerada como intolerancia. Las
palabras del profesor de filosofía Deslié Armour expresan con total
claridad la importancia de la tolerancia como la virtud más elevada a
la que se puede aspirar:

Nuestra idea es que ser un ciudadano virtuoso es ser alguien


que lo tolera todo excepto la intolerancia.

No perdamos de vista que el afirmar tener la verdad absoluta o


afirmar que otros pueden estar equivocados en sus creencias o estilos
de vida es un síntoma evidente y agresivo de intolerancia.
24

¿Nos cuesta ver las implicaciones que eso tiene para la fe cristiana?
Jesús afirmó ser el camino la verdad y la vida. Declaró que nadie
podía acercarse al Padre si no era a través de Él. Jesús pretende ser
el único que puede dar vida eterna y dice sin ambages que es Dios.
La Palabra de Dios se declara competente para emitir juicios no
únicamente sobre las conductas de las personas, sino también sobre
las intenciones de sus corazones. El cristianismo es políticamente
incorrecto y sus pretensiones dogmáticas de ser la única religión
verdadera son totalmente intolerables y un signo rabioso, abierto,
agresivo y violento de intolerancia hacia todos aquellos que no
encajan en su estrecho molde.

McDowell en su libro acerca de la tolerancia menciona la experiencia


sufrida por un estudiante de la Universidad de Stanford en California:

Recientemente, un decano de la Universidad de Stanford


comenzó a presionar a los grupos cristianos evangélicos para
que pararan su práctica de “hacer proselitismo entre los otros
estudiantes”. Irónicamente, lo que enfadó al decano no fue el
contenido del mensaje que estaba siendo compartido, sino la
práctica de compartirlo en sí misma. El cree que con el simple
hecho de aproximarse a alguien con el Evangelio, uno está
implicando que las creencias de esa persona son inferiores a las
propias. Tal implicación es inaceptable porque está llena de
prejuicios e intolerancia.

McDowell indica que hay cuatro elementos en la misma esencia de la


fe cristiana que la convierten en intolerante a los ojos de los
defensores de la nueva tolerancia. En primer lugar la Palabra de Dios.
Los cristianos creemos que la Biblia es la Palabra inspirada dada por
Dios al ser humano. Creemos que en ella se encuentra claramente
definida toda noción de lo correcto y lo incorrecto y, por tanto, los
seres humanos pueden construir sus vidas y culturas sobre la misma.

En segundo lugar esta la persona de Jesús y la cruz de Cristo. Ya


hemos hablado anteriormente sobre las declaraciones exclusivas y
excluyentes de Jesús. La cruz es un signo de intolerancia porque
abierta y claramente expresa y representa las afirmaciones
contundentes del Maestro de Nazaret.

En tercer lugar está la doctrina del pecado. En la Biblia se especifican


muchas conductas y actitudes de los seres humanos como
pecaminosas y, por tanto, reprobables. Pero con los principios de la
nueva tolerancia nadie puede emitir juicios morales sobre las
conductas de otras personas sin ser considerado intolerante.

Finalmente nos encontramos con la misión de la Iglesia. La iglesia


está llamada en la Gran Comisión a llevar el mensaje de salvación a
25

todas las naciones. La labor de hacer discípulos es considerada como


intolerancia por los practicantes y abogados de la nueva tolerancia.
La premisa de que las personas deben ser cambiadas de su “errónea”
manera de vivir es inaceptable.

IV. LAS CONSECUENCIAS DE LA NUEVA TOLERANCIA

A. La muerte de la verdad

La verdad con mayúsculas ya no existe. Como hemos dicho por activa


y por pasiva la verdad es una construcción personal y social. No hay
tal cosa como la verdad objetiva y, por tanto, esta no puede ser
conocida.

B. La muerte de la moralidad

Del mismo modo que no hay absolutos en el terreno de la


epistemología tampoco los hay en el terreno de la ética y la moral.
Como la verdad, ambas cosas son meras construcciones culturales y
sociales. Cada uno debe de tomar sus propias decisiones con relación
a lo que es correcto o incorrecto.

C. La muerte de la justicia

El escritor Don Closson dice con relación a las implicaciones que la


nueva tolerancia tiene para la justicia:

Mientras que los abogados de la nueva tolerancia pueden de


manera ocasional hacer alguna mención a la justicia, ésta no
puede ser la base o cimiento para su movimiento. Para que
alguien pueda afirmar que ciertas acciones o palabras son
injustas, debe asumir que un cierto orden moral –aparte de uno
mismo- realmente existe. La injusticia implica la existencia de
la justicia, justicia implica la existencia de leyes morales, y las
leyes implican que un dador de las mismas existe.

Con el continuo crecimiento de la nueva tolerancia la idea de justicia


se irá debilitando cada vez más hasta el punto que más y más los
legisladores y los políticos tomarán sus decisiones en base a la
presión de la opinión pública expresado por medio de encuestas de
opinión y estudios sociológicos. Esto significará también el fin de todo
tipo de ideología política. Lo importante no será hacer lo correcto,
26

aunque esto sea impopular. Lo que contará será hacer aquello que
requiere y pide la opinión pública, incluso si a los ojos del legislador o
gobernante se trata de algo injusto o incorrecto.

D. La pérdida de las convicciones

Josh McDowell sabiamente indica que la pérdida de todo tipo de


convicciones será otro de los resultados de la nueva tolerancia.
Hemos de reconocer que va a ser más y más difícil para nuestros
jóvenes el sostener ningún tipo de convicciones personales en un
contexto en el que todas las creencias, valores y estilos de vidas son
igualmente válidos. Precisamente una de las consecuencias de la
tolerancia y el pluralismo es la pérdida de sentido de las diferentes
opciones. Todas quedan relativizadas y diluidas.

E. La privatización de la experiencia religiosa

Las manifestaciones religiosas, especialmente las de tipo cristiano,


serán consideradas más y más como muestras de intolerancia y, por
tanto, existirá una presión cada vez mayor por parte de muchos
grupos sociales, políticos e incluso religiosos de otro signo, para que
toda manifestación pública de la fe cristiana sea mantenida
estrictamente dentro de los límites de la esfera personal y privada de
los individuos. La fe será desterrada de la arena pública e incluso los
individuos que públicamente se identifiquen como cristianos pueden
ver en peligro su progreso cultural, social y político. Esto último tiene
todo el sentido si consideramos que el ser cristiano conllevará
automáticamente el ser tildado de fundamentalista, intolerante y
absolutista.

Por otra parte, muchos cristianos aprenderán a autocensurar su fe a


fin de evitarse problemas en la vida pública. Las palabras de Pablo a
Timoteo de que todo aquel que quiera vivir piadosamente habrá de
sufrir persecución, parecen tomar una nueva y actual dimensión a la
luz de la nueva tolerancia.

F. El peligro de la desaparición de los derechos humanos

Una de las expresiones de la nueva tolerancia es el multiculturalismo.


El multiculturalismo vendría a ser a nivel social lo mismo que los
diferentes estilos de vida a nivel individual. De la misma manera que
en una sociedad existen muchos individuos diferentes y cada uno de
ellos tiene derecho a su propio estilo de vida, también a nivel global
existen muchas culturas diferentes que tienen todo el derecho a ser
como son y a impedir el ser cambiadas desde el exterior.

Tiene todo el sentido del mundo ¿Qué derecho tienen una cultura a
juzgar la forma en que otra ha decidido organizarse? Las
27

implicaciones de esta afirmación pueden ser más peligrosas de lo que


a primera vista uno puede suponer. De hecho, y como se menciona
en el documento sobre el relativismo, muchos países no occidentales
están cuestionando cada vez con más seriedad el concepto de los
derechos humanos por considerarlo una construcción cultural
occidental ajena a las tradiciones culturales propias.

El mundo occidental continúa insistiendo en que la Declaración


Universal de los Derechos Humanos ha de ser un absoluto ético y
moral para todo el planeta. Pero si hemos de ser sinceros dicha
afirmación carece de cualquier tipo de fundamento lógico a luz de la
nueva tolerancia.

G. El triunfo y la exaltación del sentimiento

La nueva tolerancia, con su nuevo énfasis en la identidad del ser


humano que hemos visto anteriormente, abre un camino para el
triunfo del sentimiento sobre la razón, otra, por cierto, de las
características propias de la postmodernidad. ¿Cómo puede ser
incorrecto lo que yo siento? Poner en duda mis sentimientos
equivaldrá a poner en duda mi propia identidad al emitir juicios sobre
los mismos, lo cual, como ya hemos vistos es una clara señal de
intolerancia.

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

1. ¿En qué se diferencia la nueva tolerancia de la tolerancia


tradicional?

2. ¿Por qué la nueva tolerancia es un serio reto para la pastoral


juvenil?

3. ¿De qué forma la nueva tolerancia condiciona nuestro trabajo con


los jóvenes? Por favor, sé práctico

4. ¿Qué podemos hacer para ayudar a los jóvenes a superar estos


desafíos?
28

5. EL PLURALISMO

En anteriores artículos abordamos el relativismo y la nueva tolerancia


como dos importantes retos que la postmodernidad nos está
planteando. En este artículo estaremos tratando el último de los
grandes desafíos que en nuestra opinión, el mundo postmoderno
plantea al trabajo con los jóvenes y los adolescentes de nuestras
iglesias locales. Vamos a verlo.

I. UNA SOCIEDAD PLURAL

Los padres de los adolescentes actuales fuimos educados en una


sociedad en la que no existía una pluralidad de cosmovisiones o formas
de ver la vida. La cultura judeocristiana era el eje alrededor del cual los
valores públicos y privados se estructuraban. Bien es cierto que aquella
sociedad estaba recibiendo los primeros y potentes embates del
secularismo y estaba en camino de perder su monopolio, era no
obstante la dominante y en ese contexto fuimos educados y crecimos.

Raramente entrábamos en contacto con personas que tuvieran


una forma de vida o de entender ésta que fuera radicalmente
diferente de la nuestra. Cierto que los católicos diferían de la manera
evangélica de ver la fe, sin embargo, eran variaciones sobre una
misma cosmovisión. Hoy en día, es mucho más evidente, que hay
más similitudes en la forma de entender la vida de un católico que las
que hay con una persona que no participa de los valores culturales
del cristianismo.

Todo esto ha cambiado drásticamente con la llegada de la


postmodernidad. El pluralismo, la variedad, la heterogeneidad, la
distinción, la diferencia, son algunas de las divisas de los tiempos en
que vivimos. Al contrario del tiempo que hemos descrito
anteriormente, hoy en día, carecemos de un centro unificador y
estructurador que de coherencia y sentido a la totalidad de la vida. A
este respecto, Antonio Jimenez Ortiz en un artículo titulado Cómo
comunicar la fe a la juventud actual escribía:

“Los jóvenes padecen una aguda fragmentación interna, sin una


columna vertebral que sostenga a la persona. La desestructuración
interna genera inseguridad personal, y con frecuencia, una baja
autoestima.”
29

La pluralidad nos deja a merced de la elección, de la necesidad


de escoger los valores que creamos más adecuados y correctos para
estructurar alrededor de ellos nuestra cosmovisión. Pero al
encontrarnos en un contexto de pluralismo sociocultural, vemos que
se presentan ante nosotros, múltiples sistemas de valores en abierta
competencia por conseguir nuestra lealtad y compromiso.

El pensador cristiano Os Guiness afirma que el pluralismo lleva


a una relativización de todas las opciones. Todo, afirma este escritor,
acaba convirtiéndose en una cuestión de opciones o elecciones
personales. Efectivamente, cuando múltiples visiones del mundo se
enfrentan y reclaman nuestro afecto y atención, todas quedan
relativizadas, y las personas ante tal avalancha de opciones empiezan
a dudar y cuestionar el propio marco de referencia, su propia
cosmovisión personal.

En este contexto de variedad y pluralismo la postmodernidad


encuentra el terreno ideal para llevar a cabo su proceso de
deconstrucción. La deconstrucción es la negación de la capacidad del
ser humano para interpretar la realidad o hacer declaraciones de
verdad desde un punto de vista objetivo. Si la realidad objetiva no
existe, entonces todo queda relativizado, cualquier opción o
cosmovisión es tan válida como cualquier otra, cualquier religión es
válida como cualquier otra.

Estos conceptos de pensamiento pueden parecernos demasiado


abstractos o simples divertimentos intelectuales, sin embargo, han
llegado al hombre de la calle y forman parte de nuestra vida cotidiana
y nuestra forma de pensar y afrontar la realidad. Hoy en día no hay
nada incorrecto con ser cristiano, homosexual, budista, musulmán o
practicar la quiromancia. Nada está bien o está mal, todo es cuestión
de elecciones personales. La tolerancia nos lleva a afirmar que
aunque nosotros nunca vayamos a practicar una determinada opción
no vamos a negar que puede ser buena y válida para otras personas.

II. ADOLESCENTES Y PLURALISMO

Este es el contexto, el caldo de cultivo cultural y social en el que


los adolescentes del 2000 están creciendo, y nos guste o no, es el mismo
en el que nuestros hijos se están formando. Por tanto, no debemos
engañarnos, todo lo que aplica a los adolescentes de esta generación
aplica a nuestros hijos, ellos no son diferentes, son hijos de su cultura y su
tiempo.

Los adolescentes de nuestros días están acostumbrados y han


mamado el pluralismo y la diversidad desde siempre. En sus escuelas
30

cada vez es más normal la presencia de chicos y chicas de otras razas,


culturas y religiones. Cuando llegan a la secundaria y aún más en la
universidad, no es nada raro para ellos encontrarse con compañeros y
compañeras que tiene valores y cosmovisiones de lo más variado y
variopinto. Tener amigos homosexuales, budistas, que creen en las
abducciones, que son ateos o que practican activamente la nueva era
es algo asumido por nuestros hijos. Es cierto que muchos de ellos no
practicarán el estilo de vida de sus amigos y compañeros, pero lo
encuentran aceptable y válido para ellos y, por tanto, lo toleran y
respetan.

Los medios de comunicación y la creciente importancia e


influencia de Internet hace que nuestros hijos tengan una visión global, y
decir global, significa decir plural, como nunca antes ninguna
generación la tuvo. Los medios masivos de comunicación, de los que
son ávidos consumidores, ponen a su disposición una multiplicidad de
formas y maneras diferentes de vivir la vida. Las producciones que
consumen no son mero entretenimiento, son transmisores de la amplia
variedad de opciones vitales que nuestra sociedad brinda a sus
miembros.

Desde pequeños están acostumbrados a ver con naturalidad


parejas de hecho, monogamias sucesivas, parejas homosexuales,
parejas monoparentales, madres que acuden a bancos de semen para
poder tener hijos sin necesidad de tener que casarse o convivir en
pareja, familias mezcladas –aquellas que se forman con hijos
procedentes de matrimonios anteriores de los cónyuges, además de los
propios-

Internet les permite acceso directo e inmediato a fuentes de


información y a posibilidades de conocimiento que hace simplemente
cinco o seis años eran un sueño para la mayoría de nosotros. Todo esto
les permite vivir directa o vicariamente experiencias que antes estaban
reservadas a los adultos o a los miembros de diferentes culturas o
contextos sociales.

Nuestros hijos, crecen pues, en un ambiente en que se ven


confrontados con una gran variedad de opciones definidoras de la
realidad. Todas estas opciones compiten por su atención y lealtad. Entre
todas estas opciones el cristianismo, nuestra fe, la fe de sus padres es
simplemente para ellos una opción más en competencia con muchas
otras opciones. Además, en este supermercado de cosmovisiones tan
propio de la postmodernidad, el cristianismo no necesariamente es a sus
ojos ni la mejor, ni la más novedosa, gratificante o atractiva de las
opciones a las que dar su lealtad.
31

Creo que nuestra generación creció alrededor de una verdad


única. Una verdad que podías aceptar o rechazar. A la que podías dar
tu lealtad o negársela, pero al fin y al cabo era la VERDAD y como tal la
reconocíamos. Contrariamente, nuestros hijos crecen alrededor de
muchas verdades, todas con minúsculas, todas reclamando su atención
y lealtad y compitiendo por ser las mejores, las más gratificantes y
atractivas.

III. EL DESAFÍO DE LLEVAR LA FE A LOS ADOLESCENTES

Todo lo anteriormente expuesto plantea un gran reto a los padres


y educadores ¿Cómo podemos ayudar a nuestros adolescentes a
entender y aceptar el cristianismo como la VERDAD única y definitiva?
¿Cómo podemos hacer creíble el evangelio entre tantas opciones que
compiten por convertirse en la cosmovisión que domine sus vidas?

Hemos de notar que no estamos hablando de hacer el evangelio


atractivo en el sentido estético, lúdico o políticamente correcto del
término. Estamos planteando hacer el evangelio creíble y digno de
convertirse en la estructura alrededor de la cual los chicos y las chicas
pueden organizar su vida. Se trata, dicho en otras palabras, de
ayudarles a ver y experimentar que entre todas las opciones sólo una
relación personal con el Señor satisfacerá su necesidad de sentido,
propósito y realización.

En el anterior párrafo hay dos palabras que han sido resaltadas:


ver y experimentar. Nuestra generación es una generación
predominantemente intelectual y racional. No debemos olvidar que
hemos sido educados en la modernidad, bajo el imperio del intelecto y
la razón. Nuestros hijos son fruto de la postmodernidad, y para ellos el
sentimiento y la experiencia son los elementos dominantes. Para
nosotros, la argumentación y el razonamiento son importantes a la hora
de tomar compromisos. Para ellos, la experiencia y la evidencia son
determinantes.

El autor Peter Berger, al hablar de la pluralidad que la sociedad


postmoderna impone, indica que cada cosmovisión, es decir, cada
forma de entender y explicar la vida, necesita y requiere de una base
social para justificar su existencia continuada y real como cosmovisión.
A esta base social, este autor la denomina, estructura de plausibilidad.

Vamos a tratar de explicar el párrafo anterior en términos más


coloquiales y llanos. Hay muchas formas de ver la vida en competencia,
todas clamando ser la verdad y pidiendo la fidelidad de la gente. Para
que las personas puedan confiar en una de esas formas de ver la vida
necesitan verla puesta en práctica y funcionando en un grupo humano.
32

Cuando existe un grupo de gente que practica los valores de esa


cosmovisión, los observadores ajenos a la misma pueden observar la
coherencia o no de dicha forma de vida y pueden valorar la
credibilidad o no de la misma. Eso es una estructura de plausibilidad, un
grupo de gente que vive lo que predica.

Dennis Hollinger, un estudioso cristiano del tema, afirma que


cuanto más coherente sea una estructura de plausibilidad más
credibilidad tendrá la cosmovisión que este grupo represente. Dicho de
nuevo en lenguaje coloquial, cuanto más coherente es la vivencia de
un grupo más credibilidad tiene su forma de ver la vida. Cuando la
cultura judeocristiana era la estructura básica que proporcionaba la
cosmovisión de la mayoría de las personas en la sociedad, todo era más
fácil. En estos momentos, al ser minoritaria y tener que vivir en abierta y
despiadada competencia con otras cosmovisiones, la estructura de
plausibilidad se hace más necesaria y su papel más vital.

Las implicaciones son claras de cara a un ministerio con jóvenes y


adolescentes. Nuestros hijos necesitan no únicamente que les
transmitamos la verdad, necesitan ver y experimentar esa verdad
funcionando en una estructura de plausibilidad coherente y creíble.
Hemos de asumir la realidad que para nuestros hijos el cristianismo ya no
es la VERDAD, es una verdad más en competencia, y, por tanto, hemos
de luchar por mostrarles que es la mejor opción alrededor de la cual
pueden estructurar toda su vida, su presente y su futuro eterno.

Pero no olvidemos que esta generación no se mueve por


razonamientos sino por experiencias. No basta explicarles la verdad,
compartirla, trasmitirla, ellos deben ver la verdad actuando, encarnada
y viviendo en un grupo humano. Sólo entonces esa verdad tendrá
credibilidad para ellos.

PREGUNTAS PARA REFLEXIÓN:

1. ¿Cómo definirías con tus propias palabras el pluralismo?

2. ¿Por qué el pluralismo es un reto para la pastoral juvenil?

3. ¿De qué modo ha de condicionar el trabajo con los


adolescentes?

4. ¿Por qué es tan importante que los adolescentes puedan tener


estructuras de plausibilidad?

5. ¿Qué puedes hacer en tu situación de ministerio para


desarrollar una buena estructura de plausibilidad para los
adolescentes?
33

6. REVISAR NUESTRAS PREMISAS


EDUCATIVAS

Los estudios anteriores nos sirvieron para definir de forma breve qué
es la postmodernidad. También pudimos observar algunas de las
características más notables de los jóvenes postmodernos. Por
último, durante los tres últimos meses abordamos los desafíos más
importantes que la postmodernidad plantea a la juventud.

El propósito de este estudio es trabajar los cambios que debemos


llevar a cabo en nuestra forma de trabajar con la juventud de
nuestras iglesias. Este tema puede ser muy delicado ya que
cuestionará muchas premisas que nos son conocidas y queridas,
aunque no necesariamente sean bíblicas.

Esperamos que lo tratado en este tema os ayude a servir mejor a la


juventud de nuestras comunidades.

I. LA VERDAD OBJETIVA YA NO FUNCIONA PARA LOS JÓVENES

Cuando hablábamos del relativismo ya mencionamos que éste se da


en dos campos diferentes, el campo de la moral y el campo del
conocimiento. Afirmamos que el relativismo indica que no existen
verdades absolutas en el campo del conocimiento. La verdad absoluta
no existe, afirman los relativistas. Si existiera, pueden llegar a
admitir, sería imposible conocerla y, naturalmente, sería totalmente
imposible el demostrarla.

El concepto de verdad absoluta que hoy en día manejamos con tanta


soltura tiene su origen en la Ilustración europea. La ilustración fue
ese movimiento filosófico que se dio en la Europa del siglo XVIII. La
ilustración enseñaba que el conocimiento que nosotros podemos
tener por medio de la razón es como una especie de espejo, o foto,
de la realidad, de cómo el mundo realmente es. Dicho de otra
manera, por medio de nuestra razón, de nuestro intelecto podíamos
llegar a conocer las cosas tal y como realmente eran. Podíamos estar
seguros que lo que sabíamos era cierto y tenía una correspondencia
fiel con el mundo real.

Se creía que la verdad, por decirlo de una manera coloquial, existía


ahí afuera, en una especie de limbo o lugar donde la verdad residía.
Esta verdad estaba esperando ser descubierta, y ese descubrimiento
podía llevarse a cabo por medio del uso de la razón. Cuando
34

usábamos nuestra razón podíamos estar seguros que aquello que


llegábamos a conocer era real, cierto y objetivo. Es decir, todas las
personas, partiendo de la misma base y usando su razón podían
llegar a las mismas conclusiones puesto que la verdad era algo
objetivo, algo que tenía existencia por sí misma al margen totalmente
del observador exterior.

Bien, ya sé que para algunos hermanos lectores todo esto puede


sonar a arameo del periodo intertestamentario, sin embargo, es muy
importante tratar de comprenderlo para poder entender los cambios
que se han producido en la manera de pensar y vivir de nuestros
jóvenes.

Sigamos con nuestro intento. Si la verdad era objetiva y existía, eso


significaba, como hemos mencionado antes, que cualquier persona
que no estuviera impedida o condicionada por las nubes de la
sinrazón, los prejuicios ideológicos o los intereses personales, podría
llegar a la misma conclusión que nosotros, ya que la verdad es algo
objetivo, con existencia propia al margen de cualquier observador.
Vamos, que si los dos miramos a los mismos hechos y no llegamos a
la misma conclusión es debido a que alguno de los dos está
condicionado en su acercamiento por las razones que sean.

Si la verdad existe por sí misma (recordemos que en una especie de


“limbo”) al margen de las personas, puede existir una dicotomía entre
mi forma de pensar y mi forma de vivir. No habría una relación
necesaria entre ambas aunque esta si que fuera deseable. Dicho de
manera más clara. Yo puedo hablar del evangelio y no vivirlo ni
demostrarlo en mi vida personal. Pero, aunque exista una dicotomía
el evangelio continúa siendo la verdad, y cualquier persona que
investigara las evidencias debería de llegar a reconocer esa verdad.
Si no lo hacen es por intereses oscuros que les impiden acercarse a
Dios. La verdad, sigue siendo la verdad aunque yo no la viva ni la
encarne en mi experiencia.

Todo lo dicho hasta ahora refleja la forma de pensar de la


modernidad. Estas eran las premisas con las que las personas
modernas se acercaban al tema de la verdad. Sin embargo, no
olvidemos, ya lo hemos mencionado anteriormente, los
postmodernos, es decir, los jóvenes con los que estamos trabajando
se acercan al tema de la verdad con unas premisas completa y
totalmente diferentes.

II. LA MODERNIDAD Y LA ENSEÑANZA BÍBLICA

En la modernidad la verdad era, ante todo, conocimiento intelectual


al que se llegaba por medio de la razón. En consecuencia, y a fin de
35

estar en línea y ser aceptables a la modernidad y contactar con ella,


los evangélicos adaptamos todo nuestro acercamiento educativo a las
premisas con las que se movía la modernidad.

Ross Rhode en un magnífico artículo titulado El evangelio y la


postmodernidad (puedes descargarlo de nuestra página web
www.aventuraweb.org) explica cómo la forma en que hemos
organizado la educación en el mundo cristiano responde a la
concepción moderna de la verdad. Veamos algunos ejemplos.

 Perspectiva científica de la Biblia. Toda nuestra apologética está


orientada a demostrar que la Biblia es históricamente fiable y
que podemos confiar en que el texto recibido es el que
realmente escribieron los autores de los diferentes libros.
 Énfasis en la doctrina. Hemos hecho grandes esfuerzos en
sistematizar la Escritura, de ahí la importancia de nuestra
teología sistemática y de nuestras controversias teológicas y
doctrinales sin fin, en ocasiones, por matices totalmente
banales. Se produce también un rechazo a todo aquello que no
encaja dentro de nuestros sistemas doctrinales.
 Poca tolerancia al misterio. La razón era lo más importante en
la modernidad y, nosotros, a fin de hacer el cristianismo
aceptable a la modernidad intentamos suprimir todo aquello
que olía demasiado a misterio o sobrenatural. Llevado al
extremo trajo consigo todo el proceso de desmitificar la Biblia
que la teología protestante europea llevó a cabo durante los
siglos XIX y XX. Sin embargo, sin ir más lejos, muchas de
nuestras denominaciones contemporáneas tienen aversión a
todo tipo de manifestaciones carismáticas procedentes del
Espíritu y a toda la vertiente subjetiva de la experiencia
cristiana.
 Poca tolerancia por la disensión y la diversidad. Esto es una
realidad tanto a nivel de doctrina como de práctica. Estamos
tan convencidos de tener la verdad objetiva, que nos resulta
muy difícil tolerar y aceptar incluso a hermanos que ven esa
verdad o la entienden de manera diferente a la nuestra.
 Proclamación del evangelio como doctrina. Las iglesias han
desarrollado una gran capacidad para transmitir el mensaje del
evangelio de una forma proposicional, clara y sencilla. Hemos
esquematizado, resumido y simplificado el evangelio para
hacerlo más comunicable. Las Cuatro Leyes Espirituales serían
un ejemplo y a la vez, la obra maestra de la modernidad en
este sentido.
 Centralidad de la predicación y la enseñanza. La manera en que
entendemos la fe hace que consideremos espiritualmente
maduro a aquel que posee conocimiento bíblico y doctrinal. De
ahí la importancia de la enseñanza. De hecho, nuestros
36

ministerios de enseñanza en la iglesia local copian el sistema


educativo secular, con grados, currículos, materias, etc.
 Poca prioridad al discipulado personal. La transmisión de la fe
por medio del acompañamiento espiritual, que fue central
durante muchos años en la iglesia cristiana, no tiene el lugar
central que debería tener. Incluso, cuando se da, está más
centrado alrededor del estudio bíblico que la transmisión de
vida espiritual. En ocasiones bajo la expresión discipulado se
esconde un sistema reglado de formación. Nada puede ser más
contrario al espíritu del discipulado bíblico que la expresión
“clase de discipulado” o bien, “curso de discipulado” A uno le
resulta difícil ver a Jesús usando esas expresiones y siguiendo
ese patrón.

La iglesia se adaptó a la modernidad y lo hizo bien. Sin embargo, los


tiempos han cambiado y, sin cambiar el evangelio, la iglesia debería
hacer un esfuerzo para acomodar sus premisas educativas a los
nuevos tiempos. Esto requiere mucha sabiduría y sensibilidad para
saber desechar aquello que es temporal y cultural y mantener a la
vez el evangelio puro. Hemos de cambiar la forma pero no el fondo.
Sin embargo, el peligro se da cuando confundimos ambas cosas y
defendemos la forma como si del fondo se tratara. Esta confusión
puede llevarnos a muchos problemas, el principal de ellos sería
defender la cultura de la modernidad como si del evangelio se tratara
impidiendo con ello que los jóvenes con una mentalidad postmoderna
puedan acercarse al evangelio redentor de Jesús. El vino nuevo
requiere de odres nuevos. Al menos, eso afirmaba Jesús.

III. EL CONCEPTO DE VERDAD HA CAMBIADO PARA EL JOVEN

No lo olvides, los jóvenes postmodernos quieren ver y experimentar.


Ellos no se acercan a la verdad y al conocimiento de la misma por
medio del intelecto sino más bien por medio de la experiencia. Vale la
pena volver a recordarlo el concepto de verdad objetiva a la que se
accede por medio de la razón es una invención, un producto de la
Ilustración.

La nueva generación no pueden identificar la verdad en un discurso o


una predicación, necesitan verlas encarnada en un grupo humano, en
la comunidad, en individuos para poder reconocerla y, por tanto,
poder aceptarla en sus vidas.

Ya mencionamos al hablar del pluralismo que en las sociedades


postmodernas son precisas las estructuras de credibilidad o
plausibilidad para que los diferentes estilos de vida puedan ser
creíbles y aceptables.
37

Para los jóvenes postmodernos no basta con decirles o explicarles la


verdad. No importa cuan ortodoxa y bien sistematizada esté nuestra
teología. Para ellos es indiferentes cuántas doctrinas tengamos y
nuestros planes y estructuras para enseñarlas. Ellos necesitan ver la
verdad en la comunidad en la que forman parte y, a menos que la
vean, no podrán reconocerla. No lo olvides, ellos no procesan la
verdad como los modernos, ellos necesitan ver, vivir y experimentar.

Ya lo desarrollamos en el tema del pluralismo, la comunidad cristiana


debe actuar como estructura de credibilidad, es decir:

 Debe ser un grupo humano que vive y practica lo que cree. No


basta con que enseñe la verdad y crea la verdad. Debe vivir de
forma evidente la verdad.
 Desde el punto de vista bíblico la verdad no es algo que existe
ahí afuera, en ese “limbo” donde residen las ideas. Este
concepto que popularizó la Ilustración tiene su origen, como
tantas cosas, en el pensamiento griego. Desde el punto de vista
bíblico la verdad sólo existe encarnada, bien sea en personas o
en la comunidad.
 Si una comunidad no vive la verdad, entonces no posee la
verdad, tan sólo tiene discurso teórico.
 Los jóvenes únicamente podrán identificar la verdad de Dios
cuando la puedan ver encarnada, es decir, hecha carne,
tomando vida en la comunidad o sus individuos.
 Los jóvenes no buscan estructuras de credibilidad perfectas,
pero, como mencionábamos en el artículo anterior, si
coherentes.
 A menos que la comunidad provea con la verdad encarnada los
jóvenes no podrán tomar decisiones en un contexto de
pluralismos.

Es posible que llegados a este punto algunos lectores piensen que


estamos rozando la herejía. Creemos que no. Es nuestra convicción
que la enseñanza bíblica va en la dirección que hemos estado
apuntando. Veamos algunos puntos al respecto:

 En el Nuevo Testamento Jesús es la verdad revelada y


encarnada. Jesús se definió a sí mismo como la verdad en el
famoso pasaje de Juan 14:6.
 En Juan 1:14 se nos dice que Jesús plantó su tienda en medio
nuestro. Esto es muy importante. Jesús ha sido y sigue siendo
la estructura de credibilidad de Dios. Nosotros sabemos que el
amor y el interés de Dios por nosotros es cierto porque Jesús,
con su encarnación, vida y muerte lo ha demostrado. El amor
de Dios no es discurso, el amor de Dios es amor encarnado.
Dios se ha hecho creíble para los seres humanos gracias a la
vida de Jesús.
38

 Jesús se definió a sí mismo como la luz. La luz que permite


discernir en medio de la oscuridad. Del mismo modo, Jesús nos
ha dicho a nosotros que somos la luz. No ha dicho que nuestras
confesiones de fe o declaraciones doctrinales sean la luz. Lo
que el Maestro afirma es que nuestras vidas son la luz, las que
hacen creíble, o no, el evangelio.
 Jesús fue su mensaje. Del mismo modo, el primer relato del
evangelio y, todo sea dicho, el más creíble es nuestra propia
vida. Muchas veces nuestra vida habla tan fuerte y claro que
hace imposible el acercamiento al relato del evangelio escrito.
 Jesús nos desafío a encarnar la verdad. Es interesante que en
su afirmación de Juan 13:35, Jesús indica que el mundo llegará
a la conclusión de que somos sus discípulos al comprobar
nuestro amor. Dicho de manera más clara, no serán nuestros
credos o confesiones de fe los que darán credibilidad a nuestra
identidad cristiana, será nuestro amor, o, por decirlo de otra
manera, nuestra forma de vivir, la verdad encarnada.
 En su oración sacerdotal Jesús también indica que lo visible, en
este caso nuestra unidad, será lo que ayudará a un mundo
incrédulo a creer que Jesús ha sido enviado por el Padre (Juan
17:23). La verdad encarnada en la iglesia, ésta viviendo en
unidad, será reconocible por el mundo, sin embargo, el
discurso, no sirve ni tiene valor para una sociedad
postmoderna.
 Finalmente en el ya mencionado pasaje de la luz del mundo
Jesús indica que cuando la gente vea nuestras buenas obras,
entonces, y sólo entonces, alabarán a nuestro Padre que está
en los cielos.

Los que estamos tratando de insistir una y otra vez es el hecho de


que la verdad, desde el punto de vista de las Escrituras vive y toma
cuerpo en la vida de la comunidad cristiana. La Biblia cuando habla
de verdad habla de verdad encarnada. Cuando la iglesia no encarna
la verdad sólo tiene discurso vacío. Cuando la iglesia no vive la
verdad y ésta no toma cuerpo en los creyentes es irreconocible para
los jóvenes postmodernos que tienen premisas diferentes y sólo
pueden reconocerla cuando la ven y la experimentan.

Jesús desafiaba a la gente a que fueran y vieran “VEN Y VE” fue el


reto de Jesús a los que querían ser discípulos suyos. Es increíble
como el evangelio siempre tiene la respuesta a los desafíos de cada
generación. Para el joven postmoderno nuestra respuesta educativa
ha de ser “VEN Y VE”, una respuesta auténticamente bíblica ¿no es
cierto? Cuando trabajamos con los jóvenes y los adolescentes hemos
de olvidarnos del “VEN Y OYE” propio de la modernidad y enfatizar el
“VEN Y VE”, “VEN Y VIVE”, “VEN Y EXPERIMENTA” a Jesús, la verdad
encarnada.
39

Nuestras premisas educativas deben cambiar en este mundo


postmoderno. Para trabajar con los jóvenes y tener un impacto en
sus vidas hemos de encarnar la verdad para ellos, hemos de vivirla.

Recordemos que la verdad bíblica no existe en un limbo exterior


donde residen las ideas tal y como suponían los griegos. La verdad
existe encarnada en una comunidad de fe que la vive, la hace real y,
por tanto, la hace identificable para los jóvenes.

Este artículo tenía como propósito desafiar nuestras premisas


educativas. El próximo trabajo tratará sobre la aplicación práctica de
lo desarrollado, es decir, de qué modo podemos encarnar la verdad
para los jóvenes, cómo se transmite la verdad en la postmodernidad.

7. EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL
UNA NECESIDAD EN UN CONTEXTO
POSTMODERNO
Con este breve ensayo llegamos al último de los estudios acerca del
trabajo con adolescentes en el contexto de la postmodernidad.
Queremos abordar en estas páginas la aplicación práctica que se ha
de derivar de la revisión de nuestras premisas educativas. El
acompañamiento espiritual se presenta como el mejor medio para
poder encarnar la verdad y darle credibilidad para nuestros
adolescentes.

I. JUSTIFICACIÓN

El Señor Jesús en Marcos 2:22 nos narra la parábola de los odres


nuevos y viejos. Según la misma, el vino nuevo no puede colocarse
en odres viejos. De hacerlo, se corre el peligro de perder ambos, el
vino y el odre. El nuevo vino requiere un nuevo odre.

Todos los comentaristas están de acuerdo en afirmar que la parábola


hace referencia al evangelio y al judaísmo. El viejo recipiente, el
judaísmo, no era válido para el nuevo tipo de relación con Dios que
Jesús estaba instaurando. Ambos no casaban y había el serio peligro
que el viejo odre, el judaísmo, acabara echando a perder el nuevo
vino, una relación personal con Dios basada en la gracia y la fe.

En Hechos 15 se nos narra la celebración del primer concilio de la


iglesia cristiana, el Concilio de Jerusalén. Este cónclave fue decisivo
para la historia del cristianismo. En el fondo, el problema a debatir
40

era el de los odres nuevos y los viejos. Un sector de la naciente


iglesia quería que los gentiles se convirtieran prácticamente en
judíos, observando la Ley e incluso practicando la circuncisión. Otro
sector, encabezado por Pablo y Bernabé consideraba que el nuevo
vino, los gentiles, debían tener un nuevo odre, una iglesia cristiana
libre de las cargas judaizantes.

Gracias sin duda a la intervención de Dios, los asistentes al concilio


tomaron la decisión de permitir que los gentiles construyeran odres
nuevos para la nueva cosecha espiritual que se estaba recogiendo
entre ellos. La iglesia cristiana en Palestina continuó con el odre viejo,
observando la Ley y viviendo en el judaísmo. Hacia finales del siglo I,
este tipo de cristianismo había prácticamente desaparecido y la
iglesia cristiana era una iglesia de odres nuevos, eminentemente
gentil.

Los desafíos que la postmodernidad nos presenta, de los cuales ya


hemos hablado, nos llevan a ser serios a la hora de plantearnos
cuáles han de ser los nuevos odres que hemos de utilizar para la
transmisión y el cultivo de la fe entre nuestros adolescentes. La
iglesia, como institución cultural, so pena de quedar obsoleta, no
puede permitirse el lujo de continuar acercándose al problema del
vino nuevo con su bien elaborada estrategia de odres viejos.

No olvidemos la forma en que las nuevas generaciones se acercan y


procesan la verdad, la necesidad de que ésta esté encarnada y que la
iglesia actúe como una auténtica estructura de credibilidad. No
olvidemos el ejemplo de Jesús, la verdad encarnada, y la práctica
durante muchos siglos por parte de la iglesia del acompañamiento
espiritual.

II. AYUDAR A LOS JÓVENES A EXPERIMENTAR A DIOS

Cuando los jóvenes asisten a nuestras iglesias buscan y, además,


tienen el derecho a encontrar un Dios real al cual puedan
experimentar y el cual pueda manifestárseles. Los adolescentes ni
quieren, ni desean, ni necesitan cultos fríos, muertos y carentes de
total significado espiritual para ellos.

Los adolescentes en particular, y los jóvenes en general, desean


experimentar de forma real aquello que les estamos predicando y les
estamos enseñando. No puede ser que hablemos de un Dios de amor,
perdón, gozo, paz, acompañamiento en la vida cotidiana, auxilio en
los momentos de angustia, dirección para la toma de decisiones y,
después, todo eso no lo experimenten. Si nuestro acercamiento
educativo a los adolescentes “habla” de ese tipo de Dios pero no les
permite “experimentar” ese tipo de Dios, algo no funciona y, hemos
41

de ser honestos y reconocer que con bastante probabilidad somos


nosotros y nuestro sistema el que falla. Es una solución muy
socorrida culpar al adolescente por no creer en vez de plantearnos si
nosotros le estamos ayudando a vivir y experimentar la verdad.
Recordemos nuevamente, sin ver y experimentar esta generación no
puede reconocer la verdad.

Esto nos plantea a los líderes y educadores de jóvenes un gran


desafío, ayudarles a que vivan y experimenten una auténtica amistad
con Jesús, una auténtica relación de amor con un Dios que les ama y
acepta de forma incondicional

Todos aquellos que tenemos la responsabilidad de trabajar con los


jóvenes debemos esforzarnos en ayudarles a reconocer a Dios en la
vida cotidiana. Nuestro Dios es un Dios trascendente, es decir, que
está más allá y separado de su creación, no constituye una sola cosa
con ella. Pero a la vez, es un Dios cercano que está a nuestro lado
que se revela en la cotidianeidad, que no es indiferente a nuestras
necesidades y que constantemente trabaja en el universo. Nuestro
Señor ha hecho que la vida cotidiana se convierta en sagrada al estar
Él presente en todos y cada uno de sus aspectos.

Los líderes de jóvenes tenemos el deber y el desafío de ayudar a la


generación de adolescentes postmodernos a poder identificar y ver el
trabajo cotidiano de Dios, no únicamente en sus vidas personales,
sino a su alrededor.

Un contraste entre la antigua forma de hacer ministerio juvenil y la


nueva forma pueden sernos de gran ayuda para entender lo que
queremos decir. Se trata, como fácilmente se verá, en un contraste
entre nuevos y viejos odres

Modelo tradicional de Acompañamiento espiritual


ministerio

En el modelo tradicional de En el modelo nuevo de


ministerio la palabra clave es acompañamiento espiritual la clave
conocimiento. Este modelo nacido es la intimidad y el desarrollo de una
y pensado para la modernidad está relación personal con Jesús. Se
basado en la transmisión de busca que el joven pueda conocer y
información dirigida experimentar la realidad de la
fundamentalmente al intelecto. Se presencia de Dios, no sólo en su
considera que la fe, la madurez y el vida, sino en el mundo en general.
crecimiento se adquieren a través Este modelo no descarta el
del acceso a la información acerca conocimiento ni la transmisión de
de Dios y la vida cristiana. El modelo información, sin embargo, va más
presupone que dado el conocimiento allá de la misma y provee al joven
correcto los jóvenes sabrán con oportunidades para la
42

identificarlo como tal y sabrán cómo experiencia y lo expone a la verdad


aplicarlo en su vida y su realidad encarnada.
cotidiana.
Este tipo de modelo de ministerio se El nuevo modelo de ministerio busca
centra en entretener y enseñar. Si y pretende ayudar a los jóvenes y
definimos la enseñanza como la adolescentes a desarrollar un
mera transmisión de información concepto que denominaremos RED.
veremos que muchos grupos de
jóvenes se han especializado R
precisamente en eso, en transmitir
información a los jóvenes que lo Este modelo pretende ayudar a los
componen. El entretenimiento jóvenes a reconocer el trabajo de
también es una parte central del Dios a su alrededor. Los líderes de
viejo modelo. Muchas iglesias se jóvenes, con su mayor madurez y
esfuerzan en retener a sus jóvenes perspicacia ayudan a los
por medio de experiencias de ocio adolescentes bajo su
creativas y constantes. ¡Cuidado! No responsabilidad a que puedan
estamos diciendo que enseñanza y identificar el trabajo del Señor en
entretenimiento sea malas. sus vidas cotidianas, sus familias,
Simplemente estamos señalando un sus amigos, su escuela, su iglesia, el
modelo de ministerio que gira propio grupo de jóvenes, etc.
alrededor de estos ejes y, que de
acuerdo a nuestra opinión, no es Los líderes han de ayudar al
válido para los nuevos desafíos que adolescente a interpretar la vida
plantea una sociedad postmoderna a cotidiana en clave sobrenatural y
jóvenes y adolescentes. divina. Cuando, por ejemplo, un
joven ha salido ileso de un accidente
automovilístico, no se trata de una
cuestión de “vaya suerte que ha
tenido”, antes bien, el líder les
ayuda a ver “el cuidado y la
providencia de Dios”.

Este trabajo es tremendamente


exigente para el líder ya que implica
cercanía e implica al mismo tiempo
su propia capacidad de discernir al
Dios vivo actuando en su propia vida
y su propio ambiente. Lo importante
en este caso no es cuánto sabe el
líder acerca del Señor, más bien
cuánto de lo que sabe está
experimentando y viviendo en su
vida cotidiana. Sólo si esto sucede
podrá ayudar a otros a reconocer y
experimentar el trabajo del Señor en
sus propias vidas.

Partimos de la base de que los


líderes no somos ni los iniciadores,
ni los protagonistas de la Pastoral
43

Juvenil. Dios está trabajando en la


vida de todos y cada uno de
nuestros jóvenes y adolescentes
desde mucho antes que nosotros, ni
siquiera comenzáramos algún tipo
de acción o trabajo con ellos.
Somos, no lo olvidemos,
colaboradores de Dios, de un Dios
que trabaja y toma la iniciativa de
buscar al hombre y que nos invita a
nosotros a unirnos en ese trabajo.

Es pues nuestro reto ayudar a los


adolescentes a que puedan ver ese
trabajo ya presente del Señor en sus
vidas desde hace tiempo.

E
El segundo paso es expresar el
trabajo de Dios. De nuevo, esta es
una responsabilidad del líder. Él
debe comenzar expresando lo que
Dios está haciendo y enseñándole en
su vida cotidiana. Al hacerlo, los
adolescentes podrán comprobar que
Dios es real, que trabaja en la vida
de personas como ellos y, por tanto,
puede haber esperanza de que
trabaje en sus propias vidas de
forma real. Al expresar el líder u
otros jóvenes cómo Dios está
actuando en su experiencia vital, el
resto de los jóvenes comprueban
que Dios no es algo teórico o
doctrinal solamente, sino un ser que
se preocupa y se involucra en la
vida de los seres humanos.

Veamos una ilustración. Un líder


comparte la forma en que durante la
semana el Señor le ha ayudado a
superar un problema serio de
relaciones interpersonales. Mientras
el líder lo hace, los adolescentes se
dan cuenta que Dios actúa de forma
real. Pueden pensar que si Dios ha
ayudado a su compañero puede
ayudarlos a ellos. Además pueden
identificar la posibilidad de ser
ayudados por Dios en áreas en las
que ni habían pensado ni sabían
44

cómo hacerlo.

Cuando un líder expresa cómo ha


visto la presencia de Dios en una
situación cotidiana, los adolescentes
pueden empezar a pensar que lo
que atribuyen al azar o la casualidad
tiene una intervención divina detrás
y pueden empezar a reconocer el
trabajo del Señor en sus propias
experiencias cotidianas.

D
Finalmente, el líder debe
desarrollar el trabajo de Dios.
Después de haber reconocido y
expresado el trabajo del Señor en la
vida de los adolescentes, el líder
debe desarrollar este trabajo.
¿Cómo se lleva a cabo? Animando a
otros a compartir sus propias
experiencias del trabajo de Dios.
Desafiándoles a que relacionen sus
necesidades con la posibilidad de la
intervención de Dios. Dando gracias
por el trabajo hecho por el Señor y
pidiéndole que se involucre en las
vidas de aquellos con problemas,
desafíos y necesidades. Animando a
los adolescentes a identificar de
forma cuidadosa la intervención del
Señor durante los siguientes días.

En este modelo no se desprecia en


absoluto la información ni el
conocimiento, antes bien, se busca
que este pueda ser vivo y aplicable
en la realidad cotidiana de cada
joven.
En el modelo tradicional de En el nuevo modelo de ministerio la
ministerio el líder de jóvenes, o el pastoral juvenil no es una tarea de
pastor en aquellas comunidades un solo hombre o mujer. Se trata
que lo tienen, es el centro de la eminentemente de un trabajo de
pastoral juvenil. El líder saber y equipo. Lo importante no es “el
enseña a los que no saben. Es el pastor de jóvenes” sino un equipo
responsable de transmisión de la de mentores, de acompañantes
información y, en muchos casos, se espirituales que trabajan de forma
siente responsable de que los coordinada para asegurarse que
jóvenes crezcan y maduren todos y cada uno de los jóvenes
espiritualmente. Muchos líderes de bajo su responsabilidad pueden
45

jóvenes funcionando con este experimentar a Dios y son


paradigma se sienten responsables acompañados espiritualmente en su
de tener todas las respuestas para proceso de búsqueda del Señor.
todas las preguntas. Consideran, así
mismo, que deben ser perfectos y El líder de jóvenes no está llenando
sin fallo, de lo contrario perderían de conocimientos una botella vacía.
autoridad ante los jóvenes. Contrariamente facilita a los jóvenes
que descubran al Dios que está
trabajando a su alrededor. Todos
participan, todos son protagonistas
y todos contribuyen a la edificación
de los otros.

Un ministerio de este tipo requiere


de un equipo de personas en
contraste con el modelo tradicional
que exige un “hombre orquesta”
capaz de hacerlo todo y, además,
bien y con resultados exitosos.

III. ACOMPAÑAR ESPIRITUALMENTE A LOS JÓVENES

Como puede deducirse del nombre, el acompañamiento espiritual es


un proceso. Es el proceso de guiar y cuidar espiritualmente al
adolescente durante toda su travesía espiritual desde la incredulidad
al conocimiento y el encuentro personal con Cristo.

El acompañamiento espiritual es un proceso a largo término. No es


una actividad. Tampoco es un evento. Es un viaje espiritual de años.

En el acompañamiento espiritual cada persona tiene su propio ritmo.


Dios trabaja de forma diferente en la vida de cada persona. El tiene
su “kairos” para cada individuo y utiliza en ese viaje espiritual
multitud de experiencias, personas y situaciones diferentes para cada
adolescente.

Ese viaje espiritual no puede ser acelerado ni retrasado. El


acompañante, el mentor, debe de ir al ritmo del pupilo. Animando
cuando sea necesario. Exhortando cuando las circunstancias lo
requieran. Disminuyendo el paso cuando el joven se estanque.

El acompañamiento espiritual es estar al lado del adolescente durante


esos años críticos en que su fe será asaltada por el relativismo, el
pluralismo, la nueva tolerancia y el resto de los desafíos que la
postmodernidad le irá presentando.
46

El acompañamiento espiritual de un adolescente puede fácilmente


durar cinco o seis años.

Este viaje espiritual parte del principio básico de la oveja perdida.


Cada individuo es único, precioso y valioso a los ojos del Señor. Los
noventa y nueve que están en el rebaño no nos llevan a un
conformismo y auto satisfacción que nos impidan ver la importancia y
necesidad de ese único que todavía falta.

A. LA IMPORTANCIA DEL MENTOR

El mentor es el acompañante espiritual del adolescente


durante su viaje hacia el conocimiento de Cristo.

La palabra mentor tiene su origen en la mitología de la


Grecia clásica. Ulises, el héroe de la Iliada, encomendó a su
hijo Telémaco bajo la tutela y cuidado de un sabio llamado
Mentor. Como Ulises estaba batallando en la famosa guerra
de Troya, Mentor tenía la responsabilidad no únicamente de
enseñarle por medio de los libros, sino también todos los
ardides, tretas y peligros que había de encontrar y enfrentar
en la vida. De tal modo que la tarea de Mentor fue educar su
mente, pero también su espíritu. No sólo proporcionar
información sino sabiduría para vivir.

El diccionario castellano define como mentor la persona que


aconseja, guía y orienta. Las dos últimas acepciones del
término indican claramente el papel activo y vital del
mentor. Para guiar y orientar es preciso conocer el camino o
estar en un proceso activo de averiguarlo.

En jardinería se acostumbra colocar un palo al lado de un


árbol joven que está en proceso de crecimiento. Este palo o
vara sirve para que el crecimiento del nuevo árbol se
produzca de manera recta y erguida, sin doblarse u
orientarse de forma incorrecta. La vara ayuda a garantizar el
desarrollo en la dirección adecuada y sirve para suplir la
debilidad y fragilidad del nuevo árbol.

La tarea del mentor es acompañar espiritualmente al


adolescente en su viaje único, personal y vital hacia el
conocimiento de Cristo como Señor y Salvador personal.
47

B. COMO SE LLEVA A CABO EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL

El acompañamiento espiritual como proceso espiritual vital


se lleva a cabo por medio de cuatro grandes influencias.

1. Encarnar la verdad para el adolescente

Se ha repetido hasta la saciedad que el primer y


más importante evangelio que los jóvenes leen y
consideran como válido es nuestra propia vida
personal como educadores. Nuestra vida es el
primer y, tristemente el único, evangelio que
nuestros adolescentes leen. Nuestra pobre vida
espiritual, la inconsistencia de nuestra
experiencia cristiana, hace que para muchos
nuestra vida sea suficiente excusa para rechazar
una lectura más profunda de la Palabra de Dios.

Ya se ha repetido ampliamente que los jóvenes


no procesan la verdad intelectualmente sino de
forma vivencial. El mentor, el acompañante
espiritual vive y encarna el mensaje para el
joven. Nuestra vida es nuestro mensaje. El
mentor no debe tener miedo de decir al joven
que sea un imitador de él, porque a su vez, él
está imitando a Cristo. En contra de esa falsa
humildad de que la gente no debe poner los ojos
en nosotros sino en Cristo. La Palabra nos reta a
ser dignos de imitar. No perfectos, pero
coherentes. No perfectos, pero caminando hacia
la perfección. De nada sirve pretender que los
jóvenes no fijen sus ojos en nosotros, lo hacen
y, por tanto, debemos vivir vidas dignas para
ellos. Nuestra enseñanza es nuestra vida.

Jesús vino y plantó su tienda entre nosotros nos


dice Juan 1:14. Él es el verbo, la palabra, la
verdad encarnada, hecha carne entre nosotros,
hecha accesible para nosotros. Juan afirma que
nadie jamás ha visto a Dios, sin embargo, el Hijo
nos lo ha dado a conocer (1:18)

El mentor actúa del mismo modo para el


adolescente. El mentor vive y acompaña al joven
en su viaje, en su peregrinaje espiritual. El
mentor está al lado y puede, por tanto, señalar
al joven cómo Dios está actuando en medio de
48

su mundo y quiere y puede actuar en su propia


vida personal.

El mentor es responsable de ayudar al


adolescente a percibir al Señor en medio de todo
el ruido, tensión y contaminación espiritual que
le pueden impedir ver a un Dios de amor
actuando y obrando a su alrededor.

El mentor con su vida ilustra lo que Dios puede


hacer en el proyecto vital de una persona.
Recordemos que el adolescente necesita ver la
verdad para reconocerla. Cuando el adolescente
pueda ver, a través de nuestra propia
experiencia vital, que Dios trabaja en la vida de
personas como él, de carne y hueso, entonces
podrá reconocer la verdad y con la ayuda y el
trabajo del Espíritu Santo aceptarla.

Este último punto está muy relacionado con la


experiencia narrada por Marcos en el capítulo 5
de su evangelio. Jesús cura a un endemoniado
en Gadara, éste le pide acompañarle en su
ministerio. Jesús, en 5:19 le indica que vuelva
con los suyos y sea un testimonio de lo que Dios
ha hecho en su vida. El mentor ilustra lo que
Dios puede hacer en la vida de una persona. El
mentor ilustra que Dios sigue actuando en
personas auténticas. El acompañante espiritual
no explica ni más, ni menos que aquello que
Jesús está haciendo. El mentor no debe
exagerar, debe ser coherente y consistente para
ser convincente.

Un mentor narra su propia historia única y


personal de lo que Dios está haciendo con Él. El
acompañante espiritual es consciente, él mismo,
de estar en un viaje vital y, por tanto, puede
explicar que Dios sigue pacientemente
trabajando en Él. Dios guarda su propia honra.
Un acompañante espiritual no precisa inventar la
intervención del Señor, tan sólo ser fiel a lo que
Dios hace.

Cuando un mentor narra su historia el


adolescente puede sentirse identificado. Puede
pensar que si Dios trabaja en personas como el
mentor también puede hacerlo en la suya.
49

Cuando el mentor explica su experiencia, sus


luchas, cargas, victorias y derrotas, el
adolescente puede sentirse identificado y
generar esperanza de que Dios también puede
obrar en sus circunstancias.

2. Proveer un marco de referencia para el joven

En el proceso de la formación de la identidad


espiritual los marcos de referencia tienen un
papel vital e importantísimo. Estos marcos
actúan como puntos de orientación que sirven
para que por medio del contraste, la
comparación, la imitación y, en ocasiones, la
oposición, el adolescente pueda ir modelando su
nueva y emergente personalidad e identidad.

En un momento en que las familias pierden una


parte de su influencia con el adolescente, el
mentor actúa como un modelo que ayuda a los
muchachos y muchachas a responder a esas
preguntas claves de la adolescencia ¿Cómo debo
ser? ¿Qué tipo de persona he de desarrollar? El
adolescente en búsqueda de una identidad
espiritual buscar a su alrededor tratando de
encontrar señales y personas que le permitan
tener una idea acerca de cómo formarse esa
identidad.

3. Provee una estructura de credibilidad

Ya hemos mencionado de forma extensa este


punto. El mentor, viviendo y encarnando la
verdad en su propia vida y experiencia vital hace
creíble el evangelio a los ojos de los
adolescentes que están bajo su responsabilidad.

Por medio de su amor y aceptación incondicional


del adolescente, mostrándole su gracia en
cualquier situación y circunstancia, hace creíble
para estos el amor, la aceptación y la gracia de
Dios.

No olvidemos que las estructuras de credibilidad


son básicas para poder reconocer la verdad y,
por tanto, aceptarla.

4. Provee relaciones retentivas


50

El mentor, como indicamos en el punto anterior,


hace creíble la gracia, el amor y la aceptación
incondicional de Dios hacia el adolescente. Pero
además, al vivirlo en sus relaciones con los
adolescentes les permite a estos experimentar
unas relaciones de redención. Hay muchos
jóvenes que no pueden entender y, por tanto,
aceptar la gracia de Dios porque nunca la han
experimentado.

En sus casas e iglesias son tratados con juicio y


condena. Al suceder esto, la gracia es
simplemente teoría, discurso, pero no una
verdad viva para ellos. Sin embargo, cuando un
mentor les trata con gracia pueden entenderla.
Este tipo de relaciones redentoras hacen mucho
más por acercar a los jóvenes a Dios que
muchos sermones y estudios bíblicos juntos.

Los jóvenes pueden experimentar con el mentor


ese tipo de relaciones que Jesús estableció con
los publicanos y pecadores y que precisamente
eran las que atraían este tipo de personas hacia
el Señor.

El mentor ayuda al adolescente a experimentar


las ricas verdades contenidas en las tres
parábolas de Lucas 15 (la oveja perdida, el
padre que acepta y perdona y la moneda
perdida).

Hemos llegado al final de esta serie de artículos acerca del trabajo


con adolescentes en un contexto postmoderno. Esta nueva etapa
histórica nos trae nuevos desafíos, sin embargo, la Palabra de Dios
sigue siendo viva y eficaz y nos trae soluciones y respuestas para
estos retos. Es, sin embargo, nuestra responsabilidad el osada y
valientemente buscar una renovación de nuestro trabajo con la
juventud aplicando los principios eternos de la Palabra a las nuevas
situaciones y no protegiéndonos detrás de la rutina y la inercia de las
cosas que siempre hemos hechos.

Toda época de transición es difícil. La tentación es buscar la


seguridad de los territorios bien conocidos, aunque estos hayan
probado no funcionar, en vez de lanzarnos confiadamente en un viaje
de fe y confianza en el Señor con la certeza, de que a su tiempo, Él
nos dará las claves para ganar esta generación para Él.
51

8. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LOS


ADOLESCENTES POSTMODERNOS

El número de jóvenes que crecen en familias disfuncionales


aumenta de forma constante.
Son hijos de una generación que se ha esforzado por darles un
mayor confort y prosperidad económica.
Se dan cuenta que las generaciones previas fallaron en sus
intentos por cambiar el mundo, por tanto, ellos han desistido de
ese empeño y tratan de sacarle el mayor provecho posible a la
situación actual.
La “era de la literatura” como principal medio para transmitir las
verdades bíblicas es para ellos algo del pasado.
No procesan la información en la misma forma que las
generaciones anteriores. No olvidemos que son hijos de la
sociedad de la comunicación.
Para ellos la verdad es algo más experimental que proposicional.
Su capacidad para escuchar y seguir sermones y charlas es muy
limitada. Su capacidad de atención es muy corta.
Son hijos de la era electrónica.
Están mucho más estimulados que cualquier generación previa:

o Tienen acceso a mucha más información.


o Mucho más acceso a diferentes opciones y estilos de vida.
o Están sobre estimulados, especialmente por los medios de
comunicación
o Son, sin embargo:
 Menos sabios aunque más informados.
 Más desorientados aunque con más opciones.

Consideran como simple ruido y se desconectan de todo aquello


que perciben como irrelevante.
No hay grandes esperanzas de que el futuro vaya a ser mejor para
ellos. No creen en el mito del progreso constante.
Tienen muy poca autoestima.
En muchos casos sus vidas están tremendamente organizadas
debido a las necesidades de padres que trabajan.
Viven para el presente. Mañana es un futuro lejano para ellos. La
falta de claras perspectivas de futuro ayuda en este sentido.
Buscan el placer y la gratificación. Muchas de sus decisiones son
tomadas en base a estos parámetros.
La edad de iniciación al consumo de tabaco, alcohol, drogas e
incluso las relaciones sexuales desciende constantemente.
Les molestan las reglas y las estructuras.
52

La rigidez de los géneros es menos específica para ellos (los


muchachos llevan pendientes y colas de caballo y las chicas visten
como chicos y hacen cosas hasta ahora consideradas
“masculinas”)
La diversión y el entretenimiento pueden llegar hasta extremos
obsesivos.
Los compromisos con relación a la fe se toman en edades más
tardías.
Estas expuestos a muchos estilos de vida diferentes, no sólo a
través de los medios de comunicación, sino también por medio de
sus compañeros.
La fe se imparte más por medio de relaciones interpersonales que
por las estructuras tradicionales.
La dificultad para orientarse y tomar decisiones morales es
creciente.
A pesar de todos los mitos, la familia, cuando esta ejerce como tal
sigue siendo la principal influencia en sus vidas.
Desconfían de los adultos pero al mismo tiempo buscan relaciones
significativas con ellos.
Los jóvenes se fragmentan en grupos cada vez más definidos.
Los amigos continúan siendo una de las cosas más importantes.
Carecen de héroes, tan sólo tienen ídolos.
Su cosmovisión puede ser muy ecléctica, sosteniendo en ocasiones
valores opuestos y contradictorios.

II. EVALUACIÓN DE NUESTRA PROPIA IGLESIA

¿En qué medida estas características están presentes en los


adolescentes de nuestras congregaciones?

III. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CON ADOLESCENTES

Ayudarles a clarificar la experiencia de conversión.


Ayudarles a relacionar la Biblia con su vida cotidiana
Ayudarles a participar, preguntar, dudar, cuestionar y no estar de
acuerdo.
53

9. CREAR ESTRUCTURAS DE
CREDIBILIDAD
I. INTRODUCCIÓN

Ya hemos mencionado anteriormente que en una sociedad pluralista


–y la nuestra lo es- las únicas cosmovisiones, las únicas formas de
ver la vida que pueden sobrevivir son aquellas que cuentan con una
buena estructura de credibilidad o plausibilidad.

Este tipo de estructura era descrito como un grupo humano que


encarna los valores y estilos de vida defendidos por una cosmovisión
en particular. La carencia de este tipo de estructuras en un mundo
pluralista, relativista y tolerante pone en peligro de extinción
cualquier tipo de modo de ver la vida, por mucho que el mismo pueda
clamar ser la verdad con mayúsculas o minúsculas.

Si nos centramos en la realidad de nuestro país, España, no es osado


afirmar que el cristianismo, en buena parte, no es considerado por las
personas como una alternativa sobre la cual construir sus vidas
debido a la falta de credibilidad que tiene. La fe cristiana,
representada mayoritariamente en España por la Iglesia Católica, no
es creíble y eso, es debido a que no somos percibidos los cristianos
como una comunidad que encarna los valores que defendemos y
aseguramos ser verdaderos.

Podría pensarse que esta declaración es totalmente subjetiva y estar


en radical desacuerdo con la misma. Sin embargo, lo dicho en el
anterior párrafo está sustentado por varios estudios sociales
realizados en nuestro país. Simplemente a modo de apoyo citaremos
dos de ellos.

Un estudio realizado este mismo año -2004- entre los jóvenes


barceloneses reflejaba que el 80% de ellos desconfiaba de la iglesia.
Únicamente los partidos políticos, con una desconfianza del 88%,
eran menos creíbles a los ojos de los jóvenes barceloneses. Este
porcentaje era mayor en el estudio JOVENES ESPAÑOLES 2000,
dirigido por el profesor Javier Elzo y publicado por la Fundación SM.

El punto central radica en que a los ojos de la juventud española, el


cristianismo no es creíble y, por tanto, no van a considerarlo como
una opción sobre la cual construir su proyecto vital. Sin estructura de
credibilidad no hay opción de supervivencia posible en una sociedad
postmoderna. Además, y todos los que trabajamos con jóvenes
54

somos conscientes de ello, los mismos jóvenes de nuestras iglesias


están abandonando la fe y dejándola de considerar como el eje
vertebral de su proyecto vital por la misma razón, la falta de
credibilidad de nuestras comunidades.

No olvidemos que para los jóvenes postmodernos ver es creer. No


echemos en saco roto la realidad de que la verdad para ellos es algo
experimental, no un simple concepto intelectual. Meditemos sobre las
implicaciones de la realidad de que para estos jóvenes la verdad
únicamente es identificable cuando la pueden ver encarnada en un
grupo humano. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre
nosotros lleno de amor y de verdad.

II. UNA VIEJA TRADICIÓN DE ESTRUCTURAS DE CREDIBILIDAD

Si bien es cierto que el concepto de “estructura de credibilidad” es un


término acuñado en nuestros días por los sociólogos y estudiosos de
la cultura, no lo es menos que el principio –dar credibilidad a lo que
creemos con nuestro estilo de vida- es más viejo que el tebeo y está
presente a lo largo de todas las páginas de la Escritura.

El pueblo de Israel fue escogido por Dios para ser un testimonio –


estructura de credibilidad- suyo entre todas las naciones de la tierra.
La idea era que la cercana relación entre el Señor e Israel fuera una
evidencia que moviera a los otros pueblos a plantearse la cuestión y
volverse hacia el único Dios (véase a este respecto Deuteronomio
4:1-9)

Israel falló de forma estrepitosa en su responsabilidad de ser una


buena estructura de credibilidad. En sus primeros tiempos debido a
que siguió y se contagió del estilo de vida idolátrico de los otros
pueblos. Esto llevó incluso a su destrucción como nación, primero del
reino del Norte, Israel y posteriormente del reino del sur, Judá.

En sus últimos tiempo el reconstituido Israel se fue al extremo


contrario y se convirtió en una sociedad cerrada y excluyente, que
perdió de vista nuevamente cual era el propósito de Dios para su
pueblo. En su xenofobia y rechazo de los otros pueblos perdieron su
oportunidad de ser una buena estructura de credibilidad y
consiguieron todo lo contrario, hacer aborrecible en nombre de Dios
entre los gentiles (véase Romanos 2:24)

Jesús fue la estructura de credibilidad de Dios. Este es un punto que


ya hemos tratado anteriormente. Con su vida, muerte y resurrección
Jesús dio total y absoluta credibilidad al amor de Dios hacia la
humanidad. Este amor habría quedado única y exclusivamente en
55

palabras, en grandes declaraciones de intenciones y propósitos si no


hubiera sido porque Cristo, haciéndose ser humano y muriendo por
nosotros, hizo creíble, plausible, auténtico y genuino el interés del
Señor por una humanidad caída.

Jesús da credibilidad a Dios. Del mismo modo Jesús hace creíble su


propio mensaje porque ante todo, y sobre todo, Jesús encarnó todos
los valores que predicó. Su estilo de vida estuvo caracterizado por ser
un ejemplo viviente del nuevo tipo de humanidad que planteaba y así
lo ilustró en sus relaciones con Dios y con los hombres.

Jesús llamó a la iglesia a vivir de tal manera que hiciera creíble el


evangelio a los ojos de un mundo que está bajo el dominio y la
oscuridad de Satanás. El Señor nos dijo que éramos sal y luz y que
una ciudad en lo alto de una montaña no podía esconderse. Mencionó
una y otra vez que nuestro estilo de vida –algo evidente,
comprobable y verificable por los demás- sería la causa principal que
nos identificaría como hijos de Dios y discípulos suyos. No deja de ser
curioso que el énfasis se ponga en el estilo de vida y no
necesariamente en las creencias. Tiene todo el sentido porque las
estructuras de credibilidad no se construyen con ideologías sino con
vidas transformadas, devotas y comprometidas.

Las cartas del Nuevo Testamento están vacías de exhortaciones a la


evangelización. Es curioso pero es necesario rebuscar ampliamente
entre las páginas del Nuevo Testamento para poder encontrar en los
consejos de Pablo, Pedro, Santiago u otros escritores bíblicos,
referencias a la necesidad de evangelizar.

No obstante las referencias que pueden ser leídas en clave de


construir estructuras de credibilidad son muy abundantes. Una y otra
vez nos encontramos en las epístolas referencias a cultivar, cuidar y
promover un estilo de vida que evidencia la realidad de nuestro
caminar con el Señor. (véase entre otras referencias 1 Pedro 2:11-
12; 3:1-2; 1 Juan 1:1-4; 2:3-4; 4:7-9)

III. EL RETO DE DESARROLLAR ESTRUCTURAS DE CREDIBILIDAD

Hay un episodio que todavía está vivo en mi mente como el día que
sucedió hace ya varios años.

Mi esposa y yo paseábamos por la playa de la Vila Olímpica de


Barcelona una tarde verano. Era aquella hora en la que el sol ha
perdido su fuerza y está a punto de ponerse. La luz tiene un tono
muy especial en ese momento del día. La playa estaba prácticamente
vacía, tan sólo unos pocos bañistas aquí y allí permanecían.
56

Entonces comenzó ante los nuestros ojos un desfile de seres


deformes. Jóvenes y adultos con claros síntomas de enfermedades
cerebrales y/o degenerativas, todos ellos en sillas de ruedas, eran
conducidos hacia la playa por un grupo de jóvenes de aspecto
“Cumbayá” Era evidente que habían escogido premeditadamente
aquella hora de la tarde para evitar que aquello se convirtiera en un
espectáculo.

Dos cosas nos impactaron de aquella situación. En primer lugar la


alegría de los voluntarios que llevaban a cabo aquel increíble trabajo.
En segundo lugar, su amor y dedicación hacia gente necesitada. El
espectáculo rompía el corazón y hacía que las lágrimas pugnaran por
salir de nuestros ojos.

Un versículo vino a mi mente y me golpeó de forma brutal, fueron


aquellas palabras de Jesús cuando afirmó: “Os aseguro que los que
cobran los impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes
que vosotros en el reino de Dios” (Mateo 21:31)

Porque no podemos obviar la apabullante realidad de que hay miles y


miles de personas que sin ser cristianas, ni conocer a Dios, ni
pertenecer a ninguna iglesia evangélica, viven de forma más fiel y
más intensa muchos de los valores del Evangelio que nosotros
mismos. Y que tristemente aquellos que no conocen a Dios van por
delante nuestro en lo que a encarnar algunos de los valores más
importantes del cristianismo se refiere.

Tristemente la iglesia en vez de verse desafiada por semejante


realidad y sentirse empujada a una profunda revisión de nuestra
función como estructura de credibilidad ha reaccionado
menospreciando y echando por tierra la labor de aquellos que aman a
su prójimo y se entregan por él. Hemos cuestionado sus
motivaciones, hemos cuestionado aspectos morales de su estilo de
vida y, sobre todo, hemos apelado que no tienen la verdad, no
conocen a Dios y nunca han orado la oración de salvación. Dicho de
otra manera, es posible que hagan el bien –sólo posible, habría que
investigar que retorcidas razones les mueven- pero en cualquier caso
no tienen la verdad. ¿Quién fue aquel que dijo: “quiero misericordia y
no sacrificios”?

Es tiempo para la demostración, se acabó la era de la proclamación.


Si realmente queremos servir como estructura de credibilidad para el
mensaje del Evangelio hemos de cambiar totalmente nuestro
paradigma con relación a la evangelización y el discipulado, hemos de
asumir que los tiempos han cambiado y que hemos de redescubrir y
recuperar el viejo paradigma bíblico del “Ven y ve”
57

En un mundo como el que nos tocado vivir lleno de dolor,


sufrimiento, desesperanza y necesidades los creyentes no podemos
quedarnos de brazos cruzados, ajenos a esas realidades y
repitiéndonos una y otra vez que tenemos la verdad. La verdad que
no lleva a la acción no es tal verdad es un mero discurso vacío de
sentido y de poder.

DEMOSTRAR VERSUS PROCLAMAR

Durante varios siglos la evangelización ha sido comprendida como


una proclamación o verbalización del mensaje del Evangelio y, de
éste, reducido a unos cuantos principios básicos. Las Cuatro Leyes
Espirituales serían un ejemplo magnífico en este sentido.

La evangelización se entendía desde un paradigma espiritual e


intelectual. Espiritual en cuanto a que lo importante era la salvación
de las almas. Los seres humanos eran percibidos como almas y lo
más importante y prioritario era la salvación de las mismas. Las
personas no eran vistas ni comprendidas como seres humanos
integrales, por tanto, la salvación era algo esencialmente espiritual
que no necesariamente afectaba al resto del ser humano.

Sin duda esta era una visión reduccionista. Si el pecado, tal y como
vemos en Génesis 3 afectó a la relación del ser humano con Dios, con
otros seres humanos, consigo mismo y con su entorno. La salvación –
no olvidemos que el Hijo de Dios vino para restaurar las obras del
maligno- debía de afectar a esas mismas áreas. Una caída integral
requería una redención integral.

Desde esta perspectiva todo esfuerzo social que no sirviera de


“coartada” para la evangelización –entendida esta como salvación de
almas- no era valorado y se consideraba una pérdida de tiempo.
Ministrar a los seres humanos en sus necesidades era simplemente
un trampolín, una estrategia para lo que realmente era importante, la
proclamación del mensaje para la salvación del alma.

Intelectual en cuanto a que el mensaje del Evangelio se entendía


como una serie de conceptos o proposiciones dirigidas al intelecto de
las personas. El Evangelio era algo que se debía de creer,
entendiendo por creer, la comprensión y aceptación de ciertas
proposiciones intelectuales. Una mala comprensión del término bíblico
creer, nos ha llevado a la histriónica situación de que no importa
cómo vivas siempre que aceptes intelectualmente las verdades
correctas.
58

Esta degeneración del concepto de creer nos ha llevado hasta tal


punto que incluso aquellos que creemos –aunque no practiquemos-
nos sentimos con la libertad y la autoridad para poder juzgar a
aquellos que practican pero, desde nuestro punto de vista no creen lo
correcto. Cuando confrontados con las enseñanzas de Santiago
respecto a la nulidad de ese tipo de fe o creencia, no nos sentimos en
absoluto afectados y nos repetimos una y otra vez: “no por obras
para que nadie se gloríe”

Para millones de cristianos nacidos y educados bajo este paradigma


de evangelización esta es la única y correcta manera de dar a
conocer el mensaje de salvación a un mundo perdido.

Sin embargo, es muy cuestionable que este sea el único modo de


evangelizar. Sin duda es un modo. Sin duda ha sido válido durante
muchas generaciones y ha servido para que personas se acercaran al
conocimiento de Dios, pero sería un error creer que es el modo por
antonomasia y aún más creer que es el modo bíblico de llevar a otros
el mensaje de salvación.

Los tiempos han cambiado y de nuevo ha vuelto a salir a la palestra


lo que ya vimos que la Biblia una y otra vez indica, la necesidad de
construir estructuras de credibilidad. Sin duda, el método de
proclamación sin encarnación ha quedado totalmente obsoleto y no
responde a las demandas de la realidad social. Para aquellos que
confunden el medio con el fin, o la forma con la función, esto es una
auténtica catástrofe. Sin embargo, para aquellos que buscan ser sal y
luz en su generación de una forma efectiva hay buenas noticias en la
Palabra de Dios hacia la que nos podemos volver en busca de
principios de trabajo.

El nuevo paradigma de evangelización tiene varias características.

1. Demostración por medio de la encarnación

Hemos abundado ya ampliamente sobre este concepto. La verdad


bíblica es siempre una verdad encarnada en la vida de individuos y
comunidades. Estas, con su estilo de vida hacen creíble, plausible las
verdades que defienden y proclaman.

Dios debe ser evidente en nuestras vidas, nuestras familias y


nuestras comunidades. Su presencia y su trabajo sobrenatural ha de
ser real y visible, no únicamente para nosotros, sino para aquellos
que no creen y nos rodean.
59

2. Una visión integral del ser humano

La salvación restaura todo aquello que el pecado destruyó y


corrompió. Cuando la salvación llega a una casa no solamente el alma
es limpia de pecado y restaurada, también lo son las relaciones
interpersonales, la propia visión y dignidad que ese ser humano tiene
de él mismo, su relación con el entorno, sus heridas emocionales,
sociales, mentales.

Un buen ejemplo en este sentido lo encontramos en la curación de un


leproso que aparece en el evangelio de Marcos en el capítulo 1:40-
45. Jesús se preocupó por la salvación integral de aquel desgraciado.
En primer lugar lo tocó, algo totalmente innecesario y que le
declaraba impuro según la ley levítica. Ahora bien, el toque hacia un
ser humano que durante tiempo había vivido en total soledad sin que
nadie jamás le hubiera tocado y mostrado afecto significó mucho. El t

El toque de Jesús devolvía dignidad de ser humano y transmitía


afecto, identificación y cariño, transmitía el mensaje: “eres digno y
valioso. Te amo”.

Jesús ministró su necesidad física curándolo. Le ordenó que


presentará la ofenda prescrita, lo cual significaba que su relación con
Dios estaba restaurada, podía volver a relacionarse con Dios en el
templo. Finalmente, Jesús se preocupó también por su situación
social, por restaurarlo a su entorno. Le dijo que se presentara ante el
sacerdote para que este diera evidencia ante la comunidad de su
curación, permitiéndole, por tanto, volver a la comunidad de Israel.

Jesús nunca tuvo una visión reduccionista del ser humano. Jesús no
vio almas, vio hombres y mujeres auténticos, integrales.

3. Una involucración con las necesidades de un mundo que sufre.

Santiago, el hermano de Jesús, en 1:27 nos dice: “he aquí la


religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre: asistir a
los débiles y desvalidos en sus dificultades y mantenerse
incontaminado del mundo.”

Uno de los pecados que de forma reiterada los profetas denunciaban


era que Israel y Judá se habían olvidado del huérfano y de la viuda.
Esta expresión en el Antiguo Testamento sirve para referirse a todos
aquellos desvalidos y necesitados. El huérfano y la viuda ilustraban
pero no excluían a todos aquellos que vivían en una situación de
necesidad y estaban desvalidos.
60

El ministerio de Jesús nos muestra con toda claridad este tipo de


entrega a un mundo en necesidad. Es tan obvio que no vamos a
invertir más tiempo desarrollando los múltiples ejemplos que
podemos encontrar en las Escrituras.

Así lo ha entendido la iglesia cristiana a lo largo de los siglos. Todas


las instituciones que hoy en día forman parte de las redes de
servicios sociales de los países más desarrollados nacieron al amparo
de la iglesia: escuelas, universidades, educación para todos,
hospitales, asilos para ancianos, orfanatos, casas para moribundos,
etc., etc. Todo esto hoy en día se ha convertido en un derecho de
cualquier ciudadano y el estado ha asumido todas esas competencias,
ahora bien, es importante no olvidar que nacieron todas, sin
excepción, a la luz de la cruz. El mundo grecorromano desconocía ese
tipo de instituciones de tipo universal.

4. Una vida radical y auténtica

La autenticidad, el ser genuino ha de ser la marca de la nueva


evangelización. Porque probablemente ésta será más una cuestión de
ser y vivir que de hacer.

Es muy probable que simplemente tengamos que vivir de una forma


real, radical, cristocéntrica que evidencia que Cristo está en nosotros.

Estamos hablando de un estilo de vida que despierte preguntas e


interrogantes y que como dijo un pensador cristiano no pueda ser
comprensible si no es debido a la presencia de Dios en nuestras
vidas.

Preguntas para reflexionar:

1. ¿Cómo podemos crear estructuras de credibilidad para los jóvenes


de nuestras iglesias?

2. ¿Cómo podemos crear estructuras de credibilidad para los jóvenes


no cristianos?

3. ¿Qué iniciativas prácticas podemos poner en acción?

También podría gustarte