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Qué es
Causas
Síntomas
Prevención
Tipos
Diagnóstico
Tratamientos
Otros datos
Qué es
La encefalopatía hepática también conocida como encefalopatía de hígado o coma
hepático, es la disfunción cerebral ocasionada por la incapacidad del hígado para
eliminar toxinas del torrente sanguíneo. En algunos pacientes esta enfermedad puede ser
puntual y corregirse, en otros casos se detecta como un problema crónico que suele
empeorar.
Causas
Se desconocen las causas específicas, pero esta patología está asociada a trastornos que
afectan al hígado, como las enfermedades que provocan insuficiencia hepática, como
la hepatitis fulminante o la cirrosis hepática y por Shunt portosistémicos (que es un
vaso anómalo que no deja circular la sangre al hígado para que pueda filtrarse y se
pueda depurar) y obstrucciones que impiden que la sangre pase por el hígado.
Según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), una de las causas es la
exposición del cerebro a sustancias tóxicas por una disfunción hepática que impide
filtrarlas. Cuando el hígado deja de filtrar las toxinas de la sangre, estas se acumulan en
los vasos sanguíneos provocando problemas al organismo. Una de las sustancias
neurotóxicas que el hígado depura y transforma en inofensiva es el amoniaco, pero en
caso de no modificarse puede generar problemas. Los pacientes que padecen esta
patología suelen tener antes una enfermedad hepática crónica.
La encefalopatía hepática puede ser ocasionada también por: la ingesta de cantidades
elevadas de proteínas, la deshidratación, anomalías en los electrolitos en la sangre
(puede ocasionarse por los vómitos o por tratamientos diuréticos). Los sangrados en el
sistema digestivo, las infecciones, bajos niveles de oxígeno en el cuerpo, los problemas
de riñón y fármacos que inhiben el sistema nervioso central pueden ser causas también
del coma hepático.
Evalúa tus síntomas
Síntomas
Los síntomas de la encefalopatía hepática pueden presentarse poco a poco y
gradualmente ir empeorando, o pueden aparecer repentinamente y con elevada
gravedad. Se presenta como alteración de la conducta, alteraciones neurológicas y
de comportamiento. La sintomatología la podemos clasificar según su gravedad:
Síntomas leves
Síntomas graves
Prevención
Una de las medidas preventivas principales es evitar el consumo de alcohol o drogas.
Tipos
La encefalopatía hepática, según María Luisa García Buey, especialista en medicina
Digestiva y responsable de la Unidad de Hepatología del Hospital Universitario de la
Princesa de Madrid, se clasifica en tres tipos según su origen:
Causada por fallo hepático.
Causado por shunt portosistémico (es un vaso anómalo que no permite el paso de la sangre
por el hígado para ser filtrada).
Causada por cirrosis.
El coma hepático también puede presentar cuatro grados:
Alteración del comportamiento.
Confusión moderada y bradipsiquia (lentitud de los procesos psíquicos y del pensamiento).
Estupor y gran confusión.
Coma.
Diagnóstico
Para el correcto diagnóstico de esta enfermedad y evitar la confusión con otras causas
de afectación mental suelen llevarse a cabo estudios de neuroimagen, acompañados por
la exploración física y la consulta del historial del paciente. Hay varias pruebas
recomendadas:
Un análisis de sangre para llevar a cabo un conteo sanguíneo completo o hematocrito para
descartar la anemia.
Electroencefalograma o examen de las ondas cerebrales para medir la actividad del cerebro.
BUN o examen de nitrógeno ureico en sangre, para valorar el funcionamiento renal del
paciente.
Test psicométricos.
Tratamientos
Esta enfermedad precisa la hospitalización del enfermo. Primero los médicos valoran
cuál ha sido la causa que ha originado la encefalopatía hepática y en base al diagnóstico,
deciden la terapia más adecuada.
Uno de los tratamientos consiste en evitar la absorción de amoniaco con laxantes
osmóticos, como la lactulosa y antibióticos, como la rifaximina o neomicina. Es
necesario detener la hemorragia gastrointestinal y drenar la sangre localizada en los
intestinos. Después se procede, si es necesario, a curar las posibles infecciones, la
insuficiencia renal y anomalías electrolíticas. Es vital que el paciente esté bien nutrido y
provisto del oxígeno suficiente, para evitar más daños al encéfalo. En algunos casos no
se puede suministrar sedantes y tranquilizantes porque no se asimilan bien por el
hígado.