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Lectura #2 Aspectos Históricos de La Categoría Problemas de Aprendizaje
Lectura #2 Aspectos Históricos de La Categoría Problemas de Aprendizaje
han jugado un papel importante en el diagnóstico, evaluación e intervención respecto a este tipo de
problema.
Samuel Kirk en 1962, señaló que un problema de aprendizaje se refiere al retardo, desorden o
desarrollo tardío de uno o más de los procesos referentes a: habla, lenguaje, lectura, escritura,
aritmética u otras materias escolares. Y que resultan de una incapacidad psicológica causada
posiblemente por una disfunción cerebral mínima y/o por un disturbio emocional. Estos problemas no
son originados por retardo mental, deprivación sensorial, o por factores culturales o instruccionales
(Hammill, 1990).
Posteriormente en 1965, Bateman introduce la noción de discrepancia educacionalmente significativa
entre el potencial estimado y nivel actual de ejecución; noción que coincide con la planteada por Kirk
en el sentido de que lo que se encuentra afectado son los procesos involucrados en el aprendizaje y
en la cláusula de exclusión, a través de la cual se especifican quiénes no están incluidos en la
definición (Hammill, 1990).
En 1968 el Comité Nacional Asesor Pro-Niños Impedidos, organismo creado en Estados Unidos por
la Oficina de Educación, estableció una definición similar a la que Kirk estableció en 1962, con tres
diferencias importantes:
a) No se plantea como causa de un problema de aprendizaje un disturbio de tipo emocional.
b) Se restringe esta categoría a la población infantil.
c) Se añaden los desórdenes del pensamiento a los problemas académicos y del lenguaje como
ejemplos de problemas específicos de aprendizaje (Hammill, 1990).
En 1969, aparece una definición propuesta por Kass y Myklebust, quienes intentan resolver algunos
de los problemas que se presentaban con la definición anterior, introduciendo por ejemplo lo referente
a procedimientos de diagnóstico y educación especial. De esta manera, estos autores indicaron como
aspectos importantes de la definición los siguientes:
a) que los problemas de aprendizaje se referían a uno o más déficits significativos en los procesos
esenciales para aprender y que requerían de técnicas especiales de remedio,
b) que los niños que tenían este problema mostraban una discrepancia entre su rendimiento actual y
el esperado en algunas tareas como: habla, lectura, escritura, matemáticas y orientación espacial,
c) que este problema no era consecuencia de incapacidad sensorial, motora, intelectual, emocional
o cultural,
d) que los déficits significativos estaban definidos en los términos de los procedimientos aceptados
en educación y psicología,
e) y que los procesos involucrados se referían a percepción, integración y expresión, tanto verbal
como no verbal (Hammill, 1990).
De esta manera, a partir de la década de los sesentas en las definiciones propuestas, pueden
encontrarse conceptos que han sido y siguen siendo objetos de debate, en primer lugar se introduce
el concepto de discrepancia entre la habilidad y el logro y en segundo lugar no se plantea la
disfunción del sistema nervioso central como causa de tal tipo de problemas, sino como algo que
puede acompañarlos o no. Este último aspecto continua estando en discusión tal como ha sido
señalado recientemente por autores como Taylor y Sternberg (1989). Swanson (1988), señala por
ejemplo, que la liga entre la neuropsicología y la cognición es mencionada en las definiciones de
problemas de aprendizaje en las que se incluye la consideración de que tales problemas son
intrínsecos al individuo, por lo que se presume que se deben a una disfunción del sistema nervioso
central. Sin embargo para este autor es conveniente que se sigan buscando indicios que realmente
sean útiles tanto a psicólogos como a educadores.
Otros aspectos de las definiciones de esta década son los que se refieren a la introducción de los
procedimientos de diagnóstico e intervención así como a que tampoco es considerada como causa de
las dificultades de aprendizaje la referente a los disturbios emocionales.
Posteriormente en la década de los setentas, un conjunto de especialistas propone en 1975 la
siguiente definición: un problema específico de aprendizaje se refiere a los niños de cualquier edad
que demuestran una deficiencia substancial en aspectos particulares del logro académico debida a
incapacidades perceptuales o perceptivo-motoras, a pesar de la etiología y de otros factores que
influyen. El término perceptual utilizado en esta definición, concierne a los procesos mentales
(neuropsicológicos) a través de los cuales los niños adquieren alfabetos básicos de sonidos y formas
(Wepman, Cruickshank, Deutsch, Morency y Strother, 1975, en Hammill, 1990).
Una limitación importante de esta definición radica en el hecho de reducir los problemas de
aprendizaje a la inhabilidad en los procesos perceptuales y plantear a estos últimos como básicos en
el logro académico. De hecho, cabe indicar que esta concepción ha sido ampliamente cuestionada,
Tarver y Ellsworth (1981) enfatizan por ejemplo, que el mayor problema de los lectores deficientes no