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SEDE BUCARAMANGA
PROGRAMA DE PSICOLOGÍA
Presentado por:
MARCEL RUBÉN RINCÓN APARICIO
BUCARAMANGA
DICIEMBRE
2016
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Tabla de Contenido
Introducción ................................................................................................................ 4
Justificación ................................................................................................................ 9
Objetivos ................................................................................................................... 12
Objetivo específicos.............................................................................................. 12
Metodología .............................................................................................................. 34
Instrumentos.......................................................................................................... 34
Procedimiento ....................................................................................................... 35
Resultados ................................................................................................................. 36
Discusión .................................................................................................................. 46
Grafico 1 : Una de las formas más comunes de violencia encontradas es: .............. 20
Introducción
Incontables son los inconvenientes que quedan por resolver en relación con la violencia
conyugal, desde que se comenzó a investigar este fenómeno, han sido frecuentes las
discusiones sobre sus causas o la efectividad de las diferentes medidas aplicadas para su
eliminación, algunas de las controversias se centran en el papel que desempeña el
paradigma de género y cómo el hombre puede llegar sufrir violencia por parte de su pareja,
con base en esto se realiza una revisión sistemática de literatura sobre la “tipología del
hombre victima de la violencia conyugal”, se sabe que esto representa un aporte desde un
nivel exploratorio en el cual se desarrollan unos contenidos teóricos y metodológicos, que
se consideran cercanos a la realidad, el sustento teórico está relacionada en varias partes:
primero, la sociedad patriarcal, y como esta configura la forma en que los hombres y las
mujeres se relacionan; segundo, la violencia desde la niñez, y como este afecta en la
situaciones de violencia en el futuro; tercero, los primeros maltratos desde el noviazgo, y
cuarto, la violencia hacia los hombres.
Inicialmente se busca revisar varias investigaciones y ellos que nos confirmen como el
hombre puede llegar a ser víctima de su pareja, no necesariamente desde la violencia física
sino desde los otros tipos de violencia que se generan.
Entre los resultados más importantes de esta investigación hacia la violencia de los
hombres es que los hombres reaccionan permaneciendo en silencio. Este silencio es
animado, a menudo, por factores tales como el miedo al ridículo, o a la reacción violenta de
su mujer. Incluso, cuando un hombre ha probado que él es la víctima, parece que la línea de
conducta que le queda es solamente salir del hogar. Esto implica separarse de sus hijos y
experimentar a menudo la dificultad para mantener un contacto regular con ellos.
Según Huertas (2006) citado de Pérez A (2007) “cada año mueren más de 1.6 millones
de personas en el mundo como consecuencias de actos violentos y más de 500.000 son
producto de la violencia interpersonal.” En la actualidad en muchos de los países están
preocupados por las muertes, que año tras año ocurren entre cónyuges o ex cónyuges, lo
cual lo lleva a considerarse un serio problema de salud pública.
Sacar evidencias que los hombres también pueden ser centro de la violencia domestica
(aunque no necesariamente sean más frágiles físicamente, ni ancianos) han producido un
giro en las investigaciones, escasas aun, a pesar de que autores como Williamson (1995)
“advirtieron que desde 1995, Murray Strauss, Richard Gelles y Susan Steinmetz, son los
pioneros sobre la violencia domestica, en la cual averiguaron que los varones conforman el
50% de víctimas reales.”
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Una publicación de Straus (2006) “Durante más de 25 años se han puesto en tela de
juicio, a veces con actitud, las investigaciones que demuestran que las mujeres ejercen la
violencia física contra sus parejas masculinas en una proporción si miliar a la ejercida por
los varones contra sus parejas femeninas, sin embargo, los datos de casi 200 estudios son
concluyentes.” Esto basado en más de 111 estudios que expone en la prevalencia de la
violencia bidireccional y cruzada.
Las mujeres tienen la misma capacidad de atacar físicamente a sus hombres, en contra de
los mitos de que las mujeres solo recurren a la violencia por autodefensa. En Colombia de
cada 100 denuncias que llegan a las comisarias de familia o inspecciones de policía del
departamento solo ocho corresponden a hombres que dicen ser maltratados por sus esposas
o compañeras sentimentales, así lo reveló la Secretaria de equidad de género, la cual
explica que los hombres no denuncian el maltrato por motivos culturales asociados a la
virilidad que ha formado la sociedad (Gualdron, 2014)
Cabe resaltar que las cifras están en aumento de los hombres victimas por parte de su
conyugue, según el informe Forenses 2012 de Medicina Legal, de los 14.394 asesinatos en
contra de hombres que ocurrieron en 2012 en Colombia, 24 fueron perpetrados por la
pareja o ex pareja. Un índice muy bajo En 2011, por otro lado, los hombres asesinados por
su pareja o ex pareja fueron 37 mientras que en las mujeres llegaron a los 130. Esa misma
referencia se puede notar en las cifras de maltrato intrafamiliar. En 2012 alrededor de 6.779
hombres denunciaron haber sido víctimas de maltrato, 2.667 fue infringido por su
compañera permanente. El mayor presunto agresor de las mujeres también es el compañero.
Según las denuncias recibidas en ese año recibieron 20.496 casos de los 47.620 registrados.
Si se compara con 2011 hubo un leve aumento en las cifras: 6.669 dijeron haber sido
víctimas de maltrato, mientras que en las mujeres hubo 51.092 denuncias. (Gualdron, 2014)
Así mismo poder analizar de donde proviene el problema de violencia, es esencial saber
que la violencia es un acto, y debido a ello se debe explicar qué es el actuar.
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Giddens (1997) Señala que cuando una persona acude a encuentros sociales “cara a cara”
con otros individuos y requiere explicar su actuar menciona sus motivos psicológicos, o
bien sus causas racionales y sociales, a esta doble explicación se le denomina “doble
hermenéutica”, pues los individuos explican cómo influyeron a los demás y a su vez cómo
los demás lo hacen con ellos.
Igualmente, Giddens (1997) establece que cuando la persona crea un discurso explicativo
sobre su acto está realizando otro tercer acto que no es ni racional ni emotivo, sino
reflexivo. Por tanto, para Giddens lo social, lo psicológico y lo reflexivo explican el actuar
de una persona, que además se ve influenciada por otros dos factores: el poder, y el tiempo
y el espacio.
Otro aspecto importante para esta revisión sistemática de literatura aparte de conocer el
origen de los actos violentos es saber que desde muy temprana edad los hombres sufren
violencia por parte de sus parejas, de acuerdo con Armendáriz (2002), ha sido una creencia
socialmente aceptada que el noviazgo es la época “ideal” de una pareja, sin embargo, la
realidad se muestra diferente porque las jóvenes parejas muchas veces se enfrentan a
situaciones violentas. (Alegria de Angel, 2013)
Justificación
Mucho se habló y se habla sobre violencia doméstica. Las mujeres, poco a poco,
aprendieron a denunciar malos tratos por parte de sus maridos, pero el fenómeno tiene otra
cara y en ocasiones las víctimas son ellos. No sin cierta timidez, algunos hombres empiezan
a animarse a buscar ayuda cuando se sienten superados por las agresiones, físicas o
psicológicas de sus parejas
Con todas las situaciones violentas que se han registrando en los diferentes periódicos
nacionales e internacionales y algunas investigaciones realizadas dónde revelan datos
importantes sobre el tema de la violencia en la pareja, ejercida hacia el varón, estos hechos
han alertado a la sociedad sobre la existencia de esta manifestación de la violencia de
género.
El género, para abordar este concepto hay que resaltar la diferencia que existe entre este y
el sexo, debido a la confusión que se presenta en gran parte alrededor de dicho término; el
género hace referencia a hechos sociales mientras que el sexo hace referencia al hecho
biológico. Según los estudios de John Money, Robert Stoller, el gender rol, el rol del
género en traducción, es el conjunto de conductas atribuidas a los varones y a las mujeres.
(Vizcaino & Euseche, 2014)
Alrededor de las conductas a las que aluden los teóricos anteriormente citados se forman
ciertos tabúes. La conducta que se desarrolla es aquella que parece impropia de la mujer; se
trata de la mujer maltratante de hombres, cuestión que en la modernidad es un hecho y sin
embargo para muchos tabú, ya que algunos lo ven como una falta al patriarcado, una falta
al ego del hombre.
Los hombres maltratados por su pareja constituyen un tema tabú, por el tipo de sociedad
patriarcal en la que se vive actualmente, en donde, generalmente, la golpeada suele ser la
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
mujer, costándole admitir a estos la situación que se les presenta, por lo que no se atreven a
denunciar estos hechos, ya que los ven como algo que puede afectar su hombría. La
percepción común es que los hombres nunca son las víctimas de la violencia doméstica.
Los hechos anteriores, revelan que aunque en menor escala, efectivamente la violencia en
la pareja no solamente afecta a la mujer, sino que también existen hombres que la viven y
en estos casos se convierte en una problemática severa por las consecuencias que conlleva,
entre estas las psicológicas, físicas, familiares, laborales entre otras, agregado a esto puede
acabar en los mismos términos mortales, No obstante, esta otra cara de la moneda ha sido
poco investigada tanto por la sociedad en general como por los mismos hombres.
Por tal motivo este trabajo servirá para mejorar futuros escenarios, para evitar la
desintegración familiar y buscar alternativas que establezcan pautas para que la violencia
hacia el hombre sea atendida; de igual manera que se lo hace con una mujer, aplicando la
igualdad de género, ya que la familia constituye el ambiente social primario para los seres
humanos. De la relación entre cada uno de sus integrantes, depende el adecuado proceso de
socialización, pues en su interior donde se generan las acciones positivas o negativas que
determinan el buen o mal funcionamiento y las expectativas de un adecuado desarrollo
como individuos integrados en un contexto social determinado.
Objetivos
Objetivo general
Objetivo específicos
Marco Conceptual
Para iniciar, la revisión sistemática de literatura es definida como “un estudio interactivo,
observacional, retrospectivo, secundario, en el cual se combinan estudios que examinan la
misma pregunta. Las revisiones sistemáticas proveen una síntesis racional de la
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Cuando se habla de cultura patriarcal se le vino a llamar patriarcal para expresar que ha
sido a partir del concepto padre, entendido como categoría de poder, transcendida la
palabra desde lo biológico y real a lo simbólico y cultural, mediante el que sólo los varones
deciden quién es quién, qué lugar se le asigna a cada cual, incluidos ellos mismos o, mejor
dicho, empezando por ellos, en el orden de los acontecimientos, de las expectativas y las
necesidades. (Barbera E, 2004). En el trabajo de Cáceres y Estévez citado, definen la
violencia contra la mujer como un fenómeno multicausal, en el cual intervienen procesos
sociales, culturales y de política. (Maria Cordoba, 2011)
Al respecto conviene decir que esta cultura patriarcal tiene unos roles específicos para el
esposo y la esposa, expectativas y creencias, en el libro “Crónica de una muerte anunciada”
una mujer dice: Las muchachas de esa familia serán muy buenas esposas: fueron criadas
para sufrir, y se entiende que incluso son felices con ello. Es la manera como la sociedad
patriarcal soluciona el sufrimiento femenino dándolo por lógico y considerando que forma
parte de la naturaleza femenina. (Barbera E, 2004)
Factores sociales
Factores familiares
Factores individuales
Cualquier miembro de la familia, por el mero hecho de serlo, puede ser maltratado por su
pareja o ex pareja. No hay factores de riesgo característicos de las víctimas, aunque la
dependencia económica y una visión excesivamente dependiente de las relaciones amorosas
puede contribuir, si no al origen, sí al mantenimiento de la violencia de pareja. En el caso
de los agresores cabe destacar los siguientes factores individuales:
Interiorización de un modelo de masculinidad rígido y estereotipado.
Socialización en el valor de la disciplina.
Presencia de notas psicológicas relacionadas con la socialización sexista recibida:
misoginia, inseguridad, impulsividad, hipercontrol, etc.
“Dieta dura” de visión de violencia real o filmada.
Abuso de substancias tóxicas. (Cordoba & Perez, 2011)
La asignación de roles del hombre y la mujer en la pareja es una construcción que valida
modos de pensar, sentir y comportarse de ambos géneros, más que tener una base natural
invariable, se deben a construcciones sociales y familiares asignadas de manera
diferenciada a mujeres y hombres. “Por medio de tal asignación, a partir de estudios muy
tempranos en la vida de cada infante humano, unas y otros incorporan ciertas pautas de
configuración psíquica y social que dan origen a la femineidad y la masculinidad.” (Burin
M, 1999)
violencia conyugal que hace víctimas a cientos de mujeres, llegando incluso al asesinato.
(Cordoba & Perez, 2011)
Las familias donde se desarrolla la llamada cultura del abuso, se producen lo que Leonor
Walker denomina “síndrome de indefensión aprendida”. Estas personas estarán siempre
dispuestas a escuchar argumentos que las descalifiquen, a reconocer fácilmente errores no
cometidos y faltas mínimas como si fueran graves, y a asumir culpas frente a acusaciones.
Entre las características de la sociedad patriarcal se identifica la dominación del varón en
las relaciones sexuales, la sumisión de la mujer y el apoyo recibido por la sociedad y la
iglesia que respalda este modelo de sumisión de la mujer, a tal grado que la honorabilidad
de la mujer reside en su virginidad, y en la fidelidad al marido, hecho este que en el seno de
la familia y en la concepción religiosa son estandartes que se siguen esgrimiendo hasta la
fecha. (Gerda, 1990)
los hombres no tienen una posición igualitaria en la vida cotidiana en relación a las
mujeres, ejerciendo una relación de dominación masculina. De esta forma, el ejercicio de la
violencia es una cualidad asignada socioculturalmente a los hombres, quienes la utilizan
para legitimar el poder que poseen en el marco de las relaciones de género (Bourdieu,
2007). Esta desigualdad de género, concuerda con la dinámica de violencia castigo descrita
por Perrone R, (2005) que, por lo visto, también tendría relación con variables
socioculturales.
Según este autor, las terapias constructivistas están focalizadas en determinar cuál es el
significado que las personas le otorgan a su mundo y las acciones que realizan para intentar
regularlo y predecirlo. De esta forma, el problema no radica en determinar si las personas
ven el mundo de una forma distorsionada o disfuncional, sino simplemente en cómo ven el
mundo. El desafío está en elegir, no las visiones más verdaderas o aceptables, sino aquellas
que le permitan al sujeto hacer más preciso y útil su sistema de significados personales para
predecir el mundo (Martinez, 2008).
Otro de los aspectos más importantes es la violencia donde se evidencio que existen
varios tipos de esta.
La violencia se puede definir como una conducta intencional, cuyo objetivo prioritario es
dañar, imponer, vulnerar, reprimir o anular; posee direccionalidad, ya que siempre va
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
dirigida a una persona específica que se encuentra en una posición de más desprotección y
debilidad; es un medio posible en la resolución de conflictos, imponiendo una solución sin
utilizar el diálogo, la tolerancia y/o la negociación; es un ejercicio de poder, dado que la
violencia en cualquiera de sus manifestaciones se ejerce del más fuerte al más débil (Ruiz,
2003)
Maltrato físico: por ejemplo, abofetear, golpear con los puños, patear.
Maltrato psicológico: por ejemplo, mediante intimidación, denigración y
humillaciones constantes, amenazas, vigilancia.
Maltrato sexual: relaciones forzadas, prostitución, abuso
Maltrato social: aislar a una persona de su familia y amigos, vigilar sus
movimientos y restringir su acceso a la información o asistencia
Maltrato económico: impedimento a trabajar, humillación por dificultad
económica. (OMS, 2002)
Los factores asociados a los cuatro tipos de violencia se asocian con la presencia de
violencia de género por parte de la pareja. Entre ellos pueden mencionarse el lugar de
residencia, la condición de habla de lengua indígena, la edad, las condiciones
socioeconómicas, la participación laboral y los antecedentes de violencia durante la
infancia. Dado que estos motivos interactúan entre sí, el análisis de la relación que guardan
con la prevalencia de violencia debe realizarse mediante un análisis.
La violencia conyugal se da de manera cíclica. Este ciclo tiene 3 fases: una primera fase
de acumulación de tensión, una segunda fase de explosión o episodio agudo de golpes y
una tercera fase llamada «Luna de miel» o «calma amante».
Existen mitos y prejuicios sobre la violencia conyugal, los mitos son creencias erróneas
que la mayoría de la gente acepta como si fueran verdades. En relación a la violencia
familiar existen muchas ideas falsas sobre las mujeres víctimas de maltrato en el seno de su
propia familia que es necesario revisar para entender bien el fenómeno. Algunos de ellos
son los siguientes:
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Los casos de violencia familiar son escasos: No representan un problema tan grave;
la realidad que hasta hace algunos años la violencia intrafamiliar era un fenómeno
oculto, cuyos protagonistas hacían lo posible por ocultar o disimular, pero con las
investigaciones se ha demostrado que alrededor del 50% de las familias sufren
alguna forma de violencia.
La violencia familiar es algún tipo de enfermedad mental: Los estudios demuestra
que menos del 10% de los casos de violencia familiar son ocasionados por
trastornos psicopatológicos de alguno de los miembros de la familia. Al contrario,
muchas situaciones de violencia dentro del hogar producen trastornos, tales como
depresión, insomnio, angustia, etc.
La violencia familiar es un fenómeno que sólo ocurre en los sectores más pobres;
sin embargo se ha demostrado que la violencia familiar se da en todas las clases
sociales y en todos los niveles educativos. Lo que ocurre es que, a medida que se
asciende en la escala social, existen más recursos para mantener oculto el problema.
El consumo de alcohol es la causa de las conductas violentas; el consumo de alcohol
puede favorecer la emergencia de conductas violentas, pero no las causa. Si hay
violencia, no puede haber amor en una familia; es importante destacar que los
episodios de violencia no ocurren en forma permanente, sino por ciclos. El amor
coexiste con la violencia, de lo contrario no existiría el ciclo. Generalmente es un
tipo de amor dependiente, posesivo y basado en la inseguridad.
A las mujeres maltratadas por su pareja le debe gustar, de lo contrario no se
quedaría; en la mayoría de los casos, las mujeres sufren situaciones crónicas de
abuso no pueden salir de ella por una serie de razones de carácter emocional, social,
económica, etc. Por otro parte es sabido que una mujer víctima de maltrato
experimenta sentimientos de culpa y vergüenza por lo que le ocurre, además de
miedo, impotencia y debilidad, lo cual le impide muchas veces pedir ayuda.
Las víctimas de maltrato a veces se lo buscan: «algo hacen para provocarlo»; es
posible que la conducta de la mujer provoque enojo, pero, la conducta violenta es de
absoluta responsabilidad de quien la ejerce.
El maltrato emocional no es tan grave como la violencia física; es importante
destacar que el abuso emocional continuado, aun cuando no existe violencia física
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
En un estudio realizado por Cantera (2010) donde se midieron las percepciones sociales
de las relaciones de pareja, los autores plantean que la relación “se fundamenta en términos
generales en los estereotipos de género (hombre-proveedor, mujer-cuidadora) y que la de la
violencia en la pareja está filtrada específicamente por el paradigma de violencia de género
(hombre-violento, mujer-pacífica).
Para poder analizar más de donde sale esta tipología del hombre víctima de violencia se
pretende mirar otros aspectos importantes.
En la grafica anterior se puede corroborar esta afirmación, del total de población de los
hogares, 54% vive en familia nuclear, 38% en familia extensa, 7% en familia
compuesta/recompuesta y 1,5% en hogar unipersonal1, datos que confirman la composición
diversa de las familias Colombianas. (Jose Mora, 2013)
Unipersonal: es un hogar o una unidad social de consumo. Son personas que viven
solos, ya sea solteros, viudos, separados pero que viven solos. (Jose Mora, 2013)
Conociendo las distintas clases de familia, otro de los aspectos es la violencia que
recibieron de niño, las consecuencias de la exposición de los niños a la violencia familiar
constituye un grave riesgo para el bienestar psicológico de los menores, especialmente si,
además de ser testigos, también han sido víctimas de ella. Resultados hallados en diversos
estudios muestran que los niños expuestos a la violencia en la familia presentan más
conductas agresivas y antisociales (conductas externalizantes) y más conductas de
inhibición y miedo (conductas internalizantes) que los niños que no sufrieron tal
exposición. Los niños de estos hogares violentos también suelen presentar una menor
competencia social y de grandes presentar problemas con sus parejas si tuvieron una madre
maltratadora, se conyugue seria de igual forma que este tipo de situaciones constituye un
modelo de aprendizaje de conductas violentas dentro del hogar, (Del Prado Ordoñez, 2012)
En los Estados Unidos de América, donde se han realizado varios estudios de prevalencia
de la violencia durante el noviazgo, se han encontrado cifras que oscilan entre el 18% y el
32% de las muestras (Howard & Wang, 2003), las cuales, según Cornelius y Resseguie
(2007), pueden aumentar hasta en un 88% cuando se considera la violencia verbal. En
Iberoamérica, por su parte, se han llevado a cabo tres estudios publicados de dicha
prevalencia (González & Santana, 2001; Muñoz-Rivas et al., 2007; Rivera, Allen,
Rodríguez, Chávez & Lazcano, en prensa). En el primero se encontró, entre 1.146
estudiantes de 16 a 18 años de edad, oriundos de Santa Cruz de Tenerife (España), y que
habían tenido al menos una relación de pareja, una prevalencia de 7.5% y 7.1% de varones
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Para estas situaciones de violencia conyugal la ley también está a favor del hombre pero
se desconoce, la cual es la Ley 294 de 1196 (Julio 16), Por la cual se desarrolla el artículo
42 de la Constitución Política: (la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se
constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una
mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.) Y se dictan
normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar.
En los últimos años la sociedad ha tomado conciencia del grave problema que la
violencia domestica, ejercida por el hombre sobre la mujer constituye. Año tras años,
estadísticas terribles, con decenas de mujeres muertas a manos por sus parejas, sacuden a la
opinión pública y centran en el debate en esta lacra, el ministerio de igualdad que dirige una
ambiciosa Ley Integral Contra la Violencia de Género. Pese a todos los esfuerzos, el
fenómeno persiste y es tal su presencia mediática que silencia otro que, por inoportuno,
pasa desapercibido: el de los hombres maltratados,
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Varones que son objeto de denuncias falsa de malos tratos o que reciben de ella maltrato
psicológico o incluso físico. Patón dice que “la ley solo protege a la mujer, al hombre se le
tiene desamparado” y denuncia que “los jueces en estos temas se la cogen un papel de
fumar por temor a que la opinión pública se vuelva en su contra y dictan medidas
provisionales siempre excesivas”. (Pichon, 2010)
Esta entidad aclara que posiblemente existen más casos que no son denunciados, y lo que
se referencia anteriormente es número de casos reportados en los diferentes departamentos
de Colombia. En palabras de Pedro Carreño, profesional Universitario del Centro de
referencia Nacional sobre Violencia del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, “culturalmente es complicado que los hombres denuncien el maltrato, por un
sentimiento de vergüenza ante la sociedad. Sin embrago, se puede decir que en los estratos
bajos, es donde más se presenta este fenómeno, aclarando, que en los estratos altos también
existen casos pero son menos denunciados y visibilizados”.
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Según la tabla anterior se evidencia datos arrojados del los años 2008 y 2009 sobre la
violencia conyugal donde a 3.286 hombres son agredido por su pareja siento un 44% de las
denuncias que fueron impuestas en esos años, cabe decir que las cifras de las mujeres son
más altas que la de los hombres con un 56%, sin embargo no es tan baja como otras
investigaciones o grupos feministas quieren hacer creer.
Con relación a la tabla anterior se evidencia otro dato sobre los tipos de violencia
infligidos en las relaciones de parejas, donde en la violencia física el hombre sufre un 37%
y la mujer 63%, en la violencia psicológica y emocional el hombre un 36% y la mujer un
64%, en la violencia sexual el hombre 37% y la mujer 63% y por último la económica el
hombre un 37% y la mujer un 63%, cabe resaltar que las cifras verdaderas no puede ser
analizadas por que la mayoría de los hombres o denuncian esas violencias por parte de su
pareja.
La Encuesta de Salud en Québec, según Bellerose et al. (1994), Constata que muchas más
mujeres (que hombres) reciben ayuda por problemas de salud: 62% de mujeres contra 38%
de hombres.2 Verbrugge (1982, en Dulac, 1997c) llega a afirmar que un mismo problema
de salud (sobre todo si es leve) inducirá más a menudo a una mujer que a un hombre a
restringir sus actividades y a consultar a un médico. (Turcotte, 2004)
Como Dulac lo explica, los hombres aprenden a no entrar en contacto con sus emociones
y a no confiar en sus sensaciones corporales: a lo largo de la socialización masculina, es
como si hubiese una desconexión con el cuerpo en los hombres, lo que podría explicar la
ausencia de actitud preventiva con respecto a su salud. (Turcotte, 2004)
Según AZ Manfred, citado en Herrera (2000) “Hablar de mujer desde una perspectiva de
género, es referirnos a una historia de supeditación que nace con la implantación del
patriarcado en las comunidades primitivas y no ha dejado de ser así en las comunidades
contemporáneas.” Sin embargo, esta diferenciación de normas y valores no afecta solo a la
mujer, ya que el hombre también es víctima de las expectativas sociales que se tienen sobre
su comportamiento y desempeño, del cual se espera siempre fortaleza, valentía, control
emocional e independencia, entre otras cosas.
Como señala, entre otros autores, Valenzuela “…es importante evaluar si la violencia es
ejercida en forma unidireccional desde el hombre a la mujer o en forma bidireccional entre
ambos miembros de la pareja...”, aunque “... sin perder de vista que la mentira, el
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Metodología
Artículos y publicaciones
Dialnet
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Redalyc
Psicodoc Y Proquest
Artículos académicos
Procedimiento
En primera instancia se investigó en los diferentes sitios según descrito en los
instrumentos, se pudo obtener una gran cantidad de artículos donde se exponían casos e
investigaciones sobre temas de violencia de mujeres, violencia de familia, violencia en el
noviazgo y claro violencia al hombre, se revisan esos artículos consiguiendo los aspectos
más importantes, se realizan fichas con el fin de tener un resumen de cada uno de los
artículos, cuando ya se tiene con la información suficiente se empieza a formular todo el
trabajo, realizando la problemática y la justificación, revisando que la pregunta problema
planteada al principio tiene mucha relación con lo leído, al realizar el marco conceptual ya
se logra resultados.
Con los resultados que se obtuvieron a través de todos los artículos, revistas e
investigaciones, se analizar y determinar la tipología de los hombres que son víctima del
maltrato por parte de su conyugue, permitiendo a los lectores conocer más sobre el tema,
que si está muy estigmatizada debido a que la idea popular es que solo las mujeres son
victima de la violencia y que le hombre en ningún momento puede ser víctima, con el fin de
aportar a la salud estrategias de apoyo para bajar los índices de violencia en la familia.
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
Resultados
Con relación a la investigación planteada, se logra analizar los resultados por lo cual se
pueden comparar con el objetivo general, para aclarar es “Determinar la tipología de los
hombres víctimas de la violencia conyugal a través de la revisión sistemática de literatura
con el fin de sintetizar investigaciones científicas que brinden valiosas producciones
académicas que contribuyan a concientizar la importancia del maltrato conyugal sin
preferencia de género” gracias a esta investigación se pudieron diseñar varios aspectos
importante a la violencia que sufren los hombres por su pareja.
Se tenía el concepto de que el hombre siempre como agresor y a la mujer como víctima,
en la violencia de pareja se supone que existe una jerarquía con superioridad del hombre
sobre la mujer, lo que es cuestionable hasta en el ámbito conceptual sociológico, La
violencia en cualquiera de sus manifestaciones es una conducta intencional, que puede
tener componentes de aprendizaje familiar y/o cultural cuyo objetivo es controlar mediante
el ejercicio del poder.
Sin duda, en la violencia de pareja siempre hay una víctima y un victimario que, en
incontables estudios, se han estado presentando como una dicotomía permanente con un
hombre activo y una mujer pasiva, sin considerar que la violencia es un fenómeno humano
y relacional en movimiento, y no sólo uno de género, por lo que no se puede reducir
fácilmente en dicotomías rígidas. Los resultados aquí revisados son contundentes pues
revelan datos que aluden al reconocimiento de que esta problemática no corre con la misma
suerte que en años anteriores, debido a que las mujeres están adoptando también el papel de
victimarias. En este orden de ideas, se hablaría de la ruptura del paradigma tradicional de
género, principalmente en relación a la sumisión de las mujeres que, en última instancia,
TIPOLOGÍA DEL HOMBRE VICTIMA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL.
En relación con el análisis la tipología del hombre víctima del maltrato conyugal se sitúan
principalmente desde la óptica macro y exosistemica por razones de espacio destinados
para este efecto. Los principales datos apuntan sobre los factores sociales, culturales e
individuales que influyen en el varón para no formular denuncias cuando son agredidos por
su pareja, tales como machismo, vergüenza, ignorancia legal u otros factores de índole
personal que le impiden a los varones denunciar a su pareja cuando es afecto de violencia.
Según el modelo ecológico el análisis consta de:
En este contexto, la ideología patriarcal influye notoriamente para que los varones que
vivieran algún tipo de violencia no denuncien ya sea por orgullo de hombre o por temor al
ridículo, entre otros, en algunas investigaciones plantearon que hay manifestaciones por
parte de los varones el cual respondían a la espontaneidad de las apreciaciones y/o
calificativos de los varones cuando se refieren a catalogar sus acciones de denuncias, siendo
las expresiones mayormente con risas , pero al referirse en el sentido de cómo observan a
los varones como seres humanos iguales a ellos, las investigaciones daban como resultados
y señalando en su mayoría que son "personas que sufren", lo que evidencia que la violencia
hacia el varón existe y conocen "muchos casos que no son denunciados", ya sea por el
elemento sociocultural como factor preponderante para no denunciar y factores de índole
personal como es el amor a la pareja o por los hijos para que no sufran.
En proporción con la evolución de roles que han experimentado tanto hombres como
mujeres, en el mundo cada vez más exitista y competitivo, se observo que en torno a la
relación de pareja que las decisiones y/o acuerdos "deben efectuarlos ambos" para que
prime la armonía en la pareja y de esta manera no herir susceptibilidades, en donde el
hombre ha asumido la mayor participación de la mujer en general como positivo,
inclinándose por una relación igualitaria, donde ninguno tenga más derechos sobre el otro,
adaptándose a este tipo de cambios.
Además se plantea que se pone énfasis en los derechos de las mujeres y que, estas están
protegidas como lo demuestran los estudios, omitiendo según estos que al varón también lo
protege la ley, presumiblemente porque las personas encargadas de realizar estas acciones
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no los consideran como cifras de víctimas significativas, hecho que no se puede comprobar
en su totalidad.
En este mismo plano, se plantea que son pocos las instituciones para los hombres que
puedan brindar ayuda y que ellos logren canalizar sus problemas e inquietudes que los
afectan al sentirse escuchados y comprendidos en esta sociedad que les asigna un papel
rígido que es medido a que el hombre exprese sus emociones o llore por estereotipos
asignados a lo que se espera del hombre y la mujer,
El 51% de los hombres sufre maltrato los fines de semana por causa del dinero, porque
cobró menos o simplemente por el enfado de la pareja. Los sujetos en cuestión perciben
estos tipos de conducta como normal y, como consecuencia de este hecho, se quedan
callados o se van de la casa para no seguir provocando a su pareja. Asimismo, los hombres
que son violentados no lo cuentan a nadie por vergüenza o por temor a que se vayan a
desquitar con los hijos. (Pichon, 2010)
Los sistemas de creencias y estilos de vida que prevalecen en una cultura determinada, los
cuales manifestaron sus opiniones bajo el contexto de la ideología patriarcal y/o machismo ,
este último que se viene gestando conforme evolucionan los estereotipos y roles de lo que
es ser hombre y ser mujer hoy en día.
Los hombres víctimas de sus mujeres, no se atreven a decirle a ninguno de los miembros
de su familia la situación por la que está pasando, y da las explicaciones más increíbles de
sus lesiones, incluso cuando los atienden en los hospitales o el médico, temen la
humillación. Y es que cuando un hombre señala los incidentes del abuso y la violencia, la
gente responde con la discriminación, la incredulidad o la broma. Los comentarios son tales
como, por ejemplo:
"Usted debe haberle hecho algo muy malo a su esposa para merecer esto..."
"¿Por qué no le demuestra quién manda y lleva los pantalones en casa?"
La sociedad parece que quisiera que estos hombres se fueran de sus propios hogares
porque no hay una solución simple a sus problemas de violencia. Aún no se concibe
socialmente que la violencia en la pareja pueda ser ejercida por la mujer, fundamentalmente
porque la violencia en la pareja les afecta mayoritariamente a ellas, pero cada día aumentan
los casos de violencia hacia el hombre sin que nadie se preocupe de estos hechos.
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Existe una atención para los hombres víctimas de violencia, que cuenta con tres
características: es prejuiciada, es cuestionada y es homogénea sin particularizada.
Para mas ejemplo claros dentro de la investigación se puede observar algunos datos
obtenidos, la tabla 1 evidencia datos arrojados del los años 2008 y 2009 sobre la violencia
conyugal donde a 3.286 hombres son agredido por su pareja siento un 44% de las denuncias
que fueron impuestas en esos años, cabe decir que las cifras de las mujeres son más altas
que la de los hombres con un 56%, sin embargo no es tan baja como otras investigaciones o
grupos feministas quieren hacer creer.
Así mismo en la tabla 2 se encontró sobre los tipos de violencia infligidos en las
relaciones de parejas, donde en la violencia física el hombre sufre un 37% y la mujer 63%,
en la violencia psicológica y emocional el hombre un 36% y la mujer un 64%, en la
violencia sexual el hombre 37% y la mujer 63% y por último la económica el hombre un
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37% y la mujer un 63%, cabe resaltar que las cifras verdaderas no puede ser analizadas por
que la mayoría de los hombres o denuncian esas violencias por parte de su pareja.
Por lo que se refiere a la violencia física, los resultados revelan que cuando se trata de
agresiones leves (lesiones no constitutivas de delito o maltrato de obra) las mujeres puntúan
por encima de los hombres en:
“empujones” (14,7% frente a un 12,8% de hombres)
“bofetadas” (6% frente a un 2,3% de hombres).
Estos datos son confirmados desde el análisis de la víctima, ya que los hombres puntúan
por encima de las mujeres en haber sido víctimas de “lanzamiento de objetos por parte de la
pareja” (4,1 % de mujeres víctima frente a un 8,1% de hombres) y en recibir bofetadas
(1,5% de mujeres víctima frente a un 9% de hombres). (Hidalgo, 2015)
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Por su parte, el estudio de (Graña, 2014) efectúa una interesante distinción conceptual
preliminar entre violencia situacional (donde no existen dinámicas de control o coerción y
la relación es simétrica, siendo la más común) y violencia coercitiva controladora
(caracterizada por la asimetría entre las partes y por el poder y el control ejercido sobre la
víctima). Según los resultados obtenidos en una muestra de 3.578 parejas de edades
comprendidas entre los 18 y los 80 años, la agresión de tipo bidireccional es el patrón de
agresión más frecuente (80% bidireccional psicológica y 25 % bidireccional física), seguida
de la agresión mutua psicológica (46%) y física (4%) y la violencia recíproca psicológica
(41%) y física (3%). Por tipologías de relación, son las parejas más jóvenes y las que llevan
menos años de relación las que más se agreden. (Hidalgo, 2015)
Estos datos ponen a preguntarnos sobre las percepciones en torno a la violencia hacia los
hombres por parte de pareja, se cuestiona sobre como son percibidos los mismos como
hombres agredidos y por ende se pasa por la apreciación de la masculinidad, determinada
por el contexto en el que se encuentran.
Del mismo modo, se plantea que el hombre es un guerrero estereotipo que implica “la
valentía, la decisión, la perseverancia, la lealtad y la agresividad. Remite a las tareas de
controlar y defender su territorio”, así establece que los hombres para lograr lo deseado
deben recurrir a la agresión o la violencia en todas sus manifestaciones y hacia todas las
poblaciones, esto en la búsqueda de refirmar su masculinidad ciertamente al encontrarse en
la situación de víctima, se le resalta las características que son asignadas a las mujeres, por
consiguiente su femineidad, lo que los ubica en la posición que deben reprochar.
De igual modo, el miedo por parte de los hombres al que no les crean que se encuentran
en una situación de violencia se debe a los estereotipos antes señalados y por la percepción
que ellos tiene de ser hombre, en la cual ellos mismos no encajan y por tanto quedarían en
lo repudiado, el ser mujer o afeminado.
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Los estereotipos anteriormente citados son los que por socialización y reforzados por los
agentes socializadores, construyen diariamente su identidad masculina, situación por la que
se prefieren tratar de solucionar la situación por su propia cuenta, antes que recurrir a
instancias externas como la denuncia, la ayuda profesional o institucional y tener que
comprobar que están en situación de agresión.
Algunos procesos de concientización y movilización que han realizado las mujeres en las
últimas décadas, afirmar mucho mas esto, sería igual de discriminatorio que afirmar que los
hombres no son agredidos, esto porque para ninguna persona en situación de violencia se le
hace fácil reconocerse en ella y realizar una ruptura que le ayude a salir de la misma, por
tanto en estos ejemplos se visualiza una idea de masculinidad hegemónica y por ende
refuerza la misma y visibiliza la escasez de investigación o sistematización de la violencia
hacia el hombre.
Esta perspectiva de los derechos humanos cambia la imagen de hombre agresor, violador
y delincuente a una imagen de persona, con la que se debe trabajar para superar ciertas
debilidades en la interpretación de su género y de esta forma lograr también cambios más
significativos en el tema de la violencia hacia las mujeres.
Discusión
La violencia doméstica ejercida por las mujeres en contra de los varones es hoy por hoy
una realidad, existe, y se debe reaccionar frente a ello. Ciertamente, los registros indican
una muy superior cifra de mujeres víctimas, lo que es terrible y vergonzoso, cosa que nadie
puede negar, pero al ser menos numéricamente no debería significar importar menos,
cualquier víctima de la violencia merece atención, respeto y apoyo.
El hallazgo más importante del presente estudio es que antes no se concebía que la
violencia en la pareja la ejerza la mujer, como tampoco ahora. La violencia en la pareja,
afecta mayoritariamente a las mujeres, pero cada día aumentan los casos de violencia hacia
el varón que no denuncian, estos últimos presumiblemente porque han derribado la pared
de la ideología patriarcal o bien su vivencia se sitúa en el ámbito crónico, situación que
llama la atención de algunas de las investigaciones encontradas que es permiten descubrir
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que hay detrás de todo aquello, basado en diversas interrogantes y supuestos, los que
finalmente se comprobaron con la participación de los varones en los diferentes estudios
que se revisaron, que indican que la problemática se está siendo explícita.
En las investigaciones revisadas se observó, que el tiempo demostró que las víctimas
masculinas no eran pocas y de igual forma hoy cada vez más algunos varones se atreven a
romper el silencio y a denunciar rompiendo tabúes y enfrentando a una sociedad que parece
repetir la historia: “son casos aislados… son las excepciones”. Argumentar con mitos como
que los varones suelen ser más grandes y más fuertes, o que si alguna mujer violenta a su
marido es siempre en defensa propia, o que ellos hacen cosas que provocan el enojo de sus
mujeres. Sin embargo, al mencionar víctimas y victimarios, mujeres golpeadoras se corre el
riesgo de limitar este fenómeno, que no es "culpa exclusiva" de la mujer en estos casos,
sino que de ambos en la interrelación de su relación, lo que es demostrado el marco teórico
a través del conocimiento de diversos modelos.
Cuando se les niega a las víctimas varones sus derechos estos están siendo discriminados
por su género. Se omite entonces que la violencia no es natural (sino aprendida), que es
dirigida e intencional, y que tiene que ver con poder, con abuso y con control. Ponerle
apellido masculino al ejercicio de la violencia y rostro femenino al papel de víctima es
encorsetar, es perpetuar los roles tradicionales, y negar o justificar la violencia femenina
equivale a ser su cómplice, a legitimarla.
Al situarse nuevamente al inicio, los estudios con relación a la mujer, son enfocados de
manera unidireccional mayoritariamente tendiente a describir la problemática de violencia
intrafamiliar, excluyendo al varón como potencial víctima por tanto de la mano de la
perspectiva feminista reconocida por autores. Sin duda, estudiar la violencia en la pareja,
implica dejar de lado el término feminismo y machismo, tendiente a evitar prejuicios de
valores que puedan sesgar de alguna manera la investigación.
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Autores tan reconocidos como Seidler (2003) subrayan que la teoría feminista temprana
insistió en identificar la masculinidad como una relación exclusivamente de poder, como si
no hubiera manera de <<redescubrirla>>, ya que el objetivo era deconstruirla “era como si
los hombres no tuvieran ninguna oportunidad para el cambio o ningún modo que permitiera
la redención de la masculinidad”. Por ello, el feminismo tradicional iba unido a la
proclamación de igualdad de derechos.
La segunda oleada del feminismo extendió una importante premisa “lo personal es
político”, lo que significaba que el poder debió ser analizado dentro de la esfera personal de
las relaciones íntimas, al igual que dentro de la esfera pública de la política (Seidler, 2003).
Reconocer que las estructuras sociales de poder se reproducen en casa fue un avance, negar
que los protagonistas se estén invirtiendo es un retroceso.
Urge rebasar los clichés de género y asumir que lo importante es luchar en contra de la
violencia, provenga de quien provenga. Burlarse de los hombres, ridiculizarlos, someterlos
o violentarlos no sólo no favorece la igualdad, sino que transfiere la supremacía masculina
a las mujeres. La violencia, finalmente, forma parte de un sistema de dominación, pero es al
mismo tiempo una medida de su imperfección. Se debe trabajar por una mayor justicia
entre los géneros sin sometedores(as) ni sometidos(as), en escenarios dibujados por el
respeto a la diversidad que guíe a la equidad en el contexto de una sociedad más
democrática y libre.
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Algunas recomendaciones para que se pueda ampliar mas las propuestas dirigidas a
mejorar los diseños de investigación y las estrategias de intraversión con el tema planteado.
Es necesario considerar el problema de la violencia dentro de la pareja de forma
ecológica y sistémica, superando los marcos explicativos rígidos e incorporando
planteamientos innovadores no sólo en la explicación de la violencia sino también
en la evaluación y en los procedimientos de intervención.
Hay que tratar de mejorar la confianza en el sistema jurídico y en las instituciones
de los hombres y mujeres que cometen este tipo de delitos, que les permita el
cuestionamiento de su comportamiento y su predisposición a cambiarlo, evitando
sus resistencias y la externalización de la responsabilidad.
Es importante valorar no sólo las especificidades personales de víctimas y agresores
sino también la dinámica relacional, los diferentes microsistemas implicados y su
relación entre ellos.
Investigar las causas por las que la violencia se manifiesta cada vez más por
individuos más jóvenes.
Articular programas de concientización sobre equidad de género, erradicación de la
violencia de pareja, desmitificación de roles construidos socialmente,
conjuntamente con las instituciones educativas, organizaciones sociales e instancias
que tengan repercusión en la sociedad.
Incentivar a los estudiantes para la realización de investigaciones de tipo cualitativo,
relacionados con la Violencia Intrafamiliar, con el propósito de identificar
oportunamente las necesidades de este grupo de personas, lo cual redundará en el
fortalecimiento de la ciencia psicológica a nivel local.
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