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22/5/2020 SENTENCIA 19746 DE FEBRERO 19 DE 2006

SENTENCIA 19746 DE 19 DE FEBRERO DE 2006


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CONTENIDO: DELITO CULPOSO. ASPECTOS OBJETIVOS Y SUBJETIVOS.

TEMAS ESPECÍFICOS: FUERO CONSTITUCIONAL, FUERO LEGAL, DELITO CULPOSO, TIPO PENAL SUBJETIVO
SALA: PENAL
SALA: PENAL
PONENTE: LOMBANA TRUJILLO, EDGAR
REVISTA JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA N°: 412 DE ABRIL DE 2006, PG.682

Sentencia 19746 de febrero 19 de 2006


• CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
DELITO CULPOSO
Aspectos objetivos y subjetivos.
Aprobado Acta 03
Magistrado Ponente:
Dr. Édgar Lombana Trujillo
Bogotá, D.C., diecinueve de enero de dos mil seis.
EXTRACTOS: «Consideraciones de la Sala
1. En orden a lo previsto en el numeral 3º del artículo 75 del Código de Procedimiento Penal, no
hay duda que a la Corte compete conocer el recurso de apelación interpuesto por los sujetos
procesales contra las sentencias proferidas en primera instancia por los tribunales superiores de
distrito judicial, en consecuencia, entrará a resolver la presentada por el acusado Javier Vicente
Barragán Negro, mas no la correspondiente al apoderado de Carlos Hernando Calderón Niño, por
las siguientes razones:
No hay duda que para la época en que se tramitó y calificó el sumario, y se adelantó la causa
incluida la celebración de la audiencia de juzgamiento, la fiscalía delegada y el Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Yopal, tenían competencia para ello al amparo de los artículos 70-2,
modificado por el artículo 4º de la Ley 504 de 1999, y 90-1 del Decreto 2770 de 1991, que atribuían
a los tribunales superiores de distrito judicial la competencia para conocer en primera instancia de
los procesos seguidos en contra de los fiscales delegados ante los jueces penales del circuito,
conservando la unidad procesal cuando en la comisión del delito hubiese participado otra persona
no aforada, en virtud a que su ruptura solo procedía cuando el fuero era constitucional.
Sin embargo, con la entrada en vigencia de la Ley 600 de 2000, la situación varió ya que su artículo
92-1 ordena no conservar la unidad procesal cuando en el delito intervenga una persona para cuyo
juzgamiento exista fuero constitucional o legal que implique cambio de competencia o que esté
atribuido a una jurisdicción especial.

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Es decir, la nueva normatividad adicionó al fuero constitucional el legal para la ruptura de la unidad
procesal, de donde se infiere, como lo viene reiterando la Sala interpretando adicionalmente los
artículos 76 y 91 ibídem, que cuando concurren en la comisión del delito una persona con fuero
legal para ser juzgado y otra carente de él, es imperativo romper la unidad procesal.
Ahora bien, comoquiera que la Ley 600 de 2000 entró a regir el 24 de julio de 2000 y que las
normas relativas a la competencia son de orden público y por ende de aplicación inmediata, el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Yopal carecía de competencia para dictar sentencia en
relación con Carlos Hernando Calderón Niño por no tener fuero para su juzgamiento, es decir, que
debió romper la unidad procesal, pero como no lo hizo se configuró la causal 1 del artículo 306 la
Ley 600, esto es falta de competencia del funcionario judicial, la cual se decretará en este proveído
cubriendo tan solo parcialmente el fallo, disponiendo el envío de fotocopias de lo actuado al Juez
Promiscuo del Circuito de Monterrey, para que dicte la sentencia correspondiente.
2. Pues bien, determinada la competencia de la Sala, y valorados en conjunto los medios de
convicción de cara a los argumentos expuestos en la sentencia y a los ofrecidos por los
impugnantes, concluye que el a quo acertó al condenar al doctor Javier Vicente Barragán Negro,
como autor del delito de peculado culposo. Veamos:
Se le acusa de ocasionar la pérdida de la pistola marca Browing, calibre 7.65, distinguida con el
número 777333, que hacía parte del proceso que adelantaba el doctor Barragán Negro en contra
de Humberto Plinio Paez Aponte; al incumplir el deber objetivo de cuidado en punto al ejercicio de
las funciones relacionadas con la administración y custodia de este tipo de elementos.
La Sala determinará la norma penal sustantiva aplicable, realizará su estudio dogmático, y
finalmente decidirá si hay certeza sobre su concurrencia y la responsabilidad en ella del acusado.
3. El artículo 137 original del Decreto 100 de 1980, describe el peculado culposo de la siguiente
manera:
“El empleado oficial que respecto a bienes del Estado o de empresas o instituciones en que
este tenga parte, o bienes de particulares cuya administración o custodia se le haya confiado
por razón de sus funciones, por culpa dé lugar a que se extravíen, pierdan o dañen, incurrirá
en arresto de seis (6) meses a dos (2) años, en multa de un mil a veinte mil pesos e
interdicción de derechos y funciones públicas de seis (6) meses a dos (2) años”.
Norma que fue modificada por el artículo 32 de la Ley 190 de 1995, en los siguientes términos:
“El servidor público que respecto a bienes del Estado o de empresas o instituciones en que
este tenga parte, o bienes de particulares cuya administración o custodia se le haya confiado
por razón de sus funciones, por culpa dé lugar a que se extravíen, pierdan o dañen, incurrirá
en arresto de seis (6) meses a dos (2) años, en multa de diez (10) a cincuenta (50) salarios
mínimos legales mensuales vigentes de acuerdo con la dosificación que haga el juez o
interdicción de derechos y funciones públicas de seis (6) a dos (2) años”.
Del cotejo de estas dos normas se deduce que las variaciones se limitan a las consecuencias
jurídicas ya que la multa que fluctuaba entre mil y veinte mil pesos pasó a una de 10 a 50 salarios
mínimos legales mensuales vigentes, permaneciendo el arresto de 6 meses a 2 años, y la
interdicción de derechos y funciones públicas por el mismo lapso.
A su turno, el artículo 400 de la Ley 599 de 2000 lo describe así:
“El servidor público que respecto a bienes del Estado de empresas o instituciones en que este
tenga parte, o bienes de particulares cuya administración, tenencia o custodia se le haya
confiado por razón o con ocasión de sus funciones, por culpa dé lugar a que se extravíen,
pierdan o dañen, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años, multa de diez (10) a cincuenta
(50) salarios mínimos legales mensuales vigentes e inhabilitación para el ejercicio de
funciones públicas por el mismo término señalado”.

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Precepto que frente a los anteriores enseña que además de adicionar el vocablo tenencia como
justificación de la conservación del objeto material de la infracción, contiene los siguientes cambios
sobre las penas: el arresto de 6 meses a 2 años pasó a prisión de 1 a 3 años, la interdicción de
derechos y funciones públicas entre 6 meses y 2 años fue reemplazada por inhabilitación para el
ejercicio de los derechos y funciones públicas, por el mismo lapso.
Significa lo anterior, que la norma aplicable a este caso, como lo reclama el procesado Barragán
Negro, es el artículo 137 original del Decreto 100 de 1980, por ofrecer mayores ventajas a los
acusados ya que si bien el supuesto de hecho es idéntico en lo fundamental, las penas allí
previstas son menores, en lo que tiene que ver con las principales de multa e interdicción de
derechos y funciones públicas, ya que el arresto no puede ser aplicado debido a que la Ley 599 de
2000 suprimió esa clase de pena en los tipos penales, en aplicación del principio de favorabilidad.
4. Tipo penal que exige la presencia de un sujeto activo cualificado comoquiera que tiene que
ostentar la condición de empleado oficial (hoy servidor público); quien con su conducta ha de
ocasionar el extravío, pérdida o daño de los bienes que están bajo su administración, tenencia o
custodia por razón (o con ocasión) de sus funciones; resultado que debe surgir como la
consecuencia de su actuar culposo o imprudente, y mediar relación de determinación o causalidad
entre la conducta imprudente y el extravío, pérdida o daño de los bienes.
Por su parte, el artículo 23 de la Ley 599 de 2000 define la culpa como una modalidad de conducta
punible que se configura cuando el resultado típico es producto de la infracción al deber objetivo de
cuidado, y el agente debió haberlo previsto por ser previsible, o habiéndolo previsto confió en poder
evitarlo.
Regulación con la cual la legislación se puso a tono con la jurisprudencia de esta Sala que, venía
afirmando que la infracción al deber objetivo de cuidado era el criterio fundamental de imputación
en los delitos imprudentes.
4.1.

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