Está en la página 1de 2

La depresión (del latín depressio, que significa ‘opresión’, ‘encogimiento’ o ‘abatimiento’) es el

diagnóstico psiquiátrico y psicológico que describe un trastorno del estado de ánimo,


transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y
culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y
de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia). Los trastornos depresivos pueden
estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad.

El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan


principalmente a la esfera afectiva: como es la tristeza constante, decaimiento, irritabilidad,
sensación de malestar, impotencia, frustración a la vida y puede disminuir el rendimiento en el
trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida
o desconocida. Aunque ese es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede
expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor
parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de
expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede
no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades
lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del
tiempo.

El origen de la depresión es multifactorial. En su aparición influyen factores biológicos,


genéticos y psicosociales. La Psico-Neuro-Inmunología plantea un puente entre los enfoques
estrictamente biológicos y psicológicos.1

Diversos factores ambientales aumentan el riesgo de padecer depresión, tales como factores
de estrés psicosocial, mala alimentación, permeabilidad intestinal aumentada, intolerancias
alimentarias, inactividad física, obesidad, tabaquismo, atopia, enfermedades periodontales,
sueño y deficiencia de vitamina D.12

Entre los factores psicosociales destacan el estrés y ciertos sentimientos negativos (derivados
de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o
tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, contexto social, aspectos de la personalidad, el
haber atravesado una experiencia cercana a la muerte) o una elaboración inadecuada del
duelo (por la muerte de un ser querido).

Un elevado y creciente número de evidencias indica que los episodios depresivos se asocian
con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central y cambios estructurales en el
cerebro, producidos a través de mecanismos neuroendocrinos, inflamatorios e
inmunológicos.1 Existe un creciente número de pruebas que demuestran que la depresión está
asociada con una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado, aumento del estrés oxidativo y
aparición de respuestas autoinmunes, que contribuyen a la progresión de la depresión.2 Las
citoquinas pro-inflamatorias causan depresión y ansiedad,2 y se ha demostrado que sus
niveles están elevados en los pacientes con síntomas depresivos,12 lo que puede explicar por
qué los influjos psicosociales y los traumas agudos pueden desencadenar trastornos del estado
de ánimo en personas vulnerables, como aquellas con una predisposición genética o las que
tienen una mayor carga inflamatoria.2 El vínculo entre los procesos inflamatorios y los
síntomas de la depresión se confirma por la asociación de síntomas depresivos con
enfermedades inflamatorias, autoinmunes o neuroinflamatorias, tales como el asma, la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la enfermedad cardiovascular, la diabetes, la
alergia, la artritis reumatoide, la enfermedad celíaca, la esclerosis múltiple y la enfermedad de
Parkinson.12

La depresión puede tener importantes consecuencias sociales, laborales y personales, desde la


incapacidad laboral (ya que se puede presentar un agotamiento que se verá reflejado en la
falta de interés hacia uno mismo, o incluso el desgano para la productividad, lo cual no solo
afectará a quien está pasando por la depresión, sino también a quienes lo rodean) hasta el
suicidio. Otros síntomas por los cuales se puede detectar este trastorno son cambio del
aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de voz bajo, constante tristeza, llanto
fácil o espontáneo, disminución de la atención, ideas pesimistas, ideas hipocondríacas y
alteraciones del sueño. Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se
propone el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo han demostrado ser
especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el sentido clínico del término, no
coloquial).3

El término en psicología de conducta (ver terapia de conducta o modificación de conducta)


hace referencia a la descripción de una situación individual mediante síntomas. La diferencia
radica en que la suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome, sino conductas
aisladas que pudieran si acaso establecer relaciones entre sí (pero no cualidades emergentes e
independientes a estas respuestas). Así, la depresión no sería causa de la tristeza ni del
suicidio, sino una mera descripción de la situación del sujeto. Pudiera acaso establecerse una
relación con el suicidio en un sentido estadístico, pero tan sólo como una relación entre
conductas (la del suicidio y las que compongan el cuadro clínico de la depresión). Es decir, en
este sentido la depresión tiene una explicación basada en el ambiente o contexto, como un
aprendizaje desadaptativo.

Los principales tipos de depresión son el trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico, el
trastorno ciclotímico, el trastorno afectivo estacional y la depresión bipolar. El trastorno
depresivo mayor, el distímico y ciclotímico son las formas más comunes de depresión, el
trastorno distímico y ciclotímico son más crónicos, con una tristeza persistente durante al
menos dos años. El trastorno afectivo estacional tiene los mismos síntomas que el trastorno
depresivo mayor, en lo que difiere es que se produce en una época del año, suele ser el
invierno. La depresión bipolar es la fase depresiva de un trastorno llamado trastorno bipolar.4

También podría gustarte