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El concepto de creatividad a lo largo de la historia.

Presentation · September 2016


DOI: 10.13140/RG.2.2.36828.39043

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Ana Maria Aguilera-Luque


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EL CONCEPTO DE CREATIVIDAD A LO LARGO DE LA HISTORIA

Ana María Aguilera Luque

Investigadora independiente
Dra. en dirección de empresas - psicóloga organizacional
info@anamariaaguilera.com

La creatividad es un fenómeno psicológico que ha servido favorablemente a la evolución de los


humanos al igual que la inteligencia. De hecho, durante mucho tiempo, ambas han llegado a
confundirse. En la actualidad se sostiene que creatividad e inteligencia tienen una estrecha
relación pero son dos dimensiones diferentes de nuestro mundo psíquico. Esto supone, por
ejemplo, que las personas más inteligentes no son necesariamente las más creativas, sin
consideramos la inteligencia como suele medirse con test de cociente intelectual (CI).

Durante siglos, la creatividad se ha cubierto de un halo místico-religioso y por ello,


prácticamente hasta el siglo XX, no se ha abordado científicamente. Aún así, desde tiempos
remotos, nos ha fascinado y nos hemos esforzado por tratar de explicar su esencia mediante la
filosofía y aplicando el método científico, más recientemente, sobre todo desde la Psicología.

La creatividad en la Antigüedad

Los filósofos helenos trataron de explicarla mediante la divinidad, al entender que la


creatividad era una suerte de inspiración sobrenatural, un capricho de dioses. La persona
creativa se consideraba un recipiente vacío que un ser divino llenaba con la inspiración
necesaria para que crease productos o ideas. Por ejemplo, Platón sostenía que el poeta era un
ser sagrado, poseído por los dioses, que solo podía crear lo que le dictasen sus musas (Platón,
1871). Desde esta perspectiva, la creatividad era un don accesible a unos pocos elegidos, lo
que supone una visión aristocrática de la creatividad que perdurará hasta el Renacimiento.

La creatividad en la Edad Media

El Medievo, considerado un periodo obscurantista para el desarrollo y la comprensión del ser


humano, suscita poco interés para el estudio de la creatividad. No se considera una época de
esplendor creativo, por lo que tampoco hubo mucho esfuerzo en intentar comprender el
mecanismo de la creación. En este periodo, el hombre estaba completamente supeditado a
Dios y toda su producción creativa se orientaba a rendirle tributo. Un dato curioso de esta
época es el hecho de que muchos creadores renunciaran a firmar sus obras, lo que evidenciaba
la negación de su propia identidad.

La creatividad en el Edad Moderna

En esta etapa, la concepción divina de la creatividad se va desdibujando para dar paso a la idea
del rasgo hereditario. Simultáneamente, emerge una concepción humanística, desde la que el
hombre ya no es un ser abandonado a su destino o a los designios divinos, sino coautor de su
propio devenir.

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Durante el Renacimiento se retoma el gusto por la estética y el arte, el autor recupera la
autoría de sus obras y algunos otros valores helenos, entendiéndose como un periodo en el
que renace lo clásico. La producción artística crece espectacularmente y, consecuentemente,
también crece el interés por estudiar la mente del individuo creativo.

El debate sobre la creatividad, en esta época, se centra en la dualidad “nature versus nurture”,
aunque sin mayor apoyo empírico. Uno de los primeros tratados sobre el ingenio humano
pertenece a Juan Huarte de San Juan, médico español que en 1575 publicó su obra “Examen
de ingenios para las ciencias”, precursora de la Psicología Diferencial y de la Orientación
Profesional. A principios del siglo XVIII, gracias a figuras como Coopernico, Galileo, Hobbes,
Locke y Newton, crece la confianza en la ciencia al tiempo que crece la fe en la capacidad
humana para resolver sus problemas mediante el esfuerzo mental. Se consolida el
Humanismo.

La primera investigación relevante de la modernidad sobre el proceso creativo tiene lugar en


1767 de la mano de William Duff, quien analizará las cualidades del genio original,
diferenciándolo del talento. Duff sostiene que el talento no se acompaña de innovación,
mientras que el genio original sí. Los puntos de vista de este autor son muy similares a los
aportes científicos recientes, de hecho, fue el primero en apuntar hacia la naturaleza
biopsicosocial del acto creativo, desmitificándolo y adelantándose dos siglos a la Teoría
Biopsicosocial de la Creatividad (Dacey y Lennon, 1998). Contrariamente, durante esta misma
época, y alimentando el debate, Kant entendió la creatividad como algo innato, un don de la
naturaleza, que no puede ser entrenado y que constituye un rasgo intelectual del individuo.

La creatividad en el postmodernismo

Los primeros acercamientos empíricos, no se producen hasta la segunda mitad del siglo XIX, al
rechazarse abiertamente la concepción divina de la creatividad. También, influyó el hecho de
que en ese momento la Psicología iniciaba su escisión de la Filosofía, para convertirse en una
ciencia experimental, por lo que se incrementó el esfuerzo positivista en el estudio del
comportamiento humano.

Durante el siglo XIX predominó la concepción de rasgo hereditario. La creatividad era un rasgo
característico de los varones y llevó bastante tiempo asumir que pudieran existir féminas
creativas. Esa idea se fue reforzando desde la Medicina, con diferentes hallazgos sobre la
heredabilidad de rasgos físicos. Un apasionante debate entre Lamarck y Darwin sobre herencia
genética acaparó la atención científica durante gran parte del siglo. El primero defendía que
los rasgos aprendidos podían traspasarse entre generaciones consecutivas, mientras que
Darwin (1859) demostró que los cambios genéticos no son tan inmediatos, ni resultado de la
práctica o del aprendizaje, sino que ocurren mediante mutaciones aleatorias durante la
filogenia de las especies, para lo que se requieren grandes periodos de tiempo.

La postmodernidad en el estudio de la creatividad podríamos situarla en los trabajos de Galton


(1869) sobre diferencias individuales, muy influenciados por la evolución darwiniana y por la
corriente asociacionista. Galton se centró en el estudio del rasgo hereditario, prescindiendo de
variables psicosociales. De él destacan dos aportaciones influyentes para posteriores
investigaciones: (a) la idea de libre asociación y de cómo esta opera entre el consciente y el

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inconsciente, que posteriormente Freud desarrollará desde su óptica psicoanalítica, y (b) la
aplicación de técnicas estadísticas al estudio de las diferencias individuales, que lo convierten
en autor puente entre el estudio especulativo y el estudio empírico de la creatividad.

A pesar del interesante trabajo de Galton, la psicología del siglo XIX y principios del XX estaba
interesada por procesos psicológicos más simples, siguiendo la trayectoria marcada por el
Conductismo que rechazaba el mentalismo o estudio de procesos no observables. El dominio
conductista aplazó el estudio de la creatividad hasta la segunda mitad del siglo XX, con la
excepción de un par de líneas sobrevivientes al positivismo, el Psicoanálisis y la Gestalt.

La Gestalt, aportó una concepción fenomenológica de la creatividad. Inició su andadura en la


segunda mitad del siglo XIX, oponiéndose al asociacionismo de Galton, si bien, su influencia no
se notó hasta bien entrado el siglo XX. Defendían que la creatividad no es una simple
asociación de ideas de una forma novedosa y diferente. Von Ehrenfels emplea por primera vez
el término gestalt (patrón mental o forma) en 1890 y fundamenta sus postulados sobre el
concepto de ideas innatas, como pensamientos que se originan completamente en la mente y
que no dependen de los sentidos para existir.

Los gestálticos sostienen que el pensamiento creativo es la formación y alteración de gestalts,


cuyos elementos tienen relaciones complejas formando una estructura con cierta estabilidad,
por lo que no son simples asociaciones de elementos. Explican la creatividad centrándose en la
estructura del problema, afirmando que la mente del creador tiene la habilidad de pasar de
unas estructuras a otras más estables. Así, el insight, o nueva comprensión espontánea del
problema (fenómeno ¡Aha! o ¡eureka!), ocurre cuando una estructura mental se transforma
súbitamente en otra más estable. Esto significa que las soluciones creativas suelen obtenerse
al mirar de una nueva manera una gestalt existente, es decir, cuando cambiamos la posición
desde la que analizamos el problema (por ejemplo, el clásico ejercicio de unir 9 puntos). Según
la Gestalt, cuando obtenemos un nuevo punto de vista sobre el conjunto, en lugar de
reorganizar sus elementos, emerge la creatividad.

Los psicodinámicos, realizaron el primer esfuerzo importante del siglo XX en el estudio de la


creatividad. Desde el Psicoanálisis se entiende la creatividad como el fenómeno que emerge de
la tensión entre la realidad consciente y los impulsos inconscientes del individuo. Freud
sostiene que los escritores y artistas producen ideas creativas para expresar sus deseos
inconscientes de una forma socialmente aceptable, por lo que el arte es un fenómeno
compensatorio. Contribuye a desmitificar la creatividad, al sostener que no es producto de
musas o dioses, ni un don sobrenatural, sino que la experiencia de iluminación creadora es
simplemente el paso del inconsciente al consciente, propuesta que todavía respalda parte de
la comunidad científica.

El estudio contemporáneo de la creatividad

Durante la segunda mitad del siglo XX, y siguiendo la tradición iniciada por Guilford en 1950, la
creatividad ha sido un importante objeto de estudio de la Psicología Diferencial y de la
Psicología Cognitiva, aunque no exclusivamente de ellas. Desde ambas tradiciones, el abordaje
ha sido fundamentalmente empírico, empleándose la historiometría, los estudios ideográficos,
la psicometría o los estudios meta-analíticos, entre otras herramientas metodológicas.

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Actualmente, el enfoque es multidimensional, se analizan aspectos tan diversos como la
personalidad, la cognición, las influencias psicosociales, la genética o la psicopatología, por
citar algunas líneas, al tiempo que multidisciplinar, pues son muchos los dominios que se
interesan en ella, más allá de la Psicología. Tal es el caso de los estudios de Empresa, donde la
creatividad suscita gran interés por su relación con la innovación y la competitividad. Así,
durante la última década, han proliferado las investigaciones sobre creatividad y la oferta de
programas de entrenamiento y capacitación han crecido significativamente. Tal es el interés
por comprenderla que la investigación se extiende más allá de la academia, y ocupa a todo
tipo de instituciones, incluidas las gubernamentales. Su estudio trasciende del análisis
individual, incluso del grupal u organizacional para abordar, por ejemplo, las sociedades
creativas o las clases creativas, con índices para medirlas, tales como: Euro-creativity index
(Florida y Tinagli, 2004); Creative City Index (Hartley et al., 2012); The Global Creativity Index
(The Martin Prosperity Institute, 2011) o el Índice de creatividad en Bilbao y Bizkaia (Landry,
2010).

Desde la Grecia Clásica hasta nuestros días, y a pesar de los grandes esfuerzos que seguimos
dedicando a analizarla, ni siquiera hemos conseguido alcanzar una definición universal de
creatividad, por lo que aún estamos lejos de comprender su esencia. Tal vez, con los nuevos
enfoques y tecnologías aplicadas al estudio psicológico, como es el caso de la prometedora
neurociencia cognitiva, podamos descubrir las claves de este complejo e intrigante fenómeno
mental y, finalmente, el siglo XXI llegue a convertirse en el testigo histórico de tal hito.

Bibliografía

Dacey, J. S., & Lennon, K. H. (1998). Understanding creativity. The interplay of biological,
psychological and social factors. (1st ed).. San Francisco: Jossey-Bass.
Darwin, C. (1859). On the origin of the species by natural selection. Londom: Murray.
De San Juan, J. H. (1575). Examen de ingenios para las ciencias (2003- Dig.). Madrid: Biblioteca
virtual universal.
Duff, W. (1767). Essay on Original Genius (Vol. 53). London, UK.
Florida, R., & Tinagli, I. (2004). Europe in the creative age. UK: Software Industry Centre &
Demos.
Freud, S. (1958). The relation of the poet to day-dreaming. In On creativity and the
unconscious. Harper & Row Publishers.
Galton, F. (1869). Hereditary genius: an inquiry into its laws and consequences (2000 ed)..
London, UK: MacMillan and Co.
Guilford, J. P. (1950). Creativity. The American Psychologist.
Hartley, J., Potts, J., MacDonald, T., Erkunt, C., & Kufleitner, C. (2012). CCI-CCI Creative City
Index 2012.
Landry, C. (2010). Creatividad En Bilbao & Bizkaia. Spain.

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