Está en la página 1de 15

Lic.

Daniel Solano Ulate


Universidad Nacional de Costa Rica
daniel.solano.ulate@una.cr

Where were the Square?


¿Dónde estaba el Square? Revitalización de una baile de la comunidad afrocostarricense.

Resumen

Ni yo lo sabía. Desde mi ‘vallecentralismo’ ni siquiera sabía que existía algo llamado Square

Dance (SD) ni que fuera práctica de compatriotas Limonenses. Hace 4 años, junto a un equipo de

trabajo de la UNA, rastreamos en Puerto Limón algunos de los personajes alrededor del SD. Un

poco más conocido como ‘Baile de Cuadrilla’, el evento social que significaba el SD se

encontraba desde hace unos 25 a 30 años en cierto adormecimiento como práctica entre

limonenses. Uno de los factores principales que incidió en la pérdida de habitualidad de estos

eventos fue la desaparición de la música interpretada en vivo, cuya responsabilidad recayó en

algunos músicos quienes paulatinamente desaparecían sin dejar relevo. Entre casetes casi caducos

localizamos la música del clarinetista limonense Pattinger Coleman: un conjunto completo de

piezas llamado ‘Lancers’. El hecho de tener completa esta ‘suite’ nos llevó a imaginar:

digitalizar, transcribir, arreglar, sumar músicos, ensayar y realizar un evento con música en vivo,

como antes. El uso de recursos multimediales fue un aspecto medular de este proyecto, como

metodología y objeto final, debido a que posibilitaron la investigación y reconstrucción que

además se plasmaron en una película documental, partituras y grabación de la música.

Palabras clave:

Limón – Música – Baile – Identidad – Multimedia


El Square Dance

El Square Dance es un conjunto de danzas que remiten a los bailes de la corte inglesa y francesa.

Con la colonia esta manifestaciones se extendieron al Caribe. Pronto la población negra creó su

propia versión de esas danzas y dio forma al baile de salón conocido como Square Dance, el cual

se tornó popular en toda la región. Llegó a Limón a finales del siglo XIX con la migración negra

proveniente de las antillas, principalmente de Jamaica. En Costa Rica se conoce también como

“Baile de Cuadrilla”; sin embargo, la Cuadrilla (Cuadrille) es estrictamente uno de los bailes

dentro del Square Dance como también el Basket Cotillion, el Caledonian, el Lancers o el Prince

Imperial, entre otros. El Square Dance, más allá del baile, es un evento social, pues su objetivo

principal no consiste en la presentación, sino la reunión. Por ello, esta actividad elegante y formal

se organizó en clubes con sus debidas directivas y cuotas de membresía. Para este baile, se

necesitan cuatro parejas formando cada una un lado de un cuadrado, un square. Las coreografías

poseen gran rigurosidad en su ordenamiento de estructuras y pasos. Estos se articulan

debidamente gracias a la interacción con la música, de modo que no admite imprecisiones ni

improvisación. A mitad del siglo XX, aquella época dorada encontraría su declive y el Square

Dance comenzó a perder popularidad. Durante los años setentas y ochentas algunos de los clubes

limonenses aún en funcionamiento se dedicaron a rescatarlo. En ese momento todavía habían

músicos encargados de tocar las melodías que aún se recordaban1.

                                                                                                               
1  Los
conocimientos y datos históricos acerca del Square Dance aún no se encuentran sistematizadas en textos o
documentos de tipo académico. Provienen de las mismas investigaciones desarrolladas por el Programa de Identidad
Cultural, Arte y Tecnología (ICAT) y pueden encontrarse en la película documental ‘Where is the Square?’ y el sitio
web de la Antología de Música Afrolimonense.  
En 2006 el Programa de Identidad Cultural, Arte y Tecnología (ICAT) de la Universidad

Nacional de Costa Rica, comenzó toda una investigación sobre la música afrolimonense liderada

por la académica Vera Gerner 2. Durante el recorrido, nos encontramos con la bailarina Ivonne

Durán, quien en 2009, con el Square Dance como tema, realizaba su práctica profesional para sus

estudios en la Escuela de Danza de la UNA. Ella había vivido un tiempo en Puerto Limón.

Gracias a Ivonne conocimos en Limón a Denford Thomas, Hortensia Smith, Ida Allen, Aletia

Dawson y otras personas más involucradas en esta manifestación. Denford, quien de niño pasaba

horas viendo a su madre bailar, más adelante integraría clubes como miembro activo y como

director. Él es, quizás, la persona en Costa Rica con mayor conocimiento sobre Square Dance. En

2009 se formuló un proyecto llamado ‘Iniciativa de revitalización del Square Dance’3 el cual

planteó como objetivos incentivar y documentar el proceso de rescate de la prácticas musicales y

dancísticas de este fenómeno en Limón. Anclado a las disposiciones internacionales acerca de la

salvaguardia del patrimonio inmaterial, este proyecto cobró gran pertinencia, pues la práctica del

Square Dance estaba cayendo en un letargo y pocas personas conservaban el conocimiento de sus

complejas coreografías. Aun más, quienes lo acompañaron con su música no dejaron relevistas ni

partituras ni grabaciones formales. Lo que existía era una serie de retazos en grabaciones

‘caseras’. La paulatina desaparición de la música constituye uno de los factores más importantes

en la pérdida de habitualidad de esta práctica, dada la interdependencia con la parte coreográfica.

En este contexto Denford Thomas pasó a significar para nosotros lo que respecto a Patrimonio

Cultural Inmaterial es un ‘Tesoro Humano Vivo’4. En él encontramos el conocimiento necesario

                                                                                                               
2
Antología de Música Afrolimonense, proyecto financiado por el Fondo Institucional para el Desarrollo Académico (FIDA).
Proyecto FIDA06-06. Universidad Nacional de Costa Rica
3
Proyecto ‘Iniciativa de revitalización del Square Dance’, CONARE. 2009
4
Así lo define UNESCO en su portal: “Tesoros Humanos Vivos son personas quienes poseen un alto grado de conocimientos y
habilidades requeridas para ejecutar o recrear elementos específicos de la herencia cultural intangible” (Traducción mía).
para comenzar un proceso de reconstrucción de la música que él conoció a través del limonense

Pattinger Coleman, clarinetista y director de diversas agrupaciones musicales de Square Dance en

las décadas de 1970 y 1980. Así, integramos un equipo interdisciplinario el cual comenzó un

proceso de acompañamiento con Denford por alrededor de un año. Mi persona estuvo al

pendiente de la parte musical, Ivonne Durán de la parte dancística y producción, Alexánder Rojas

del registro audiovisual y Vera Gerner de la coordinación y producción general. Uno de los

objetivos principales del proyecto consistió en hacer un evento de Square Dance tal y como se

realizaban en el pasado. De esta forma inició un proceso de ensayo del Saint Mary Square Dance

Union Club, el cual procuraría generar al final un encuentro entre bailarines tradicionales y

nuevos con la comunidad limonense interesada en esta práctica.

Reconstrucción del Lancers, música del Square Dance

El proyecto Revitalización del Square Dance se llevó acabo en dos vías: la revitalización en sí y

la documentación (conservación-salvaguardia) de este fenómeno. De acuerdo con estos objetivos

y consiguientes líneas de trabajo, haremos un recorrido sobre el proceso de reconstrucción de la

música. En la crónica vamos mencionando en paralelo el uso de recursos multimediales como

instrumentos y estrategia (metodología) para la consecución del proyecto y los productos

multimediales que documentan este patrimonio.

Durante la investigación, prevaleció el registro audiovisual, pendiente de cada hallazgo,

testimonio y demás materiales para estudio. Conocer y ‘congelar’ a los actores dentro de esta

                                                                                                               
 
manifestación cultural mediante el video posibilitó analizar, contrastar, organizar y comprender

sus percepciones, la forma en que se sentían involucrados y sus dinámicas de acción entorno al

tema. La reorganización en el tiempo de este material (vía visionado y ediciones funcionales

preliminares) facilita un proceso de reflexión y arroja posibles caminos para seguir abordando el

tema de una forma distinta en que lo haría una crónica o una entrevista grabada en audio. Estas

acciones se convierten en módulos de síntesis dentro del acontecer del proceso, sin pretender

signifiquen un resultado final en sí.

¿Una grabadora escondida?

Primer acción de salvaguardia e inicio de una reconstrucción.

Según narran los propios personajes del Square Dance, había cierta reticencia de los músicos para

ser grabados. Cuentan que les escondían grabadoras para poder documentar el audio. Ese fue el

primer paso para la salvaguardia de este patrimonio que llamamos Música del Square Dance. De

no haber sido así, actualmente ignoraríamos una parte de sus músicas, pues los ejecutantes

desaparecieron sin dejar relevo y las pocas grabaciones existentes corrían peligro de desaparecer

también, como veremos en seguida.

Aproximadamente 30 años después, con el inicio de este proyecto en 2009, nos propusimos

buscar aquellas grabaciones informales de música de Square Dance. Así, dimos con una cantidad

importante casetes y procedimos a digitalizarlos de manera que el material pudiera organizarse y

clasificarse. Limpiando un poco la aparición de músicas repetidas, logramos delimitar mejor el

contenido. Acá encontramos la música interpretada por Pattinger Coleman en una de las

formaciones con la cual acompañaba Square Dance: un cuarteto integrado por clarinete, banjo,
bajo y batería. Las cintas ya muy deterioradas, y posibles copias de copias, habían traído abajo la

claridad de la música en su instrumental. Eso sí, el clarinete, la melodía, se distinguía fácilmente.

Continuamos intentando dilucidar cuándo las piezas pertenecían a un solo grupo (como un

Caledonian, Prince Imperial, etc). Sin embargo, más allá de que compartieran una tonalidad, no

teníamos mayores posibilidades de agruparlas. Había que recurrir a un ‘oído testigo’. En una de

las giras nos reunimos con Denford Thomas para hacer esa evaluación requerida. Poco a poco, él

diferenció: “Esto es un Caledonian, esto un Mentó…”. No obstante, del total de piezas, solo

encontramos un juego completo, un Lancers. Aún así, cada una de las piezas presentaba un

pequeño segmento faltante, como si la grabación se atrasara a la hora de presionar ‘rec’. Gracias

a esto pudimos comprender mejor la función, sentido y agrupación (por ‘figuras’) de diferentes

tipos de músicas presentes en el Square Dance.

El Lancers tocado por Pattinger Coleman consta de cinco ‘figuras’, lo que en otros ámbitos

podríamos analogar con una ‘Suite’ con cinco ‘movimientos’. Su estética remite a un “Jazz

sencillo”5, a veces a aquellas marchas a punto de originar el Swing mediante los acentuación de

los llamados ‘pulsos débiles’ (síncopa) o a géneros más movidos como el Ragtime. Esta

influencia del Jazz sobre la música del Square Dance es bastante coherente con la herencia

musical europea presente en los bailes de salón desarrollados en Estados Unidos anterior y

paralelo a este género musical. También lo es con respecto al intercambio cultural de las

poblaciones en el Mar Caribe, si hacemos una extensión geográfica simbólica de este hasta la

cosmopolita Nueva Orleans, una de las ciudades norteamericanas con la que las poblaciones

negras centroamericanas tenían comunicación.

                                                                                                               
5
Pues lo encontramos desprovisto de más niveles de complejidad rítmico-melódica característicos del Jazz.
Transcripción y Arreglo

De vuelta a trabajar el material, ya debidamente identificado como figuras de la I a la V,

comenzamos a transcribir la melodía del clarinete, con lo que se resolvía también la estructura

general de cada figura, salvo por los segmentos iniciales faltantes. Acá hubo ya una pequeña

decisión bajo criterios musicales. Estos segmentos se inferían dado el inicio ‘a media frase’ y

inmediata repetición. Por tanto, completábamos el comienzo faltante de las figuras, a no ser que

existiera alguna otra estructura que ignoráramos o Denford no recordara (en una primera

oportunidad no se aclaró totalmente con él cómo iniciaba cada pieza o cómo sonarían esos trozos

faltantes).

Como mencionamos anteriormente, el instrumental había sufrido los embates de su estado de

conservación y el medio de grabación utilizado. Los acordes acompañantes a cargo del banjo se

escuchaban de forma algo indeterminada. No obstante, el direccionamiento de la melodía

aclaraba, mediante sus tensiones y reposos, las funciones armónicas de esos acordes. De esta

forma, ‘llenamos el molde’ que sugería el clarinete apoyado con la armonía que se podía

distinguir en los rasgueos del banjo. En alguna oportunidad mediaron decisiones de armonización

que no rompieran la lógica de la melodía. Agregando dificultad a la transcripción, el rastro del

instrumento bajo se perdía casi en su totalidad. Rescatando lo poco que permanecía audible,

tomamos la decisión de escribir (componer) todo lo restante. Podíamos asumir que el bajo gozaba

de cierta independencia y, como normalmente sucede, improvisara sus líneas de acuerdo a una

estructura general en cada figura. Por tanto, ‘rellenar’ ese faltante no lo consideramos nunca una

decisión que distorsionara el material original, más bien una sugerencia efectiva de ejecución.

Inclusive, más adelante y con mayor experiencia en la ejecución de esta música, el bajista podría
improvisar la línea completa basado en un cifrado de acordes. En el último paso, trabajamos la

batería. La grabación presentaba más o menos clara la forma e intención rítmica de este

fundamental instrumento. Sin embargo, siguiendo la lógica para el bajo, elegimos solo escribir

patrones muy básicos y subrayar algunas paradas y acentuaciones hechas por todo el

instrumental. La idea fue dejar a disposición del baterista la reinterpretación y confección de su

parte basado en la aprehensión del estilo.

Todo el trabajo anterior se llevó a acabo en el programa de edición de partituras (Finale). El

registro transcrito se hacía audible al mismo tiempo que se insertaba. Este otro medio generaría

dos nuevos resultados: 1, “maquetas” MIDI6 y 2, las partituras que permitirían ponerlas en común

con músicos que las de-codificaran.

Maquetas

Las maquetas resultarían fundamentales para realizar otro corte evaluativo de este proceso de

reconstrucción musical. Gracias a poder hacer audible el trabajo de la transcripción, Denford

determinaría su fidelidad y corroboraría si la estructura de cada figura estaría correcta. Una nueva

visita Puerto Limón sirvió para esto. Los resultados fueron aún más interesantes, pues ya el ‘oído

testigo’ pudo recordar, entre otras cosas, una pequeña introducción (no grabada) en la figura V, la

cuál silbó y cantó, para poderla reescribir. Denford no solo tenía una memoria auditiva

envidiable, sino también la espacial, pues podía relacionar con toda seguridad las frases

musicales de acuerdo a los movimientos de las coreografías. Al contrastar maquetas y

                                                                                                               
6
Versiones preliminares, artificiales, por estar hechas con los sonidos MIDI del software.
grabaciones, ante él comenzaron a evidenciarse repeticiones no establecidas y saltos inesperados

hacia otros momentos de la música. Él atribuyó estos cambios como equivocaciones de los

bailarines, pues algún cambio u olvido en la coreografía hacía reaccionar al cuarteto de Coleman

grabado en aquella oportunidad. Sus acotaciones derivaron en pulir nuestra transcripción

mediante el correcto ordenamiento de las frases, la eliminación o establecimiento de las

repeticiones y determinación del tempo (velocidad) y sus cambios. Pero aún más importante, para

el trabajo que él realizaba: la verificación y consolidación de los pasos de baile y coreografías en

general. Lanzamos una pregunta para esta fase: ¿Pudo Denford haber determinado estas

equivocaciones en las coreografías sin contar con una reconstrucción preliminar de la ‘banda

sonora’? No sabríamos con qué exactitud, sin embargo, acá se facilitó. El ‘subproducto’ de las

maquetas, mostraba cómo sería la música en un futuro. Esto medió para que Denford, como

director, realizara su evaluación e indicara las correcciones previas a cualquier ensayo general del

Lancers con el cuerpo de baile. Además, las maquetas funcionaron brevemente como banda

sonora para ensayo, pues se pudieron practicar los bailes con las coordenadas temporales mejor

demarcadas por la música, dada la rigurosidad de la secuencia de pasos de baile. Por la naturaleza

del proyecto, que esto pasara ‘a mitad de camino’ significó mayor precisión en los productos que

lograríamos, además de optimizar el tiempo de todas las personas involucradas. Lo anterior

incidió positivamente en la efectividad y éxito con que se concretaría el evento-presentación de

Square Dance como uno de los objetivos finales de la revitalización.


Partituras

Esta etapa se necesitaba otro tipo de intervención, más en el sentido gráfico, similar a la

diagramación y a la funcionalidad de lectura, para tocar in situ con las partituras. El software

posibilitó este proceso bajo la línea de trabajo de elaboración de un documento con todas las

facilidades para traducirlo a sonido real, una vez revisado y ensayado. Sin duda, las partituras

significan uno de los productos más valiosos que arrojó este proyecto, pues permitirá a más

‘decodificadores musicales’ hacer realidad la música para acompañar el Square Dance.

Lancers, Figura I
Rumbo a la música en vivo

Hasta acá, teníamos en lista: grabación original del Lancers, más transcripciones-maquetas, más

partituras. Estábamos en la etapa final. Lo siguiente consistió en convocar un grupo de músicos.

Primero, con ellos hicimos una inducción informal hacia el fenómeno del Square Dance para

luego comprender la naturaleza del proyecto, algo clave como sensibilización hacia el tema. No

queríamos músicos que llegaran a leer y tocar, sino involucrados en el proyecto. Así, el cuarteto

realizó dos ensayos de preparación en Heredia.

En febrero de 2010, hicimos una última gira a Limón para concretar el último objetivo de este

proyecto. En el primer día, el cuarteto hizo un ensayo clave con el ‘oído testigo’ para afinar los

últimos detalles. Complacido, él expresó: “¡Es como si estuviera oyendo a Coleman!”. Como

pieza introductoria agregamos un vals improvisado sobre una secuencia armónica definida.

Anteriormente, Denford nos explicó cómo existían piezas para el libre baile en pareja a modo de

introducción y “calentamiento” para el Square Dance. Asimismo, se utilizaban como salida, una

vez acontecido el “baile de cuadrilla”. Pasillos, Valses, Polkas y Mentos formaban parte de esa

lista de “oberturas” y “clausuras”.

El día siguiente, viajamos hasta Siquirres para hacer el ensayo general junto al grupo de

bailarines dirigidos por Denford. Esa noche fue especial, pues hubo una enorme satisfacción de

todos los actores. En palabras de Denford: “No pensé que se volviera a bailar Square Dance así,

luego de 30 años” (con la música de Coleman en vivo). Todas las personas involucradas

aplaudimos espontáneamente y con suma gratificación.


Nuevo día. El evento final había llegado. La intención: organizar una actividad de Square Dance

como cuando gozaba de todo vigor. Previamente se habían diseñado y enviado invitaciones

formales para la comunidad. Se confeccionaron vestuarios para los bailarines. Se había elegido el

lugar indicado para llevarlo acabo: el salón del mítico Black Star Line, antiguo Liberty Hall de la

UNIA7. Conseguimos que esto fuera un evento social, más allá de una presentación de Square

Dance. En primera instancia la gente compartió en el salón. Luego se bailó el Lancers

acompañado por el cuarteto. Seguidamente, se bailó un Caledonian con la grabación del

panameño García como banda sonora. De último las y los invitados compartieron un tiempo más

hasta desocupar el lugar.

Nueva grabación

Habiendo documentado audiovisualmente todo el proceso, volvimos de Limón con la mayoría de

objetivos cumplidos. Continuaríamos trabajando en la Antología de Música Afrolimonense. Para

ello fijamos un nuevo objetivo específico: grabar en estudio el Lancers interpretado por el

cuarteto. La grabación se realizó en el Programa ICAT, en el cuarto de grabación del que sería el

estudio de audio (en ese entonces aún en construcción). Además del Lancers, grabamos un Vals

para incluir esa música de invitación y abandono de la pista de baile. La Antología de Música

Afrocaribeña de Costa Rica contiene esta grabación en su disco número 4.

                                                                                                               
7
Sede en Costa Rica de la Universal Negro Improvement Association, fundada por Marcus Garvey.
Apuntes finales

A modo de conclusiones para esta ponencia, apuntamos logros de los proyectos donde se

enmarcaron estos procesos de acción en dos vías: la revitalización en sí y la documentación

(conservación-salvaguardia) del fenómeno Square Dance. La UNESCO en su Convención para la

Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, artículo 13, punto c), establece como

disposición para los estados miembros: “fomentar estudios científicos, técnicos y artísticos, así

como metodologías de investigación, para la salvaguardia eficaz del patrimonio cultural

inmaterial, y en particular del patrimonio cultural inmaterial que se encuentre en peligro”, (2003).

Los frutos e implementación de los proyectos de Antología de Música Afrolimonense y de

Iniciativa de revitalización del Square Dance consiguieron contribuir con esta causa mundial.

Para tener una noción mayor sobre los productos, recurrimos a mencionarlos y describirlos:

• Una película documental sobre el Square Dance que registra también proceso de

revitalización. Forma parte del grupo junto a otros tres documentales sobre Comparsas,

Calypso y Bandas.

• Partituras. La música Lancers transcrita y arreglada para cuarteto (disponibles en PDF).

• Un CD de audio con la grabación nueva del Lancers a cargo del cuarteto involucrado.

• Una página web8 con materiales adicionales y plataforma para adicionar más contenidos

conforme pasa el tiempo.

                                                                                                               
8
www.icat.una.ac.cr/nowherelikelimon
Vale la pena señalar que otro propósito de estos productos fue atender el faltante de material de

estudio de las músicas afrolimonenses. Los programas escolares en temas musicales coinciden en

abordar los fenómenos musicales del país a cabalidad. Más allá del esfuerzo e ingenio del cuerpo

docente para abarcar estos contenidos en clase, no existían objetos con los cuales reconocer estas

manifestaciones.

Además de la importancia de la conservación del patrimonio y sus implicaciones en la educación,

también es de nuestro interés reconocer e incentivar el uso de recursos multimediales como

metodología para atender necesidades de salvaguardia del patrimonio inmaterial. Asimismo,

plantear la interdisciplinaridad como forma de trabajo que reúna a artistas con científicos sociales

y demás profesionales así como estimular la sistematización y generación de productos en formas

alternativas, complementarias o suplementarias a las académicas tradicionales. Los recursos

multimediales, los ‘nuevos medios’ se han democratizado hasta cierto punto y tampoco son ya

tan nuevos como pensamos. Muchas entidades e investigadores los hacen parte fundamental de

sus trabajos, pues sus productos logran extender la cantidad de públicos meta así como atender

ese llamado que ha hecho la UNESCO por tomar acciones concretas con respecto al Patrimonio

Cultural Inmaterial.

El proceso de revitalización ha detonado la visibilidad del Square Dance por parte de

instituciones, asociaciones y personas particulares. Así surgieron nuevas invitaciones a mostrarlo

(como presentación) en festivales o a realizar talleres de baile como ha sucedido en la

Universidad Nacional. La comunidad que acoge el Square Dance actualmente se encuentra

activa.
Fuentes

Programa de Identidad Cultural Cultural Arte y Tecnología (ICAT). “Square Dance”. 2010
[última actualización]. http://www.icat.una.ac.cr/nowherelikelimon/square.php?display=intro

UNESCO. “Favorecer la transmisión del PCI: Los Tesoros Humanos Vivos”.


http://www.unesco.org/culture/ich/es/tesoros-humanos-vivos/

UNESCO. Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. París, 2003.

Where is the Square? Dir. Alexánder Rojas, Vera Gerner. Heredia, Costa Rica: Programa de
Identidad Cultural, Arte y Tecnología, Universidad Nacional, 2010.

También podría gustarte