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El Libro de Los Fantasmas PDF
El Libro de Los Fantasmas PDF
Este libro se escribió gracias al apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Andrés Acosta
Consejo Editorial: José Sergio Manzur Quiroga, Simón Iván Villar Martínez,
Joaquín Castillo Torres, Eduardo Gasca Pliego, Raúl Vargas Herrera
ISBN: 978-607-495-363-3
Impreso en México
Francisco de Quevedo
Blanca Varela
El misterio
que me habita:
corazón
que palpita.
Todos tenemos
un hermano secreto
en cada espejo.
La comezón:
una mano invisible
que roza tu hombro.
Ella aparece
en mi fotografía
sólo de noche.
Camino solo.
Tus huellas en la arena
van a mi lado.
En el campo resuena
tu melodía,
¡oh!, guitarra sin cuerdas.
Sobre la cama,
tus ropas extendidas
se agitan solas.
A medianoche despierto,
oigo una voz que me llama.
¿Acaso será un espectro
o sólo el viento que pasa?
Zigzaguea el relámpago.
Es un fantasma
que lleva mucha prisa.
Un rechinido,
la puerta se abre sola:
entra la noche.
En un parque vacío
los columpios se mecen.
Los fantasmas chiquitos,
¡claro que se divierten!
Preguntó el viejo:
¿crees en aparecidos?
Y se esfumó.
El balero:
un señor
que intenta una
y otra vez
colocarse
la cabeza
en el cuello.
El yo-yo
va que viene
todo el tiempo
de este lado
hacia el otro.
Vivo o muerto,
se entretiene.
Baila ágil
el títere
ya libre:
sin hilo
alguno.
El trompo,
que gira
y gira,
que busca
y no halla,
sólo es
un alma
en pena.
Catrina de Posada:
¡a cada rato
sueltas la carcajada!
Lívidos y ojerosos
fantasmas, ¡pobres!:
en ningún sitio encajan.
Y los aparecidos,
sin amistades,
transitan solitarios.
El inútil destino
de los espectros
que a nadie atemorizan.
A medio patio
un remolino de hojas
se eleva al cielo.
En el jardín,
una estatua se mueve:
nadie lo nota.
Miles de dedos
tamborilean
en mi ventana:
¡lluvia!, le llaman.
El eco:
espejo
sonoro.
¿Será tu llanto
el que escucho en la niebla,
sauce llorón?
En pleno
desierto,
un barco
remonta
las dunas.
Dime, desierto:
¿adónde se fue el mar?,
¿o aún sigue aquí?
Los espejismos
son enormes fantasmas
que se deslizan.
Embebidos
en las páginas,
los lectores
viajan lejos
libro adentro.
La esfinge de granito
observa y calla.
¿Qué gran secreto guarda?
La casa vacía
se llena de nobles.
Gente de otro tiempo
que tú no conoces.
¡Uy!, gritos y música:
grandes emociones.
Ya por la mañana
hay puros rumores.
Yo tengo un tío
que sufre por ser manco
del tercer brazo.
Un espejo
que refleja
a cualquiera
¡ay!, excepto…
¡a ti!
La luz respira,
las sombras se retraen:
¡desaparezco!