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Trabajo práctico número 2

Juan Pablo Mounier

El capítulo “El estilo tardío de Beethoven” trabaja no solo sobre un análisis técnico del último
período del compositor sino también en parte su filosofía.
El concepto más importante es el de que Beethoven quiere elevar la música por encima de
la poesía dándole entidad justamente como poética y no ya como una mera representación
de lo escrito, de lo textual.
Lo que caracteriza el trabajo tardío de Beethoven, aunque obviamente tiene su origen en
sus períodos anteriores, es el trabajo formal que realiza en cada pieza. Es un trabajo que se
“adentra” en cada obra y se convierte en la esencia de la misma. A su vez, hay un
distanciamiento de Beethoven por la tradición en todo lo relacionado al carácter y a lo
temático. Lejos de la, para muchos “deseable”, complejidad de los temas de la forma
sonata, Beethoven vuelve a cierta simpleza que pareciera refundar la música, justamente
como una nueva poesía, usando la música como una forma de reflexión.

“La metafísica de la música insturmental” señala a grande rasgos y a través de los trabajos
de autores como Schopenhauer y Hoffman que la música instrumental del periodo
romántico expresa lo inefable, lo indecible, por encima de la poesía. Ésta nos condiciona a
experimentar lo que nos dice con sus palabras. La música, en cambio, representa según
Schopenhauer la alegría, la turbación, el dolor, etc. Los transmite como algo más abstracto
que sólo termina configurarse en cada oyente. Esto es posible a lo que logró en un principio
Haydn y que se sostiene posteriormente: que la música se sostiene sola, sobre una lógica
(perceptible) melódica y armónica, que no depende más que de sí misma.

En “Tradiciones del Lied” se repasa el pensamiento filosófico que subyace a los lieder del
romanticismo y tiene especial énfasis en el trabajo de Schubert. Probablemente se puede
resumir en la idea de que el lied, aunque puede considerarse un punto intermedio entre la
música y la poesía, tiene un mayor grado de libertad con respecto al texto, lo que no pasa
en otros géneros. El lied debe tener un tono que no es necesariamente el mismo del texto,
sino que a través de la música se da una entidad propia, lo que eleva al lied al status de
obra.

Es posible sintetizar “Los valores musicales” en la idea de que la música es un concepto


que, a través de una única palabra (música), pierde una multiplicidad de sentidos que es
muy rica. El concepto de música debe ser polisémico, es decir que debe abarcar muchas
cosas por fuera del típico “arte de organizar los sonidos con un fin estético”.
A lo largo de la historia de la música y en la actualidad, ella a servido para unir pero también
para separar. Para separar generaciones, regiones, en definitiva: identidades. El concepto
de música debe abarcar todas esas posibilidades, lo cual no sucede, en especial cuando la
consideramos naturalmente como la “música occidental”.
En el capítulo “Vuelta a Beethoven” se trata el mito del compositor. En una especie de
revisionismo histórico se vuelve al mito, a lo que se considera: un creador de música
universal. El autor hace un análisis de cómo es vista su música en distintos tiempos,
encarando este análisis siempre con una premisa que parece valer para todos los
compositores: ellos son la autoridad y hay una jerarquía que seguir hasta llegar al oyente
(que está abajo de todo). También habla de lo que puede considerarse el museo musical,
que tiene mucha relación con lo anterior, ya que aquellos compositores que tienen la
posibilidad de que sus obras queden en tal museo, son aquellos intempestivos,
atemporales, aquellos por los cuales La Música se expresa, sin importar demasiado el
compositor en sí.

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