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Resumen Actualizado Obligaciones11 PDF
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Introducción
Todas las relaciones pecuniarias que existen entre los hombres, son relaciones de
obligación.
Todos los días, a cada instante, creamos obligaciones. Los actos mas comunes y
ordinarios del diario acontecer constituyen contratos, que a su vez son actos de donde
nacen obligaciones. El hombre teje así a su alrededor una red de múltiples obligaciones
que le permiten subsistir y desenvolverse en el medio ambiente y toda persona está
necesariamente comprendida en esa red económica del derecho de obligaciones.
Es por eso que las relaciones obligacionales adquieren importancia tanto en lo social
como en lo económico. En lo social porque las relaciones de obligación tienen como
objetivo la cooperación entre quienes viven en sociedad, en estas relaciones todo se
resuelve según se trata de una cuestión de cooperación o de reparación de los daños en
las hipótesis de responsabilidad extracontractual.
Siempre la relación jurídica, de la clase que sea (real u obligacional), constituye una
situación instrumental de intereses sociales que tiene como finalidad la convivencia entre
las personas. La relación de obligación es siempre instrumental, ya que no se agota en su
propia vida. Está para regula la convivencia y satisfacer un interés, patrimonial o no, del
acreedor.
TERMINOLOGÍA:
El Código de Vélez no definía a la obligación esto surgía de la nota del art. 495 donde
sostenía que “en un trabajo legislativo sólo pueden admitirse aquellas definiciones, que
estrictamente contengan una regla de conducta” y agregaba “nos abstenemos a definir,
porque, las definiciones son impropias de un código”. Por lo que consideraba
inconveniente dar una definición de la obligación.
Hoy el CCC en su artículo 724 define a la obligación como “una relación jurídica en
virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada
a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la
satisfacción de dicho interés”. (Es una definición subjetivista).
-) el vínculo jurídico, es decir, la relación jurídica que une al deudor con el acreedor.
-) los sujetos ligados por este vínculo; en un extremo el que debe pagar, o sea el deudor,
y en el otro extremo, el que tiene derecho al pago, es decir el acreedor.
La definición dada por las Institutas está ya desactualizada y discordante con una realidad
socioeconómica diferente porque no hay un vínculo de constreñimiento, ya que la
mayoría de las obligaciones se cumplen voluntaria y espontáneamente, sin necesidad del
uso de la coacción y dicha definición sólo tiene en mira un aspecto de la obligación: el
lado pasivo, sin considerar la situación del acreedor.
-) Giogianni censura la definición de las Institutas y las que con ligeras variantes se basan
en ella, atribuyéndoles “el defecto de ser tan genéricas que, pueden considerarse
definiciones del deber jurídico y no de aquel particular deber jurídico que es la
obligación”. Sostiene que el deber jurídico en general, es el concepto genérico, en el cual
la norma impone una conducta, pero falta la determinación de los sujetos destinatarios de
ella. Por su parte la obligación, es una categoría especial de deber jurídico en el que hay
una conducta impuesta por la norma a sujetos determinados y a favor de sujetos
determinados y a ello se agrega que la prestación que debe cumplirse debe ser de
contenido patrimonial, aunque el interés del acreedor en dicha prestación, pueda ser no
patrimonial.
Define a la obligación como “una relación jurídica, en virtud de la que una persona,
determinada, llamada deudor, está vinculada a un comportamiento patrimonialmente
valorable para satisfacer un interés, aunque no sea patrimonial, de otra persona
determinada, llamada acreedor, que tiene derecho al comportamiento por parte de la
primera”
La definición apunta a tener como base de apoyo el comportamiento del deudor, es decir
“su conducta”, lo cual hacer que podamos incluir al autor en la corriente llamada
“subjetiva”.
-) Betti define a la obligación como “una relación jurídica patrimonial entre dos personas
en virtud de la cual, una de ellas (deudor) es responsable para con la otra (acreedor) de
que se verifique un acontecimiento determinado que por lo general es debido por el
deudor”. Y agrega que considerándolo del lado del acreedor, en su función de asegurar la
satisfacción de un particular interés privado es “aquella expectativa de un determinado
bien que tiene un valor económico-social; la cual es garantizada por el derecho. Y
considerada del lado del deudor es el debito correlativo al crédito”.
-) los deberes jurídicos particulares en los cuales la conducta que debe observarse es
impuesta a sujetos determinados, pero el contenido de cuya prestación no es valorable
económicamente. Tales, los deberes de los padres en el cuidado de los hijos, el deber de
fidelidad entre esposos, los deberes de vacunación.
Por lo que “toda obligación importa un deber jurídico, pero no todo deber jurídico es una
obligación”.
La doctrina italiana encuentra una diferencia entre los deberes jurídicos y la obligación,
tomando en cuenta tres elementos: 1) la patrimonialidad de la prestación; 2) el interés del
acreedor y 3) la existencia de dos sujetos determinados en el momento del nacimiento de
la relación, o bien determinables durante el trascurso de ella.
Que la prestación deba tener un contenido patrimonial, importa que ello constituye un
elemento objetivo de la misma y que de conformidad a un determinado momento, una
persona deba realizar un sacrificio económico para lograr los beneficios de una
prestación. Un ejemplo es los honorarios profesionales, en el derecho romano no se
consideraba valorable pecuniariamente la actividad literaria o científica, en cambio en la
sociedad actual queda fuera de duda el derecho de percibir una suma de dinero por la
labor intelectual.
2) Interés del acreedor: el otro elemento distintivo es el interés de acreedor que debe
satisfacer el deudor; dicho interés queda dentro de la órbita de los deberes jurídicos y se
integra a ella. Éste es uno de los caracteres que dan fisonomía a la obligación y la distingue
del deber jurídico.
En consecuencia, por una parte, tenemos el sujeto activo (acreedor) y por la otra parte el
sujeto pasivo (deudor). El activo ésta siempre investido de un poder jurídico y el pasivo
En la evolución del derecho de las obligaciones es dable señalar cuatro etapas, no con un
sentido estrictamente cronológico, sino considerando los elementos que las distinguen: a)
la del derecho romano, b) la del derecho canónico, c) la del individualismo y d) la etapa
de la tendencia socializadora.
En Roma, las formalidades tenían otro sentido diferente al actual: eran necesarias para
comprender y dar validez al acto. Hoy se exigen para protección de las partes
intervinientes o como medio de publicidad frente a terceros.
El rasgo característico del aporte del derecho canónico es la “regla moral” que impregna
a la norma jurídica.
c) Individualismo: tiene su origen en la tendencia del humanismo jurídico del siglo XVI
y en la escuela del derecho natural del siglo XVIII. Emerge como regla básica en esta
materia el principio de la “autonomía de la voluntad” o de la amplia libertad de contratar
en virtud del cual la ley presupone la igualdad jurídica y económica de quienes acuerdan.
Es la equiparación del contrato a la ley. Se apoya en los principios: a) libertad contractual,
b) la fuerza obligatoria de la palabra empeñada.
Esta tendencia, es aquella que propugna la intervención para una más equitativa
distribución de la riqueza o perseguir la defensa del cuerpo social, anteponiendo los
intereses colectivos a los individuales o de grupo.
TENDENCIAS ACTUALES:
En nuestra época, la situación del deudor está tratada no solamente con un sentido más
humano, sino que en muchos aspectos esta favorablemente considerada. Lo que en el
concepto primitivo empieza siendo un vínculo material y personal, va atenuándose, de
manera que en las consecuencias del incumplimiento incidan sobre el patrimonio del
Leyes dictadas con espíritu de protección ha puesto fuera del alcance de la acción de los
acreedores a ciertos bienes que se juzgan indispensables para la subsistencia del deudor
y su familia. Tal cosa ocurre con los muebles del hogar y los útiles del trabajo,
indispensables para el deudor por ejemplo o con cierto porcentaje de los sueldos.
La corriente moderna se caracteriza por el predominio de las ideas solidaritas que tiende
hacia una socialización del derecho: el principio de la autonomía de la voluntad ha sufrido
un considerable menoscabo. Se advierte que el Estado moderno interviene decisivamente
en las contrataciones de los particulares, mediante leyes de emergencia, prorrogando
plazos, congelando precios, imponiendo clausulas, pero dicha intervención no debe ser
en beneficio de ciertas categorías de ciudadanos. De esta forma la esencia del contrato
desaparece, ya que la voluntad de las partes es sustituida o corregida por la ley en miras
del interés social, pese a que este desplazamiento no altera su estructura pues la voluntad
legislativa que suplanta a la de los particulares se vuelca en los moldes del contrato.
En esta tendencia, todavía se reconoce a la voluntad un papel importante, pero sólo como
medio al servicio del derecho, como un instrumento del bien común.
Por lo que predomina en el campo del derecho de las obligaciones, el soplo de una
tendencia social.
El Código Civil de Vélez regula toda su materia en cuatro libros, dos títulos preliminares
y un título complementario. El libro segundo “De los derechos personales en las
relaciones civiles” es el que fundamentalmente interesa a esta materia, el codificador lo
dividió en tres secciones. La primera “De las obligaciones en general”); La segunda “De
los hechos y actos jurídicos que producen la adquisición, modificación, transferencia o
extensión de los derechos y obligaciones” y la tercera “De las obligaciones que nacen de
los contratos”. Resulta también importante para la temática a abordar lo tratado en el
Libro Cuarto, sección segunda “Concurrencia de los derechos reales y personales contra
los bienes del deudor común” –privilegios- y en la Sección tercera “De la adquisición y
pérdida de los derechos reales y personales por el transcurso del tiempo”-prescripción-
Para valorar el plan seguido por Vélez es preciso detenerse un poco en los dos métodos
usados en el derecho comprado en esta materia:
a) Hay Códigos y obras de derecho, que tratan las obligaciones junto con los contratos,
formando un solo cuerpo. Así las Institutas de Justiniano; el Código Civil Francés
El defecto de este método consiste en que engloba el tratamiento de las obligaciones con
los contratos, como si las únicas obligaciones que existieran fueran las convencionales.
Pero, como los contratos no son nada más que una de las fuentes de las obligaciones, al
amalgamar la legislación de ésta con aquellos se da la falsa idea de que todo lo que se
incluye en el titulo respecto es aplicable únicamente a las obligaciones contractuales. Se
suscitan además, entre otras confusiones, las que se relacionan con las causas y los efectos
de las obligaciones y las causas y efectos de los contratos.
El derechos de las obligaciones, forma parte de los llamados patrimoniales, junto con los
derechos reales y los derechos intelectuales.
Teoría dualista o clásica: sostiene que la diferencia fundamental entre ambos derechos
reside en que el derecho real es un poder, una prerrogativa que su titular ejerce
directamente sobre la cosa, sin intermediario alguno. El titular de un derecho real obtiene
el beneficio, el goce de su derecho en forma inmediata del objeto sometido a su señorío
sin necesidad de que para ello medien actos de ningún sujeto obligado. Hay solamente
dos elementos: el sujeto titular y el objeto.
a) el derecho real es un derecho absoluto, en el sentido de que se tiene contra todos: erga
omnes. El derecho personal es relativo, se tiene solamente contra el deudor.
e) los derechos reales se ejercen sobre una cosa existente. Las obligaciones comprenden
el derecho a exigir el cumplimiento de una prestación y pueden, en consecuencia, versar
sobre cosa futura.
f) el derecho personal consiste en una relación jurídica entre dos sujetos, mientras que el
derecho real es una potestad que tiene una persona sobre una cosa.
Hay una sola categoría de derechos, los derechos personales. El derecho real no sería nada
más que una especie de éstos, tanto es así que en su estructura se encuentran los mismo
elementos de la obligación: el sujeto activo, que es el titular del derecho; el objeto y el
sujeto pasivo que vendría a estar constituido por la universalidad de los hombres,
obligados a respetar al titular del mismo en el ejercicio de sus facultades y a abstenerse
de todo lo que pueda perturbarlo. A los derechos reales correspondería, una “obligación
pasivamente universal” a cargo de todos los miembros de la sociedad.
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Los caracteres de este tipo de obligaciones son: A) afectan al titular de una relación de
señorío sobre una cosa en cuanto tal. Si la cosa se trasmite, la obligación sigue a la cosa
y grava al nuevo propietario, quedando al propio tiempo liberado el anterior dueño. B) el
titular de la relación de señorío puede liberarse de esta obligación abandonando la cosa.
El obligado tiene derecho a limitar su responsabilidad nada más que al bien afectado por
la deuda, pero mientras no ejercite ese derecho de abandono, responde por la obligación
con todo su patrimonio.
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Enseña LLambías que los elementos de las obligaciones son los factores irreductibles que
hacen a su existencia misma. Si alguno de ellos falta puede haber otra figura jurídica pero
no la obligación.
No ha sido tarea pacífica para la doctrina la determinación de los elementos de la
obligación. Solamente se ha coincidido en tres de ellos, que han sido considerados
fundamentales: los sujetos, el objeto y la causa o fuente.
Lafaille agrega el vínculo jurídico y la compulsión. En los sistemas jurídicos que tratan a
las obligaciones junto con los contratos, se suma un elemento más: la causa fin.
Requisitos:
a) Tener capacidad: se requiere que el sujeto tenga capacidad de derecho, o sea la
capacidad de goce. No es preciso, en cambio, que los sujetos sean capaces de hecho,
es decir, capaces de ejercitar sus derechos, pero si les faltara ésta última capacidad,
tienen que actuar por intermedio de sus representantes: padres, tutores o curadores.
b) Ser distintos: el acreedor y el deudor deben ser personas distintas entre sí: nadie
puede ser acreedor ni deudor de sí mismo. Cuando tal situación ocurre, la
obligación se extingue por confusión.
c) Ser determinados o determinables: cabe un cierto grado de indeterminación que
debe cesar en el momento del pago, en el cual los sujetos deben estar perfectamente
individualizados. La indeterminación puede ser inicial, cuando se constituye el
vínculo siendo uno de los sujetos indeterminados pero determinable en base a
ciertas circunstancias preestablecidas; o puede ocurrir como en las obligaciones
propter rem, ambulatorias o reales, en las que se inicia con deudor y acreedor
ciertos, pero por estar la obligación unida a una cosa y no arraigada en persona
determinada, cambie de sujetos, cada vez que en dicha relación aparezca un nuevo
titular.
Requisitos:
a) Debe ser posible: ha de ser material y jurídicamente posible en el momento de
formarse la obligación. Si la imposibilidad del objeto ocurriera con posterioridad a
dicho momento, podría estarse ante un caso de fuerza mayor, que excusaría el
incumplimiento de la prestación, pero ello no impediría que la obligación en su
origen se hubiera formado válidamente. La originaria imposibilidad material o física
es un hecho notoriamente irrealizable, como tocar el cielo con las manos, en cuto
caso es obvio que la obligación es inexistente por falta de objeto, pudiendo dudarse
de la seriedad del acto en el que se la estipuló.
Más complejo es el problema de la imposibilidad jurídica, que algunos autores han
negado por entender que la misma se confunde con la ilicitud. En nuestro derecho
positivo no es dudoso que sean dos categorías jurídicas distintas; hecho
jurídicamente imposible es el que no puede realizarse o llegar a tener existencia
válida y eficaz en un determinado ordenamiento jurídico, por cuanto éste no lo ha
previsto y regulado, al menos como tal; en cambio el ilícito es un hecho material
que la ley reprueba y sanciona, pero que físicamente es posible. Así por ejemplo: es
imposible jurídicamente crear por contrato o disposición de última voluntad un
derecho real que no exista en nuestro ordenamiento, pues éstos “sólo pueden ser
creados por la ley”.
En la imposibilidad jurídica el hecho está impedido, en la ilicitud el hecho está
sancionado.
Para que el objeto de la obligación se juzgue imposible debe tratarse de una
imposibilidad absoluta, objetiva, es decir, que lo sea para todos y no sólo para el
deudor.
La prestación puede consistir en una cosa futura, en cuto caso la obligación estará
subordinada a la condición de que el objeto futuro llegue a existir. Si no llega a
existir, el contrato queda sin efecto. Aunque es posible hacerla en forma aleatoria y
la obligación subsistiría aun si el objeto se frustrara; así ocurre en la compraventa,
cuando el comprador toma a su cargo el riesgo de que la cosa vendida no llegue a
existir.
b) Lícito: si el objeto del acto jurídico consiste en la entrega de una cosa, ésta debe
estar en el comercio, que su enajenación no esté expresamente prohibida o dependa
de una autorización pública. Están excluidos de ser objeto de las obligaciones los
bienes públicos del Estado, por ejemplo: el mar, los ríos y lagos navegables, etc.
Tratándose de un hecho, no tiene que estar prohibido por la ley; ni ser contrario a
las buenas costumbres, ni oponerse a la libertad de las acciones o de la conciencia,
ni perjudicar los derechos de terceros.
La jurisprudencia nacional y extranjera, han declarado la nulidad de obligaciones
por ilicitud de su objeto, en casos en que aparecían violados los principios
precedentemente enunciados. Por ejemplo:
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d) Debe representar interés para el acreedor: han dado lugar a una no extinguida
controversia la cuestión relativa a si el objeto o el interés de las partes en el objeto
tiene que ser susceptible de apreciación pecuniaria o si basta que consista en un
interés moral, intelectual o cultural. De la controversia doctrinaria se advierten tres
posiciones:
1-Pothier, Savigny, sostienen que el objeto de la obligación debe ser susceptible de
valuación económica. Los llamados “bienes ideales” son inalienables e
inembargables, están, en una palabra fuera del comercio y por lo tanto, no pueden
ser objeto de las obligaciones. Nadie negocia sobre su honor, su salud, su
comodidad, sus afectos.
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En nuestro código el tema ha sido resuelto de modo dispar, según lo hace notar la
mayoría de los autores. Hay que distinguir a este respecto tres sectores diferentes:
1-El de las obligaciones de fuente contractual: el objeto de las mismas debe ser
susceptible de valuación pecuniaria.
2-El de las obligaciones derivadas de los actos ilícitos: se reconoce protección
jurídica en los casos en que el bien lesionado no es apreciable en dinero, sino de
orden moral, afectivo o relacionado con la seguridad de la persona, dando lugar, con
ello, a una reparación pecuniaria.
3-Fuera de la órbita obligacional, lo que se refiere al objeto de los derechos reales:
el objeto del usufructo y de las servidumbres puede ser “cosas de mero placer” o
“aunque la utilidad sea de mero recreo”.
La diferencia de enfoque parece evidente, lo que ocurre es que la doctrina ha
considerado equivocadamente que la prestación en las obligaciones de actos ilícitos
está constituida por el deber jurídico de abstenerse de dañar a las personas, tanto en
su individualidad como en sus bienes y derechos, pero este deber general de no
dañar a otro en su persona física o moral, no puede ser considerado como una
obligación de no hacer, pues el acatamiento de ese deber no significa ninguna
privación de nada que sea lícito.
VÍNCULO: es la relación jurídica que una a las partes de una relación obligacional.
Encierra un deber de carácter primario, y otras situaciones jurídicas secundarias.
-Deber jurídico de carácter primario:
a) necesidad del deudor de cumplir con la determinada prestación; y a su vez
b) el derecho del acreedor a exigir dicho cumplimiento.
No existe relación si el deudor no está obligado a cumplir, o si el acreedor carece del
derecho a reclamar. Ej. Art.542.
-Otras situaciones jurídicas secundarias: se fundan en el principio de la buena fe (art.1198)
y en el favor debitioris. Son derechos-deberes que hacen que los contratos o las
obligaciones se cumplan como las partes han querido, como lo ha impuesto la ley, los usos
y las buenas costumbres.
La finalidad es el cumplimiento exacto de la prestación, la protección de ciertas situaciones
en que se encuentra el obligado y, la satisfacción del interés del acreedor.
Naturaleza. Teorías.
Para conocer sobre qué o dónde recae el vínculo obligatorio surgieron diferentes y
discordantes opiniones que pueden encuadrarse en dos grandes teorías:
1) Teorías subjetivas:
A) Derecho romano: el vínculo estaba dirigido en sus comienzos a la persona física del
deudor, quien quedaba sometido con su cuerpo al poder del acreedor. La figura del nexum
es un ejemplo.
Se unificaban en sus consecuencias tanto el delito como el incumplimiento contractual, de
manera que el ladrón o el mutario estaban obligados con su persona y eran reducidos a
condición servil.
Con la sanción de la ley Poetelia Papiria (326 a.C) y, al final de la República, la
introducción de la bonorum venditio hizo que algunos autores vieran una traslación del
vínculo obligacional fuera de la persona del deudor. Creemos que, a pesar de haberse
mitigado el tratamiento del deudor, el derecho romano mantiene el criterio subjetivo del
vínculo obligatorio. La prohibición de la transmisión del crédito o el apoderamiento ara ser
representado por otro, son ejemplos.
B) Tesis clásica (Savigny): según esta teoría, en la obligación el vínculo jurídico tiene
como contenido un derecho de señorío del acreedor sobre la persona del deudor. El crédito
es una potestad del acreedor sobre determinados actos del deudor. El obligado ve
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C) Tesis neoclásica: sostienen que el objeto del vínculo está dado por la actividad del
deudor, su comportamiento y su conducta. De esta manera se humaniza y moraliza la
relación jurídica.
Considera a la conducta del deudor como objeto del vínculo, diferenciándose de las
anteriores posturas porque no habría un sometimiento de la persona, ni siquiera de algunos
de sus actos, sino que dicha conducta obraría siempre como medio instrumental para el
cumplimiento de la obligación.
Es una teoría seguida por la mayoría de los juristas argentinos y también por doctrina
extranjera.
A) Débito y responsabilidad: sostienen que se trata de una situación compuesta formada por
etapas en la relación obligacional, integrada por un estado previo de deuda o débito,
denominado por la doctrina como schuld, y un estado posterior de responsabilidad,
denominado haftung.
En el estado de débito hay un estado previo donde el deudor se encuentra sometido
psicológicamente al cumplimiento, y el acreedor en espera del cumplimiento. El estado de
dependencia produce una situación de presión psicológica en el deudor y en el acreedor, de
esperanza de cumplimiento. No obstante, el deudor aún no está obligado a hacer efectiva la
prestación y el acreedor no puede exigir.
En la segunda etapa, la de responsabilidad, hay un estado de sometimiento de una persona o
cosa al poder de agresión del acreedor. Y es durante este estado donde el acreedor
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B) Bien debido: esta tesis explica más la naturaleza de la prestación, que el vínculo
obligatorio. Fue seguida por gran parte de la doctrina italiana.
Para esta tesis, no importa ni interesa el comportamiento del deudor, sólo importa la
satisfacción del acreedor. Apoya el vínculo en la figura del acreedor, y señala que la etapa
de responsabilidad es independiente de la voluntad de quien puede resultar gravado.
CAUSA o fuente: es menester precisar el sentido con que se empleará la palabra causa,
pues ésta es usada en derecho con varias acepciones. Así, utilizada en el sentido de
finalidad y de motivo. Pero aquí, la emplearemos con una significación más estricta, o sea
como el origen o el antecedente de algo, es decir, “la suma de condiciones positivas o
negativas que hacen que el ser o el acontecer se produzca”, en lo que se relaciona con
nuestra materia, es la causa generatriz de la obligación. Por ello y para evitar confusiones
con los otros significados, vamos a valernos de la denominación “fuente”.
- En el derecho romano, en las institutas de Gayo, se consideraban dos fuentes de
las obligaciones: ex contractu y ex delito. Clasificación bipartita.
- En el digesto de Justiniano: las que nacen de un contrato, de un cuasi contrato,
de un delito o de un cuasidelito. Cuatripartita.
- Los glosadores a esa cuatripartita, le agregaron la ley.
Nuestro código:
En el código de Vélez se discutía cuál de las tres se incluía y se decía que sólo se incluía a
la fuente; pero esto ya no sucede en el nuevo porque aclara de manera expresa, es decir,
están receptadas las tres acepciones. Causa fin y motivo-> arts. 281, 282 y 283. Causa
fuente->art.726.
Gestación:
I- Derecho romano: los romanos, apegados a un estricto formalismo no se
preocuparon por la necesidad d la causa como requisito indispensable para la
validez de las obligaciones. Cuando en un contrato se había cumplido con todas
las formalidades exigidas, estaba asegurada su plena validez. La causa de la
obligación estaba en las formalidades cumplidas y poco importaba la razón que
hubiera determinado a cada parte, ni si habían obtenido o no las ventajas o
beneficios perseguidos al obligarse.
II- Derecho canónico: la concepción romanista sufre una variación. Los canonistas
se apartan del formalismo romano y al admitir la fuerza obligatoria del simple
acuerdo de voluntades, sintieron la necesidad de examinar más a fondo los
elementos del consentimiento otorgado por las partes. Puesto que al solo
acuerdo de voluntades se le reconocía el poder de crear obligaciones; con
prescindencia de las rigurosas formalidades de épocas anteriores, no bastaba la
existencia del consentimiento de los contratantes, sino que éste debía reposar
sobre causas verdaderas y motivos lícitos. Si la causa era falsa, el
consentimiento debía considerarse inexistente: si el motivo era ilícito, el
consentimiento debía considerarse inválido. De esta profundización de los
requisitos del consentimiento, los canonistas dedujeron dos principios:
a- Interconexión de las prestaciones recíprocas: no hay obligación de mantener
la palabra dada si el otro contratante no mantiene la suya. Yo cumplo si vos
cumplís; no son obligaciones aisladas, están interconectadas, una es la causa de
la otra.
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FUENTES.
-Clásicas: contrato, cuasi contrato; delito, cuasi delito; ley. Es decir, contractuales y
extracontractuales y he de aquí que surge la responsabilidad contractual y extra.
En el código de Vélez se dividían de esa manera, pero en el nuevo código, se asimilan y se
unifican sus efectos, lo que no significa que no existan, lo que sucede es que se unifican sus
efectos. Por ejemplo, la prescripción, para ambas es de tres años.
1-Contrato: acuerdo de voluntades donde las partes regulan sus derechos y con contenido
patrimonial. Debe haber dos voluntades.
Cuasi contrato: es el acto voluntario lícito al cual la ley le asigna los mismos efectos que al
contrato, sin que exista acuerdo de voluntades. Es decir, no habría dos voluntades. Por
ejemplo, una parte realiza un acto de negocios a favor de otro sin que se lo haya autorizado.
Hoy en día el cuasi contrato prácticamente ha perdido virtualidad, porque se los encuadra
dentro de las fuentes modernas.
2-Delito: es un acto voluntario ilícito, realizado con la intención de dañar la persona o los
derechos de otro. Contra las personas: homicidio, heridas u ofensas físicas, etc. Contra la
propiedad: hurto, usurpación de dinero, daño.
Cuasi delito: acto voluntario ilícito ejecutado sin intención de dañar, pero que causa un
daño a otro por haberse incurrido en negligencia, imprudencia o impericia, desidia, etc.
Ejemplo, automovilista imprudente que en exceso de velocidad embiste a un peatón
ocasionándole la muerte.
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-Modernas:
1-Declaración unilateral de la voluntad: se la define como el poder de la sola voluntad de la
persona, de crear obligaciones a su cargo, antes de la concurrencia de la aceptación del
acreedor. Tal es el caso de la promesa de recompensa.
2-Enriquecimiento sin causa: consiste en todo aumento patrimonial experimentado por un
sujeto a expensas del patrimonio de otro, sin que exista antecedente legítimo que lo
justifique. Ejemplo, la edificación hecha de buena fe y por error en terreno ajeno.
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La diferencia que hay con el contrato es que este nace con las dos voluntades, no antes.
Cuando las dos voluntades coexisten, en cambio en la declaración unilateral de la
voluntad, cuando el deudor manifiesta su voluntad de obligarse, poco más que el acreedor
después se determine. Se retrotrae al momento de la obligación.
Para los autores que rechazan la declaración unilateral de voluntad como fuente de las
obligaciones, todo se reduce a obligaciones ex lege, sosteniendo que es la ley siempre la
que actúa en génesis del vínculo obligatorio, para reconocer y sancionar el resultado de
un acto humano cuyo contenido y alcances ella misma fija; o bien a estados “previos” a
la obligación, proyectos emanados del proponente y que producen algunos efectos
jurídicos durante el proceso de formación de las obligaciones; pero que no son en sí
mismos tales y no pueden confundirse con éstas por faltarles dos elementos sustanciales
de todo vínculo: la existencia de un crédito y el sujeto activo. Quienes aceptan la
declaración unilateral como fuente sostiene en cuanto a la primera postura, que la misma
es por completo insuficiente, porque en efecto, la ley puede ser fuente media o inmediata
de las obligaciones; siendo en este último carácter únicamente cuando por su sola
autoridad, es decir con independencia de todo acto voluntario o del comportamiento de
un sujeto, crea una relación obligacional determinada, con acreedor, deudor y prestación
debida; mientras que en los demás supuestos solo se trata en realidad de las normas
genéricas que regulan en forma mediata el nacimiento de las obligaciones, pero el cual se
opera recién cuando se producen los diversos hechos o circunstancias concretas que
sirven aquéllas de causa próxima o inmediata.
El art. 1800 regla general “La declaración unilateral de voluntad causa una obligación
jurídicamente exigible en los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se le
aplica subsidiariamente las normas relativas a los contratos”.
El art 1001 reconocimiento y promesa de pago: “la promesa de pago de una obligación
realizada unilateralmente hace presumir la existencia de una fuente valida, excepto prueba
en contrario”
Art. 1008 cartas de crédito: “las obligaciones que resulta para el emisor o confirmante de
las cartas de crédito emitidas por bancos u otras entidades autorizadas son declaraciones
unilaterales de voluntad”
CASOS:
Art. 1804 Plazo expreso o tácito: “la promesa formulada sin plazo, expreso o tácito,
caduca dentro del plazo de seis meses del último acto de publicidad, si nadie comunica al
promitente el acaecimiento del hecho o de la situación prevista”
Art. 1805 revocación “la promesa sin plazo puede ser retractada en todo tiempo por el
promitente. Si tiene plazo, sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa causa.
En ambos casos, la revocación surte efecto desde que es hecha pública por un medio de
publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es inoponible a quien ha
efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad
de la revocación”
Art. 1806 atribución de recompensa. Cooperación de varias personas “si varias personas
acreditan por separado el cumplimiento del hecho, los requisitos o la situación previstos
en la promesa, la recompensa corresponde a quien primero lo ha comunicado al
promitente en forma fehaciente. Si la notificación es simultánea, el promitente debe
distribuir la recompensa en partes iguales; si la prestación es indivisible, la debe atribuir
por sorteo”.
Es el caso de quien hace público un concurso, y esta obligado a entregar el primo a quien
reúne todos los requisitos y lo gana. Está obligado desde el momento que presenta el
concurso por el efecto retroactivo de la declaración unilateral de la voluntad.
Se suele agregar como fuente autónoma de las obligaciones al “abuso del derecho”, en
aquellas teorías que no exigen para la configuración de éste, la concurrencia de los
elementos propios de los actos ilícitos y en especial de la intención de dañar.
Si el “abuso del derecho” existe por el solo ejercicio de un derecho contrariando al fin
social que se tuvo en vista al instituirlo y con prescindencia de toda imputabilidad, es
obvio que si de dicho ejercicio abusivo se deriva un daño a tercero, la obligación de
repararlo no encontraría ubicación adecuada en ninguna de las fuentes tradicionales: la
fuente seria entonces propiamente el “abuso de derecho”.
Por lo que todo aquel que es titular de un derecho debe obrar dentro de los límites que da
el poder concedido. La teoría del abuso del derecho tiene una inmediata relación con el
ejercicio de los derechos. Hay límites de carácter extrínsecos, que se brindan con la
relación existente entre personas y límites intrínsecos, que son las que da la misma
legislación. El exceso de esas fronteras constituye el ejercicio abusivo del derecho.
La teoría del abuso del derecho sostiene que toda institución tiene un destino, el que
constituye su razón de ser y contra el cual no es licito rebelarse; cada derecho está llamado
a seguir una determinada dirección y los particulares no pueden cambiarla a su antojo por
otra diferente, de lo contrario habría no uno sino “abuso” de ese derecho el cual puede
generar la responsabilidad de su autor.
Se comprende no solamente a los actos realizados con dolo o culpa grave, sino también a
los ejecutados con culpa simple, o sea mera desatención o falta de los cuidados que se
pueden exigir de un hombre de inteligencia y prudencia medianas.
a) la tesis de la ruptura del equilibrio de interés: cuando dos intereses, el del titular del
derecho y el de la víctima de su ejercicio, se contraponen, pese a que sería útil y
conveniente proteger a ambos, resulta imposible mantener a los dos incólumes y de ahí
la necesidad de equilibrarlos; si en determinado momento la lesión del interés del
perjudicado aparece como más grave desde el punto de vista social, que la lesión del
interés del sujeto del derecho, se produce la ruptura del equilibro de intereses que
determina la intervención de la justicia en pro de aquel interés más amenazado, o sea, que
teniendo que elegir entre uno u otro, la sociedad considera más útil evitar el daño que iba
a sufrir la víctima del ejercicio del derecho, exigiendo la reparación que conserve intacto
su interés. Habrá ejercicio anti-social de una facultad reconocida por la ley, cada vez que
el interés social dañado por ese ejercicio sea más considerable que el contenido en la
intangibilidad de esa prerrogativa
c) Sistema del ejercicio incompatible con la regla moral: existe abuso de derechos todas
las veces que el titular de un derecho subjetivo pretende ejercerlo para que sirva a
propósitos inmorales o reñidos con las buenas costumbres, o con la buena fe-lealtad, o
con la buena fe-creencia, o con la reciproca confianza o colaboración entre contratantes,
así como en otros supuestos similares.
La regla moral es un principio rector que se cierne sobre otros (buena fe, equidad, abuso
del derecho) siendo éstos por consecuencia sus “frutos o efectos legítimos”.
-) Criterios mixtos: Para algunos autores el abuso del derecho existen siempre que
concurran cualquiera de los elementos caracterizantes de todas las teorías anteriores:
ausencia de interés legítimo; intención de dañar; elección del modo de ejercicio más
prejudicial, etc.
Dentro de la legislación comparada, hay códigos que se orientan hacia los criterios
objetivos, como el Código civil ruso que dispone “los derechos civiles son protegidos por
la ley, salvo cuando se ejerciten en sentido contrario a sus fines sociales y económicos”
y el suizo que sostiene “cada cual está obligado a ejercer sus derechos y ejecutar sus
obligaciones según las reglas de la buena fe. El abuso manifiesto de un derecho no está
protegido por la ley”.
Un sistema mixto, en parte subjetivo y en parte objetivo, es el del código polaco de las
obligaciones “el que, intencionalmente o por negligencia ha causado un daño a otro
ejerciendo su derecho, ésta obligado a repararlo si ha excedido los límites fijados por la
buena fe o por el fin del cual ese derecho le fue conferido“y el código civil de Venezuela.
El criterio subjetivo está consagrado en el código civil alemán “el ejercicio de un derecho
no es admitido cuando sólo puede tener por fin dañar a otro”, el código civil italiano, el
de China y el de México.
CASOS JURISPRUDENCIALES:
En Francia, no existe una fórmula legislativa que contemple el abuso del derecho, pero
en cambio es la nación de la cual se conoce el mayor número de aplicaciones
jurisprudenciales del principio.
LEGISLACIÓN ARGENTINA:
Antes de la reforma de la ley 17711 se consideró que el texto del art. 1071 que decía “el
ejercicio de un derecho propio, o el cumplimiento de una obligación legal no puede
constituir como ilícito ningún acto”, implicaba un obstáculo para la admisión de la teoría
del abuso del derecho.
No obstante las opiniones fueron cambiando. Así Lafaille que en un principio sostuvo
que el artículo 1071 era el que de una manera específica eliminaba la doctrina del abuso
del derecho, admite luego que el legislador no había podido sustraerse al influjo de las
fuentes que admitieron el abuso del derecho. Salvat por su parte entendió que, en
principio, la idea que sirve de base para la teoría del abuso del derecho, no podía
considerarse absolutamente extraña a las disposiciones del código civil y a las fuentes
oficiales de ella.
De ahí en más, fueron numerosos los autores que negaron al art. 1071 el carácter de valla
infranqueable, sosteniendo que el mismo se limitaba a decir que el ejercicio de un derecho
no constituye un acto ilícito, no confundible con el acto abusivo.
Se admite en general que el criterio adoptado en el nuevo texto del artículo es el objetivo,
“finalista o funcionalista” aunque reforzado con una segunda directiva o estándar, que
importa una subordinación del orden jurídico al moral: “la buena fe, la moral y las buenas
costumbres”.
Por lo que contiene dos pautas para la determinación del abuso del derecho: la primera de
ellas es la de que el ejercicio del derecho contraríe los fines que tuvo la ley al reconocerlos
y la segunda, es la de considerar ejercicio irregular del derecho, al que sobreviene de
practicarlo excediendo los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres; todo lo cual patentiza la subordinación del orden jurídico al mora.,
En el CCC está ubicado los “Títulos preliminares” porque sirve para remarcar que es un
principio general aplicable para todo el código.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la
situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho
anterior y fijar una indemnización”.
Sigue el criterio adoptado por el art.1071 luego de la modificación realizada por la ley
17711.
Art. 1794. Caracterización “toda persona que sin una causa licita se enriquezca a expensas
de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial
del empobrecido
a) como principio general del derecho: ésta muy difundida la tesis que dice que la
prohibición de enriquecerse injustamente o sin causa constituye uno de los principios
generales del derecho. Para quienes quieren sacarle merito a esta regla sostiene que hay
una diferencia entre el enriquecimiento sin causa y el “injusto” ya que en esté se está en
presencia de una confrontación con la regla moral en la vida de lo jurídico.
b) como fuente de obligaciones: es la ubicación que hizo la doctrina francesa. Con ello se
intenta describir el deber que tiene el enriquecido de restituir, como en una verdadera
obligación, de allí que la figura sea una fuente autónoma de obligaciones.
No se puede negar que el enriquecimiento sin causa sea una fuente de obligaciones.
Ha sido objeto de críticas, por cuanto una gestión anormal deja de ser gestión, lo que vale
decir que de esta forma se desnaturaliza dicha figura.
c) Hecho ilícito involuntario: “si se reflexiona que lo que obliga a restituir es el principio
según el cual no está permitido conservar un enriquecimiento obtenido sin causa a
expensas de otro, se convendrá en que esta acción pertenece a las acciones nacidas de
hechos ilícitos”. La culpa no consiste en retener, ya que nada se ha hecho para procurar
el enriquecimiento, pero hay injusticia en enriquecerse a costa de otro.
Se ha objetado, que el hecho ilícito punible supone siempre dolo o culpa del obligado, los
que no existen en el enriquecimiento sin causa.
d) Concepción objetiva del “provecho creado”: así como en punto a responsabilidad civil
quien provoca un “riesgo” debe soportar sus consecuencias dañosas, a la inversa el que
ha creado un provecho debe beneficiarse con el mismo. Si existe una teoría objetiva del
“riesgo creado”, a la recíproca debe existir también la teoría del “provecho creado”, en
virtud de la cual toda persona tendrá derecho a reclamar o exigir para sí, las consecuencias
útiles o ventajosas de su obrar.
Se objetiva que la acción de in rem verso tiene como límite el empobrecimiento, lo cual
se contradice con el fundamento sub-estudio, que autoriza la participación en todo
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Pero esta postura más que dar un fundamento jurídico a la teoría del enriquecimiento sin
causa, si circunscribe más en explicar cual es el objeto y el modus operandi de la versio
in rem.
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b) empobrecimiento del actor: constituye la razón misma de ser del principio del
enriquecimiento sin causa. En efecto, la acción de in rem verso no procede cuando se
provoca el enriquecimiento de alguien, pero sin detrimento alguno correlativo, como
ocurre por ejemplo si el propietario de un campo, para evitar inundaciones periódicas,
realiza obras de desagüe que favorecen por igual a tierras vecinas.
La mera existencia del enriquecimiento de una persona procurado por otra, no resulta
suficiente para fundar una pretensión accionable por enriquecimiento sin causa; sino que
es imprescindible un empobrecimiento, cuya noción es inversa a la de aquél.
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Art. 1794 “Caracterización “toda persona que sin una causa licita se enriquezca a
expensas de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento
patrimonial del empobrecido
EFECTOS: la acción de enriquecimiento sin causa más que una finalidad indemnizatoria,
persigue el restablecimiento de un equilibrio patrimonial alterado. Se dice en general, que
se resarce el enriquecimiento hasta la medida del empobrecimiento: la acción se acuerda
únicamente por el quantum del empobrecimiento sufrido por el demandante, aunque el
enriquecimiento provocado pudiera ser superior, pero que a la inversa, si el
empobrecimiento fuera mayor que el provecho producido, la acción sólo prosperará en
los límites de este último. El límite de la restitución siempre estará dado por el monto
menor, cualquiera sea éste, el del empobrecimiento o el del enriquecimiento.
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Las condictios eran un instrumento jurídico con caracteres propios, que reconocían como
bae un principio puramente objetivo: que no es conforme a la equidad retener sin
autorización la cosa de otro. “por derecho natural es equitativo que nadie se enriquezca
ni obtenga provecho con detrimento ajeno y sin derecho”.
CLASES:
Con el Código de Vélez, la doctrina sostenía que dentro del pago de lo indebido se
comprendían varios supuestos: a) los pagos por error; b) los de pago sin causa; c) los de
pago por causa ilícita o contraria a las buenas costumbres y d) los de pago obtenido por
medios ilícitos.
El CCC trata el pago de lo indebido en los art que van del 1796 al 1799, y toma la
interpretación que hizo Alterini, quien vincula el pago de lo indebido al pago sin causa
fuente y al pago sin causa fin. (No de la obligación sino del pago).
La causa fuente del pago es la deuda anterior (la obligación anterior) al pago.
La causa fin es la intención de extinguir esa obligación con el pago (el animus solvendi).
a) la causa de deber no existe, o no subsiste porque no hay obligación válida; esa causa
deja de existir; o es realizado en consideración a una causa futura, que no se va a producir;
b) paga quien no está obligado, o no lo está en los alcances en que paga, menos que lo
haga como tercero;
el inciso A, hace referencia al pago de lo indebido sin una causa fuente, porque
no hay obligación anterior pero pago, o hay una obligación pero es nula o se paga
una obligación en función de una causa que existe pero que con posterioridad deja
de existir por ejemplo un seguro de robo. Me roban, el seguro se hacer cargo y
paga por la cosa robada, luego la cosa aparece: el pago hecho por la aseguradora
es un pago indebido porque la causa existía pero dejo de existir.
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Es el caso del pago que se realiza por una cosa distinta a la que se obligó una persona, o
en las obligaciones alternativas donde se tiene que pagar por una cosa A o por B y el
solvens paga por todo.
Los requisitos del pago por error son: que exista un verdadero pago, que sea indebido y
que haya sido hecho por error.
PRUEBA:
En el Código de Vélez el error debía probarse el error, que podía ser de hecho o derecho.
En caso de probarse el error del pago, podía repetirse porque dicho error no era excusable.
Con el CCC esto varía ya que en su artículo 1797 que sostiene la irrelevancia del error
“la repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error”.
Esto no quiere decir que no haya pago por error, sino que no hay que probar dicho error
para repetir el pago.
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5. Efectos: Conducta del accipiens, frutos, pérdida deterioro. Costas del Juicio.
Respecto a Terceros: cosas muebles e inmuebles
La buena fe del accipiens se presume, por lo que el solvens debe probar la mala fe de este.
a) Prestación de cantidad o sea de dar cosas inciertas y fungibles: cuando el pago lo fue
de una obligación de dar cosas inciertas y fungibles, el accipiens está ante todo obligado
a restituir igual cantidad que la recibida, bien entendido que sea de la misma especie.
Siendo de buena fe no debe nada más, con excepción de los intereses que se devenguen
a partir del momento en que pierde su buena fe y queda constituido en mora, el cual se
fija, salvo prueba de un conocimiento anterior sobre la naturaleza indebida del pago, en
el día de la notificación de la demanda de repetición.
Si el accipiens era de mala fe debe en cambio restituir la cantidad percibida “con los
intereses que hubiese producido o podido producir desde el día del pago” o a elección del
solvens “su valor, según el valor corriente en el lugar y día” de la restitución, con más sus
intereses.
Cuando el accipiens ha recibido el pago de buena fe está obligado a restituir la cosa que
se le entregó con los frutos pendientes, pero no los consumidos, en el sentido de que el
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Si recibió el pago de mala fe, debe restituir la cosa con los frutos que hubiese producido
o podido producir desde el día del pago., en lo que hace a las obligaciones del poseedor
de mala fe. El accipiens tendrá derecho al reintegro de todos los gastos por él efectuados
para la obtención y percepción de tales frutos.
Todo lo expuesto vale para el supuesto de que la cosa entregada pueda ser restituida, pero
puede suceder que esto no sea factible por deterioro o destrucción de la misma. Si la cosa
se ha deteriorado o destruido, aunque sea por caso fortuito, el que la recibió de mala fe en
pago, debe repara su deterioro o su valor, a no ser que el deterioro o pérdida de ella hubiera
también de haber sucedido, estando en poder del que la entregó. Cuando el accipiens es
de buena fe, corresponde hacerlo responsable hasta la concurrencia del provecho que
hubiese obtenido y solo obligarlo a entregar la cosa en el estado en que se halle.
RESPECTO DE TERCEROS:
La acción resarcitoria contra el accipiens deja al arbitrio del reivindicante intentar una
acción subsidiaria contra el enajenante por indemnización del daño causado por la
enajenación, cesando su derecho de reivindicar la cosa si obtiene de éste completa
indemnización del daño. Esta acción será la única posible en todos aquellos casos en que
la reivindicación no sea procedente.
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Los efectos de las obligaciones son las consecuencias de las mismas. Consisten en la
necesidad jurídica de que se cumpla la obligación. Todos sus efectos se resumen en una
palabra: ejecución.
Las obligaciones se constituyen para ser cumplidas; tienen a su realización, sea
voluntariamente por la parte obligada o por los medios que la ley proporciona para
compeler a su cumplimiento.
Las medidas de ejecución rigurosísimas en los tiempos primitivos del derecho romano,
fueron atenuándose lentamente en virtud de las leyes Poetelia Papiria.
Subsistió empero la prisión por deuda hasta los años 60 en Francia, y en nuestro País hasta
los 70. Se nota, ahora, una tendencia a volver al sistema de la prisión por deudas en el
incumplimiento de cierto tipo de obligaciones, tales como las relacionadas con la prestación
alimentaria.
En nuestro país la ley 23.771 aplica penas de prisión por determinadas infracciones
impositivas.
Ahora bien, los efectos de los contratos y los efectos de las obligaciones no son lo mismo.
Los efectos de los contratos consisten en producir, transferir y modificar obligaciones, y
crear derechos reales.
El efecto de las obligaciones consiste en provocar la necesidad de su cumplimiento. Por lo
que, el cumplimiento de los contratos no se hace por sí mismos, sino a través de las
obligaciones creadas por ellos.
Efectos con respecto a terceros: para lo cual deben analizarse tres aspectos, el
cumplimiento por tercero, a cargo de un tercero, y a favor de tercero.
a) Cumplimiento por tercero: como regla general, puede afirmarse que los terceros
están legitimados para cumplir, sin ser verdaderamente deudores ni representantes
de estos. El código lo establece en los arts.726 segunda parte, 727 y 728.
La excepción a la regla está prevista en el art.730, y se vincula a la obligación de
hacer intuitu personae.
b) Cumplimiento a favor de tercero: o promesa a favor de tercero, legislado en el
art.504, y toda la doctrina ha entendido que esta norma tiene una desubicación
metodológica, pues debió ser incluida como un aspecto de los “efectos de los
contratos” (corresponde al estudio del curso de contratos).
Es una contratación donde las partes deciden atribuir un derecho a un tercero que,
por ser tal, no tuvo intervención en el acto, ni queda obligado por él. Existen en esta
relación tres partes: el estipulante, el promitente y el tercero. El estipulante es quien
pone y propicia la promesa; el promitente es quien se obliga a cumplirla, y el tercero
es el beneficiario de esa promesa.
El tercero debe comunicar al obligado su aceptación a fin de poner límite a la
facultad de revocación de la promesa.
c) Cumplimiento a cargo de tercero: o promesa del hecho del tercero, y consiste en la
situación jurídica por la cual el deudor se obliga a que un tercero haga efectiva una
prestación a favor del acreedor.
Es necesario aclarar que en principio, el único obligado es el deudor, ya que su
promesa no puede obligar a terceros.
La obligación que asume el deudor puede ser de medios o de resultado. Es de
medios cuando sólo promete desarrollar todas las diligencias y medidas necesarias
para que el tercero quede obligado.
También puede asumir la de resultados, comprometiéndose a que el tercero se
obligue y cumpla el objeto prometido (art.1163). Si el tercero no lo hace, el deudor
es responsable de todas las consecuencias que genere dicho incumplimiento.
Para Trigo las obligaciones no pueden afectar a terceros. Y estas excepciones según él (las
que menciona Compagnucci como efectos –todo lo desarrollado arriba-) no son siquiera
excepciones porque al aceptar el tercero la ventaja convenida en su beneficio, se incorpora
a la obligación.
Caracteres:
- Son judiciales: sólo las pueden imponer los tribunales de justicia. Cuando las partes
fijan una multa para el caso de incumplimiento, estamos ante otra figura jurídica: la
cláusula penal.
- Son conminatorias: importan una presión sobre la voluntad del obligado.
- Son arbitrarias: el juez puede en cualquier momento aumentarlas o disminuirlas, de
acuerdo a la conducta que observe el obligado y asimismo porque su monto NO
tiene por qué guardar proporción con la prestación. Es éste uno de los caracteres que
lo tornan más eficaces.
- Son provisorias: el juez puede prolongarlas o hacerlas cesar y aun dejarlas sin efecto
de acuerdo a las exigencias de caso.
- Son pecuniarias: consisten en el pago de una suma de dinero.
- Son subsidiarias: solamente se puede aplicar cuando no haya otros medios previstos
para obtener el cumplimiento de la prestación.
Naturaleza jurídica:
Existe consenso en sostener que no constituye una indemnización de daños y perjuicios, ni
una cláusula penal, ni una pena civil impuesta por lo pasado.
Para LLambías es un medio de compulsión. Otros consideran que es una medida procesal
de ejecución.
Compagnucci, considera que se trata de una pena civil discrecional, provisoria y futura, que
tiene como fin lograr el cumplimiento de una sentencia judicial.
Ámbito de aplicación:
Pueden tener un provechosos uso, tanto en las obligaciones de dar como en las de hacer y
en las de no hacer, y aún más, en las relaciones de vecindad y en el derecho de familia.
Fundamentos:
Se ha discutido mucho acerca del fundamento de las astreintes. Cuando en un código civil o
procesal, o en cualquier otra disposición expresa que permita la aplicación de este remedio
coercitivo, no hay problemas con respecto a su fundamento. Pero ocurre que muy pocos
cuerpos legales contemplan expresamente esta posibilidad. Apenas se podría citar a los
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Derecho comparado:
-El derecho alemán: contempla este problema en su código de procedimiento civil, que
permite a los jueces aplicar penas pecuniarias o de prisión para que se cumpla el acto
ordenado en la sentencia cuando no es posible obtenerlo por otros medios y dependiere de
la exclusiva voluntad del deudor.
-En los códigos civiles de Egipto y Siria se legisla también sobre este punto, autorizando la
aplicación de la astreintes.
El nuevo art. Le agrega un último párrafo que se refiere a las impuestas a las autoridades
públicas que deberán resolverse por las normas del derecho administrativo.
Régimen:
a) Casos en que no hay cláusula resolutoria expresa: la parte que no haya incurrido en
incumplimiento, puede optar: por exigir a la incumplidora la ejecución de sus
obligaciones, con daños y perjuicios moratorios; o por demandar la resolución del
contrato y la indemnización de los daños y perjuicios correspondientes.
b) Para la parte que no haya incurrido en incumplimiento pueda demandar la
resolución del contrato, deberá requerir previamente al obligado la ejecución de la
prestación en un plazo no inferior a quince días, con los daños y perjuicios
derivados de la demora: transcurrido el plazo sin que la prestación haya sido
cumplida, quedarían resueltas, sin más, las obligaciones emergentes del contrato,
con derecho para el acreedor al resarcimiento de los daños y perjuicios
compensatorios y moratorios.
c) Caso en que hay cláusula resolutoria expresa: cuando las partes hubiere pactado
expresamente que la resolución se opere en caso de que alguna de las obligaciones
no sea cumplida con las modalidades convenida, no es necesario el requerimiento
previo aludido anteriormente, y la resolución se producirá desde el momento en que
la parte interesada comunique a la incumplidora, en forma fehaciente, su voluntad
de resolver.
Garantía patrimonial:
Se fundamenta en el principio universal que indica que los bienes del deudor son la garantía
común de los acreedores. En nuestra legislación este principio no está expreso, pero surge
de las figuras que rodean, protegen y hacen efectivo el crédito. Así por ejemplo, el derecho
de retención, el embargo, la inhibición general de bienes (medidas cautelares).
El patrimonio del deudor se compone de una masa de bienes que no tiene más unidad que
la basada en la titularidad de ellos. El acreedor, no tiene un derecho sustantivo sobre los
bienes del deudor, pues éstos son solamente objeto potencial de acción ejecutiva.
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Acción directa:
Esta se le confiere a ciertos y determinados acreedores para que puedan accionar contra
terceros que son deudores de su deudor. Se ejercita por derecho propio (no a nombre del
deudor, como en el caso de la acción subrogatoria), y para que los bienes ingresen en el
patrimonio de quien reclama.
Es de carácter excepcional, pues se otorga ante casos concretos y definidos en la ley, ya que
no es posible extenderla por analogía a otros supuestos no previstos. Con relación a la
acción subrogatoria, tiene la ventaja de que los bienes ingresan directamente en el
patrimonio del acreedor, mientras que en aquella van a engrosar el del deudor. Con respecto
a la acción pauliana, también se diferencia en que no es necesaria la prueba de insolvencia,
ni del fraude del deudor.
a) Requisitos:
-que la ley la conceda;
-que el acreedor tenga un crédito libre y exigible;
-que el deudor sea a su vez acreedor de un tercero por una obligación también
exigible;
-que ambos créditos sea homogéneos;
-que la deuda que se reclama no esté embargada.
En cambio, no es necesario que el deudor sea citado a juicio, ni que se lo constituya en
mora, ni probar su insolvencia, desidia o desinterés.
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Efectos. Continuación
REQUISITOS:
2. La imputabilidad de ese retardo, o sea que el mismo se deba a dolo o culpa del obligado.
Es éste el elemento subjetivo. La mora tiene que ser inexcusable, vale decir producto del
dolo o de la culpa del obligado.
El Código de Vélez antes de la reforma de la ley 17711 en su art. 509 establecía como
principio general, que se exigía la interpelación previa para que se opere la constitución
en mora. Por lo que para que el deudor incurra en mora debía mediar requerimiento
judicial o extrajudicial por parte del acreedor. El acreedor debía exigir al obligado el
cumplimiento de la prestación y podía hacerlo de dos maneras judicial o
extrajudicialmente. Luego de este principio general, disponía dos excepciones: 1) cuando
se había estipulado expresamente que el mero vencimiento del plazo producía la mora. 2)
cuando de la naturaleza y circunstancias de la obligación resultaba que la designación del
tiempo en que debía cumplirse era un motivo determinante por parte del acreedor. Estas
excepciones no deben interpretarse como que se prescinde de la mora del obligado, sino
con que no se exige la interpelación previa porque la mora se opera de pleno derecho.
La ley 17711 realizó un cambio fundamental al art. 509 anterior. Ya que lo que en el
artículo anterior era la excepción, paso a ser la regla. El articulo reformado establece lo
siguiente “en las obligaciones a plazo, la mora se produce por el solo vencimiento.
El primer párrafo se deduce que hacer referencia a las obligaciones con plazo expreso: en
estas obligaciones la mora se produce por el solo vencimiento del plazo. El problema que
crea la interpretación del texto es de determinar a que plazo se refiere ya que hay plazo
cierto (donde se sabe inicialmente cuando ocurrirá el vencimiento, por ejemplo el pago
debe realizase el 1/10/2015) y plazo incierto y este último puede ser determinado (se
supedita el vencimiento a un hecho que necesariamente debe ocurrir pero no se sabe
cuando, ejemplo la obligación de pagar una deuda cuando Pablo muera) o indeterminado
(es menester la realización de algunos trámites previos paras que se sepa en que momento
se producirá el vencimiento por ejemplo cuando se conviene pagar una deuda cuando se
mejore la fortuna). La doctrina se divide en sostener que en ambos casos, es decir plazo
El segundo párrafo hace referencia a las obligaciones con plazo tácito. Es preciso aclarar
una confusión en que puede incurrirse, consistente en considerar que la hipótesis prevista
en este segundo párrafo del nuevo art. 509 contempla la misma situación que el inciso
segundo del texto anterior a la reforma, dándole una solución justamente opuesta. En el
segundo inciso del art. 509 no reformado, se legislaba el supuesto de las obligaciones en
las cuales surgía de su naturaleza y circunstancias, que el término convenido para
cumplirlas había sido un motivo determinante por parte del acreedor, comprendía a las
obligaciones sometidas a plazo esencial o perentorio, en el que la prestación debe
ejecutarse en la oportunidad señalada porque de lo contrario lo que se opera no es el
retardo, sino un verdadero incumplimiento (ejemplo la orquesta contratada para una
boda). Prescribía que incumplida la prestación en el momento preciso, no era necesario
intimar al deudor. Al establecer la mora de pleno derecho, dicha hipótesis queda
comprendida, dentro de la norma general de la mora automática y no es necesario que la
ley la contemplara expresamente.
El tercero párrafo hace referencia a las obligaciones sin plazo fijado, es decir cuando ni
expresa ni tácitamente se lo ha establecido pese a tratarse de una obligación a plazo
(vendría a ser indeterminado) exige la previa fijación judicial y una vez que ésta ha sido
hecha, el deudor quedará constituido en mora, de pleno derecho, desde el momento
indicado en la sentencia para el cumplimiento de la prestación. Por lo que adopta el
régimen de la fijación judicial del plazo y dicha fijación puede obtenerse por dos medios:
a) solicitándola en un procedimiento sumario o b) acumulando las acciones o pretensiones
de fijación de plazo y de cumplimiento de la prestación, en cuyo caso el juez, al dictar
sentencia, fijará el término dentro del cual debe cumplirse la prestación sea que se use
uno u otro medio, la mora del deudor se producirá automáticamente, desde el nacimiento
del plazo acordado por el juez.
El CCC, regula la mora en los art. 886, 887 y 888 con un criterio similar al seguido por
la reforma:
El art.886, primer párrafo. Mora del deudor. Principio. Mora automática. “la mora del
deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la
obligación”.
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Art. 888. Eximición. “para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora,
el deudor debe probar que no le es imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la
obligación”.
b) el pacto entre las partes: si las partes acuerdan que el solo vencimiento del término o
cumplimiento de la condición produce la mora automática del deudor, será totalmente
innecesario e inútil que el acreedor interpele.
a) las obligaciones ilíquidas, que son las que versan sobre sumas de dinero no precisadas,
se controvierte si el deudor puede quedar constituido en mora por su negativa a cumplir.
Una postura clásica sostiene que como el deudor desconoce el importe a pagar y él no es
culpable de esa situación, no puede quedar constituido en mora. Otra corriente entiende
b) las obligaciones puras: cuando la obligación carece de modalidad (no está sujeta a
plazo, condición o cargo) se la califica como una obligación pura. La mayoría de la
doctrina entiende que esos créditos son exigibles por el acreedor desde el momento su
nacimiento. Es concepción generalizada que en este tipo de obligaciones es necesario
interpelar para la constitución en mora.
c) en las obligaciones que falta la cooperación del acreedor: cuando el acreedor debe
prestar su cooperación para el cumplimiento y no lo hace por su culpa o dolo, el deudor
no puede quedar constituido en mora. Es necesario que la colaboración del acreedor
resulte un elemento indispensable para el cumplimiento porque si el deudor pudiera
hacerlo por otra via o tuviese la posibilidad de suplir de alguna forma la actividad del
acreedor, no le servirá de excusa alegar que la otra parte no actuó con la debida diligencia
o no colaboró a los fines previstos. Es necesario tener presente que el único obligado es
el deudor y el acreedor debe colaborar en el cumplimiento.
a) obliga al deudor a indemnizar los daños y perjuicios causados al acreedor por el retardo
incurrido en las obligaciones que no tengan por objeto sumas de dinero. Si la obligación
es de dar sumas de dineros, comienza el curso de los intereses.
b) pone a cargo del deudor los riesgos del contrato de tal manera que aun cuando la
prestación se torne de cumplimiento imposible por caso fortuito o fuerza mayor, el deudor
no queda liberado de responsabilidades. Hay una excepción a esto y es cuando queda
exorado de pagar daños e intereses si la cosa que está en la imposibilidad de entregar a
consecuencia del caso fortuito hubiese igualmente perecido en poder del acreedor.
d) en caso de que se promueva demanda judicial, el deudor carga con las costas, a pesar
de allanamiento a la misma que pueda oponer
a) cuando el deudor cumple la prestación, cesa su estado de mora, pero debe pagar los
daños e intereses moratorios hasta ese momento;
c) Cuando el acreedor renuncie a los derechos que le asisten por la mora incurrida, tal
renuncia puede ser total o parcial, pero entonces la cesación de la mora estará supeditada,
en sus alcances, a la medida de la renuncia.
d) cuando el acreedor se constituye en mora, está tiene lugar cuando el deudor, mediante
una oferta real de pago, logra transferir el estado de incumplimiento temporario a la otra
parte de la obligación.
e) Cuando el estado de mora se ha constituido a raíz de una demanda judicial del acreedor,
una parte de la doctrina ha entendido que si opera la perención de la instancia por la
inactividad de las partes, se extinguen los efectos de la mora producida a consecuencia de
la acción promovida, otros por el contrario, opinan que la perención de la instancia borra
los efectos de los actos procesales, pero no la declaración de voluntad destinada a poner
de relieve la intención de exigir el cumplimiento y éste es, el carácter que reviste la
constitución en mora, por lo que la perención de la instancia no hace desaparecer los
efectos de la mora provocados por la iniciación del juicio .
Sostiene trigo represas, que el tema exige referirse a los principios que gobiernan a este
instituto procesal. El efecto de la perención de la instancia es la anulación de todos los
procedimientos. Hay que hacer una distinción: actos en procedimiento y actos de
procedimiento. Los primeros tienen autonomía propia y son actos independientes del
proceso que no son nacidos con él y por lo tanto no son alcanzados por los efectos de la
caducidad de la instancia y pueden hacerse valer en otro juicio. Los segundos, son
aquellos que el juez realiza en unos casos a petición de parte y en otro de oficio, tendientes
a dar forma al proceso. En estos, la caducidad de la instancia provoca su total invalidez.
La constitución en mora, se opera por medio de la notificación o la intimación de pago,
ambos actos de procedimiento, por lo tanto caducan al producirse la perención.
Hay causas que hacen que el incumplimiento de la obligación no sea imputable al deudor,
ya sea porque se rompe la cadena causal, como en el caso fortuito o la fuerza mayor, o
porque la prestación se vuelve excesivamente onerosa, o bien porque haya existido
legítima defensa, estado de necesidad.
2) Hay autores que designan con el nombre de caso fortuito a los hechos imprevisibles y
llamas fuerza mayor a los hechos inevitables;
3) los hay que dan el nombre de caso fortuito a los hechos menos importantes y
denominan fuerza mayor a los más extraordinarios;
4) para otro sector doctrinario es preciso distinguir entre caso fortuito y fuerza mayor, no
solamente desde el punto de vista conceptual sino también en cuanto a sus efectos. La
fuerza mayor exime de responsabilidad, el caso fortuito no. En este último grupo, el
representante más calificado es Exner.
5) Para Colin y Capitant, el caso fortuito es la situación que un deudor común no puede
prever, pero que uno más advertido y cuidadoso podría haber previsto y evitado. La fuerza
mayor, por el contrario, es el hecho que ni el deudor más cuidadoso puede prever ni evitar.
En principio ambos liberan al deudor. Pero hay situaciones en que solamente la fuerza
mayor exime de responsabilidad: es el caso de accidentes de trabajo, la responsabilidad
en el contrato de transporte, los supuestos de contrato de hospedaje.
El art. 514 del Código de Vélez lo definía, hoy el art. 1730: Caso fortuito. Fuerza mayor
“se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho no ha podido ser previsto o que,
habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime
de responsabilidad, excepto disposiciones en contrario.
Este código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos”
1) imposibilidad absoluta y relativa: Por regla general se exige que se trate de una
imposibilidad absoluta, es decir que lo sea para todo el mundo y no sólo para la persona
del obligado. Pero en las prestaciones no genéricas, una imposibilidad relativa, o sea que
sólo afecte al deudor puede constituir casus. Por ejemplo, un pintor famoso, contratado
para pintar un cuadro, queda ciego.
d) inimputable: para que el evento constituya casus tiene que ser ajeno a la conducta de
deudor. De tal manera, si al producirse el caso fortuito el deudor había incurrido en mora
imputable, es decir el hecho fortuito que causó la pérdida o el deterioro ocurrió con
posterioridad y tuvo como causa la culpabilidad del obligado o si el evento se debe a su
culpa o a su dolo, es decir hubo una relación causal entre su accionar y el resultado
dañoso, no se puede invocar esta excusa.
b) Hechos del hombre: son manifestaciones en las que interviene la actividad humana:
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7. Lock-out: las mismas normas que se aplican para la huelga son aplicables al lock-out
o cierre patronal.
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En esta línea de Exner se encuentra Josserand. Como aquél, Josserand distingue entre
caso fortuito y fuerza mayor. Esta exonera de responsabilidad, aquél no. También exige
los tres requisitos indicados por Exner para que se configure el estado de fuerza mayor,
pero atenúa el rigor en cuanto a que el hecho sea extraordinario y notorio. Fuerza mayor,
“es la fuerza que irrumpe de fuera del circulo de ambas partes. Caso fortuito es el
acontecimiento anónimo que se produce en el interior de la empresa”.
PRUEBA: Se aplican en esta materia las normas generales que gobiernan el régimen
probatorio. Al actor le incumple probar su acción y al demandado sus defensas, o mejor
dicho a la parte que quiere cambiar un estado jurídico debe demostrar las causas que
fundamenten el cambio pretendido. Así, el acreedor debe probar la existencia de la
obligación, y el deudor que invoque el incumplimiento por caso fortuito o fuerza mayor,
deberá probarlo, a menos que se trate de un hecho notorio. Si el acreedor alega que ha
mediado culpa, dolo o mora del deudor, o que existía una cláusula de responsabilidad,
tendrá que justificar este extremo. A su vez, si se trata de una obligación de dar y el deudor
argumentara que a pesar de hallarse en mora, la cosa hubiera perecido lo mismo en poder
del acreedor, estaría a su cargo probar tal circunstancia.
ARTICULO 1735.- Facultades judiciales. “No obstante, el juez puede distribuir la carga
de la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál
de las partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente,
durante el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de modo de
permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su
defensa”.
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El caso fortuito importa siempre la ruptura del nexo de causalidad, mientras que en la
ausencia de culpa hay relación de causa adecuada entre el hecho y su resultado, pero no
hay actuación negligente del demandado.
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b) culpa del deudor: si el caso fortuito se debiera a culpa del obligado y con mayor razón
si se tratara de dolo del mismo, no funcionaría esta causal de excusabilidad. La razón es
clara: el caso fortuito es tal y libera de responsabilidad si es un hecho extraño a la voluntad
del deudor, pero si fuera éste quien lo ha causado desaparecería la razón de ser de su
efecto excusatorio.
c) mora del deudor: es otra de las situaciones de excepción con respecto al efecto
liberatorio del caso fortuito o fuerza mayor. Si la mora del deudor se hubiera debido a
caso fortuito o fuerza mayor, no impediría el efecto excusatorio del casus. Pero si la mora
fuera imputable al obligado, entonces el casus sobreviniente no lo liberaría de las
consecuencias del incumplimiento. La razón de esta solución se comprende: si el deudo
no hubiera incurrido en el retardo imputable el evento causal no habría afectado a la
obligación. La segunda distinción que es importante tener en cuenta es: el deudor, cuando
no es responsable de los casos fortuitos sino constituyéndose en mora, queda exonerado
de pagar daños e intereses si la cosa que está en la imposibilidad de entregar a
consecuencia del caso fortuito, hubiera perecido igualmente en poder del acreedor.
d) disposición de la ley: no rige la excusa del caso fortuito o fuerza mayor cuando la ley,
por razones especiales, a pesar del casus, impone al deudor la responsabilidad de pagar
los daños y perjuicios causados por el incumplimiento.
e) El caso fortuito en los actos ilícitos: hay que distinguir dos aspectos: lo que se relación
con el caso fortuito en la consumación del hecho b) lo que se refiere a las consecuencias
del acto ilícito.
a) si la realización del hecho que tiene el aspecto de constituir un acto ilícito, se hubiera
debido en realidad a caso fortuito o fuerza mayor, ello demostraría la inimputabilidad del
agente y desde luego su falta de responsabilidad. Ya que es requisito de los actos ilícitos
que los mismos sean imputables al obligado.
b) en lo que se refiere a las consecuencias fortuitas del acto ilícito, en los delitos el autor
debe responder hasta por las consecuencias causales
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CONCEPTO: en el caso fortuito o fuerza mayor se exige como uno de sus requisitos
fundamentales, que el cumplimiento de la prestación sea imposible. No basta una mera
dificultad, tiene que mediar una verdadera imposibilidad.
Puede ocurrir que las dificultades que se opongan al cumplimiento de la obligación sean
muy graves, e impongan al deudor sacrificios que excedan de lo que humanamente puede
exigirse a un contratante y hasta puedan llegar a colocarlo al borde de la ruina económica.
El derecho no puede desentenderse de estas situaciones y éste es el objetivo perseguido
por la teoría de la imprevisión. Ningún acreedor puede pedir, honestamente, al deudor,
que sacrifique por él, su vida o su existencia patrimonial.
Las partes al contratar tienen en cuenta las circunstancias económicas, sociales, políticas
y jurídicas imperantes en el momento de la convención: así, por ejemplo el valor de la
moneda, el costo del transporte y de la mano de obra. Cuando el contrato es de
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Por medio de esta teoría se busca la intervención judicial para reajustar el contrato que se
ha vuelto excesivamente gravoso para una de las partes por causas imprevistas y
restablecer en él el equilibrio económico inicial.
FUNDAMENTOS: como son muy pocos los códigos que se han ocupado de esta teoría,
ha sido una preocupación para los juristas el problema que presenta la misma, en los
regímenes jurídicos cuyas leyes no han previsto este tipo de situaciones. Hay una primera
división doctrinaria: los que aceptan esta teoría y los que la rechazan. Entre los que la
admiten hay discrepancia en cuanto a sus fundamentos
Hay autores que de plano rechazan los principios de la imprevisión. Entre los que la
admiten se ha dividió en cuanto a los fundamentes que le sirven de base:
a) algunos entre ellos Betti, sostiene que la equidad en la cooperación entre el acreedor y
deudor en cuanto a la distribución de los riesgos que exceden del área racional del
contrato, es el fundamento de la impresión.
c) Planiol sostiene que el fundamente es la buena fe que debe existir no solo al formarse
el contrato sino al cumplirlo y no se llenaría esta exigencia si se hiciera cargar al deudor
con consecuencias no previstas que le produzcan una pérdida patrimonial cuantiosa.
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e) Otros hablan de la desaparición de las bases del negocio ocurre en ocasiones que las
partes basan su declaración de voluntad en un hecho determinado que no se preocupan de
elevar a condición del negocio, por suponerlo indiscutible. Desaparecida o modificada
esa situación de hecho desaparecen las bases del contrato.
a) esta teoría es aplicable únicamente a los actos jurídicos. Nos e concibe que se recurra
a ella en materia de actos ilícitos por ejemplo un ladrón no podría alegar que el valor de
la cosa que debe restituir al propietario ha aumentado fuera de lo previsto al cometer el
robo.
c) tiene que mediar el acaecimiento de un hecho exterior, o sea ajeno a las partes. Ya que
si hubiera culpa, dolo o mora del obligado, cualquier pretensión de aplicar esta teoría
fallaría por su base
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En el código civil de Vélez hasta la reforma del art. 1198 realizada por la ley 17711 no
existía disposición expresa que contemplara favorablemente esta situación de la
imprevisión y por el contrario su art. 1633 rechazaba la posibilidad de la revisión del
contrato. Con la reforma se consagran los principios de la teoría en el art. 1198.
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Se puede definir como la situación de aquel que para evitar un mal mayor a su persona o
bienes, causa un daño a otro que no es autor del peligro. Es una situación que aparece
como único medio para evitar un mal más grande o igual causando un mal menor o igual.
Tiene muy cercana vinculación con la legítima defensa. Ya que en ambas alguien
reacciona para salvar a otro, o así mimos de un mal inminente y grave; en la legítima
defensa el origen es una agresión humana, en el estado de necesidad puede ser obra de las
fuerzas naturales.
Por lo que se lo puede definir como un peligro que sólo puede evitarse mediante la lesión
a un bien jurídico ajeno, o sea que se configura por la existencia de una situación fáctica
de peligro grave e inminente, que amenaza a una persona o a sus bienes y que sólo puede
ser conjurada para salvaguardar los mismos, ocasionando un daño a otro. Por ejemplo un
capitán de un barco para evitar un naufragio, echa la carga al mar.
b) tal peligro no debe ser imputable al autor del daño ni debe estar obligado a soportar la
situación de peligro. Ya que si el peligro es causado voluntariamente por el sujeto actuante
no es invocable el estado de necesidad.
c) el daño causado debe ser de naturaleza patrimonial, jamás se podría admitir un daño a
la persona y menos a la vida de la persona.
d) que no exista otra manera de eludir el peligro “un perjuicio es causado en estado de
necesidad cuando resulta de un acto indispensable para evitar un daño del que es
imposible que su autor o un tercero sea preservado de otra manera”. Por lo que la
inexistencia de otro camino, o la inevitabilidad del daño, importa la imposibilidad d evitar
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e) que el daño que se procura evitar sea cualitativa o cuantitativamente superior al que se
ocasiona al tercero, es decir que medie una considerable desproporción entre ambos;
fundándose este requisito en el interés social de que en caso de conflicto de intereses,
prevalezca siempre el mayor sobre el menor, como un medio de conservación de los
valores. Basta que el valor salvaguardado sea “racionalmente proporcional” al dañado.
Tesis de la obligación de resarcir: para los que consideran ilícito al acto necesitado, la
defensa de esta posición no es dificultosa, ya que nada es más justo que quien sacrifique
el bien de otro para salvar uno propio, esté a su vez obligado a resarcir el daño injusto
inferido. También arriban a igual conclusión lo que aceptan la licitud del acto necesitado.
En esta postura no basta con reconocer a cargo del autor del daño su obligación de
repararlo, sino que resulta necesario establecer el fundamento de tal obligación, que no
se encuentra en la ilicitud del acto. Para algunos el fundamente estaría en el
enriquecimiento sin causa, ya que este establece que nadie puede enriquecerse sin
justificación, con correlativo detrimento de otro. Esta explicación resulta insuficiente en
los casos en que el agresor no consigue la salvación de su persona o bienes con el acto
necesitado y no obtiene ningún enriquecimiento, en cuyo supuesto la acción in rem verso
no sería procedente, por ausencia precisamente del enriquecimiento. Otros sostiene el
fundamente de la obligación de indemnizar en una suerte de “expropiación privada”, en
su contra se ha argumentado que la expropiación por causa de utilidad privada es una
noción peligrosa y constituye un derecho que no se debe acordar a los particulares;
además por cuanto si bien esa solución podría justificar la obligación de resarcir a cargo
del autor del daño cuando lo ocasiono en su propia defensa o de sus bienes, en cambio no
justifica la misma obligación a cargo del que, en salvaguarda de la persona o bienes de
un tercero, consuma un acto necesitado. Otros ha recurrido a la noción de equidad y
solidaridad social, como fundamente del deber resarcitorio. Examinando la conducta de
la víctima, como la del victimario o del tercero que sin culpa origino la acción necesaria,
resulta obvio que a ninguno de ellos puede reprochársele un comportamiento que
moralmente justifique la obligación de soportar todo el daño sufrido o el de reparar en
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El estado de necesidad puede ser equiparado a un obstáculo insalvable que sólo puede ser
vencido mediante una actividad ilícita o sacrificando la integridad personal u otros bienes.
La cuestión asimila la noción de imputabilidad objetiva al estado de necesidad. Esta
última liberará al deudor ante la involuntariedad del peligro.
Se dan ejemplos tales como el locatario que no puede cumplir en tiempo entregando la
cosa locada por una grave enfermedad.
Distinguidos autores han sostenido que en estos supuestos no habría verdadera situación
de necesidad, sino que el peligro incide sobre la prestación.
El problema surge a raíz de los daños causados por quien se defiende, lo que exige
determinar si dicho daño admite o no una justificación jurídica, ya que el agresor debe
soportar civilmente los perjuicios que son resultado de su propio accionar.
1) agresión ilegitima: es necesario que el ataque sea contrario a la ley. Si el que lo hace
ejercita regularmente un hecho propio no puede caber la legítima defensa. Además de
ilícita, la agresión debe ser actual, es decir inminente del daño, no es suficiente la mera
amenaza y mucho menos el daño consumado. La agresión debió dirigirse contra la
persona o los bienes materiales o inmateriales, ya que la respuesta del defendido puede
22
El sujeto actuante está amparado por la ley y aun cuando cause daños al otro, no resulta
responsable. La legislación admite excepcionalmente este tipo de actuación, sólo para
cuando los auxilios de la justicia pudieran no llegar a tiempo o fuera peligrosa la espera.
Son tres los requisitos que se exigen para la adecuación a la figura: 1) que se intente
proteger un derecho subjetivo 2) que exista un peligro cierto de que el derecho se pierda
o frustre o dificulte su ejercicio 3) que no exista tiempo razonable y suficiente para acudir
a los órganos del Estado.
El tema se encuentra vinculado con el principio del abuso del derecho que pone una
limitación a dicho ejercicio de un derecho propio. El ejercicio regular, es decir, conforme
23
Los deberes deben ser legales, porque los morales o sociales exceden la órbita de lo
jurídico y están fuera de estos presupuestos. Los deberes conforme a la legislación
justifican siempre el comportamiento y salvan de responsabilidad a quien ocasiona daños
obrando de tal manera.
El ejercicio de autoridad o cargo es el dado por la ley o la función se encuentra dentro del
ejercicio legítimo de un derecho y los efectos son asimilables.
Otro tema que está dentro de los deberes legales justificantes, es el de la obediencia
debida. La diferencia reside en que la orden no es emitida por la ley sino por la autoridad,
dentro del punto de vista del derecho civil configura una vía de irresponsabilidad.
El CCC establece:
24
Medios de garantía.
Todo lo que de una u otra manera contribuya a reforzar el vínculo obligatorio y a asegurar
al acreedor el exacto cumplimiento de la prestación, constituye un medio de garantía; pero,
dicha misión la cumplen con eficacia e intensidades diversas, medios de muy diferente
carácter.
Ante todo, existen garantías convencionales que se constituyen por acuerdo de partes y que
pueden ser de carácter “personal” o “real”. Entre las primeras se encuentra la fianza
convencional que se perfecciona con el consentimiento de las partes y sólo engendra, en
principio, obligaciones para el fiador, cuyo compromiso es accesorio al del deudor de la
obligación principal. A su vez, en cuanto a su alcance la fianza puede ser simple o solidaria:
en el primer supuesto el acreedor sólo adiciona un nuevo patrimonio, el del fiador, a la
garantía genérica constituida por el patrimonio del deudor de la obligación afianzada, pero
con carácter subsidiario, ya que el fiador simple goza del beneficio de exclusión, y en su
virtud el acreedor debe ejecutar previamente los bienes del deudor de la obligación
principal; o, si existe pluralidad de fiadores, cada uno de ellos goza del beneficio de
división, atento lo cual el acreedor podrá dirigir su acción directamente contra el fiador
solidario, con la salvedad, según aplicación de algunos tribunales, de la intimación previa al
deudor. Con las garantías personales el acreedor no queda sin embargo al margen de la
contingencia de experimentar un perjuicio por insuficiencia de ambos patrimonios, el del
deudor y el del fiador. Las garantías “reales” en cambio, mejoran notablemente la situación
del acreedor, ya que en esencia consisten en la afectación de una cosa determinada al cobro
de un crédito; quedando la misma sujeta a ejecución y subasta en algunos casos, hipoteca,
prenda ordinaria, prenda con registro o sin desplazamiento, o a retención hasta el pago del
crédito garantizado con anticresis.
Fuera de las garantías convencionales, la ley reconoce también por sí sola a ciertos créditos
determinadas calidades, que los tornan preferentes con relación a otros, sustrayéndolos del
régimen del concurso y del pago a prorrata: tales son los privilegios. Pero fuera de las
preferencias de fuente legal (privilegios) y convencional (derechos reales de garantía),
encontramos otro tipo de preferencias que podríamos denominar de origen judicial: se trata
del embargo, medida cautelar establecida en las leyes procesales, que acuerda a quien lo ha
obtenido, un derecho de prioridad para “cobrar íntegramente su crédito, intereses y costas,
con preferencia a otros acreedores”. Aunque esta preferencia del primer embargante no es
tan completa como la que confieren los privilegios y los derechos reales de garantía, ya que
desaparece en los casos de concurso civil o de quiebra del deudor. Finalmente, a su lado
aparece también el derecho de retención acordado por la ley en determinadas situaciones, el
que está caracterizado, en principio, no por una preferencia en el cobro, sino por la
posibilidad de la tenencia indefinida de un bien del deudor, hasta tanto éste no cumpla con
la obligación así garantizada.
Igualmente encuadran dentro del concepto genérico de garantías, la “cláusula penal” y la
“seña penintencial”, en cuanto importan una liquidación anticipada de los daños que
pueden derivarse del incumplimiento de un contrato, y asumen por ende, una función de
1
PRIVILEGIOS.
Es el derecho dado por la ley a un acreedor para ser pagado con preferencia a otro.
Caracteres:
Existe coincidencia en la doctrina en el sentido de señalar los siguientes caracteres
a) Son de origen exclusivamente legal: el privilegio no puede resultar, sino de una
disposición de la ley. El deudor no puede crear privilegio a favor de ninguno de
los acreedores; y es precisamente uno de los elementos que permiten distinguir
los privilegios y los derechos reales de garantía.
b) Son accesorios: son accesorios del crédito al cual se refieren, y carecen por tanto
de vida propia; por sí solos no pueden existir. En consecuencia, si el crédito se
extingue o se transmite, también el privilegio queda extinguido o transmitido.
Por excepción, en el supuesto de novación, que es una de las formas de
extinción de las obligaciones, el acreedor que la consiente “sin embargo puede,
por una reserva expresa, impedir la extinción de los privilegios e hipotecas del
antiguo crédito, que entonces pasan a la nueva”.
c) Son excepcionales y, consecuentemente, de hermenéutica restrictiva: esto es así
porque importan la derogación del principio general de la igualdad de todos los
acreedores respecto del patrimonio del deudor, creando una situación especial
de prioridad para el cobro de sus créditos respecto de ciertos acreedores; podría
pues decirse, en otras palabras, que están taxativamente determinados por la ley,
y que no existe privilegio allí donde la ley no lo establezca en forma expresa y
precisa.
No cabe por tanto la analogía, es decir, que no se puede aplicar el privilegio
previsto en un situación determinada, a otra distinta, por más similitudes o
semejanzas que ambas pudieran presentar; y que, cuando medie duda sobre la
existencia o no del privilegio, la solución correcta ha de ser el rechazo del
mismo.
d) Son indivisibles: esta indivisibilidad no es más que una aplicación de la regla
romana, referida a la prenda y a la hipoteca, que implica que la totalidad de la
cosa, como así cualquiera de sus partes, que se encuentra afectada a un
privilegio, lo está hasta tanto el o los créditos a los cuales accede la preferencia
no hayan sido satisfechos íntegramente. La indivisibilidad puede serlo, por lo
tanto, desde el punto de vista de la división de la cosa, o sea objetivamente;
como desde el punto de vista de la división del crédito, o sea subjetivamente.
En cuanto a lo objetivo, significa que si se pierde o deteriora parte de la cosa
afectada al privilegio, la totalidad de lo que de ella reste, sigue afectada a la
prioridad de cobreo íntegro del crédito privilegiado sin que nadie pueda
pretender que se restrinja la preferencia en proporción a la disminución del valor
de la cosa.
Fundamentos:
Existe una coincidencia prácticamente unánime, en el sentido de que el fundamento de los
privilegios no es único, sino múltiple y variado; o sea que según los casos serían entonces
distintas las razones que justificarían el derecho de algunos acreedores para cobrar antes
que otros. Así, por ejemplo, sería fundamentalmente consideraciones de salubridad pública,
aunque también de simple decoro o aun religiosas, las que justificarían el privilegio de los
gastos funerarios; mientras que en los gastos de justicia y en el privilegio del conservador,
la razón reside en el beneficio que directa o indirectamente han proporcionado aquéllos a
los acreedores a quienes se oponen.
Lafaille, quien parece primero proponer un fundamento unitario, al decir qué: por un deber
de justicia, el legislador antepone el pago de un crédito a todos los restantes o al de ciertos
otros, porque ha sido necesario o conveniente para todos o una parte de los postergados. De
otra manera, éstos obtendrían ventajas en detrimento de aquéllos; y por tal razón, la teoría
de los privilegios presenta una notable afinidad con el enriquecimiento sin causa.
Molinario también propone de manera más fuerte un fundamento único. Qué el privilegio
resulta ser una garantía supletoriamente establecida por la ley, a favor de determinados
acreedores que se han encontrado o podido encontrarse, en la imposibilidad (de hecho) de
exigir la constitución de una seguridad personal o real expresa en garantías de determinados
créditos; y que el legislador lo acuerda cuando se trata de un contrato que por su
repercusión social, humana o económica, le interesa al legislador que se celebre.
Trigo expresa que esta teoría si bien resulta explicativa de ciertos privilegios, tales como
los que benefician a los créditos por gastos funerarios, en cambio aparece insuficiente para
fundamente otros, como por ejemplo los del vendedor de cosa mueble o de cosa inmueble,
del locador, etc., en los cuales resulta difícil admitir la existencia de una situación fáctica de
imposibilidad (o siquiera dificultad) de exigir la constitución de una seguridad personal o
real. Además, y por sobre todo, la admisión de este fundamente único obstaculizaría la
graduación de los privilegios, que es un aspecto fundamental. Por eso, dice Trigo, no existe
una sola explicación como fundamento de todos los privilegios, sino que cada cual tiene la
suya propia separada y distinta de la de los otros.
5
Clasificación:
En Vélez había dos clasificaciones. Una se atiene a la naturaleza de los bienes
afectados, y efectúa el distingo según recaigan sobre las cosas muebles (privilegios
mobiliarios) o sobre cosas inmuebles (privilegios inmobiliarios). Pero esta
clasificación carece de trascendencia y de rigor científico pues no traduce una
diversidad de régimen entre las dos categorías de privilegios; y tanto es así que la
mayoría de nuestra doctrina ni siquiera alude a ella.
La otra clasificación, que si tiene relevancia, atiende a la mayor o menor extensión
del privilegio, y los distingue en generales o especiales, según comprendan un
conjunto de los bienes del deudor, o sólo algún bien determinado. La mayor
importancia de esta distinción es el modo de ejercitar los privilegios; ya que en
principio, mientras los generales sólo pueden hacerse valer en los juicios universales
de concurso o quiebra del deudor, los especiales pueden alegarse en los juicios
individuales en los que hayan embargado los bienes del deudor afectados al
privilegio, por el procedimiento de la tercería del mejor derecho.
A su vez, los generales comprenden dos sub-categorías:
Generales sobre todo el patrimonio; o generales sobre los bienes muebles e
inmuebles del deudor (en realidad el alcance de este es más amplio, porque no sólo
comprende a los muebles y a los inmuebles o sea las cosas, sino a la generalidad de
los bienes del deudor, se extiende a todo el patrimonio, y generales sobre la
totalidad solamente de los bienes muebles. No hay en cambio, en principio,
privilegios generales sobre la totalidad exclusivamente de los inmuebles).
En síntesis:
- Los generales: se ejercen sobre la totalidad del patrimonio, o una porción del
mismo, o sobre todos los bienes muebles.
- Los especiales: recaen sobre bienes determinados. Por ejemplo, sobre ciertos
bienes muebles, o sobre ciertos bienes inmuebles.
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ARTICULO 2580.- Privilegios generales. Los privilegios generales sólo pueden ser
invocados en los procesos universales.
Privilegios especiales
ARTICULO 2582.- Enumeración. Tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada
caso se indica:
a) los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre ésta. Se
incluye el crédito por expensas comunes en la propiedad horizontal;
b) los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por seis meses y los provenientes
de indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y
fondo de desempleo, sobre las mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de
propiedad del deudor, se encuentren en el establecimiento donde presta sus servicios o que
sirven para su explotación.
Cuando se trata de dependientes ocupados por el propietario en la edificación,
reconstrucción o reparación de inmuebles, el privilegio recae sobre éstos;
c) los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a
determinados bienes, sobre éstos;
d) lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida, sobre ésta o sobre las sumas
depositadas o seguridades constituidas para liberarla;
e) los créditos garantizados con hipoteca, anticresis, prenda con o sin desplazamiento,
warrant y los correspondientes a debentures y obligaciones negociables con garantía
especial o flotante;
f) los privilegios establecidos en la Ley de Navegación, el Código Aeronáutico, la Ley de
Entidades Financieras, la Ley de Seguros y el Código de Minería.
ARTICULO 2585.- Reserva de gastos. Antes de pagar el crédito que goza de privilegio
especial, del precio del bien sobre el que recae, se debe reservar los importes
correspondientes a su conservación, custodia, administración y realización.
En todos los casos, también debe calcularse una cantidad para atender los gastos y los
honorarios generados por las diligencias y tramitaciones llevadas a cabo sobre el bien y en
interés del acreedor.
ARTICULO 2586.- Conflicto entre los acreedores con privilegio especial. Los privilegios
especiales tienen la prelación que resulta de los incisos del artículo 2582, excepto los
siguientes supuestos:
a) los créditos mencionados en el inciso f) del artículo 2582 tienen el orden previsto en sus
respectivos ordenamientos;
b) el crédito del retenedor prevalece sobre los créditos con privilegio especial si la retención
comienza a ser ejercida antes de nacer los créditos privilegiados;
c) el privilegio de los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos fiscales y el de
los gastos de construcción, mejora o conservación, incluidos los créditos por expensas
comunes en la propiedad horizontal, si los créditos se devengaron con posterioridad a la
constitución de la garantía;
d) los créditos fiscales y los derivados de la construcción, mejora o conservación, incluidos
los créditos por expensas comunes en la propiedad horizontal, prevalecen sobre los créditos
laborales posteriores a su nacimiento;
e) los créditos con garantía real prevalecen sobre los créditos laborales devengados con
posterioridad a la constitución de la garantía;
f) si concurren créditos comprendidos en un mismo inciso y sobre idénticos bienes, se
liquidan a prorrata.
Acumulación. Los créditos a los que sólo se reconoce privilegio por un período anterior
a la presentación en concurso, pueden acumular la preferencia por el período
correspondiente al concurso preventivo y la quiebra.
12
El pago de estos créditos debe hacerse cuando resulten exigibles y sin necesidad de
verificación.
ARTÍCULO 241.- Créditos con privilegio especial. Tienen privilegio especial sobre el
producido de los bienes que en cada caso se indica:
1) Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre
ésta, mientras exista en poder del concursado por cuya cuenta se hicieron los gastos;
2) Los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por SEIS (6) meses y los
provenientes por indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido,
falta de preaviso y fondo de desempleo, sobre las mercaderías, materias primas y
maquinarias que, siendo de propiedad, del concursado, se encuentren en el
establecimiento donde haya prestado sus servicios o que sirvan para su explotación;
1) Los intereses por DOS (2) años contados a partir de la mora de los créditos
enumerados en el inciso 2 del Artículo 241;
2) Las costas, todos los intereses por DOS (2) años anteriores a la quiebra y los
compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación establecida
13
El privilegio reconocido a los créditos previstos en el inciso 6 del Artículo 241 tienen
la extensión prevista en los respectivos ordenamientos.
1) en el caso de los incisos 4 y 6 del Artículo 241, en que rigen los respectivos
ordenamientos;
2) el crédito de quien ejercía derecho de retención prevalece sobre los créditos con
privilegio especial si la retención comenzó a ejercerse antes de nacer los créditos
privilegiados. Si concurren créditos comprendidos en un mismo inciso y sobre
idénticos bienes, se liquidan a prorrata.
ARTÍCULO 244.- Reserva de gastos. Antes de pagar los créditos que tienen privilegios
especiales, se debe reservar del precio del bien sobre el que recaen, los importes
correspondientes a la conservación, custodia, administración y realización del mismo
efectuados en el concurso. También se calcula una cantidad para atender a los gastos
y honorarios de los funcionarios del concurso, que correspondan exclusivamente a
diligencias sobre tales bienes.
ARTÍCULO 246.- Créditos con privilegios generales. Son créditos con privilegio
general:
14
5) El capital por facturas de crédito aceptadas por hasta veinte mil pesos ($ 20.000) por
cada vendedor o locador. A los fines del ejercicio de este derecho, sólo lo podrá
ejercitar el libramiento de las mismas incluso por reembolso a terceros, o cesionario
de ese derecho del librador. (Inciso incorporado por art. 7° de la Ley N° 24.760 B.O.
13/1/97)
ARTICULO 247.- Extensión de los créditos con privilegio general. Los créditos con
privilegio general sólo pueden afectar la mitad del producto líquido de los bienes, una
vez satisfechos los créditos con privilegio especial, los créditos del Artículo 240 y el
capital emergente de sueldos, salarios y remuneraciones mencionados en el inciso 1
del Artículo 246.
DERECHO DE RETENCIÓN.
El art.2587 establece que todo acreedor de una obligación cierta y exigible puede conservar
en su poder la cosa que debe restituir al deudor, hasta el pago de lo que éste le adeude en
razón de la cosa.
Antecedentes históricos: el origen se encuentra en el derecho roano, en la exceptio doli
mali. La misma fue introducida por el pretor en la época del procedimiento formulario, para
cubrir al poseedor de buena fe que había hecho mejoras en una cosa creyéndola suya, de su
falta de accio para reclamar el importe de las mismas contra el titular de la cosa.
15
Requisitos:
Para que el derecho de retención tenga lugar, es necesaria la concurrencia de tres requisitos:
1- Tenencia material de la cosa ajena por el retenedor: el derecho de retención sólo
funciona a favor de quien tiene materialmente la cosa ajena, sobre la cual habrá de
ejercerse; el mismo sentido de su denominación así lo indica, pues para retener hay
que tener previamente.
Se niega este derecho al poseedor vicioso.
Por otra parte, la mayoría de nuestra doctrina enseña que la retención solo puede
recaer sobre cosas; o sobre objetos materiales susceptibles de tener un valor;
mientras que para algunos no habría inconveniente en extender la retención a bienes
u objetos inmateriales, que no son cosas; para otros (Trigo), el régimen es
únicamente para las cosas stricto sensu pueden ser retenidas, ya que los bienes que
no fuesen cosas, no son susceptibles de posesión; todo lo cual encontraría
fundamentos en que, si el derecho o crédito no constase por escrito, sería imposible
siquiera pensar en ejercer sobre el mismo cualquier forma de retención; y si
existiese un título, en realidad sería sólo éste y no el derecho instrumentado en sí, el
único susceptible de retención; y aún en ese supuesto, podría incluso suceder que
por ser nulo el instrumento, la retención resultase totalmente ineficaz.
Ahora bien, mientras sean cosas, no importa si son muebles o inmuebles.
2- Existencia de un crédito contra quien demanda la restitución: el titular del derecho
de retención debe tener un crédito cierto en cuanto a su existencia y exigibilidad;
razón por la cual, no podría ejercitarse sobre una obligación natural, que no es
exigible, pues la retención importaría una manera de forzar al pago del deudor, pese
a que la ley no acuerda acción para exigir su cumplimiento.
En cambio, no es necesaria la liquidez del crédito, o sea que se sepa con exactitud
su cantidad o monto, puesto que al ejercitar el derecho de retención el retentor no
reclama su pago y, por ende, de omento no resulta tampoco imprescindible saber
cuánto se habrá de pagar.
3- Relación de conexidad entre el crédito y la cosa retenida: significa qué, el crédito se
haya originado por razón de la misma cosa. Se requieres tres condiciones
necesarias: posesión de la cosa de otro por un tercero; obligación de parte del
16
Caracteres:
- Accesorio: es un accesorio del crédito en garantía del cual se confiere. No se lo
concibe con vida propia e independiente.
- Cesible y transmisible: como una consecuencia de su carácter accesorio, nuestra
doctrina también ha admitido en general que el derecho de retención era
igualmente transmisible, siempre que se hiciese tradición de la cosa juntamente
con la cesión del crédito garantizado; no pudiendo en cambio ser negociado
independientemente para amparar otro crédito distinto, que lógicamente no
llenaría las condiciones necesarias para justificarlo, y en cuyo supuesto el
derecho de retención se extinguiría.
Sin embargo, no es posible prescindir de la circunstancia de que el retenedor no
sólo es acreedor, sino al mismo tiempo deudor de la obligación de restituir esa
cosa a su dueño, y que al propietario, acreedor de la restitución, no le resultan de
ninguna manera indiferentes las cualidades personales del tenedor de la cosa; el
retenedor no podría descargar en otra persona la obligación de restituir, que le
incumbe a él personalmente, y si efectuase una cesión del crédito que origina la
retención, transmitiendo también la cosa retenida, el primitivo tenedor
continuaría obligado personalmente por el eventual incumplimiento de la
obligación de restituir, o los deterioros que pudiera sufrir la cosa en manos del
cesionario del crédito.
- Indivisible: aunque la obligación garantida sea divisible y se abone
parcialmente, no por ello se fraccionará el derecho de retención: hasta que el
debitum ajeno a la cosa no haya sido íntegramente satisfecho, la obligación de
devolverse la cosa retenida no puede existir.
Asimismo, tratándose de varias cosas y concurriendo respecto de todas ellas en
conjunto los requisitos legales, la retención puede ejercerse en forma global, sin
que pudiera pretenderse la devolución de algunas en proporción a la parte de la
deuda pagada.
- Ejercitable por vía de excepción: se lo opone pues sólo para conservar una
situación de hecho ya existente; lo cual evidencia que su misión es defender y
no atacar.
Siendo en consecuencia, una excepción, que deberá deducirse ante el juez que
conozca en la correspondiente acción de restitución, y en la etapa oportuna del
proceso.
- Excepcional: sólo se concede cuando se reúnen todos los requisitos exigidos por
la ley.
Naturaleza jurídica:
Desde antiguo este problema de la naturaleza del derecho de retención, ha divido a la
doctrina extranjera y nacional, en varias posturas disímiles.
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Efectos:
-> Respecto del propio retenedor
- Derechos:
a) ejercer todas las acciones de que dispone para la conservación y percepción de su
crédito, y las que protegen su posesión o tenencia con la cosa retenida;
b) percibir un canon por el depósito, desde que intima al deudor a pagar y a recibir la cosa,
con resultado negativo;
c) percibir los frutos naturales de la cosa retenida, pero no está obligado a hacerlo.
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->Respecto de terceros:
a) sucesores a título particular del deudor: su situación es idéntica a la de su autor o
enajenante, pues no adquieren sobre la cosa retenida un derecho mejor ni más perfecto que
el de este último.
b) acreedores quirografarios: el derecho de retención no impide que otros acreedores
embarguen la cosa retenida, y hagan la venta judicial de ella; pero el adjudicatario, para
obtener los objetos comprados, debe entregar al tener de ellos, hasta la concurrencia de la
suma por la que éste sea acreedor.
Si quiere obtener la entrega de la cosa deberá primero desinteresar al retenedor, ya sea
pagándole directamente, ya sea depositando en el juicio el precio de la cosa que sea
suficiente para cubrir el crédito del acreedor retencionista.
Por tanto, el derecho de retención no impide manera alguna la subaste de la cosa retenida.
c)acreedores privilegiados: el derecho de retención no impide el ejercicio de los
privilegios.
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20
Se ha definido esta acción como la facultad que la ley concede a los acreedores para que
sustituyéndose a su deudor ejerciten los derechos y acciones de éste cuando tales derechos
y acciones, por negligencia o mala fe de dicho deudor, estuvieren expuestos a perderse
para la prenda general con perjuicio para sus acreedores. Por lo que es una acción que la
ley concede a los acreedores para hacer valer derechos o acciones de su deudor, ante la
incuria, inercia o desidia de este último.
ARTICULO 739.- Acción subrogatoria. “El acreedor de un crédito cierto, exigible o no,
puede ejercer judicialmente los derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso
en hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia”.
El acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.
a) conservatoria: vale decir que se ejercita sólo para incorporar bienes del deudor a su
patrimonio, contribuyendo a su mantenimiento e integridad. Es la tesis mayoritaria.
d) una acción de naturaleza especial o carácter propio, que tiende a acrecentar la garantía
de los acreedores y a preparar las vías de la ejecución.
Para algunos autores el acreedor ejercita las acciones de su deudor actuando como si fuera
su mandatario y por lo tanto se debe comprender en la acción la totalidad de los derechos
Otros sostiene la existencia de una cesión legal pero ello parece insostenible desde que si
así fuera se transferirá al acreedor la titularidad del derecho de deudor y no es así.
Los procesalistas estiman que el acreedor actúa como sustituto procesal del deudor. La
sustitución procesa es una figura según la cual “un tercero actúa en el proceso ejercitando
en beneficio propio, derechos ajenos”.
Derechos surgidos de los contratos: los acreedores pueden, como principio general ejercer
en nombre del deudor todos los derechos y acciones tendientes al cumplimiento,
resolución, rescisión, revocación y nulidad relacionados con los contratos y la
reclamación de daños y perjuicios por el incumplimiento de los mismos.
Derechos reales: en la esfera de los derechos reales el acreedor por medio de la acción
subrogatoria puede demandar la división de condominio a fin de que se adjudique al
deudor su parte, y luego perseguir en ella el cobro de su crédito; puede ejercer las acciones
reales que correspondan a su deudor: reivindicatorias, confesorias y negatorias; puede
reclamar el pago del crédito hipotecario que tenga a su favor el obligado, etc.
El art b a los derechos y acciones sustraídos de la garantía común de los acreedores: por
ejemplo a) las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su cónyuge o
conviviente, y de sus hijos; b) los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la
profesión, arte u oficio del deudor; c) los sepulcros afectados a su destino, excepto que se
reclame su precio de venta, construcción o reparación; d) los bienes afectados a cualquier
religión reconocida por el Estado; f) las indemnizaciones que corresponden al deudor por
daño moral y por daño material derivado de lesiones a su integridad psicofísica; g) la
indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los hijos con
derecho alimentario, en caso de homicidio.
El inciso c hace referencia a que las meras facultades quedan excluidas, no se puede
ejercer salvo que de su ejercicio pueda resultar una mejora en la situación patrimonial de
deudor.
En cuanto al código de fondo, es decir el código civil no lo indica pero los ha elaborado
la doctrina, se exigen dos clases de requisitos: sustanciales y formales:
a) sustanciales: 1) calidad de acreedor: para ejercitar esta acción debe reunirse la calidad
de acreedor. No importa la clase de prestación de que se trate. Tampoco importa la época
de nacimiento del crédito, a diferencia de la acción revocatoria que exige que sea de fecha
anterior al acto que se pretende revocar. No se hace distinción entre créditos comunes o
privilegiados. Algunos autores sostienen que no cabe distinguir entre obligaciones civiles
y naturales a los efectos de esta acción. Las obligaciones naturales no acuerdan acción a
su titular, si este tipo de obligaciones no otorga a su titular el derecho de persecución
judicial contra el deudor, con menos razón puede darlo contra terceros, además para que
proceda la acción subrogatoria debe tratarse de un acreedor que tenga a su favor un crédito
cierto y en las obligaciones naturales se trata de créditos que carecen ya del requisito de
certeza, porque han sido rechazados por sentencia firme. El crédito debe ser cierto, se
entiende que no reúne este requisito el crédito que tuviera sometido a litigio o que hubiera
sido desconocido por el obligado o si por cualquier razón se hubiera dejado de ser
acreedor.
b) formales: hay una tendencia actual de eliminar en lo posible las exigencias formas que
la doctrina antigua había acumulado acerca de la acción subrogatoria.
1) subrogación judicial previa: algunos autores exigen que el acreedor pida autorización
judicial previa para ejercitar la acción subrogatoria. Para otros, en cambio, este requisito
debe exigirse únicamente cuando el acreedor persigue esta acción como ejecutiva o
cuando pretende que el deudor no disponga de sus derechos o se procura aprovechar sólo
del beneficio, pero no cuando se ejercita la acción con carácter exclusivamente
conservatorio. La mayoría de los autores, entienden que no es necesaria autorización
judicial previa alguna para la promoción de la acción subrogatoria.
b) intimación al deudor: algún sector doctrinario exigen que antes de ejercitarse la acción
el acreedor intime al deudor para que haga valer por sí mismo sus derechos y sólo ante la
inacción posterior de éste admiten la posibilidad de que actúe el acreedor. La mayoría de
la doctrina y de la jurisprudencia se han inclinado en sentido contrario.
En art. 114 dispone que la sentencia que se dicte hace cosa juzgada con respecto al deudor
citado y a los demás acreedores, hayan o no comparecido.
EFECTOS: Hay que discriminar los efectos de esta acción en lo que se relaciona:
NOCION Y CONCEPTO: Otro de los remedios que la ley otorga a los acreedores para
la protección y tutela de sus créditos es la acción revocatoria o pauliana. El término
revocatoria carece del sentido estrictamente técnico y debe ser entendido tal como se lo
interpreta vulgarmente, esto es, dejar sin efecto.
Esta acción procede cuando el deudor realiza una actividad (no cuando la omite) en
perjuicio y fraude de sus acreedores; en ello se diferencia de la acción subrogatoria, para
cuyo ejercicio se exige como presupuesto la inacción de deudor.
Se la puede definir como “un poder jurídico que la ley otorga a los acreedores para
impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de sus derechos y con ellos les
cause un perjuicio”. Se ejerce ante actos dolosos/fraudulentos del deudor que lo vuelven
insolvente o agravan una insolvencia ya existente, por ejemplo si enajena un inmueble y
oculta el precio obtenido en la venta, en estos casos el acreedor puede pretender que esos
actos no le sean opuestos, es decir que no sean oponibles y se declaren “ineficaces” o
como que no existieran. Si existen para el resto de los acreedores, no para él.
De dicho artículo se desprende que puede ser un acto fraudulento por ejemplo se saca los
bienes del patrimonio o renuncia al ejercicio de derechos o facultades.
Con Justiniano se unifican todas en una sola acción, que tiene carácter revocatorio e
indemnizatorio y así trasciende a las legislaciones modernas. La denominación de “acción
pauliana”, tal como se la conoce comúnmente, surgió de la glosa bizantina, que para darle
una denominación individualizadora le puso el nombre del jurista Paulo. En el derecho
intermedio se amplía el campo de actuación, e incluso cuando la transmisión es gratuita
se elimina como requisito el animus fraudandi en el deudor.
a) personales, esta acción corresponde a todo acreedor que la ejercita en su propio nombre
y directamente contra quienes fueron los partícipes del acto que se quiere impugnar;
El inciso A se refiere a que el acto debe ser anterior al acto que se quiere impugnar, pero
puede pasar que no sea anterior pero que se realice con el propósito de defraudar a futuros
acreedores.
El inciso C debe haber mala fe de que con el acto uno se está insolventado.
El pago, en principio es extraño a la acción pauliana; el deudor no hace más que cumplir
con lo que debe y se encuentra jurídicamente obligado y no se trata de alterar la igual
condición de crédito, por lo que si no hay fraude, no existe posibilidad de impugnar el
acto.
EFECTOS:
a) desde el punto de vista del acreedor demandante: el efecto con relación al acreedor que
realizo el reclamo se vincula con la naturaleza jurídica de la acción. Si ésta es inoponible
es porque el acto no puede tener efecto contra él y los derechos o las cosas deben volver
al estado que tenían con anterioridad. El acreedor puede reclamar lo que le corresponde
como crédito. Es un derecho que solamente beneficia al que promovió la demanda.
c) otros acreedores: la acción sólo protege a aquel que la promovió y por lo tanto los
demás acreedores no mejoran su situación creditoria.
ARTÍCULO 340.- Efectos frente a terceros. Deber de indemnizar. “El fraude no puede
oponerse a los acreedores del adquirente que de buena fe hayan ejecutado los bienes
comprendidos en el acto.
La acción del acreedor contra el subadquirente de los derechos obtenidos por el acto
impugnado sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es cómplice en el fraude; la
complicidad se presume si, al momento de contratar, conocía el estado de insolvencia.
a) con la acción subrogatoria: tienen elementos comunes, como que ambas son
“conservatorias”, se otorgan a los acreedores para la protección del crédito y tienen como
fundamento que el patrimonio es la garantía común.
Algunas notas distintivas las separan; así, el acreedor ejercita la subrogatoria en nombre
de su deudor, hace ingresar los bienes en el patrimonio del obligado, y deja a todos los
demás acreedores en igualdad de situación. La revocatoria, que es propiamente una
acción, se ejerce ante la insolvencia del deudor, aprovecha solo a quienes reclama con
ella, y tiene su propio plazo de prescripción; y mas aún, viene a tratar de expurgar el
fraude en los negocios privados,
10
La acción se simulación puede ser promovida por los acreedores, o aun por los mismos
intervinientes en el acto y su éxito aprovecha a todos los acreedores y solo beneficia a
demandante.
La jurisprudencia acepta que los acreedores acumulen ambas acciones. Se demanda por
simulación, y en subsidio, por si el negocio fuere efectivo, se agrega la acción pauliana.
CLASES:
11
En igual sentido se legisla en el art 221 del código procesal civil y comercial de la Pcia
de Bs. As.
13
->Antecedentes históricos:
La idea del traspaso de las obligaciones no ha encontrado camino fácil en el derecho.
En el derecho romano de las primeras épocas, se tenía una concepción subjetiva y estática
de la obligación. Se la consideraba como un vínculo de persona a persona. Esta debía ser
CESIÓN DE CRÉDITOS.
De Gásperi-Morello la definen como la convención por la cual el titular de un derecho,
llamado cedente, por una causa conforme a la ley, como la venta, la dación en pago, la
permuta o la donación, y sin necesidad de consentimiento del deudor, se obliga a favor de
otra persona, llamada cesionario, a transferírselo con la fuerza inherente al título del cual
resulta su crédito, y los derechos accesorios, con la facultad de ejercerlos en idéntica
medida que él podría hacerlo contra el deudor cedido.
Naturaleza y caracteres.
En el código de Vélez, al igual que cierta doctrina, se la entiende como un contrato.
Y como tal se le asignan los siguientes caracteres:
1- Contrato consensual: significa que se perfecciona por el simple consentimiento
entre las partes (cedente y cesionario). Los requisitos de la notificación al deudor o
su aceptación son sólo a los fines de que produzca efectos con relación a terceros y
al mismo deudor cedido.
En el artículo 1619 se menciona la entrega de los títulos si existiesen, por lo que
llevaría al análisis que la doctrina hacía respecto a lo similar mencionado por Vélez,
si se trata de un contrato real que se perfecciona con la tradición del instrumento.
Pero en realidad se ha coincido en que esto no es una formalidad del contrato, sino
una consecuencia circunstancial del mismo. Además de decir, si existiera,
entendiéndose como un deber accesorio que no impide que el contrato se halle
perfeccionado.
2- Es un contrato formal que debe hacerse por escrito.
3- Cuando la cesión es a título oneroso, el contrato es bilateral. Cuando es gratuito, es
unilateral.
Acto abstracto: así lo considera la doctrina germana y algunos autores italianos,
como un negocio abstracto, ya que se encuentra independizado de su causa; ésta
consiste en una relación obligacional precedente, que no influye en su eficacia ni
incide en la cesión.
Negocio de causa variable o fungible: considera que la causa donde se asienta el
negocio de cesión se muta y cambia para completar el esquema incompleto. Así,
hay cesiones onerosas basadas en la compraventa, o en una permuta, o gratuitas
apoyadas en la donación.
Clases de cesión.
Puede presentarse en varias formas: como venta, como permuta y como donación, según
que el crédito sea cedido por un precio, o permutado por otra cosa, o por crédito, o
transmitido gratuitamente, en cuyos casos se aplican las disposiciones relativas a dichos
contratos, en lo que no esté expresamente reglamentado.
Hay otras formas de cesión, en que esa transmisión no se opera en realidad. Así ocurre con
la cesión en garantía, usufructo de créditos, y en la cesión a los efectos del cobro del
crédito, llamadas cesiones impropias.
Entonces, la cesión propiamente dicha es la abstracta, que significa que la causa no
importa. Y las impropias son las que tienen causa, como las de actos dispositivos.
Seguidamente:
- Cesión en garantía: si la obligación principal garantizada se cumple, la cesión queda
sin efecto. En caso contrario el cesionario tiene el derecho de gestionar el cobro del
crédito cedido y si tiene éxito con ello, debe aplicar su producido al pago de la
obligación garantizada.
- Usufructo de créditos: este derecho real de goce sobre cosa ajena, requiere también
que el crédito conste por escrito, además de la notificación del deudor de dicho
crédito. El usufructuario puede exigir los intereses y los hace suyos a medida que se
vayan devengando, sin necesidad de percibirlos efectivamente. En cuanto al crédito
principal, puede cobrarlo válidamente pero con cargo de restituir el capital al nudo
propietario una vez que concluya el usufructo. En cambio, no le es permitido
extinguir el crédito por otros medios que el cumplimiento normal; ni tampoco
podría perseguir su cobro judicialmente sin el concurso del acreedor nudo
propietario.
- Cesión en pago: el cedente resulta ser el deudor del cesionario y paga el crédito
debido mediante la cesión; tiene diferentes consecuencias, y la realizada pro soluto
se distingue de la pro solvendo.
*Pro soluto: el cedente paga y se libera entregando el crédito que tiene contra un
tercero (su deudor), a favor del acreedor. No asume garantía ni riesgo alguno ante la
insolvencia del tercero o la imposibilidad de percepción del crédito.
Sujetos.
La relación jurídica de la cesión sólo es entre el cedente y el cesionario. El deudor cedido es
ajeno al convenio, y es considerado, como un tercero respecto a la cesión.
Capacidad: la capacidad exigida es la necesaria para la celebración de actos de
disposición.
Si se trata de una cesión por precio, la capacidad requerida es la de la compraventa
(comprar y vender).
Si se trata de una cesión gratuita, se requiere la capacidad de donante o donatario.
No pueden ser cesionarios:
- Los esposos, el uno al otro;
- Los padres, tutores y curadores de las personas que están a su cargo, ni de créditos,
derechos y acciones contra sus hijos;
- Los albaceas, de crédito incluido en las testamentarias en que desempeñan esas
funciones;
- Los administradores particulares o comisionados, de créditos de sus mandantes o
comitentes;
- Los abogados o procuradores judiciales, de las acciones deducidas en juicios en que
ejerciesen o hubiesen ejercido sus oficios;
- Los funcionarios, ministros, gobernadores, intendentes y empleados
administrativos, de derechos contra la Nación, provincia o municipalidad donde
cumplen sus funciones o desempeñan su empleo. Los funcionarios de la
administración de justicia, de acciones judiciales de cualquier naturaleza, que fuesen
de la competencia del juzgado o tribunal en que sirviesen.
Objeto.
Regla todo objeto incorporal, todo derecho y toda acción sobre una cosa que se encuentre
en el comercio, puede ser cedido.
Excepciónsalvo que la causa sea contraria a alguna prohibición expresa o implícita de la
ley, o a título del mismo crédito, es decir, prohibición convencional.
Prohibición legal: los derechos inherentes a la persona; derechos que estén fuera del
comercio; los derechos de uso y habitación, las esperanzas de sucesión, los montepíos y las
pensiones; el derecho a alimentos futuros; al adquirido por un pacto de preferencia en la
compraventa; las indemnizaciones derivadas de las leyes laborales, el bien de familia, etc.
Prohibición convencional o pacto de non cedendo: es un pacto que consiste en un acuerdo
entre partes, mediante el cual se impide la cesión de algún derecho. La mayoría de la
doctrina considera que la prohibición de ceder a una persona determinada e individualizada
es perfectamente eficaz y válida. El problema surge en cuanto a la cláusula que establece la
imposibilidad de ceder a cualquier persona.
Algunos autores sostienen que, en principio, ese tipo de cláusula es nula.
Otros, entre ellos Borda y Compagnucci, sostienen que la prohibición de ceder a persona
alguna mantiene pleno valor mientras quien reclame su vigencia demuestre un interés serio,
no contrario a la moral y a las buenas costumbres, y siempre que no fuere la consecuencia
de un ejercicio abusivo del derecho, o contrario a la moral y las buenas costumbres.
Alcance de la cesión.
La transmisión del crédito comprende el derecho de exigir la prestación en que el mismo
consiste, y salvo convención en contrario, todos sus accesorios: fianzas, hipotecas, prendas,
cláusulas penales, intereses vencidos, privilegios, etc.
No se incluye, en principio, la responsabilidad por las deudas del cedente, aun las que
tengan relación con el crédito cedido. Pero a esto se dan las siguientes excepciones: que el
cesionario haya aceptado expresa o tácitamente hacerse cargo de deudas del cedente
relacionadas con el derecho transmitido; o cuando una disposición legal así lo imponga, por
ejemplo, si se trata de obligaciones inherentes al derecho transmitido como el caso de las
dudas con el personal en la transmisión de un fondo de comercio.
Forma.
El art. 1618 dice que debe hacerse por escrito, sin perjuicio d los casos en que se admite la
transmisión del título por endoso o por entrega manual.
Y especifica los casos que debe hacerse por escritura pública:
a) La cesión de derechos hereditarios;
b) La cesión de derechos litigiosos. Si no involucran derechos reales sobre inmuebles,
también puede hacerse por acta judicial, siempre que el sistema informático asegure
la inalterabilidad del instrumento;
c) La cesión de derechos derivados de un acto instrumentado por escritura pública.
10
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, el tercero queda como
codeudor subsidiario.
ARTICULO 1633.- Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el
acreedor pagar la deuda de su deudor, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, la asunción se tiene por
rechazada.
ARTICULO 1634.- Conformidad para la liberación del deudor. En los casos de los dos
artículos anteriores el deudor sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente.
Esta conformidad puede ser anterior, simultánea, o posterior a la cesión; pero es ineficaz si
ha sido prestada en un contrato celebrado por adhesión.
Delegación y expromisión.
Es una figura regulada en el código civil italiano, con igual denominación que la prevista en
el código de Vélez pero con efectos diferentes.
La delegación es una forma de transmisión de deudas a título particular mediante la cual el
primitivo deudor (delegante) asigna al acreedor (delegatario) un nuevo deudor (delegado).
De esta manera, el delegado se obliga frente al delegatario. La iniciativa corresponde
siempre al delegante, y su vinculación con el delegatario se denomina relación de valor;
mientras que la conexión entre el delegante y el delegado se conoce como relación de
cobertura o provisión; de ello se accede al nuevo negocio que implica la relación final.
La delegación puede ser: a) pura o abstracta, y titulada o causal; b) privativa o acumulativa;
c) pago de crédito; d) perfecta o imperfecta, y e) activa o pasiva.
a) Pura o abstracta, y titulada o causal: en la delegación pura, las partes deben
prescindir de las relaciones de cobertura y de valuta, es decir, ninguna implicancia
tiene las vinculaciones previas existentes entre delegante y delegado, o entre el
delegante y el delegatario. Ello interesa en cuanto a las defensas, ya que el delegado
11
Antecedentes históricos:
Derecho romano: la institución del pago con subrogación aparece recién en el
derecho intermedio, singularmente en el antiguo derecho francés, derivando su
nombre del canónico, pero relacionada con instituciones del derecho romano: el
beneficiario de la cesión de acciones, lo podía exigir el fiador al acreedor que le
demandaba el pago de la deuda afianzada, como medio de asegurarse el reintegro de
lo pagado. En la sucessio in locum, un acreedor hipotecario que pagaba a otro que le
era preferente, pasaba a ocupar el lugar o rango de éste último.
Francia: subrogación convencional por el deudor, e remonta al reinado de Enrique
IV en Francia.
La tasa de rentas constituidas, muy frecuentemente en la antigua monarquía
francesa a consecuencia de la prohibición del préstamo con interés, había sido fijada
por un edicto de Carlos IX del año 1752 en el “uno por doce” (doceava parte del
capital), pero, después de la pacificación y de la vuelta a los negocios que señalaron
12
Naturaleza jurídica:
1-Extinción del crédito y transmisión de sus accesorios: sostenido por algunos autores
antiguos y modernos del derecho francés, el crédito quedaba definitivamente extinguido
mediante el pago y no se transmitía en consecuencia al tercero; pero en cambio pasaban a
éste los accesorios de dicho crédito, como ser hipotecas, prendas, fianzas, etc., ajenos al
mismo. La acción por medio de la cual el tercero reclamaba del deudor el reembolso de lo
pagado era la de mandato, gestión de negocios o préstamo según el caso; pero con los
accesorios del crédito anterior.
2-La subrogación es una cesión: el pago con subrogación y la cesión serían idénticas sólo
con distinto nombre.
3-Ssistema de la ficción: para ciertos autores la subrogación encierra una operación doble:
un pago en las relaciones del tercero con el acreedor, y una cesión ficticia en las relaciones
del tercero con el deudor, y en cuya virtud el crédito mismo, no obstante estar extinguido
respecto del acreedor, se transmite al pagador con todos sus accesorios.
4-Tesis del pago sui generis: la consideran como una operación de carácter complejo, que
implicaría: un pago sui generis, de efectos limitados en relación al antiguo acreedor; y la
transmisión real, al subrogante, de todos los derechos del acreedor originario frente al
deudor, cuya obligación no se extingue.
5-Supuestos de transmisión a título singular: la doctrina más reciente considera que el mal
llamado pago con subrogación es, pura y simplemente, un caso de sucesión a título singular
de derechos, distinto de la cesión de créditos.
6- Trigo: dice que el hecho de que la obligación se extinga para el deudor, es una
consecuencia refleja (la extinción no obedece a la actuación del propio obligado, sino que
deviene en forma análoga a si un evento natural produjera la satisfacción del acreedor);
pero que la extinción del deber del deudor no se produce, cuando el tercero que paga se
subroga en el derecho del acreedor. Coincide entonces, con la posición que la considera una
mera forma de transmisión de derechos a título singular.
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I-B)Subrogación convencional por el deudor: cuando paga la deuda de una suma de dinero,
con otra cantidad que ha tomado prestada, y subroga al prestamista en los derechos y
acciones del acreedor primitivo. El deudor paga su deuda con fondos que toma en préstamo
de un tercero.
Esta situación en nada perjudica al acreedor originario, quien no sufre perjuicio alguno y
simplemente es desinteresado mediante el pago de su crédito, recibiendo aquello que le era
debido.
Requisitos:
- Que haya sido establecida expresamente.
- Que conste en instrumento público o privado de fecha cierta.
- Que se justifique, sea con las constancias mismas del recibo del acreedor o por otros
medios de prueba, que los fondos prestados al deudor por el tercero a quien subroga,
han sido efectivamente empleados para desinteresar (pagar) al acreedor primitivo.
II) Subrogación legal: la ley misma, en ciertos casos, subroga de pleno derecho al tercero
que paga la deuda de otro; y se produce sin que sea necesaria la conformidad del acreedor a
quien se paga, ni la cesión expresa de derechos por éste; no influyendo tampoco la voluntad
contraria del deudor.
Casos:
- Acreedor que le paga a otro preferente: el pago debe ser hecho por un acreedor, y se
debe haber efectuado a otro acreedor preferente. El acreedor que paga puede ser
quirografario o privilegiado, y es indiferente el motivo del pago, el monto del
crédito, y la causa de la preferencia, pues la ley no distingue y la utilidad que
fundamenta la subrogación es común a todos los supuestos. Además, es
inevitablemente necesario que el acreedor a quien se paga esté provisto de una
preferencia de que carezca el solvens o que sea superior a la de este último; lo cual
sucede en el caso de quien paga a un acreedor hipotecario en grado anterior. Por
ello, no se produce cuando un acreedor desinteresa a otro que sólo tiene un derecho
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Efectos de la subrogación:
El solvens ocupa el lugar del acreedor pagado y se transmiten a él todos los derechos,
accesorios y garantías de que gozaba este último; y también todas las acciones, como la
resolutoria, revocatoria, etc.
Parejamente, por ocupar el tercero la misma situación jurídica del acreedor primitivo,
también se le pueden oponer las mismas defensas que contra este último tenía el deudor; tal
como la prescripción.
Limitaciones:
La subrogación sólo opera dentro del límite de lo realmente pagado por el solvens. De ahí
que sin un deudor solidario pagó íntegramente la deuda, para que pueda accionar contra sus
codeudores deben establecerse primeramente las relaciones existentes entre ellos.
Si la deuda pagada llevaba intereses, el tercero subrogado tiene también derecho a percibir
los que se devenguen con posterioridad al día en que se operó la transmisión del crédito a
su favor; pero no lo tendría, en cambio, si la obligación fuera sin intereses, salvo ulterior
constitución en mora del deudor.
En el caso de la subrogación convencional, el efecto puede ser limitado a ciertos derechos
y acciones por el acreedor o por el deudor que la consiente. Se trata de una mera aplicación
del principio de la autonomía de la voluntad.
En la legal, establecida en provecho de los que han pagado una deuda a la que estaban
obligados con otros, el recurso contra ellos sólo puede ejercerse hasta la concurrencia de la
parte, por la cual cada uno de éstos últimos hubiese estado obligado.
Pago parcial:
Un efecto particular de la subrogación es el caso de la concurrencia de subrogante y
subrogado, en razón del pago parcial que hecho este último. Cuando el subrogado hubiese
hecho un pago parcial, y los bienes del deudor no alcanzaren a pagar la parte restante del
acreedor y la del subrogado, éstos concurrirán con igual derecho por la parte que se les
debiese; lo mismo cuando haya concurrencia con créditos privilegiados.
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16
El código de Vélez no trataba sistemáticamente la mora del acreedor, pero hablaba de ella
en la nota del art. 509 y en distintas partes contemplaba situaciones especiales de mora
del acreedor. (En materia de compraventa, art. 1430 y 1431, en locación de obra, 1630).
En el art. 510 se establecían los argumentos para demostrar que el acreedor podía caer en
mora, en ese articulo, se aludía a la mora de ambas partes.
El CCC trata expresamente la mora del acreedor en la última parte del art.886, es decir lo
trata junto con la mora del deudor.
ARTICULO 886.- Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del
acreedor. “La mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para
el cumplimiento de la obligación.
d) debe existir un ofrecimiento real de pago por parte del deudor de conformidad a lo
dispuesto en el art. 867 y debe existir una negativa injustificada del acreedor a recibirlo:
es decir que para constituir en mora al acreedor, debe tratarse de una oferta real de pago,
es decir hechos y no palabras. Oferta real de cumplimiento significa que el deudor debe
hacer saber fehaciente y materialmente, su voluntad de cumplir; es necesario que ofrezca
la prestación de manera idéntica a la que se obligo, lo mismo con el lugar, tiempo y forma
del pago (art. 867: identidad, integridad, puntualidad y localización). El camino para
entregar debe ser poniendo la cosa a disposición del acreedor mediante hechos concretos
y notorios, no bastando una intimación formal. Se exige que el deudor haya activado a tal
punto la prestación que solo dependa del acreedor que se produzca el resultado. Ha de
aproximar el objeto de la prestación al acreedor de tal forma que éste no tenga que hacer
otra cosa que recibirlo.
c) tratándose de obligaciones dinerarias, cesa el curso de los intereses que debía pagar el
deudor. Se discute si se concluyen sólo los intereses “moratorios” (Llambias) o también
los “compensatorios” (Borda). Compagnucci sostiene la tesis amplia por lo que debe
concluir la obligación por todo tipo de intereses, por las que pueda exigírsele que pague
por consignación, éste es el paso previo y no puede pretenderse el pago del uso del capital
ajeno cuando al deudor se le impide cumplir.
El sólo hecho de que el acreedor esté en mora no significa que el obligado quede liberado
de cumplir la prestación. Para que este efecto se operara sería menester que el deudor
recurriera al procedimiento del pago por consignación y recién entonces quedaría liberado
de su deuda.
CESACIÓN: la cesación de la mora creditoria acaece por: a) la aceptación por parte del
acreedor del cumplimiento de la prestación, sin perjuicio de su obligación de indemnizar
los daños que hasta ese momento haya ocasionado al deudor; b) la renuncia expresa o
tácita del deudor, a reclamar las consecuencias de la mora del acreedor; c) la
imposibilidad de cumplimiento de la prestación, pero sin que esto signifique que el deudor
pierda el derecho de reclamar del acreedor los daños que la morasidad de éste le haya
ocasionado; d) cuando la obligación se extingue por haberse considerado valido el pago
por consignación efectuado por el deudor.
En resumen: Por lo tanto es la vía que la ley le concede al deudor de una obligación, a fin
de que pueda efectuar el pago mediante depósito judicial, y consecuentemente, obtener
su liberación, en determinadas situaciones en las cuales se ve impedido de efectuar el
pago naturalmente.
Este medio de liberación del deudor esta regulado entre las modalidades del pago, del art.
904 al 909.
CARACTERES: Se pueden señalar tres notas salientes que caracterizan el pago por
consignación: es excepcional, es facultativo del deudor y es contencioso.
REQUISITOS: Para que sea procedente la vía del pago por consignación, es necesario
que concurran ciertos requisitos: la existencia de una obligación; que la misma se halle
en estado de cumplimiento; y que existan dificultades que obsten el pago directo.
Por ello no hay propiamente consignación, en ciertas hipótesis en que se puede ocurrir al
depósito judicial, pero no para extinguir una deuda, sino para lograr otros efectos jurídicos
distintos; como sucede por ejemplo, en un contrato bilateral, cuando una de las partes
para exigir la prestación de la otra deposita la suya propia; no hay consignación ya que lo
que se persigue con tal depósito no es la propia liberación, sino mas bien el estar o ponerse
en condiciones de poder exigir la contraprestación. Por lo tanto no cualquier deposito
judicial implica consignar, sino solamente aquel que tiene como destino el cumplimiento
de un ligamen obligacional previo.
1. Requisitos en cuanto a las personas: a) sujeto activo: pueden consignar todas las
personas que tengan algún interés jurídico en el cumplimiento de la obligación. Se acepta
que un tercero pueda también consignar cuando no le fuere aceptado el pago de una
deuda. Sin embargo, la consignación hecha por un tercero debe serlo en el carácter de tal
y sin pretender investir la calidad de deudor, ya que de lo contrario se le posibilitaría por
la vía de la consignación, el aprovechamiento de un status jurídico que no le
correspondería y que el acreedor habría podido rechazar con todo derecho oponiéndose
al pago directo. El tercero no interesado también esta legitimado salvo oposición conjunta
de acreedor y deudor. La mayoría de la doctrina exige además que el consignante sea
persona capaz, para poner al demandado a resguardo de cualquier eventual acción de
nulidad o repetición. Esto es así por cuanto el pago por consignación es un procedimiento
coactivo para el logro del interés del deudor en liberarse, el que se realiza a través de un
trámite judicial, de un juicio. Siendo ello así, es claro que el pago por consignación
requiere la realización de actos procesales que son actos jurídicos (notificación de la
demanda, demanda). Estos requieren la capacidad del consignante, capacidad procesal
que coincide con la capacidad de hecho o de obrar, es decir la capacidad para pagar y para
estar en juicio. b) sujeto pasivo: la consignación debe efectuarse a nombre del acreedor a
quien se procura imponer forzadamente la recepción del pago, siendo ineficaz una
demanda por consignación seguida contra un tercero que no tenga calidad alguna para
recibir el pago.
4. Requisitos en cuanto al tiempo: el pago por consignación debe ser hecho en tiempo
propio, es decir no ser ni prematuro ni tardío. La consignación es prematura, si se efectúa
antes del vencimiento del plazo que, se presume establecido en interés de ambas partes.
A su vez se considera que es extemporánea la consignación realizada por un deudor
incurso en mora, pero esto es así solamente, si lo que se pretende abonar es la obligación
originaria, mas no si a la prestación debida se le suma el complemento de la reparación
del daño moratorio, en cuyo supuesto el deudor puede pagar válidamente y hacer cesar
su estado de mora, pudiendo liberarse mediante consignación en caso de rechazo
injustificado del pago por parte del acreedor. Al sancionarse la mora automática en las
obligaciones con plazo expreso, se puso punto final a un debate de la jurisprudencia
respecto de la validez de una consignación efectuada después de vencido el termino fijado
para el cumplimiento de la obligación, pero antes de haber sido constituido el deudor en
mora mediante el pertinente requerimiento de pago. En la actualidad, vencido el plazo, la
mora se opera automáticamente, lo cual excluye la posibilidad de tal planteamiento
respecto de las obligaciones con plazo expreso.
ARTÍCULO 904.- Casos en que procede. “El pago por consignación procede cuando:
c) El deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputable”
b) incertidumbre sobre la persona del acreedor: cuando el deudor posee una duda
razonable respecto de la titularidad del crédito, está habilitado a consignar: ello así, toda
vez que si el deudor paga mal, puede verse obligado a pagar dos veces. De igual modo
también está autorizado a pagar consignando el deudor, cuando no sabe quién es su
acreedor aun cuando tenga certeza de su existencia (desconocimiento del acreedor,
ejemplo en el caso de un sucesorio, en donde no conoce con certeza quienes son los
herederos). También quedarían incorporados en este supuesto los casos en los cuales, al
momento de intentar efectuar el pago el deudor, el acreedor sea incapaz, ya que de no
poderse realizar el mismo a un representante de éste, el pago sería nulo.
c) Dificultad del deudor para hacer un pago seguro: se cree que dicho supuesto es
compresivo de todas aquellas situaciones en las cuales el deudor posea dudas razonables
para asegurar el pago, por lo cual quedaría habilitado, cuando ello sea acreditado, a
efectuar el pago por vía de la consignación judicial.
1. negativa del acreedor a recibir el pago: se trata del caso más típico y más corriente en
el diario acontecer. Para que exista una negativa del acreedor a recibir el pago,
previamente debe haber mediado una efectiva oferta real en tal sentido por parte del
deudor, o sea que se debe haber puesto a disposición de aquel la prestación debida, de
forma que el mismo no tuviese mas que tomarla. En cuanto a la negativa del acreedor,
debe ser injustificada, ilegitima: ya que si la oferta no cumpliera con alguno de los
requisitos exigidos para la exactitud del pago, en cuanto a las personas, objeto, tiempo y
lugar, el rechazo del acreedor seria fundado y la consignación no podría prosperar.
Ejemplo: si el acreedor pretendiera recibir un mayor valor a lo convenido sin razones
legales para ello. También se equipara a la negativa infundada, cualquier proceder del
acreedor que implique reclamos o exigencias que estén al margen de lo debido o que
puedan perturbar la correspondiente liberación del deudor ejemplo, si no quiere otorgar
recibo de pago. Al deudor le corresponde acreditar que el acreedor rechazo el pago;
pudiendo valerse a tal fin de cualquier medio de prueba.
2. incapacidad del acreedor: la consignación puede tener lugar cuando el acreedor fuese
incapaz al recibir el pago al tiempo que el deudor quisiere hacerlo. Tiene su razón de ser
en que los incapaces no pueden recibir pagos y de que no resultan liberatorios los que se
hiciesen a los mismos por lo resulta indicado el procedimiento de la consignación. La
incapacidad debe existir al tiempo del cumplimiento ya que si el acreedor incapaz al nacer
la obligación se torna capaz a su vencimiento, seria procedente el pago directo y no la
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4. Embargo o retención del crédito: cuando la deuda fuese embargada o retenida en poder
del deudor y éste quisiera exonerarse del depósito. El embargo es una orden judicial,
librada para que el deudor no efectúe el pago al acreedor, la cual, de ser desobedecida por
aquél, lo obligaría a pagar de nuevo al acreedor embargante de su propio acreedor. De ahí
que para eximirse, el deudor puede recurrir al pago por consignación. No existe
coincidencia en cuanto a la expresión deuda retenida en poder del deudor. Algunos, como
Llambias, Trigo, consideran que esta retención de la deuda se produce cuando sin
cumplirse las formalidades del embargo, el deudor se ve en la necesidad de suspender el
pago: por haber recibido una oposición de un tercero u otra razón similar. Otros, como
Borda, atribuyen a la retención un sentido más restringido, circunscribiéndolo al caso de
que el acreedor y un tercero que alega algún derecho, de común acuerdo, encargan al
deudor que no efectúe el pago. Lafaille, interpreta que solo hay un único supuesto que es
el embargo judicial y que la palabra retención seria su equivalente. Compagnucci sostiene
que el caso en estudio no tiene autonomía, porque el Código en ningún momento se refiere
a dicha situación.
5. Pérdida del titulo de crédito: cuando se hubiera perdido el titulo de la deuda, se faculta
a hacer el pago por consignación. Se refiere a los títulos que deben ser entregados por el
acreedor en el momento de recibo del pago. El deudor puede consignar, si el acreedor no
le presenta y restituye el título del crédito, ya que si apareciera otro tenedero del título,
podría verse obligado a tener que pagar nuevamente, es para que no ocurra el riesgo de
que debes de haberlo hecho efectivo, aparezca otra personas reclamando el cumplimiento
y exhibiendo el instrumento suscripto por él.
6. Redención de hipoteca: cuando el deudor del precio de inmuebles adquiridos por él,
quisiera redimir las hipotecas con que se hallasen gravados. Es la hipótesis de un tercer
adquirente de in inmueble gravado con hipoteca: el tercer adquirente puede o bien recibir
el inmueble tal cual está, o bien hacer la consignación de su importe y pedir su
cancelación. Es por ello que se ha entendido que esta norma no es aplicable si se trata de
un segundo acreedor hipotecario que pretende redimir la primera hipoteca. Es factible la
consignación antes del vencimiento, si en ella se incluyen yodos los intereses futuros, que
debían correr y devengarse hasta el fin del término.
Este depósito debe reunir alguna forma propia y requisitos que lo van a caracterizar como
tal y hacen viable la consignación. De la boleta de entrega al banco surgirán la fecha, el
importe, el nombre y domicilio del depositante, el nombre del acreedor o caratula del
juicio, a la orden de qué el juez queda hecho y el carácter con que se hace. Una de las
copias de dicha boleta deberá adjuntarse con la demanda, como prueba y constancia de
haberse efectuado el depósito.
Los requisitos o formas intrínsecas son los siguientes: que sea hecho a iniciativa del
deudor y que se realice con animus solvendi.
INICIATIVA DEL DEUDOR: Para que el pago mediante depósito judicial llegue a
configurar la consignación, es necesario además que haya sido el deudor motu proprio y
en procura de su liberación, quien haya ocurrido a ese procedimiento para superar las
dificultades que se oponían al pago directo. Por ello no son consignaciones los depósitos
que no responden a una iniciativa del deudor, como son por ejemplo los que se efectúan
cuando ha mediado un requerimiento judicial y el demandado se allana y deposita
judicialmente lo que se le reclama, supuesto en que habría allanamiento y no
consignación.
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Pero a la vez, en cuanto al depósito pasado entre el consignante y el banco que lo recibe,
la consignación constituye un acto bilateral entre ambos, aunque instituido en favor de un
tercero: el acreedor del depositante, que siendo ajeno a la operación del depósito, adquiere
una legitimación para obtener del establecimiento depositario la entrega de la cosa
consignada. Se trata de una situación más o menos análoga a la de la estipulación a favor
de tercero. En este caso, el tercero (acreedor) puede aceptar la prestación, y el promitente
(depositante) queda impedido de convenir con el estipulante (banco) la revocación de la
promesa.
Si bien en principio el acreedor a cuyo favor se consigna no puede extraer los fondos si
no acepta previamente la consignación, se han admitido que quien pretende una suma
superior a la depositada, puede retirar esta última y proseguir el juicio por la diferencia.
El juez para conocer en una demanda por consignación es el del lugar en donde debía
realizarse el pago. Si el acreedor demandado no tuviera su domicilio en el sitio del pago,
la acción tendría que serle notificada en el lugar de su domicilio real.
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EMBARGO: el embargo es una orden judicial que obsta a la libre disposición de los
bienes por él afectados; por lo cual, su traba sobre una suma consignada, traerá como
consecuencia la inmovilización de la misma. La eficacia del embargo puede variar según
quien sea el que lo obtuvo, y también a tenor del resultado final del juicio de consignación.
Son cuatro los supuestos que pueden presentarse:
a) embargo por el propio consignante: el propio consignante puede trabar embargo sobre
los bienes depositados judicialmente, sobre la base de un crédito que a su vez tenga contra
el demandado por consignación y que no pudiera o no quiera compensar con su deuda.
En esta hipótesis el embargo no implica un impedimento para la extracción de los fondos,
ya que siempre está en las manos del consignante, desistir el embargo para luego retirar
los bienes consignados. Por lo tanto para que el deudor pueda conseguir el embargo de
los mismos fondos por él depositados, tendrá que promover otro juicio contra el acreedor
por un crédotp que tenga contra él. Ese embargo quedara sujeto a las resultas del juicio
de consignación.
c) embargo por otros acreedores del consignante: esta controvertido en doctrina si otros
acreedores del consignante pueden embargar los bienes consignados en pago. La mayoría
se inclina a pensar que el embargo de otros acreedores del consignante si bien es factible,
queda supeditado en su eficacia al desistimiento del actor y al rechazo judicial de la
consignación, ya que en caso de aceptación o de aprobación judicial tal embargo resultara
ineficaz.
d) embargo por acreedores del acreedor demandado: los acreedores del demandado por
consignación pueden actuar: ejerciendo por vía de la acción subrogatoria, indirecta y
oblicua el derecho a embargar que tiene su deudor (acreedor de lo consignado) o podrían
actuando por su propio derecho, hacer embargar los bienes que pudiesen llegar a
corresponder a su deudor (acreedor en la consignación) una vez concluido el juicio,
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A) juicio ordinario: puede suceder que mientras el solvens acciona por consignación en
pago, sea a su vez demandado por el acreedor por cumplimiento de su obligación.
Corresponde la unificación de ambos procesos, ocurriéndose al principio de prevención
para determinar cual juicio atraerá al otro. Los procesos aculados se sustanciaran y
fallaran conjuntamente, pero si el trámite resultare dificultoso por la naturaleza de las
cuestiones planteadas el juez podrá disponer sin recurso, que cada proceso se sustancie
por separado dictando una sola sentencia.
EFECTOS: el pago por consignación, una vez perfeccionado por aceptación del acreedor
o sentencia firme, produce los efectos propios del pago: extingue la obligación con todos
sus accesorios; detiene el curso de los intereses moratorios o compensatorios; traslada los
riesgos de la prestación consignada hacia el acreedor a favor de quien se efectuó el pago.
Pero ese perfeccionamiento no se opera en todos los casos de la misma manera,
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Si la consignación fuera defectuosa, reza la segunda parte del art. 907 y el deudor subsana
con posterioridad sus efectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha de
notificación de la sentencia que la admite. Puede ocurrir que el acreedor, al ser notificado
de la consignación intentada por el deudor, la objete por la razón que considera pertinente:
por resultar insuficiente, por no respetar los principios de integridad. Si ello ocurriera,
podrá liego el solvens subsanar los defectos en que ha incurrido al momento de intentar
la consignación, en este supuesto, los efectos cancelatorios del pago efectuados se
producirán desde el momento en que la sentencia es notificada.
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En cuanto a las obligaciones de hacer, hay que diferencias si consisten en un puro hacer
o si se trata de obligaciones mixtas que involucran a la vez un dar y un hacer. En este
último caso, corresponderá apreciar sobre cual de los dos momentos de la obligación
recae la falta de cooperación del acreedor y si incide sobre el dar por ejemplo rechazo de
una obra terminada por parte de quien encomendó su construcción, la consignación será
factible, mientras que no lo será si se afecta propiamente al hacer del obligado, como
sucede cuando el cliente no concurre a probarse la ropa encargada e impide así al sastre
su confección. Cuando la obligación es puramente de hacer, corresponde intimar
judicialmente al acreedor para que concurra en la fecha y lugar adecuado a recibir el
cumplimiento de la prestación. Y si el intimado no se presenta y la obligación puede
cumplirse sin su colaboración, el deudor podrá hacerse autorizar por el juez para realizar
la obra y para que una vez concluida se dicte sentencia teniéndolo por liberado. Si por el
contrario el pago no fuera factible sin la cooperación del creditor, al deudor sólo le cabrá
demandar la resolución judicial del vínculo obligacional, con indemnización a su favor
de los daños y perjuicios que por tal razón hubiera podido sufrir.
Consignación judicial
ARTÍCULO 904.- Casos en que procede. El pago por consignación procede cuando: a)
el acreedor fue constituido en mora; b) existe incertidumbre sobre la persona del
acreedor; c) el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es
imputable.
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ARTÍCULO 906.- Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas: a)
si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del
juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales; b) si se debe una
cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección,
una vez vencido el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza
al deudor a realizarla; c) si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia
origina gastos excesivos, el juez puede autorizar la venta en subasta, y ordenar el
depósito del precio que se obtenga.
ART. 910.- Procedencia y trámite. “El deudor de una suma de dinero puede optar por
el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma adeudada ante
un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los
siguientes recaudos:
b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día
del depósito; este depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el
escribano dentro de las cuarenta y ocho horas hábiles de realizado; si es imposible
practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente”
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ART 911.- Derechos del acreedor. “Una vez notificado del depósito, dentro del quinto
día hábil de notificado, el acreedor tiene derecho a:
ART 912.- Derechos del acreedor que retira el depósito. “Si el acreedor retira lo
depositado y rechaza el pago, puede reclamar judicialmente un importe mayor o
considerarlo insuficiente o exigir la repetición de lo pagado por gastos y honorarios por
considerar que no se encontraba en mora, o ambas cosas. En el recibo debe hacer reserva
de su derecho, caso contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del
depósito. Para demandar tiene un término de caducidad de treinta días computados a
partir del recibo con reserva.
Se establece que la existencia de la obligación no se presume. Por ello, quien alega ser
acreedor debe probar qué es titular de un derecho personal válido. Su posición se ve
atenuada al establecer el artículo que, si el acreedor probó la obligación, se presume que
tiene causa.
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Probada la existencia de una obligación, si existen dudas sobre la extensión de los deberes
del deudor o de los derechos del acreedor, debe estarse siempre por la interpretación más
favorable al deudor, esto es, a favor de su liberación. Por ejemplo si existen dudas sobre
la cantidad de dinero a entregar, siempre debe estarse a la cantidad menor que pueda
inferirse del contexto en el cual nació la obligación.
Probar un contrato es demostrar la existencia de una relación jurídica entre las partes, es
también establecer la naturaleza y el contenido exacto de los derechos y obligaciones
emergentes del mismo.
ART 1019.- Medios de prueba. “Los contratos pueden ser probados por todos los
medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica,
y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que
establezca un medio especial”
Los contratos que sea de uso instrumental no pueden ser probados exclusivamente por
testigos.la prueba de los contratos puede llevarse a cabo mediante todos los medios
probatorios admitidos legalmente. Si los usos indican que los contratos suelen
instrumentarse no pueden ser probados sólo por testigos. No es admisible probar por
testigos en contra del contenido de un instrumento escrito. La forma escritural comprende
los documentos manuscritos, los soportes digitales y mensajes de datos.
Históricamente la prueba de los contratos fue considerada una cuestión que merecía
regulación específica de la legislación de fondo en tanto se establecían criterios
limitativos en cuanto a los medios probatorios usuales. El instrumento escrito era el medio
principal requerido para la prueba de los contratos. Sólo de manera excepcional se abría
la posibilidad de demostrar la celebración de un contrato por testigos, cuando existían
causas previstas legalmente que así lo autorizaban (comienzo de ejecución del contrato).
Ahora la regla general consiste en la admisión de todos los medios de prueba
contemplados en las legislaciones procesales, mereciendo destacarse que inclusive existe
un principio residual de admisión de medios probatorios atípicos.
La excepción viene dada por la limitación de la prueba testimonial cuando los usos
indiquen que el contrato suele instrumentarse. En estos casos no es que no se admitirá la
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Al admitirse la posibilidad de acudir a todos los medios probatorios que puedan generar
en el juez una razonable convicción se está a tono con los criterios de prueba que han
insistido en una concepción racional sobre la libre convicción de los elementos de prueba.
Esta concepción supone una libertad de escoger entre el material de prueba incorporando
los elementos que se juzguen significativos para el juicio de hecho, pero esta libertad será
racional y controlable puesto que ella encontrará su correlato en la motivación de la
decisión.
ART 1020.- Prueba de los contratos formales. “Los contratos en los cuales la
formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios,
inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida
la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Los contratos formales tienen que ser demostrados por la forma impuesta. La disposición
legal facilita la demostración de aquellos contratos que tiene impuesta alguna formalidad
de prueba. En los supuestos en que exista imposibilidad de obtener la prueba podrá
acudirse a medios supletorios equivalentes. También podrá acudirse a otros medios
probatorios si hay principio de prueba instrumental. En los supuestos en que comenzó la
ejecución del contrato también podrá superarse la exigencia de forma establecida para
prueba, acudiendo a los demás medios probatorios.
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CARACTERES:
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C) Reconocimiento por actos entre vivos: es el que para ser eficaz no depende del
fallecimiento de aquel de cuya voluntad emana. Su existencia empieza a partir del
momento de su otorgamiento.
D) Reconocimiento por actos de última voluntad: es el que produce efectos recién después
del fallecimiento de la persona que lo ha otorgado. El caso más frecuente es el que se hace
por medio de testamento, sin embargo pueden hacerse reconocimientos por actos de
última voluntad que no importe testamento, tal el que otorga una persona para después de
su muerte, sin disponer de ninguno de sus bienes y a los efectos de que los herederos
respeten ese reconocimiento.
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Las obligaciones en cuanto a la naturaleza del objeto, también se las clasifica en, de
objeto simple o singular; y de objeto complejo, múltiple o plural. Las obligaciones de
objeto simple o singular son aquellas cuya prestación es única (ej. Entregar el caballo
relámpago). Las de objeto complejo, múltiple o plural son aquellas que contienen varias
prestaciones (ej. La obligación de entregar el inmueble tal, y el auto chapa tal).
También suele incluirse dentro de la naturaleza del objeto, a las obligaciones divisibles e
indivisibles. Sin embargo es mejor analizarlas al momento de analizar las obligaciones de
sujeto plural, ya que en las de sujeto singular aunque sea divisible debe cumplirse como si
fuera indivisible; el acreedor no puede ser constreñido a pagos parciales.
4) Sistema del derecho civil argentino: Vélez ideó el sistema de título (negocio causal)
y modo (transmisión). Tenía como fin, la publicidad y los efectos se dirigen a terceros.
La mayoría de los autores valoraron negativamente el sistema de la tradición como
medio de dar publicidad a la transferencia de derechos reales. Se alega, que no surte
efectos prácticos porque pasa inadvertida en las grandes ciudades. De tal manera, en
las legislaciones modernas, la tradición fue sustituida por los registros, especialmente
en los casos de los inmuebles y algunos muebles de valor trascendente.
La ley 17.711 introdujo una reforma y nuestro sistema en materia de inmuebles, para
las partes es suficiente la escritura pública (título) y la tradición (modo); pero para
que produzca efectos respecto de terceros, es necesaria la inscripción. Lo que
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Efectos de las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir o transferir derechos
reales:
Es posible separar las que se producen entre las partes (como los riesgos y mejoras), de los
vinculados con los terceros (también denominados adquisiciones sucesivas, o conflictos
entre adquirentes).
I- Adquirentes sucesivos: se trata del supuesto en que alguien promete constituir
un derecho real de dominio a favor de varias personas, por lo que la cuestión
está en establecer quién de ellos tenga mejor derecho a la cosa.
a) Cosas muebles: si el deudor hizo transmisión de la cosa a un acreedor y éste es de
buena fe, el acreedor burlado (aunque sea de fecha anterior) no tiene acción contra
el poseedor. La tendrá contra su deudor. Sólo tendrá acción contra el acreedor que
fuera de mala fe.
Si la cosa no ha sido entregada a ninguno de los acreedores, tendrá preferencia el
acreedor cuyo título sea de fecha anterior (instrumento público, o instrumento
privado con fecha cierta); y si ninguno tuviere ese requisito, corresponde al primero
que le de fecha cierta.
III- Mejoras: la doctrina las define como, cada modificación material de la cosa que
signifique un aumento en su valor. No se incluye dentro de este concepto, los
aumentos de valor que pueda experimentar el bien, por causas generales de
valorización, extrínsecas al mismo. Por ejemplo, la construcción de un camino.
Hay distintas clases de mejoras, a) naturales: son las que espontánea y
naturalmente se producen en la cosa, tales como la avulsión, el cambio del cauce
de un río, etc.
Y b) mejoras artificiales o industriales: hechas por el hombre. Son el resultado
de los trabajos y gastos hechos por el hombre en beneficio de la cosa. A su vez
se subdividen en necesarias, útiles y voluntarias.
-Necesarias: aquellas sin las cuales, el bien no podría ser conservado, o sea, las
que hacen a su subsistencia, tales como la reparación de techos de un inmueble,
el apuntalamiento de una pared que amenaza caer, etc.
-Útiles: las que sean de provecho para cualquier poseedor de la cosa. Por
ejemplo, la instalación de sanitarios en un inmueble, la instalación de luz, etc.
-Voluntarias o voluptuarias: son las de lujo, recreo o comodidad personal. Por
ejemplo, el emplazamiento de estatuas en un jardín, una pileta de natación, etc.
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ARTÍCULO 752.- Mejora natural. Efectos. La mejora natural autoriza al deudor a exigir un
mayor valor. Si el acreedor no lo acepta, la obligación queda extinguida, sin
responsabilidad para ninguna de las partes.
ARTÍCULO 753.- Mejoras artificiales. El deudor está obligado a realizar las mejoras
necesarias, sin derecho a percibir su valor. No tiene derecho a reclamar indemnización por
las mejoras útiles ni por las de mero lujo, recreo o suntuarias, pero puede retirarlas en tanto
no deterioren la cosa.
IV- Frutos: es todo lo que la cosa regular y periódicamente produce, sin alterar ni
disminuir su sustancia. Hay frutos naturales, industriales y civiles.
Se establece que pertenecen al deudor, todos los frutos percibidos antes de la tradición,
y los frutos pendientes al día de la tradición, pertenecen al acreedor.
ARTÍCULO 754.- Frutos. Hasta el día de la tradición los frutos percibidos le
pertenecen al deudor; a partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos le
corresponden al acreedor.
El código nuevo refiere de manera muy similar entre bienes registrables y no registrables.
ARTICULO 760.- Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes no registrables. Con
relación a terceros, cuando la obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a su
dueño, si la cosa es mueble no registrable y el deudor hace, a título oneroso, tradición de
ella a otro por transferencia o constitución de prenda, el acreedor no tiene derecho contra
los poseedores de buena fe, sino solamente cuando la cosa le fue robada o se ha perdido. En
todos los casos lo tiene contra los poseedores de mala fe.
Deterioro:
-Con culpa del deudor: el dueño tiene el derecho a una opción, exigir una cosa
equivalente y los daños y perjuicios, o recibir la cosa deteriorada con indemnización de
daños y perjuicios.
-Sin culpa del deudor: si se deteriorare sin culpa del deudor, por aplicación del
principio de que el dueño soporta los riesgos, su dueño recibirá la cosa en el estado en
que se halle y no debe el deudor ninguna indemnización.
Imposibilidad de hecho:
Puede darse que el hecho prometido resulte de imposible cumplimiento. Si no media culpa
del obligado, la obligación se extingue para ambas partes y el deudor debe devolver al
acreedor lo que por razón de ella hubiere percibido. El riesgo queda así, a cargo del deudor.
Si la imposibilidad de hecho es atribuible a la culpa del obligado, no solamente tiene el
riesgo de la prestación sino el riesgo del contrato y debe indemnizar al acreedor por los
daños e intereses que la inejecución le cause.
-La doctrina aclara que debe tratarse de una imposibilidad sobreviniente a la formación del
contrato. Si fuera anterior, la obligación sería nula.
-Si la mora fuera del acreedor, sería éste quien debería a los deudores los daños e intereses.
-En los casos en que ya se hubiera hecho un cumplimiento parcial, si hubiera sido
provechoso para el acreedor, éste debe pagar en proporción a lo ejecutado, si no lo fuera
nada deberá pagar.
Imposibilidad de la omisión:
Se trata de la imposibilidad sobreviniente al nacimiento de la obligación.
1- Si no es imputable al deudor, o cuando hubiera sido obligado a ejecutar el hecho, la
obligación se extingue y el deudor pierde su derecho a la contraprestación, debiendo
devolver lo recibido.
2- Si es por culpa del obligado, debe soportar tanto el riesgo de la prestación, como del
contrato y pagar daños y perjuicios.
Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las
reglas de las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.
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ARTÍCULO 778.- Obligación de no hacer. Es aquella que tiene por objeto una abstención
del deudor o tolerar una actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la
destrucción física de lo hecho, y los daños y perjuicios.
1) OBLIGACIONES FACULTATIVAS.
Es la que no teniendo por objeto sino una sola prestación, da al deudor la facultad de
sustituir esa prestación por otra. Por ejemplo, la obligación de entregar un terreno ubicado
en calle 132 esquina 15, pero con la facultad del deudor, de entregar en cambio, la
cantidad de ochocientos mil pesos.
La otra prestación se llama accesoria y está como facultad para sustituir a la principal.
- El deudor siempre tiene que ir primero por la prestación principal y luego por la
accesoria. El acreedor por su parte, sólo puede exigir la principal. Art. 786.
- La naturaleza de la principal determina la de la accesoria.
- Si se extingue la principal lo mismo ocurre con la accesoria. Art.787.
Fuentes:
Las fuentes de estas obligaciones son los actos jurídicos y la ley. Entre los actos jurídicos
están los contratos y los testamentos.
Denominación:
La denominación de esta clase de obligaciones ha provocado críticas entre los autores por
su sentido equívoco. Obligación y facultad son palabras antinómicas. Obligación significa
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Momento de la sustitución:
Aun antes del vencimiento de la obligación, el deudor puede por medio de una declaración
recepticia al acreedor, sustituir la prestación principal prestación principal por la accesoria.
Una vez hecha la elección, se transforma en obligación de dar cosa cierta. Art. 786.
Elección: puede no sólo tratarse de una cosa u otra, puede tener que ver con el modo de
pagar (cuotas), lugar de pago (La Plata o San Juan), posibilidad ante la cual se aplican las
normas de las alternativas. Art.789
2) OBLIGACIONES ALTERNATIVAS (prestación indeterminada):
Tienen por objeto una de entre muchas prestaciones independientes y distintas las unas de
las otras en el título, de modo que la elección que deba hacerse entre ellas quede desde el
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Fuentes:
Son la voluntad y la ley. La voluntad a través de los actos jurídicos.
Naturaleza:
Ardua ha sido la discusión doctrinaria sobre la verdadera naturaleza. La discusión se centra
en si hay unidad o pluralidad de vínculos; si hay objeto múltiple u objeto único
indeterminado.
a) Unidad o pluralidad de vínculos: prevalece en la doctrina la opinión de que hay una
unidad de vínculos. Rocco dice, en contra de quienes consideran la pluralidad de
vínculos, que no puede hablarse de pluralidad de obligaciones cuando las mismas
no pueden coexistir, puesta basta que se elija una para que las demás queden
eliminadas.
b) Objeto múltiple u objeto único indeterminado: quienes critican a los que creen que
es de objeto múltiple exponen que, el deudor no está obligado a entregar una y otra
cosa, sino una u otra cosa. Luego de la elección, lo que está en la obligación no son
ambas cosas, sino una de ellas (en abstracto antes de la elección, en concreto luego).
En nuestro país se sigue la teoría del objeto único indeterminado.
Caracteres:
Objeto único indeterminado: las distintas prestaciones sometidas a opción pueden
ser de la misma naturaleza o de distinta. Pueden ser todas de dar, o una de dar y otra
de hacer, o una de hacer y otra de no hacer. Por ejemplo, pintar un cuadro o
abstenerse de la revelación de un secreto de fabricación.
La alternatividad puede no sólo referirse a las prestaciones, sino también a la
elección entre circunstancias que se refieran a las prestaciones, como las de tiempo
y lugar. Ejemplo, entregar el auto en La Plata o en San Juan.
Si son de la misma naturaleza hay que cuidar que no se pierda la alternatividad. No
existe alternatividad si la obligación es de entregar $1000 o $2000, en cambio si la
hay si es entregar $1000 el 18 de marzo o $2000 el 30 de diciembre.
Independencia de las prestaciones: son independientes y distintas entre sí.
Indeterminación inicial: una vez hecha la elección, se juzga que la prestación
elegida es la única que se debió desde el principio.
Elección u opción: la determinación del objeto que se haga por medio de una
elección u opción que en principio es acordada al deudor, pero puede también serlo
a acreedor e incluso a un tercero.
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Elección:
- Practicada la opción, el riesgo a cargo del deudor queda limitado a la prestación
elegida, y se aplica el régimen de las prestaciones determinadas, de manera que si
dicha prestación se pierde sin culpa del deudor, la obligación queda disuelta para
ambas partes.
- A partir de la elección se aplican las normas de prestación determinada.
- Corresponde en principio la elección al deudor, pero las partes pueden acordar que
sea el acreedor o un tercero.
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No es simple establece a que tipología pertenecen estas obligaciones. Se dice que las
cosas pertenecen a un mismo género cuando tienen caracteres que les son comunes. Así
un automóvil pertenece al género vehículo automotores, en el cual también hay camiones.
Para su determinación es muy importante analizar la intención de los contratantes. Hay
que diferenciar el género de la especie. Un caballo pertenece al género animal, pero la
especie es “caballo”, las obligaciones de dar cosas inciertas lo es en cuanto a la especie y
resulta no fungible en consideración al género.
Las cosas inmuebles, en principio, no pueden ser objeto de una obligación de esta índole
ya que se trata en ella de la prestación de cosas inciertas y los inmuebles son cosas ciertas.
La única hipótesis en que los inmuebles podrían ser objeto de una obligación genérica,
seria en las llamadas de género limitado por ejemplo venta de un inmueble con indicación
de área pero bajo un cierto número de medidas que se tomaran en un terreno más grande
o la locación de una de las habitaciones de una casa.
Por lo tanto los caracteres de estas obligaciones son: 1) la especie debe estar determinada;
2) tiene que tratarse de cosas no fungibles 3) la cantidad debe estar determinada o debe
ser determinable.
Una vez efectuada la individualización en debida forma no puede volverse sobre ella.
Si corresponde al deudor, hay discrepancia entre los autores: algunos, como Borda,
Llambias, Compagnucci, se inclinan por el sistema de la declaración con conocimiento
del acreedor. Otros aceptan también el sistema de la declaración pero con una variante:
la elección debe ser aceptada por el acreedor, se objeta que ello convertiría el acto en
bilateral. Otros se pronuncian por el sistema de la ejecución o entrega de la cosa, entre
ellos Trigo, por las razones de que no concibe cómo, pendiente el plazo durante el cual
ninguna de las partes puede menoscabar ni aumentar el objeto de la obligación, se puede
reconocer a una sola de ellas la facultad de convertir una obligación que se pacto como
indeterminada, en obligación de dar cosa cierta, alterando el régimen jurídico que
corresponde a la misma.
Esta tendencia a considerar que el género nunca perece en la práctica puede volverse
extraordinariamente difícil conseguir individuos de una misma especie, como ocurriría
en el caso en que se deje de fabricar una determinada mercancía, caso en el cual el deudor
genérico puede eximirse por imposibilidad de la prestación, o si se extinguiera una
especie animal. Estamos en el caso de las obligaciones de género limitado. Se requiere
que se trate de una obligación de dar una cosa incierta a elegir entre varias cosas ciertas
de la misma especie y que perezcan todas las cosas que constituyan la materia de la
elección por caso fortuito o fuerza mayor.
También podrían presentarse situaciones en las que, pese a que materialmente las cosas
existan, hacerse de ellas resulte sumamente dificultoso, excesivamente oneroso o incluso,
de imposible concreción.
También puede suceder que pese a que el género nunca perece, se torne virtualmente
imposible para el deudor hacerse de la cosa debida por ejemplo si por disposición de la
autoridad se prohíbe su importación y el elemento no se produce en el país.
En estos casos juegan otros institutos: por caso, el deudor si no se encuentra en mora
podrá eventualmente invocar y probar que queda eximido del cumplimiento y que no es
responsable ya que la obligación se extinguió por una imposibilidad de cumplimiento no
imputable a él.
b. Si vence el plazo de la obligación sin que se haya hecho la elección y por lo tanto sin
que se haya cumplido aquella y si el deudor ha caído en mora, se da derecho al acreedor
para exigir el cumplimiento de la obligación, con los perjuicios e intereses o para disolver
la obligación con indemnización de perjuicios e intereses.
Por lo tanto su característica reside en que el deudor, debe siempre cosas no fungibles,
sin valor individual y para su determinación no es necesaria ninguna elección, sino que
deben ser contadas, pesadas o medidas.
LA VENTA EN MASA: aun tratándose de cosas fungibles, con respecto a ellas puede
usarse una manera de obligarse que sea en realizada una contratación sobre objetos
ciertos y por lo tanto no serían aplicables las normas de las obligaciones de dar cantidad
de cosas. Por ejemplo cuando se contrata sobre cosas fungibles por conjunto, como
ocurriría si se prometiera la entrega de toda la cosecha de maíz de la chacra tal. Se trata
de obligaciones de prestación determinada: la venta puede ser hecha por junto… es hecha
por junto, cuando las cosas son vendidas en masa formando un solo todo y por un solo
precio, entonces no es necesario pesar, contar o medir las cosas comprendidas, que se han
vendido como un todo único o en bloque.
La individualización queda hecha cuando las cosas sean contadas, pesadas o medidas por
el acreedor. Es el sistema de la separación, pero con intervención del acreedor. No se
requiere que el acreedor haga personalmente la operación de contar, pesar o medir, sino
que basta que intervenga, comparta o apruebe la operación, pudiendo delegar en otros
estas facultades.
Esto se aplica tanto a las obligaciones de dar cantidad de cosas para constituir derechos
reales como para las que tienen por finalidad restituir las cosas a su dueño.
Para el caso de incumplimiento, para el caso de las obligaciones de dar cantidad de cosas
para restituirlas a su dueño, se preveía que si la obligación tuviese por objeto restituir
cantidad de cosas recibidas, el acreedor tiene derecho a exigir del deudor moroso otra
igual cantidad de la misma especie y calidad, con los perjuicios e intereses o su valor
según el valor corriente en el lugar y día del vencimiento de la obligación. Por lo tanto el
acreedor 1. Puede exigir el cumplimiento de la prestación, reclamando igual cantidad de
cosas de la misma especie y calidad, con los daños e intereses; 2. Puede pedir, si así lo
considere conveniente, en vez del cumplimiento en especie, que se le pague el valor de
las cosas debidas, con más los daños e intereses. El valor debe computarse al día del
vencimiento de la obligación y los daños e intereses, serian el daño emergente y lucro
cesante, pudiendo incluirse hasta el mayor valor que el acreedor hubiera obtenido si se le
hubiera cumplido en término la prestación. Galli sostiene que al indemnizar el valor de
las cosas la obligación se convierte en una obligación de dar sumas de dinero siéndole
aplicables sus normas por ende el perjuicio no puede ser otro que el interés del capital.
También sostiene que esto es aplicable a las obligaciones de dar cantidades de cosas para
constituir derechos reales.
Las obligaciones de dar sumas de dinero, son las que tiene por objeto la entrega de una
cierta cantidad de moneda por ejemplo, la obligación de devolver un préstamo de cien
mil pesos, el pago del precio de una compraventa por importe de dos millones de pesos,
etc.
El dinero aparece en varias clases de prestaciones por ejemplo, como precio, como
capital, como renta, como retribución, interés, etc.
ARTI 765.- Concepto. La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad
de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si
por el acto por el que se ha constituido la obligación, se estipuló dar moneda que no sea
de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar cantidades
de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.
CONCEPTO DE DINERO: son aquellas cosas muebles que el comercio utiliza como
medida de valor para toda clase de bienes, pudiendo por lo tanto emplearse como medio
general de cambio. También se lo ha definido como el instrumento o medio común de
cambio o como la medida y el signo de valor, reconocidos en el tráfico. Se lo ha definido
como un poder patrimonial abstracto que se materializa en un objeto simbólico que es la
moneda. Es un valor normativo de abstracción ya que se funda en la ley y tiene un carácter
estrictamente ideal.
Es un producto social de naturaleza cultural, que interesa por lo que representa. Tiene
siempre un contenido normativo, en razón de que el fundamento y su virtualidad están
dados por la ley. Este producto cultura puede tener materialización en algunas piezas
metálicas o de papel. En síntesis, el dinero es el concepto ideal, la moneda su concreción
material.
Una postura opuesta argumenta que el dinero tiene una naturaleza ideal, ya que constituye
un poder patrimonial abstracto, Compagnucci sostiene esta tesis.
Una corriente intermedia, entre ellos Borda, entiende que el dinero puede tener una
acepción amplia, como cosa que se usa como medida de valor y a la vez un sentido más
estricto como cosa a ser admitida y reconocida en las transacciones.
a) genérico: siempre aparece identificado mediante una cantidad y ello indica este
carácter. No es posible el distingo de que cuando el acreedor elige no puede hacerlo sobre
cosa de la mejor calidad, ni cuando lo hace el deudor, optar sobre las de peor.
b) fungible: siempre que sean de la misma especie y calidad pueden sustituirse entre si,
por lo tanto es necesario relacionarlo con las especies monetarias de diferente signo, se
vincula con la unidad de valor.
Para que la moneda cumpla estas funciones, el Estado le impone lo que se llama el curso
legal, que es el acto de potestad del Estado, por el cual reconoce, respalda e impone la
a) moneda metálica: es la moneda que se confecciona con metales nobles: oro o plata.
Esta moneda no contiene solamente estos metales, sino que hay en ella una gran
proporción de dichos metales, por ejemplo 900 milésimos de fino pero el resto
corresponde a otros metales que se emplean con el propósito de darle firmeza y
perdurabilidad, formando una aleación. Tiene escasísima circulación en la vida moderna.
Su valor debiera equivaler a la cantidad de metal. Fue la que circulo entre los romanos y
también en la Edad Media.
Puede ser representativa o fiduciaria. Representativa cuando tiene respaldo total en oro
depositado en las cajas del Estado o del banco emisor o de la institución emisora, según
lo disponga la ley. En este caso la moneda de papel representa un valor equivalente al
valor del oro depositado. Ningún país tiene en sus cajas un respaldo en metálico igual al
total del papel que emite. Es fiduciaria en lo que excede de ese respaldo en metálico, y
es admitida en el mundo de las transacciones en la medida de la confianza que en el
público despierta la creencia de que a su presentación le será entregado su valor en oro.
En los hechos en el total circulante no se distingue la moneda de papel representativa de
la fiduciaria. Como ningún país tiene el respaldo total en oro, parte de la moneda de papel
emitida es representativa y parte fiduciaria.
c) Papel moneda: es la denominación que se da a los billetes que el Estado emite sin
atribuirle ninguna garantía y con curso forzoso. No representa, ninguna cantidad efectiva
de valor, pero sirven para cancelar las deudas dentro del país emisor. El estado los recibe
en pago de impuestos y créditos y los particulares están obligados a recibirlos en pago de
sus créditos. La confianza que se le dispensa solo puede reposar en la fe que merezca el
Estado emisor. En nuestro masi, desde hace mucho tiempo estamos en el régimen de papel
moneda. Es una moneda sin respaldo, que no es convertible y que tiene el poder que el
Estado emisor le imprime.
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Por lo común las obligaciones tienen un solo acreedor y un solo deudor; y se las denomina
obligaciones de sujeto singular. Nada impide, sin embargo, que la relación obligacional se
establezca entre varios acreedores y varios deudores: son éstas las obligaciones de sujeto
múltiple, complejo o plural.
Este fenómeno puede ocurrir de dos maneras:
a) En el momento mismo de formarse la obligación. Por ejemplo, si Pedro le otorga a
Pablo y Juan un préstamo de dinero (pluralidad de deudores) o si José y Carlos le
prestan dinero a Marcos (pluralidad de acreedores).
b) O la pluralidad se presenta en forma derivada, son las hipótesis en que a consecuencia
de la transmisión de la obligación, ya sea por sucesión hereditaria o por actos entre
vivos (cesión de créditos, asunción de deudas, transmisión de patrimonios integrales,
cesión parcial de derechos, o pago parcial por un tercero que se subroga) varias
personas ocupan el lugar del acreedor o deudor originariamente singulares.
Principio general: en las obligaciones de sujeto múltiple, o sea en las que hay varios
deudores y/o varios acreedores, el principio general es que cada acreedor tiene derecho a
exigir de cada deudor, su parte proporcional en el crédito, o cada deudor tiene que pagar nada
más que su cuota proporcional en la deuda.
Dos son los obstáculos que se oponen a este principio general: la indivisibilidad y la
solidaridad.
La prestación es divisible cuando puede hacerse efectiva en varias partes de igual naturaleza,
sin detrimento de sustancia ni menoscabo de valor. En caso contrario la prestación es
indivisible.
En el caso de las 2-de hacer, si se introduce un elemento divisible, como el tiempo la medida,
la obligación se torna divisible (los ejemplos se refieren al contrato de trabajo, como la de
construir mil metros de un camino). Pero en principio se consideran indivisibles.
Las de 3-no hacer, son casi de manera absoluta indivisibles. Si la abstención puede ser
cumplida por partes, es indivisible; si debe ejecutarse por entero, es indivisible.
Efectos particulares:
1. Prescripción, interrupción, suspensión de prescripción: lo hecho por uno, propaga sus
efectos a todos los demás.
2. Novación: si es obligación indivisible con acreedor único y varios deudores, la novación
pactada por el acreedor y un deudor propaga sus efectos.
Si hay varios acreedores y un deudor, no se propagan los efectos a los demás acreedores.
Si hay varios acreedores y varios deudores no se propagan.
3. Insolvencia de uno de los deudores: no se propagan los efectos.
4. Mora, culpa y dolo: sólo el autor de la violación debe soportar la indemnización eventual
del acreedor.
5. Cosa juzgada: no es oponible a quienes no hayan sido parte en juicio.
6. Transacción: no se propaga a quienes no hayan intervenido.
Si nada de esto permite descubrir en qué medida concurren los acreedores o deudores,
se entenderá que son interesados en partes iguales y que cada persona constituye un
acreedor y un deudor.
Otro sector doctrinario, entre ellos Compagnucci, advierte en esta clase de obligaciones
unidad de vínculo con pluralidad de situaciones subjetivas. Sostienen que no podría
existir pluralidad de vínculos, ya que en tal caso habría pluralidad de obligaciones. La
obligación está dotada de una unidad y una dirección que hace que cada uno deba cumplir
por el todo.
3. FUENTE UNICA: En las obligaciones solidarias el titulo o fuente debe ser el mismo
para todos los sujetos de la obligación. En esto se diferencia, de las obligaciones conexas.
Las características de las obligaciones in solidum o imperfectas son: a) cada uno de los
deudores está obligado por el todo con respecto al acreedor; a) si el deudor que ha pagado
es responsable indirecto, tiene acción recursoria contra el responsable directo para
reclamarle el total que hubiere desembolsado. En cambio, si el que ha pagado es el
resposable directo, carece de acción recursoria; c) la prescripción operada a favor de un
deudor o la interrupción de la prescripción ocurrida en contra de un deudor, no propagan
sus efectos con demás relación a los demás obligados; d) la cosa juzgada en el juicio
seguido contra un deudor, no afecta a los demás responsables.
a) solidaridad pasiva: las fuentes de la solidaridad pasiva son la convención de las partes,
los testamentos, la sentencia con autoridad de cosa juzgada y la ley. La doctrina coincide
en que estas cuatro fuentes pueden ser técnicamente reducidas a dos: la voluntad y la ley.
En la primera quedan incluidos los contratos y los testamentos. En cuanto a la sentencia
judicial, los autores, en gran mayoría, se inclinan en el sentido de que la misma no puede
crear una solidaridad que no esté reconocida expresamente por la voluntad de las partes
o por la ley. La función de la sentencia seria declarar la existencia de una solidaridad que
ya estaba establecida por la ley o por un acto jurídico. Algunos autores opinan que hay
un caso en que la solidaridad puede ser creada por una sentencia judicial y es el supuesto
de la sentencia errónea. Una sentencia firme, que erróneamente impusiera una solidaridad
no establecida por la voluntad de las partes o por la ley, seria fuente de solidaridad.
LA VOLUNTAD: Es ésta la fuente más frecuente de solidaridad. Puede serlo por la via
de la convención de las partes, en los contratos, o por la voluntad del testador, en las
disposiciones testamentarias. En ambos casos, la solidaridad debe ser expresamente
establecida, no se requieren términos sacramentales. Basta que se la instituya categórica
e inequívocamente, de manera que resulte que a cualquier deudor pueda serle requerido
el pago íntegro de la prestación.
— Varias personas que participan en la producción del daño que tiene una causa única
(art. 1751), ejemplo: delitos y cuasidelitos.
— Responsabilidad de los padres por los daños causados por los hijos menores (art.
1754).
— Los dueños y ocupantes de un edificio, por cosas suspendidas y arrojadas (art. 1760).
— Todos los integrantes de un grupo que causa daño a terceros (arts. 1761, 1762).
— Titulares de una cuenta corriente bancaria a la orden de dos o más personas (art. 1399).
Hay una importante diferencia entre las declaraciones de voluntad tácita de las
presumidas por la ley, ya que estas últimas surgen siempre de hechos concluyentes, y las
primeras de imposiciones legales.
El Código de Vélez, establecía que para que la obligación sea solidaria, era necesario que
ella esté expresa. En cuanto al termino expresa no lo hacía como oposición a la
manifestación tácita, sino que se refería a que la falta de presunción exige que la
solidaridad surja indudablemente. No había impedimento en que la solidaridad sea creada
mediante manifestación tacita de voluntad por ejemplo el fiador se obliga como principal
pagador, se lo considera obligado solidario con el deudor principal.
2. Centro de cada una de estas clases de solidaridad, hay que separar: a) los efectos que
se producen entre las partes acreedoras y deudoras; b) los que se producen dentro de cada
grupo, de acuerdo a las relaciones que puedan tener entre si sus componentes.
3. a su vez en los efectos entre las partes acreedoras t deudoras, tanto en la solidaridad
activa como en la pasiva, hay que considerar dos clases de efectos: a) los principales,
primarios, esenciales, necesarios o fundamentales, como se los llama. La razón de ser de
esta clasificación estriba en que los efectos principales hacen a la esencia misma de la
solidaridad y no se concebiría esta figura sin ellos. Los autores que creen advertir en la
solidaridad, pluralidad de vínculos apoyan los efectos principales en la existencia de
unidad de objeto. B) los efectos accidentales, secundarios, accesorios o personales. En
cuanto a lo que a estos efectos respecta hay códigos que no asignan este tipo de
consecuencias. En los ordenamientos legales que reconocen la concurrencia de tales
efectos, sus comentaristas han recurrido a distintas teorías para fundamentarlos.
SOLIDARIDAD ACTIVA:
Este principio de prevención consiste en la preferencia que la ley acuerda al acreedor que
ha demandado el cobro del crédito, en el sentido de que el pago debe serle hecho a él y
no a otro acreedor. Art. 845 Prevención de un acreedor. “Si uno de los acreedores
solidarios ha demandado judicialmente el cobro al deudor, el pago sólo puede ser hecho
por éste al acreedor demandante”.
En síntesis: antes de que alguno de los acreedores accione reclamando el pago del crédito,
todos están en un pie de igualdad y cualquiera de ellos puede percibir el crédito, pero una
vez que uno cualquiera de los acreedores demanda el pago, el deudor no puede pagar
válidamente nada más que al acreedor que acciono. Este principio de prevención importa
una especie de toma de posesión del crédito.
Para que el derecho de prevención se configure el acreedor debe promover una demanda
judicial contra el deudor o deudores. No bastan las simples reclamaciones privadas. Se
exige, además, que la demanda haya sido notificada a la parte obligada y que haya sido
presentada en tiempo y forma.
Si todos los acreedores han promovido juntos la demanda, no existe prioridad respecto a
ninguno. El pago, en este caso, debe hacerse en el juicio promovido y a nombre de todos
los acreedores.
El deudor tiene que respetar el derecho de intervención. El pago total o parcial que hiciere
sin atenerse al mismo sería un pago mal hecho, y puede sentarse la regla de que no habría
quedado liberado de la obligación y estaría expuesto a tener que pagar de nuevo al
acreedor que tiene a su favor el derecho de haber prevenido en la exigibilidad del crédito.
La ley 17711 excluyo del art. 707 a la confusión y como el art. 866 de dicho código
asignaba a esta figura extintiva, en materia de obligaciones solidarias, nada más que
efectos con respecto a los acreedores o deudores entre los cuales ocurre, era indudable
que la intención era mantener la propagación de los efectos de la novación, la
compensación y la remisión, aun cuando haya sido parte en ellas nada más que uno de
estos. En cambio, en cuanto a la confusión, circunscribió sus alcances a las partes entre
las cuales ocurría.
CCC art. 846 Modos extintivos. “Sujeto a disposiciones especiales, los modos extintivos
inciden, según el caso, sobre la obligación, o sobre la cuota de algún acreedor solidario,
conforme a las siguientes reglas:
c) la confusión entre el deudor y uno de los acreedores solidarios sólo extingue la cuota
del crédito que corresponde a éste;
La confusión del Código civil, sufrió una modificación por imperio de la ley 17711 y fue
eliminado en el art. 707 quedando como una forma de extinción parcial, es decir con única
efecto con relación al acreedor-deudor que la produce. En artículo del CCC, en su inciso
c reproduce la solución vigente de la ley 177111.
En cuanto a la transacción que tiene una situación no muy clara en el art.853 del Código
de Vélez, el inc. D brinda una salida más simple y práctica. Dice que la realizada entre el
deudor y un acreedor, no es posible sea opuesta a los demás acreedores, salvo que éstos
adhieran y puedan modificar su situación jurídica.
Para el caso de la cosa juzgada, los acreedores que no tenían injerencia en el proceso
judicial podían hacer valer la cosa juzgada contra el deudor que fue parte en el juicio; en
cambio, el deudor no la puede invocar contra los acreedores que no participaron en la
litis.
SOLIDARIDAD PASIVA:
La parte acreedora puede optar entre demandar el pago de la deuda por entero contra
todos los deudores conjuntamente o contra cualquiera de ellos. Es este un derecho un
derecho que la ley acuerda en beneficio del acreedor. La demanda dirigida contra todos
los deudores tiene la ventaja de que la sentencia que se dicte surtirá efecto contra todos
los obligados y no se presentara problemas acerca del alcance de la cosa juzgada. Sin
embargo, puede serle más cómodo al acreedor, dirigir su acción contra uno solo de los
deudores y es por ello que universalmente se reconoce esta facultad de opción, como la
principal razón de ser de la solidaridad.
En la hipótesis de que el acreedor demande a todos los codeudores, sea que todos
contribuyan al pago o que uno solo de ellos satisfaga la prestación, la obligación se
extingue. Esta extinción de la obligación se opera entre la parte acreedora y el grupo
deudor, pero no obsta a que, en cuanto respecta a las relaciones de los codeudores entre
si, empiece a entrar en juego el principio de conexión interna, a fin de que entre los
distintos obligados se haga el reajuste correspondiente, de acuerdo a los vínculos que ellos
tengan internamente.
Si el acreedor opta por accionar solamente contra uno o algunos de los codeudores,
pueden darse varias situaciones: que perciba la totalidad del crédito, que logre cobrar
parte de él, únicamente o que no consiga cobrar nada de la prestación.
Si el acreedor percibe la totalidad del crédito, la obligación y los derechos que emanan de
la solidaridad, se extinguen en cuanto al accionante. Nacerá el derecho del deudor que
pagó para obtener de sus coobligados la contribución correspondiente de acuerdo a los
vínculos que entre ellos existan.
El deudor tiene la potestad de pagarle al acreedor que desee la totalidad del importe de la
prestación. Este derecho se encuentra limitado por el principio de prevención. Lo cual
significa que la facultad de uno de los deudores señalada, se ejerce en plenitud mientras
un acreedor no haya promovido demanda judicial y notificado de la misma al deudor.
La norma proyectada mantiene una especie de advertencia en su último párrafo. Dice que
debe tenerse en cuenta lo dispuesto en el art. 837 del mismo cuerpo legal. Ello significa
que, cuando el acreedor renuncia parcialmente a la solidaridad a favor de uno de los
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Luego, si el que pretende pagar fue el liberado de la solidaridad, sólo cumple entregando
su porción, si es otro, debe descontar esa parte del todo.
B) MEDIOS DE EXTINCION:
c) la confusión entre el acreedor y uno de los deudores solidarios sólo extingue la cuota
de la deuda que corresponde a éste. La obligación subsistente conserva el carácter
solidario;
d) La transacción hecha con uno de los codeudores solidarios, aprovecha a los otros,
pero no puede serles opuesta”
Uno de los efectos principales está dado por las formas de extinción de la obligación
solidaria. Y el artículo diferencia entre aquellos que trasladan sus efectos hacia los demás
deudores (el pago, la renuncia del crédito, la novación, dación en pago y compensación)
de otros que sólo producen consecuencias con los sujetos que intervienen (confusión y
transacción)
El pago que uno de los deudores realiza al acreedor produce una especie de traslación de
efectos y de ese modo libera a todos los deudores satisfaciendo el crédito. Se lo explica
como una derivación de la unidad de objeto y comunidad de intereses.
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Y por último, la renuncia total al crédito que el acreedor hace a un deudor, sin reservas ni
aclaración alguna, extingue la obligación en su integridad.
En lo que se refiere a la confusión, la redacción originaria del art. 707 del Vélez incluía
la figura de la confusión entre los medios extintivos que propagaban sus efectos a los
demás interesados, de manera que la confusión operada entre la parte acreedora y un
codeudor, extinguía la obligación. Ocurría que el art. 866 asignaba a la confusión efectos
únicamente relativos al coacreedor y codeudor comprendidos en esa figura extintiva. La
Ley 17711 elimino del art. 707 la palabra confusión, con lo que la confusión solo producía
efectos extintivos en la parte correspondiente al acreedor o deudor entre los cuales se haya
operado la figura y no con relación a los demás codeudores o coacreedores. El nuevo
Código sigue lo dispuesto en la ley y le concede a esta forma solamente una consecuencia
de extinción entre los sujetos que llegan a confundir la obligación en uno solo. Los demás
mantienen la solidaridad.
La transacción siempre fue un tema un poco más debatido, en razón de la poca claridad
del art. 853 de Vélez. El nuevo código resuelve de manera sencilla y práctica la cuestión.
Establece que la transacción —como todo contrato— surte efectos relativos entre quienes
acordaron, con la salvedad de que aprovecha a quienes no tuvieron intervención y pueden
adherir, pero le impide al acreedor oponerles el acuerdo derivado de ese contrato. Y ello
lo explica muy bien el Codificador en la nota al art. 853, cuando dice: “el deudor solidario
puede mejorar la situación de los cointeresados, pero no puede agravarla.
MORA Y CULPA:
Art. 838.— Responsabilidad. “La mora de uno de los deudores solidarios perjudica a
los demás. Si el cumplimiento se hace imposible por causas imputables a un codeudor,
los demás responden por el equivalente de la prestación debida y la indemnización de
daños y perjuicios. Las consecuencias propias del incumplimiento doloso de uno de los
deudores no son soportadas por los otros”
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El código de Vélez establecía que si la prestación se tornaba imposible sin culpa de los
deudores, la obligación se extinguía. Por el contrario cuando la prestación se hacía
imposible por culpa de uno de los obligados o hubiera incurrido éste en mora, los
codeudores, inclusive los que no eran pasibles de esa imputación, estaban obligados a
pagar el equivalente de la prestación y los daños e intereses. Por lo tanto se extendía a
todos los codeudores las consecuencias de la culpa y de la mora de uno de ellos,
haciéndoles cargar no solo con la obligación de pagar el valor de la prestación sino
también los daños y perjuicios. Dejando de lado los otros sectores legislativos donde en
una de ellas se imponía a los codeudores solidarios el deber de indemnizar el valor de la
cosa perdida por culpa o durante el estado de mora de cualquiera de ellos, pero no los
hacia responsables de los daños y perjuicios, esos eran debidos solo por el culpable de la
perdida de la cosa o de su mora. El otro sector legislativo se inclinaba en el sentido de
que los codeudores no culpables ni morosos, no eran responsables ni del valor de la
prestación ni de los daños e intereses.
De acuerdo al art. 838 si uno de los deudores ingresa en estado de morosidad, sea
mediante interpelación del acreedor, o de manera automática, ese estado contagia a los
demás y los hace responsables. Por ello, el deudor moroso y los demás deben cumplir con
el contenido de la prestación y afrontar los demás daños que produjo la mora.
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El art. 822 establece que “la prescripción extintiva cumplida es invocable por cualquiera
de los deudores contra cualquiera de los acreedores”
En dichos artículos se establece que producen efecto expansivo a los demás vínculos no
solo la interrupción, sino también la suspensión de la prescripción. Esto último estaba
vedado en el Código derogado, art. 3981, que otorgaba siempre efectos personales a la
suspensión de la prescripción.
Por lo tanto cualquier acto interruptivo de la prescripción en contra de uno de los deudores
solidarios es oponible a los otros. Lo mismo se establece para la suspensión de la
prescripción.
Al sujeto de la obligación solidaria que no ha sido parte en el pleito no puede serle opuesta
la inmutabilidad del fallo dictado, pero dicho sujeto puede invocar contra los que han
intervenido en la litis la autoridad de la cosa juzgada si le ha sido favorable total o
parcialmente.
Art. 832 Cosa juzgada. “La sentencia dictada contra uno de los codeudores no es
oponible a los demás, pero éstos pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias
personales del codeudor demandado.
El deudor no puede oponer a los demás coacreedores la sentencia obtenida contra uno
de ellos; pero los coacreedores puede no ponerla al deudor, sin perjuicio de las
excepciones personales que éste tenga frente a cada uno de ellos”.
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ACCION DE CONTRIBUCION:
Art. 840. — Contribución. “El deudor que efectúa el pago puede repetirlo de los demás
codeudores según la participación que cada uno tiene en la deuda.
a) lo pactado;
El problema de los derechos del deudor que ha pagado la deuda solidaria, frente a sus
codeudores, a fin de que se liquiden entre todos las cuestiones concernientes a ese pago,
tuvo sus dificultades en el derecho romano, en el que la doctrina encontró materia de
controversia. Tres fueron las posiciones adoptadas:
1) la primera sostuvo que el deudor solidario que ha pagado la deuda no tiene acción
recursiva contra los codeudores.
3) la tercera posición enseña que en esta materia de relaciones internas de cada grupo no
caben soluciones absolutas: la acción del deudor que efectuó el pago, contra los demás
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Esta última posición es la que tomo el Código de Vélez y la que sigue el CCC en su art.
740.
El codeudor que paga toda la deuda tiene acción de contribución o también llamada
recursiva, contra el resto de los deudores. Para conocer que tipo de acción puede
promover hay que distinguir cual es la relación jurídica que vincula a los que integran el
grupo pasivo o si el que cumple quiero optar por la vida de la subrogación legal. El
primero caso le es dado ejercitar la acción que nace de las relaciones que unían a los
deudores y en virtud de las cuales contrajeron la obligación solidaria. Si entre las partes
existía una sociedad, la acción a emplear será la que surja del mandato. Si la vinculación
que unía a las partes importaba nada mas una comunidad de intereses, la acción será la
que nace de la gestión de negocios. Tiene también a su favor, el deudor, la acción que
nace del pago con subrogación, derecho que surge a favor de todo aquel que paga como
tercero.
Tanto por una acción como por la otra, se obtiene el objetivo fundamental de requerir la
contribución de la parte de los codeudores, pero la diferencia estriba en que si se ejercían
las acciones emanadas del mandato o de la gestión de negocios, el deudor que efectuó el
pago tiene derecho a reclamar a los coobligados, los intereses devengados desde la fecha
en que hizo el desembolso correspondiente. Con la acción que nace de la subrogación, en
cambio, los interese correrían solo a partir de la fecha en que los compañeros de
obligación quedaron constituidos en mora, que puede no coincidir con la época del pago
efectuado.
El art. 741 mediante el desarrollo de 4 incisos da una guía para determinar las cuotas que
le corresponde contribuir a cada uno de los deudores que no pagó.
El primero, inciso a), indica que hay que estarse a lo convenido o pactado, es decir a lo
que surge del contrato, o acuerdo celebrado entre ellos donde rige el principio de
autonomía de la voluntad en plenitud.
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También se toma en cuenta la relación de los interesados entre si (inc. c). Ello importa
analizar que vínculo une a los codeudores, ya sea de orden fáctico o jurídico. Hay que
tener cuidado en no confundir el título de la obligación, a la relación que puedan tener
entre los deudores.
Y para concluir y de manera residual se indica en el inc. d) que hay que considerar las
demás circunstancias.
El art. 840 en su segunda parte decide que cuando la obligación se extingue porque el
acreedor “remitió” o renunció al crédito a favor de un deudor, y de ese modo extinguió la
obligación, el directamente beneficiado carece de acción recursoria contra los demás
obligados originarios. No es posible que aquel que se vio beneficiado con un acto
abdicativo gratuito, y de ese modo haya concluido la obligación, se le atribuya un derecho
a recibir un resarcimiento económico que, por otra parte, carece de causa.
INSOLVENCIA DE UN DEUDOR:
En art. 717 del Vélez establecía en su última parte que si uno de los deudores hubiera
hecho un pago total y otro resultare insolvente, esa pérdida debe repartirse entre el que
pago y los demás solvens. Lo expresado en el art. 842 coincide con lo dispuesto en el art.
Citado; permite que sean todos los deudores que restan con solvencia los que contribuyan
por la parte del insolvente.
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Art. 843. — Muerte de un deudor. “Si muere uno de los deudores solidarios y deja
varios herederos, la deuda ingresa en la masa indivisa y cualquiera de los acreedores
puede oponerse a que los bienes se entreguen a los herederos o legatarios sin haber sido
previamente pagado. Después de la partición, cada heredero está obligado a pagar según
la cuota que le corresponde en el haber hereditario”
El supuesto de la muerte de uno de los deudores estaba previsto en el art. 712 del Cód.
Civil. Allí se indica que cuando al deudor le suceden más de un heredero, cada uno
concurre en la sucesión de su causante en la medida y proporción de su cuota hereditaria.
El art. 843 del nuevo código en su segunda parte prevé igual solución, pero esta norma
tiene una mayor amplitud y distingue dos etapas: desde la apertura de la sucesión hasta la
partición, y desde ese acto en adelante.
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Art. 849. — Muerte de un acreedor. “Si muere uno de los acreedores solidarios, el
crédito se divide entre sus herederos en proporción a su participación en la herencia.
Después de la partición, cada heredero tiene derecho a percibir según la cuota que le
corresponde en el haber hereditario”
Se vincula con el art. 712 del Cód. Civil que, a su vez agrupa los dos supuestos que
corresponden a la muerte de uno de los deudores, y a la de uno de los acreedores.
La muerte de uno de los acreedores solidarios produce un extraño fenómeno en este tipo
de obligaciones. La relación se afecta en su parte estructural ya que si el acreedor tiene
varios herederos, cada uno de ellos pierde la solidaridad y sólo puede reclamar la parte
que en proporción le corresponde en la herencia. Por ejemplo, si la obligación es de
$ 1.000,00, y son dos los acreedores solidarios, ante la muerte de uno de ellos, a quien le
suceden dos herederos con partes iguales, cada heredero tiene derecho de reclamar por
$ 500,00.
Es por ello que se aconseja que para mantener la solidaridad del grupo acreedor es
conveniente que todos los herederos promuevan la demanda en forma conjunta a los
efectos de no dividir el crédito.
El artículo indica recién después de la partición de la herencia cada heredero tiene derecho
a percibir la cuota que le corresponde en el crédito porque hasta la partición subsiste la
solidaridad por lo que es válido el pago hecho a uno solo de los herederos por ello recién
después de la partición cada heredero tiene derecho a percibir la cuota que le corresponde.
DEFENSAS OPONIBLES:
Art. 831. — Defensas. “Cada uno de los deudores puede oponer al acreedor las defensas
comunes a todos ellos.
Las defensas o excepciones que les corresponden y puede usar tanto los acreedores como
los deudores se distinguen entre: las comunes y las particulares.
Las defensas comunes tienen la cualidad que cualquier persona que integra uno de los
grupos del frente común (acreedor o deudor) indistintamente las puede utilizar.
Por ejemplo si un deudor paga y extingue la obligación, otro deudor puede, ante la
demanda del acreedor, utilizar la excepción de cumplimiento y solicitar el rechazo del
reclamo. Por su parte si uno de los acreedores interrumpe el curso de la prescripción, ante
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Se indica que entre las defensas comunes se cuentan: la mayoría de las causas de extinción
de las obligaciones; las de nulidad de los actos; las modalidades que integren la totalidad
de la obligación (plazo, condición, etc.); y la imposibilidad de cumplimiento derivada del
caso fortuito o la fuerza mayor.
Por su parte las defensas particulares tienen la cualidad que solamente benefician a la
persona que las tiene. De ese modo se indican: la ausencia de capacidad de hecho, o un
vicio de la voluntad que lleve a la nulidad del acto (error, dolo o violencia), o una
modalidad que le corresponde a uno solo (plazo, cargo, etc.).
En estos casos solamente la pueden invocar aquellos que se benefician, pero no los demás
integrantes del grupo. Aunque es posible distinguir entre las defensas que no tienen
ningún efecto sobre el resto, y las que producen una disminución del objeto debido.
La última parte del artículo bajo comentario, se refiere a este supuesto, cuando indica:
“...Sin embargo pueden expandir ilimitadamente sus efectos hacia los demás codeudores
y posibilitar una reducción del monto total de la deuda...”.
Éstas si bien son personales, son oponibles a toda la comunidad, pero expanden
limitadamente sus efectos hacia ella, produciendo una reducción de la deuda, hasta la
concurrencia de la parte perteneciente al que la puede invocar. Y en este caso se cuentan:
la confusión que sólo beneficia al deudor–acreedor que tienen intervención y lleva sus
efectos al resto y la renuncia parcial a la solidaridad, que va a disminuir el importe total
de la obligación = son defensas o excepciones personales con efectos parcialmente
extensivos.
b) en los casos del inciso b) del artículo 846, los demás acreedores solidarios tienen
derecho a la participación, si hubo renuncia al crédito o compensación legal por la cuota
de cada uno en el crédito original; y si hubo compensación convencional o facultativa,
novación, dación en pago o transacción, por la cuota de cada uno en el crédito original,
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c) el acreedor solidario que realiza gastos razonables en interés común tiene derecho a
reclamar a los demás la participación en el reembolso de su valor”
El art. 847 se ocupa no sólo de las relaciones internas entre los acreedores, también
llamada “cuestión de la distribución o haz horizontal”, sino también de los efectos que
produjeran otros medios de extinción, e incluso gastos que hiciera el acreedor en interés
común de los demás.
El inc. a) dice que si el acreedor solidario recibe “la totalidad del crédito”, o “de la
reparación del daño”, o “más de la cuota”, con lo cual es posible ver que se plantean tres
cuestiones que en realidad son dos. El pago total o la reparación del daño, es lo mismo,
ya que se trata del cobro de un crédito pleno. En dicho caso los demás pueden, cada uno,
reclamar la parte que les corresponde.
El otro supuesto es el del pago “parcial”, ya que el “accipiens” recibe “más de la cuota”;
ello implica que lo que percibió que excede su porción, es de pertenencia de todos y por
ello debe ser repartido.
Ello, por cuanto si, por ejemplo, se trató de una transacción por un valor menor a los $
2.000, en el caso, $ 1.600, el acreedor podrá optar entre reclamar los $ 1.000 de la
obligación original o los $ 800 resultantes de la transacción. El riesgo de tener que
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El acreedor que realizó gastos razonables en interés común tiene derecho a solicitar a los
demás la participación en el reembolso de esos gastos (inc. c).
El art. 830 se refiere a dos circunstancias que no afectan a la solidaridad, una de ellas es
la incapacidad de alguna de las personas sean acreedores o deudores, y la otra que existan
modalidades (condición, plazo o lugar de pago) que se apliquen en algunos de los sujetos
intervinientes.
Ello para algunos autores, es un efecto propio de la pluralidad de los vínculos que
independiza en cierto sentido la situación de cada uno de los sujetos. Si la incapacidad es
de hecho se ubicará como una nulidad parcial relativa, cuya acción le corresponderá a
aquel que sufre la incapacidad. En los casos de incapacidad de derecho, a pesar de ser la
nulidad absoluta, la pretensión, como dice Llambías, podría ser alegada por el acreedor o
deudor no afectado, ante su carácter de tercero interesado.
El art. 830 del nuevo código sigue el régimen del Código Civil, y permite que un vínculo
tenga como contenido una obligación pura y simple, y otra relación se encuentre sometida
a algún elemento accidental, como una condición, plazo, o diferente lugar de
cumplimiento.
El acreedor puede renunciar a la solidaridad con respecto a todos los deudores solidarios,
en cuyo supuesto la renuncia es absoluta, o con relación a alguno de los obligados, le
renuncia es relativa.
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Art. 836 Extinción absoluta de la solidaridad. “Si el acreedor, sin renunciar al crédito,
renuncia expresamente a la solidaridad en beneficio de todos los deudores solidarios,
consintiendo la división de la deuda, ésta se transforma en simplemente mancomunada”
Este caso de renuncia a la solidaridad por parte del acreedor, estaba previsto en la primera
parte del art. 704, sin ningún tipo de diferencia con el actual artículo.
Art. 837 Extinción relativa de la solidaridad. “Si el acreedor, sin renunciar al crédito,
renuncia expresa o tácitamente a la solidaridad en beneficio de uno solo de los deudores
solidarios, la deuda continúa siendo solidaria respecto de los demás, con deducción de
la cuota correspondiente al deudor beneficiario”
Se prevé la renuncia parcial a la solidaridad, sin remisión del crédito. Lo indica por la
voluntad del acreedor con respeto a uno de los deudores solidarios.
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- La novación hecha por uno de los acreedores con uno de los deudores, propaga sus
efectos a los demás acreedores o deudores en las obligaciones solidarias, extinguiendo la
obligación, en la obligación indivisible, en cambio, la novación hecha por uno de los
acreedores con uno de los deudores, no propaga sus efectos a los demás y se limitan sus
repercusiones a las partes que han intervenido en el acto. Solo en el caso donde hay un
solo acreedor varios deudores, la novación que el acreedor realiza con uno de los
deudores, propaga sus efectos.
- La remisión de la obligación otorgada por uno de los acreedores solidarios con respecto
a uno de los deudores solidarios, extiende sus efectos a las demás partes interesadas,
extinguiendo la obligación. En las obligaciones indivisibles, la remisión de la deuda
solamente puede hacerse con el consentimiento de todos los acreedores. La otorgada por
uno solo de ellos, tiene efecto relativo a su parte.
La transacción celebrada por uno solo de los acreedores con uno solo de los deudores,
tanto en las obligaciones solidarias como en las indivisibles, no puede oponerse en
perjuicio de las partes que no han intervenido en tal caso.
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CONDICIÓN:
Es la modalidad que hace a la eficacia o la resolución de las obligaciones. Es la modalidad
que hace depender la eficacia o resolución de un derecho, de un acontecimiento futuro e
incierto. Por ejemplo, si convengo con Pedro que le venderé Pedro se reciba de abogado, es
una condición de la cual depende la eficacia del contrato.
Caracteres.
a) Es un elemento accidental de los actos jurídicos, al igual que toda modalidad. No hace
ni a la esencia ni a la naturaleza de los mismos. Pero una vez introducida se torna
elemento esencial.
No se presume, la prueba está a cargo de quien la invoca.
b) No es obligatoria en el sentido de que no confiere a las partes el derecho de exigir su
cumplimiento, deben acreedor y deudor, aguardar expectantes a que el evento al cual
se la ha subordinado acontezca o no.
Forma.
Puede ser convenida en forma expresa o tácita. Se aplican las normas de la manifestación de
voluntad en los actos jurídicos.
Se considera pactada expresamente cuando resulta manifestada de manera positiva e
inequívoca en el instrumento que prueba el acto.
Es tácita cuando, sin estar manifestada en el instrumento, aparece con suficiente seguridad
de la intención de las partes. Se cita de la jurisprudencia, el ejemplo de la gratificación
prometida a un empleado, que debe entenderse tácitamente subordinada a la condición de
que haya ganancias.
Puede ser establecida por las partes de común acuerdo, si es un acto bilateral; por el
otorgante, si es un acto unilateral; o por la ley, el caso impuesto a nacimiento con vida para
que los derechos a favor de una persona por nacer queden irrevocablemente adquiridos.
Requisitos.
1- Futuro: el hecho objeto de la condición, ha de producirse con posterioridad a la
formalización del acto jurídico.
Presente o pasado (agrega el nuevo código), pero que no fuese conocido por las
partes. No es una condición propiamente dicha, esto ya era discutido por la doctrina.
2- Incierto: el hecho condicionante debe ser contingente, es decir, puede o no acontecer.
La incertidumbre se vincula con la existencia misma de acontecimiento, y es
justamente lo que la diferencia del plazo incierto, donde no hay dudas de que el hecho
ocurrirá, por el contrario, la incertidumbre versa sobre el tiempo en que ha de
producirse.
3- Posible, lícito y no puramente potestativo: un hecho potestativo es aquel que depende
puramente de la voluntad de las partes.
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Clases de condiciones.
I-Suspensivas y resolutorias.
- Suspensivas: supedita la producción de los efectos del acto al acontecimiento futuro
e incierto. Hasta que no se dé el hecho, no se da la obligación y no es exigible, no
tiene plena virtualidad.
- Resolutorias: cesan los efectos de la obligación cuando se produce el hecho futuro e
incierto.
II-Permitidas y prohibidas.
- Permitidas: no existe obstáculo natural o legal para convenirlas.
- Prohibidas: ya sea por imposibilidad natural o jurídica, o por estar vedadas por las
leyes, o por ser contrarias a la moral y a las buenas costumbres, invalidan la
obligación.
A su vez se subclasifican en imposibles, ilícitas y contrarias a las buenas costumbres.
Efectos.
A diferencia del Vélez, en el nuevo código, los efectos NO operan retroactivamente, salvo
pacto en contrario.
La condición recorre 3 etapas:
1-Etapa de pendencia, efectos:
a- Transmisión de derechos y obligaciones: los derechos y obligaciones del deudor que
falleciere antes del cumplimiento de la condición, pasan a sus herederos. También
pueden transferirse por actos entre vivos.
b- Novación: la obligación condicional puede novarse.
c- Garantías reales y personales: la ley admite que sean garantizadas con hipotecas o
prenda.
d- Actos conservatorios: las partes tienen derecho a solicitar toda clase de actos
conservatorios, necesarios y permitidos por la ley para la garantía de sus derechos.
e- Actos de ejecución: en esta etapa están vedadas las medidas que tiendan a la ejecución
de la obligación. Por ende, el acreedor no puede exigir el cumplimiento de la
prestación.
4
PLAZO.
También llamado término, es la modalidad que subordina la exigibilidad de un acto jurídico
al transcurso de un espacio de tiempo.
El ejercicio de los derechos de las partes está supeditado a que transcurra el tiempo indicado,
ya sea para que comience ese ejercicio (plazo suspensivo) o para que el mismo cese (plazo
resolutorio).
Caracteres.
Futuro: el acontecimiento o época que se toma como punto de referencia para determinar su
vencimiento pertenece al porvenir.
Cierto: necesariamente debe ocurrir. Fatalmente va a ocurrir.
No es retroactivo: sus efectos no operan retroactivamente.
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o Plazo resolutorio: acá a la inversa del suspensivo, el resolutorio, las partes están
facultadas para ejercer sus derechos y asimismo expuestas a que se les exija el
cumplimiento de las obligaciones contraídas. Ejemplo, la locación.
->Cumplido/vencido el plazo:
o Plazo suspensivo: al operarse el vencimiento, la obligación se hace plenamente
exigible. El acreedor tiene derecho a promover las acciones judiciales tendientes a
obtener el cumplimiento de la prestación. El deudor, a su vez, queda facultado para
reclamar que se le reciba el pago, y si el acreedor se negara injustificadamente podrá
consignar.
-Mora: el deudor que no cumpla queda constituido en mora automática en los casos
de plazos ciertos.
En los plazos inciertos, sería necesario interpelar.
Para que se dé la mora del acreedor, es preciso que el deudor le haya hecho un efectivo
ofrecimiento de la prestación.
-Pacto comisorio: vencido el plazo sin que se haya dado cumplimiento a las
prestaciones, el acreedor podrá proceder contra el incumplidor.
o Plazo resolutorio: ocurrido el vencimiento del plazo cesa para las partes la posibilidad
de exigir el cumplimiento de los derechos de que son titulares y quedan liberados del
cumplimiento de las contraprestaciones a su cargo.
Beneficiario del plazo: en Vélez lo eran ambas partes. En el código actual se establece, en
principio, se presume, a favor del deudor, salvo pacto en contrario. Esto tiene implicancias
en que el deudor podría elegir pagar antes.
Si se demostrare que es en beneficio de ambos, no tendría la facultad de esa elección.
Caducidad del plazo: es la privación de los beneficios del plazo, antes de su vencimiento, en
virtud convencional o legal.
Convencional: el caso de no cumplir con una cuota y como castigo debes pagar todo junto.
Legal: art.353, no es taxativo sino meramente ejemplificativo.
1- Quiebra del deudor: caducan todos los plazos. En Vélez también caducaban con el
concurso preventivo, ahora sólo con la quiebra.
CARGO.
El cargo o modo es siempre una obligación accesoria que se le impone al adquirente de un
derecho, que restringe y limita ese derecho, y se brinda a favor del instituyente o de un
tercero.
Vélez decía que generalmente era en las obligaciones/actos a título gratuito. El nuevo código
nada dice, entonces se plantea si se puede aplicar también a los actos a título oneroso. En ese
sentido parece que lo ve una de las corrientes interpretativas.
Naturaleza jurídica:
- Obligación accesoria que sólo puede imponerse en los negocios a título gratuito.
Trigo.
- Condición: no se puede asimilar a la condición; mientras ésta hace depender de su
cumplimiento, la eficacia del acto, el cargo se vincula con la revocabilidad del acto.
- Motivo: es un motivo relevante porque modifica el contenido de la voluntad del
donante, en cuanto conocido y aceptado por la voluntad del donatario, y también
cambia el contenido de la voluntad contractual por reflejo del valor económico del
objeto del contrato.
- Causa: el cargo que deja sometida a esa carga a la prestación principal, obraría como
causa del negocio; el convenio unilateral se transforma en bilateral, y el cargo actúa
como contraprestación.
La crítica a esta tesis radica en que siempre la prestación se subordina a la
contraprestación, y que el interés a ello se ubica en primera línea; en el cargo, el
interés tiene una importancia menor o secundaria.
Clases:
Simple: para este tipo de cargo, el imponente o el beneficiario sólo puede exigir el
cumplimiento; carece de efectos resolutorios. Aunque no todos los autores participan de esta
clasificación.
Condicional suspensivo: es necesario cumplir con el cargo para obtener el derecho a exigir
lo principal. Trigo y Compagnucci dicen que esto no sería otra cosa que actos sometidos a
condición; se desnaturaliza la figura del cargo que tiene siempre independencia de lo
principal.
Condicional resolutorio: a falta de cumplimiento de los cargos impuestos, hace que el
beneficiario pierda el derecho adquirido, y para ello es necesaria una sentencia judicial. Y he
aquí el verdadero cargo, no condición. La posibilidad de hacer valer jurídicamente el
incumplimiento y solicitar la resolución del derecho principal.
8
Tiempo se cumplimiento:
Si se fijó tiempo de cumplimiento, el deudor del cargo debe hacerlo efectivo dentro de ese
período. Si nada se fijó, deberá cumplirse en el plazo que señale el juez.
Estaban en el artículo 515 de Vélez que decía que las obligaciones son civiles o
meramente naturales.
CIVILES: son las que dan derecho a exigir su cumplimiento, es decir, aquellas en que
sus titulares pueden hacer valer, plenamente, todos sus efectos. En realidad toda toda la
teoría general de las obligaciones se desarrolla teniendo en cuenta esta clase de
obligaciones, o sea, las civiles, que son aquellas que tienen mayor importancia práctica.
-DERECHO COMPARADO
A) DERECHO FRANCES: dedica a las obligaciones naturales 1 solo articulo
disponiendo que constituyen una excepción a la repetición del pago de lo indebido.
B) DERECHO ALEMAN: las definen en un único articulo, como simples deberes
modales o de consciencia que impiden su retractabilidad.
C) CODIGO DE VELEZ DEDICABA VARIAS NORMAS DEL ARTICULO 515 AL
518. HOY POR HOY EN EL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE ESTO HABLA
EL 728 Y HABLA DE DEBERES MORALES, NO ACEPTA A LAS
OBLIGACIONES NATURALES.
ART. 515:
-obligaciones contraídas por personas con discernimiento pero sin capacidad. (Derogado
por la ley 17711). Ejemplo el menor adulto y las mujeres casadas.
-obligaciones prescriptas son las que comienzan siendo civiles y se extinguen por
prescripción.
-ausencia de solemnidades, se refiere a los actos a los cuales la ley les exige el
cumplimiento de formalidades solemnes, y éstas no se cumplen.
-deudor absuelto en sentencia judicial, es el caso de la injusta absolución del deudor y
de existencia de cosa juzgada. Si la sentencia es injusta por diversas razones, y el
acreedor hubiere perdido el pleito, la obligación se transforma en natural.
-deuda del juego.
CASOS NO LEGISLADOS:
PAGO PARCIAL: algunos autores sostienen que el pago tiene como efecto secundario
el reconocimiento de una obligación, pero que ello no importa la revalidación del título.
La obligación conserva igual:
-naturaleza que la que tenía antes del pago parcial.
El art. 515 del código decía que la ejecución parcial no cambia a la obligación que resta,
ni la hace civil por ese saldo.
GARANTIAS DE TERCEROS (art. 518 del de velez) : Éste artículo permite que tenga
eficacia civil las fianzas, hipotecas y clausulas penales que constituyan terceros en las
obligaciones naturales. En estos casos los terceros son deudores principales y se
comprometen con plena consciencia de que la ob. Es natural.
LUGAR DE PAGO: en las obligaciones bilaterales, sebe hacerse un distingo que ambas
prestaciones deban cumplirse o no simultáneamente.
- si el cumplimiento de ambas prestaciones debe hacerse simultáneamente y en acto
único, esta circunstancia imprime al acto de pago caracteres especiales. No habrá un
acto al que concurran un solvens y un accipiens, ni serán aplicables las normas que
hablan de deudor y acreedor, puesto que se trata de un intercambio en el cual ambas
partes resultan ser a la vez deudoras y acreedoras. Por ello: el intercambio debe tener
lugar en donde deba cumplirse la prestación que sea considerada como PRINCIPAL.
- no siento simultáneas las prestaciones, las mismas vuelven a recobrar su autonomía y
regirá para cada una de ellas la radicación que corresponda a su propia naturaleza. Así
vemos que en la compraventa a crédito a falta de otra estipulación en contrario la cosa
debe entregarse en el lugar en que se encontraba en la época del contrato. Mientras que
el precio deberá abonarse por el comprado que es su deudor en su propio domicilio.
Ésta es la que incumbe a una persona de indemnizar a otra, un daño que desde el punto
de vista del obligado posee una causa fortuita. De ahí su diferencia con la
responsabilidad civil, basada en la culpa o dolo del deudor, que también impone el
deber de resarcir un daño causado, pues mientras en este caso se reparan las
consecuencias de la propia culpa incurrida en la violación de una obligación o deber
jurídico preexistente, el garante en cambio cubre un caso fortuito, y además su deber de
indemnizar.
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Otros medios
- Dación en pago.
- Acuerdo por cesión de bienes y rehabilitación en los casos de concurso civil.
- Muerte e incapacidad sobreviniente del deudor en los casos de obligaciones intuitu
personae.
- Mutuo disenso o contrario consensus de las partes, en el caso de las obligaciones
creadas de común acuerdo
- E los casos de relaciones contractuales que se prolongan en el tiempo, puede la
rescisión o renuncia unilateral de una de las partes, la que provoque la extinción de
aquéllas, impidiendo para el futuro el nacimiento de nuevas obligaciones. El caso de
las sociedades por término ilimitado, que concluye cuando cualquiera de los socios
lo requiera; o también el caso del mandato que puede cesar en cualquier momento
por revocación del mandante o renuncia del mandatario.
- En materia de obligaciones contractuales, la resolución que importa el
aniquilamiento del contrato en virtud de una causa sobreviniente, en principio con
efectos retroactivos, no sólo interpartes sino también frente a terceros. También la
revocación, ruptura o extinción de ciertos contratos unilaterales, por la voluntad de
su autor o de una sola de las partes que se trate, dejando sin efectividad el contenido
del acto o transmisión de derechos, en principio para lo futuro y sin efecto
retroactivo.
- También algunos casos particulares de abandono que resultan liberatorios para el
deudor. Como el condómino que puede sustraerse al pago de los gastos comunes
mediante el abandono de su derecho de propiedad; el deudor de la medianería puede
abandonar al propietario lindero el dominio de la pared medianera; el dueño de una
cosa perdida, puede eximirse de todo reclamo de recompensa y gastos hechos por el
hallador, cediendo aquélla a favor de éste último; el heredero beneficiario puede
hacer abandono de la herencia aceptada con beneficio de inventario, para sustraerse
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PAGO
El pago es el cumplimiento de la prestación que hace el objeto de la obligación, ya se trate
de una obligación de hacer, ya de una obligación de dar.
El pago no es un mero modo de extinción de las obligaciones. El pago es el cumplimiento
de la prestación debida como efecto de la obligación; es por tanto, un efecto, y el más
2
Acepciones:
En un sentido amplio, ya sostenido por Paulo en el Digesto, pago sería cualquier medio de
extinción de las obligaciones, que importe la liberación del deudor, aunque no
necesariamente la satisfacción del acreedor.
En un sentido estricto, adoptado por nuestro código, el pago es el cumplimiento de la
prestación a que se está obligado, cualquiera fuese su naturaleza: de dar, de hacer o no
hacer.
A las obligaciones de no hacer, se suscita la duda sobre si puede conceptuarse como pago a
la abstención del deudor en el cumplimiento de su obligación de comportarse en esa forma
negativa. La mayoría de nuestra doctrina entiende que la abstención debida y cumplida es
pago, por cuanto éste es el cumplimiento de la prestación que hace al objeto de la
obligación y si está implicada una conducta negativa, la acorde abstención del deudor no es
otra cosa que un pago.
En un sentido aun más estricto, pero también vulgar o corriente, se entiende por pago al
cumplimiento de una obligación de dar sumas de dinero.
Según el criterio que se adopte, pueden variar los requisitos del pago, como por ejemplo: la
necesidad del animus solvendi, de capacidad en el solvens o en el accipiens; y también el
régimen de prueba, etc.
1-Teoría del acto jurídico: la opinión mayoritaria, tanto en nuestro país como en el
extranjero, afirma que el pago es un acto jurídico. Basta tener en cuenta, se dice, que se
trata de un hecho humano, voluntario y lícito, que tiene por fin inmediato “aniquilar
derechos” o sea, extinguir obligaciones.
Pero dentro de esta corriente, existen variantes:
*Para algunos el pago es un acto jurídico unilateral, desde que no resulta necesaria la
voluntad del acreedor; mediante el pago por consignación, se puede pagar aun contra la
voluntad de aquél; lo cual demuestra que “en tanto que el solvens desempeña un papel
protagónico, por ser el sujeto activo del pago, el acreedor es un simple destinatario de ese
acto, que no puede objetar ni contrarrestar… el pago es sólo obra del deudor, siendo
incomputable la voluntad del acreedor, precisada a plegarse y conformarse con la iniciativa
de aquél”.
*Para otros, el pago en cambio es un acto jurídico bilateral, diciendo que el pago por
consignación es algo que substituye al pago pero no posee su genuina sustancia. El pago
por consignación, para esta postura, no sería más que un modo de realización coactivo del
interés del deudor en liberarse, dúplica de la ejecución forzada que constituye un medio
coactivo de realización del interés del acreedor en cobrar; el deudor, que dentro de la
relación obligatoria tiene derecho a liberarse mediante el cumplimiento exacto de su
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2- Teoría del acto debido: formulada por Carnelutti. Para este autor existen tres categorías
de actos jurídicos: el negocio jurídico, que es un acto que la ley permite realizar; el acto
ilícito, que es lo que la ley prohíbe hacer; y el acto debido, que es obligatorio porque la ley
lo ordena, de forma tal que el sujeto no es libre de dejar de hacer dicho acto.
Ahora bien, el pago sería un acto debido, porque el deudor no es jurídicamente libre de
cumplir o no cumplir, sino el deber de pagar. En el acto jurídico concurren libertad
psicológica y jurídica: el agente obra exento de toda coerción humana exterior, y el efecto
jurídico buscado se producirá en la medida en que la parte quiera que suceda, o no ocurrirá
si así lo desea absteniéndose de actuar, siempre en ejercicio de su libertad psicológica; sólo
si yo quiero, puedo comprar una casa. En cambio, en el pago, el deudor sólo tiene libertad
psicológica de pagar o no pagar, pero carece de libertad jurídica en tal sentido, puesto que
desde que contrajo la obligación, en la medida de ésta cesó su libertad y si no paga,
infringiendo su deber jurídico, se hará pasible de las consiguientes sanciones civiles. La
pendencia de la obligación ejerce sobre el solvens una presión psicológica de gran
envergadura, que se le plantea como amenaza cierta de que el acreedor ejercerá acciones
compulsivas sobre sus bienes para resarcirse por medios de la presentación
complementaria, aquella frustración de la primitiva generada por el incumplimiento; y
dicha presión psicológica provoca en el ánimo del deudor, una sensación de necesidad que
excluye la libre elección de hacer o no hacer, como sucede con en el negocio jurídico.
Se ha señalado sin embargo, que la circunstancia de que el pago sea un acto debido, como
lo son tantos actos humanos como los de los hijos, la educación, la crianza de ellos por los
padres, la asistencia entre los esposos, no quita que sea un acto libre (pues para el derecho
sólo falla la libertad del sujeto cuando concurre violencia), pero si no se presenta esa
coacción externa, el acto humano es libre, ya que las coerciones internas, que actúan sobre
la conciencia, no eliminan la libertad. Los actos que se obran de conformidad a las normas
morales son libres e igualmente lo son los actos que responden a las directivas del
ordenamiento jurídico.
3-Teoría del hecho jurídico: para esta tesis, a la cual adhiere Trigo, el pago es un hecho
jurídico pero no un acto jurídico, por cuanto la producción de sus efectos propios no
requieren ni que la actividad del deudor sea voluntaria (animus prestandi) ni calificada por
su destino (animus solvendi). Lo esencial del pago es la conducta del deudor y su
adecuación objetiva a los términos o contenido de la obligación. Así por ejemplo, en las
obligaciones de no hacer, el deudor se libera a veces por su conducta negativa, aunque ni
siquiera sospeche la existencia de la deuda; y algo similar sucede en las obligaciones de
hacer, en las que el pago consiste en la ejecución de un hecho material, pudiendo estar
ausente la finalidad de extinguir la obligación, como sucede con una mucama que cumple
con su quehacer ignorando el sentido cancelatorio de su actividad.
4- Teorías eclécticas: ubican al pago tanto como un hecho jurídico, como un acto jurídico,
según la índole de la obligación: puede ser una convención si el deudor ofrece el pago y el
acreedor la acepta; un acto jurídico unilateral, en el caso del mandatario que cumple el
mandato y así paga; un simple hecho jurídico, según acece, con la obligación de no hacer,
que bien puede ser cumplida válidamente por herederos menores o incapaces del deudor,
pues con no violar su obligación, con no hacer, la pagan.
Orgaz dice que en ciertos casos de obligaciones de no hacer, el pago queda cumplido con la
mera abstención del deudor, aunque éste carezca de capacidad y aun de discernimiento.
Tampoco puede negarse que en ciertos casos de obligaciones de hacer (blanquear una
pared), carece de interés la circunstancia de que el deudor, al cumplir adecuadamente la
obligación, tenga capacidad o no y aun que tenga discernimiento o no. En estos supuestos
se trata de simples hechos materiales. Y dice qué, a la gran variedad de actos en que puede
consistir el pago, se hace muy difícil encuadrarlos absolutamente dentro de una especie
única; porque aunque lo actos que tienen eficacia en el derecho deben ser, en principio
voluntarios y requerir cierta capacidad en el agente, esto no puede mantenerse
rigurosamente.
El sujeto activo del pago, es quien está legitimado para satisfacer la obligación,
denominado solvens; que por lo general es el propio deudor, pero en algunos casos puede
estar suplantado por un tercero.
El sujeto pasivo, en cuanto destinatario del cumplimiento, es quien recibe el pago y se
denomina accipiens; siendo también, en principio, el acreedor, aunque existen supuestos en
que no lo es, los casos de adjetus solutionis gratia, o el supuesto de poseedor de crédito.
->Representante del deudor: el pago también puede hacerlo un representante del deudor,
en cuyo caso se considera como si hubiese cumplido directamente aquél. Para ello se
requiere un poder especial, o sea, la expresa mención de tal facultad, a menos que se trate
de pagos ordinarios de la administración; o que se hubiese acordado poder para contraer
una obligación, entregándole asimismo al mandatario, el dinero o cosas que se debiesen dar
en pago, en cuya hipótesis queda implícitamente acordado el mandato para cumplir tal
obligación.
c) Que esté expedito el crédito que se procura satisfacer: para que el pago sea eficaz,
también requiere que el crédito que se pretenda cancelar esté disponible por parte
del acreedor.
Todo crédito representa un valor activo en el patrimonio del titular, y puede por lo
tanto, ser embargado o recibido en prenda por los acreedores de este último. Ahora
bien, cuando el crédito es de dinero o cosas muebles, especialmente si son
fungibles, el cobro del crédito por su titular se convierte prácticamente en un acto de
disposición; porque el valor efectivo que ingresa en sustitución de aquél, está
representado por objetos que se confunden con otros similares en el patrimonio del
accipiens y quedan a su libre disposición. Interesa entonces, que el crédito esté
efectivamente disponible para la eficacia del pago.
- Créditos prendados: los requisitos imprescindibles para su constitución, son qué, el
crédito conste en un título por escrito; que el mismo sea entregado al acreedor o a
un tercero que actúe como depositario, y que se notifique al deudor del crédito dado
en prenda. La prenda así constituida, relaciona a tres personas: el acreedor
prendario, titular del derecho real de garantía sobre el crédito que su deudor tiene a
su vez contra un tercer; el deudor prendario, constituyente de la prenda sobre un
crédito suyo, en seguridad de la deuda que tiene a su turno con el anterior; y el
tercero deudor del crédito prendado.
- Créditos embargados: el embargo es una medida judicial, cuyo objeto es la
individualización e indisponibilidad del bien afectado; de forma tal que si lo que se
embarga es un crédito, ello importa una interdicción impuesta al deudor del mismo,
con el fin de que no pague a su acreedor, deudor a su vez del embargante, lo que
debe. La constitución del embargo sobre un crédito requiere también la notificación
del tercero al deudor del mismo.
- Efectos del embargo o prenda del crédito: el efecto principal se traduce en una
orden puramente negativa dirigida a su deudor->no pagar a su acreedor.
Requisitos:
*Buena fe del accipiens: entendiéndose por tal, su desconocimiento o ignorancia de
que la cosa con que se le pagaba no era de propiedad del solvens; a la recíproca,
será de mala fe si tenía conocimiento. La buena fe se presume, por lo que
corresponderá eventualmente, al deudor a quien se quiere obligar a reconocer la
subsistencia de la deuda, la prueba de mala fe.
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Requisitos:
Si bien el acreedor está en principio obligado a recibir el pago de un tercero, ello es así
cuando concurren los siguientes requisitos:
1- El pago debe consistir en la prestación debida y adecuarse a la circunstancia de
tiempo, modo y lugar correspondientes.
2- El tercero pagador debe ser persona capaz, pues de lo contrario la aceptación del
pago expondría eventualmente al accipiens a futuras acciones de repetición.
3- El acreedor tendrá a su vez derecho a dejar constancia en el recibo que otorgue, que
el tercero solvens paga voluntariamente y teniendo conocimiento de no estar
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1- Según la posición del tercero solvens: el tercero que paga puede hacerlo en nombre
propio o en nombre del deudor.
Este distingo viene del derecho francés y se basa en la presunta intención del tercero
pagador: si paga en nombre del deudor, el tercero lo hace en interés de aquél, para
mejorar su situación de obligado respecto de un acreedor riguroso; en cambio, si
paga en nombre propio, es el interés del tercero el que está en juego, quien por esa
vía procura colocarse en el lugar del acreedor.
Para algunos autores nacionales, la misma solución del derecho francés sería
aplicable a nuestro derecho.
Pero la mayoría de la doctrina, entre ellos Trigo, considera que en el pago por
tercero resulta indiferente que el mismo se realice en nombre del deudor o por
cuenta propia del pagador; ya que las razones por las cuales se autoriza a los
terceros a pagas no tienen vinculación con esas circunstancias.
b) Pago hecho en ignorancia del deudor: en este caso la situación del tercero
pagador es casi idéntica a la de un gestor de negocios. En su virtud, el tercero
podrá repetir del dueño del negocio todos los gastos que la gestión haya
ocasionado, con los intereses el día los hizo.
Sin embargo, en este supuesto de pago, a diferencia del con asentimiento del
deudor, influye sobre la procedencia del reembolso la utilidad brindada al
deudor por el pago efectuado por el tercero, de manera que si la gestión (pago)
hubiese sido inútil o de dudosa ventaja para el deudor, éste podrá oponerse al
reintegro de lo pagado; lo cual sucedería por ejemplo, si la deuda pagada por el
tercero hubiese estado ya prescripta al tiempo del pago o a punto de prescribirse
en manos del acreedor.
Por último, el tercero solvens debe dar aviso del pago al deudor, para que éste
no lo efectúe de nuevo; y si por falta de tal comunicación el acreedor cobrara de
mala fe, primero del tercero y luego del verdadero solvens, entonces aquél
carecería de reintegro contra este último, a quien tal pago no habría reportado
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1) Pago al acreedor: el pago debe efectuarse ante todo, al titular del crédito o
acreedor.
Si el acreedor es único, no caben dudas de que el pago debe realizarse al mismo.
Pero el título de acreedor puede también ser compartido por más de una persona, si
se trata de obligaciones indivisibles y simplemente mancomunadas, el pago se hará
a cada uno de los acreedores según la cuota que le corresponda; si por el contrario,
es de objeto indivisible o solidaria, el pago puede efectuarse a cualquiera de los
acreedores, salvo que alguno de ellos hubiese ejercitado su derecho de prevención,
demandando al deudor, en cuyo supuesto el pago debe hacerse exclusivamente al
acreedor accionante y no a ninguno de los restantes
2) Sucesores del acreedor: son acreedores aquéllas personas que han venido a ocupar
el lugar del primitivo acreedor, sea por sucesión a título universal o particular, a
quienes se traspasa también el respectivo jus accipiendi.
Si al fallecer el acreedor existe pluralidad de sucesores universales se plantean
nuevamente situaciones similares a la pluralidad de acreedores: si el crédito era de
objeto indivisible y la obligación simplemente mancomunada, juntamente con la
transmisión del crédito, se opera automáticamente el fraccionamiento entre los
herederos, en proporción de la parte por la cual cada uno de ellos es llamado a la
herencia, de forma tal que el pago deberá efectuarse a cada coheredero según la
cuota que le corresponda, pudiendo en consecuencia el deudor, liberarse
parcialmente pagando a cada heredero la parte que le corresponde.
Si la sucesión fue a título particular, el pago deberá hacerse a los cesionarios o
subrogados, legal o convencionalmente.
4) Pago al representante: es una variante del pago al propio acreedor, ya que a éste se
le habrán de imputar los actos de aquél. Ahora bien, existen tres clases de
representantes:
a) Representante legal: es la representación establecida por la ley, para la
protección de quienes se hallan imposibilitados para cobrar por sí mismos, o en
inferioridad de condiciones por su inmadurez o insanidad mental; consistiendo
en la suplantación del inhábil por otra persona para que actúe en su nombre y
por su cuenta, o con ciertos casos conjuntamente con él prestándole su ausencia
ara el acto de que se trate.
Son los padres, tutores o curadores, y todos en principio, se encuentran
facultados para recibir pagos.
b) Representante convencional: es la representación que surge del contrato de
mandato en cuya virtud una persona da a otra el poder, que ésta acepta, para
representarla al acto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico o
una serie de actos de esta naturaleza.
Para algunos además se requiere un poder especial para recibir pagos, mientras
que para otros basta con el poder general del mandato. Pero en realidad lo que
importa es que la inclusión de cobrar esté y no en qué tipo de poder esté
incluida.
El mandato puede ser expreso o tácito. El tácito se da cuando se puede inducir
con certidumbre la existencia de la voluntad del acreedor de autorizar a otro
para recibir el pago, y muy especialmente de su actitud pasiva al no impedir,
pudiendo hacerlo, cuando sabe que alguien está haciendo algo en su nombre.
Son mandatos tácitos: los dependientes encargados de ventas al público; el
mandatario del vendedor para celebrar una venta al contado, quien está también
implícitamente autorizado para cobrarlo; el apoderado para alquilar un
inmueble, que está tácitamente facultado para recibir las cuotas de la locación;
el escribano ante el cual se otorgó la escritura de hipoteca, para el cobro de las
respectivas cuotas, si el acreedor aceptó el procedimiento de que el deudor le
efectuara los pagos al mismos.
c) Representante judicial: cuando el poder para recibir el pago emana directamente
de la autoridad judicial. Así por ejemplo, es mandatario judicial, el
administrador nombrado por el juez, que está habilitado para percibir los pagos
que correspondan a su cometido, etc.
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Fundamento:
Se ha señalado como fundamento, que esta norma excepcional procura proteger la
buena fe del solvens que pagó a quien creyó acreedor. Se ha sostenido también, que
la razón estriba en la culpa del verdadero acreedor, que si hubiera tomado las
debidas precauciones, hubiera podido evitar su sustitución por uno aparente.
Trigo dice que acá lo que cuentan son razones de orden práctico vinculadas a la
celeridad con que deben liquidarse los créditos, y a la seguridad de las relaciones
jurídicas; todo lo cual aconseja poner los riesgos a cargo del acreedor.
Efectos:
El pago realizado al poseedor del crédito produce un doble efecto. En la relación
entre el acreedor y deudor, tal pago pese a no ser satisfactivo para el primero,
produce la liquidación del vínculo obligatorio y la liberación del deudor.
Y entre el verdadero acreedor y el aparente nace una nueva relación jurídica, ya que
aquel adquiere contra este último una pretensión accionable, cuya índole y
extensión dependerá de la mala o buena fe con que hubiese obrado el aparente al
recibir el pago. Si actuó de buena fe, creyéndose acreedor, el verdadero únicamente
tendrá la acción de enriquecimiento sin causa o in rem verso, para que se le
reintegre el valor del beneficio recibido. Y si actuó de mala fe, cometió un ilícito
que lo hace responsable por todos los daños y perjuicios que con su conducta
ocasionó al verdadero deudor.
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Excepciones: pueden surgir por voluntad de las partes o por voluntad de la ley.
a) Por voluntad de las partes: pueden acordar la realización de pagos parciales, y ello
es preferentemente válido con arreglo al principio de la autonomía de la voluntad.
Además, la convención que autorice pagos parciales puede ser expresa o tácita, si
resulta del objeto de la obligación o de las circunstancias especiales de cada caso.
En la hipótesis de venta por mensualidades o por cuotas, tenemos un ejemplo de
convención expresa; mientras que uno tácito sería una cláusula de pago a mejor
fortuna.
b) Por disposición legal: a veces es la propia ley quien consagra las excepciones a la
integridad de pago.
LUGAR DE PAGO.
El lugar constituye, junto con la identidad, integridad y puntualidad, una de las condiciones
de exactitud de cumplimiento.
Sin embargo, por lo general, este requisito no resulta esencial; de forma tal que si la deuda
no pudiera ser pagada en el sitio debido pero sí en otro, prima facie no correspondería la
recisión del vínculo obligatorio sino la sustitución del lugar de cumplimiento, con ajuste a
las reglas de buena fe y circunstancias del caso. Pero si el lugar de pago hubiera revestido el
carácter de requisito sine qua non, entonces excepcionalmente la imposibilidad de cumplir
allí, puede devenir en causal de rescisión.
-Lugar de pago designado: el pago debe ser hecho en el lugar designado en la obligación,
claro está que para el supuesto de que tal indicación existiese. En principio no es otras
cosas que una mera aplicación del principio de autonomía de la voluntad y obligatoriedad
de las convenciones.
TIEMPO DE PAGO.
La puntualidad es otro de los requisitos. En principio, el momento del pago debe coincidir
con el vencimiento del plazo a que pueda estar sujeta la obligación, y el régimen sería:
quien cumple tardíamente, no paga con exactitud.
El recibo: es el medio normal y corriente, hasta incluso en algunos casos es la única forma
de prueba, como los casos de desalojo por falta de pago.
Es una constancia escrita emanada del acreedor, sea en instrumento privado o público, de
haber recibido el pago de la misma obligación que le era debida.
Existe consenso en que la naturaleza del recibo es ser un reconocimiento o confesión, acto
unilateral del acreedor, de haber reconocido el pago. Aunque en realidad, no es que
produzca efectos por sí solo, sino que es una declaración de voluntad enunciativa de la
realidad: la extinción de la obligación por su cumplimiento.
Para ser válido debe emanar de persona capaz.
-El deudor que cumple con su prestación tiene derecho a que se le dé recibo. La negativa
del acreedor a otorgarlo importaría de su parte una falta de cooperación injustificada, que
permitiría colocarlo en mora accipiendi, posibilitando al deudor la vía de consignación para
obtener su liberación definitiva. Sin embargo, cabe exceptuar de la obligación de recibo a
aquellas operaciones cotidianas que según los usos y costumbres se otorgan sin tales
formalidades; como ser las compras de objetos de poco valor.
A la recíproca, en los supuestos en que fuere el acreedor quien tuviere interés en que se
documentara el pago realizado por el deudor, también tendrá derecho a exigir el
contrarecibo.
-Forma y contenido:
El otorgamiento de un recibo no es un acto formal, por lo que, dentro de la modalidad
escrita que se hace a su esencia, puede adoptarse cualquier forma. Pero excepcionalmente,
el recibo es un acto formal en el supuesto en que deben ser hechos en escritura pública los
pagos de obligaciones consignadas en escrituras públicas, con excepción de los pagos
parciales, intereses, alquileres.
Sin embargo, se entiende que el deudor puede pedir que se le otorgue recibo en instrumento
público, o con la firma certificada, siempre que esté dispuesto a abonar los gastos que ello
pueda demandar.
Por no ser formal, no requiere el uso de fórmulas sacramentales en la redacción, sino
solamente que en el mismo se individualice, con la precisión congruente con su finalidad
probatoria, cuál es la obligación satisfecha. Pero de ordinario un recibo ha de contener los
siguientes datos: nombre del solvens y carácter en que efectúa el pago; prestación debida y
determinación del vínculo obligatorio al cual corresponde y firma del acreedor.
-Cuando se extiende en instrumento privado, debe llevar la firma del otorgante para su
plena eficacia probatoria. No obstante, la falta de ésta, no destituye al recibo de todo su
valor como prueba, siempre que se supla tal deficiencia con otras constancias probatorias.
-Valor probatorio: entre accipiens y deudor surte efectos de plena prueba. Si el acreedor
quisiera impugnar la validez, le corresponderá probar la causal invocada (error, dolo,
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NOVACIÓN.
Evolución histórica:
La novación tuvo mucha importancia en el derecho romano, ya que ante la imposibilidad de
transferir los derechos activos o pasivos sin alterar la obligación, se buscó la forma de hacer
morir a la primitiva relación mediante esa vía extintiva.
Por ello se la consideró más por sus efectos que por su estructura básica, y mediante la
stipulatio se pudo llegar a la extinción y nacimiento de una nueva obligación. En los tiempos
del emperador Justiniano se impone la necesidad del animus novandi, es decir, la declaración
de las partes de su intención de novar, y se le cambió el título el cual se mantuvo durante
todo el derecho intermedio.
En los tiempos de la codificación se comienza a admitir la existencia de un tipo de novación
tácita mediante la presunción del animus en los casos de incompatibilidad. En algunos
derechos, como en el español, se habla de novación modificatoria, donde se altera el crédito
sin mutación de la relación jurídica básica.
En ciertas legislaciones modernas, como el código alemán, la novación ha sido sustituida por
otras instituciones que cumplen sus fines. Así la cesión de créditos, o la transferencia de
deudas, la dación en pago, etc. En cambio, en el código brasilero, italiano y portugués, ha
sido mantenida en todo aquello que se refiere a la novación objetiva, sin perjuicio de permitir
que sus elementos, especialmente los subjetivos, puedan cambiar sin que se extinga la
obligación, habiéndose incorporado la cesión de créditos y la transmisión de deudas para
producir esos efectos.
Nuestra doctrina viene resaltando el papel importante de la novación, ya que los supuestos
de dación en pago no agotan la posibilidad de novar objetivamente a la obligación, pues la
dación es un medio de realización inmediata, además de que los supuestos de novación por
cambio de causa y alteraciones importantes en el nexo obligacional, no han sido suplidos por
otros causes.
III) Animus novandi: es la intención de novar que las partes deben manifestar para llevar
a cabo el acto extintivo y el posterior nacimiento de la nueva relación.
Puede ser manifestado de manera expresa o tácita.
A quien pretenda alegar el acto novatorio le corresponderá demostrar la existencia o
inexistencia de la intención de novar, y los medios de prueba refieren a lo dispuesto
en relación a los contratos.
Clases:
Objetiva: es la que se integra por el cambio en el objeto de la prestación (por ejemplo, si una
persona debe determinada cantidad de cereal y la cambia por ganado vacuno); o en la causa
de la obligación (cuando alguien que es locatario de una casa acuerda con el locador
propietario comprarle la misma finca en cuestión); o algunos supuestos de alteración
importante en la primitiva obligación que cambien sensiblemente (por ejemplo, introducir
una condición suspensiva a una obligación pura y simple).
Subjetiva->
Por la mutación del deudor se puede producir la delegación pasiva o la expromisión.
Por la mutación del acreedor, delegación activa.
Delegación pasiva:
La delegación pasiva importa que el deudor (delegante) acuerda con un tercero (delegado) la
transmisión de la deuda. La iniciativa es tomada por el deudor originario, y el delegatario
asume el compromiso de ubicarse en la situación de nuevo deudor. El acreedor delegatario,
debe aceptar en forma expresa o tácita esa transferencia.
ARTÍCULO 936.- Novación por cambio de deudor. La novación por cambio de deudor
requiere el consentimiento del acreedor.
a- Perfecta: cuando el acreedor declara su voluntad de exonerar al deudor primitivo, se
extingue la obligación originaria y nace la nueva con el deudor delegado.
b- Imperfecta: el acreedor no libera al primitivo deudor, pasa a tener dos deudores y
ambos obligados por el todo. No significa que se transforma en solidaria, ya que los
vínculos son distintos e independientes. La obligación se refuerza con la
incorporación de otro sujeto pasivo, ampliando así la garantía del cobro.
Delegación activa:
ARTÍCULO 937.- Novación por cambio de acreedor. La novación por cambio de acreedor
requiere el consentimiento del deudor. Si este consentimiento no es prestado, hay cesión de
crédito.
ARTÍCULO 940.- Efectos. La novación extingue la obligación originaria con sus accesorios.
El acreedor puede impedir la extinción de las garantías personales o reales del antiguo crédito
mediante reserva; en tal caso, las garantías pasan a la nueva obligación sólo si quien las
constituyó participó en el acuerdo novatorio.
Fianza: la novación hecha entre el acreedor y el fiador extingue la obligación del deudor
principal.
Nada dice el nuevo código.
Compensación
FUNDAMENTOS Y FUNCIONES
Se le atribuye a la compensación un doble fundamento:
-Derecho Romano clásico, antes de la reforma de Marco Aurelio, las partes podían
acordar expresamente la compensación de las obligaciones existentes entre ellas, no
pudiendo -salvo algunas excepciones- imponerse la misma en forma imperativa y en
contra de la voluntad de las partes comprometidas.
Con posterioridad a la reforma de Marco Aurelio, la compensación se extiende a todas
las acciones de derecho estricto, en las cuales debía hacerse valer por una excepción de
dolo (exceptio doli), en donde el dolo consistía, en este caso, en exigir la entrega de una
cosa que debía inmediatamente restituirse. De tal modo, la compensación quedó
generalizada a toda clase de acciones, pero si el deudor no invocaba la compensación en
la forma antedicha, la misma no se operaba y cada parte seguía poseyendo el derecho de
reclamar separadamente el pago de su respectivo crédito. La compensación debía
producirse judicialmente y previa oposición de la excepción por parte del deudor.
Constituye éste el antecedente de la compensación judicial de nuestros días.
Finalmente, Justiniano completo y generalizo ésta institución convirtiendo la antigua
excepción compensatoria en un medio defensivo legal que dentro del proceso tenia la
eficacia de ipso iure. Entonces estableció que la compensación se producía ipso iure
pero dicha denominación fue interpretada equívocamente: aun cuando podría
entenderse con dicha designación que la compensación operaba de pleno derecho, la
mayoría de los autores romanistas son contestes en afirmar que la compensación en
dicha época no operaba de pleno derecho sino que debía ser opuesta por el deudor
interesado.
b) los objetos comprendidos en las prestaciones deben ser homogéneos entre sí;
cuando el código se refiere a que los objetos deben ser homogéneos, alude a que las
prestaciones sean fungibles entre sí y que pertenezcan al mismo género. Este requisito
de la homogeneidad está referido al de la fungibilidad, al cual se apuntaba en el
c) los créditos deben ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte afectado
el derecho de terceros; para que la compensación pueda realizarse, los dos créditos y,
por ende ambas deudas deben ser exigibles, es decir, ser susceptibles de poder ser
reclamado judicialmente por parte del acreedor. En consecuencia no pueden ser
compensadas por carecer de éste requisito:
-las obligaciones a plazo suspensivo: mientras no opere su vencimiento, ya que el
acreedor no tiene el derecho de exigir el pago de la obligación hasta ese momento. En
cambio, si pueden ser compensables las obligaciones sometidas a plazos extintivos o
resolutorios, siempre que éstos se encuentren pendiente de cumplimiento.
-las obligaciones condicionales: en tanto estén sometidas a condición suspensiva, puesto
que encontrándose pendiente ésta, el acreedor no tiene el derecho de exigir el
cumplimiento de la obligación. Hay que hacer una salvedad respecto de las ob.
Sometidas a condición resolutoria, ya que si bien hasta que no se cumpla la condición la
obligación tiene plena existencia y es exigible (y por ende compensable), el
cumplimiento del hecho condicionante extinguirá la obligación con carácter retroactivo
aniquilando el derecho del acreedor, por lo cual la compensación, si se ha efectuado,
correrá idéntica suerte.
También la norma determina que para que pueda llevarse a cabo la compensación, los
créditos deben estar libremente disponibles, sin que resulte afectado el derecho de
terceros, lo cual requiere que sus titulares puedan disponer de ellos sin traba alguna. Son
aquellos que están libres de traba legal. En consecuencia no son compensables los
créditos embargados o prendados, ya que son indisponibles, y todo pago que se haga de
ellos son inoponibles a terceros.
La compensación legal es la que se produce por la sola fuerza de la ley y de pleno
derecho, cuando se configuran todos los requisitos que la ley exige a tal fin; en ella, se
prescinde de la voluntad de las partes, aunque no pueda ser declarada de oficio y debe
ser alegada por la parte interesada.
RECAUDOS INNECESARIOS PARA LA COMPENSACION LEGAL:
- capacidad de las partes para dar y recibir pagos. Ello es así porque es considerada la
compensación legal como un hecho jurídico extintivo, que opera ministerio legis, siento
innecesario todo cuestionamiento que gire en cuanto a la capacidad de las partes.
-que las deudas deban ser de igual monto, puesto que resulta factible de todos modos la
compensación legal hasta tanto se alcance el monto de la menor.
-que el crédito al cual se oponga la compensación deba ser reconocido por la otra parte
o válido por sentencia judicial.
-que las obligaciones deban ser pagaderas en el mismo lugar. En tal caso quien opone la
compensación debe abonar los gastos de traslado de los bienes al lugar de pago.
Asimismo son varias las razones que impiden que la compensación pueda ser declarada
de oficio:
-las partes pueden, en forma expresa o tácita, acordar excluir la compensación (art. 929
ccyc) resultando esto ser un pacto valido que debe ser respetado por la autoridad
judicial.
- si el juez la declara de oficio, sin escuchar a las partes, corre el riesgo de no conocer si
esa obligación fue extinguida con anterioridad por otro medio extintivo (verbigracia
renuncia).
-al no ser una cuestión de orden público, no existen razones que habiliten al juez a
imponer su criterio por encima del interés de las partes.
ARTÍCULO 926: pluralidad de deudas del mismo deudor. Si el deudor tiene varias
deudas compensables con el mismo acreedor, se aplican las reglas de la imputación del
pago.
Cuando ello ocurra puede suscitarse el inconveniente de no saber a cuál de todas esas
deudas se imputará la compensación.
El código civil y comercial es claro ya que establecerse que deben aplicarse las reglas
de la imputación del pago conforme al artículo 900 a 903 y por ende seguirse las
directivas que la ley dispone en tales casos.
Art. 900: imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen
por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad de aclarar, al
tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La elección debe
recaer sobre la deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses, el pago
no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.
Art. 903: pago a cuenta de capital e intereses. Si el pago se hace a cuenta de capital e
intereses y no se precisa su orden se imputa en primer término a intereses, a no ser que
el acreedor de recibo por cuenta de capital.
2) COMPENSACION FACULTATIVA
ART. 927. La compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las partes
cuando ella renuncia a un requisito faltante para la compensación legal que juega a
favor suyo. Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada a la otra parte.
CONCEPTO: es la que depende exclusivamente de la voluntad de una de las partes, que
es la única que puede alegarla, sin que la otra pueda oponerse, por lo cual se prescinde
de su voluntad. Esta forma de compensación tiene lugar siempre que no sea posible
llevar a cabo la compensación legal, ya sea por no hallarse reunidos todos los requisitos
para ellos, o por existir una norma que obsta a ella en interés del acreedor.
Aquí es la voluntad de una de las partes la que elimina el obstáculo para la
compensación; precisamente de la parte que podría oponerse a ella, y que renunciando a
tal posibilidad o facultad suya, porque, verbigracia su obligación no ha vencido todavía
o es ilíquida, opta por la compensación, que por su exclusiva voluntad se produce. Ello
provoca que la otra parte que no contaba con tal ventaja no pueda oponerse a la
compensación, ni tampoco tomar medida tendiente a impedirla.
Es importante destacar, si bien los efectos de la compensación facultativa son los
mismos que la compensación legal, en ésta (legal) los mismos comienzan a regir desde
que ambas deudas comenzaron a coexistir, mientras que en la facultativa correrá desde
el momento en que ella ha sido opuesta o invocada. Se exige que la declaración de la
voluntad del acreedor de oponer la compensación facultativa debe ser comunicada a la
otra parte.
3) COMPENSACION JUDICIAL
Con erspecto al momento a partir del cual produce efectos la compensación judicial, que
son los mismos de la compensación legal, se han establecido 2 posturas distintas en
nuestra doctrina:
A partir de la fecha de la sentencia judicial que declara la compensación, puesto que
es a partir de ella que se remueve el obstáculo que impide la procedencia de la
compensación legal.
A partir del momento en que se traba la litis, toda vez que la sentencia judicial solo
tiene efectos declarativos en estos casos. A esta postura se le critica el hecho de que una
sentencia puede extinguir por compensación una obligación nacida después de haberse
trabado la litis, por lo cual se tornaría inaplicable.
A tenor de los dispuesto en el art. 928 se estima que resulta necesario la reconvención
por parte del demandado para que pueda procederse a la compensación judicial si los
créditos son líquidos, aunque se comparte la opinión doctrinaria mayoritaria que
establece que, cuando se trata de créditos líquidos y concurren los demás requisitos de
la compensación legal, el juez tiene facultades para declararla ya que técnicamente no se
está en presencia de una compensación judicial, sino de una de carácter legal.
Este tipo de compensación se rige por las normas aplicables en materia contractual, por
lo que habrá de atenerse en cuanto a los efectos que produce a lo que las partes han
convenido al respecto en un ámbito de plena libertad negocial, en la medida que ello no
afecte el orden público (art. 1004).
En cuanto a la importancia de la voluntad de las partes en materia de compensación, es
de destacar lo que dispone el art. 929, ya que dispone que las partes pueden excluir la
OBLIGACIONES NO COMPENSABLES
ART. 930: No son compensables:
Dispone textualmente el artículo 539 del código civil y comercial que “la obligación de
prestar alimentos no puede ser compensada ni el derecho a reclamarlos o percibirlos, ser
objeto de transacción, renuncia, cesión, gravamen o embargo alguno”. Esto es así
porque la obligación alimentaria tiende a satisfacer necesidades primordiales que queda
afuera del alcance del acreedor.
A través de ésta prohibición se trata de impedir la justicia por mano propia de quien
siendo acreedor tome por la fuerza una cosa de su deudor, para luego pretender
compensar los consecuentes daños con su crédito. Ejemplo. Caso de quien ha despojado
de una cosa a otra persona y, siendo luego obligado a restituirla por sentencia judicial,
no puede realizarlo en razón de la destrucción de la cosa (o por haber enajenado o
consumido) en tal caso, como la restitución no es posible, el despojante debe
indemnizar al despojado, sin embargo la ley no permite que el despojante pueda
compensar la obligación de indemnizar con cualquier otro crédito que pudiere tener, a
su vez, contra el despojado perjudicado.
Esto tiene su razón de ser en que, de admitirse la compensación en tal caso, se estaría
perjudicando al resto de los legatarios, beneficiándose únicamente quien realiza la
compensación.
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TRANSACCIÓN
Art 1641: la transacción es un contrato por el cual las partes para evitar un litigio, o
ponerle fin, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o
litigiosas.
Esta figura ya existía en el derecho romano y su denominación actual deriva del verbo
latino transigere, que significa precisamente arreglar una controversia, concluirla de
común acuerdo de partes.
Por transacción se designa a todo acto jurídico cuya finalidad inmediata es la de
extinguir obligaciones o relaciones jurídicas litigiosas o dudosas. En el de velez estaba
en el 832.
Lo que se persigue con la transacción es transformar un status jurídico inseguro, por
otro seguro, mediante el cambio de prestaciones exquivalentes.
NATURALEZA JURIDICA:
Dependiendo de cual adherimos quiere decir que vamos a adherirnos a una postura más
amplia o más restringida que se tenga del contrato.
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12
CLASES DE TRANSACCION:
-PUEDE SER JUDICIAL, si se produce en un juicio y versa sobre derechos litigiosos.
-PUEDE SER EXTRAJUDICIAL, si recae sobre derecho dudosos y se efectua
privadamente entre las partes.
Sus efectos son los mismos (no importa que sea judicial o extra), aunque las diferencias
que se suscitan entre ambas es en cuando a las formalidades necesarias para su
perfeccionamiento.
OBJETO: Al igual que todo objeto de los actos jurídicos, el de la transacción debe ser
posible física y jurídicamente, y lícito.
-Si versan sobre cosas, deben estar dentro el comercio, por cuanto las cosas que se
encuentran fuera del comercio son aquellas cuya enajenación hubiese sido expresamente
prohibida o dependiera de alguna autorización pública.
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Podemos decir que el objeto de la transacción es mucho más amplio de lo que prima
facie resulta del concepto contenido en el artículo, ya que no solo comprende a las
obligaciones litigiosas o dudosas, sino a todo tipo de derechos patrimoniales, o más
precisamente, a todas las relaciones de derecho privado en las cuales no aparezca
comprometido el interés público.
RESUMEN: el objeto se rige por las reglas aplicables a la normas del objeto de los
actos jurídicos en general, y al objeto de los contratos en particular. La regla general
específica aen el código consagrada es que puede transigirse sobre todo tipo de derechos
patrimoniales en los cuales NO aparezca comprometido el orden público. Tampoco
resulta posible transigir de respecto de derechos irrenunciables, en tanto las concesiones
reciprocas propias de la transacción implican -normalmente- renuncia a sus derechos.
Asimismo se excluyen los derechos que versen sobre relaciones de familia o el estado
de las personas. Sin embargo podría transarse sobre los derechos, patrimoniales
derivado de éstos si el código expresamente lo permite.
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Tambien hay que tener en cuenta que las partes son libres para celebrar el contrato y
determinar su contenido dentro de los límites impuesto por el orden público. (SEGÚN
EL ARTICULO 958)
FORMA: ART 1643: “la transacción debe hacerse por escrito. Si recae sobre derechos
litigiosos solo es eficaz a partir de la presentación del instrumento firmado por los
interesados ante el juez en que tramita la causa. Mientras el instrumento no sea
presentado, las partes pueden desistir de ella”.
COMO REGLA, la transacción es regulada como contrato formal (art. 1015), dado que
el presente artículo le impone la forma escrita para su eficacia.
Como dijimos depende de donde recae la transacción (derechos litigiosos o dudosos), va
a ser judicial o extrajudicial.
EN EL SUPUESTO DE TRANSACCION EXTRAJUDICIAL: es decir, aquella que
recae sobre derechos dudosos, la forma escrita aparece como la única solemnidad
requerida, tratándose de una forma NO solemne.
EN EL SUPUESTO DE TRANSACCION JUDICIAL: es decir, aquella relativa a
derechos litigiosos se sujeta a formalidades más exigentes, habida cuenta de que se
requiere la presentación del instrumento ante el juez donde tramita la causa. Ésta que es
operada en un proceso judicial, debe celebrarse por escrito como condición intrínseca
del acto, empero también debe presentarse ante el juez de la causa como condición
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SIGNIFICADO DE LA REFORMA:
El nuevo código unifica en una única disposición las cuestiones vinculadas a la forma
de la transacción, estableciendo la forma escrita para aquellas transacciones cuyo objeto
sean derechos tanto litigiosos como dudosos, otorgando mayor segurar a las partes y
respecto de terceros. CONTRARIAMENTE en velez se desdoblaba la regulación siento
la transacción extrajudicial no formal con forma exigida para la prueba. En el código de
velez era un contrato formal solemne.
VELEZ ESTABLECIA:
-PARA LA TRANSACCION SOBRE DERECHOS DUDOSOS, libertad de forma,
siempre y cuando el código o las leyes especiales no designasen forma específica para el
acto. Y decía que estas transacciones iban a ser validas cualquiera sea la forma, hasta
siendo verbal, salvo que recaigan sobre inmuebles en cuyo supuesto exigía la escritura
pública, aunque no es de carácter ad solemnitatem. En cuando a si la transacción tenia
por objeto un valor superior a 10.000 en moneda nacional, debía hacerse por escrito y
no podía probarse por testigo. En ese caso era suficiente el instrumento privado sin
forma especial alguna, a excepción de a forma de las partes y el otorgamiento de tantos
ejemplares originales como partes haya con un interés distinto.
-PARA LA TRANSACCIN SOBRE DERECHOS LITIGIOSOS. Para velez esto era un
verdadero acto formal solemne. Trigo dice que en estos la prueba se confunde con la
forma porque la presentación ante el juez del escrito en el cual se expone la transacción
o con el que se acompaña la escritura mediante la cual se celebra anteriormente la
misma, constituye asi, a la vez, la forma y la prueba de este acto jurídico.
EFECTOS Y CARACTERES:
ART. 1642 “La transacción produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de
homologación judicial. Es de interpretación restrictiva”.
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-Todo contrato tiene eficacia vinculante para las partes. En el caso de la transacción,
ello se expresa en el carácter preclusivo de sus efectos, que el artículo en comentario
afirma al disponer, como también lo hacia esto el código de velez, que la “transacción
produce los efectos de la cosa juzgada”. Esto quiere decir que las partes quedan
vinculadas a la composición de intereses alcanzada en ejercicio de su autonomía
privada, por tanto, se verán impedidas de replantear la cuestión y volver a discutir los
derechos en materia de transacción, siento este efecto común tanto a la transacción
judicial como a la extrajudicial. Esto guarda coherencia con la función extintiva del
instituto.
En el supuesto de que alguna de las partes pretendiera desconocer el acuerdo y reabrir el
conflicto sobre la cuestión transada, seria precedente la EXCEPCION DE
TRANSACCION.
-En cuando a la homologación, dice que el efecto de la cosa juzgada se produce sin la
necesidad de la homologación. Ello es asi porque la homologación judicial solo habilita
su ejecutabilidad a través del procedimiento de ejecución de sentencias, pero NO
constituye un requisito de eficacia.
ART. 1645: “Si la obligación transada adolece a un vicio que causa su nulidad absoluta,
la transacción es invalida. Si es de nulidad relativa, las partes conocen el vicio, y tratan
sobre la nulidad, la transacción es válida”.
Esto quiere decir que la disposición legal regula sobre la nulidad de la transacción,
cuando resulta como consecuencia de la nulidad de los derechos que constituyen su
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SUJETOS.
INCISO B: esta solución se complementa con el art. 1001 según el cual los contratos
cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados
por interpósita persona.
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ART. 1647: Nulidad. Sin perjuicio de lo dispuesto en el capítulo 9 del título IV del
Libro Primero respecto de los actos jurídicos, la transacción es nula:
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ERRORES ARITMÉTICOS.
ART. 1648: “los errores aritméticos no obstan a la validez de la transacción, pero las
partes tienen derecho a obtener a rectificación correspondiente”.
DACION EN PAGO:
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ART. 943: reglas aplicables. La dación en pago se rige por las disposiciones aplicables
al contrato con el que tenga mayor afinidad. El deudor responde por la evicción y los
vicios redhibitorios de lo entregado; estos efectos no hacen renacer la obligación
primitiva, excepto pacto expreso y sin perjuicio de terceros.
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La dación en pago trate aparejados los efectos del pago, extinguiendo la obligación
preexistente y liberando al deudor.
Pero en segundo lugar la dación en pago produce efectos especiales propios en razón de
su particular naturaleza jurídica los que van a variar según cuál sea la naturaleza de la
prestación que es realizada en reemplazo de la originalmente convenida. (esto tiene
concordancia con lo que dice el art. 943 según el cual dice que la dación en pago se rige
por las disposiciones aplicables acl contrato con el que tenga mayor afinidad). No
obstante:
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Respecto de la evicción el art. 943 dispone que el deudor responde por la evicción y los
v.r de lo entregado; estos efectos no hacen renacer la obligación primitiva, excepto
pacto expreso y sin perjuicio de tercero. Es decir que la evicción de la cosa dada en
pago no altera la extinción operada, la que tiene el carácter de definitivo, y solo podrá
reclamar en tal caso el acreedor perjudicado las indemnizaciones que correspondan,
pero nunca revivir la obligación extinguida.
Por ultimo cabe destacar que la dación en pago puede ser objeto de impugnación por
parte de los acreedores, cuando el deudor que la realiza es insolvente, siempre que con
dicha daccion se afecte el principio de igualdad que debe regir entre los acreedores (pars
conditio creditorum). En este sentido, los acreedores perjudicados cuentan con dos
mecanismos legales a fin de salvaguardar sus derechos:
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RENUNCIA:
ARTICULO 944.- Caracteres. Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por
la ley cuando la renuncia no está prohibida y sólo afecta intereses privados. No se admite la
renuncia anticipada de las defensas que puedan hacerse valer en juicio.
La renuncia es la abdicación o abandono de un derecho susceptible de abandono.
Es uno de los medios extintivos de las obligaciones. Es un acto jurídico, voluntario, lícito y
posee la finalidad inmediata de aniquilar derechos. En cuanto a su unilateralidad o
bilateralidad se hay controvertida la doctrina. Parecieran acertados los que se inclinan por la
unilateralidad, en tanto que sólo requiere de la voluntad del acreedor para lograr su eficacia,
y la aceptación no hace a la existencia misma sino a su irrevocabilidad.
Puede ser por actos entre vivos o mortis causa. También, onerosa o gratuita.
El objeto de la renuncia tratándose de un acto jurídico deberá ser lícito, posible, determinado
o determinable, no contrario al orden público, la moral y las buenas costumbres.
En cuanto a los derechos patrimoniales la regla general es la renunciabilidad, no importa de
qué clase de derechos se trate (creditorios, reales, intelectuales), aunque está vedada la
renuncia a derechos como alimentos futuros, indemnizaciones por accidentes de trabajo,
derechos previsionales y de seguridad social, etc.
La renuncia es meramente declarativa y no traslativa de derechos. Entre el acreedor
renunciante y el beneficiado con la renuncia no opera ninguna traslación. El derecho
abdicado se separa de su titular por su abandono y no por su traslación.
Mientras que para la renuncia gratuita se requiere de la capacidad para donar, para la onerosa
se requiere la relativa a los contratos onerosos.
ARTÍCULO 947.- Retractación. La renuncia puede ser retractada mientras no haya sido
aceptada, quedando a salvo los derechos adquiridos por terceros.
ARTÍCULO 949.- Forma. La renuncia no está sujeta a formas especiales, aun cuando se
refiera a derechos que constan en un instrumento público.
Fundamento:
Algunos autores han expuesto que es una renuncia por parte del titular del derecho que
permanece inactivo y también una sanción a su negligencia, pero el verdadero fundamento
es otro:
La seguridad de las relaciones jurídicas: al derecho le interesa liquidar las situaciones
inestables y asegurar el orden y la paz social, y ello lo logra impidiendo que determinadas
situaciones puedan ser objeto de revisión después de cierto tiempo. Tiende a que la
indefinición del estado patrimonial del deudor a que el acreedor interponga una acción
cuando quiera, no sea atemporal e infinita.
Es un instituto de orden público y las partes no lo pueden modificar
convencionalmente (a diferencia de las normas dispositivas) art.2533.
Funciona solo a petición del deudor.
Nunca puede ser declarada de oficio.
No interesa la buena o mala fe del deudor (solo interesa en la prescripción
adquisitiva).
Art. 2539. — Efectos. La suspensión de la prescripción detiene el cómputo del tiempo por el
lapso que dura pero aprovecha el período transcurrido hasta que ella comenzó.
Se mantiene la mayoría de las causales de suspensión del Código de Vélez; se elimina algunas
(elimina el art. 3970, que trata de la suspensión de las acciones contra un tercero que pudieren
afectar a uno de los cónyuges, se elimina el art. 3982 bis que suspendía el término de
prescripción de la acción civil si se hubiese deducido querella criminal contra los
responsables del hecho) e incorpora otras (incorpora en el art. 2543 inc. c]), la suspensión
entre los incapaces o con capacidad restringida y sus padres, y también en el inc. d] del mismo
artículo se trata sobre la suspensión de la acción de la persona jurídica con sus
administradores o integrantes de sus órganos de fiscalización mientras duran en su cargo).
Vélez trataba sobre los efectos de la interpelación (o constitución en mora) del deudor en el
art. 3989.
La interpelación al deudor suspende por una única vez el plazo de prescripción, no contando
con dicho efecto las posteriores interpelaciones que se le efectúen.
La solución es correcta, ya que de permitirse que ante cada interpelación la prescripción
quede suspendida, el acreedor o el propietario podrían convertir ese beneficio en un modo de
ampliar indebidamente los plazos de prescripción y hasta convertir a la acción en
imprescriptible.
El art. 2541 del Código Civil y Comercial modifica el tiempo durante el cual se encontrará
suspendido el curso de la prescripción, el cual pasa de un año (plazo establecido por el
art. 3989 del Código de Vélez) a seis meses o el plazo menor que corresponda a la
prescripción de la acción.
La aclaración referida a que “suspende por un año o por el plazo menor que corresponda a la
prescripción” tenía sentido en Vélez, donde la suspensión duraba un año y existían plazos
más breves de prescripción (ejemplo de ellos, la prescripción de seis meses de los arts. 4039
y 4040 y la de tres meses del art. 4041), ya que era a todas luces lógico que la suspensión no
podía durar más tiempo que aquel que el legislador fijó para la prescripción de la acción.
En los Fundamentos del CCC se explica que se mantuvo la aclaración de Vélez, ya que lo
que se buscó fue conseguir un efecto previsor a futuras modificaciones que fijen plazos de
prescripción más cortos, ya que con esto se evita la necesidad de adaptar el texto de este
artículo.
El Código de Vélez no contaba con ninguna norma que indicase que la mediación suspendía
el curso de la prescripción.
En numerosas legislaciones a lo largo y ancho del país se exige como requisito previo al
inicio de la acción judicial que las partes del proceso atraviesen un proceso de mediación
obligatoria, ello lleva a que el acreedor se vea imposibilitado a iniciar demanda, por lo cual
y dada esa imposibilidad de actuar que tiene el acreedor, nos parece correcta la recepción de
esta causal de suspensión en el CCC.
El curso de la prescripción se suspende desde la expedición por medio fehaciente de la
comunicación de la fecha de la audiencia de mediación o desde su celebración, lo que ocurra
primero.
La norma es clara al establecer que se reanuda a los veinte días desde que las partes ya tienen
a su disposición el acta de cierre de procedimiento de mediación, lo cual es a todas luces
7
Algunos de los supuestos de suspensión que contiene el art. 2543 del Código Civil y
Comercial los encontramos en diversos artículos del Código de Vélez, a saber: arts. 3969,
3972 y nota, 3973, 3974, 3975.
Interrupción de la prescripción.
La interrupción aniquila, reduce a la nada la prescripción en curso, dando por no sucedido
todo el tiempo ya corrido de ésta; la cual si comienza a correr de nuevo una vez desaparecidos
los efectos del acto interruptivo, deberá computarse en forma total.
El acto interruptivo para ser tal debe ser anterior al fenecimiento del término de la
prescripción; pues de suceder a posteriori serían otros distintos sus efectos. Además, la carga
de la prueba de la existencia del hecho que interrumpe, corresponde a quien lo alega.
El reconocimiento de deuda es un ejemplo de acto interruptivo.
11
Dispensa de la prescripción.
Art. 2550. — Requisitos.
El juez puede dispensar de la prescripción ya cumplida al titular de la acción, si dificultades
de hecho o maniobras dolosas le obstaculizan temporalmente el ejercicio de la acción, y el
titular hace valer sus derechos dentro de los seis meses siguientes a la cesación de los
obstáculos.
En el caso de personas incapaces sin representantes el plazo de seis meses se computa desde
la cesación de la incapacidad o la aceptación del cargo por el representante.
Esta disposición es aplicable a las sucesiones que permanecen vacantes sin curador, si el
que es designado hace valer los derechos dentro de los seis meses de haber aceptado el
cargo.
Vélez trataba el tema de la dispensa de la prescripción en su art. 3980.
López Herrera, con cita a Spota, define al instituto como “una excepcional causa de
excusabilidad del transcurso del tiempo, por la existencia de algún impedimento legal o
fáctico, por considerarse que la inactividad incurrida al tiempo de operarse la prescripción es
inimputable”.
El art. 2550 sólo contempla las dificultades de hecho, con lo cual seguirán las discusiones en
torno a la posibilidad de que un impedimento jurídico funcione como causal de dispensa.
El plazo para iniciar la acción judicial es ampliado de tres a seis meses.
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Prescripción liberatoria:
Art. 2554. — Regla general.
El transcurso del plazo de prescripción comienza el día en que la prestación es exigible.
Para determinar desde cuándo se computa el plazo, el art.2554 establece un principio general:
comienza a partir de la exigibilidad, desde que puede exigirse la prestación. Es decir, desde
el instante en que el derecho está amparado con una pretensión demandable que permita a su
titular hacer valer ese poder jurídico que el ordenamiento legal ampara.
Este, el de la exigibilidad, es el principio general. Y luego se prevén diversas hipótesis que
requieren atención especial por sus características particulares.
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En los créditos sujetos a plazo indeterminado se considera exigible a partir de que el juez lo
determina. Previamente hay que interponer una acción para que se fije el plazo, y esta acción
de pedir la fijación también prescribe, por lo que si ésta se prescribió, también se prescribirá
en consecuencia la de exigir el cumplimiento. Pero en el caso de que no se hubiera prescripto,
luego de fijado el plazo, comenzará ese día el plazo de exigibilidad.
Cuando se deben capital e intereses, cuando están desdoblados: el plazo del capital
comienza desde el último pago de intereses, y esto es así porque eso significa un pago parcial,
un reconocimiento de las obligaciones.
Plazos de prescripción:
Art. 2560. — Plazo genérico.
El plazo de la prescripción es de cinco (5) años, excepto que esté previsto uno diferente en
la legislación local.
En Vélez el plazo genérico era de 10 años.
Art. 2562. — Plazo de prescripción de dos años. Prescriben a los dos años:
a) el pedido de declaración de nulidad relativa y de revisión de actos jurídicos;
b) el reclamo de derecho común de daños derivados de accidentes y enfermedades del
trabajo;
c) el reclamo de todo lo que se devenga por años o plazos periódicos más cortos, excepto que
se trate del reintegro de un capital en cuotas;
d) el reclamo de los daños derivados del contrato de transporte de personas o cosas;
e) el pedido de revocación de la donación por ingratitud o del legado por indignidad;
f) el pedido de declaración de inoponibilidad nacido del fraude.
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II- Rehabilitación:
Tratada también en el decreto-ley 19.551/72, distinguiéndose tres supuestos distintos: de
quiebra o concurso casual; de quiebra o concurso culpable; y de quiebra o concurso
fraudulento.
El causal, la rehabilitación procede de inmediato, siendo necesario: la declaración de
calificación de conducta causal por el juez, lo que importa un juicio de mérito de su parte,
atendiendo a todas las circunstancias de la causa y en especial al informe del síndico e
inexistencia de denuncias por parte de los acreedores; y que no se hubiese incoado proceso
pena, quiebra o concurso fraudulento.
En el caso de que sea culpable, procede a los cinco años contados desde la sentencia
declarativa de quiebra; y en el fraudulento, recién a los diez años.
El procedimiento de rehabilitación debe ser pedido por el interesado, al juez del concurso,
dándose vista al síndico y al agente fiscal, no debiendo haber oposición de estos.
Los efectos serán que, el fallido queda liberado de los saldos que quedare adeudando en el
concurso, respecto de los bienes que adquiera después de la rehabilitación.
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RESPONSABILIDAD CIVIL
No hay responsabilidad sin una conducta del autor o agente, contraria al ordenamiento
jurídico, atribuible con base en un factor objetivo o subjetivo, que origina un daño que
se haya en relación de causalidad adecuada.
La relación del ordenamiento consiste en la sanción, procedente a pedido de la víctima
que tiende al resarcimiento o reparación del perjuicio.
Se refiere a la pregunta del por qué se responde o cual es la razón que impone afrontar
la reparación del daño. Se trata de poder afirmar ante un daño causado quien es el que se
lo debe soportar.
-Fundamento objetivo:
Teoría del riesgo: mira más al daño que a su autor, y básicamente lo que
plantea es que “todo aquel que con su actividad crea riesgos y recibe
beneficios, debe indemnizar a quienes se perjudican por dicha actividad.”
Esta teoría da solución a ciertas consecuencias dañosas para las cuales se
dificulta la indemnización, y logra facilitar que las victimas reciban un
resarcimiento adecuado, aun cuando no puedan demostrar culpas.
Esta era la teoría que receptaba el código de Vélez en el artículo 1113,
2do párrafo, que consagra la responsabilidad causada por el riesgo o
vicio de las cosas inanimadas. Y decía “en los supuestos de daños
causados CON LAS COSAS, el dueño o guardián, para eximirse de
Esto quiere decir que a diferencia del régimen anterior, este código lo que hace es
producir una unificación de la responsabilidad civil y extracontractual. Con algunas
excepciones, la responsabilidad surgida de la violación del deber general de no dañar a
otro (extracontractual) o la surgida del incumplimiento de una obligación
(tradicionalmente denominada “contractual”) se rigen por idénticas reglas.
TEORIA DE LA UNIDAD para los autores que siguen esta teoría existe una
identidad en el deber violado en ambas responsabilidades, ya que tanto el
contratos (ley particular) como la ley (norma general) son en esencia la misma
cosa, y de ahí que la infracción tiene una unidad conceptual.
TEORIA DE LA DUALIDAD desarrollada en francia. Sostiene que entre
contrato y la ly existen diferencias notables, y su violación genera consecuencias
opuestas. No hay responsabilidad contractual sino una garantía por su
cumplimiento que tiene base en la voluntad privada que obliga a respetar la
palabra empeñada. La única responsabilidad seria la extracontractual, ya que se
apoya en la voluntad público, la que asegura el respeto a la ley y se vincula al
orden público. Y para esta teoría hay que diferenciar los siguientes aspectos:
-DEMOSTRACION DE LA CULPA: en la responsabilidad contractual se
presume la culpa y el acreedor esta eximido de su demostración. En la
extracontractual la victima debe demostrar la culpa
-EN CUANTO A LA MORA: se produce por la interpelación que debe hacer el
acreedor en la responsabilidad contractual. En la extracontractual no hay que
interpela.
-EN CUANTO A LA CAPACIDAD MINIMA: en la contractual es de 14 años
en la extracontractual es de 10.
-EN CUANDO AL REGIMEN DE REPARACION: en la contractual se puede
extender hasta las consecuencias mediatas, y en la extracontractual hasta las
casuales.
-EN CUANDO A LAS CLAUSULAS LIMITATIVAS DE LA
RESPONSABILIDAD: en la contractual pueden ser toleradas en la
extracontractual no tienen eficacia.
-EN CUANTO A LA COMPETENCIA JUDICIAL: en la contractual donde las
partes lo pactaron y en la extracontractual en donde aconteció el hecho.
-EN CUANTO A LA SOLIDARIDAD: en la contractual se presume la
mancomunidad en la extracontractual se presume la solidaridad.
ANTIJURIDICIDAD:
art. 1717. “Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no
está justificada”-
Objetivo: basta con que la acción u omisión sea contraria a lo que disponen las normas,
sin importar si el sujeto obro con culpa o no.
Subjetivo: exige que el acto sea voluntario, y además que estén presentes los elementos
de la responsabilidad por el daño y la culpabilidad.
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EXCEPCIONES:
ART. 1718. LEGITIMA DEFENSA.
ART. 1719. ASUSNCION DE LOS RIESGOS.
ART. 1720. CONSENTIMIENTO DEL DAMNIFICADO
FACTOR DE ATRIBUCION:
Factor de atribución subjetivo: dolo, culpa
Factor de atribución objetivo: riesgo o vicio de la cosa.
ART. 1721 “la atribución de un daño al responsable puede basarse en factores objetivo
o subjetivos. En ausencia de normativa, el favor de atribución es la culpa”.
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El código nuevo también contempla algunos casos de culpa grave o dolo en algunas
situaciones particulares como por ejemplo en el 1771 que es la acusación calumniosa.
ART. 1722. FACTOR OBJETIVO. El factor es objetivo cuando la culpa del agente es
irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se
libera demostrando la causa ajena, excepto disposición en contrario.
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CLASES DE DOLO:
-una clasificación diferenciaba el dolo directo del indirecto o eventual. En el directo se
refleja la finalidad inmediata y el autor tiene la voluntad concreta de dañar, ejemplo
disparar un arma de fuego que mata a otro deseando ese resultado, el auto quiere el
daño.
En cambio en el dolo indirecto o eventual la intención está dirigida a otro resultado pero
igual se afronta la acción; se requiere herir con el disparo del arma de fuego y se mate
en vez de herir.
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CONSECUENCIAS CASUALES: la última parte del artículo 1727 establece que las
consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman casuales. Aca lo que pasa es
que ya no hay una relación de causal adecuada, precisamente porque entre el hecho
originario y el daño se interpone otro u otros hechos que no son previsibles de acuerdo
al curso normal de los acontecimientos. Estas consecuencias no son resarcibles.
La regla según la cual entre el hecho y el daño debe haber una relación causal adecuada
sufre una excepción cuando se está ante un contrato negociado. En tales casos, el
respeto de la voluntad de la partes se traduce en una regla distinta; el deudor responde
por las consecuencias que los contratantes previeron o pudieron prever al momento de
la celebración del contrato. A diferencia de la causalidad adecuada, se trata de un
CRITERIO SUBJETIVO (lo que previeron las partes, y no un hombre medio) y que
tiene en cuenta el momento de la celebración del contrato (y no el del cumplimiento),
aunque esta última distinción queda sin efecto en caso de incumplimiento doloso.
En este artículo se recata la previsibilidad contractual que rige solamente para el
incumplimiento de los contratos y no para el de cualquier otra clase de obligación. Y se
incorpora que la regla no rige si hubo dolo del deudor.
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Estoy quiere decir que el nexo causal entre el hecho ilícito- o el incumplimiento
contractual- y el daño puede ser excluido total o parcialmente por la existencia de un
hecho del damnificado que tenga aptitud causal para producir el resultado, o al menos
para incidir en él. En principio, no es necesario que este hecho sea culpable, razón por la
cual el articulo también aplica al hecho de las personas sin discernimiento.
- la ruptura del nexo causal: puede ser excluida por diferentes causas de forma total o
parcial, por circunstancias que se agrupan bajo la denominación de “causa ajena” y son
el hecho de la víctima, el caso fortuito o la fuerza mayor, y el hecho de un tercero por el
cual no se debe responder. En tales casos aparece un hecho que se constituye en la
verdadera causa-o concausa-adecuada del daño, y que en consecuencia, impide que se
pueda atribuir el resultado dañoso al agente, o bien –si se trata de una concausa-
concurre con el hecho éste, con distintos efectos según los casos.
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DAÑO
Requisitos:
Ahora se encuentran expresamente contemplados por el CCC en su art.1739: “para la
procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto, actual o futuro,
cierto y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su
contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho
generador”.
La Corte Suprema de la Pcia. De Bs. As tiene ya sentada esta postura amplia. Y el CCC, por
su parte, pareciera también receptarla al decir “…un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico”.
Clases de daño:
Los daños pueden clasificarse en varias especies diferentes según diversas pautas:
En primer lugar, en daños patrimoniales y morales o extrapatrimoniales.
A su vez, existen distintas clases de daños patrimoniales: daño emergente y lucro cesante. Y
de los daños patrimoniales en materia contractual, pueden subdividirse: daño al interés
positivo y al interés negativo; daño intrínseco y extrínseco; y finalmente, daño compensatorio
y moratorio.
Naturaleza jurídica:
Hoy casi no se niega el resarcimiento del daño mora; ante los continuos y reiterados fallos
de la jurisprudencia nacional resulta en vano controvertir su procedencia. Sin embargo, en la
doctrina la cuestión no fue tan pacifica, y es posible estudiar a autores muy relevantes que
negaron la indemnización; otros la limitaron a supuestos específicos, y, por último, hay
quienes la consideraron con total plenitud.
A- Tesis negatoria absoluta: señala la total improcedencia de la reparación económica
para el daño moral.
Se funda en argumentos muy precisos, dice que resulta inmoral pagar el dolor con dinero;
y que además la imposibilidad de una evaluación del perjuicio, lleva a la arbitrariedad
judicial, siendo su consecuencia un enriquecimiento injusto a favor de las víctimas.
Hoy ya no tiene virtualidad esta teoría. Se le ha refutado que de ninguna manera es
inmoral porque no se trata de una venta de un bien por un precio, sino que el dinero viene
a compensar el valor a la perturbación padecida.
B- Tesis negatoria relativa: otros autores han considerado que el daño moral era
procedente en ciertos y determinados casos.
Llambías sostenía que debía indemnizarse el daño moral sólo cuando el sujeto
demandado hubiera actuado dolosamente.
Aubry y Rau, sostenían que la reparación era sólo procedente en la medida en que ese
daño a su vez fuera un delito del derecho criminal. Y ésta fue la postura originaria (antes
de la reforma de la ley 17.711) receptada por Vélez.
C- Tesis amplia: es hoy la opinión mayoritaria y actual luego de la 17.711; considera que
procede en todos los supuestos donde hay y se puede probar dicho perjuicio, tanto en
el ámbito contractual como en el extracontractual.
Legitimación activa:
Antes de la Reforma de la ley 17.711, al igual que la mayor parte de la legislación extranjera,
se discutía en torno a cuáles eran las personas con derecho a reclamar el resarcimiento por el
daño moral; si sólo la víctima del hecho, excluyéndose a todos los damnificados indirectos,
o se debía incluir a ambos.
Luego de la 17.711 este debate quedó zanjado en el art.1078 (siguiendo con la línea de
distinción que hacía Vélez entre la responsabilidad contractual y extracontractual, este
artículo corresponde a esta última). Estableciéndose que, solamente la víctima del hecho
dañoso (damnificado directo) puede reclamar por el daño moral. Y como excepción, en caso
de producirse la muerte, se extiende la legitimación a los herederos forzosos, es decir, a los
herederos legitimados (ascendiente, descendiente, cónyuge; no así hermanos ni concubinos).
Éstos debían reclamar el perjuicio mediante la actio in iure propio, no como herederos.
- Cláusula penal:
Las partes pueden acordar los efectos en caso de un eventual incumplimiento de una
obligación presente o futura, mediante una cláusula penal, prefijando la indemnización
de los daños derivados del incumplimiento obligacional, y a la vez, generando un
elemento extra de compulsión en el ánimo del deudor, pues no sólo ya sabe cuáles serán
los efectos concretos de una eventual inconducta, sino que además este instrumento actúa
como un castigo frente a ella. Excepcionalmente puede pactarse una en la que sólo se
castigue el incumplimiento, lo cual permite, además, reclamar la indemnización de los
daños. Art.790.
Emana necesariamente de un acuerdo de partes. Por lo que, el acto por el cual se
constituye una cláusula penal es un acto jurídico.
Es voluntaria, accesoria, condicional, preventiva, subsidiaria, definitiva, relativamente
inmutable y de interpretación restrictiva. Sus especies son dos: compensatoria (derivada
del incumplimiento definitivo) y moratoria (resarcimiento del daño derivado de la mora).
- Seña o arras:
Supone la dación o entrega de una cosa que una de las partes contratantes realiza a favor
d otra para asegurar el cumplimiento del contrato o admitir el arrepentimiento.
Reparación no dineraria:
Una de las formas más comunes de indemnización en especie es la obligación que se puede
imponer al deudor de entregar al acreedor una cosa que sea equivalente a la que era objeto
de la prestación. El término equivalente también se utilizaba con la frase “de la misma especie
y calidad”.
Cuando se trata de obligaciones de dar cosas ciertas parece poco probable que esos objetos
tengan equivalentes, y por lo tanto ello se traduce en la indemnización dineraria.
Mientras que no habría inconvenientes en los casos de destrucción de cosas. Así, por la rotura
de un cristal de una ventana, se puede reclamar por uno nuevo.
En cuanto a las cosas usadas también es una situación dificultosa que se resuelve mejor con
la indemnización mediante el dinero.
¿Qué momento debe considerar el juez como valor del perjuicio: la del hecho, la del reclamo
en justicia, o el de la sentencia?: debe considerarse al momento de la sentencia.
Responsabilidad extracontractual
Los actos ilícitos se clasifican: en delitos y cuasidelitos, según que la intención del agente
haya sido dolosa o culposa.
DELITOS: El código de Vélez lo definía como el acto ilícito ejecutado a sabiendas y con
intensión de dañar la persona o los derechos de otro”. Se distingue por la “ejecución a
sabiendas y la intensión de dañar”, lo que configura una acción u omisión dolosa. Se
diferencia del delito penal en que éste puede ser doloso o culposo, y es siempre producto
de una tipificación legal. De ahí que no son coincidentes, ya que hay delitos penales que
no son civiles y viceversa.
CCC: ART 1749.- Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una
obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u omisión.
Se refiere a quien causa “un daño injustificado” es decir, sin que medie una causa de
justificación del hecho dañoso. A su vez abarca los daños causados sin cosas o que no
son riesgosas ni viciosas.
El código no distingue entre delitos y cuasidelitos civiles, ni les asigna distintos efectos.
En principio, todo daño causado por culpa o dolo genera responsabilidad del agente en la
misma medida, aunque con la excepción prevista en el art. 1728: el incumplimiento
doloso impide al deudor prevalerse de la limitación de las consecuencias resarcibles a
aquellas que las partes previeron o pudieron prever.
Conclusión: toda acción y omisión dolosa o culposa que causa un daño extracontractual,
sin que medie una causa de justificación, compromete la responsabilidad directa de su
autor.
Causas de inimputabilidad:
MENORES: Se consideran inimputables para los actos ilícitos a los menores que no
hayan cumplido los 10 años. Se trata de una disposición legal que no admite ninguna
prueba en contrario, es decir que aun cuando se pueda demostrar que el menos tenia
suficiente madurez mental y podía comprender la consecuencia de sus actos, su acto sigue
siendo involuntario. Ello no impide que los actos de estos menores tengan un carácter de
ilicitud objetiva, ni que la victima pueda reclamar contra los representantes obligados
indirectos, como los padres.
El CCC en su art. 260, establece “que es involuntario por falta de discernimiento el acto
ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido 10 años”
Lo importante es que cuando se realiza el acto el sujeto este privado de razón ya sea por
una enfermedad mental perturbadora o porque en ese momento sufra la ausencia de
discernimiento.
CCC: ART 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño
causado por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto
en el artículo 1742.
Quien causa un daño por hecho propio por acción y omisión, responde por culpa o dolo.
Sin embargo, esos factores de atribución requieren como requisito ineludible, la
existencia de una imputabilidad de primer grado, constituida por la existencia de
discernimiento, intención y libertad. No puede haber culpa ni dolo si no existe un hecho
voluntario. Por eso dicho artículo trata el supuesto de los daños causados como
consecuencia de un acto involuntario, fundando en la equidad como factor de atribución.
La responsabilidad fundada en la equidad que prevé dicho artículo no solo alcanza a quien
obra sin discernimiento, esto es quien al momento de realizar el acto esté privado de razón
o los actos ilícitos de los menores de 10 años, sino también a quien produce un perjuicio
sobre la base de una falsa apreciación de las circunstancias de hecho, ya sea sobre la base
de un error o del dolo de otro, porque en tales supuestos falta la intención como elemento
de la voluntad.
La segunda parte del artículo prevé la situación de la persona que causa un daño estando
sujeta a una fuerza física irresistible ejercida por un tercero (es el caso del que camina por
una vereda y es empujado por otro). En tales casos, el sujeto pasivo de la fuerza física es
empleado como una mera masa mecánica, razón por la cual no existe ni siquiera acción
de su parte. No puede hablarse de acto: la acción no puede ser imputada al agente aparente
sino al real. Por ello más allá de que esa fuerza anule el acto, este supuesto queda fuera
de la posibilidad de imponer un resarcimiento de equidad a cargo de la víctima de la
fuerza irresistible.
En el derecho civil la cuestión de la omisión ilícita solo es dable plantearla en los actos
puros de omisión. En el C.V se establecía que un delito puede ser un hecho negativo o de
omisión, o un hecho positivo y a su vez se establecía que toda persona que por cualquier
omisión hubiese ocasionado un perjuicio a otro, era responsable cuando se le impusiera
por una disposición de la ley, la obligación de cumplir el hecho omitido. Con esto se
establecía la responsabilidad por omisión.
a) la que sostenía una tesis muy apreciada en la doctrina francesa, por la cual nadie podía
asumir una obligación civil por el hecho de no actuar. Para que haya responsabilidad debe
existir una disposición legal que le imponga obrar, ya que esa libertad está asegurada en
el art. 19 CN, donde todo lo que no está prohibido está permitido.
b) otra corriente ha sostenido una tesis más amplia, trigo, que considera innecesaria una
norma expresa que imponga obrar. Se aduce que del contexto normativo del Código es
posible inferir que, cuando se impone la obligación de obrar, el sujeto puede ser
responsable por la abstención. Consideran que si quien se abstiene puede ser calificado
como culpable, es responsable y que la obligación de obrar no emerge solo en forma
específica, sino en forma implícita del Código. Se trata de un análisis comparativo entre
la conducta que asumiría un hombre diligente y la obrada en el caso concreto y un juicio
sobre la culpabilidad. Por ello se ha considerado que la omisión puede constituir un delito
o cuasidelito.
Hoy, el CCC, en su art. 1749 establece que se es responsable directo quien ocasiona un
daño injustificado por acción y omisión.
El homicidio acaece cuando una persona da muerte a otra, ya sea que hubiese obrado con
o sin intención. Es decir desde el punto de vista del derecho civil el homicidio engloba a
todo acto ilícito por el cual se causa la muerte de una persona: los distingos del derecho
penal entre homicidio simple, culposo, doloso, no interesan a esta rama del derecho.
ASISTENCIA: son a cargo del responsable del homicidio, todos los gastos realizados en
la tentativa de conservar la vida de la víctima, este derecho no puede limitarse
impidiéndole a la víctima requerir la asistencia que considere más adecuada para salvar
su vida. Son los gastos que se sufragaron como consecuencia del hecho que llevó a la
muerte, como los honorarios médicos, internaciones, traslados, medicamentos, etc. Para
su determinación hay que considerar las circunstancias del suceso y su vinculación con
estas erogaciones. S e ha sostenido que no se debe tener en cuenta la condición social de
la víctima, ya que rico o pobre tiene derecho a pretender la mejor atención medico
hospitalaria.
FUNERAL: comprende los gastos de velatorio, entierro, sufragio de costumbre y los del
luto de la viuda e hijos del muerto. Es decir, todo aquello que hace a la inhumación del
cadáver y que rodea a este acto (misas, flores) de conformidad con los usos y costumbres
del lugar y condición de fortuna de la víctima. Todos ellos son indemnizables siempre
que guarden relación de causalidad adecuada con el homicidio.
Se consagra una verdadera presunción de daño en cabeza de la viuda e hijos menores del
muerto. Dichas personas no necesitan probar haber sufrido un perjuicio como
consecuencia del homicidio, la ley lo presume por la falta de quien era el sostén del hogar.
En cuanto a los lucros probables del muerto es decir las ganancias o beneficios
económicos que hubiese obtenido el causante no integran el daño, Llambias sostiene que
si eran lucros del muerto no lo habrían sido de los vivos y por consiguiente no puede
colegiarse que destino les hubiese querido dar el causante. Se ha sostenido que dichos
lucros del muerto deben ser probados por quienes los invocan y aun cuando puedan
integrar la indemnización lo serian siempre en carácter de pérdida de una “chance”. Otros
sostiene que comprende no solo lo indispensable para costear la subsistencia de la vida e
hijos, sino también los posibles lucros futuros del muerto, o sea las otras ganancias
probables que el fallecido hubiere obtenido y que excederían lo destinado para la
subsistencia de su cónyuge e hijos.
CCC: el art. 1741 establece que el daño moral se indemniza el precio del consuelo, que
procura la mitigación del dolor de la víctima a través de bienes deleitables que conjugan
la tristeza, la desazón o las penurias, se trata de proporcionarle a la víctima recursos aptos
para menguar el detrimento causado.
La jurisprudencia sostiene que ante la muerte de niños o ancianos debe ser resarcido el
daño patrimonial, fundado en la perdida de chance que importa la posibilidad que tenían
las victimas de ayudar económicamente a sus padres o a sus hijos.
b) lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de
veintiún años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad
restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente; esta indemnización
procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado indirecto; el
juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la
víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes;
Remplaza los artículos del Vélez y fija los criterios para ponderar el daño material en caso
de fallecimiento, es decir el denominado “valor de la vida humana” la que no tiene valor
económico intrínseco o por si misma, sino que considera indemnizables los lucros que el
fallecido destinaba en vida a los legitimados activos. Se admite la perdida de chances por
la muerte de los hijos menores.
Los legitimados activos presumidos, es decir respecto de quienes rige la presunción legal
iure tantum del daño, son el cónyuge, el conviviente, los hijos menores o con derecho
alimentario, los incapaces o con capacidad restringida aun no declarada, por lo que la ley
presume que todos quienes efectivamente dependían económicamente del muerto están
habilitados para requerir la reparación del daño presunto. O sea la regla está dirigida a la
legitimación y al contenido del daño. Los restantes legitimados eventuales, hijos mayores,
ascendientes, deberán acreditar el perjuicio. Igualmente los legitimados presuntos deben
probar la procedencia de otros daños, si los hubiere
LEGITIMADOS: significa quien tiene derecho a ejercitar el reclamo. El art. 1079 del
C.V establecía la obligación de reparar el daño causado por un delito existe, no solo
respecto de aquel a quien el delito ha damnificado directamente, sino respecto de toda
persona, que por él hubiese sufrido, aunque sea de una manera indirecta. Acaecido el
homicidio, toda persona que haya sufrido un perjuicio derivado de esa muerte, tiene
acción iure proprio para ser indemnizada. Toda persona que resulta damnificada puede
solicitar el resarcimiento de los daños, se trate de un damnificado directo o indirecto.
El daño derivado del homicidio puede presentarse bajo su faz material o moral, en este
último supuesto, la legitimación activa se encuentra limitada a los herederos forzosos. En
cambio están legitimados activamente para reclamar el perjuicio material padecido
ejercitando la acción a titulo persona los damnificados indirectos: el cónyuge, los hijos,
los padres, los hermanos y demás parientes sin limitación de grado y demás personas que
sin tener ningún vínculo de parentesco con el muerto, hayan sufrido un perjuicio de
naturaleza patrimonial.
CONYUGE e HIJOS: son los herederos necesarios, los que padecen superlativamente las
consecuencias del homicidio. La muerte de las personas que sostienen material y
moralmente el hogar muestra al cónyuge sobreviniente y a los hijos como los primeros
afectados. No necesitan demostrar el daño padecido por la muerte, ya que la ley lo
presume. También debe computarse al marido cuando la víctima directa del homicidio
fue la esposa.
En cuanto a los hijos están amparados por la presunción legal de daño. En cuanto a los
mayores de edad o casados, parte de la doctrina los equipara a los anteriores en razón de
que la ley no distingue y que existe una chance de ayuda por parte de sus padres que se
frustraría con la muerte. Otros los excluyen debiendo demostrar el efectivo perjuicio
sufrido.
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Circunscribe la legitimación activa solo al damnificado directo del hecho nocivo, con
exclusión del indirecto; damnificado directo es la persona que sufre un daño en calidad
de victima inmediata del suceso; damnificado indirecto son los demás sujetos distintos de
la víctima inmediata que también experimentan un perjuicio a raíz del hecho, es quien lo
sufre por vía refleja.
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2. cuando se alega un derecho propio es necesario demostrar, salvo los supuestos previstos
en la ley, el verdadero perjuicio sufrido. Es una pretensión no sujeta a las divisiones
hereditarias y alegables por todo aquel que se encuentra entre los legitimados de derecho.
Si son varios los que demandan, el juez deberá establecer lo que corresponde a cada uno
y nunca fijar un importe global.
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CCC: ART 1746.- Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso
de lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización
debe ser evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas
cubran la disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades
productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que
razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos
médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la índole
de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe
indemnizar el daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada.
Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al
damnificado.
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En la concepción de incapacidad permanente, sea total o parcial tienen cabida todos los
detrimentos patrimoniales que afectan a la integridad física, incluidos los nuevos daños
(el proyecto de vida, daño biológico, integridad sexual) dependientes del daño moral o
del patrimonial.
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El código se limitaba a establecer el pago de una suma de dinero a la ofendida pero ello
debía interpretarse con un criterio amplio, comprendiendo la reparación de todo daño
patrimonial que la víctima pruebe haber sufrido como consecuencia del hecho. También
comprendía la reparación del agravio moral, aunque estos no requerían prueba.
Los delitos de violación, estupro, rapto y seducción de la mujer honesta menor de 18 años,
podían quedar desvirtuados en su carácter de ilícito, si la ofendida hubiese contraído
matrimonio con el delincuente.
El C.V trataba los delitos de calumnias e injurias y acusación calumniosa en dos artículos..
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LEGITIMACION: el marido y los padres podían perdidas e intereses por las injurias
hechas a la mujer y a los hijos. Tanto el cónyuge como los padres tienen una acción
autónoma que les permite reclamar, sin perjuicio del derecho que les compete a las
víctimas directas del daño. Si los cónyuges están divorciados la acción del marido no es
procedente. Lo mismo en el caso de los hijos mayores de edad o emancipados por el
matrimonio.
Los requisitos para configurar este delito son: a. la imputación de un delito de acción
pública; b. ante la autoridad competente, mediante querella criminal o denuncia que dé
lugar a un proceso penal; c. Falsedad del acto denunciado; d. conocimiento de esta
falsedad por el acusador (dolo); d. la previsión de la conducta delictiva imputada entre las
figuras del Código Penal.
16
Cuando el hecho dañoso no solo es un delito civil, sino también configura un delito penal,
su autor está incurso en una y otra responsabilidad. Como autor del daño está obligado a
reparar civilmente el perjuicio y como autor de un delito penal, sujeto a las penalidades
correspondientes. Es una dualidad de Responsabilidad Civil y Penal.
CCC: ART 1771.- Acusación calumniosa. En los daños causados por una acusación
calumniosa sólo se responde por dolo o culpa grave.
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Se obligaba a pagar los daños que corresponden a los intereses desde el día del delito
hasta el momento de la restitución, el delincuente debía devolver la suma del capital y
afrontar todo otro daño que hubiere causado.
c. DAÑO: se establecida que si el delito era de daño por destrucción de la cosa ajena, la
indemnización consistía en el pago de la cosa destruida; si la destrucción de la cosa era
parcial, la indemnización consistía en el pago de la diferencia de su valor actual y el valor
primitivo. Penalmente es un delito doloso y en el ámbito civil puede ser culposo o doloso.
Si la destrucción era total debía pagarse el valor de la cosa. Dicho valor se establece al
tiempo de la sentencia o al de la pericia que lo calcula, con más la depreciación por
desvalorización monetaria e intereses. Cuando el daño era parcial debía pagarse la
diferencia entre el valor actual y el primitivo, ello significa lo necesario para dejar a la
cosa como estaba antes del hecho.
18
Incorpora entre los responsables por los daños ocasionados por un hecho ilícito, al
encubridor. Constituye una figura distinta de los autores, consejeros y cómplices. Se
configura cuando, sin haber prestado ayuda al autor del hecho ilícito, el sujeto, después
de la comisión del delito, ayuda al autor a eludir las investigaciones de la autoridad, o a
sustraerse de la acción de ella, y omite denunciar el hecho, encontrándose obligado a
hacerlo.
No en todos los casos el encubridor debe responder por el perjuicio ocasionado, sino sólo
cuando su accionar ha cooperado en la producción del daño que sufrió el damnificado, es
su aporte causal lo que lo obliga a responder y no su participación directa en el hecho del
autor. No responde solidariamente con los autores del hecho ilícito, ya que debe responder
por los daños ocasionados por su propio hecho, que es independiente de la obligación del
autor principal. Se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes y no solidarias ya
que el deber de responder del encubridor tiene una causa distinta de la que obliga a los
autores principales.
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2. Relación entre la acción Civil y la Penal: acciones que surgen de ambas: Un hecho
ilícito puede al mismo tiempo, generar responsabilidad civil, por concurrir todos los
presupuestos de la sanción resarcitoria y también ser punible desde el punto de vista penal,
por configurar uno de los tipos incriminados por la legislación criminal. Ello importa la
consiguiente viabilidad de dos tipos de acciones, la civil resarcitoria, para hacer valer el
interés de la víctima (pretensión de derecho privado) es decir apunta al resarcimiento de
los perjuicios ocasionados y la penal, que hace valer una pretensión represiva basada en
el derecho público, es decir tiene como objetivo el castigo al autor del hecho. La acción
penal atiende especialmente al delincuente, la civil considera el resarcimiento. En cuanto
a la reparación del daño se puede acceder por el proceso penal o el juicio civil. Una
regulada en el Código Penal otra en el Civil. Por razones cronológicas, el Código Civil
instituyo un régimen propio en la reparación del daño reclamada ante los jueces civiles,
con la sanción del código penal, la cuestión tuvo un cambio, al establecer que los jueces
penales podían fijar en sus sentencias las indemnizaciones por los perjuicios que hubiera
ocasionado el delito. En el proceso penal se investiga la existencia del hecho y se juzga
si corresponde la imputación del resultado. De allí se resuelve la condena o absolución
del acusado. En forma paralela, la victima del hecho puede reclamar la reparación del
daño ante los jueces civiles o bien ante el mismo magistrado de la jurisdicción penal.
También la victima puede actuar en sede criminal como querellante o particular
damnificado.
El sistema de la ley argentina es de doble vía o dual: cuando se produce un hecho ilícito
que es a su vez un delito penal y un delito o cuasidelito civil, da opción para que la víctima
pueda realizar el pedido de la reparación, tanto ante el juez en lo penal, como ante el
magistrado civil. Esto es producto de una legislación discorde y de las diferencias
temporales de ambas regulaciones jurídicas.
REGIMEN DEL CC Y DEL C.P: En cuanto a las relaciones existentes entre dichas
acciones, civil y criminal. Se ha postulados diferentes criterios, traducidos en los
denominados sistemas de la separación y de la acumulación
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Cuando un acto ilícito civil, encuadra en alguno de los tipos penales, nacen del mismo
hecho dos acciones civil y penal. El artículo consagra el principio de independencia entre
las dos acciones cuando ambas emergen del mismo hecho ilícito. Soluciona los problemas
de interpretación que generaba el artículo de Vélez, en cuanto al alcance de dicha
independencia, a la luz del art. 29 del C.P.
Deja a salvo la posibilidad de que los ordenamientos procesales locales prevean una
solución distinta. Ello es así a fin de evitar que el ordenamiento sustantivo afecte
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REGIMEN DEL C.P: cuando se da un delito penal que a su vez genera perjuicio, el C.P
establece en su art. 29 que la sentencia condenatoria podrá ordenar la indemnización del
daño material y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto
por el juez en defecto de plena prueba. Es la pena unida al resarcimiento del perjuicio.
Por lo que se sostiene que para la solicitud de reclamo de los daños hoy se considera que
el sistema es mixto ya que el juez penal en su sentencia puede agregar la condena al pago
de los daños y perjuicios o pudiendo la victima optar por la competencia de los jueces
civiles.
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Legitimación activa: actor civil, es un sujeto que interviene en la sede penal ejerciendo la
acción civil. Asume su parte pero en materia civil no penal.
Se establece que la acción civil para la restitución de la cosa obtenida por el delito y la
pretensión resarcitoria puede ser ejercida solo por el damnificado o por sus herederos o
por los representantes legales o mandatarios contra los imputados y en su caso contra el
tercero civilmente responsable.
La acción civil solo puede ser ejercida mientras esté pendiente la acción penal. La
absolución del acusado no impedirá al juez o tribunal pronunciarse sobre la acción civil
en la sentencia, ni la ulterior extinción de la acción penal impedirá que el Tribunal a cargo
se pronuncie respecto de la cuestión civil. Si la acción penal no puede proseguir, la acción
civil podrá ser ejercida en la jurisdicción respectiva.
Para ejercer en el proceso penal la acción civil emergente del delito, su titular deberá
constituirse en actor civil. Las personas incapaces no podrán actuar si no son
representadas. Si en el proceso hubiere varios imputados y civilmente demandados, la
acción podría ser dirigida contra uno o más de ellos. Pero si lo fuere contra los segundos,
deberá obligatoriamente ser dirigida contra los primeros. Cuando el actor no mencionare
a ningún imputado, se entenderá que se dirige contra todos.
El actor civil puede desistir del ejercicio de la acción civil en cualquier estado del proceso,
quedando obligado por las costas que su intervención hubiere causado. El desistimiento
del ejercicio en sede penal no obstara su deducción en sede civil.
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Aquella influencia de lo penal sobre lo civil, o sea, la prioridad del juicio y ulteriormente
predominio de la sentencia, presupone que la acción criminal precediera a la civil o al
menos fuera intentada estando aún pendiente ésta. Ello significa a contrario, que si en el
juicio civil adviene sentencia pasada en cosa juzgada, ella conserva todos sus efectos y ni
el juicio ha de retrotraerse, ni la decisión modificarse, por el hecho que recaiga
ulteriormente sentencia sobre acción criminal, cualquier sea el sentido de ésta. Esta última
es la regla aplicable al supuesto de sentencia criminal posterior a la civil.
CCC: ART 1775.- Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal
precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia
definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con
excepción de los siguientes casos:
b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva
del derecho a ser indemnizado;
c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad.
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La suspensión se refiere a la sentencia, pero no al trámite del proceso civil. De este modo
aun no existiendo decisión definitiva en sede penal el proceso civil podrá continuar su
trámite y la suspensión se producirá únicamente en ocasión de dictarse el autos a
sentencia.
Para que proceda la suspensión deben cumplirse diversos requisitos: a. debe existir una
acción penal en curso, en sede judicial; b. es preciso que ambas acciones nazcan del
mismo hecho, ya que si surgen de distintos hechos, la sentencia dictada en lo penal no
tendría influencia sobre lo civil; c. debe existir una sentencia penal definitiva para que
cese la suspensión. En elc aso de que recaiga en sede penal un sobreseimiento provisional,
dicha decisión será suficiente para que se levante la suspensión en el reclamo por daños
y perjuicios.
La suspensión será aplicable aun cuando la acción civil no se dirija contra aquel a quien
se imputa el delito en sede penal. La suspensión opera tanto cuando el proceso de daños
se dirige contra el autor directo como cuando se promueve contra otro individuo
civilmente responsable.
1. la extinción de la acción penal: en caso de que medie alguna de las causa de extinción
de la acción penal, no procederá la suspensión del dictado de la sentencia en sede civil.
También resulta inaplicable la suspensión del dictado de la sentencia en sede civil cuando
se produzca la suspensión del juicio a prueba en la jurisdicción penal.
2. dilación excesiva del procedimiento penal: en el C.V pese a que no estaba contemplado,
la doctrina sostenía que se debía proseguir con el litigio civil cuando exista demora
injustificada en la tramitación del proceso penal. Hoy el CCC incorpora la excepción en
análisis cuando exista una dilación irrazonablemente prolongada del proceso penal,
generándose de esta forma una verdadera denegación de justicia.
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CCC: ART 1776.- Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de
cosa juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que
constituye el delito y de la culpa del condenado.
LA CULPA DEL CONDENADO: la condena penal que declara la culpa del condenado
no puede ser controvertida en sede civil.
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Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete
la responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese
mismo hecho en cuanto generador de responsabilidad civil.
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En caso de absolución del acusado por existencia de alguna causal de justificación penal,
la decisión hace efectos de cosa juzgada en sede civil.
Las excusas absolutorias son determinados supuestos en los cuales el ordenamiento penal,
pese a encontrarse configurados los presupuestos del tipo, considera pertinente eximir de
punibilidad.
ART 1779.- Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del daño:
b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el
hecho pudiendo hacerlo.
Regula dos supuestos en los cuales no resulta procedente otorgar una indemnización a
quien acciona por los daños y perjuicios que le habían sido ocasionados. En primer lugar,
se refiere a un supuesto específico de responsabilidad (la acusación calumniosa)
determinado que no procederá la indemnización de comprobarse la veracidad del hecho
que motivó la denuncia. En segundo termino, se excluye la indemnización en los
supuestos en que el damnificado indirecto del daño haya sido coautor o cómplice, o no
haya evitado la producción del perjuicio.
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c. otros casos previstos por la ley: se deja abierta la posibilidad de que se prevean por una
ley especial otros supuestos.
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Lorenzetti, sostiene que el CCC establece que hay que diferenciar los fundamentos que
sustenta el sobreseimiento. Si la resolución del juzgador penal se sustenta en que se
encuentra acreditado que el hecho no se cometió, o que no lo realizó el imputado, el
magistrado civil no podrá abstenerse de considerar dicha solución a fin de resolver la
cuestión. Por el contrario, si el sobreseimiento se fundamente en otras razones
(prescripción de la acción penal) el magistrado que intervenga en el proceso de daños
quedara en absoluta libertad para decidir sobre la cuestión que se le plantea.
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Responsabilidad Extracontractual.
La regla general es que se responde por el hecho propio. No obstante, la ley civil, en algunos supuestos,
imputa a una persona las consecuencias jurídicas dañosas de un hecho del cual otra es autora; para que
ello ocurra, es imprescindible el cumplimiento de ciertos recaudos que emergen de la sistemática general
del ordenamiento.
La situación típica se podía inferir del art.1113 del código de Vélez que decía que, la obligación del que
ha causado un daño se extiende a los que causaren los que están bajo su dependencia.
La responsabilidad del comitente, principal o patrón, es la que corresponde a quien tiene personas bajo su
dependencia. Es una responsabilidad indirecta o refleja y tiene un factor eminentemente objetivo.
Fundamentos:
Los fundamentos que se han expuesto acerca de este tipo de responsabilidad sirven a los fines de
determinar por qué responde el comitente por la persona bajo su dependencia.
Hay en la doctrina dos corrientes muy nítidas, una que identifica el deber del comitente con la culpa
(fundamentos subjetivos) atribuida a él, y otra que, circulando por carriles objetivos, se atiene a otros
factores que prescinden del comportamiento del comitente (fundamentos objetivos). Y por último,
algunas teorías que mezclan ingredientes de las anteriores, las denominadas tesis intermedias.
I) SUBJETIVOS: los fundamentos subjetivos tienen como punto de mira, que el principal debe responder
por haber obrado con culpa, es decir, sin la diligencia debida, ya sea en la elección de sus dependientes o
en la vigilancia de los mismos, o en ambos casos adicionados. De ahí que es posible diferenciar:
a) Culpa en la elección o culpa in eligendo: el comitente es responsable en razón de no haber tomado
los recaudos necesarios cuando designó o eligió a sus dependientes, en base a los antecedentes.
Se le critica esta tesis que en la mayoría de los casos quienes responden no son quienes eligen a
sus dependientes; a veces ni siquiera han tenido la posibilidad de elegir, como ocurre con las
b) Culpa en la vigilancia o culpa in vigilando: la ausencia de un debido control en las tareas que debe
realizar el dependiente, puede dar lugar a que se le impute esta culpa al comitente.
Se le critica que hay ciertas personas que tienen el deber de vigilar y a los que la ley no hace
responsables (por ej. el capataz de una fábrica, cuya labor es el control, y sin embargo no responde
frente al daño por el hecho de sus subordinados). Y además, la prueba de la activa vigilancia
tampoco eximiría civilmente de responsabilidad.
c) Culpa: afirma que el fundamento es la culpa a secas, sin agregar ni quitar nada. Considera que el
fundamento es subjetivo (culpa), lo cual implica que el comitente carga sobre sí con una presunción
de culpabilidad que es perfectamente excusable, probando que obró bien, ya sea en la elección, en
el control, o en general al tomar todos los recaudos para evitar el daño y con ello no asumiría
ningún tipo de responsabilidad.
II) OBJETIVAS: dos corrientes típicamente objetivas tratan de justificar la responsabilidad del comitente;
la tesis del riesgo, y la garantía, alejándose del concepto de culpa.
a) Teoría del riesgo: si una persona emplea auxiliares, lo hace en su propio beneficio, por lo que es
justo que el riesgo de la actividad de aquellos sea soportada por ella.
Se la critica con diversos argumentos, a quienes pretenden fundarla en el riesgo provecho, se les
replica que normalmente son los actos regulares del empleado los que producen el beneficio al
patrono y no los actos dañosos.
III) INTERMEDIAS:
Requisitos:
Para que proceda la extensión de la responsabilidad son necesarios los siguientes requisitos:
1- Relación de dependencia:
Entre el autor del hecho y el tercero civilmente responsable tiene que haber una relación de dependencia;
la noción no se identifica con la subordinación laboral; es mucho más amplia y la excede.
En el ámbito civil, es irrelevante que el trabajo sea ocasional, transitorio o permanente y que el dependiente
reciba o no remuneración; no es necesario que existe subordinación económica ni social, ni que el
dependiente haya sido elegido por el comitente; es indiferente que el dependiente esté vinculado al
comitente por un contrato, pues es suficiente que el encargo derive de una situación de hecho (por ejemplo,
un amigo, que durante la ausencia del propietario del inmueble realiza una reparación causando daños al
vecino). No impide la existencia de subordinación la circunstancia de que el cumplimiento de la función
requiera en el dependiente conocimientos especiales que el comitente no posea (por ejemplo, el dueño de
una empresa de transporte no deja de ser principal de los choferes de los ómnibus por la circunstancia de
no saber conducir).
En cambio, es de la esencia de la dependencia civil, la posibilidad de dar órdenes o instrucciones acerca
de la manera de cómo deben cumplirse las funciones que se realizan en interés de quien las da; esa
posibilidad es la que origina la autoridad y subordinación civil.
No es necesario que efectivamente se haya impartido alguna orden, sino que pueda haberse hecho; hay
que atenerse a la existencia de la autoridad y no al ejercicio de ella; se responde aun por los hechos que el
patrono hubiese prohibido realizar sin guardan una relación razonable con las tareas que se cumplen.
La dependencia se traduce en la facultad de dirigir, intervenir en la conducta del otro. Requiere dos
personas ligadas por una relación jerárquica: una con el derecho a mandar y otra con el deber de obedecer.
La facultad de dar órdenes, por sí sola, no es suficiente para la configuración de la dependencia, es
necesario que la función encomendada satisfaga el interés de quien puede darlas (por ejemplo, el capataz
de los obreros de una cuadrilla no es comitente pues las funciones no se cumplen en su interés, sino en el
del principal, aunque pueda dar órdenes).
Las órdenes deben ser lícitas, pues si fuesen ilícitas la responsabilidad del comitente sería directa (es decir,
por el hecho propio) y no refleja.
La calidad de pariente no excluye la del comitente (por ej. un padre puede también ser el principal del
hijo).
Fundamentos:
Como casi todos los supuestos de responsabilidad civil, pueden obedecer a dos corrientes: a) subjetivas,
fundamentadas en la presunción de culpabilidad en la vigilancia, en la educación, en el ejercicio de la
patria potestad, y b) objetivas, apoyadas en diferentes esquemas como la garantía, el interés social, la
equidad.
b) Objetivas:
1-Teoría del riesgo: argumentan, no muy acertadamente, que hay una creación de riesgo, y la
responsabilidad paterna estaría en recibir beneficios no económicos, sino espirituales o morales ante la
satisfacción de ser padres.
2-Interés social: en reforzar los fines preventivos, dándole al damnificado la indemnización de sus
perjuicios y trasladando la responsabilidad hacia los mismos padres para imponer una mejor conducta
colectiva. El fundamento es muy remoto y lleva a exagerar la posibilidad de los padres de ejercer un
control absoluto sobre el comportamiento de los menores.
3-Toría de la garantía: los padres deben ser garantes de los afectados por los perjuicios causados por los
menores, por su mayor solvencia económica, calidad de fiadores de ese comportamiento y la llamada
solidaridad familiar.
La tesis no explica suficientemente por qué los progenitores responden sólo durante la minoridad, ni
tampoco por qué debieran responder igual en aquellos casos en que el menor tuviere bienes.
Causales de liberación:
En este sentido hay una diferencia con lo que se consideraba en Vélez, donde se entendía que la
responsabilidad de los padres era subjetiva, por lo que los padres se eximían de responsabilidad al probar
haber realizado diligentemente la vigilancia activa.
En el actual CCC, la responsabilidad de los padres de entiende de carácter objetivo, por lo que, si quisiera
eximirse, deberá demostrar la ruptura del nexo causal (caso fortuito, hecho de la víctima, o hecho de un
tercero). Deberá demostrar que el hecho del hijo fue una condición pero NO la causa del daño.
Acción recursoria:
No es una figura que esté contemplada por la ley, pero se trataría de la posibilidad de que los padres
reclamen al hijo la indemnización que han afrontado.
El artículo en comentario establece la responsabilidad de los tutores y curadores, como así también de
quienes ejercen la responsabilidad parental en virtud de la delegación prevista en el artículo 641 del
Código, por los daños que ocasionen las personas que se encuentren a su cuidado. A diferencia de los
padres, los tutores, curadores y delegados responderán subjetivamente por dichos perjuicios. Por otra
parte, se regula la responsabilidad de los establecimientos de salud mental, en lo que se refiere a los daños
que las personas que se encuentren allí internadas ocasionen a terceros.
Alcance de la responsabilidad:
El Código incluye, entre los responsables por el hecho de otro, a los tutores, curadores y delegados de la
responsabilidad parental, quienes deberán resarcir los daños ocasionados a terceros por las personas que
se encuentren bajo su cuidado. La primera cuestión a dilucidar es en qué supuestos puede considerarse
que existe tutela, curatela y delegación de la responsabilidad parental, y por cuáles actos deben responder
dichos sujetos.
Comenzando con la tutela, cabe recordar que esta institución se configura cuando, 'para la protección de
la persona y bienes de un niño, niña o adolescente (art. 104), se designa a una persona, distinta' de sus
padres, para que ejerza su representación legal (art. 117), y se haga cargo del menor (art. 118). A su vez,
la tutela puede surgir de una designación realizada por los padres —con homologación judicial— (art.
106), o directamente por el juez (art. 107).
Ahora bien, con anterioridad a la reforma del código derogado se discutía si era suficiente que una persona
se haga cargo del cuidado de un menor, aunque sea de facto, para que surja el deber de responder. Sin
embargo, la redacción del Código permite advertir que ello no es así, pues la tutela siempre debe ser
discernida judicialmente, lo que impide incorporar un supuesto no previsto a los taxativamente
establecidos en el artículo en comentario448. En consecuencia, el tutor será responsable por todos los
actos ilícitos cometidos por el menor en perjuicio de un tercero, siempre que ejerza dicha función por
expresa decisión judicial.
Significado de la reforma:
A diferencia de lo que ocurría en el código de Vélez, se distingue entre la responsabilidad de los padres y
la de los tutores y curadores; éstos últimos podrán eximirse de responder si prueban que no pudieron
evitar que se produzca el daño, ya que se trata de una responsabilidad de factor subjetivo. Mientras que la
responsabilidad de los padres es objetiva (se liberan demostrando la ruptura del nexo causal: caso fortuito,
hecho de la víctima, hecho de un tercero).
Asimismo, el artículo 1756 establece la responsabilidad subjetiva de los establecimientos de internación,
con la salvedad mencionada precedentemente en cuanto a la aplicación del régimen tuitivo del consumidor
a estas instituciones.
Fundamentos:
En Vélez como el factor de atribución era subjetivo, el fundamento era la vigilancia.
Hoy en el CCC, como el factor es objetivo, el fundamento es la actividad riesgosa que regentea el titular
y por la que tiene que hacerse cargo (ya no culpa o dolo). La responsabilidad en las actividades riesgosas
se pone en cabeza de quien las crea.
Requisitos:
Los daños deben ser A o POR menores de edad, durante la actividad escolar (dentro o fuera del
establecimiento mientras debió estar bajo el cuidado del titular del establecimiento educativo).
Quedan excluidos los establecimientos terciarios y universitarios.
Eximentes:
La única eximente es la acreditación de la existencia de caso fortuito o fuerza mayor, es decir, un hecho
que no ha podido ser previsto, o que aun así, no pudo evitarse. NO se exime demostrando el hecho de la
víctima ni de un tercero.
Seguro escolar:
El segundo párrafo del artículo establece la obligación del establecimiento educativo de contratar un
seguro de responsabilidad civil.
Fundamento: el fundamento es objetivo, ya que se está ante una obligación de resultado, y no interviene
el concepto de culpabilidad para justificar la obligación de resarcir.
Se justificaría por la garantía que es debida en la órbita de este contrato, ya que el dueño del hotel debe
asegurar la absoluta salvaguarda de los bienes de los viajeros.
No obstante otros la fundan en el riesgo creado, pero es evidente que no hay riesgo creado.
Clases de establecimientos: quedan comprendidos todos aquellos lugares o establecimientos donde los
viajeros se hospedan transitoriamente; no quedando incluidos aquellos hospedajes permanentes.
Daños comprendidos: los daños producidos a las cosas introducidas por el viajero, ya sea por su deterioro,
destrucción o desaparición.
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Pluralidad de acreedores: cuando el hotel pertenece a dos o más dueños se discute si la responsabilidad es
simplemente mancomunada o solidaria.
Si es contractual objetiva, será simplemente mancomunada y cada uno de ellos responderá de acuerdo a
la porción que le corresponda conforme al interés patrimonial que cada uno tenga en el establecimiento.
Y en principio la responsabilidad contractual conjunta no prevé solidaridad.
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Responsabilidad. Continuación
Legitimados pasivos: se establecía que los responsables son los padres de familia e
inquilinos de la casa, aunque no quedan excluidos los propietarios y las personas solteras,
casadas sin hijos o viudos que no tengan descendencia. Se establecía una carga a los jefes
de familia.
Los responsables eran las personas que tenían la autoridad familiar sobre las que con ellos
convivía y mantenían trato doméstico. Por ello se incluían bajo dicha potestad a los hijos,
cónyuges, parientes en general, personal del servicio doméstico, es decir todos aquellos
que se hallaban con algún carácter de permanencia en el lugar y en cierta medida se
encontraba bajo la protección del jefe de familia.
No interesaba el título que investían estos sujetos: podían ser propietarios, poseedores,
usufructuarios, usuarios, lo que importaba era que habiten la casa y ejerzan esa potestad
que le da su propia autoridad.
A su vez se establecía que si eran dos o más los padres de familia, o inquilinos de la casa,
no eran solidariamente obligados a la indemnización del daño, sino que cada uno de ellos
respondía en proporción a la parte que tenían.
Naturaleza y fundamentos: como el daño es causado por una cosa inanimada puede
sostenerse que es aplicable excluyentemente lo que a ellas trataba. Para que el caso
encuadre en estos supuestos había que probar la relación causal adecuada y el carácter de
propietario o guardián del demandado.
En cuanto a la naturaleza existían dos corrientes: a. la que sostenía que se trataba de una
presunción iure et de iure de culpa (Llambias) que no admitía prueba en contrario que la
desmerezca; b. la más actualizada, que entendía que se trataba de una “garantía” que
permitía a los perjudicados lograr la indemnización de los daños sin quedar sometidos a
prueba de la culpa ya que la ley aseguraba la protección de quienes transitaban y
circulaban por la vía pública y se facilitaba su reparación económica ( Trigo, Borda); si
se llegara a establecer el lugar de donde cayó el objeto, pero no quien lo tiro, el
responsable era el jefe de familia.
Requisitos: Se debían dar los siguientes requisitos para que surja este tipo de
responsabilidad:
c. Víctimas: son quienes circulaban por la vía pública o terreno que no pertenencia al
responsable o que si le pertenecía estaba sujeto a una servidumbre de tránsito.
ART 1760.- Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una cosa,
o si ésta es arrojada, los dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente
por el daño que cause. Sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción.
Se menciona como legitimados pasivos a los dueños y los ocupantes de la parte del
edificio de la que proviene la cosa. La referencia al ocupante busca ampliar el alcance del
art., ya que incluye cualquier persona que habite en el inmueble, pero la referencia
genérica al ocupante no excluye la responsabilidad del dueño. Esas categorías, dueño y
ocupante, son mucho más precisas que las de padres de familia o inquilinos de la casa que
empleaba el C.V.
Finalmente la disposición precisa que los responsables son los dueños u ocupantes de la
"parte" del edificio de la que la cosa cae o es arrojada, lo que excluye la responsabilidad
de quienes habiten o sean propietarios de otros sectores.
La norma precisa que el dueño u ocupante responde objetivamente. Es decir que en nada
importa la valoración subjetiva de su conducta, lo cual encuentra su razón de ser en la
necesidad de amparar a los transeúntes contra las agresiones que pueden emanar de los
edificios frente a los cuales transitan.
En los supuestos regidos por la norma, la ley formula una presunción de causalidad a
nivel de autoría, ya que presume, salvo prueba en contrario, que todos los dueños u
ocupantes de la parte del edificio de la que cayó la cosa son autores del daño. Queda a su
Sienta un principio general según el cual todos los integrantes de un grupo responden
objetiva y solidariamente por el daño ocasionado por uno de ellos, si éste no ha podido
ser identificado. Se trata de los casos en que el daño es causado por un miembro no
identificado de un grupo que sí está determinado. Es un supuesto de causalidad alternativa
o disyunta, en realidad, el daño es causado por una persona o por otra, pero de manera
alternativa o excluyente. En tal caso, la ley presume que todos los miembros del grupo
han sido coautores del daño, y les imputa responsabilidad objetiva. Hay una presunción
de causalidad a nivel de autoría.
Una vez determinados esos elementos la ley presume la relación causal e imputa la autoría
a todos los integrantes del grupo, quienes responden solidariamente, no se requiere la
demostración de la autoría de cada uno de los responsables, sino que el daño provino de
alguno de ellos, que no se pudo identificar. Cualquiera de los miembros del grupo puede
eximirse acreditando que no ha contribuido a la producción del daño.
Cuando el daño es causado por uno o algunos miembros de un grupo de riesgo, todos sus
integrantes responden solidariamente. En este caso no hay causalidad disyunta, ni
presunción de autoría, sino que se considera que, más allá del obrar del sujeto que
ocasionó concretamente el perjuicio, éste deriva del riesgo generado por el grupo en sí
mismo, y por eso todos sus integrantes responde en calidad de coautores.
Para que resulte aplicable el daño debe derivar de una actividad peligrosa desarrollada en
conjunto, existe una unidad o individualización de la acción que constituye la causa del
perjuicio. Es por eso que se requiere únicamente que exista relación causal adecuada entre
el accionar del grupo por sí considerado y el daño sufrido por la víctima. Satisfechos estos
recaudos, cada uno de los miembros del grupo responde solidariamente como coautor y
por el solo hecho de haber participado en la creación del riesgo desplegado por la
actividad grupal.
Para que se configure este supuesto: 1. Debe haber un grupo; 2. El grupo debe realizar
una actividad riesgosa, es decir que por su propia naturaleza o por las circunstancias de
su realización debe generar un riesgo o peligro para terceros; 3. Que medie relación causal
entre el riesgo generado por el grupo y el daño cuya reparación se reclama.
Son legitimados pasivos todos los integrantes del grupo, quienes responden
solidariamente frente a la víctima. Se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva,
con fundamento en el riesgo generado por el accionar grupal. La única eximente admitida
por la ley es la prueba de no haber integrado el grupo. En consecuencia —a diferencia de
lo que ocurre en la responsabilidad del autor anónimo—, la prueba de quién fue el autor
material del perjuicio, o de que el demandado no lo produjo, no exime a este último
Resta aclarar que también podría intentar el demandado probar la causa ajena, es decir
que el daño no fue causado por el accionar del grupo, sino por la propia víctima, un caso
fortuito, o un tercero por quien los miembros del grupo no deben responder. Sin embargo,
3. Responsabilidad por el hecho de los animales: El C.V regulaba los daños producidos
por animales dentro de las obligaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son
delitos.
Antecedentes: las leyes de Manú impusieron multas a los propietarios de animales que
causaban daños e incluso llegaron a castigar a los mismos animales. En cambio el derecho
romano diferencio los actos en que los animales obraban como un medio instrumental del
hombre de aquellos perjuicios causados por un animal cuando actuaba con cierta
autonomía. Se estableció una acción que se otorgaba ante el perjuicio causado sin culpa,
porque los semovientes, al no tener raciocinio, no podían acción con incuria. Se exigió
que la lesión la produjera un cuadrúpedo doméstico y que hubiera actuado contra las
costumbres de su especie. La ley de las XII tablas les otorgó a las victimas una acción
contra el propietario. Era una acción de carácter noxal por la cual el demandado podía
cumplir indemnizando o entregando al animal al damnificado.
Las partidas siguieron esta tradición y diferenciaron a los animales mansos de los feroces.
Los daños producidos por los primeros debían pagarse o bien entregar al animal; en el
caso de los feroces la pena era del doble del perjuicio.
Animales feroces: el daño causado por un animal feroz, del que no se reporta utilidad para
la guarda o servicio de un predio será siempre imputable al que lo tenga, aunque no le
Daños entre animales: El daño causado por un animal a otro era indemnizado por el
dueño del animal ofensor si éste provocó al animal ofendido; si el animal ofendido
provocó al ofensor el dueño de aquella no tenía derecho a indemnizar.
CCC: ART 1759.- Daño causado por animales. El daño causado por animales,
cualquiera sea su especie, queda comprendido en el artículo 1757.
El nuevo texto unifico en una sola norma las disposiciones de los ocho artículos del
código anterior y estableció que la responsabilidad por los daños causados por animales
está comprendida en la responsabilidad objetiva, que incluye la actividad riesgosa o
peligrosa. En consecuencia, el dueño o guardián del animal solo se exime total o
parcialmente probando el hecho de la víctima, el de un tercero por quien no debe
responder, la ruptura del nexo causal o el caso fortuito, es decir la concurrencia de la
causa ajena. La norma comprende a los animales de cualquier especie en alusión al
distingo anterior del C.V entre animales domésticos y feroces, categoría que se suprimió.
Sistema anterior del C.V: antes de la reforma introducida por la ley 171711 el principio
general del art. 1113 era la obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños
que causaren los que están bajo su dependencia o por las cosas de que se sirve o tiene a
su cuidado. Se decía en el art. 1133 que cuando de cualquier cosa inanimada resultaba
daño alguno, su dueño respondía por la indemnización, si no probaba que de su parte no
había culpa como en los casos: de caídas de edificios o de construcciones en general, en
el todo o parte; caídas de árboles expuestos a caer por casos ordinarios, entre otros. A su
vez en el art. 1134 se estipulaba que tenía lugar la indemnización del daño causado por
ruina de edificios, probándose que hubo negligencia de parte de su dueño o de su
representante, en hacer las reparaciones necesarias o en tomar precauciones oportunas,
aunque la ruina provincia de vicio en la construcción.
En los daños ocasionados por el hombre con las cosas, se aplicaba la disposición de los
hechos del hombre (art. 1109) que establecía que todo el que ejecutaba un hecho, que por
su culpa o negligencia causaba un daño a otro, estaba obligado a la reparación del daño,
en este caso la victima debía demostrar la culpa del demandado. En cambio cuando el
daño era ocasionado por las cosas jugaba una presunción de culpa contra el dueño o el
guardián que debían destruir mediante la prueba en contrario.
El hecho del hombre se diferencia del hecho de la cosa donde la participación de la cosa,
no sigue pasivamente la acción del hombre. A la víctima le conviene que sea hecho de la
cosa porque al ser un factor objetivo, la va a ser más difícil de liberarse. Contrariamente
al demandado le convendrá que sea hecho del hombre porque como es factor subjetivo,
se libera demostrando su falta de culpa
Se diferenciaban: 1. Los daños causados con las cosas; 2. Los daños causados por el vicio
de las cosas; 3. Los daños causados por el riesgo de las cosas.
Se planteaba el problema de los supuestos que quedaban dentro del art que regula los
hechos del hombre (art. 1109) dada la variedad de casos del art. 1113. Para algunos
siempre que intervenía cosas en la producción del daño la norma aplicable era el art. 1113,
ya que el art. 1109 era sumamente restringido y solo comprendía los supuestos de golpes
de puño, injuria verbal. Para otros, el art. 1113 sólo contemplaba los daños en cuya
producción las cosas tenían un rol determinante, requerían de la participación o
intervención activa que se manifiesta cuando la cosa ha sido causa adecuada del daño,
también existía participación activa cuando la cosa se había escapado del control del
hombre.
DAÑOS CAUSADOS CON LA COSA: en los daños causados con la cosa, el propietario
o guardián para liberarse de responder, debía demostrar su ausencia de culpabilidad. No
había acuerdo doctrinal acerca de cuales son los daños que encuadraban en esta categoría:
para la mayoría de la doctrina entendía que el daño con la cosa se ajustaba a la
denominación de hecho del hombre, es decir, el que se produce cuando alguien utiliza un
objeto, se vale de él y el mismo le sirve como medio instrumental para causar un daño,
por lo que los casos previstos en el art. 1109 quedaban reducidos a los simples hechos
propios del hombre. Para este criterio cada vez que un objeto utilizado por el hombre
causaba un daño a tercero, jugaba contra el responsable una presunción de culpabilidad y
el caso quedaba fuera de los alcances del art 1109. Otros afirman que la categoría de
daños con las cosas exige una participación activa de ésta pero la distinguen de los daños
derivados del riesgo en que se trata de cosas no peligrosas que no necesitan ser guardadas
ni controladas. Otros dicen que hay necesidad de participación activa de la cosa pero el
daño no se trata de un hecho del hombre ni deriva del riesgo ni vicio de la cosa, existe
participación activa pero no derivó del peligro que normalmente encierra ese tipo de
cosas.
TESIS DE LA DUALIDAD: son dos casos distintos; uno se refiere a la creación de riesgo
en virtud de los medios utilizados o de la actividad desarrollada, ya que si bien todas las
cosas pueden ofrecer algún riesgo, muchas son excepcionales. Se trata de un tipo de
responsabilidad ultraobjetivo, donde en nada interviene la culpa. En el vicio, existe una
culpabilidad que se le atribuye al propietario o guardián.
CCC: Art. 1757 Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por
el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas
o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su
realización.
Reemplaza la segunda y tercer parte der art. 1113 del C.V Prevé el riesgo creado y el
vicio de las cosas y de las actividades riesgosas y peligrosas que constituyen el facto de
atribución de responsabilidad objetivo. Mantiene el distingo entre riesgo y vicio y
suprime la anterior responsabilidad por los daños causados con las cosas, fundada en la
presunción de culpa del C.V.
El fin específico del riesgo creado es posibilitar la indemnización del daño causado por
el riesgo o vicio con indiferencia de toda idea de culpa. El riesgo creado regula la
responsabilidad civil por el hecho de las cosas y constituye el principio rector.
Pesan presunciones concurrentes sobre el dueño o guardián, quienes deben afrontar los
daños causados a otro, salvo que prueben la existencia de circunstancias eximentes.
Además se prevé el riesgo de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su
naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización. En tal
caso es responsable quien por sí o por terceros realiza, se sirve u obtiene provecho de la
actividad riesgosa o peligrosa. Las actividades peligrosas completan e integran a las
riesgosas ya que peligroso significa que tiene riesgo o puede ocasionar daño.
En e. C.V se discutía si el art. 1113 comprendía a las actividades riesgosas y esta requería
la utilización de cosas
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El actor debe probar la legitimación activa y pasiva: la existencia del daño (prueba del
hecho) y la relación causal entre el hecho y el daño. Quedando así el dueño o guardín
obligado a demostrar la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder
o la existencia de fuerza mayor.
Al riesgo o vicio puede adicionársele la culpa del dueño o guardián demandados. Por lo
que es admisible una imputación dual y concurrente de responsabilidad (riesgo creado
más culpa).
Dentro de las eximentes el C.V establecía el uso de la cosa contra la voluntad del dueño
o guardián: uso contra la voluntad es el realizado con oposición del dueño o guardián. No
basta que el agente lo haya usado sin autorización o en ausencia del responsable, sino que
debe haber oposición expresa o tácita. Mientras esta oposición no existía subsistía la
responsabilidad. La prueba del uso contrario a la voluntad incumbía a quien quería
liberarse.
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Dueño: Es el titular del derecho real de dominio. Es el que reviste esa condición al
momento del hecho lesivo y como no se trata de una obligación propter rem la
enajenación posterior no lo libera de responsabilidad.
1. guarda material: el que tiene un poder de hecho o una simple relación fáctica. La
utilización de la cosa mediante su ejercicio material consagra la titularidad dispositiva.
La vinculación nace como una realidad concreta de los hechos, sin relación de ninguna
otra naturaleza.
2. guarda jurídica: cuando el sujeto tiene una facultad de iure que le permite ejercer sobre
la cosa un derecho o poder jurídico de dirección, vigilancia efectiva, control resultando
indiferente que lo ejercite por sí o por intermedio de representantes o dependientes. Era
la posición de la mayoría de la doctrina.
4. guarda intelectual: también llamada de poder de mando, nace del criterio de dirección
de la cosa. Es quien dispone el cuidado de la cosa, su movilidad o no.
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El dueño y guardián responden en base a la propiedad u poder o mando sobre las cosas,
pero en las actividades en las que no sólo hay cosas sino también conjunción de tareas y
personas, el legitimado pasivo es mas amplia: quien realiza, ejecuta o desarrolla la
actividad con un poder factico, autónomo e independiente de dirección sobre ella. No esta
en juego la autoría material sino la titularidad de la actividad.
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Responsabilidades Especiales
3. Sujetos responsables
Son responsables el dueño y el guardián del automotor.
Por dueño, en materia de automotores, debe entenderse al titular inscripto, quien si no efectuó
la transferencia deberá haber realizado la denuncia de venta, o al menos acreditar
fehacientemente la transferencia de la guarda.
Por guardián, se considera a quien venía manejando o tenía la guarda del automóvil.
4. Consideraciones relevantes:
1. La invasión del carril contrario o circulación a contramano hace presumir su
responsabilidad.
2. El rodado detenido en el carril de una autopista configura una anomalía de tal magnitud e
imprevisibilidad, que en términos de normalidad no responsabiliza al conductor que lo
embistiera.
5. Tipo de responsabilidad:
Este artículo consagra la responsabilidad objetiva, que ya venía siendo receptada por la
doctrina y la jurisprudencia.
Personas responsables:
Responsable es el explotador de la aeronave que haya causado el daño o de donde partió la
cosa arrojada o caída. Resulta explotador quien utiliza la cosa en forma legítima, en su
propio interés, aun sin fines de lucro.
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Régimen indemnizatorio:
Se debe indemnizar sólo el daño que surge en virtud de la conexidad causal directa con el
antecedente fáctico. Nunca son reparables las consecuencias mediatas, ya que se unen a
otro hecho para producir el resultado, y mucho menos las causales y remotas.
El Código Aeronáutico fija límites de importes máximos indemnizatorios conforme a una
base que tiene en consideración el peso de las aeronaves.
Causales de eximición:
Al igual que todos los sistemas objetivos de responsabilidad prevén causales de eximición
cuando aparece la denominada causa ajena, que por ser tal rompe el nexo de causalidad
entre la actividad riesgosa y el perjuicio ocasionado.
Ocurre cuando hay culpa de la víctima; cuando un tercero toma la aeronave y la utiliza
contra la voluntad del explotador, y éste previó todos los recaudos ara que ello no ocurra
(sólo será responsable el tercero usurpador).
La responsabilidad por daños nucleares tiene un claro facto objetivo y se sostiene en la
teoría del riesgo creado. Al responsable se le obliga a tener un seguro, y en forma
subsidiaria el Estado debe también responder, ante la insolvencia del demandado, o de su
aseguradora.
-En cuanto a las causales de exoneración: la primera causal es el dolo o culpa grave de la
misma víctima. También cuando el daño es originado por un conflicto armado,
hostilidades, guerra civil o insurrección, lo cual configura una especie de caso fortuito, que
aparece como única causa del perjuicio.
Estas causales dejan de tener virtualidad si el hecho acaece por acción u omisión dolosa del
explotador.
El régimen de responsabilidad de los profesionales liberales presenta notas específicas que
lo diferencian del sistema general. Máxime teniendo en cuenta la forma en que surge su deber
de responder que, en general, tendrá sustento en el incumplimiento del contrato celebrado
entre el experto y su cliente. Es por eso que la disposición en comentario remite a las
previsiones del. Código en materia de obligaciones de hacer (arts. 773 y SS.), pues la
prestación a la que se compromete el profesional liberal reviste dicho carácter.
En este sentido, el artículo 1768 establece específicamente que los profesionales liberales
responderán subjetivamente por el daño ocasionado, salvo que se hayan comprometido a
alcanzar el resultado perseguido por el acreedor. De esta forma, y atento a la expresa
remisión que realiza el Código, el profesional liberal responderá subjetivamente cuando se
haya comprometido a realizar cierta actividad, con la diligencia adecuada, sin perjuicio de
que logre o no satisfacer el interés del acreedor (obligación de medios, art. 774, inc. a, del
Código).
Síntesis:
-Responsabilidad subjetiva:
La responsabilidad es por regla subjetiva. Esto quiere decir que el profesional sólo responde
por culpa. La culpa, además debe demostrarse por la víctima. Excepcionalmente se
aplicarán las cargas probatorias dinámicas del art. 1735.
-Obligaciones de resultado:
Cuando el profesional se comprometió a lograr un resultado y no lo cumplió, la
responsabilidad no es subjetiva sino objetiva. Es un caso del inc. c del art. 744.
-Actividad profesional que utiliza cosas
En muchas situaciones los profesionales utilizan cosas riesgosas o peligrosas en su
desempeño, de las cuales suelen ser dueños o guardianes. Sin embargo la responsabilidad
no es objetiva. Sólo cuando la cosa es viciosa, el profesional responde en forma objetiva.
RESPONSABILIDAD DEPORTIVA:
El deporte como, como actividad lúdica promovida y difundida por el estado y practicada
masivamente por la población, puede generar daños.
Para Llambías, la actividad deportiva consiste en “la aplicación de la energía física o
mental, con intensidad superior a la normal, en un juego o competición, conforme a las
reglas preestablecidas”. De ello es posible establecer algunas reglas: a)que se trata de una
actividad donde hay un esfuerzo o destreza física mayor; b) que con ello se sigue una
finalidad de esparcimiento o recreación, y c) que se rige por normas preestablecidas a las
que se someten los contendientes.
Dentro de los accidentes deportivos hay que distinguir los supuestos de: