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alarmado al Director general de Fomento y Obras Públicas que un grupo de vecinos de las dos

primeras cuadras de la calle Fitzcarrald en el centro de la ciudad se negaba a pagar el 50% del
costo de las obras de pavimentación de su calle. El oficio del Alcalde incluía la opinión jurídica
y económica de los Síndicos de Rentas y de Gastos del Municipio de Maynas (nombre de la
principal unidad administrativa municipal de la ciudad Iquitos), que expresaron buena parte de
los problemas que el crecimiento urbano acarreaba a la ciudad:
“El Municipio de Maynas se debate en una angustiosa estrechez económica. Su principal fuente
de ingresos la constituye una tarifa de arbitrios aprobada y promulgada en el año 1942. Desde
esa fecha ha crecido considerablemente la población de Iquitos; ha aumentado enormemente el
radio urbano; se han duplicado las necesidades públicas, y no han variado los arbitrios. Frente a
esta sombría perspectiva de la economía municipal y las razones legales anotadas, desentona el
pedido de insubsistencia de los propietarios del Jirón Fitzcarrald y su negativa a una
contribución que va a tonificar la economía del pueblo y que, como una contradicción de
hechos, representa el pago de un servicio recibido que, directa y particularmente, ha beneficiado
a ellos”.29
La argumentación de los vecinos, por su parte, fue contundente. La pavimentación de las
calles estaba contemplada por leyes anteriores, como la que había elevado los impuestos a la
exportación de ciertas maderas: “Existe, pues, renta propia con la cual debe cubrirse el gasto
que demande la pavimentación de Iquitos”.30
Más allá de estos casos, en Iquitos, buena parte de la atención de quienes participaron del
paradigma vertical estuvo dirigida al combate contra la malaria. Fue, además, parte de una
determinación renovada por desarrollar la Amazonía, al igual que en Brasil, con la intención
inmediata de hacer posible un breve renacimiento de las exportaciones

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