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El problema jurídico para el caso sublite, versa sobre los alcances de aplicabilidad

de las decisiones de los inspectores de policía, al mismo tiempo, se desprende su


naturaleza, y, como lo anuncia el accionante, si específicamente con la emanación
de las Resoluciones 002 del 05 de noviembre de 2015 por parte del Corregidor
Cuatro de esta ciudad (la cual fue analizada para emitir el primer fallo del 12 de
enero hogaño), y la No. 1000-56-11/346 del 29 de diciembre de 2015 por la
Alcaldía Municipal de Villavicencio, se vulneraron derechos fundamentales,
específicamente el Debido Proceso.

Para iniciar nuevamente el análisis, en acatamiento al fallo de tutela del ---, en


donde la Sala Penal del Tribunal Superior de Villavicencio decreto la nulidad de
todo lo actuado a partir del auto que asume conocimiento, tenemos, siguiendo el
orden lógico que se planteó en el párrafo anterior, tenemos que dilucidar la
naturaleza de las decisiones que los inspectores de Policía (o corregidores) toman
dentro de las distintas querellas o procedimientos de su conocimiento, en tal
sentido se hace necesario traer a colación lo dispuesto por la Corte Constitucional 1
al respecto:

“Está consagrado en la legislación y así lo ha admitido la doctrina y la


jurisprudencia que cuando se trata de procesos policivos para amparar
la posesión, la tenencia o una servidumbre, las autoridades de policía
ejercen función jurisdiccional y las providencias que dicten son actos
jurisdiccionales, excluidos del control de la jurisdicción de lo
contencioso administrativo y no actos administrativos…” (Subrayado
fuera del texto).

En atención a la jurisprudencia aludida, resolvemos otro circunstancia necesaria


para continuar con la evaluación sobre la procedencia de la tutela contra
decisiones judiciales, como se observa, las intervenciones sobre las cuales refiere
inconformidad la parte actuante, son actos jurisdiccionales, en tanto cual diferencia
que exista sobre la misma no son del resorte de la jurisdicción contenciosa
administrativa, concluyendo como única vía idónea, cuando se adhiera como
fundamento el desconocimiento de algún derecho fundamental, la acción
constitucional que actualmente se está resolviendo.

Aunado a lo anterior, debemos abordar, como se anunció, si efectivamente se


vulneran derechos fundamentales con las decisiones anunciadas, al respecto, es
claro, según lo que se colige de los hechos esbozados, que la génesis del problema
jurídico radica en la presunta perturbación a la posesión de la cual fue objeto el
señor Albeiro Osorio Soto, decidiéndose por parte del corregidor Cuatro amparar la
solicitud del querellante, sin tener en cuenta que al respecto del bien (denominado
lote número uno, ubicado en la finca Los pavitos), existía un dueño reconocido, y

1
Sentencia T – 1023 de 2005
al mismo tiempo cursaba un proceso, en donde se discute sobre el derecho de
dominio del lote, adelantando por el Juzgado Primero Civil del Circuito de esta
ciudad.

Valorando todo el acervo probatorio y las respuestas allegadas por las partes,
previo requerimiento, concluimos que efectivamente el trasfondo de todo es la
controversia sobre saber en qué persona recae el derecho de dominio sobre el bien
enunciado, teniendo como situación irregular que por parte de una autoridad
policiva se emitió una decisión la cual fue avalada por una segunda instancia
(Alcaldía de Villavicencio), que según lo afirmado en el cuerpo de la acción
constitucional, contrarían el derecho fundamental al debido proceso, al usurparse
por parte del Corregidor Cuatro de esta ciudad, facultades propias de un Juez Civil,
al confundirse el amparo a la posesión, con el otorgamiento o la protección de
derechos de dominio.

En tanto, le asiste razón a la accionante al afirmar que se desconoció su derecho


fundamental, resultando cierto, que por parte de las autoridades policivas (primera
y segunda instancia) se desconocieron elementos fácticos que permiten resolver el
conflicto de competencia, ya que efectivamente el reclamante del amparo de
posesión, al parecer actúo de mala fe al no citar que el lote sobre el cual
reclamaba protección tenía un titular distinto a él, circunstancia por la que al
momento de presentarse la querella se iniciaba un litigioso en civil en un estrado
judicial, queriendo con ello hacerse acreedor de derechos que ya no eran de la
orbita de un procedimiento policivo.

Se tiene que dentro de la querella policiva se desconocieron normas propias de


jurisdicción, en concreto, no se tuvo en cuenta por parte de las autoridades que
conocieron el caso lo previsto en los artículos 126 y 127 del Decreto 1355 de 1970,
los cuales disponen:

ARTÍCULO 126. En los procesos de policía no se controvertirá el


derecho de dominio ni se consideraran las pruebas que se exhiben para
acreditarlo.

ARTÍCULO 127. Las medidas de policía para proteger la posesión y


tenencia de bienes se mantendrán mientras el juez no decida otra cosa.

Al considerarse los presupuestos que anteceden, se denota el desconocimiento por


parte de la autoridad con respecto a los alcances que detenta sus actuaciones
frente a este tipo de situaciones, circunstancia que avala la violación del derecho al
debido proceso como lo expresa la accionante, ya que en el estricto cumplimiento
del marco legal (Decreto 1365 de 1970) que funda los procesos policivos, el
corregidor solo podría:
ARTÍCULO 125. La policía solo puede intervenir para evitar que
perturbe el derecho de posesión o mera tenencia que alguien tenga
sobre un bien, y en el caso de que se haya violado ese derecho, para
restablecer y preservar la situación que existía en el momento en que
se produjo la perturbación.

Lo anterior, se conoce en palabras más simples como: “mantener el status quo”,


siendo esta el único móvil de actuación que le correspondía al funcionario al
momento de emitir el fallo que daba por concluida la querella.

En este orden de ideas, existió un desconocimiento por partes de las autoridades


policivas, quienes, al observarse el libelo del proceso, confundieron las facultades
que les asistía al momento de referirse frente a la perturbación de la posesión de
la cual alegaba ser víctima el señor Osorio, al no tener en cuenta elementos que
son del recaudado por parte del funcionario en la vista de inspección ocular, sin
que se tenga conocimiento de las circunstancias que no le permitieron tener
conocimiento sobre la existencia de un proceso en la jurisdicción ordinaria, al cual
debía atenerse para saber qué orden emitir con respecto a cuál era la persona
sobre la que recaería la medida de protección al definir las condiciones del status
quo.

Si bien este Despacho, en un primer escenario no tuvo estas consideraciones,


dicha variación corresponde a que para el momento no se contaba con elementos
probatorios como: ----, los cuales permitieron establecer que se incurrieron en vías
de hecho como producto del desconocimiento de prerrogativas normativas.

En efecto, al concluirse sobre la necesidad del amparo Constitucional en favor de


la señora Blanca Lida Álvarez Ariza, se debe declarar la nulidad de las decisiones
fechadas el 05 de noviembre y 29 de diciembre de 2015, ordenándose al
corregidor Cuatro que dentro de los 15 días calendarios, contados a partir de la
ejecutoria del presente fallo, emita una nueva decisión que sea acorde con la
normatividad relacionada en esta decisión.

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