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Seminario de Investigacion Mañana
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GUADALAJARA
INSTITUTO DE TEOLOGÌA
«SAN CRISTOBAL MAGALLANES»
¿Te has preguntado alguna vez, de otros textos que hablen de Jesús? A este
respecto tenemos los apócrifos una serie de escritos tomados de las doctrinas
Gnósticas en el siglo II y III. En este escrito se abordará una variedad de temas
que nos ayudarán a reflexionar sobre la vida de Jesús, en especial de su
Resurrección que marcó serios problemas para su comprensión entre los
cristianos. El primer tema nos vislumbrará qué se entiende con Evangelio en esos
primeros siglos, luego nos marcará el significado de los textos apócrifos, su lugar
dentro de los textos cristianos, su relación con los canónicos, su clasificación, su
determinación, hasta llegar en el punto que nos interesa, el Evangelio de Pedro,
una pretensión a la investigación al Jesús histórico. Ayudándonos, a recordar
aspectos de su vida llegando, incluso a poner otros textos en referencia a los
canónicos conocidos. Argumentando que probablemente se escribieron en el
mismo momento, y dejando paso a nuevas especulaciones de otros autores, para
llegar al desliz del asunto.
El método que se utilizó fue inductivo, partimos del origen para llegar a la
solución del tema. Con este tema llegaremos a comprender que los textos
cristianos de los primeros siglos tienen de verdad una importancia neta, pues nos
ayudan a comprender cuál era la vida de los primeros cristianos; dudas que tenían
acerca de la vida secreta de Jesús, su infancia, sus milagros, y llegando, al
culmen en la Resurrección, planteándose los sucesos posteriores después de la
Resurrección de Jesús y qué pasó entre ese lapso.
CAPÍTULO I
La primera pregunta que nos debemos hacer aquí es: ¿Los textos que
llamamos evangelios cuándo reciben este nombre? Para los primeros escritores,
la palabra Evangelio fue usada para la predicación oral. Para nosotros, la palabra,
evangelio, no ocurrió de la noche a la mañana. El primer testimonio al que se le
atribuye la palabra, Evangelio, en el canon de la biblia lo tenemos en Marcion.
Mientras, que el primero en utilizar la Palabra «ευαγγελιον» es Pablo (1Ts 1,5).
Aunque Pablo la utiliza para designarla a la predicación oral, ofrecida para la
salvación de Dios en Cristo; Marcion es el primero en utilizarla, en las cartas de
Pablo, y en el evangelio canónico de Lucas1.
Marcion creía en otros textos aparte de los evangelios; y por eso Justino lo
confronta diciéndole; que sólo están los evangelios de los testimonios de Mateo,
Lucas, Marcos; y reivindica su autoridad como recuerdos de los apóstoles. A esto
tenemos que sumarle la pregunta: ¿Por qué Mateo, Marcos, Lucas y Juan son
canonizados, mientras otras obras (Evangelio de Pedro, Egerton, María, etc…)
son excluidas, y quedan cómo apócrifas? Esto se debe a la influencia que
tuvieron los escritos, en otros grupos. Otra razón sería que se descubrieron
pronto, y en un consenso, todos los acreditaron como aceptados; con fidelidad y
1
Cf. R. AGUIRRE, «Los evangelios apócrifos: estado actual de la investigación», 75.
con la especial herencia de los apóstoles. Otro motivo pudo ser que a las Iglesias
a las que fueron atribuidas, eran escritos para imponerles mayor su influencia2.
2
Cf. R. AGUIRRE, «Los evangelios apócrifos: estado actual de la investigación», 75.
3
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
4
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
5
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
6
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
Siguiendo todo lo dicho en el punto anterior, vamos a definir la palabra apócrifo
como:
«Es todo escrito de autor desconocido que, por el título o por el argumento, presenta
ciertas afinidades con los libros de la Sagrada Escritura y que en la antigüedad fue
tenido por algunos por inspirado, pero que no ha sido recibido por la Iglesia en el
canon bíblico»7.
Cabe recalcar que los libros apócrifos tienen la misma división: Antiguo Testamento
como en el Nuevo, pero son muy diferentes a la hora de buscarlos. Se necesita saber de
ellos: los argumentos que siguen, las personas a las que se refieren y a quienes son
atribuidos8.
Llama la atención que los apócrifos del Nuevo Testamento satisfacían la curiosidad
de los cristianos de esa época. Muchos de ellos querían saber cosas escondidas de la
vida de Jesús, María Magdalena, los apóstoles, y es por eso, que se hicieron los
apócrifos. Se inventaron varias historias y muchas de ellas se conservaron bien para dar
paso a las investigaciones de los expertos en esos escritos. Muchas de las historias de
ellos son ridículas y pueriles. Desde la infancia de Cristo, sobre su vida pública, su
descenso a los infiernos; sobre el nacimiento de la Santísima Virgen María, sobre su
matrimonio con San José, sobre su muerte y asunción; y también sobre los viajes
misioneros de los apóstoles, sobre sus doctrinas y conversiones obtenidas9.
Del mismo modo que los apócrifos del Antiguo Testamento fueron divididos
así también son divididos los Evangelios apócrifos del Nuevo Testamento en
categorías. Se dividen en: Actos, Hechos, Epístolas, Apocalipsis. Muchos de esos
escritos fueron escritos rumbo a los siglos II y III D.C. con la finalidad de
satisfacer la curiosidad de los cristianos sobre la vida de Cristo. Eso dio pie a
tomar varias tradiciones populares que corrían por esas épocas10.
7
H. LELOIR.L., «O.C»271, 184, en M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo
Testamento», [en linea].
8
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
9
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento, [en linea].
10
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
Hay una abundante antesala apócrifa neotestamentaria; pero nos enfocaremos
a divulgar la que tiene mayor relevancia a nuestro estudio: los escritos que nos
trasmiten palabras o hechos de Jesús11.
Para poder encontrarlos es necesario que nos vayamos a la fecha de
composición, en el lugar en que hayan sido hallados; de ahí distinguirlos de los
antiguos a los más recientes; luego distinguirlos de los que se perdieron a través
de los siglos; poniendo las ideologías ante tela de juicio: evangelios heréticos,
evangelios ortodoxos, según los hayan aceptado en la Iglesia institucional de los
Padres12.
Entre la distinción más concreta que definirá nuestra investigación, se
encontrarán los evangelios apócrifos, de acuerdo con el género literario en:
subgéneros que pertenecen a los temas tratados. Aquí se distinguirán de entre los
de la Infancia; o evangelios de la pasión y resurrección, diálogos del Resucitado,
colecciones de logia, leyendas sobre la muerte de María, evangelios
judeocristianos, etc13.
De entre los distintos escritos se conservan: Evangelio de los Hebreos,
Evangelio de los Nazarenos, Evangelio de los Ebionitas, Evangelio de los
Egipcios, Nicodemo, Pedro, Proto-evangelio de Santiago, Oxirrinco 840,
Preguntas de Bartolomé, Evangelio de la infancia según Tomás, Sabiduría de
Cristo, Evangelio de Felipe, Evangelio de la Verdad, Epistula apostolorum,
Evangelio de Tomás, libro de Tomás, Evangelio de María, Apócrifo de Juan,
Pseudo-Mateo, Diálogo del Salvador, Egerton 2, Evangelio secreto de Marcos,
Libro de la resurrección, Dormición de María (62 versiones), Judas14.
La mayoría de estos textos, no tienen valor y ni nos dan datos para encontrar al
Jesús histórico, como lo muestran estos aspectos; por su fecha de publicación, sus
11
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella 1997, 131-
182, [en línea].
12
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella 1997, 131-
182, [en línea].
13
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella 1997, 131-
182, [en línea].
14
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella 1997, 131-
182, [en línea].
impostaciones gnósticas, lo fantástico de sus narraciones, y la imposibilidad de
integrarlos en la imagen sobre Jesús15.
Los escritos que nos compete vislumbrar son los que se hayan en la sección de
Evangelios16.
Tenemos un fragmento del testimonio de Serápion del año 199-211 D.C 18;
donde narra, Eusebio, historiador, cómo Serápion, Obispo de Antioquia toma ese
evangelio, lo lee a la comunidad de Rhodos, gustándole a él tanto, se lo lleva; no
sabiendo su origen. Al estarlo meditando, se da cuenta que tiene la doctrina del
docetismo, una herejía; y ya después en su siguiente homilía condena el escrito y
lo prohíbe a que lo hojeen. Este escrito, más tarde es mencionado por Orígenes
como testimonio de que sí existía y que se había condenado por un Padre de la
Iglesia19.
Más tarde en el año 1886 fue encontrado en Akhmin, ciudad del alto Egipto,
un códice del siglo VIII-XII, con el mismo Evangelio, que cuenta, el relato
15
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella 1997, 131-
182, [en línea].
16
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
17
EUSEBIO DE CESÁREA, Historia eclesiástica, 3.3.1-4, 260-360 c.a., en C. A. EVANS, Fabricating Jesús.
How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN, trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo
Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, Santander, sal terrae, 2007, 79.
18
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús.How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN,
trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios,
Santander, sal terrae, 2007, 79.
19
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
completo de la historia de la pasión y resurrección de Cristo, más explicado y
conocido como el Evangelio de la Cruz20.
El hallazgo que se encontró del papiro y el testimonio de Serápion confirman
la existencia de una obra conocida como Evangelio de Pedro, una obra que tuvo
su origen en el siglo II. Para nosotros, no obstante, el valor de su testimonio es
limitado, pues no se dice nada de los contenidos del Evangelio, ni que sea de
Pedro, ni siquiera si se cita un texto de este escrito. Claro está que se menciona al
apóstol Pedro, pues aparece en el texto como narrador en primera persona («Yo,
Simón Pedro, por mi parte» [v. 60]). Sin embargo, no por eso quiere decir que lo
hizo Pedro. Es cierto, que el texto tiende a una orientación docética (es decir, que
descarta la realidad física de Jesús) y debido a eso, la mayoría de los
investigadores asumieron que el fragmento pertenecía al Evangelio de Pedro
mencionado por Eusebio21.
«Nosotros, en efecto, hermanos, recibimos tanto a Pedro como a los demás apóstoles
cual, si se tratara de Cristo mismo, pero rechazamos con conocimiento de causa las
obras falsificadas con sus nombres, sabiendo que semejantes escritos no los hemos
recibido por tradición. Yo, cuando me encontraba en medio de vosotros, suponía que
todos estabais adheridos a la verdadera fe, y por no hojear el evangelio atribuido a
Pedro, que ellos mismos me presentaban, dije que, si era aquello lo único que les
acongojaba, podían leerlo. Mas cuando me enteré de que su verdadero sentir estaba
enmarañado en cierta herejía, a juzgar por lo que se me ha dicho, me apresuré a
personarme de nuevo entre vosotros. Así pues, hermanos, esperadme en breve. Por
nuestra parte, hermanos, después de darnos perfecta cuenta de la herejía a que estaba
adherido Marciano, quien llegaba a contradecirse a sí mismo, no entendiendo lo que
decía (cosa que podréis saber por mi carta), nos ha sido, pues, posible por medio de
los que manejaron este mismo evangelio, es decir, por los sucesores de los que lo
entronizaron (a los que llamaremos docetas, pues la mayor parte de sus doctrinas
están impregnadas de las enseñanzas de estos herejes), hemos podido, digo, por
medio de éstos manejar el libro en cuestión, hojearlo y comprobar que la mayor parte
del contenido está conforme con la recta doctrina del Salvador, si bien se encuentran
algunas recomendaciones nuevas que hemos sometido a vuestra consideración22»
20
Cf. M. ZAVALA -al, «Los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento», [en linea].
21
C.f. C. A. EVANS, Fabricating Jesús. How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ
ARAGÓN, trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios,
79.
22
EUSEBIO DE CESÁREA, Historia eclesiástica, 6.12.3, 260-360 c.a., en C. A. EVANS, Fabricating Jesús.
How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN, trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo
Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, 79-80.
los evangelios del Nuevo Testamento, y otros, como Henry Barclay Swete,
sostenían que el fragmento dependía de éstos23.
Ciertamente en otros estudios de 1985 se descubre que tiene relación con la
tradición evangélica, pero no son los mismos a los canónicos. Crossan descubre
que estas partes más antiguas si contenían el verdadero evangelio de Pedro, pero
no es que se subraye que este sea aceptado; a estos fragmentos Crossan los llamo
como el Evangelio de la Cruz, por tener pedazos de la narración de la pasión, que
se ven en los evangelios canónicos24.
El profesor Coles al tiempo en que investigaba en la Universidad de
Cambrigde, El papiro Oxirrinco en 1950, encontró algo peculiar de las
expediciones de 1847-1941, que dos fragmentos en griego eran similares en la
redacción a los del Evangelio de Pedro, encontrados en los papiros de Akhmin.
Con esto se llegó a la teoría de que estos documentos pertenecían a los siglos II y
III, y proponían serias conclusiones a las investigaciones del documento.
Algunos estudiosos se inclinan en poner al escrito, en los años 150-200 D.C. Y
estos a su vez llegan a la conclusión que utilizan tradiciones cristianas a los
evangelios canónicos, y parte de materiales personales, como recuerdos de la
predicación oída de las primeras comunidades o de narraciones de tipo dramático
o fantasiosas, hechas para el imaginario popular. Esta mezcla de materiales
canónicos y populares dio pie a pensar en ellos como apócrifos25.
23
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús.How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN,
trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, 80-81.
24
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús.How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN,
trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, 81.
25
Cf. L.H. RIVAS, Evangelios apócrifo; Evangelio de Pedro, Buenos Aires, Clarentiniana, 2004, 130-131.
Todos estos fragmentos relatan el comienzo de la pasión de Jesús y las últimas
apariciones después de su resurrección26.
26
Cf. A. SANTOS OTERO, los evangelios apócrifos, 195.
27
Cf. J. M. MELERO MARTÍNEZ, «Las fuentes cristianas sobre Jesús», 10.
28
Cf. L.H. RIVAS, Evangelios apócrifo; Evangelio de Pedro, 131.
29
Evangelio de Pedro III, 1-4, en J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, [en
línea].
circulaban con lámparas encendidas, pensando que era ya de noche, y se ponían a la
mesa. Y el Señor clamó, diciendo: Mi potencia, mi potencia, me has abandonado. Y
pronunciadas estas palabras perdió la vida” 30.
“Y, apenas los soldados refirieron lo que habían presenciado, de nuevo vieron salir
de la tumba a tres hombres, y a dos de ellos sostener a uno, y a una cruz seguirlos. Y
la cabeza de los sostenedores llegaba hasta el cielo, más la cabeza de aquel que
conducían pasaba más allá de todos los cielos. Y oyeron una voz, que preguntaba en
las alturas: ¿Has predicado a los que están dormidos? Y se escuchó venir de la cruz
esta respuesta: Sí.”31
“Luces nuevas para conocer mejor el cristianismo de los dos primeros siglos y lo que
leían y pensaban los primeros cristianos de Egipto, así como sobre la formación de
los evangelios”34.
30
Evangelio de Pedro, V, 1-5, en J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, [en
línea].
31
J. P. MEIER, Un judío marginal, Nueva visión del Jesús histórico, [en línea].
32
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús.How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN,
trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, 81.
33
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús.How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ ARAGÓN,
trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios, 81.
34
M. SALANOVA. «Un nuevo evangelio apócrifo, descubierto en Inglaterra por un profesor de la
Universidad de Navarra», [en linea].
Aunque se hayan encontrado otros vestigios no quiere decir, que nos pueda
aportar mucho para nuestra investigación, pero sí es un estudio curioso, para
darnos cuenta de cuantos fragmentos circulaban en ese tiempo, y que ahora se
han ido descubriendo con el paso del tiempo. El mismo Profesor concluye en las
líneas siguientes este argumento:
“Indica que los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento son los que la
Iglesia ha transmitido como testimonio auténtico procedente de época apostólica.
“Los otros libros del mismo género que pudieron escribirse entonces se perdieron por
no añadir nada nuevo a lo que contenían aquellos cuatro, o porque se elaboraron a
partir de ellos con el fin de difundir alguna doctrina particular, en ocasiones en
disconformidad con la que se encuentra en los evangelios canónicos”35
Muy abiertamente todos los autores llegan a la conclusión que son fragmentos
posteriores al siglo II, por ende, el papiro encontrado de Akhmin y el evangelio
de Pedro, no son los mismos. El papiro de Akhmin no se puede comprobar que
sea el mismo que el Obispo Serápion condenó; pues no se ha encontrado restos
del original, ni siquiera tiene tintes docéticos que lo abalen. En términos
científicos este extracto no nos da datos para una investigación profunda del
Jesús histórico36.
35
M. SALANOVA. «Un nuevo evangelio apócrifo, descubierto en Inglaterra por un profesor de la
Universidad de Navarra», [en linea].
36
Cf. C. A. EVANS, Fabricating Jesús. How Modern Scholars Distort the Gospels, tr. R.A. DIEZ
ARAGÓN, trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios,
81.
CONCLUSIÓN
EVANS. C.A., Fabricating Jesús. How Modern Scholars Distort the Gospels, tr.
R.A. DIEZ ARAGÓN, trad. Esp.: El Jesús deformado Cómo Algunos estudiosos
modernos tergiversan los evangelios, Santander, sal terrae, 2007, 41.
MELERO MARTÍNEZ. J. M., «Las fuentes cristianas sobre Jesús», (2010) 25.